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¿Cuándo el peso del sector financiero es demasiado alto en una economía? ¿Cuándo su rápido crecimiento debe preocuparnos? Estas preguntas, que tan importantes parecen para cualquier ciudadano de un país que haya sufrido una crisis financiera, véase el nuestro, no tienen respuesta. O al menos no una concluyente. Quizá porque en general la ‘financiarización’ se considera favorable para el desarrollo, y pocos estudios se han planteado lo contrario (más allá de la mala praxis o de culpar a los inherentes ciclos económicos). Ahora un nuevo estudio siembra la duda: quizá un sector financiero demasiado desarrollado no sea beneficioso para la economía real, sino todo lo contrario.Stephen G. Cecchetti y Enisse Kharroubi han publicado recientemente un paper divulgado por el BIS cuyo nombre lo dice todo: “Why does financial sector growth crowd out real economic growth?". Se plantea si el crecimiento del sector financiero puede producirse en algunos casos a expensas del resto de la economía, esto es, si la economía real sufre un efecto crowding out por parte de la economía financiera, en lugar de verse apoyada por la misma, como en un principio podríamos pensar.Anteriormente, los autores publicaron un estudio en donde se plantea que el nivel de desarrollo financiero es positivo solo hasta un determinado punto, a partir del cual empieza a mermar el PIB por trabajador (medida que también podríamos definir como productividad). De forma práctica, podemos resumir el análisis diciendo que un país emergente disfruta de enormes ventajas con el desarrollo de su sistema financiero, si bien cuando nos centramos en los países más ricos los beneficios se difuminan. El análisis tuvo un notorio éxito, lo que empezó a generar interés por parte de los medios generalistas, tanto por la temática como por los autores.En esta segunda parte, la cual ya ha sido analizada en los últimos meses en diferentes foros con notoria repercusión o también en en el NYT, se analiza el porqué se da esta situación. ¿Puede existir algún motivo por el cual un rápido crecimiento del sector financiero merme la productividad o se trata de una simple correlación espuria? Según los autores, sí existe un nexo entre ambas variables.Stephen G. Cecchetti y Enisse Kharroubi plantean una interesante hipótesis: en su opinión, los sectores más beneficiados cuando el crecimiento del sector financiero es alto son aquellos con baja productividad y altas garantías (‘colateral’) para aportar a cambio de financiación. Véase, por ejemplo, el sector del ladrillo: es muy fácil recibir financiación a cambio de una hipoteca sobre un inmueble; por el contrario, la productividad es muy baja, lo que perjudica a la economía en su conjunto cuando el crecimiento es excesivo. ¿Puede corresponderse el elevado crecimiento del sector financiero con un elevado crecimiento en los sectores más fácilmente financiables y menos productivos? Según el estudio, sí.Pero los hallazgos no se acaban ahí. Si unos sectores se ven beneficiados, entonces otros se ven perjudicados. Por ello, los autores analizan también qué les ocurre a aquellos sectores intensivos en I+D, por entender que son los de alto valor añadido y por tanto de alta productividad, y también a los que son dependientes de la financiación para su desarrollo, definido como necesidades de inversión en relación a su cash flow. En las 33 industrias analizadas a lo largo de 15 economías desarrolladas, encuentran dos relaciones.Criterios para determinar un 'boom financiero'La primera: la productividad de una industria dependiente de financiación en un país que experimenta un boom financiero suele ser un 2,5% menor que la de una industria no dependiente de la financiación en un país sin elevado crecimiento del sector financiero. La segunda: la productividad de un sector intensivo en I+D sito en un país que experimenta un boom financiero suele ser entre un 1,9 y un 2,9% menor que la de un sector no intensivo en I+D en un país sin un elevado crecimiento del sector financiero. A priori, la lógica parece indicarnos que las industrias de más riesgo y con más dependencia de la financiación ajena (aviación, farmacéuticas, sanitario…) se ven beneficiadas de los boom financieros; en cambio, la realidad parece decir justo lo contrario. Curioso, ¿no?Hay más resultados sorprendentes, si bien en este caso se trata de efectos menos estudiados. Según los datos presentados, la productividad en los sectores con alta dependencia financiera tiende a crecer más rápido con una política monetaria rígida, con altos costes de capital o con una política fiscal no expansiva (incluyen también la cuenta corriente positiva, si bien esto es a priori menos sorprendente). Puede parecer ilógico, pero si lo pensamos con detenimiento las políticas monetarias laxas, los bajos costes de capital o las políticas fiscales expansivas eliminan la ‘destrucción creativa’ y fomentan que proyectos poco rentables sigan vivos (lo cual puede ser bueno o malo, según la situación).Existe una hipótesis más para tratar de explicar la desventaja de los sectores intensivos en I+D y es el hecho de que, además de que la banca prefiere financiar a los sectores con más garantías, existe una competencia entre las empresas por atraer a los trabajadores cualificados: cuanto más talento acapara la banca, menos talento atraen las empresas vinculadas a la economía real. Y si bien habría que plantearse en el estudio que numerosos trabajadores del sector financiero quizá trabajen en él por vocación, también existe una obvia relación entre altos salarios e interés por obtener un puesto de trabajo en un determinado lugar.