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Como dice Satya Nadella, siempre habrá un responsable humano detrás de cada diagnóstico o decisión tomada por un ordenador. Lo que no dice en ningún sitio es que, para el caso que nos ocupa, dicha persona tenga que ir físicamente dentro del vehículo.
Otro cacharro de Boston Dynamics.
Antonio Damasio Profesor de Neurociencia, Psicología y Filosofía de la University of Southern CaliforniaNo debemos aceptar que la vida humana se reduzca a algoritmosLos lenguajes verbales nos proporcionan alfabetos (con los que podemos formar una infinidad de palabras para nombrar a una infinidad de objetos, acciones, relaciones y sucesos) y normas gramaticales que gobiernan la secuenciación de palabras para que podamos construir frases e historias para narrar eventos o explicar ideas. Muchos aspectos del montaje de los organismos naturales y de la comunicación dependen de algoritmos y de códigos, igual que todos los aspectos de la computación y que los proyectos de Inteligencia Artificial y robótica. Sin embargo, estos hechos, sólidos a la par que interesantes, han provocado que crezca la idea generalizada de que los organismos naturales pueden reducirse a algoritmos o ser explicados completamente por medio de estos.El mundo de la Inteligencia Artificial, la biología e incluso la neurociencia están ebrios de esta idea. El reflexivo historiador Yuval Harari se hizo eco de ello en una entrevista que se publicó hace poco en The WorldPost. Cuando se le preguntó cuál creía que era la idea que iba a ser más influyente en los próximos 50 años, Harari respondió: "Sin duda, el algoritmo", y añadió que la biología actual puede resumirse en cuatro palabras: "Los organismos son algoritmos". Y eso no es todo, la biología y la informática convergen porque "el punto de vista fundamental que une a la biología con la electrónica es que los cuerpos y los cerebros también son algoritmos". El hecho de que "podamos escribir algoritmos de forma artificial" es lo que permite la convergencia. Huelga decir que no le echo la culpa a Harari por dar voz a unas ideas que han ganado peso en el ámbito de la ciencia y de la tecnología. Solo me interesan las cualidades de las ideas y, como las ideas son importantes, esta es una buena oportunidad para considerar si concuerdan con los hechos científicos y cómo funcionan en términos humanos. Desde mi perspectiva, no tienen base científica sólida e implican una contabilización problemática de la humanidad. ¿Por qué? La afirmación de que los organismos vivos son algoritmos es, como mínimo, engañosa y, en su sentido estricto, falsa. Los algoritmos son fórmulas, recetas, enumeraciones de pasos a seguir en la construcción de un resultado pronosticado. Como he mencionado antes, los organismos vivos, incluidos los humanos, utilizan algoritmos que dependen de códigos, como es el caso de la maquinaria genética. Pero, aunque hasta cierto punto los organismos vivos se construyan siguiendo algoritmos, no son algoritmos en sí mismos. El problema fundamental, sin embargo, es que los organismos vivos son colecciones de tejidos, órganos y sistemas en los que cada célula integrante es una entidad viva y vulnerable hecha de proteínas, lípidos y azúcares. No son líneas de código. La idea de que los organismos vivos son algoritmos ayuda a perpetuar la idea errónea de que los sustratos de la construcción de un organismo no son relevantes. Esto se debe a que dentro del concepto 'algoritmo' va implícita la idea del contexto y de la independencia de sustratos. Se asume que al aplicar los mismos algoritmos a contextos nuevos, utilizando diferentes sustratos, se van a conseguir los mismos resultados. Simplemente, esto no es así. Los sustratos cuentan. El sustrato de la vida es la química organizada, la esclava de la termodinámica y la imperativa de la homeostasis; y, según nuestros conocimientos actuales, el sustrato es esencial para explicar quiénes somos. ¿Por qué? Primero, porque el sustrato químico específico de la vida es necesario para que se produzcan los sentimientos y, en los humanos, la elaboración de los sentimientos y la reflexión sobre ellos es la base