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Aunque la Comisión Europea ha insistido en que la negociación es transparente, lo cierto es que el proceso de negociación es prácticamente secreto. No se conocen detalles concretos de las negociaciones y sólo algunos documentos filtrados desde las propias instancias europeas han permitido ir desgranando los pilares del futuro acuerdo. El negociador principal de la parte europea reconoció en una carta pública que todos los documentos relacionados con las negociaciones estarían cerrados al público durante al menos treinta años. Concretamente aseguró que esta negociación sería una excepción a la Regla 1049/2001 que establece que todos los documentos de las instituciones europeas han de ser públicos[1]. Asimismo, el comisario De Gucht aseguró en el Parlamento Europeo que la negociación del TLC debía tener grado de confidencialidad y negó la función de negociación al Parlamento[2]. Lo que supone un ataque más a la ya escasa democracia en el seno de la Unión Europea.http://www.rebelion.org/noticia.php?id=191649
Sólo dos meses antes,el jefe del equipo negociador de la UE, Ignacio García Bercero, asegurabaen una carta a su homólogo estadounidense que la Comisión Europeabloquearía el acceso público a todos los documentos relacionados conlas negociaciones o el desarrollo del TTIP y que no serían accesibles parael público durante los próximos 30 años.9 El comisario de Comercio dela Unión Europea, Karel de Gucht, explicó al Parlamento Europeo quela Comisión abordaría el TTIP con el mismo nivel de secretismo con elque pactó acuerdos comerciales previos e instó a los miembros del Parlamentoa respaldar la “confidencialidad” en las negociacioneshttp://www.rebelion.org/docs/191623.pdf
Lo que está sucediendo es que nos están sometiendo a un proceso de *saqueo* CALCADO, a los procesos neoliberales que practicaron con latinoamérica con la excusa de la "crisis de la deuda" desde los 70, 80 y 90
¿Porqué decís que el tratado se está llevando en secreto, CUANDO ES MENTIRA?
¿Por qué se oculta a la sociedad lo que es el TTIP?Estados Unidos y la UE negocian un acuerdo cuyas resoluciones no tendrán marcha atrásUn nuevo acrónimo ha llegado para quedarse, por lo menos este 2015. ¿Quién no ha oído hablar del TTIP? Nadie, pero ¿Quién sabe realmente lo que es? El Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (conocido por el acrónimo en inglés TTIP), es un tratado que se está negociando en la actualidad entre los Estados Unidos y la Unión Europea que busca hacer crecer aumentar el comercio y la inversión entre ambas partes. Las explicaciones que dan ambas partes suenan a panacea en medio de la crisis económica mundial ya que hablan del potencial sin explotar de un auténtico mercado transatlántico que genere nuevas oportunidades económicas de creación de empleo y crecimiento.Pero la contrapartida no es del gusto de todos. Para un Estado, da igual cuál pero pondremos como ejemplo a España hay dos riesgos:El primero, la eventual imposibilidad de aplicar políticas distintas a los enunciados neoliberales que se fijen en el TTIP. Es decir, España sería tan dependiente de la UE que resultaría materialmente imposible su modificación en el caso de que nuevas mayorías pidieran cambiarlo. Desde sueldos mínimos, hasta derechos legales, pasando por privatizaciones de servicios públicos y rebaja de medidas de control.Y, en segundo lugar, existiría una privatización de la Justicia, al someter todas las discrepancias sobre las inversiones exteriores a procedimientos arbitrales privados.En definitiva todo se negociará de forma paralela y, según la UE "formará parte de un acto único que garantice un resultado equilibrado entre la eliminación de derechos, la desaparición de obstáculos reglamentarios al comercio innecesarios y la mejora de las normas".Esas bondades no son compartidas por buena parte de la sociedad y algunos partidos políticos. Articulada a través de la Asamblea Popular de Tres Cantos del 15M ha nacido una campaña que quiere dar a conocer el proceso a todo el mundo, especialmente lo que entienden por la parte negativa, y pedir que se frene el proceso. Y aquí se han topado con un círculo vicioso del que quieren salir porque, según sus palabras, para enfrentarse al Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) se necesita que todo el mundo esté informado. Para informar se necesita a los medios. Pero, para seguir publicando, los medios necesitan la publicidad de las corporaciones que han ideado el Tratado.http://youtu.be/JeuxTgCtX-EAhí está el enredo que quieren desenredar y para ello piden la ayuda de la prensa. Especialmente de la 'prensa valiente'. Reclaman a las grandes firmas que den un paso al frente con el fin de denunciar el silencio de los grandes medios de comunicación respecto a este tratado que negocian gobiernos y multinacionales. Casualidades de la vida, el vídeo que ilustra este post y que denuncia la connivencia de gobiernos y multinacionales salió ayer. El mismo día en que todos los grandes periódicos de tirada nacional compartieron la misma publicidad, del Banco Santander.La UE, de momento, no ha decidido firmar el TTIP, pero Estados Unidos está metiendo prisa. ¿Cómo? Diciendo que si la UE no acepta, firmarán un pacto igual con Asia.https://es.noticias.yahoo.com/blogs/episodios-nacionales/%C2%BFpor-qu%C3%A9-se-oculta-a-la-sociedad-lo-que-es-el-ttip-153524939.html
Yo estoy informado gracias a ustedes.Y a pesar de ello no sé si estoy en contra o a favor.