¿Podría un elevado crecimiento del sector financiero ser perjudicial? Visto el presente análisis vale la pena considerar la hipótesis. Es más, en España tenemos un maravilloso ejemplo empírico de economía en donde la financiación ha ido a parar a sectores con garantías hipotecables y baja productividad. Por el contrario, una vez ha pinchado la burbuja se ha comenzado a invertir el proceso (menos finanzas, menos ladrillo y más productividad). Nadie duda de que la intermediación financiera es esencial para el desarrollo, pero quizá cuando las finanzas están por encima de la realidad vale la pena reflexionar si estaremos en el camino correcto… o quizá todo sea fruto de una simple relación espuria. El debate está servido.
BRUSELAS – En la economía mundial actual, no hay un precio más importante que el del petróleo crudo. Se producen (y se consumen) más de 80 millones de barriles diarios y una gran parte de esa producción se comercializa internacionalmente. Así, pues, la acusada bajada del precio del petróleo crudo –de unos 110 dólares el año pasado a unos 60 dólares hoy– está permitiendo ahorrar centenares de miles de millones de dólares en importaciones de petróleo. Para la Unión Europea y los Estados Unidos, el beneficio de dicha bajada equivale al dos o el tres por ciento, aproximadamente, del PIB.Para Europa, los beneficios de un petróleo barato podrían aumentar con el tiempo, porque los contratos de suministro de gas a largo plazo están en gran medida vinculados con el precio del petróleo, lo que representa otra ventaja para esa región, donde los precios del gas natural eran, hasta hace poco, varias veces mayores que en los EE.UU., beneficiados por unos menores costos de la energía del esquisto.Pero muchos observadores han sostenido que el petróleo barato tiene también un aspecto negativo, porque exacerba las tendencias deflacionarias en los países avanzados, que ya parecen haber caído en la trampa del crecimiento escaso. Según esa opinión, el acusado descenso de los precios del petróleo dificultará aún más a los bancos centrales de dichos países la consecución de la tasa de inflación anual del dos por ciento, que la mayoría han fijado en cumplimiento del mandato para la estabilidad de los precios.La zona del euro en particular parece estar en peligro, pues ahora los precios están bajando por primera vez desde 2009. Según se sostiene, esa deflación es mala, porque dificulta aún más a los deudores –en particular los de las economías con problemas de la periferia de la zona del euro (España, Grecia, Irlanda, Italia y Portugal)– el pago de lo que deben.Pero ese temor es infundado, porque se basa en un malentendido. Lo que importa para la capacidad de servicio de la deuda son los ingresos de los deudores, no el nivel general de los precios.Al bajar los precios del petróleo, los ingresos reales (ajustados a la inflación) de los hogares deben aumentar, porque no han de gastar tanto en combustible y calefacción. Unos precios inferiores del petróleo facilitan la vida, no la complican, para los hogares muy endeudados en los EE.UU. y la periferia de la zona del euro. Así, pues, se debe considerar que unos menores precios al consumo son una buena señal.La mayoría de las empresas manufactureras se beneficiará también de unos menores costos de la energía, con lo que mejorará su capacidad para el servicio de sus deudas, cosa que también es particularmente relevante en la periferia de la zona del euro, donde el sector no financiero acumuló demasiadas deudas durante el auge crediticio que precedió a la crisis financiera mundial de 2008. Además, aunque la mayoría de los ahorros que entrañan unos costos inferiores de la energía podrían manifestarse al principio en forma de unos beneficios mayores, con el tiempo la competencia obligará a las empresas a transmitir algunos de esos beneficios caídos del cielo en forma de precios inferiores o salarios superiores.Ésa es otra importante consecuencia del petróleo barato: con unos precios menores resulta más difícil calcular el punto en el que la presión de los salarios se vuelve inflacionista. Como los salarios pueden aumentar hasta cierto punto sin avivar la inflación, la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal podría sentirse inclinada a aplazar la subida de los tipos de interés, cosa que hará –como ahora se espera de forma generalizada– en el próximo verano.Las haciendas públicas deberían beneficiarse también de la deflación engendrada por unos menores precios del petróleo. Los ingresos estatales dependen del valor de la producción nacional, no sólo del consumo. Aunque unos precios inferiores del petróleo deprimen los precios al consumo, deberían impulsar la producción y el PIB total.De no haber grandes cambios en los precios de las materias primas, el índice de precios al consumo evoluciona junto con el deflactor del PIB (el deflactor de los precios correspondientes a toda la economía), pero no será así este año, porque los