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Autor Tema: De Crashoil.blogspot: Construyendo el futuro desde arriba  (Leído 8086 veces)

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tomasjos

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De Crashoil.blogspot: Construyendo el futuro desde arriba
« en: Noviembre 08, 2011, 23:25:33 pm »
Sale nuestro viejo amigo Juan Carlos Barba -por fin se puede poner su nombre sin asteriscos-

http://crashoil.blogspot.com/2011/11/construyendo-el-futuro-desde-arriba.html

Queridos lectores,

En el programa de Radio Libertad del pasado jueves Juan Carlos Barba anunció que esta semana hablaríamos sobre las medidas que se deberían tomar para hacer la necesaria adaptación al futuro de La Gran Escasez. Como ha habido un cambio de invitados (yo mismo no podré participar esta semana) es posible que también haya un cambio de discusión, pero el tema en cuestión acabará siendo debatido algún día. Además, es una pregunta muy lógica, que ya suele surgir en las charlas del Oil Crash, y que simplificando y por abreviar se podría formular así: ¿Qué recomendaciones le daría Vd. al Gobierno (o a los Gobiernos) para pilotar el Oil Crash, si le hicieran caso?


Me preocupa bastante meterme en ese berenjenal, el de dar consejos o líneas de actuación, porque más que en otros ámbitos me doy cuenta de mis propias limitaciones o carencias. No sé prácticamente nada de economía y tampoco de las dificultades de gestión de la cosa pública, no digamos ya de cómo legislar correctamente. Un error fatal en cualquiera de ésas y otras direcciones y nuestras mejores intenciones empedrarán el camino del infierno. Pero, por otro lado, no sería honesto de mi parte eludir completamente la responsabilidad de hacer observaciones y sugerencias, que deberán tomarse como eso, meras observaciones crudas que necesitarán, y no poca, elaboración antes de que puedan interpretarse en clave de acción política. Por otro lado, creo que en esta misión, la de definir pautas adecuadas de actuación, los diversos comentaristas que suelen leer este blog aportarán sus diversos puntos de vista y seguramente del debate que un post como éste suscitará se podrán sacar ideas interesantes de cara a lo que podría ser un plan de Gobierno de la transición. Por ello, creo que puede ser útil e instructivo, particularmente para mí mismo, abrir por fin este debate y ver qué cosas podemos sacar en claro.


Por supuesto que otros antes, y con mayor mérito y conocimiento, han abordado esta tarea: ahí está por ejemplo el Real New Deal del Post Carbon Insitute. A nivel más local, está el plan de transición construido por la asociación gallega Véspera de Nada (miren en la columna de la derecha de su página web, Medidas fronte ao teito do petróleo), en el que tuve el honor de serme solicitada mi opinión. Yo, sin llegar al nivel de detalle de éste último, quisiera recoger algunas ideas que creo que deberían formar parte de ese plan de transición gobernado desde arriba. He aquí algunas de esas ideas clave:

Abandonar el BAU

Ésta es la más complicada de las tareas a emprender y la que más implicaciones tiene. Tenemos que hacer comprender a nuestros gobernantes que el Busines As Usual, el BAU, la manera de hacer de las últimas décadas, no tiene sentido en un mundo donde los recursos son limitados, disminuyentes y no sustituibles. Lo hemos discutido muchas veces: el acceso cada vez más limitado al petróleo en particular, y a la energía en general implican que esta crisis económica no acabará nunca, porque dentro de nuestro sistema económico tenemos que crecer siempre a un cierto ritmo; ése es el motivo de que nuestra sociedad sea denominada como "sociedad de consumo" y el por qué de tanto despilfarro como hacemos. Nuestros líderes reaccionan en base a una serie de recetas económicas aprendidas durante los últimos cien años, según las cuales el crecimiento es la mejor garantía para conseguir una elevada tasa de empleo y evitar así revueltas sociales, aparte de tener contentos y satisfechos a los poderes económicos e industriales. Toda la actual política de recortes de gasto público y de disminución de prestaciones sociales va dirigia a ahorrar en la parte no productiva de la sociedad para concentrar el flujo económico en las partes productivas, en la esperanza que éstas se revitalizarán, generarán un nuevo ciclo de crecimiento económico y nuevo empleo, y se podrá dar marcha atrás en la política de recortes que tanto intranquiliza al ciudadano de a pie. El problema es que la premisa es falsa: por más recursos que se concentren en el rescate del sector financiero y en aliviar la presión impositiva sobre el sector industrial y de servicios no se conseguirá que la economía vuelva a crecer, porque igualmente cada vez la energía y los materiales consumidos serán más caros y más escasos; y no por falta de inversión en su extracción y producción, sino por las razones físicas y geológicas que tantas veces hemos discutido en este blog. Hay, sin embargo, tanta teoría económica desarrollada ignorando que no se puede crecer siempre que combatir esta falsa idea y auto-convencerse de la necesidad de cambiar de paradigma, de esquema mental, llevará mucho, mucho tiempo.