"Protecting public services in TTIP and other EU trade agreements....Monopolies – if they wish, EU governments can organise public services so that just one supplier provides the service. This is what economists call a 'monopoly'. The single supplier can be:publicly owned – in other words, a 'public monopoly'a private firm with the exclusive right to offer a particular service.And it can operate at any level – nationally, regionally or locally."
Si no sabemos nada.Pero habemos votao!!!
Para eso están los políticos, y los directores de banco, los gestores, efectivamente.Para eso debería existir un debate político entre gente que sí se hubiera leído esos 5000 folios, para que me puedan contar lo que opinan de ellos, unos y otros. El asunto es que los 5000 folios están bajo llave.
En respuesta al lobby que está haciendo EEUUMovilización europea contra el recortazo que supondrá el tratado comercial con EEUUSe está preparando otra gran movilización en Europa, junto a una campaña para recoger otro millón de firmas, en contra del tratado de libre comercio con EEUU, que puede poner en peligro el Estado de Bienestar europeo.Sindicalistas, ecologistas, economistas, partidos de izquierda y decenas de asociaciones y organizaciones diversas -como Attac- están preparando otra campaña para recoger firmas más y una gran movilización en toda Europa para contrarrestar el lobby ejercido por Estados Unidos para acelerar la conclusión del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP, en sus siglas en inglés) que se está negociando en Bruselas. La idea es entregar a la Comisión Europea otro millón de firmas como las que ya se entregaron a finales de 2014.Esta nueva ofensiva, centralizada en España a través de la “Campaña no al TTIP”, se va a lanzar a la vista de cómo en todas las embajadas norteamericanas en las capitales europeas han movilizado a sus diplomáticos para que expliquen a la ciudanía las excelencias de este tratado de libre comercio.Desde julio de 2013, el Departamento de Comercio de Estados Unidos y la Comisión Europea están negociando en secreto un tratado de libre comercio que, de aprobarse en los términos ahora conocidos, podría terminar en Europa con el Estado de Bienestar tal y como lo conocemos. Según los datos que se han filtrado –el secretismo es total-, Estados Unidos y la Comisión discuten la privatización de servicios públicos como la sanidad, la educación y las pensiones, y plantean rebajar la mayoría de los derechos laborales existentes bajo el argumento de que hay que parar a los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que nos están ‘invadiendo’, comercialmente hablando.En definitiva, que la Unión Europea (UE) está dispuesta a liberalizar los servicios públicos de sus Estados miembros y a abrir a las multinacionales norteamericanas las puertas de un mercado único de 800 millones de personas. El tratado deberá aprobarse en este año de 2015, de ahí la campaña de lobby que Estados Unidos y la propia Comisión han puesto en marcha para ir preparando a la ciudadanía europea.Los sindicatos europeos alertan: peligra el Estado de Bienestar El contenido de los documentos pudo ser conocido hace unos meses porque la Federación Europea de Sindicatos de Servicios Públicos (EPSU), que incluye a 265 sindicatos de 8 millones de trabajadores de servicios públicos, los recibió de fuentes gubernamentales y los filtró convenientemente. Así se ha podido poner en marcha la campaña “No al Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones” (#NoalTTIP), ante la opacidad reinante en estas negociaciones.Según el análisis realizado por Attac, Ecologistas en Acción y otras organizaciones, el TTIP en su actual nivel de negociación tendría en síntesis las siguientes consecuencias: Se eliminan las normas reguladoras y las barreras reglamentarias que reducen los beneficios de las grandes corporaciones transnacionales. El objetivo es crear un mercado libre para los inversores en Estados Unidos y la Unión Europea y dar a las grandes empresas transnacionales todo el poder, incluso por encima del poder de los Estados. Creación de un Consejo de Compensación Regulatoria que daría a las empresas el poder de escoger y eliminar las normativas, recibir notificación de las nuevas propuestas de normativas antes de que sean aprobadas y la potestad de eliminar las restricciones que piensen que les pueden perjudicar. Se quieren relajar o eliminar las normas que pueden suponer una restricción o barrera para la libre inversión de las grandes empresas. Por ejemplo, en Estados Unidos, tras la crisis, se estableció la llamada regla Volcker, similar a la