precios al consumo están bajando, mientras que el deflactor del PIB (y el PIB nominal) sigue aumentando, lo que debe propiciar unos ingresos estatales sólidos y constituye una buena noticia para los gobiernos muy endeudados de todo el mundo industrial, pero en particular para la periferia de la zona del euro.Así, pues, se debe considerar que la bajada de los precios al consumo que la zona del euro está experimentando actualmente es una novedad positiva para todos los importadores de energía. La periferia de la zona del euro, en particular, puede esperarse una combinación ideal de tipos de interés bajos, un tipo de cambio del euro favorable y un aumento de los ingresos reales gracias al petróleo barato. En un ambiente deflacionario, unos precios menores del petróleo parecen dificultar al Banco Central Europeo la consecución de su objetivo de una tasa de inflación cercana al dos por ciento. En realidad, unos menores precios del petróleo representan una bendición para Europa y en particular para aquellas de sus naciones que más dificultades afrontan.
La deflación general de precios conduce también a reducir los ingresos de empresas (reduccion de precios) y de asalariados (ajuste de costes salariales respecto de precios).Pero el coste principal, el de la vivienda, no baja ni sigue el mismo descenso que los demás costes. Ese es el problema, que los costes de vivienda no están ajustados a mercado.
A base de repetir constantemente determinadas ideas o conceptos, estos se convierten en verdades no cuestionadas. Ahora parece existir un consenso general entre autoridades, analistas y medios de comunicación sobre la conveniencia de que la inflación aumente hasta niveles del 2%, considerando la situación actual de IPC del 0,3% en Europa y caída del 0,5% en España como peligrosa y preocupante.Es cierto que el objetivo de estabilidad de precios del BCE se concreta en alcanzar un nivel de inflación cercano pero inferior al 2%. Sin embargo, en la actual situación económica la subida de precios, incluso al 2% desde los niveles actuales, traería consigo efectos muy perniciosos.La inflación, medida a través del IPC (índice de precios al consumo), recoge la variación porcentual de precios de la “cesta de la compra” respecto al mismo periodo del año anterior. El último del IPC español refleja un descenso de los precios del 0,5%. Pese a ello, no hay deflación, entendiendo por tal una caída constante y generalizada de los precios, y de un incremento de las expectativas de que sigan bajando en el futuro.Aunque en España la tasa de inflación sea actualmente negativa, no se posponen las decisiones de consumo ante la expectativa de caída de precios futuros. A modo ilustrativo, los ordenadores, aparatos electrónicos o televisiones mejoran constantemente sus prestaciones con reducciones significativas de precios, y no por ello se posponen las decisiones de compra. La previsible reducción de precios futura en este sector no merma las ventas del mismo.Asistimos a una economía SIN inflación. Esta situación tiene más ventajas que inconvenientes en la situación actual.Si la inflación aumentase por un incremento de los precios de los productos importados, por ejemplo el petróleo, sólo serviría para que se produjese un incremento de los costes de los productos consumidos internamente, con transferencia de riqueza al exterior, y de los costes de producción de los productos posteriormente exportados, reduciendo el margen de las empresas exportadoras. Internamente, nadie ganaría con esta situación. Con un paro muy por encima del 20%, un incremento de la inflación hasta el 2% no llevaría aparejado un aumento de los salarios de la misma cuantía. Por tanto, se produciría una pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.Los ahorradores también saldrían perjudicados. Actualmente, la rentabilidad sin riesgo es nula (Letras del Tesoro a un año al 0,1%), pero al menos el principal no se deteriora por la inflación, al ser esta inexistente. Si la inflación subiera cerca del 2%, los tipos no variarían sustancialmente, sufriendo los ahorradores mermas en su adquisitivo real.Se suele argumentar que la inflación es una forma de diluir las deudas lo largo del tiempo. Esto es así, sólo si los ingresos del deudor están indexados a la inflación. Si la inflación sólo sube los costes del deudor, y estos no pueden ser traspasados a los precios de venta de sus productos o servicios, su capacidad de repago de las deudas disminuirá. La inflación erosiona el importe de las deudas, sólo si los ingresos del deudor están indexados a la evolución de la inflación.Conseguir inflación en el corto plazo es sencillo, como demuestra el caso japonés. Basta con depreciar la moneda y subir impuestos. La inflación sube en el corto plazo, pero con el peligro de dar paso a una recesión.Si la inflación aumenta por un incremento de la demanda y por una subida de precios de los bienes producidos internamente, se incrementarían los márgenes, posibilitando el incremento del empleo y de la masa salarial. Sólo este tipo de inflación, a tasas moderadas, tendría efectos positivos sobre la economía.La obsesión por conseguir inflación sin discriminar qué la origina puede llevar a una situación todavía más perjudicial y peligrosa: la estanflación, es decir, estancamiento económico con inflación.