Un nuevo orden social

Una vez que se comprende que el BAU no puede seguir funcionando, se tienen que reestablecer las prioridades, porque la prioridad hasta ahora ha sido siempre el crecimiento ya que de él dimanaban las soluciones a todas demás necesidades como corolario. Si no hay crecimiento, se tiene que volver a hacer política de verdad y decidir qué se tiene que hacer y cómo. A mi entender la primera prioridad es la de garantizar el empleo de forma generalizada como medio fundamental para que se preserve la paz social - entiéndase: emplear a la gente para que se pueda ganar la vida dignamente. Algunas personas opinan que la paz social no es importante, que lo único que le interesa a los poderes económicos (que usan a los líderes políticos para implementar su agenda) es ganar cada vez más dinero, aunque para ello tengan que someter por la fuerza a toda la población. Sin entrar a discutir si ésa es o no la intención de estos poderes económicos, tal método es poco sostenible en el largo plazo: en la actualidad su poder económico se basa en vender muchos productos a mucha gente, pero si la gente pierde capacidad económica por estar desempleada o subempleada es evidente que los beneficios caerán en picado, y muchas grandes empresas se hundirán, como de hecho lo están haciendo ahora (¿o cuál creen Vds. que es el futuro a corto plazo de BMW o a más largo plazo de Apple?). Otra cosa diferente es que algunas personas bien situadas intenten garantizarse una posición de señores en un nuevo orden feudal que podría sobrevenir, aunque a mí me parece que, análogamente a lo que pasó en la Edad Media, si sobreviniera el caos anticipado por los proponentes de este futuro tiene más posibilidades de convertirse en un neo-barón un capitán de un grupo de comandos de élite en el paro que no un orondo banquero agitando fajos de devaluados dólares o enlarbolando carísimas e inútiles piezas de oro y plata. Pero, en fin, supongamos que nuestros líderes han comprendido la imposibilidad del BAU y buscan aquello que es socialmente más conveniente. Como digo, la primera cosa a hacer es establecer un sistema que dé empleo a todo el mundo, y eso dentro del contexto de una economía que no crece. Lo que no parece fácil, aunque no es necesariamente imposible.

Economía estacionaria



Si los insumos no pueden crecer y, como parece, la desmaterialización absoluta de la economía no es un objetivo factible (y, sobre todo, efectivo) a corto plazo, está claro que en un momento determinado la economía debe dejar de crecer y volverse estacionaria, es decir, de tamaño constante, y eso probablemente después de un período de decrecimiento. Una economía estacionaria tiene unos planteamientos diferentes que una en crecimiento. La fuerza de trabajo no puede modificarse sustancialmente a lo largo del tiempo, ni el número de fábricas, ni en general los medios de producción. Peor aún, se debe establecer algún tipo de planificación de gran escala (no sobre las actividades particulares pero sí sobre el consumo general de recursos) para evitar que se produzcan grandes descompensaciones. Ser competitivo al tiempo que se imponen restricciones de uso es una tarea que se me antoja muy complicada. En todo caso, las variables a controlar son físicas (energía consumida, toneladas de material) y no monetarias. Posiblemente la mejor unidad monetaria de esta economía es la energía de procesado, o mejor aún, la exergía.


