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Mensajes - Barcenitas

en: Octubre 31, 2013, 03:19:11 am 1 General / Transición Estructural / Mercancía, valor y relación social

Hola a todos, hace tiempo que os leo pero no me registré hasta ayer. Vengo también rebotao de Burbuja que se está haciendo insoportable.

Para presentarme y viendo el éxito que tuvo en este foro el debate entre Rallo y Pisitófilos subo un artículo muy potente sobre el tema escrito por el marxista argentino Rolando Astarita.

Si os apetece entablar un debate sobre el, ..., contar conmigo




"En una entrada anterior presenté una explicación de por qué, en la teoría de Marx, el capital es una relación social, consistente en la escisión entre propietarios y no propietarios de los medios de producción (aquí). En esta nota analizo por qué la mercancía y el valor son relaciones sociales. Más precisamente, por qué son el resultado necesario de una sociedad específica, caracterizada por la propiedad privada de los medios de producción. Este análisis permite también entender la diferencia sustancial entre la teoría del valor de Marx, y la teoría de Ricardo. Antes de entrar en el tema, aclaro que no pretendo sustituir la lectura de los textos de Marx. Simplemente trato de ayudar a la comprensión de algunos apartados del capítulo 1 de El Capital, como los referidos a la forma del valor.

Una primera aproximación

Empecemos con una primera aproximación a la noción de Marx de “forma social”. En los pasajes iniciales de El Capital Marx dice que en la sociedad capitalista la mercancía es “la forma elemental de la riqueza”, y poco después habla de la “forma social” de la riqueza material. Con esto quiere significar que, en la sociedad capitalista, los productos del trabajo humano, además de ser bienes físicos, tienen una propiedad o forma social, que consiste en ser mercancías. El trigo, por ejemplo, es mercancía, no por alguna cualidad física que le sea inherente, sino porque, bajo determinadas relaciones entre los seres humanos, es llevado al mercado para su comercialización; esto es, se convierte en mercancía. Su contenido material -y por ende, su utilidad-, es una condición para que sea mercancía, pero no determina al cereal como mercancía. Así, el trigo que producía una antigua familia campesina para su subsistencia, no era mercancía, aunque constituía una riqueza material que satisfacía sus necesidades. El ser mercancía, entonces, constituye una propiedad social, que remite a una forma de relacionarse entre los seres humanos para producir e intercambiar.

De la misma manera, también el valor constituye una cualidad social. Si digo, por ejemplo, que el trigo tiene tales y cuales propiedades nutritivas, y además vale x dólares, me estoy refiriendo a dos propiedades distintas. La primera atañe una cualidad física, que el trigo manifiesta con su cuerpo de trigo (la cantidad de nutrientes que posee la puedo examinar en el mismo trigo). La segunda, el hecho de que “vale”, es de otro tipo, es social, y por eso sólo la expresa el trigo a través de una relación, con el dinero, o con otra mercancía. Se trata de una propiedad objetiva (es el trigo el que tiene el valor), pero social, y por esta razón no puede manifestarse a través de alguna características física (véase Marx, 1999, p. 63, t. 1). Por eso también, el tener valor es una propiedad históricamente determinada; existieron sociedades en las cuales los productos del trabajo no eran mercancías, ni poseían valor, aunque sí valor de uso.


El segundo paso

En la sociedad capitalista los productos del trabajo se presentan como mercancías, y por lo tanto, como valores. En consecuencia, se intercambian en determinadas proporciones cuantitativas (x mercancía A por z mercancía B, etcétera). Esas proporciones son los valores de cambio (o los precios, si suponemos que hay dinero). Pero para que bienes cualitativamente diversos puedan compararse, argumenta Marx, debe existir alguna propiedad que les sea común. Además, cuando estudiamos los intercambios sistemáticos y repetidos de mercancías que son reproducibles por medio del trabajo, nos damos cuenta de que las proporciones en que se intercambian no son aleatorias. Tienen regularidades, esto es, existen ciertas proporciones entre los valores de cambio que se mantienen. Hegel dice en la Lógica que en estos casos hablamos de una “razón” que rige esas proporciones, que remite a alguna ley interna que rige. Esto nos lleva a pasar de la “superficie” (los valores de cambio, o los precios), a un nivel más esencial, que nos da la propiedad común que permite la comparación entre bienes cualitativamente distintos en sus valores de uso y propiedades físicas, y la ley que gobierna esos intercambios.

El análisis entonces demuestra que la única propiedad social que es común a las mercancías es que todas son productos del trabajo humano, considerado en su carácter de gasto humano de energía. Una vez hecha abstracción de los valores de uso -en tanto valores de uso todas las mercancías son diferentes- y del tipo específico de sus trabajos, queda solo un “residuo”, a saber, “una misma objetividad espectral, una mera gelatina de trabajo humano indiferenciado, esto es, gasto de fuerza de trabajo humana, sin consideración a la forma en que se gastó la misma” (Marx, 1999, p. 47, t. 1).

Llegamos así al concepto de valor, que podemos definir como el tiempo de trabajo objetivado, socialmente necesario, para producir la mercancía. Socialmente necesario porque para generar valor, los productores deben trabajar con una tecnología social y con una intensidad promedio, y también deben satisfacer necesidades sociales, que están determinadas cuantitativa y cualitativamente. De nuevo, vemos que el valor es una propiedad social: su contenido es tiempo de trabajo social. Aunque ese trabajo social -ese contenido o sustancia del valor-, aparece como una propiedad objetiva de las mercancías. Esto es, aparece como “valor” de la mercancía.

La pregunta que no se hace la economía burguesa

A partir de lo anterior, viene el punto que tal vez sea el paso crucial del argumento de Marx. El mismo empieza -al tratar la forma del valor, en el capítulo 1 de El Capital- por preguntarse por las características de la “objetividad” del valor. “La objetividad de las mercancías en cuanto valores se diferencia de mistress Quickly en que no se sabe por dónde agarrarla” (p. 58). Es que por más que se dé vuelta a una mercancía, no hay forma de aprehender algo que sea físicamente “valor”. Si volvemos un momento al pasaje  en que Marx se refiere al “residuo” que queda una vez hecha la abstracción de los valores de uso, vemos que habla de una “objetividad espectral”. Se refiere a que es una propiedad objetiva, pero que no se manifiesta en alguna característica física, que pueda ser medible; no hay “coágulos” o “bolitas” de trabajo socialmente necesario dentro de la mercancía, mediante los cuales ella pueda expresar que tiene valor. Esto se debe a que estamos ante una objetividad social, y como tal, “sólo puede ponerse de manifiesto en la relación social con otras mercancías” (p. 58). Solo a través de su comparación con otra mercancía, una mercancía determinada puede expresar que contiene valor.

Pero aquí se plantea una pregunta clave, que se hace Marx, y que nunca se había hecho la economía burguesa: ¿por qué esta forma del valor? ¿Por qué el tiempo de trabajo social tiene que manifestarse a través de esa propiedad objetiva de las cosas? Esto es, ¿por qué “el trabajo se representa en el valor”? ¿A qué se debe “que la medida del trabajo conforme a su duración se represente en la magnitud del valor alcanzada por el producto del trabajo”? (1999, p. 98, t. 1). En toda sociedad los seres humanos compararon directamente los tiempos de trabajo empleados en la producción de los diversos bienes, pero en la sociedad capitalista no comparan directamente trabajos, sino a través de “cosas que valen” en el mercado. ¿Por qué?