Tras sólo una semana de aplicación del programa de compra de activos (QE) por parte del BCE, se pueden extraer relevantes conclusiones:- El efecto del anuncio del programa del BCE y el inicio de la compra de bonos está llevando a los precios de todos los bonos soberanos de la Eurozona, con la excepción de los griegos, a máximos y, consecuentemente, los tipos de interés a mínimos históricos. - Actualmente, el comportamiento de los tipos y evolución de la prima de riesgo de los distintos países no tiene ninguna relación con la situación y evolución económica de cada uno de los países. La distorsión de los precios y los tipos de interés es tal que incluso Portugal se financia a diez años al 1,52% mientras que EEUU lo hace al 2,09%. El Tesoro luso tiene actualmente una prima de riesgo negativa con EEUU.- El BCE está dispuesto a comprar bonos con tipos negativos, poniendo como límite precios que proporcionen una rentabilidad negativa igual al tipo de interés correspondiente a la Facilidad Marginal de Depósito (-0,2%), el tipo de interés que cobra el BCE a los bancos por permitirles depositar dinero en su balance. Es difícil decir hasta qué nivel pueden llegar los tipos de interés de los bonos de los distintos países. Dependerá sólo de las compras del BCE.- La caída de los tipos de interés de los bonos soberanos se está trasladando a los tipos de los bonos corporativos. Así, empresas como GDF Suez han podido emitir bonos a dos años “sin rentabilidad”, al 0%, o Enagás bonos a ocho años al 1%. La bajada del coste financiero de los bonos de las empresas con grado de inversión ha caído sensiblemente por debajo del coste de los préstamos bancarios para dichas entidades. En consecuencia, las entidades financieras disponen de más liquidez para financiar a empresas que no pueden acceder al mercado de emisión de bonos.- Los bancos y compañías de seguros se ven incentivados a mantener bonos soberanos en su balance, al ser considerados activos libres de riesgo y no consumir capital. Adicionalmente, mientras el coste de la financiación de los bancos a través del BCE, actualmente en el 0,05%, sea inferior al tipo de interés que ofrezcan los bonos soberanos, la banca seguirá financiándose en el BCE y comprando bonos soberanos.- El BCE puede forzar a la banca y a las compañías de seguros a vender bonos soberanos. Basta con que se dejen de considerar activos libres de riesgo y, por tanto, consumirían capital. Las entidades se verían forzadas a vender al no tener un excedente de capital que les permita mantener los bonos soberanos en cartera. El Comité Europeo de Riesgos Sistémicos (European Systemic Risk Board), presidido por Draghi, acaba de publicar un informe en el indica la conveniencia de comenzar a considerar los bonos soberanos como activos CON riesgo. La implementación de esta medida será paulatina, pero cambiará radicalmente el mercado de bonos soberanos.Si se aprueba la consideración de los bonos soberanos como activos con riesgo, los bancos se verán obligados a vender gran parte de su cartera de ellos. De momento, no hay peligro de desplome del mercado de bonos soberanos porque el BCE compraría un elevado importe de los bonos vendidos forzosamente. Ahora bien, si el BCE acierta en sus previsiones de llegar al 1,8% de inflación en 2017 y para entonces ha dejado de adquirirlos bonos, ¿quién adquirirá los bonos soberanos que necesariamente tendrán que emitir los países del euro para refinanciar sus vencimientos y financiar los déficit públicos? ¿A qué tipos?