Función del trabajo

Se ha de repensar el trabajo y su función social, y el grado de satisfacción que se podrá dar a las necesidades humanas, las reales y las percibidas. Es fundamental garantizar comida, agua, abrigo y alojamiento a la población; es conveniente y pertinente darle también educación y sanidad. A partir de ahí, lo natural es dejar a la gente desarrollar su iniciativa personal, por buenas y poderosas razones; el cómo tendrán que decirlo gente con más capacidad y conocimiento. Lo que no es fácil ni trivial es garantizar la producción por medios sostenibles de esas necesidades básicas. Es, por tanto, importante identificar los recursos locales y las capacidades locales de producción, y ver cómo mantener redes suficientes para el comercio de aquellos productos en los que cada región sea excedentaria o deficitaria. Teniendo acceso cantidades decrecientes de petróleo y gas en el medio plazo, y a ninguna cantidad en el largo plazo, es importante decidir cómo se va a poder mantener la mecanización del campo y del transporte. Se ha de estimar cuál es la cantidad de biocombustible que es razonable producir sin poner en compromiso la alimentación humana y animal, y dónde sale a más a cuenta producirla. También se tiene que decidir cuántos animales pueden razonablemente mantenerse, cómo se ha de distribuir la población sobre el territorio, cómo evitar la erosión del suelo, cómo asegurar el acceso al agua para riego y para consumo humano y animal, cómo potabilizarla y sanearla teniendo menos acceso a productos químicos especializados y así un larguísimo etcétera de cuestiones técnicas que requieren largos y especializados estudios, y que deben ser adecuadamente coordinados.


Planificación y limitaciones en el acceso a los recursos

La finitud de los recursos y, más importante que eso, la limitada disponibilidad de los mismos por imposibilidad de incrementar su producción (y distribuirla desde los productores), implica que para empezar que se debe abandonar ciertos usos crematísticos de los recursos no renovables (aquellos que los queman o los dispersan hasta hacerlos irrecuperables), incluso de aquellos recursos no renovables para los que aún no se ha encontrado un uso de interés general - en prevención de que en el futuro pudieran ser importantes. Se tendrá que asegurar tanto la economía como el reciclaje de materiales, lo cual implica cambiar diseños para facilitar la reparación y la recuperación de materiales, aunque ello implique producir bienes menos eficientes que los actuales; y eso implica un esfuerzo de ingeniería a gran escala en toda la sociedad, repensando completamente todos los ciclos de vida.

Un punto complicado es la necesaria planificación más o menos centralizada del acceso a los materiales, tanto los agotables como los renovables, porque hasta los últimos tienen límites y mal gestionados pueden deteriorarse y disminuir (de lo cual tenemos muchos ejemplos hoy en día, desde la erosión del suelo cultivable hasta la extinción de las pesquerías). Lo ideal sería dejar al libre mercado la regulación de este acceso, pero la experiencia nos demuestra que, quizá por la imperfecta psique humana, el libre mercado suele llevar a desequilibrios y abusos de poder de aquellos que más tienen, que pervierte el mercado de libre en cautivo de sus intereses. Pero un sistema de planificación también es propenso a abusos, sobre todo si los gestores y asociados se aprovechan de su posición para recibir prebendas o favorecer sus propios intereses. No parece haber una solución simple aquí.


Libertad e información: democracia plena

Uno de los grandes problemas que tiene nuestra sociedad occidental es la tendencia a la opacidad en los asuntos clave de la gestión política; peor aún, se ha conseguido que una parte importante de la población interiorice que algunos asuntos son demasiado complicados como para que la opinión de un ciudadano corriente pueda contar. En realidad, lo lógico es informar a ese ciudadano para que pueda emitir una opinión formada, en vez de prescindir de ella; y además, no es verdad que las grandes líneas conceptuales sean tan complicadas de entender como muchas veces se quiere hacer creer: muchas veces se magnifican los siempre abstrusos detalles para que parezcan lo sustancial en vez de lo accidental. Hace falta una gestión honesta que plantee los grandes ejes políticos resumiendo los detalles y las dificultades, sin necesidad de embarullar torticeramente las discusiones (que es lo que hacen hoy en día nuestros políticos y que hace que sobre un mismo asunto saquen estadísticas aparentemente contradictorias aunque en realidad describen lo mismo, para mayor confusión del público general).


Es importante que en un futuro complejo y que en algunos momentos implicará importantes sacrificios la gente tenga una conciencia clara de cuáles son los verdaderos problemas y que pueda comprobar, sin fanfarria ni cortinas de humo, que las medidas que efectivamente se están tomando están llegando a buen puerto, y aquellas que se revelen erróneas puedan ser corregidas rápidamente sin aspavientos ni denuncias cruzadas. En suma, es importante implicar más a los ciudadanos, a ese pueblo del que emana la única soberanía, en la gestión y en la decisión, lo cual sólo se puede conseguir si la información se trasmite clara y verdadera, y no se confunde o distrae con mil tonterías sin cuento.