La respuesta es que se debe al tipo particular de trabajo que produce las mercancías. Es un tipo de trabajo específico, porque corresponde a una sociedad basada en propietarios privados de los medios de producción. Esto significa que cada uno trabaja de forma privada e independiente, pero a su vez forma parte de una división social del trabajo. De aquí que cada trabajo, que se realiza de manera independiente, tiene siempre que acreditarse como parte del trabajo social. En otros términos, son “productores privados de mercancías” (p. 131), que se enfrentan “como propietarios privados de cosas enajenables”, pero a la vez, integran el organismo productivo social. Son independientes, y por eso sus trabajos no son sociales de manera directa. Pero necesitan hacerlos valer en tanto trabajos sociales. Y esto último ocurre a través del mercado, donde los trabajos son comparados a través del valor de las mercancías. “Como personas independientes entre sí”, que están en una “relación de ajenidad recíproca” (p. 107), sus trabajos privados no son directamente sociales. En consecuencia, sólo se validan como sociales mediante la venta de sus productos.

Trabajo objetivado y forma de valor

Con lo anterior tenemos los elementos para comprender el que posiblemente sea el pasaje clave del análisis de la forma del valor, en que Marx demuestra por qué, para que haya valor, esto es, para que la mercancía tenga una propiedad que es a la vez social y objetiva, es necesario que encuentre la forma de expresarla, en su “lenguaje” de mercancía. Escribe: “Sin embargo, no basta con enunciar el carácter específico del trabajo del cual se compone el valor del lienzo” (p. 63). Esto es, no basta con decir que se ha empleado fuerza de trabajo humana, como gasto de energía. “La fuerza de trabajo humana, en estado líquido, o el trabajo humano, crea valor, pero no es valor”. Con esto Marx está diciendo que el trabajo constituye un principio explicativo del valor independiente, o sea, no remite a otro valor (véase Dobb sobre este aspecto, aquí). Sigue el pasaje: “Se convierte en valor al solidificarse, al pasar a la forma objetiva”. Podemos ver entonces que la mercancía tiene que adquirir esa “objetividad espectral” para que tenga la propiedad de “valer”, y para esto, es necesario que pueda expresarla como propiedad suya. Es lo que dice a continuación: “Para expresar el valor de la tela como gelatina de trabajo humano, es menester expresarlo en cuanto ‘objetividad’ que, como cosa, sea distinta del lienzo mismo, y a la vez común a él ya otra mercancía. El problema ya está resuelto” (ídem).

La forma del valor es entonces consustancial a la propiedad social, que deriva del trabajo realizado en condiciones de propiedad privada de los medios de producción. Para que el contenido del valor -tiempo de trabajo socialmente necesario- se plasme como propiedad objetiva de la mercancía, es imprescindible que ésta encuentre la manera de expresar esa propiedad. Y lo hace en el lenguaje de las mercancías, a través de los precios. Por eso, se trata de un mundo generado por los seres humanos, pero que éstos no dominan. Un mundo que, hasta cierto punto, se independiza de la sociedad: “el lienzo revela sus pensamientos en el único lenguaje que domina, el lenguaje de las mercancías” (p. 64). Esto es, la mercancía “dice” que su valor ha sido creado por trabajo humano abstracto, “diciendo” que otra mercancía, en cuanto es valor, está constituida por el mismo trabajo. De la misma manera “dice” que se trata de una objetividad que no es física, sino social, “diciendo” que el valor tiene el aspecto de otra mercancía (por ejemplo, el aspecto de oro, cuando éste se convierte en dinero). Por eso, para que haya valor, el trabajo privado debe ser validado como trabajo social en el intercambio: “es sólo en su intercambio donde los productos del trabajo adquieren una objetividad de valor, socialmente uniforme, separada de su objetividad de uso, sensorialmente diversa” (p. 89). Esa objetividad de valor es, por supuesto, el dinero. En esta concepción, la forma del valor es esencial para que exista el contenido, trabajo social objetivado; una cuestión que remite a la relación dialéctica entre forma y contenido, que presenta Hegel en la Lógica.

El apartado sobre el fetichismo

El apartado dedicado al fetichismo de la mercancía, que sigue al de la forma del valor, profundiza lo anterior (de hecho, la explicación del fetichismo ya está contenida en el análisis de la forma del valor).

Al inicio del mismo, Marx se pregunta de dónde devienen las complejidades que ha mostrado el análisis de la mercancía, y responde que no pueden derivar del valor de uso, ni del trabajo concreto (destinado a generar valores de uso). Pero tampoco “del contenido de las determinaciones del valor” (p. 87), esto es, de las características que conforman la sustancia del valor. Es que siempre los seres humanos emplearon energía en el trabajo; también tuvieron que interesarse por los tiempos de trabajo invertidos, y además, es un hecho que “tan pronto como los hombres trabajan unos para otros, su trabajo adquiere también una forma social” (p. 88).

Por eso, Marx vuelve a preguntarse de dónde sale ese carácter enigmático que distingue al producto del trabajo “no bien asume la forma de mercancía”. La respuesta es “de esa forma misma”. Es que la igualdad de los trabajos humanos, en la sociedad productora de mercancías, adquiere la igualdad de valores de los productos del trabajo; la medida del gasto de trabajo humano toma la forma de cantidad de valor; y “las relaciones entre los productores… revisten la forma de una relación social entre los productos de sus trabajos” (ídem). Esto significa que una relación social entre los seres humanos, adopta “la forma fantasmagórica de una relación entre cosas” (p. 89). Pero ello ocurre porque se trata de un trabajo social particular: son productores privados, propietarios privados de los medios de producción. En palabras de Marx: “Si los objetos para el uso se convierten en mercancías, ello se debe únicamente a que son productos de trabajos privados ejercidos independientemente los unos de los otros” (1999, p. 89, t. 1). También: “La división social del trabajo convierte en mercancía el producto del trabajo, y con ello torna en necesaria la transformación del mismo en dinero” (p. 132). No es un capricho, sino una necesidad que deriva de la misma estructura social. Dado que los trabajos son privados, dado “el comportamiento puramente atomístico de los hombres en su proceso social de producción” (p. 113), sólo en el acto de cambio esos trabajos adquieren su realidad como partes del trabajo social. Por eso también, la venta del producto es el “salto mortal” de la mercancía, el momento en que el trabajo privado se sanciona como social. Si por alguna circunstancia, el productor no puede vender su producto, metamorfosear la mercancía en dinero, significa que su trabajo privado no ha generado valor, no ha sido validado socialmente.

Asimismo, refiriéndose a la objetivación del trabajo en tanto valor de la mercancía, Marx escribe: “de hecho, los trabajos privados no alcanzan realidad como partes del trabajo social en conjunto, sino por medio de las relaciones que el intercambio establece entre los productos del trabajo y, a través de los mismos, entre los productores. A éstos, por ende, las relaciones sociales entre sus trabajos privados se les ponen de manifiesto como lo que son, vale decir, no como relaciones directamente sociales trabadas entre las personas mismas, en sus trabajos, sino por el contrario, como relaciones propias de cosas entre las personas y relaciones sociales entre las cosas” (p. 89). Los trabajos privados solo alcanzan realidad como partes del trabajo social conjunto a través del intercambio. Éste es el punto que Ricardo pasa por alto (también Sraffa e incluso algunos marxistas influenciados por el enfoque ricardiano). Parecen olvidar que en la sociedad mercantil los trabajos “no son directamente sociales”.

