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Autor Tema: El fin del trabajo  (Leído 1033187 veces)

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wanderer

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #675 en: Julio 18, 2014, 18:39:26 pm »
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El empresario mexicano Carlos Slim apuesta por trabajar tres veces por semana y once horas al día

  • El hombre más rico del mundo, según el ránking de la revista Forbes- recomienda implantar una semana laboral de solo tres días, trabajando once horas por jornada y elevando la edad de jubilación (en el caso de Paraguay), como forma de combatir el desempleo.
  • Slim insiste en que esta medida proporcionaría cuatro días libres a los trabajadores para dedicarlos a la familia, a innovar, cultivarse o a crear.
El empresario mexicano Carlos Slim -el hombre más rico del mundo, según el ránking de la revista Forbes- ha recomendado este jueves implantar una semana laboral de solo tres días, trabajando once horas por jornada y elevando la edad de jubilación (en el caso de Paraguay), como forma de combatir el desempleo.

Durante su ponencia en el XX Encuentro Anual de la Fundación Círculo de Montevideo, que ha tenido lugar en Paraguay, Slim ha insistido en que esta medida proporcionaría cuatro días libres a los trabajadores para "dedicarlos a la familia, a innovar, cultivarse o a crear". El magnate ha añadido que en el mercado actual se requiere más innovación y tecnología e inversión, ya que "la modernización es fundamental para el desarrollo", según ha informado el diario paraguayo 'Última Hora'.

Slim ha recuperado esta semana su título como el hombre más rico del mundo, con 79.600 millones de dólares (59.000 de euros), seguido muy de cerca por el americano Bill Gates, cuya fortuna asciende a los 79.100 millones de dólares. (58.480 millones de euros).

Ambos empresarios encabezan la lista de los hombres más ricos del mundo de Forbes, que fue recientemente actualizada por la publicación. Este cambio en la lista entre Slim y Gates -pues antes el americano ostentaba el primer puesto del ránking- se debe al aumento del valor de las acciones de la empresa mexicana América Móvil en el mercado financiero.
http://noticias.lainformacion.com/mundo/el-empresario-mexicano-carlos-slim-apuesta-por-trabajar-tres-veces-por-semana-y-once-horas-al-dia_JNNVmN7rf5TaU3Y77fXnv6/
"De lo que que no se puede hablar, es mejor callar" (L. Wittgenstein; Tractatus Logico-Philosophicus).

Zelig

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #676 en: Julio 18, 2014, 19:27:36 pm »
Ufff un poco fuerte esto: http://pando.com/2014/07/17/new-san-francisco-billboard-warns-workers-theyll-be-replaced-by-ipads-if-they-demand-a-fair-wage/

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New San Francisco billboard warns workers they’ll be replaced by iPads if they demand a fair wage





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Saturio

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #677 en: Julio 18, 2014, 23:21:57 pm »
Ufff un poco fuerte esto: http://pando.com/2014/07/17/new-san-francisco-billboard-warns-workers-theyll-be-replaced-by-ipads-if-they-demand-a-fair-wage/

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New San Francisco billboard warns workers they’ll be replaced by iPads if they demand a fair wage





Me quedo con las ganas de plantar un cartel enfrente.
Good luck with serving dinners to ipads!!
y una foto de un ipad con un plato de spaguettis.


Bah.

Con estas cosas no se amenaza.
Si es cierto se hace y ya está.
Siempre he pensado que la amenaza es una táctica del débil.


muyuu

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #678 en: Julio 19, 2014, 03:20:24 am »
La amenaza es una táctica que funciona, y el poder no duda en rebajarse a usar lo que sea que funcione.

Por medio de la amenaza, tienes ambas cosas: trabajadores baratos de momento y además el proceso de automatización sigue adelante.

Dicho sea de paso, creo que el SMI es un error - pero lo del cartelito me ha parecido orweliano.

muyuu

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #679 en: Julio 20, 2014, 19:01:36 pm »
Tangencial con Bitcoin, teletrabajo, posibilidades que existen desde la "fase 3" pero no se usan...



Charlie Shrem ha sido capaz de "presentarse" en la conferencia de Bitcoin de Chicago pese a su arresto domiciliario, de esta forma.