***************************************************


Verá el lector que este programa de actuación es muy vago y general, sin centrarse en los detalles; aún así, implica cambios estructurales profundos a hacer en nuestra sociedad, cambios los cuales serán muy difíciles de acometer partiendo desde donde partimos. Sólo con mucho tesón y con información se puede intentar dar la vuelta a la situación y avanzar en la dirección del cambio necesario, un cambio que no han de protagonizar ni los políticos profesionales de hoy en día ni los técnicos como yo, que sólo somos auxiliares, sino el propio pueblo.




Salu2,
AMT
La función de los más capaces en una sociedad humana medianamente sana es cuidar y proteger a aquellos menos capaces, no aprovecharse de ellos.

Y a propósito del tema, sostengo firmemente que la Anglosfera debe ser destruida.

tomasjos

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Re:De Crashoil.blogspot: Construyendo el futuro desde arriba
« Respuesta #1 en: Noviembre 28, 2011, 21:38:21 pm »
Otro artículo de AMT sobre la relación entre incremento del precio del petróleo e incremento de la producción. Hago notar que también sale Juan Carlos Barba. Por lo que he leído, AMT, JCB y PPP han participado en algunos debates juntos. Si se juntan hay que reconocer que la potencia de lo que salga de ahí puede ser importante.

http://crashoil.blogspot.com/2011/11/limitaciones-de-suministro-de-petroleo.html

Queridos lectores,

Este post es seguramente el último más o menos analítico de los que escribiré en lo que queda de año; de aquí al 31 de Diciembre tengo que escribir unas cuantas reseñas de las del tipo inventario ("Oil Crash: Año 6", "Segundo año de este blog", "Previsiones para 2012"...) y quiero dar salida a las 4 o 5 artículos que diversos lectores me han ido enviando durante los últimos meses. Me pondré en contacto con los interesados previamente para confirmar el contenido que saldrá publicado (y, por cierto, espérense temáticas muy variadas y temas algunos de ellos polémicos o con una orientación bien diferente a la habitual, en general más centrados en proponer medios de transición).


La cuestión que nos ocupa hoy es la discusión de si es mas bien el caos financiero, sobre todo con el exceso de liquidez proporcionado por los bancos centrales, el que propicia la subida de los precios de las materias primas y por ende del petróleo, o bien si es la crisis energética la causa última de la debacle financiera y la crisis económica. El clásico problema de la gallina y el huevo, vamos. Un lector preguntaba en el post anterior si no se podría dar una prueba concluyente de que esta crisis económica está originada por la crisis energética y poder así dar por zanjado este tema y poner de relieve la importancia de la crisis energética. Lamentablemente no creo que tal prueba exista, entre otras cosas por que a mi parecer la misma proposición cruda "la crisis económica es un resultado de la crisis energética" no es cierta desde un punto de vista inmediato, sino quizá sólo desde un punto de vista mediato. Es decir, yo creo que la crisis económica tiene su raíces en la gran facilidad de crédito de la última década y el monstruoso apalancamiento de los nuevos vehículos de inversión, aparte de la perversión lógica y moral de algunos de ellos (como por ejemplo los CDS -les he enlazado el artículo en castellano, pero es mucho mejor el inglés- sobre activos que no posees, cosa que tanto daño está haciendo a la deuda pública estos días). La pregunta es por qué se recurrió de manera tan masiva al crédito fácil, y la respuesta lógica es que el consumo no podía crecer tan rápidamente como requiere nuestra economía -porque ya hemos discutido que si no crecemos perecemos. Esta falta de capacidad de consumo ha pasado muchas veces en la historia y es un rasgo típico de las crisis capitalistas, pero esta vez posiblemente la cosa ha sido diferente; quizá ahora el consumo no creció porque la producción de algunas materias primas clave -particularmente, petróleo- no pudo ya aumentar. Y de esto va este post, al final: hasta qué punto lo que vemos en los precios del petróleo responde a causas fundamentales de escasez de disponibilidad del mismo, y hasta qué punto no muestra más que una burbuja financiera más.