En otras sociedades

El carácter específicamente social del trabajo en la sociedad productora de mercancías es subrayado por Marx al compararlo con el trabajo en otras sociedades, donde los hombres no relacionan entre sí los productos de sus trabajos en tanto valores. Así, en la Edad Media europea, dado que las relaciones personales constituyen la base social, los trabajos y productos no asumen la forma de valores y mercancías, y los trabajos son directamente sociales (véase p. 94). Algo similar ocurre si el trabajo es colectivo, esto es, si está “directamente socializado”. En las familias patriarcales rurales, por ejemplo, “los diversos trabajos… en su forma natural son funciones sociales, ya que son funciones de la familia y ésta practica su propia división natural del trabajo, al igual que se hace en la producción de mercancías” (p. 95). Pero en este caso, y a diferencia de lo que ocurre en la producción mercantil, el gasto de fuerzas individuales de trabajo “se pone de manifiesto desde un primer momento como determinación social de los trabajos mismos” (ídem). También bajo “una asociación de hombres libres que trabajen con medios de producción colectivos y empleen, conscientemente, sus fuerzas de trabajo individuales, como una fuerza social” (p. 96), los trabajos serán directamente sociales. No necesitarán validarse como sociales a partir del intercambio de productos con valor.

Trabajo abstracto y concreto

Lo desarrollado hasta aquí permite comprender la importancia que tiene el examen crítico, realizado por Marx, de la distinción entre el trabajo concreto y abstracto. Recordemos que luego de haber reducido, mediante el análisis, el valor a trabajo socialmente necesario objetivado, Marx explica que así como la mercancía tiene valor de uso y valor, el trabajo tiene dos determinaciones: en tanto generador de valores de uso, todos los trabajos son concretos (reúnen múltiples particularidades, habilidades, etcétera), pero como generadores de valor, todos se igualan en cuanto gastos humanos de energía. En este último respecto, hablamos de trabajo abstracto. Pero, ¿cuál es la relevancia de esta distinción?

Reside en que pone de manifiesto el carácter específico del trabajo en la sociedad productora de mercancías. Es que en toda sociedad los seres humanos debieron gastar fuerza de trabajo (energía, músculos, nervios) para procurarse los bienes de uso. En este sentido, puede decirse que el trabajo, “considerado como universalidad abstracta”, es una categoría que expresa “la relación más simple y antigua en que entran los hombres cualquiera sea la forma de sociedad” (Marx, 1980, p. 305). Sin embargo, sólo en la sociedad capitalista el trabajo abstracto pasa a tener generalidad, y adquiere “realidad práctica”. Pasa a ser general porque solo en la sociedad capitalista se llega a una totalidad muy desarrollada de géneros de trabajos, ninguno de los cuales predomina sobre los demás. Para millones de seres humanos, hoy el trabajo cuenta como “simple gasto de energía”, es “trabajo simple” (y alienante), que sólo les produce un ingreso.

Pero en segundo lugar, y vinculado a lo que acabamos de explicar, el trabajo abstracto adquiere “realidad práctica” porque el gasto humano de energía ya no está presupuesto en la particularidad del trabajo, como sucedía en las sociedades no productoras de mercancías. En aquellas sociedades, el gasto humano de energía era un rasgo, una determinación, del mismo trabajo, que “se pone de manifiesto desde un primer momento como determinación social de los trabajos mismos, puesto que las fuerzas individuales de trabajo sólo actúan, desde su origen, como órganos de fuerza colectiva de la familia” (Marx, 1999, p. 95, t. 1). En esas sociedades no se trabajaba para producir valor, sino valor de uso. Lo que subyace a esta situación es una relación social: existe una fuerza colectiva -en el ejemplo citado, una familia- que distribuye el trabajo del conjunto, y cada una de las partes está asumida, ab initio, como parte de ese todo. El gasto humano de energía está presupuesto como gasto de la la colectividad productiva.

Distinta es la situación en la sociedad mercantil capitalista. Ahora, los trabajos privados, para validarse, deben ser productores de valores de uso y de valor, ya que el trabajo concreto (el trabajo en su forma natural) no es directamente social. Sólo se hace social a través de la generación de valores, que se sancionan en el mercado, mediante el lenguaje de los precios. Por eso, el trabajo debe aparecer bajo la forma indiferenciada de trabajo humano. Es una sociedad en la que se trabaja para producir valores, aunque para esto haya que crear valores de uso. Esta escisión, este doble carácter del trabajo, está en la base de la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas -creación de riqueza material- y los problemas derivados de la valorización del capital (caída de la tasa de ganancia). Es que el capital debe producir valor y valor de uso, y esta contradicción estalla cuando la valorización del capital entra en conflicto con la producción material, se interrumpe la acumulación y se paralizan las fuerzas productivas (véase Marx, 1999, cap. 15, t. 3).

Mercado, propiedad privada y teoría socialista

Naturalmente, la teoría del valor de Marx encierra una crítica al mercado. Dado que los trabajos se comparan a través de los precios, la regulación de los tiempos de trabajo ocurre a posteriori, “como necesidad natural intrínseca, muda, que sólo es perceptible en el cambio barométrico de los precios del mercado y que se impone violentamente a la desordenada arbitrariedad de los productores de mercancías” (1999, p. 433, t. 1)̣. En este ámbito, “la casualidad y el arbitrio llevan a cabo su enmarañado juego en la distribución de los productores de mercancías y de sus medios de producción entre los diversos ramos sociales del trabajo” (ídem). Por eso, en tanto subsista la propiedad privada burguesa, existirán los movimientos anárquicos de los precios, las subas y bajas abruptas de la producción, con sus consecuencias de despilfarro de trabajo humano social. Esa “anarquía de la división social del trabajo” no se puede suprimir con medidas administrativas; ni con intervenciones del Estado burgués (al estilo de controles de precios, y similares). Su origen y razón de ser es social, lo que significa que es consustancial al modo de producción capitalista.

Más en general, podemos decir que este modo de producción se distingue, en primer lugar, por el hecho de que la producción para el mercado pasa a ser la forma dominante y generalizada de la producción; y en segundo lugar, porque tiene como objetivo “directo y determinante de la producción”, la generación de plusvalía. De ahí que el eje de la crítica marxista es a la propiedad privada de los medios de producción. Ya en el El Manifiesto Comunista Marx y Engels plantearon que el rasgo distintivo de la teoría del comunismo (y de su programa) es la abolición de la propiedad burguesa: “la teoría de los comunistas puede ser resumida en una sola frase: abolición de la propiedad privada”. La noción de la mercancía, el valor y el capital como relaciones sociales, históricamente determinadas, está en la base de esta crítica a la relación social sobre la que se levanta la civilización burguesa."

http://rolandoastarita.wordpress.com/2013/09/17/mercancia-valor-y-relacion-social/

en: Abril 21, 2013, 18:43:56 pm 2 General / Las cloacas del sistema / La primera ‘lista Falciani’

Citar
La primera lista de evasores elaborada con la información de Hervé Falciani que llegó a España en 2010 permitió a Hacienda recuperar 260 millones de euros. El repertorio, con 1.500 nombres, sirvió para identificar a 659 presuntos evasores. Un rastreo iniciado por EL PAÍS en diferentes juzgados de España ha permitido identificar a algunos de ellos. Se trata de aquellos contra los que se apreciaron indicios de delito fiscal, es decir, los casos en los que la cantidad supuestamente defraudada superó los 120.000 euros.