:D

muyuu

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #680 en: Julio 21, 2014, 17:24:16 pm »
http://blogs.wsj.com/korearealtime/2014/07/21/seoul-moves-to-ban-uber-plans-own-app/

Seúl prohíbe Uber y saca su "app oficial". La semana pasada lanzaron Uber en Hong Kong.

muyuu

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #681 en: Julio 21, 2014, 17:47:11 pm »
http://www.nytimes.com/2014/07/20/opinion/sunday/the-future-of-robot-caregivers.html?_r=1

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The Future of Robot Caregivers

By LOUISE ARONSONJULY 19, 2014

EACH time I make a house call, I stay much longer than I should. I can’t leave because my patient is holding my hand, or because she’s telling me, not for the first time, about when Aunt Mabel cut off all her hair and they called her a boy at school, or how her daddy lost his job and the lights went out and her mother lit pine cones and danced and made everyone laugh. Sometimes I can’t leave because she just has to show me one thing, but getting to that thing requires that she rise unsteadily from her chair, negotiate her walker through the narrow hallway, and find whatever it is in the dim light of her bedroom.

I can, and do, write prescriptions for her many medical problems, but I have little to offer for the two conditions that dominate her days: loneliness and disability. She has a well-meaning, troubled daughter in a faraway state, a caregiver who comes twice a week, a friend who checks in on her periodically, and she gets regular calls from volunteers with the Friendship Line.

It’s not enough. Like most older adults, she doesn’t want to be “locked up in one of those homes.” What she needs is someone who is always there, who can help with everyday tasks, who will listen and smile.

What she needs is a robot caregiver.

That may sound like an oxymoron. In an ideal world, it would be: Each of us would have at least one kind and fully capable human caregiver to meet our physical and emotional needs as we age. But most of us do not live in an ideal world, and a reliable robot may be better than an unreliable or abusive person, or than no one at all.

Caregiving is hard work. More often than not, it is tedious, awkwardly intimate and physically and emotionally exhausting. Sometimes it is dangerous or disgusting. Almost always it is 24/7 and unpaid or low wage, and has profound adverse health consequences for those who do it. It is women’s work and immigrants’ work, and it is work that many people either can’t or simply won’t do.

Many countries have acknowledged this reality by investing in robot development. Last year in Japan, where robots are considered “iyashi,” or healing, the health ministry began a program designed to meet work-force shortages and help prevent injuries by promoting nursing-care robots that assist with lifting and moving patients. A consortium of European companies, universities and research institutions collaborated on Mobiserv, a project that developed a touch-screen-toting, humanoid-looking “social companion” robot that offers reminders about appointments and medications and encourages social activity, healthy eating and exercise. In Sweden, researchers have developed GiraffPlus, a robot that looks like a standing mirror cum vacuum cleaner, monitors health metrics like blood pressure and has a screen for virtual doctor and family visits.

Researchers in the United States are developing robot-caregiver prototypes as well, but we have been slower to move in this direction. Already, we have robots to assist in surgery and very basic “walking” robots that deliver medications and other supplies in hospitals. Robots are increasingly used in rehabilitation after debilitating events like strokes. But a robot that cleans out your arteries or carries linens isn’t the same as a robot meant to be your friend and caregiver. Even within the medical community, this idea that machines could help fulfill more than just physical needs meets largely with skepticism, and occasionally with outrage.

As Jerald Winakur, a San Antonio internist and geriatrician, put it, “Just because we digitally savvy parents toss an iPad at our kids to keep them busy and out of our hair, is this the example we want to set when we, ourselves, need care and kindness?”

And yet, search YouTube and you can watch developmentally delayed children doing therapy with a cute blue-and-yellow CosmoBot that also collects information about their performance. Or you can see older Japanese people with dementia smiling and chatting happily with a robot named Paro that looks like a baby seal and responds to human speech. Sherry Turkle, an M.I.T. professor and technology skeptic, questions such artificial emotional relationships in her book “Alone Together: Why We Expect More From Technology and Less From Each Other.” Yet after watching a 72-year-old woman named Miriam interact with Paro, she noted that the woman “found comfort when she confided in her Paro. Paro took care of Miriam’s desire to tell her a story.”

One proof of the social and emotional potential of robot caregivers is probably right in front of you. If you have walked down any street recently, or sat in a restaurant, or entered a workplace, you’ve probably seen numerous people oblivious to the humans with or around them, while fully engaged with the machines in their hands or on their desks. Admittedly, such people are often interacting with other humans via their machines, but the fact remains that the primary interaction is between person and machine, and despite compelling protests that such interactions do not constitute meaningful, empathic relationships, they seem to provide stimulation and satisfaction to millions, if not billions, of us. Maybe you are one of those people, reading this article on a device.

