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[Cadavre Exquis]

Some ECB policymakers want 75 basis point hike discussed in Sept, sources says

By Balazs Koranyi | August 26, 2022

Signage is seen outside the European Central Bank (ECB) building, in Frankfurt, Germany, July 21, 2022. REUTERS/Wolfgang Rattay

JACKSON HOLE, Wyoming, Aug 26 (Reuters) - Some European Central Bank policymakers want to discuss a 75 basis point interest rate hike at the September policy meeting, even if recession risks loom, as the inflation outlook is deteriorating, five sources with direct knowledge of the process told Reuters.

The ECB raised its deposit rate by 50 basis points to zero last month in an unexpectedly big move and another similar increase is also priced in for the Sept. 8 meeting as inflation is now approaching double digit territory with months to go before its peak.

While no policymaker has publicly advocated such a large move, back-to-back 75 basis point hikes from the U.S. Federal Reserve and a stubborn deterioration of the euro area inflation outlook strengthen the case for such a discussion.

"I won't necessarily back 75 but there is no reason it shouldn't be discussed," one of the sources, who asked not to be named, said. "If the Fed did it there is no reason why we should not at least put it on the table."

An ECB spokesman declined to comment.

While 75 basis points is still considered unlikely given the expected opposition of policymakers from the bloc's south, the comments strengthen the case for a 50 basis point rate hike and point to a hawkish momentum in the debate.

Isabel Schnabel, considered a policy hawk, last week argued that the inflation outlook has not fundamentally changed since the last 50 basis point move, a point seen as an argument for a repeat of an increase that size.

Inflation hit 8.9% last month, more than four times the ECB's target but in a more alarming development underlying price growth, which filters out volatile food and energy prices, is also more than twice the target.

The 25-member Governing Council that decides on rates will still have another inflation print to consider before its September policy decision.

"Inflation is more and more broad and second round effects are clear," a second source said. "The outlook is much worse than we projected in June so I agree that 75 should at least be discussed."

Markets now fully price in a 50 basis point rate hike for Sept. 8 and see another 75 basis points of moves for the following two meetings this year.

"For me, 50 is the minimum. More data will come in before Sept. 8 but as of now, I see a strong case for 75," a third source said.

RECESSION NO OBSTACLE

The sources added that a looming euro zone recession does not diminish the case for a larger hike, echoing to a degree a recent change in rhetoric across the Atlantic at the Fed.

A parade of U.S. central bank officials have recently signalled a willingness to push rates higher and keep them there longer to bring inflation under control, even if that results in a mild recession.

Fed Chair Jerome Powell may reinforce that view in remarks set for Friday morning to the Kansas City Fed's annual economic symposium at Jackson Hole.

Normally rate hikes exacerbate recessions and such central bank moves in a downturn are frowned upon, but Europe's case now is unique, the sources argued.

The downturn is primarily a function of a supply shock - soaring energy prices and shortage of Russian gas - against which monetary policy is not terribly powerful.

"If you don't hike, will energy get cheaper? No. In fact it could get more expensive since the euro would likely weaken and energy is denominated in dollars," a fourth source added.

"But if you don't hike, inflation expectations rise so we'll have to do more later," the source added. "The risk of not acting is far bigger."

The gas price shock is also forcing some industries to curtail production, which then creates a shortage of supplies and that also adds to inflationary pressures, they added.

Still, the sources acknowledged that a recession would likely ease some price pressures and could help the ECB get back to target.

While longer-term inflation expectations are still broadly around the ECB's 2% target, they are now showing some signs of "de-anchoring," central bank speak for a public loss of trust in the central bank's commitment to its inflation objective.

Saludos.

[Cadavre Exquis]

https://www.diariovasco.com/sociedad/educacion/educacion-impulsara-fusion-20220825195358-nt.html

Saludos.

[Cadavre Exquis]

El fin de la abundancia
Hay que decrecer, sí, pero de verdad, repartiendo y haciendo justicia social

Juan Bordera / Antonio Turiel | 26/08/2022

Emmanuel Macron en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, hablando sobre el fin de la abundancia.