de lo que consideramos humanamente distintivo y admirable, como la moral, la sensibilidad estética, la experiencia, la consciencia de existir y la trascendencia. Aunque hay múltiples pruebas de que se pueden diseñar organismos artificiales para que actúen de manera inteligente y que incluso superen la inteligencia de los organismos humanos, no hay pruebas hasta la fecha de que esos organismos artificiales puedan generar sentimientos sin un sustrato vivo real (merece la pena investigar la contra hipótesis, es decir, la posibilidad de que ciertos diseños permitan que los organismos artificiales simulen sentimientos). En pocas palabras, no hay pruebas de que los procesos puramente intelectuales, que se prestan a contabilizarse en algoritmos y no parecen ser tan sensibles al sustrato, puedan formar la base de lo que nos distingue como humanos. Si nos deshacemos del sustrato químico, nos estaremos deshaciendo de los sentimientos que acompañan a los valores de las culturas humanísticas, que desde la Era Axial llevamos celebrando en forma de arte, creencias religiosas, justicia y gobierno equitativo. Si eliminamos el sufrimiento y la prosperidad, por ejemplo, no habrá base natural para la conclusión lógica de que los seres humanos merecen dignidad. Esto no quiere decir que las funciones superiores de los organismos vivos no estén abiertas a investigación científica. De hecho, sí que lo están, siempre y cuando las investigaciones tengan en cuenta el sustrato vivo y la complejidad de los procesos. La implicación de estas distinciones no es trivial en el comienzo de una nueva era de la medicina en la que será posible extender la vida humana mediante ingeniería genética y la creación de híbridos humanos-artificiales. En segundo lugar, la abundante presencia de la consciencia de sentir y de la inteligencia creativa en los humanos garantiza que la ejecución de los algoritmos naturales puede desbaratarse. Nuestra libertad para actuar contra los impulsos del bien y el mal que la naturaleza intenta imponernos es limitada; pero eso no quiere decir que no podamos actuar contra esos impulsos. La historia de las culturas humanas es, en gran parte, la narrativa de nuestra resistencia a unos algoritmos naturales mediante unas invenciones que no fueron predichas por esos algoritmos. Se podría argumentar que, en cambio, todas estas divergencias están abiertas a la contabilización algorítmica. El alcance de un algoritmo puede expandirse para capturar un sistema a un nivel de detalle arbitrario, pero, entonces, ¿cuáles son las ventajas de utilizar el término 'algoritmo'?Y, por último, aceptar que la humanidad puede contabilizarse con algoritmos es el tipo de posición reduccionista que lleva a la gente a desestimar y degradar la ciencia y la tecnología y a lamentar el paso de una era en la que la filosofía, junto con la sensibilidad estética y la respuesta religiosa al sufrimiento y a la muerte, ha hecho que los humanos destaquen por encima de las especies sobre cuyos lomos biológicos cabalgan. Pero, por supuesto, negar el valor de la ciencia como reacción a la contabilización problemática de la humanidad tampoco es aceptable. La investigación científica y filosófica pueden avanzar paralelamente, quizá no siempre en sincronía, pero una puede alimentar a la otra. La ciencia tiene que seguir adelante, a pesar de los entusiastas que reducen el gran poder de la vida a éxitos empresariales y de ingeniería, y a pesar de los catastrofistas que tienen miedo de que la ciencia no honre las tradiciones humanistas del pasado. Tanto la ciencia, concebida como una búsqueda honesta de conocimiento, como la filosofía, concebida como un debate serio y el amor por el conocimiento científico honesto, no solo sobrevivirán, sino que se impondrán. Autor: Antonio Damasiohttp://www.huffingtonpost.es/antonio-damasio/vida-humana-en-algoritmos_b_10751794.html?utm_hp_ref=es-ciencia-y-tecnologia
Por ser ecuánimes, a saber las circunstancias que vivió von Braun en la Alemania nazi (siendo el padre de los cohetes no sería descartable que le obligaran a afiliarse). Si me indican fuentes que demuestren que era un HDLGP certified, se lo agradezco.