But the biggest argument for robot caregivers is that we need them. We do not have anywhere near enough human caregivers for the growing number of older Americans. Robots could help solve this work-force crisis by strategically supplementing human care. Equally important, robots could decrease high rates of neglect and abuse of older adults by assisting overwhelmed human caregivers and replacing those who are guilty of intentional negligence or mistreatment.

In the next decade, robot caregiver prototypes will become much more sophisticated. According to Jim Osborn, the executive director of the Quality of Life Technology Center at Carnegie Mellon, the current limitation is not the technology, but finding a viable business model to make it affordable. He said, “I really expect there will be a robot helping me out when I retire. I just hope I don’t have to use all my retirement savings to pay for it.”

In that new world, my lonely, disabled patient’s life would be improved by a robot caregiver.

Imagine this: Since the robot caregiver wouldn’t require sleep, it would always be alert and available in case of crisis. While my patient slept, the robot could do laundry and other household tasks. When she woke, the robot could greet her with a kind, humanlike voice, help her get out of bed safely and make sure she was clean after she used the toilet. It — she? he? — would ensure that my patient took the right medications in the right doses. At breakfast, the robot could chat with her about the weather or news.

And then, because my patient loves to read but her eyesight is failing, the caregiver robot would offer to read to her. Or maybe it would provide her with a large-print electronic display of a book, the lighting just right for her weakened eyes. After a while the robot would say, “I wonder whether we should take a break from reading now and get you dressed. Your daughter’s coming to visit today.”

Are there ethical issues we will need to address? Of course. But I can also imagine my patient’s smile when the robot says these words, and I suspect she doesn’t smile much in her current situation, when she’s home alone, hour after hour and day after day.

An associate professor of geriatrics at the University of California, San Francisco, and the author of a collection of stories, “A History of the Present Illness.”

Маркс

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #682 en: Julio 21, 2014, 21:28:55 pm »
Dejo aquí un artículo de David Graeber, un antropólogo anarquista estadounidense de altura.

Es largo pero merece la pena.

Citar
Sobre el fenómeno de los trabajos de mierda

En el año 1930, John Maynard Keynes predijo que, para finales de siglo, la tecnología habría avanzado lo suficiente como para que países como Gran Bretaña o los Estados Unidos hubieran conseguido una semana laboral de 15 horas. Hay muchas razones para creer que estaba en lo cierto. En términos tecnológicos, somos muy capaces de ello. Y sin embargo no ocurrió. En lugar de eso la tecnología ha sido dirigida, en el mejor de los casos, a descubrir formas de hacernos trabajar más a todos. Para lograr esto han tenido que ser creados empleos que son, de hecho, inútiles. Gran cantidad de personas, en Europa y Norteamérica en particular, pasan toda su vida laboral desempeñando tareas que creen que, en el fondo, realmente no es necesario llevar a cabo. El daño moral y espiritual que resulta de esta situación es profundo. Es una cicatriz en nuestra alma colectiva. Sin embargo, prácticamente nadie habla de ello.


¿Por qué la utopía prometida por Keynes – aún se esperaba con impaciencia en los 60 – nunca se materializó? La explicación más común actualmente es que no imaginó el incremento masivo del consumismo. Dada la elección entre menos horas y más juguetes y placeres, hemos escogido colectivamente la segunda. Esto nos presenta un bonito cuento moral, pero un momento de reflexión muestra que no puede ser cierto. Sí, hemos sido testigos de la creación de una interminable variedad de nuevos trabajos e industrias desde los años 20, pero muy pocos tienen algo que ver con la producción y distribución de sushi, iPhones o calzado de marca.

Entonces, ¿cuáles son exactamente esos nuevos trabajos? Un informe reciente que compara el empleo en los Estados Unidos entre 1910 y 2000 nos da una idea clara (y añado, una repetida casi exactamente en el Reino Unido). A lo largo del siglo pasado, el número de trabajadores empleados como personal de servicio doméstico, en la industria y en el sector agrícola se ha desplomado de forma dramática. Al mismo tiempo, “profesionales, directivos, administrativos, comerciales, y trabajadores de servicios” se han triplicado, creciendo “de un cuarto a tres cuartos del empleo total”. En otras palabras, los trabajos productivos, justo como se predijo, han sido ampliamente automatizados (incluso si contamos a los trabajadores de la industria globalmente, incluyendo a las masas trabajadoras en la India y China, dichos trabajadores siguen sin estar cerca de ser el gran porcentaje de la población mundial que eran antes).