Un día lo tienes todo y, de repente, todo cambia. En Europa la sensación es de cambio de época. Lo que ayer parecía ridículo hoy es evidente. Lo que ayer era imposible hoy es lo natural. Se empieza a hablar de racionamiento, disfrazado de “medidas de ahorro”. Se nacionalizan empresas estratégicas – en muchos casos para socializar pérdidas-. Se comienza a decir en las más altas instancias que este invierno será muy duro. Y, de repente, en pleno Consejo de Ministros, el presidente francés, Emmanuel Macron, le pone palabras a este momento axial, y con gesto compungido, declara “el fin de la abundancia”.

El fin de la abundancia. Nada menos. El trasfondo de semejantes declaraciones es gigantesco y los porqués de las mismas vamos a padecerlos en unos pocos meses, pero... ¿Qué pensaran de las palabras de Macron millones de trabajadores que viven con lo justo? ¿Dónde estaba esa abundancia que ahora nos dicen que ha acabado?

Para la mayor parte de la clase trabajadora de los países occidentales la renta real ha ido disminuyendo sin cesar desde los años ochenta del siglo pasado. La historia de la clase media europea en las últimas décadas de neoliberalismo y desregulación financiera ha sido una de progresivo empobrecimiento. Una en la que la mayor parte perdíamos poder adquisitivo para sostener el obsceno beneficio de unos pocos. Y ahora nos dicen que se acabó la abundancia.

Se acerca el otoño. Sí, el astronómico, pero también El Otoño de la Civilización, del que tantas veces hemos hablado –anticipándonos a nuevas excusas que ahora se usan para tratar de tapar la luna con un dedo–. Ese momento en el que habrá que tomar decisiones difíciles para evitar un Invierno letal y perpetuo y poder llegar así a una nueva Primavera en la cual una sociedad realmente sostenible pueda florecer sin dañar las ya maltrechas bases de la Vida.

Antes de atravesar ese Otoño, lo hemos repetido hasta la saciedad, antes de que la escasez de recursos y la crisis ambiental nos abrumen, tenemos que prepararnos, haciendo acopio de lo imprescindible, cambiando los modos de producir para priorizar el bienestar general por encima del beneficio particular y, sobre todo, repartiendo mejor, entendiendo que, o nos salvamos la gran mayoría, o pereceremos como Civilización. Es algo estudiado en profundidad y conocido: una sociedad desigual se deshilacha y desangra entre las brechas que permite en su seno. La clave de una sociedad que se sostiene está en la fortaleza de la base, no en la aparente brillantez que se puede contemplar desde su cima.

Durante años, desde cientos de lugares, se ha explicado lo evidente: que el planeta es grande pero no infinito, que estábamos chocando contra sus límites biofísicos. Hemos acumulado evidencia científica de que el clima se desbocaba –como ahora ya estamos padeciendo–, de que faltarían recursos incluso para mantener las cosechas, de que la inflación destruiría a la clase media. Nos cargábamos de razones para decir que hacía falta parar, que hacía falta repensar, que debíamos emprender un nuevo rumbo: que necesitábamos decrecer, sí. Pero durante todo este tiempo, nuestros líderes políticos y económicos nos han ignorado. Han preferido seguir escuchando los cantos de sirena del poder económico a los cientos de académicos, divulgadores, activistas o simplemente gente concienciada que hemos repetido una y otra vez la evidencia de que un mundo finito no podía albergar ambiciones infinitas. La posibilidad de un decrecimiento fue ridiculizada y ninguneada (a veces, con mala leche, confundida torticera y deliberadamente con propuestas apocalípticas del fin del mundo). El clásico difama, difama, que algo queda.

