Hay evidencia repartida por todo el mundo de lo que uno quiera:
-Escandinavia, USA, UK y el N de Europa nos enseñan que el empleo público (por importante que sea en el total, que lo es en todo estado moderno: en USA hay 22 millonazos de empleados públicos, en Escandinavia son incluso más proporcionalmente) es indiferente comprarlo con blindajes (estatuto funcionarial o asimilados) que sin ellos; pero eso parece que funciona en sociedades con una determinada ética del trabajo y un mercado laboral razonablemente "destensado", de modo que se entra y sale de sectores y oficios con relativa facilidad y existen mecanismos diversos que evitan grandes brechas salariales público-privado (USA contra lo que muchos creen es un país altamente sindicalizado en la mayor parte de su sector público, que paga salarios bastante buenos, y pensiones de lujo,aunque "capitalizadas", que ya veremos en qué se quedan). Erigir y "engrasar" el marco jurídico-socio-económico en que encaje esta visión ha sido, en los países que lo practican, un trabajo multisecular.
-Suiza, Singapur o Hong-Kong nos enseñan que se puede tener una sanidad alta o casi totalmente privatizada sin incurrir en el pantagruélico sistema estadounidense, donde a cada distorsión se ha legislado para generar otra mayor y los incentivos perversos se han acumulado en una sucesión que haría estadísticamente difícil construir desde cero algo tan estúpido aunque se intentara muchas veces. La educacíón también tiene un enorme abanico, de hecho en USA la subuniversitaria es pública en una proporción mucho más elevada que en casi toda Europa.
-Francia ha construido un sistema de servicios estatales con alta financiación y provisión casi siempre públicas (con una notable excepción en la sanidad no hospitalaria, que es cofinanciada y de provisión privada con precios fijados) que integra, como apéndices destacados del Estado,a sectores "de mercado" como la energía y las telecomunicaciones (y no hace tanto hasta el automóvil), pero de nuevo cuenta con un truquito de patente nacional en forma de su sistema educativo altamente exigente y meritocrático que realmenter funciona (o lo ha hecho hasta recientemente) como ascensor social y garantía de que los gestores son de calidad.
Yo no me opondría a que la sanidad en España se prestase desde lo privado, incluso de modo mayoritario, hasta con aseguramiento pagado con primas y no con financiación pública directa (antes se supone que bajarían los impuestos), pero siempre que hubiera garantías de :
-Transparencia absoluta en la adjudicación, con sanciones efectivas y duras para incumplimientos, denunciabilidad de contratos, etc.
-Exhibicionismo extremo (más allá de la transparencia) de todos los datos para que el paciente pueda conocer todo lo que desee sobre el funcionamiento del sistema. Primero, claro, hay que definir correctamente el "cuadro de mando" del sistema. Severos mecanismos de vigilancia y control.
-Primas reguladas para evitar efectos perversos como la selección de clientes, exclusión de los más pobres, etc. En Holanda funciona más o menos así: €100 y pocos -al mes- por adulto de cualquier edad y condición, obligatorio aceptarles, niños gratis y el sobrecoste de terminales y crónicos lo abona el Estado de los impuestos, así como ayudas progresivas para las primas de personas cuyas rentas se estiman insuficientes.
-Coste igual o menor que el servicio público.
En el caso español como mínimo la última premisa es difícilmente alcanzable a día de hoy (para las otrs quizá eliminando físicamente a toda la casta se podría empezar a pensar algo) , al menos comparando entre países es fácil concluir que la condición de monopsonista de los sistemas públicos de salud les convierte en los creadores de mercado para la mayor parte de sus insumos, de suerte que definen precios y tienen poder sobre ellos,con lo que presionan a la baja unos costes que podrían desbocarse con facilidad. Añadiría que seguramente hay un claro caso para re-centralizar la sanidad española al menos en la vertiente compras, TIC y gestión del primer nivel hospitalario.
Lo cierto es que logrando las necesarias garantías sobre transparencia, equidad, mecanismos de aseguramiento de casos extremos, calidad y control de costes, casi todos los servicios que provee un Estado son viables en el mercado; claro que hay que ver a qué coste anual y sobre todo "transicional" (estoy pensando en las pensiones, cuya suma de costes de transición más los derivados de lo incierto de los rendimientos sobre un ciclo largo pueden hacer carísimo el cambio) , que esta es una de las claves que determinan si algo a priori posible es factible en un plazo razonable.