Pero en lugar de permitir una reducción masiva de horas de trabajo que dejara libertad a la población mundial para dedicarse a sus propios proyectos, hobbies, visiones e ideas, hemos visto la inflación no tanto del sector “servicios” como del sector administrativo, incluyendo la creación de nuevas industrias enteras como la de los servicios financieros o el telemarketing, o la expansión sin precedentes de sectores como el del derecho empresarial, la administración educativa y sanitaria, los recursos humanos y las relaciones públicas. Y estas cifras ni siquiera reflejan a todas aquellas personas cuyo trabajo consiste en proporcionar soporte administrativo, técnico o de seguridad para estas industrias, o, es más, todo un sinfín de industrias secundarias (lavado de perros, repartidores nocturnos de pizza), que sólo existen porque todo el mundo pasa la mayoría de su tiempo trabajando en todo lo demás.

Estos son a los que yo propongo llamar “trabajos de mierda”.

Es como si alguien estuviera por ahí inventando trabajos inútiles sólo con la intención de mantenernos a todos trabajando. Y aquí, precisamente, radica el misterio. En el capitalismo, esto es precisamente lo que se supone que no pasa. Por supuesto, en los viejos e ineficientes Estados socialistas como la Unión Soviética, donde el empleo era considerado tanto un derecho como un deber sagrado, el sistema inventó tantos puestos de trabajo como era necesario (esto es por lo que en los grandes almacenes soviéticos hacían falta tres empleados para vender un trozo de carne). Pero, desde luego, este es el tipo de problema que la competencia en el mercado se suponía que solucionaba. De acuerdo con la teoría económica, al menos, lo último que una empresa con fines lucrativos hará es pagar dinero a trabajadores a los que realmente no necesita emplear. Sin embargo, de alguna manera, esto ocurre.

A pesar de que las empresas pueden hacer implacables reducciones de plantilla, los despidos y las presiones caen siempre sobre la gente que realmente está haciendo, moviendo, reparando y manteniendo cosas; por una extraña alquimia que nadie puede explicar, el número de burócratas asalariados en el fondo parece aumentar, y más y más empleados se ven a sí mismos, en realidad de forma no muy diferente a los trabajadores soviéticos, trabajando 40 o incluso 50 horas con papeleo, pero trabajando efectivamente 15 horas justo como predijo Keynes, ya que el resto de su tiempo lo pasan organizando y asistiendo a cursillos de motivación, actualizando sus perfiles de Facebook o descargando recopilatorios de TV.

La respuesta, obviamente, no es económica: es moral y política. La clase dirigente se ha dado cuenta de que una población feliz y productiva con tiempo libre es un peligro mortal (piensa en lo que comenzó a suceder cuando esto aún empezaba a acercarse en los 60). Y, por otro lado, la sensación de que el trabajo es un valor moral en sí mismo, y que cualquiera que no esté dispuesto a someterse a algún tipo de intensa disciplina laboral durante la mayoría de sus horas de vigilia no merece nada, es extraordinariamente conveniente para ellos.

Una vez, al contemplar el crecimiento aparentemente interminable de responsabilidades administrativas en los departamentos académicos británicos, se me ocurrió una posible visión del infierno. El infierno es un grupo de individuos que se pasan la mayoría del tiempo trabajando en una tarea que no les gusta y para la que no son especialmente buenos. Digamos que fueron contratados por ser excelentes ebanistas, y entonces descubren que se espera de ellos que pasen una gran parte del tiempo friendo pescado. Ni siquiera la tarea es realmente necesaria, o al menos hay un número muy limitado de pescado que es necesario freír. Pero, de alguna manera, todos se obsesionan tanto con el rencor ante la idea de que algunos de sus compañeros de trabajo podrían dedicar más tiempo a fabricar muebles, y no a cumplir su parte correspondiente de freír pescado, que en poco tiempo hay interminables montones inútiles de pescado mal cocinado acumulándose por todo el taller, y es a lo único que se dedican.

Creo que ésta realmente es una descripción precisa de la dinámica moral de nuestra propia economía.

*

Bueno, me doy cuenta de que cada argumento va a tener objeciones inmediatas: “¿quién eres tú para decir qué trabajos son realmente ‘necesarios’? De todos modos, ¿qué es necesario? Tú eres profesor de antropología, ¿qué ‘necesidad’ hay de eso?” (Y de hecho muchos lectores de prensa sensacionalista tomarían la existencia de mi trabajo como la definición precisa de gasto social despilfarrado.) Y a cierto nivel, esto es obviamente cierto. No puede haber una medida objetiva de valor social.