AUDIENCIA NACIONAL

Manuel Lao Hernández. Presidente de la multinacional del juego Cirsa y de otras compañías.
Emilio Botín Sanz de Sautuola García Ríos, presidente del Banco Santander; Ana Patricia, Francisco Javier, Carmen, Emilio, Paloma y Jaime Botín Sanz de Sautuola García Ríos, expresidente de Bankinter; Lucrecia, Marcelino, Gonzalo, Marta y Alfonso Botín Sanz de Sautuola Naveda. La denuncia fue archivada por el Juzgado Central 4. Los Botín regularizaron y pagaron a Hacienda 200 millones de euros.

MADRID

Sixto Delgado Coba.
Miguel Fernández-Braso Fernández. Galerista y editor. Administrador de la sociedad Arjonilla, dedicada a la comercialización de obras de arte.
Carlos Vicente Ortega Cedrón y Almudena Olazábal Araco. Directivo de la firma de moda Pepe Jeans.
Abraham Benzaquen Belilty. Administrador y socio en varias inmobiliarias, promotoras y empresas de exportación e importación de electrónica.
Manuel González Torre y Elena González Hochstein.
Jorge Gracia Barba. Administrador de Canaryfender, empresa de servicios portuarios.
José Antonio Conde Ximénez Embun. Director general de la empresa de plásticos Covinil.
Noe Moreno Lopez-Ballinas. Abogado administrador de diversas promotoras inmobiliarias, como Delite Global.
Paula Beatriz Coda Muradas, Guillermo Coda Castaño y Ana María Muradas Miñaur. Los dos primeros dedicados a la adquisición, suscripción y tenencia de acciones.
Francisco Javier Valle Sánchez.
Francisco Javier Agueda Martín. Consultor en Tairona Consultores.
Pablo Moreno López-Ballinas. Figura en varias empresas dedicadas a la compraventa y arrendamiento de fincas y promociones inmobiliarias.
Anne-Marie Abadie. Dueña de Inmodecor Abadie, empresa de decoración y muebles.
Jacob Benzaquen Belilty. Con cargos en ocho empresas dedicadas a la compraventa de inmuebles y la importación y exportación de relojería.
Edgardo Daniel Perelmuter. Administrador de una inmobiliaria.
José María Ardura Alonso y Manuela Gómez Pérez. Consultor de empresas.
Mariano Olazábal Echencia y Margarita Reygadas Dahl. Presidente y secretaria de Dehesa Tacones, dedicada a la explotación de fincas rústicas. El primero acumula 26 cargos en varias empresas.
María Belén Pérez-Minayo Barroso. Miembro del consejo de varias empresas de servicios financieros.
Joel David Alar. Miembro del consejos de varias empresas de consultoría, fondos e inversión colectiva.
Jean Paul Bernard y María Elena Feo Palacios.

BARCELONA

Juan José Renedo Ruiz.
José Cabanes Planas y Tecla Tobina María de Lange Thiandens. Dedicados a la asesoría de temas energéticos de empresas.
Didac Fabregas i Guillén. Propietario de Infiprox, gestora de inmuebles. Ha participado en proyectos inmobiliarios y empresas químicas.
Francisco Castañer Soler y Elisa Enseñat Benlliure. Ingeniero, gerente Propietario de Auto Chartering, dedicada al transporte marítimo. Ella es patrona y vocal de la Fundación Mariano Benlliure.
Josep Maria Bosch i Aymerich. Empresario, ingeniero y arquitecto, diseñó edificios como la antigua sede de La Caixa en Madrid. Fundador del Grupo Bosch Aymerich.
María Dolores Serra Quesada. Administradora de la Inmobiliaria Moragas.

LAS PALMAS

Juan Arencibia Rodríguez. Abogado en Las Palmas y exsocio de Ernst & Young.
Santiago Carlos Quevedo Valido. Apoderado de Megastore Computer Canarias (venta de material informático) y representante social de la inmobiliaria California Beach y la alimenticia Batru.
Eufemiano Fuentes Rodríguez y Cristina Pérez Diaz. Junto con su esposa, el médico protagonista de la Operación Puerto ingresaba presuntamente en la empresa Codes Holding Limited las cuotas del tratamiento de dopaje de sus clientes.

MÁLAGA

Rogelio Mestre Hernández.
Ruchti Peter Niklaus
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OTROS PARTIDOS JUDICIALES

Antonio Rosero Herrero y María Felisa Navarro Santos. Empresario de Murcia. Grupo Rosegar de productos hortofrutícolas. Denuncia interpuesta en el juzgado de Murcia.
Antonio Solanas Montes y Antonia Blanch Nicolau. Empresario de Zaragoza involucrado en 1989 en un caso de evasión de divisas. Denunciado en el juzgado Zaragoza.
Gustavo Dario Crnko. Exjugador de fútbol argentino, representante de futbolistas con licencia FIFA. Dirige la empresa Crnko Sports Services. Denuncia en Santander.
Herrmann Bradley Lawrence. Denuncia en Cádiz.
Jacobo Luis Tovar Espada Pérez. Procurador. Denunciado en A Coruña.

OTROS INVESTIGADOS

Juan Lao Hernández. Presidente y fundador del grupo de máquinas recreativas Conei, tras salir de la empresa familiar Cirsa. El caso se archivó al haber regularizado su deuda.
Ramona Mulinari Florencia. Esposa de Juan Lao. Consejera en diversas empresas. Pagó su deuda.
Gonzalo Rodríguez Castro García Ríos y Elizabeth Eubank Bringhurts. Asesor de empresas. Archivado tras el pago de la deuda.
Bernardo Lafuente Ferriols y María Ginesta Hervás. Presidente y consejera de BMS, dedicada a la explotación de fincas agrícolas. Pagó la deuda.
Fernando María Masaveu Herrero. Consejero de varias empresas. Archivado por el pago de la deuda.
Irene Delia Rodríguez. Archivado tras el pago de la deuda.


http://politica.elpais.com/politica/2013/04/21/actualidad/1366522419_772068.html
Con Chipre marcando tendencia los depósitos ya no serán lo que son

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La cifra total en poder de los depositantes residentes en España descendió un 0,14% en febrero, hasta los 1.483.941 millones de euros.


http://www.20minutos.es/noticia/1773467/0/depositos/banco-espana/febrero-2013/

1-bolsa, previo al Mayor Festin Bursatil de la Historia-las pensiones
2- ladrillo, operación membrillo III  rebote gato muerto
3- extranjero
4- fondos bancos
5- depositos en compañías de seguros
6- economía ordinaria y proyectos TE  :biggrin:
----edito
oro, plata..
tierras?
bitcoin
A consecuencia del Chipre-Gate (todavía en proceso una semana después) he tenido que, una vez más, revisar mi estrategia vital a corto, medio y largo plazo.

He vuelto a juguetear con la idea de que lo peor puede estar por llegar (cada vez que leo el foro con demasiado interés me pasa...  ¿por qué será? :roto2:) y que lo mismo gastando una pequeña parte de unos ahorros que igual me "limpian" de todas maneras podría incrementar mis posibilidades de supervivencia si todo se va al garete de mala manera.

Por eso pensé en abrir un hilo al respecto, lo que se vio reforzado con el excelente link que nos trajo wanderer y que copio más abajo. Abierto queda pues el hilo para compartir impresiones, ideas y experiencias sobre la preparación para lo peor, survivalismo o como quiera que se haya traducido el concepto al castellano.

Un saludo y gracias por participar.