Pero dejemos el pasado y volvamos a la escena inicial: ¿qué nos está diciendo Macron con la cabeza gacha y rehuyendo la mirada? Lo que nos está diciendo es que el experimento neoliberal, que nos ha atenazado desde el There is no alternative de Thatcher y Reagan de principios de los años 80, ha fracasado. Ha fracasado estrepitosamente. Y ha fracasado porque no hay gas suficiente, no hay diésel, fallan las cosechas por la combinación de un cambio climático desbocado con la falta de fertilizantes, y encima, a la Francia muy nuclear y mucho nuclear, le falla su núcleo: en este momento, 31 de las 57 centrales nucleares francesas están paradas, y la mayoría lo estará por largo tiempo. El invierno del 2022 será durísimo en Francia, el país que dio origen a las ideas decrecentistas. El modelo del crecimiento infinito en un planeta finito no podía funcionar, y no ha funcionado. Pero la mirada de Macron dice más, mucho más. Está diciendo: “Y esto va a recaer sobre vuestras espaldas”.

Ninguno de nuestros líderes quiere reconocer la verdad. Le echan la culpa de todo a “la guerra en Ucrania”, cuando a finales del 2021 la crisis energética mundial ya era evidente, cuando ya comenzaba a haber problemas de suministros de todo tipo y aumentos de precios fuera de toda lógica.

Y respecto a la crisis climática, qué decir. Se ha ido gestando durante décadas y décadas. Nuestros líderes no quieren reconocer que su único plan de gobierno, el crecentismo –la inercia de los negocios como siempre– está fracasando estrepitosamente y causando dolor y sufrimiento en todo el mundo.

Porque en este momento hay revueltas en decenas de países por el precio de la energía y de los alimentos, pero eso no sale en los telediarios. Nos dicen cínicamente que todos los problemas del mundo, incluso los que comenzaron en 2021, son debidos a la guerra de Ucrania. Tanto si Australia prohíbe la exportación de carbón para evitar apagones en Sídney como si la multitud asalta dos veces el parlamento de Irak. Tanto si queman panaderías en Irán como si los panaderos de Nigeria se declaran en huelga por falta de harina. Tanto si falta diésel en el norte de Argentina como si lo hace en el norte de Alemania, en Austria o en la costa este de los EE.UU.

Lo que Macron –aunque hay que reconocerle el atrevimiento– no tiene arrestos para reconocer aún, es que ese fin de la abundancia que preconiza será penoso porque realmente no quieren cambiar lo único que realmente sería importante cambiar: este sistema económico suicida, ecocida y liberticida. Pretenden pilotar esa nueva tanda de austeridad y miseria con las mismas recetas de siempre, e incluso quizá apropiándose/desactivando la palabra “decrecimiento”, como ya intentaron por ejemplo en el foro de Davos.

Solo que ya nada funciona como antes: un día Europa aprueba que el gas y la nuclear son verdes; otro, que se pueda consumir más carbón al tiempo que dice fomentar unas renovables con una viabilidad cada vez más puesta en tela de juicio. En Alemania llegan al absurdo de proponer generar electricidad quemando diésel, cuando falta diésel en la propia Alemania. En Japón quieren abrir nuevas centrales nucleares cuando no han sido capaces aún de contener el desastre de Fukushima y cuando la extracción mundial de uranio cae inexorablemente, víctima de los límites geológicos del planeta, y ya está un 24% por debajo de los niveles de 2016, mientras Francia mantiene a la desesperada sus tropas destacadas en Níger con la esperanza de parar la sangría del descenso de las minas de ese país, que proveía el 40% del uranio consumido en el país galo.

Es muy simple: los mismos que nos han metido en este embrollo no tienen ni la más remota idea de cómo salir de él. No la tienen porque se niegan a aceptar una simple verdad: hay que decrecer, sí, pero de verdad, repartiendo y haciendo justicia social.

Es el fin de la historia de Fukuyama, pero no el que él pensaba. Y muy probablemente la única manera de que la Historia continúe de buena manera sea asumir que lo es. Ya lo decía Cortazar: “Nada está perdido si se tiene el valor de reconocer que todo está perdido y hay que comenzar de nuevo”.