Desde hace algunos años es común afirmar que los precios de las diversas materias primas están fuertemente correlados (la correlación es una medida de asociación entre dos medidas, aunque no implica que una sea la causa de la otra sino que las dos responden a una causa común). Según algunos analistas esta correlación respondería a una financiarización del mercado de materias primas, es decir, que los precios de las diversas materias primas suben por la gran entrada de capitales especulativos, que buscan valores donde refugiarse. Por otro lado el precio del petróleo es un fuerte determinante en los costes operativos de muchos negocios, incluyendo la producción de otras materias primas, por lo que es de esperar que si el petróleo sube la mayoría de las materias primas subirán más tarde o más temprano - y eso sin contar con el problema de la llegada del cenit de producción de todas las materias primas, el temido Peak Everything o Gran Escasez. Por tanto, tenemos dos efectos superpuestos: el financiero y el de la escasez. ¿Cuál es más importante? En general, se atribuye un papel determinante al financiero (como, por ejemplo, en este reciente informe de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), sobre todo porque es más fácil seguir el flujo de estos capitales que convencerse de que la producción de los campos de petróleo ya nunca más aumentará (aunque ésa no es en realidad la cuestión, como luego comentaremos). A favor de esta interpretación "financierista" tenemos análisis como éste de Charles Lewis, de donde entresaco la siguiente gráfica:





En el gráfico la línea roja representa la correlación media entre materias primas indexadas por un tipo de producto financiero muy popular, los ETF; mientras que la línea azul representa la correlación media de materias primas no indexadas, las cuales suelen corresponder a mercados más pequeños, locales y no tan financiarizados. Y así como a finales de los años 70 se ve que la correlación de ambos tipos de materias primas subió marcadamente respecto a su valor histórico (cercano a cero, valor que significa no correlación, es decir, que las variables están cerca de ser independientes) en los últimos años el comportamiento de las materias financiarizadas es diferente del de las no financiarizadas, subiendo la correlación de las primeras bastante más que la de las segundas. El argumento es bastante contundente, aunque adolece a mi entender de una limitación: el rango temporal al cual se aplica. En el artículo no se explica, pero por la forma bastante irregular de la gráfica es obvio que para calcular la correlación a cada momento se está tomando ventanas temporales (en torno al punto considerado o considerando un intervalo justamente anterior) de un tamaño relativamente pequeño, posiblemente semanal. Con lo que este análisis refleja que, en la escala de tiempo de una semana -o el período que hayan usado- efectivamente las materias primas indexadas se comportan más al unísono, probablemente respondiendo a las entradas y salidas de capital financiero. Pero si se toma períodos de tiempo más largos es obvio que las correlaciones de casi todas las materias primas son muy elevadas, y de hecho bastante más grandes que los valores observados aquí (que no pasan de una mediocre correlación de 0,6; para los profanos en estadística diré que el índice de correlación al cuadrado nos da el tanto por uno de la varianza explicada por la asociación de las variables, con lo que si la correlación es de 0,6 la varianza explicada es sólo el 36% de la varianza total - significativo, pero no mayoritario). Y es obvio que las correlaciones son grandes porque a simple vista uno ve una cotización bastante plana durante muchos años, una subida que dura meses hasta un pico de precios hacia julio de 2008, pico de una amplitud mucho mayor que las fluctuaciones sobre la cotización previa, y una rápida caída en pocos  meses para después volver a crecer, como muestra este gráfico de índices agregados.




En esa escala de tiempo todas las curvas se aproximan bastante al esquema: "constante-pico-pendiente" y la razón entre la varianza explicada y la no explicada es del orden de la razón entre la amplitud del pico y las fluctuaciones en torno a los niveles ideales; fácilmente 10 a 1, o sea, que la correlación estará cerca de 0,9. La bondad de esta asociación seguramente dependerá -entre otros factores- de cuán intensivo sea el uso del petróleo en la materia prima en cuestión. El uso de otra escala temporal también es importante porque la respuesta del precio de una materia prima a cambios de precio del petróleo no será instantánea en general -aparte de lo que pueda descontar el mercado- sino que se reflejará a lo largo de meses o por lo menos de semanas.