Tómense esto como quieran, pero aquí tienen una entrada de ZH para que los usanos se preparen para el Mad Max:

Citar
Guest Post: Time To Plan For The Worst Rather Than Hope For The Best

Submitted by Tyler Durden on 03/22/2013

reparation for disaster, whether natural or man-made, should be as vital as any ideal found in the various practices of religion and spiritualism. Preparedness should be treated with reverence, discipline and duty. The drive for preparation should be seated in the very heart of humanity. As individuals and as a society, we should hold preparedness dear, for it is an expression of the desire for survival and the key to maintaining our inherent freedoms. Without self-sufficiency, we set ourselves up for endless failure and enslavement.

Preparedness must be approached with passionate resolve; otherwise, there is no point. Halfhearted survivalists are just as likely, if not more likely, to get themselves killed as the average oblivious urbanite and suburbanite. Unfortunately, even in the liberty movement, I have come across many halfhearted and lazy survivalists who would rather hope for the best than prepare for the worst.

The primary issue has always been one of “distraction.” Even those who are fully informed of the very real and immediate dangers to our economy and our Nation as a whole find it difficult not to get wrapped up in the concerns of the old America. Mind-numbing job environments, superficial family dramas, television hypnosis, Facebook narcissism, consumer addictions, improving one’s perceived social status: all of these things waste precious time in our daily lives, making us weak and sapping our resiliency. They encourage us toward apathy. Always, we are telling ourselves: “I did nothing today, but tomorrow will be different.”

I hear many excuses and conflicts in my work as an economic analyst and preparedness adviser. Some come from people who are already in the liberty movement and should know better. Others come from people who for one reason or another seek to dissuade us from personal preparation. Here are just a handful of the many irrational arguments against survival planning that I am confronted with on a daily basis.

"Prepping Is For Crazy People And Chicken Littles"

Catastrophes occur all the time. Sometimes they are regional, sometimes they are national, and sometimes they are global. Since the age of the baby boomer, America has been spared widespread disaster for the most part, and this has bred in us a deep-rooted normalcy bias. We wander about in ignorance, thinking that tomorrow will always be just as comfortable as today and that because we have never witnessed real pain and suffering, we likely never will. To me, this attitude is far more unbalanced and insane than the forward-thinking mindset of the average prepper.

Hilariously, survivalists are called “crazy” simply because they refuse to operate on foolish assumptions like the rest of society. We know from modern historical example — from the Great Depression to Weimar Germany to the collapse of the Soviet Union, Bosnia, Argentina, Greece, etc. — that the prepared and independent live, while the rest often die. We refuse to assume, especially in light of recent events, that such calamity will not occur in the United States.

"Survivalism Is Stigmatized By Unpleasant Associations"


It’s true, propaganda organizations like the Southern Poverty Law Center have gone out of their way to attack and marginalize survival culture. They seek to draw false associations between us and racist, extremist domestic terrorist, blah, blah, blah. In the end, none of this matters. The SPLC is an irrelevant entity clamoring desperately for relevance, and America’s survival communities continue to grow despite their subversive activities. The truth, once recognized, has a way of steamrolling over groups of liars.

Individual preppers and potential preppers need to stop worrying about what everyone else thinks and do what they need to do to ensure the longevity of themselves and their families. Labels are only as powerful as the credence we give them.

"My Family Is Not On Board"

I hear this one all the time; and, really, it doesn’t matter. If you can’t take preparatory actions without constant approval from your family, then perhaps you need to examine your family dynamic rather than throwing away your survival plans. Doing the right thing is not reliant on the affirmations of a spouse or relative. Doing the right thing means taking action regardless of the obstacle, even if that obstacle is family.

It might not seem like it now, but survivalism is worth all those late-night quarrels, angry stares and sarcastic rolling eyes. If they can’t accept that preparedness is a part of your life, then that is ultimately their problem, not yours. You can continue in the knowledge that, one day, they will thank you for ignoring their ankle-biting and self-absorption.

"I’m Always Too Busy"

No one is too busy for preparedness. Much of what the average American does each day is designed to distract and entertain him, rather than enrich him in a useful way. The sad reality of the American lifestyle is that it revolves around the desire to avoid being alone with our own thoughts. In fact, the consumer ideology thrives on people’s need to fill the vacuum with incessant entertainment and diversion. Much of what we call being “busy” is actually a self-created matrix of illusory and shallow amusement designed to help us forget the more important and vexing matters of the world.

Turn off the TV, skip a few parties, rethink the career you hate, take your eyes off your damn iPhone for a day and consider what is really important. Stop worrying about what is comfortable and accept that very soon all the conveniences you now find yourself attached to may disappear anyway. Wean yourself off the teat of the establishment now or be forced to go cold turkey later. These are your options. Get used to it.

"I Can’t Afford To Prepare"

In some cases, I find this to be true. We are, after all, in the midst of an economic collapse, and many Americans are indeed falling into poverty. However, in at least half of the instances where I hear this excuse, it turns out not to be true.

Every survivalist starts out with nothing. He first builds a foundation, usually with a storage made up of essential bulk foods, and then expands. Food is the greatest Achilles’ heel of our culture. With the freight system our country has in place, grocery stores keep little to no real inventory and only a normal week’s worth of supplies on the shelf at any given time. During a crisis, this food disappears within hours, not days. Any imbalance in our freight system (like an explosion in gas prices) would result in a complete loss of national supply. A mere six weeks of disruption (as things stand today) would likely wipe out about 80 percent to 90 percent of the U.S. population through starvation.

Today, a single paycheck ($600 to $1,200) could be used to purchase enough dry bulk foods to last a family of four close to a year. Though variety may be lost, at least starvation is averted. Yet, many people, including those in the liberty movement, do not have even a year’s supply of basic staples, despite their low cost. If every family in the United States used one paycheck to purchase a food foundation, the effects of an economic collapse would be vastly minimized.

"I Like The Convenience Of The City, Even Though It Will Be Dangerous During Collapse"

The city is a distraction addict’s paradise. There is always something to mesmerize the senses at any given hour. On top of this, many cities are slathered with Federal funds, which the cities use to pour into beautification projects that give residents the illusion of economic improvement and progress. On a recent speaking tour in the Los Angeles area, I was reminded of the conundrum of the city environment. Millions of people on welfare and food stamps, exponential homelessness, massive potential for violence and destruction: yet they are surrounded by sharp, sleek, new shopping centers and refurbished business districts. The reality of many cities is that they are financially imploding, but on the surface everything glows like gold. This gives the average person and even some preppers a false sense of security.

If they refuse to move away from their beloved metropolis, preppers should at least have a retreat location relatively far from the area — at minimum, a day’s drive away and several days’ walking distance. If you do not have this, you are not prepared. The bottom line is: more people, more problems. Anyone who claims otherwise has never studied the collapse histories of other modernized nations.

"What’s The Point Of Preparing? You’re All Going To Die Anyway"


This is the nihilist argument, and it’s my favorite. Nihilists are weak-minded and weak-spirited people who realize, at least subconsciously, that they are incapable of struggle and survival. Deep down, they feel shame and self-loathing. But they would never admit to this openly. Instead, they project their weaknesses on the rest of humanity. In their mind, if they can’t survive, nobody can survive. By assuming that their weakness is everybody’s weakness, they protect their own fragile ego and avoid admitting that they are the only ones that have no chance of weathering a disaster.

"Stop Living In Fear: Humanity Is Adaptable, Technology Will Save Us"

This is probably the most idiotically pretentious philosophy being peddled around the liberty movement today, and it stems from what I call “delusional optimism.” You see, looking into the abyss and accepting the fact that you are about to be pushed over the edge is a difficult thing to do. Some people respond to the terror through fantasy. They imagine that the worst could not possibly happen, that there will be no consequences, that the pain of hitting the bottom will not be so bad, that in mid-drop someone will come along and teach them to fly. They search and search for that silver bullet solution that will save them from the wretched horror of full-blown social destruction.

