Respecto a los millones y millones de inmigrantes que nos faltan, ya lo dijo Sebastián, que aquí cabíamos 60 millones.
Qué bonito sería el mundo si nos llegaran 37 millones de inmigrantes cualificados, respetuosos de la Ley y las costumbres españolas, con ganas de trabajar y de desarrollar sus vidas aquí, aportando valor a nuestra economía.
La realidad es que ese tipo de perfil (cualificado, con ganas de trabajar, que cumple la Ley y se adapta -más o menos- al lugar de destino) corresponde a los 35.000 españoles que salen huyendo cada mes de España para poder ganarse la vida. No quiero caer en tópicos, pero es cierto, exportamos talento e importamos, con honrosas excepciones, la purria que no es capaz de ganarse la vida en otros países. El otro tabú del que no se habla en los medios, tan ocupados ellos con sus golden visas y con los millones de extranjeros comprando vivienda en el barrio de Salamanca.
No hay día que no lea al menos 5 noticias de crímenes cometidos por inmigrantes a calzón quitado, sin esconderse, sin preocuparles de que haya cámaras, y enfrentándose violentamente con la Policía.
Lo he puesto más atrás, esto sólo se soluciona dando un escarmiento ejemplar y público a quién ha permitido y fomentado esto.
Si vienen 37 millones de personas (que no va a ocurrir), sean del tipo que sean, esto sería una mierda de proporciones bíblicas.
Que aquí hacen números como si estos cambios hipotéticos no tuviesen un impacto enorme en todo. Hablan de casi duplicar la población. ¿Qué se fuman?