What Adidas is doing suggests workers in developing and will suffer with the rise of robotics. Initially, skilled workers in developed countries will benefit. However, when robotics have replaced labour in manufacturing processes in general all workers will suffer. There will be a transition period which will be difficult to navigate as skilled workers displace unskilled workers then robots replace skilled workers. Eventually, the problem will be who will have the income to be able to consume the output of manufacturing industry. The time will probably come when robots replace labour across most industries. A way will have to be found to distribute the goods and services produced. Owners of capital will have no incentive to invest. The means of production and distribution of that production will devolve to the state - in other words communism - but not as Marx envisioned it.
Automation / Robotics - with the advantage of flexible manufacturing is occuring to bring labour costs down, driven in the West by low labour costs in the East. However those East locations come at a cost - transportation delay, remoteness from the market, mass volumes. Automation in the West will have little impact on mass produced goods that can cope with the transport, remoteness and volumes issues, that manufacture will still occur in the East and will probably be hit hard by automation as well. Residual labour content still indicates the East for much production. The issue is about overcapacity
guess going fwd, it's not about 1st world vs 3rd world. It's about those who invest in those robots and the household. At present, it looks like the 1% vs the 99% is going to stretch to 0.01% vs the 99.99%. I hope I'm wrong!
Antes de robotizar, esclavizarEstamos en una fase del capitalismo en la que por mor del interés competitivo del mismo se están fraguando distintos niveles en los derechos (o mejor dicho en las posibilidades de vida) de los ciudadanos. El capitalismo, por una parte, estimula el trabajo remunerado ya que el beneficio de los capitalistas estriba en mezclar distintos factores, entre ellos al trabajador, al objeto de producir bienes y servicios que vendan en el mercado a un precio superior a los costes de los factores empleados. Por lo que a los factores utilizados se les retribuye con una cantidad inferior al importe de la facturación por la venta de los bienes y servicios usados.Entre los factores utilizados, como cualquier otra mercancía, el hombre es tratado como el más flexible de ellos. Hasta el punto de que, por una parte, puede ser un factor dinamizador y creativo que impulse las mejoras productivas y la calidad del servicio y, por otra, puede ser un factor mecánico que realiza funciones sencillas y repetitivas. Hay otras tareas, también, a las que “de momento” el capitalismo no encuentra rentabilidad y son aquellos trabajos no remunerados que históricamente han recaído principalmente sobre la mujer. El Estado de Bienestar quiso poner cierto remedio a esta situación injusta con servicios públicos gratuitos y esenciales para una vida sin sobresaltos. Entiéndase sanidad, educación, pensiones, desempleo, servicios sociales, etc.; pero las crisis imprevisibles pero seguras del capitalismo salvaje, financiero, de casino, han revertido la situación.Este capitalismo, en consecuencia, es una loca carrera hacia una mayor rentabilidad y ésta la consigue bien aumentando la productividad, bien mediante la opacidad de la información que permite abusos que rozan la ilegalidad y desde luego sobrepasan una ética de mínimos. El aumento de productividad de los factores tira hacia la baja los salarios de aquellos trabajadores que realizan tareas sencillas y repetitivas que son, así, fácilmente reemplazables por máquinas y robots. La esclavización, mediante ampliación de horas e inseguridad, de los trabajadores es previa mientras dura la opacidad de la información y el engaño social, además, nos viene demostrando hasta qué punto los empleados son flexibles y pueden aguantar situaciones injustas y mal pagadas. Esta situación, es previa como se ha dicho y será finalmente sustituida por la utilización de robots que no se quejan, aguantan lo que les echen, son previsibles en su productividad, pueden trabajar las 24 horas del día y no necesitan un salario para vivir.Pero incluso la robotización está consiguiendo asumir tareas cada vez más complejas y en un capitalismo darwinista hará que los que trabajen sean cada vez menos, eso sí mejor pagados. Aquellos que consigan un trabajo alienante serán también un número que se irá reduciendo y la masa de los sin empleo aumentará sin remedio. Esto es una realidad que no podemos parar si no es mediante un cambio en los valores sociales. No podemos vivir para producir sin desmayo, la tierra ya nos está avisando; para