This delusion manifests itself in many ways, but lately I have seen it coalesce in a movement toward technology worship.

Hell, I’m a fan of new technologies, too. And I certainly believe that many of them are suppressed by the establishment to keep the masses physically and psychologically dependent. That said, I am not foolhardy enough to believe that the mere presence of these technologies alone will save us from fiscal collapse and totalitarianism. Given time (lots of time), new technologies could help the masses break away from the mainstream system. This is time, I’m sorry to say, that we do not have. As I have discussed in recent articles on our economic situation, any tremor in the global system will be enough to send the entire edifice crashing down.

Hoping for a slow steady grind until we are able to adopt fantastic new tech is pushing the envelope of logic.

We already have the technological capability for the average person to live comfortably off the grid with electricity and other amenities we have grown fond of; yet the establishment elites are still in power, and they are still engineering numerous misfortunes. Until they are removed from power, no amount of invention is going to change a thing.  The technological fantasy is used by many people to avoid the reality that a very ugly fight is coming, and whether they like it or not, they may have to one day experience and perhaps even participate in that ugliness.

Finally, survivalists do not do what they do out of fear. We do what we do out of love. We love freedom. We love the principles of liberty that founded this country. We love our children and seek to secure their futures. We are not afraid of collapse, because we are ready for collapse. We do not need to con ourselves with false optimism and false hope, because we have already strengthened our souls with reason and courage. True survivalists are exactly what every American should be already; honorable individuals steeped in the confidence of their own ability to handle any adversity, no matter how monstrous it may be.

http://www.zerohedge.com/news/2013-03-22/guest-post-time-plan-worst-rather-hope-best

El resumen en el que andamos liados

1ª Parte


Bárcenas y los tesoreros del PP.

Del Post Franquismo al Proceso Argentino.

Las dos caras de un mismo expolio.



La historia de los 22 millones de euros encontrados en Suiza no es, como muchos nos quieren hacer creer, un hecho aislado atribuible en exclusiva al que fuera tesorero del Partido Popular, antes Alianza Popular.

Es la historia de un conglomerado mafioso que lleva más de treinta años expoliando este y otros países con el silencio cómplice de los mismos que hoy dicen escandalizarse.

Es la misma Gran Mierda que, a fuerza de engordar, ya no cabe en ninguna cloaca.

El historial de varios ex-tesoreros del PP nos lleva al epicentro de una estructura de poder multinacional con no pocas ramificaciones criminales. Una estructura podrida que en España está  representada por los herederos del Franquismo.

Ya hemos hablado aquí de cómo se produjo el asalto al BBVA por parte de Aznar y Rodrigo Rato, de Francisco González, de FG Valores y de cómo ardieron los soportes documentales de la auditoría que complicaban el futuro del presidente del BBVA en el misterioso incendio del Edificio Windsor.

http://ciudadanos-de-espartinas.lacoctelera.net/post/2012/05/13/de-operacion-bankia-bbv-privanza-y-burbuja

También hemos hablado de la relación del Banco Popular con el Opus Dei y con Helena Revoredo (Prosegur) y de la conexión argentina de Prosegur, de la Banca March, de Alfredo Yabrán, de Gut y del narco terrorista Monzer Al Kassar. 

Hemos hecho referencia a las relaciones del Clan Herrando y Prat de la Riva con el Popular, el Opus, el BBVA, la Trama Malaya y la Nephila Vasca y a las de Tarodo Hoffman con Zurawka, la fundación Hannss Heidel, Faes y el narco presidente colombiano Álvaro Uribe.

http://www.transicionestructural.net/las-cloacas-del-sistema/banco-popular-opus-dei-prosegur-blanqueo-y-otras-mierdas/


Toca hoy hablar de los complejos hilos que unen la Dictadura Argentina de Videla y José Alfredo Martínez de Hoz (1976-1983) con el Post Franquismo de Fraga (AP-PP).

Toca hablar del expolio a ambos lados del charco y de los siniestros personajes que lo han perpetrado.   







Bárcenas, Naseiro, Gürtel, Cuadros, Caja Madrid, el Banco Popular, la Lavandería Industrial y el BBVA

Rosendo Naseiro, un tipo sin estudios y de origen humilde, es un importante coleccionista de arte español y dicen que está considerado como uno de los máximos especialistas en bodegones. Cuenta El Mundo que hizo fortuna con el negocio de la tintorerías y los camiones. Las lavadoras industriales le llevaron al mundo del arte y a la política. Y así fue como desde su Galicia natal desembarcó en Alicante para convertirse en 1987 en secretario de finanzas del Partido Popular.
 
http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2006/570/1159653603.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Rosendo_Naseiro


Naseiro es el ex tesorero que dio nombre al caso de financiación ilegal del Partido Popular a finales de los años ochenta. Pese a las pruebas contundentes que recogían las grabaciones policiales, el Tribunal Supremo archivó la causa porque las escuchas telefónicas habían sido autorizadas para un caso de narcotráfico en el que estaba implicado Rafael Palop, hermano de Salvador Palop, entonces concejal del PP en el Ayuntamiento de Valencia.

En el Caso Naseiro también resultó imputado un tercer tesorero popular, Ángel Sanchís, predecesor de Naseiro en el cargo, del que hablaremos más adelante.

Tal y como publicaba Francisco Mercado en El País (15-03-2011), tanto Bárcenas como Naseiro intervienen en varias tramas de compra-venta de cuadros muy extrañas. 

Una de las operaciones sospechosas de blanqueo destapadas en la Trama Gürtel estaría relacionada con la supuesta compra de un cuadro por 330.000 euros en la que pudieron participar Luis Bárcenas y/o Rosendo Naseiro. Según consta en las anotaciones que contenía un pen drive requisado por la policía al tesorero de Gürtel, José Luis Izquierdo, el dinero procedía de uno de los pagos de Correa a Bárcenas. El pago se registró el 19 de Febrero de 2002 y unos meses mas tarde, Bárcenas pidió un crédito al Banco Popular por esa misma cantidad. La hipótesis policial es que detrás de estos movimientos se esconde el método de blanqueo de créditos duplicados o cancelados. 

La “afición” pictórica de Bárcenas no queda aquí. En 2006, Rosalía Iglesias Villar, ama de casa y esposa de Bárcenas ingresó 500.000 euros en una sucursal de Caja Madrid. Según Bárcenas el dinero procedía de dos cuadros que compró en 1987  por 1.803 euros y vendió en 2006 por 558.196 euros.

Otra operación de mayor calado se corresponde con la compra de 40 obras de arte por 25 millones a Rosendo Naseiro, realizada en 2006 por el BBVA. Dichas obras fueron entregadas en dación (en lugar de pago de impuestos) por parte del banco y cuelgan hoy en el Museo del Prado. 