Ley Glass-Steagall (establecida en 1933 tras la crisis de 1929 y abolida por la Administración Clinton en 1999), que regula la actividad de la banca comercial o de depósito: esta norma o regla prohíbe la comercialización de productos derivados tóxicos, limita los bancos too big to fail (demasiados grandes para dejarlo caer y que, por tanto, hay que rescatar con dinero público) y establece algunas regulaciones a las transacciones financieras. En Europa esta regulación no existe y los lobbies de la City y el Gobierno alemán en nombre del sector bancario están presionando para eliminar la normativa estadounidense y suprimir cualquier tipo de restricción o regulación a la actividad de la banca financiera o de inversiones. Eliminación de la legislación sobre consumo europea, mucho más garantista que la estadounidense. Esto significa que podrán llegar a los supermercados europeos infinidad de productos alimenticios que, por ejemplo, podrían contener ingredientes genéticamente modificados, hoy prohibidos en Europa. Se favorece la deslocalización y relaja las normativas laborales. El hecho poco conocido es que Estados Unidos solo ha ratificado dos de las ocho normas fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y que la “armonización” USA-UE se hará sobre el mínimo común denominador: restringe el derecho de huelga y cualquier reforma futura encaminada a mejorar las condiciones de empleo podrá ser objeto de demandas de indemnización por parte de las empresas. Los servicios públicos serán víctimas de privatización. La educación, la sanidad, el transporte, las pensiones… todo será objeto de negocio para las grandes empresas. Se pondría en marcha un denominado Investor State Dispute Settlement (ISDS o Mecanismo de Resolución de Conflictos entre inversores y Estados), un mecanismo tan peligroso que permitiría a las grandes corporaciones y empresas denunciar a los gobiernos locales, regionales y estatales cuando consideren que una norma emitida por cualquiera de ellos puede restringir o limitar sus ganancias presentes o futuras. Se propone la existencia de tribunales especiales, formados por tres abogados privados, al margen de cualquier tribunal estatal o internacional, al que solo podrán recurrir los inversores y sus fallos serán inapelables. El peligro es tan grave, que las organizaciones agrupadas en torno al #TTIPnoGracias avisan que en la lista de ofertas en las negociaciones sobre servicios se extenderá a otras esferas, como la concesión de licencias para centros de cuidados de salud, la acreditación universitaria y escolar, el suministro municipal de agua, las instalaciones de eliminación de residuos, las centrales eléctricas y las licencias de radiodifusión, entre otros. Y, por si fuera poco, las pequeñas y medianas empresas quedarían laminadas por completo.
¿Qué lobbies manejan los hilos del TTIP?Un grupo de activistas entregaron una iniciativa contra el TTIP firmada por más de un millón de personas / Friends of the Earth Europe.El tratado de libre comercio (TTIP) entre la Unión Europea y Estados Unidos sigue forjándose en lo más oscuro de las instituciones de ambos lados del Atlántico. El pasado 2 de febrero comenzaron las octavas jornadas de su negociaciones en Bruselas, que durarán hasta el 8 del mismo mes. Mientras la opinión pública empieza a ver las orejas del lobby, grupos de presión, think tanks o firmas de abogados y relaciones públicas al servicio del poder privado llevan dos años moviendo en la sombra los hilos de un tratado que afectara a millones de personas.Durante la preparación de las negociaciones entre finales de 2012 y principios de 2013 , el Departamento de Comercio de la Comisión Europea fue presionado por 298 “partes interesadas”, de las cuales 269 correspondían al sector privado. Además, el 92% de las reuniones que la Comisión tuvo a puerta cerrada fue con corporaciones de presión empresariales. Esto deja en 26 los encuentros con grupos de interés público y significa que por cada cita con un sindicato o conjunto de consumidores se producían 20 con empresas y federaciones industriales. Así lo denunció el pasado verano el Corporate Europe Observatory. También, que los 25 grupos que más presionaron correspondían a lobbies de la industria.Agrupadas bajo “organizaciones paraguas”, las compañías más poderosas del planeta presionan a los poderes políticos para asegurarse de que sus polémicos intereses no se vean afectados. Desde el ACEA, grupo del sector automovilístico que representa a BMW, Ford, Renault, Volskwagen y otras muchas -cuyas acciones de lobby no han pasado desapercibidas- hasta el CEFIC, el conglomerado