Esta primera aproximación al problema no nos permite saber qué factor es, al final, el más importante; entre otras cosas porque, como vemos, la respuesta puede depender de la escala temporal de la que hablemos. Se tendría que hacer un análisis bastante sofisticado tomando una cantidad significativa de series de precios de materias primas y también de índices bursátiles; cosa que si tuviera los datos y tiempo quizá haría (aunque si me saliera algo interesante lo enviaría primero a publicar a una revista científica para comprobar en el proceso de revisión la solidez de mis resultados). Hay, sin embargo, un gráfico simple de un pequeño y brillante post del siempre excelente blog "Do the math" que muestra sin lugar a muchas dudas que se ha producido un cambio estructural en el mercado del petróleo:



En el gráfico se muestra cuál ha sido la evolución de la producción de petróleo en función del precio desde 1997 hasta 2011 (datos del Departamento de la Energía de los EE.UU.; los valores de producción y precio serán, por tanto, los promedios para cada trimestre); los puntos están unidos por una línea siguiendo el orden cronológico. Se observan dos regímenes claramente diferenciados. Hasta que la producción llegó a unos 85 millones de barriles diarios (Mb/d) -cosa que sucedió hacia 2005- la producción de petróleo era muy elástica: un pequeño aumento del precio inducía un gran aumento de la producción. A partir de la marca de los 85 Mb/d la producción se hace muy inelástica (hace falta aumentar mucho el precio para aumentar marginalmente la producción), y la proeza de haber llegado puntualmente a los 88 Mb/d (Julio de 2008) no ha servido para romper esta inelasticidad. Juan Carlos Barba considera este gráfico una prueba concluyente de que hay un problema estructural con la producción de petróleo y yo no puedo menos que estar de acuerdo: después de 6 años de precios crecientes la industria no ha sido capaz de cambiar una tendencia que, de acuerdo con los modelos clásicos de la economía, muestra la limitación del recurso. Dicho con palabras sencillas: a pesar de lo que estemos dispuestos a pagar no conseguimos aumentar tanto la producción como nos gustaría. Por tanto, en el caso del petróleo es obvio que hay algo más estructural que meramente especulativo en su comportamiento, sobre todo porque el fenómeno dura ya lo suficiente -6 años- como para que en ese período las estrategias de inversión hayan cambiado varias veces sin que se haya invertido esa tendencia.


En la misma línea, he leído recientemente un estudio llevado a cabo por el Teniente Coronel Christopher M. Fleming como proyecto de investigación financiado por el Colegio de Guerra del Ejército de los EE.UU. No es lo que se dice un ejercicio de una gran profundidad analítica, pero es interesante por venir del entorno del ejército de los EE.UU. (el cual ya ha expresado varias veces sus temores respecto al problema del Peak Oil). En el estudio del Teniente Coronel Fleming entre otras cosas se analiza la conexión entre la varianza del precio del petróleo y la varianza de su producción. Las varianzas son calculadas sobre períodos de 5 años, lo cual implica una cierta hipótesis de estabilidad u homoegeneidad temporal que puede ser apropiada para el período 1985-2005 pero no tanto para los otros períodos considerados (el estudio abarca desde 1975 hasta 2010); sin embargo, conectan bien con la idea que expresaba más arriba de que es necesario un marco temporal mínimamente extenso para poder analizar el estado de la producción del petróleo. Destaca de una manera muy notable que la elasticidad de la producción (medida como la razón de la varianza de la producción entre la varianza del precio) está siempre por encima de 0,018 hasta llegar al período 2005-2010, donde llega a 0,001 - de nuevo, la conclusión es que vivimos una época de baja elasticidad ergo con problemas de suministro. Curiosamente, el segundo período de menor elasticidad no es en los años 70, sino de 1990-1995, la causa de lo cual ya fue analizada con anterioridad en este blog.


Un famoso broker londinense se mofaba hace algunas semanas del leit motiv que acompaña la cabecera de este blog; para él lo determinante es el exceso de liquidez financiera, que desvirtúa todo el mercado. El análisis de hoy muestra que  la explicación no es tan simple, y que, probablemente, sí que estamos viviendo los primeros tiempos de la escasez global de petróleo. Desde una perspectiva tecnooptimista se puede pensar que no se ha llegado necesariamente al pico de producción, pero lo que ya no se puede negar es que hay graves problemas estructurales con su oferta.

Salu2,
AMT
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