Señor Macron: es verdad, es el fin de la abundancia. De la abundancia de engaños, de excusas, de eufemismos y también de la hipocresía y avaricia sin límites de las grandes corporaciones. Esas son las abundancias a las que hay que poner fin de inmediato. Si eliminamos esas abundancias, las que usted no quiere tocar, entonces podremos tener abundancia de lo que es realmente importante para todos los seres humanos de este planeta.

Saludos.

[Cadavre Exquis]

https://twitter.com/charliebilello/status/1562079984176336896

https://twitter.com/charliebilello/status/1562653339749601281

https://twitter.com/charliebilello/status/1562979329478275072

Saludos.

[Cadavre Exquis]

https://twitter.com/JavierBlas/status/1563178240197664768

Saludos.

[Derby]

Esta semana se ha hablado bastante también del "quiet quitting": lo que sería hacer estrictamente (en tiempo y funciones) el trabajo para el que una persona ha sido contratada.

https://time.com/6208115/quiet-quitting-companies-response/

Employees Say ‘Quiet Quitting’ Is Just Setting Boundaries. Companies Fear Long-Term Effects

Maggie Perkins, a Georgia-based teaching advocate, had been working as a teacher for nearly half a decade before she decided to “quiet quit” her job. The decision didn’t mean she’d leave her position, but rather limit her work to her contract hours. Nothing more, nothing less.

“No matter how much I hustle as a teacher, there isn’t a growth system or recognition incentive,” Perkins told TIME. “If I didn’t quiet quit my teaching job, I would burn out.”

Perkins joins a larger online community of workers who have been sharing their experiences on TikTok, taking a “quiet quitting” mentality—the concept of no longer going above and beyond, and instead doing what their job description requires of them and only that.

The movement comes in the wake of a global pandemic that caused employees to reimagine what work could look like, considering the potentials of extending remote work, not working much on Fridays, or in some cases, amid the Great Resignation, not working at all. Arianna Huffington, founder of the Huffington Post and CEO at Thrive, wrote in a viral LinkedIn post, “Quiet quitting isn’t just about quitting on a job, it’s a step toward quitting on life.”

As “quiet quitters” defend their choice to take a step back from work, company executives and workplace experts argue that although doing less might feel good in the short-term, it could harm your career—and your company—in the long run. (...)

https://www.nakedcapitalism.com/2022/08/quiet-quitting-white-collar-workers-no-longer-in-the-mood-to-give-more-at-work-than-they-are-paid-for.html

Quiet Quitting: White Collar Workers No Longer in the Mood to Give More at Work Than They Are Paid For

Apparently the executive hive mind is finding out, now that a fair number of recent work-at-home staffers have been bludgeoned into coming back into the office, that they just aren’t that into overproducing to keep the bosses happy. The perception is that some (and any is too many in the eyes of our corporate slavemasters) are now willing to do only what the job demands, and not any more. The horror of having workers who aren’t fawning and fearful!

This new (bad) attitude is called quiet quitting. It’s become enough of a thing that both the New York Times and the Wall Street Journal have written about it in the last week. Mind you, there does not seem to be any actual data, which makes sense. Why would employers really want to know the degree to which employees aren’t in to them any more? And why would employees trust that any survey would be anonymous? So this newly visible lack of worker enthusiasm for jumping through hoops may be limited to once uber-competitive workplaces, where any decline in anxiety and aggression levels would be evident. And since those highly neurotic workplaces are often those of the supposedly most desirable companies, they’d be more intensely followed by the media than, say, Taco Bell franchises in the Southwest.(...)

https://www.wsj.com/articles/the-backlash-against-quiet-quitting-is-getting-loud-11661391232

The Backlash Against Quiet Quitting Is Getting Loud

The viral term “quiet quitting” isn’t really about quitting, nor is there anything quiet about the debate it has unleashed about careers and coasting this summer. What started as a quiet movement among office workers looking to draw firmer work-life boundaries after two years of pandemic overtime has grown into a rallying cry.