Banca, cuadros y tesoreros forman un recurrente triángulo de blanqueo que denota cierta connivencia entre poderes aparentemente inconexos que solo puede explicarse con la participación  de agentes mas importantes que Bárcenas o Naseiro. 

http://elpais.com/diario/2011/03/15/espana/1300143609_850215.html

http://www.museodelprado.es/enciclopedia/enciclopedia-on-line/voz/coleccion-naseiro/

http://blogs.ondacero.es/otrasentradas/territorionegro/entry/el_ex_tesorero_del_pp1

http://www.publico.es/espana/438590/luis-barcenas-declarara-como-imputado-por-delito-fiscal

http://politica.elpais.com/politica/2013/01/16/actualidad/1358367354_548860.html




Bárcenas, Sanchís, Fraga, Maletines, Cuentas Suizas y Limones Argentinos

Las investigaciones judiciales de la trama Gürtel han revelado que Luis Bárcenas llegó a tener 22,1 millones de euros en una cuenta del Dresdner Bank de Ginebra y han vuelto a poner el foco sobre Ángel Sanchís Perales, otro ex tesorero del Partido Popular imputado en su día en el Caso Naseiro.

La relación entre ambos viene de lejos. Tal y como reconoce el propio Sanchís, fue el quien introdujo a Bárcenas en el PP.

Sanchís, el frutero valenciano que se convirtió en financiero y rico empresario, tiene un pasado un tanto turbio. Un polémico negocio de gasolineras en Extremadura parece estar en el origen de su fortuna. La venta de carburante adulterado le acarreó una condena del Tribunal de Contrabando de 200.000 mil pesetas. No es este el único problema que ha tenido Sanchís con la justicia. En 1991, el juez de primera instancia nº 14 de Madrid le acusaría de quiebra fraudulenta de la sociedad Videoclub España SA.

En 1973, mucho antes de convertirse en tesorero de Fraga, Sanchís creó Nuevo Banco del que fue presidente y principal accionista. Fichó entonces a Luis Bárcenas, hijo del director de la sucursal del Banco Central que le proporcionaba crédito. Conoció a Manuel Fraga a través de Carlos Robles Piquer, cuñado del ex ministro franquista y miembro del consejo de administración de Nuevo Banco.

La venta de la entidad al Banco de Levante le habría reportado a Sanchís unos 2.000 millones de pesetas. Creó la sociedad Corporación Industrial 25 en la que cobijó a Fraga en calidad de consejero durante su breve abandono de la política en 1979.

Cuando Fraga puso a Sanchís al frente de las finanzas de AP, este se llevó consigo a Bárcenas.  Sanchís, íntimo amigo de Abel Matutes, era el hombre del maletín que captaba fondos para financiar Alianza Popular.

Según publicaba recientemente Clarín, Sanchís compró la finca La Moraleja, provincia de Salta, en 1978 con el visto bueno de Roberto Augusto Ulloa, gobernador militar de la época, en plena dictadura argentina. La Moraleja tiene una extensión de mas de 30.000 hectáreas y es hoy una de las principales productoras de limones del mundo. Uno de los activos de La Moraleja SA es un contrato de suministro con Coca Cola.   

Y es precisamente a esa compañía, a la que el Instituto de Crédito Oficial de España prestó 18 millones de dólares en 1997, siendo José María Aznar presidente y Rodrigo Rato ministro de Economía, a la que Bárcenas habría desviado parte del botín escondido en Suiza.
 

http://www.lasexta.com/programas/mas-vale-tarde/noticias/angel-sanchis-frutero-rico-empresario_2013012200202.html

http://www.rtve.es/noticias/20130121/otro-extesorero-del-pp-desmiente-barcenas-este-vinculado-empresa-su-familia-argentina/604067.shtml

http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81ngel_Sanchis

http://episodionacinaldehoy.blogspot.com.es/2013/01/conexion-suiza-de-casimiro-garcia.html

http://elpais.com/diario/1990/04/21/espana/640648809_850215.html

http://www.clarin.com/mundo/conexion-argentina-escandalo-coimas-Espana_0_850715027.html

http://elcomunista.net/2013/01/20/la-trama-barcenas-y-sanchis-un-imperio-economico-en-argentina-y-brasil-ultima-hora/

http://www.eldiario.es/politica/Gobierno-Aznar-argentina-Barcenas-Sanchis_0_92390949.html



La Moraleja, Salta, Dictadura Argentina y Triple A

Para comprender como llega un frutero valenciano que trapichea con carburante adulterado a hacerse con una finca de 30.000 hectáreas en Argentina, es necesario repasar el contexto en el que se produce esa compra y conocer el entorno criminal que lo rodea.

Hasta noviembre de 1974 el gobernador de Salta era el médico peronista Miguel Ragone, que denunció en estos términos lo que estaba sucediendo en esa provincia norteña:
 
"La Provincia, afirma Ragone, como parte integrante de la Nación, padece la deformación colonialista impuesta por los centros mundiales de poder ..." (Mensaje de Ragone. 25/05/73).

Ragone fue secuestrado el 11 de marzo de 1976, trece días antes del golpe militar, y su cuerpo continúa desaparecido. Todo indica que detrás de aquella desaparición, como de tantas otras, estaba la organización paramilitar conocida con el nombre de la Triple A comandada por José López Rega.

Y es en ese contexto de asesinatos, persecuciones y secuestros paramilitares en el que tiene lugar la venta de La Moraleja, si es que hubo tal venta, a Ángel Sanchís o a un grupo de inversores no identificados.

http://www.nuevatribuna.es/articulo/america-latina/las-conexiones-de-la-gurtel-y-la-dictadura-argentina/20130124093717087165.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Ragone

http://es.wikipedia.org/wiki/Alianza_Anticomunista_Argentina



José Alfredo Martínez de Hoz, Salta, Dictaduras y Genocidio Argentino 

El que fuera ministro de Economía de la Dictadura Argentina que tomó el poder por la fuerza en 1976, había sido veinte años antes ministro de Economía en la provincia de Salta, formando parte del Gobierno militar que derrocó a Juan Domingo Perón en 1955.

José Alfredo Martínez de Hoz, político, economista y abogado, es uno de los representantes del liberalismo económico a ultranza en la historia argentina. De sus lazos con la cúpula militar nació un sistema de espionaje y vigilancia orientado a identificar a los principales activistas sindicales. Ese sistema fue aplicado en una de sus empresas como campo de pruebas para las prácticas represivas que se iban a ejercer durante el Proceso de Reorganización Nacional, la dictadura más sangrienta de la historia argentina marcada por el terrorismo de estado, la desaparición y asesinato de miles de personas, los vuelos de la muerte, el robo sistemático de recién nacidos y otros muchos crímenes de lesa humanidad.

Los Responsables del Hambre en Argentina, un artículo de El País del año 2002, se hacía eco de un informe de la revista argentina Veintitrés que señalaba a José Alfredo Martínez de Hoz como una de las 1.500 personas influyentes que sacaron unos 3.000 millones de dólares meses antes del corralito argentino al tiempo que lanzaba esta tremenda pregunta: ¿Cómo puede ser que en este país se mueran niños de hambre?" .

En 2010, el ex ministro e ideólogo de la dictadura argentina (1976-1983), José Alfredo Martínez de Hoz, fue detenido a la edad de 84 años, por su implicación en el secuestro de dos empresarios textiles, padre e hijo, ocurrido en 1976.