de farmacéuticas donde se esconden laboratorios como BASF o Bayer.Pero sin duda, BusinessEurope (federación de empleadores) y la Mesa Redonda Europea de Industriales son los lobbies más fuertes de la Unión Europea. Esta última fue fundada en 1983 para influir en políticas que favorecieran cada vez más a las grandes empresas transnacionales. Suyos son los éxitos del Mercado Único, las Redes Transeuropeas o algunos aspectos clave del Tratado de Maastricht, donde ya en 1991 dejó sus huellas sobre las bases de lo que sería en el futuro la Unión Económica y Monetaria.Este grupo de presión industrial, actualmente presidido por el CEO de la compañía de gas francesa Air Liquide, engloba a los magnates de las multinacionales europeas más importantes. Entre sus selectas filas hay cuatro españoles: Cesar Alierta (Telefónica), Pablo Isla (Inditex), Antonio Brufau (Repsol) e Ignacio S. Galán (Iberdrola). A diferencia de la mayoría de grupos de presión en Bruselas, la ERT (por sus sigas en inglés) no hace lobby en detalles legislativos, sino que gracias a su libre acceso a comisarios y parlamentarios centra la influencia en llenar la agenda de la UE con proyectos favorables a la globalización, y por tanto, a las multinacionales.También en América, compañías que engloban a Apple, Blackberry, Microsfot o IBM presionan con el nombre de Digital Europe :roto2:para lograr sus fines. Especial mención merece la potente maquinaria americana de lobby que la Cámara de Comercio de EEUU ejerce sobre el TTIP. Sólo en 2014, su gasto en cabildeo ascendió a 124 millones de dólares. En su sede en España (AmCham) hemos podido ver a lo largo del último año a todo el establishment español. Monsanto, McDonald’s o Procter & Gamble son los representados de este gigante americano que también trabaja estrechamente con la ERT en los temas que más interesan a sus miembros, ahora, el Tratado de Libre Comercio.Pero si hay una industria que se ha esforzado en influir a políticos europeos y americanos, esa es la agroindustrial. De las 560 reuniones con la Dirección General de Comercio que se han llevado a cabo, este sector ha protagonizado 113. Más encuentros que el lobby farmacéutico, médico, financiero y automovilístico juntos. “Se trata de tirar hacia abajo los derechos laborales, ambientales y supeditar la democracia al comercio para abaratar el precio de sus productos y servicios”, afirma sobre este sector a La Marea el portavoz de Equo, Florent Marcellesi, desde Bruselas.Las reuniones secretas de los grupos de presiónEl 82% de los encuentros celebradas por la Dirección General de Agricultura son con lobbies agroindustriales de gran alcance, que como Cargill o la Asociación Americana de la Soja poseen documentados antecedentes en la lucha contra la seguridad y sostenibilidad del medioambiente. Desde presionar en contra de los etiquetados de alimentos favorables al consumidor hasta cabildear en contra de la prohibición de pesticidas dañinos con la naturaleza. “El hecho de que la Comisión Europea trabajara de manera tan estrecha con estos agresivos grupos mientras preparaba las negociaciones del TTIP es una buena razón para preocuparse acerca del futuro que le espera a la naturaleza”, afirma Marcellesi.En función del grupo de presión, las políticas del tratado internacional sobre las que se quiere influir varían, pero el objetivo final de todos estos lobbies es la “cooperación normativa”. Un concepto de sonido inocente que propone alejar los asuntos más contenciosos del TTIP del examen público, ya que sólo se discutirían una vez firmado el tratado, mediante pactos secretos y acuerdos a puerta cerrada. Los parlamentos nacionales y las instituciones electas no podrán intervenir plenamente, y se limitará peligrosamente el debate público.Diversas organizaciones contrarias al tratado avisan de que cualquier intento futuro de establecer medidas más sostenibles y favorables a los derechos laborales serán desestimadas por las multinacionales como una “barrera contra el comercio”. Las corporaciones empresariales más fuertes -denuncian- han estado presionando para incorporar este idílico escenario incluso antes de que las negociaciones comenzaran. Así lo muestran la filtración de diversas cartas remitidas a la Comisión Europea por BussinesEurope o US Chamber of Commerce (Cámara de Comercio de EEUU).Otro problema que destacan los opositores del TTIP es que muchos lobbies ni siquiera están inscritos en el registro de transparencia europea, concretamente, más del 30% de los sectores privados que han presionado a la Dirección General de Comercio durante el inicio de las negociaciones: 