[wanderer]

¿Quiet quitting? ¿Y si en lugar de ese abandono silencioso me quedo en el trabajo, pero tocándome los eggs with my two hands y no haciendo ni el huevo?

[Derby]

https://www.ft.com/content/2d973e0a-23be-4f35-9406-458ecca91f45

UK energy regulator increases price cap by 80%

A typical household gas and electricity bill will rise to £3,549 a year from October

The typical household gas and electricity bill in Britain will rise to £3,549 a year from October from £1,971 at present, the sector’s regulator confirmed on Friday, as consumers grapple with a cost of living crisis driven by soaring energy costs.(...)

[Derby]

¿Quiet quitting? ¿Y si en lugar de ese abandono silencioso me quedo en el trabajo, pero tocándome los eggs with my two hands y no haciendo ni el huevo?

 

[sudden and sharp]

 

[sudden and sharp]

 

[Derby]

https://www.bloomberg.com/news/articles/2022-08-26/china-oceanwide-gets-time-to-repay-debt-on-manhattan-tower-site

China Oceanwide Gets Time to Repay Debt on Manhattan Tower Site

*Forbearance deal comes after default on $165 million loan
*Developer planned a 1,500-foot tower near the Brooklyn Bridge

China Oceanwide Holdings Ltd., the developer that’s struggled to salvage $3.5 billion of US real estate investments, reached a forbearance agreement with lenders on a site where it planned to build one of lower Manhattan’s tallest towers.

The deal marks a reversal from May, when Oceanwide said it had lost control of the property at 80 South St. after defaulting on a $165 million loan from DW Partners. Under the agreement, Oceanwide will make “extension payments” through October and has an option to extend the standstill for another month.

“The forbearance agreement will provide the company with additional time to repay the outstanding sums,” the developer’s Hong Kong affiliate said in a securities filing Friday.

Oceanwide invested $410 million in the project, and hasn’t broken ground for the skyscraper.(...)

[Derby]

https://dailyshotbrief.com/the-daily-shot-brief-august-26th-2022/

Global Developments: The US dollar appears to be overbought.

[cujo]

Euskadi es la segunda comunidad q más segrega en los colegios por renta .... y eso q seremos la primera más progre.
Lo de siempre , haz lo q digo , no lo que hago , muy progre todo.

[Benzino Napaloni]

¿Quiet quitting? ¿Y si en lugar de ese abandono silencioso me quedo en el trabajo, pero tocándome los eggs with my two hands y no haciendo ni el huevo?

Pues ríete pero ya llevo alguna empresa que otra donde pude haberme hecho callos en el Despacho Oval, y en vez de eso dimití en poco tiempo.

Poca exigencia técnica, sí, pero también nula posibilidad de aprovechar el tiempo, y no digamos ya de subir en el escalafón.


Quiet quitting... La verdad es que la imaginación de los juntaletras y los del departamento de Residuos Humanos es admirable. Están descubriendo la pólvora. Eso de que a la hora se te caiga el boli y te largues hace años que ocurre. Y saber que la zanahoria no existe, lo mismo. Engañas un tiempo a los novatos, pero a la que se comen un par de fiascos, ya descubren el engaño.

Lo único nuevo es el Peak Currantes. Las condiciones de mierda, la desmotivación y el desánimo, el invertir cero en formación y retención y esperar que los nuevos fichajes vengan enseñaos y meaos y cagaos de casa hace mucho que se da. Y cuando se avisaba de "oye, no quemes a los trabajadores que al final lo pagarás" sonaba como decir en 2006 que el precio del tocho iba a acabar pinchando. Se recibía con pitorreo o cabreo. Y luego...

Todo esto estaba ahí y se ha destapado de golpe cuando el currito ha podido empezar a hacer la peineta. Es un espectáculo ver las razones peregrinas que se le ocurren a los juntaletras. Y más titulares que vendrán.