[...]- El BCE puede forzar a la banca y a las compañías de seguros a vender bonos soberanos. Basta con que se dejen de considerar activos libres de riesgo y, por tanto, consumirían capital. Las entidades se verían forzadas a vender al no tener un excedente de capital que les permita mantener los bonos soberanos en cartera. El Comité Europeo de Riesgos Sistémicos (European Systemic Risk Board), presidido por Draghi, acaba de publicar un informe en el indica la conveniencia de comenzar a considerar los bonos soberanos como activos CON riesgo. La implementación de esta medida será paulatina, pero cambiará radicalmente el mercado de bonos soberanos.Si se aprueba la consideración de los bonos soberanos como activos con riesgo, los bancos se verán obligados a vender gran parte de su cartera de ellos. De momento, no hay peligro de desplome del mercado de bonos soberanos porque el BCE compraría un elevado importe de los bonos vendidos forzosamente. Ahora bien, si el BCE acierta en sus previsiones de llegar al 1,8% de inflación en 2017 y para entonces ha dejado de adquirirlos bonos, ¿quién adquirirá los bonos soberanos que necesariamente tendrán que emitir los países del euro para refinanciar sus vencimientos y financiar los déficit públicos? ¿A qué tipos?
Desde mi punto de vista, hay cosas raras, provocadas por pertenecer a la Unión Europea, primeramente una financiación como país rico que no somos, después cierto acomodamiento de España, provocado quizás por la sensación de pertenecer a un club Rico, dando la falsa idea de que si perteneces a un selecto club de Golf, eres tan rico como tus compañeros. Tercera distorsión provocada por la falta de Europeismo, es decir, en nuestra mente somos Italianos, Alemanes, Franceses... pero no Europeos, compárese con EE.UU. Esta falta de macro-estructura, necesaria en un mundo híper-globalizado con grandes actores, provoca incluso rechazo a ella, es decir, se avanza hacia la unión, pero en nuestras mentes (la de todos los Europeos) no queremos a tal unión, no existe un patriotismo Europeo. La distorsión provocada en gran parte por el modelo económico de cada país conduce a que unos tengan déficits crónicos y otros superávits, por raro que parezca, esto también es provocado en parte por la política de la U.E. No se, veo demasiados agujeros y no creo que la U.E aguantase un auténtico Test Stress a lo Gran Depresión. De hecho, delante de una crisis, a todo el mundo le ronda por la cabeza expulsar a tal o cual país, en cambio, no me veo en Estados Unidos, que ronde la idea de Expulsar a Louisiana o Mississippi, por más pobres que sean.
Cita de: Mad Men en Marzo 17, 2015, 10:34:31 amDesde mi punto de vista, hay cosas raras, provocadas por pertenecer a la Unión Europea, primeramente una financiación como país rico que no somos, después cierto acomodamiento de España, provocado quizás por la sensación de pertenecer a un club Rico, dando la falsa idea de que si perteneces a un selecto club de Golf, eres tan rico como tus compañeros. Tercera distorsión provocada por la falta de Europeismo, es decir, en nuestra mente somos Italianos, Alemanes, Franceses... pero no Europeos, compárese con EE.UU. Esta falta de macro-estructura, necesaria en un mundo híper-globalizado con grandes actores, provoca incluso rechazo a ella, es decir, se avanza hacia la unión, pero en nuestras mentes (la de todos los Europeos) no queremos a tal unión, no existe un patriotismo Europeo. La distorsión provocada en gran parte por el modelo económico de cada país conduce a que unos tengan déficits crónicos y otros superávits, por raro que parezca, esto también es provocado en parte por la política de la U.E. No se, veo demasiados agujeros y no creo que la U.E aguantase un auténtico Test Stress a lo Gran Depresión. De hecho, delante de una crisis, a todo el mundo le ronda por la cabeza expulsar a tal o cual país, en cambio, no me veo en Estados Unidos, que ronde la idea de Expulsar a Louisiana o Mississippi, por más pobres que sean.Trasteando por burbuja (en un hilo titulado " La virgen Maria se aparece en todo el mundo" ) ví este video y no lo terminé (no he visto la entrevista entera, ni idea de quién es esta señora), sin embargo el principio me dejó :O.A mi me convence la explicación que da sobre este tema en particular.A partir del Minuto 1Entrevista a Hannah Arendt Parte 1 (1/4)