trabajar cada día más en menos tiempo, son las máquinas las que nos ganan; para enriquecernos más individualmente, el destino es la desigualdad; para tener como único Dios a adorar la economía, hay poner el hombre en el centro.En este contexto el capitalismo individualista que culpa a las personas de su situación sólo considera que el mercado obrará el milagro a la larga (Keynes decía a la larga todos muertos), que el mercado asignará los factores de producción allí donde puedan ser más rentables y útiles a la población. Vemos que se sigue mezclando la economía con la religión en estos tiempos. El mercado es el Dios hacedor de la multiplicación de los panes y los peces. Pero, en una sociedad centrada en el trabajo, la realidad es que hay mucha gente sin él, hay mucha gente con trabajos que no sé por qué se llaman así, hay mucha gente desesperada, y hay otros que viven despilfarrando muchas de las cosas que otros necesitan para vivir.Estamos obligados hacer algo, cuanto antes. Estamos obligados a cambiar las políticas de austeridad con las que nuestros propios ciudadanos mediante el voto, a veces forzado, a veces inconsciente, nos amenazan. Estamos obligados a mirar a la cara a aquel que lo ha dado todo y no tiene nada. Estamos obligados a respetar al hombre pero condenar sus hechos cuando van en contra de su sociedad y de la naturaleza. Es el momento de buscar otras políticas que den un resultado diferente. Herramientas para su consecución las hay, entre ellas la Renta Universal Garantizada y el Trabajo Garantizado son medidas fáciles de aplicar siempre que tengamos claro que no conseguiremos superar la crisis con menos gasto, que los déficits públicos permiten superar aquellas fases en las que el sector privado se encuentra endeudado hasta las cejas, que la obsesión por los déficit y la creación de deuda facilita la vida a unos y hunde a otros en una vida sin expectativas.
Estamos obligados a cambiar las políticas de austeridad con las que nuestros propios ciudadanos mediante el voto, a veces forzado, a veces inconsciente, nos amenazan.
No podemos vivir para producir sin desmayo, la tierra ya nos está avisando;
A big Dutch bank is replacing 5,800 people with machines, at a cost of $2 billion
European banks are desperately trying to find ways to save money in these straitened times. ING, a major Dutch lender, announced this week that it plans to save €900 million ($1 billion) a year by cutting 5,800 jobs as part of a “digital transformation.” A further 1,200 employees will have their jobs changed or moved.This transformation doesn’t come cheap. ING plans to invest €800 million over the next five years on technology that will standardize its infrastructure, data, and other processes into “one digital banking platform.” Most of the job losses will be full-time staff in Belgium and the Netherlands, where risk management, finance, HR, and IT functions will be centralized. In Belgium, the number of ING branches will be cut to 650, from 1,200.The bank is setting aside €1.1 billion for redundancy payments. Added to the IT investments, the rough bill for replacing people with machines will run to the equivalent of more than $2 billion.This has predictably irked unions. They are particularly angry because ING received a €10-billion government bailout in 2008 to keep it afloat.ING customers expect the same level of service from their bank as they get from Netflix, Facebook, or Spotify, says Raymond Vermeulen, a spokesperson for the bank. “We have to adapt. The consequence is that we can do it with less people.” In response to the unions’ gripe about the bailout, he says it wasn’t the government’s goal “to ensure forever that the employees were there.” Instead, “the clear objective was to save the financial system and make sure the people who had savings money in the bank that their money was safe.”Some studies suggest that around 10% of jobs in rich countries are at risk of automation. The more rote the tasks, the more susceptible they are to robot labor—a widely cited study puts banking jobs like teller and loan officer at better than 90% odds of “computerization.” Upstart fintech companies are now launching banks that deliver services almost exclusively via mobile apps, bypassing all the legacy costs of large workforces and outdated technology.Indeed, ING is far from alone in launching a costly technical transformation. Last week, Germany’s Commerzbank announced that by 2020 it will digitalize and automate 80% of its processes, cutting 9,600 full-time jobs, at a cost of €1.1 billion, as a result. Meanwhile, RBS is about to launch an online, AI-powered customer-service system (paywall), which can apparently read a customer’s moods and respond accordingly. It also, presumably, never takes breaks and doesn’t ask for any perks.