94 empresas, entre las que encontramos nombres como Walmart, Walt Disney, General Motors o France Telecom.Un caso concreto de esta opacidad es el que ha llevado a varias organizaciones a presentar una denuncia contra Goldman Sachs. En el Registro de Transparencia Europea, el gasto en representación ante instituciones europeas que esta compañía declara es de 50.000 euros, una cantidad muy baja teniendo en cuenta que en Estados Unidos refleja una inversión en este aspecto 58 veces mayor. Las ONG denunciantes también alegan que el importe que se declara en este registro no cuadra con el que reflejan las firmas de relaciones públicas que le prestan servicio, ya que estas afirman haber recibido pagos de Goldman Sachs por un valor de más de 450.000 euros, una cantidad 9 veces superior a la que el banco de inversión dice gastar en lobby.Filtraciones que delatan a las multinacionalesA la falta de conocimiento sobre quiénes se reúnen con los políticos europeos se suman las continuas filtraciones sobre oscuras demandas que los grupos de presión realizan. Los ejemplos van desde los documentos que ha publicado Filtra.la o Wikileaks, hasta el informe presentado por el Centro de Derecho Ambiental Internacional (CIEL) y ClientEarth, que muestra cómo una propuesta secreta de los lobbies químicos podría dañar la legislación protectora de productos tóxicos.También, el hecho de no reflejar los temas que se tratan durante las reuniones entre lobbistas y políticos preocupa a las organizaciones de la sociedad civil. Durante el periodo inicial de negociaciones, sólo 5 de los 298 grupos indicaban los temas que se trataban en las reuniones.Todo esto sucede mientras la Comisión Europea afirma que no hay “ningún secreto”. Las organizaciones, de nuevo, denuncian que no sólo hay un interés por no publicar la lista de reuniones con los lobbistas, sino que cuando son exigidas se envían con meses de retraso y con amplios signos de censura. Un ejemplo es la petición de información que Corporate Europe Observatory envió en abril de 2013 para obtener una visión general de los contactos que la Comisión había mantenido con la industria durante los preparativos del TTIP. Los documentos llegaron 14 meses después de la presentación de la solicitud (si bien el derecho de la UE requiere una respuesta en un plazo de 15 días laborables) y además, en los informes la Comisión había blanqueado o ennegrecido partes comprometidas. “Si la Comisión Europea se tomara en serio el cabildeo y la transparencia publicaría las listas de todas las reuniones con los grupos de presión en su sitio web”, critican desde el CEO.La inexistencia de un debate público acerca del TTIPEn España pocos han sido los medios privados que han informado sobre el Tratado. De hecho, El Mundo sólo recoge en su hemeroteca 18 noticias relacionadas con el TTIP durante los dos años de negociación. En El País, durante los últimos dos meses sólo hay cuatro referencias: dos son cartas al director y otras dos son tribunas abiertas que reflejan las voces de sus partidarios, una de ellas la firman Miguel Arias Cañete, comisario europeo de Acción por el Clima y Energía , y Cecilia Malmström, comisaria europea de Comercio.La falta de conocimiento de la opinión pública nacional sobre las consecuencias de este polémico tratado, a pesar de las campañas de organizaciones contrarias a este, quedó en evidencia cuando la Comisión realizó una consulta sobre el criticado mecanismo de arbitraje entre Estados e Inversores (llamado ISDS). De las 150.000 respuestas ciudadanas recibidas, sólo el 2 por ciento venían de España.“Cuanto más se informa al público de lo que está en juego con el TTIP, más impopular se vuelve el acuerdo, porque la gente entiende que tiene mucho que perder”, afirman desde el Corporate Europe Obsevatory en relación a la falta de información que hay en los medios sobre las consecuencias negativas de este tratado. Quizá sea por ello por lo que la Comisión Europea elaboró una estrategia de comunicación para “comunicar de manera adecuada” las ventajas del Tratado. En un documento filtrado se refleja el contexto del TTIP, los retos principales de su comunicación, así como los mensajes y objetivos sobre los que debe de girar el discurso de las partes interesadas en su firma.Como afirma el Premio Nobel Paul Krugman en el New York Times. “Hay razones para apoyar este Tratado y razones para oponerse a él. Pero cuando la Cámara de Comercio de Estados Unidos hace de un acuerdo muy complicado su gran prioridad, y ofrece falsedades para justificarlo, deberíamos sospechar de que hay asuntos perversos ocultos en la letra pequeña”.