Por la trascendencia que tienen los Martínez de Hoz en el saqueo histórico de Argentina, y por el papel determinante que tuvieron en los sistemas dictatoriales represivos, especialmente en El Proceso, reproducimos en parte el artículo “El perverso jefe civil de la dictadura” de Federico Dada:

(…) El golpe militar se produjo el 16 de setiembre del ’55. En ese entonces era gobernador en Salta el Dr. Ricardo Joaquín Durand, quien había asumido el 4 de junio de 1952. Cinco días después del alzamiento militar, Durand fue destituido y asumió el 21 de setiembre el Teniente Coronel Arnoldo Pfister en forma provisoria, designado desde Buenos Aires por el alto mando militar. Cuatro días después, el 24 de setiembre, asumió en su reemplazo como Interventor militar, el General Aquiles Moschini. Estuvo también días. El 1 de octubre del ’55 asumió el Teniente Cnel. (RE) Julio R. Lobo como Interventor federal, hasta el 12 de mayo de 1956. El Dr. Arturo Oñativia asumió como interino solo cuatro días, hasta el 16 de mayo. Y quien le continuó como Interventor Federal fue Alejandro Lastra, que estuvo al frente de la provincia hasta el 5 de abril de 1957.

Lastra llegó de Buenos Aires enviado por el presidente de facto, Pedro Eugenio Aramburu, acompañado por un equipo de jóvenes, muchos pertenecientes a la 'aristocracia' porteña, que ocuparon distintos cargos. Entre ellos se encontraba un joven José Alfredo Martínez de Hoz, con 31 años, quien se desempeñó como ministro de Economía del intervenido gobierno de Salta. Veinte años después, ese hombre se hizo cargo de la cartera económica del gobierno de la dictadura, la más cruenta que tuvo Argentina en el siglo XX. Ocupó ese cargo por cinco años, entre 1976 y 1981.

Luego de sus inicios en Salta en la función pública, Martínez de Hoz se desempeñó como secretario de Agricultura y Ganadería, y más tarde fue ministro de Economía del presidente provisional José María Guido, que gobernó entre marzo de 1962 y octubre de 1963. Guido fue impuesto por la dictadura que derrocó a Arturo Frondizi el 29 de marzo del ‘62. Como ministros de un equipo económico de neto corte liberal, pasaron Jorge Whebe, Federico Pinedo, Álvaro Alsogaray, Eustaquio Méndez Delfino y el propio Martínez de Hoz, que ocupó ese cargo durante cinco meses. “Todos en conjunto precipitaron la merma de un 9% de la producción industrial, el 11% de descenso del consumo por habitante y el 30% de la inversión en máquinas y equipos”, recuerda Daniel Muchnik. (1)

No ha sido menor el papel de los Martínez de Hoz en la historia económica argentina. Desde los albores de la nación, esta familia estuvo vinculada al poder económico agro-ganadero que gravitó sobre el poder político. En el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810 participaron 225 personas; 146 lo hicieron en contra del Virrey Cisneros, y 79 se pronunciaron a su favor y contra los patriotas. Entre estos últimos estaba el esclavista de gran fortuna José de María Martínez de Hoz (2). A fines del siglo XIX, recuerda también Luis Bruschtein, la Sociedad Rural financió la llamada Campaña del Desierto lanzada por el general Julio Argentino Roca para exterminar a los pueblos originarios y expropiarles sus tierras. El presidente de la Sociedad Rural era otro Martínez de Hoz, bisabuelo del actual, y por esa ayuda Roca le regaló 2.500.000 hectáreas en la Patagonia (3).

Antes del golpe de 1976, Martínez de Hoz fue titular de la acería Acindar, la petrolera Petrosur y la financiera Rosafin. Escribe Bruschtein que en 1975, Martínez de Hoz y otros directivos del Consejo Argentino Empresario visitaron al jefe del Estado Mayor, el general Jorge Rafael Videla. Trascendió que le pidieron “que contribuya a preservar el orden en las circunstancias que impiden la libertad de trabajo, la producción y la productividad”. En ese momento dirigía la empresa Acindar, que fue pionera del golpe con la represión de la huelga en su planta de Villa Constitución. “Nadie confirmó esa reunión del Consejo Argentino Empresario con Videla, ni se aclaró si allí efectivamente se habló del golpe del 24 de marzo o se empezó a planificar el disciplinamiento feroz de la sociedad para la aplicación de un nuevo plan económico”, sostiene Bruschtein. Pero cuando llegó el golpe del fatídico 24 de marzo, y Videla inmediatamente lo nombró como su ministro de Economía, aquella reunión estuvo signada por las sospechas sobre qué se habló allí realmente.

La saga de Martínez de Hoz, antes de asumir como ministro de la dictadura, ya traía antecedentes importantes como permanente consejero económico de militares golpistas. El golpe de Estado del ’76 tuvo indudables motivaciones económicas, al punto que Martínez de Hoz se convirtió, acaso desde un tiempo antes del golpe y durante gran parte de la dictadura, en una de las personalidades del ámbito civil más influyentes del último gobierno militar. Martínez de Hoz representaba intereses económicos y Videla como cabeza de la Junta Militar era un instrumento para lograrlos mediante un golpe cívico-militar. No sería la primera vez en la que los negocios de sectores económicos poderosos estaban asociados a los golpes de Estado.

Aunque tengamos la certeza que Martínez de Hoz presionó a Videla, en nombre de intereses sectoriales, para llevar a cabo el golpe genocida del ’76, o fue el responsable de haber ejecutado el plan económico que devino en el ‘quinquenio del despojo’, no ha sido un hecho penado por la ley, ni siquiera cosa juzgable. Su función no se castigó. Martínez de Hoz no mató con sus propias manos, pero no se puede desconocer que gracias a él, todo un sector económico se benefició de la barbarie militar, en detrimento de miles de argentinos que sí sufrieron las consecuencias de las medidas del plan que aplicó desde el 2 de abril de 1976 y por los cinco años que estuvo en el cargo.

Ese día, lanzó un paquete de medidas que hicieron eclosionar la economía argentina: se desató una inflación incontrolable, se cerraron unos 20.000 establecimientos industriales, se destruyeron miles de puestos trabajo, se congelaron los salarios, se abrieron las importaciones, y se dio un incremento brutal de la deuda externa, que pasó de casi 8.000 millones de dólares a 40.000 millones.

Definitivamente, fue el jefe civil de la dictadura. Martínez de Hoz se desempeñó como ministro de Economía entre 1976 y 1981, del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, en momentos en que se cometían crímenes de lesa humanidad. Su protagónico papel en la destrucción sistemática del aparato productivo nacional fue calificado por la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA) de tal gravedad, que hace tres años solicitaron que el ex ministro de Economía de la última dictadura militar sea citado por la Justicia, como responsable de un “genocidio industrial iniciado el 2 de abril de 1976”(4). Dejó su cargo en 1981 con un último mensaje al país: “los esfuerzos de estos cinco años no serán en vano”. Era su última mentira como ministro. Atrás dejó un país con su producción nacional en ruinas, con miles de establecimientos industriales que fueron cerrados. Uno de ellos fue el Establecimiento Azufrero Salta, conocido como Mina La Casualidad.

Federico Dada

(1) Breve Historia de la Economía Argentina. Daniel Muchnik. Ed. El Ateneo. 2010.
(2) “El lugar perverso”. Luis Bruschtein. Página 12, 05/05/2010
(3) “El lugar perverso”. Luis Bruschtein. Página 12, 05/05/2010
(4) Diario Los Andes. 2 de abril de 2008.

Publicado 16th April 2011 por EL SILENCIO



http://elsilenciodocumental.blogspot.com.es/2011/04/el-perverso-jefe-civil-de-la-dictadura.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Alfredo_Mart%C3%ADnez_de_Hoz

http://es.wikipedia.org/wiki/Vuelos_de_la_muerte

http://www.elmundo.es/america/2010/05/04/argentina/1273001126.html

http://elpais.com/m/diario/2002/11/24/internacional/1038092401_850215.html
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