No me atrevería a decirle a alguien que está convencido de que está haciendo una contribución significativa al mundo de que, realmente, no lo hace. ¿Pero qué pasa con aquellas personas que están convencidas de que sus trabajos no tienen sentido? No hace mucho volví a contactar con un amigo del colegio al que no veía desde que tenía 12 años. Me sorprendió descubrir que, en este tiempo, primero se había convertido en poeta y luego en el líder de una banda de indie rock. Había oído algunas de sus canciones en la radio sin tener ni idea de que el cantante era alguien a quien conocía. Él era obviamente brillante, innovador, y su trabajo indudablemente había alegrado y mejorado la vida de gente en todo el mundo. Sin embargo, después de un par de discos sin éxito había perdido el contrato y, plagado de deudas y con una hija recién nacida, terminó, como él mismo dijo, “tomando la opción por defecto de mucha gente sin rumbo: la facultad de derecho.” Ahora es un abogado empresarial que trabaja en una destacada empresa de Nueva York. Él es el primero en admitir que su trabajo no tiene absolutamente ningún sentido, no contribuye en nada al mundo y, a su propio juicio, realmente no debería existir.

Hay muchas preguntas que uno puede hacer aquí, empezando por, ¿qué dice esto de nuestra sociedad, que parece generar una demanda extremadamente limitada de poetas y músicos con talento, pero una demanda aparentemente infinita de especialistas en derecho empresarial? (Respuesta: si un 1% de la población controla la mayoría de la riqueza disponible, lo que llamamos “el mercado” refleja lo que ellos piensan que es útil e importante, no lo que piensa cualquier otro.) Pero aún más, muestra que la mayoría de la gente con estos empleos en el fondo es consciente de ello. De hecho, no estoy seguro de haber conocido a algún abogado empresarial que no pensara que su trabajo era una mierda. Lo mismo pasa con casi todas las nuevas industrias descritas antes. Hay una clase entera de profesionales asalariados que, si te encontraras con ellos en fiestas y admitieras que haces algo que podría ser considerado interesante (un antropólogo, por ejemplo), querrán evitar por completo hablar de su trabajo. Dales un poco de alcohol, y lanzarán diatribas sobre lo inútil y estúpido que es en realidad su trabajo.

Hay una profunda violencia psicológica en esto. ¿Cómo puede uno empezar a hablar de dignidad en el trabajo cuando secretamente siente que su trabajo no debería existir? ¿Cómo puede no crear una sensación de profunda rabia y de resentimiento? Sin embargo una peculiar genialidad de nuestra sociedad es que sus dirigentes han descubierto una forma, como en el caso de los freidores de pescado, de asegurarse que la rabia se dirige precisamente contra aquellos que realmente tienen la oportunidad de hacer un trabajo valioso. Por ejemplo: en nuestra sociedad parece haber una regla general por la que, cuanto más obvio es que el trabajo de uno beneficia a otra gente, es probable que se pague menos por él. De nuevo, es difícil encontrar un baremo objetivo, pero una forma sencilla de hacerse una idea es preguntar: ¿qué pasaría si toda esta clase de gente simplemente desapareciera? Di lo que quieras sobre enfermeros, basureros o mecánicos, es obvio que si se esfumaran como una nube de humo los resultados serían inmediatos y catastróficos. Un mundo sin profesores o trabajadores portuarios pronto tendría problemas, incluso uno sin escritores de ciencia ficción o músicos de ska sería claramente un sitio inferior. No está del todo claro cómo sufriría la humanidad si todos los CEOs del capital privado, lobbistas, investigadores de relaciones públicas, notarios, vendedores telefónicos, alguaciles o asesores legales se esfumaran de forma similar. (Muchos sospechan que podría mejorar notablemente.) Sin embargo, aparte de un puñado de excepciones (doctores), la norma se cumple sorprendentemente bien.

Aún más perverso es que parece haber un amplio sentimiento de que ésta es la forma en que las cosas deben ser. Ésta es una de las fortalezas secretas del populismo de derechas. Puedes verlo cuando los periódicos sensacionalistas avivan el rencor contra los trabajadores del metro por paralizar Londres durante los conflictos laborales: el mismo hecho de que los trabajadores del metro puedan paralizar Londres muestra que su trabajo es realmente necesario, pero esto parece ser precisamente lo que molesta a la gente. Es incluso más evidente en los Estados Unidos, donde los republicanos han tenido un éxito notable movilizando el resentimiento contra los profesores escolares, o los trabajadores del automóvil (y no, significativamente, contra los administrativos escolares o los gestores de la industria del automóvil, quienes realmente causan los problemas) por sus supuestos salarios inflados y beneficios. Es como si les hubieran dicho “¡habéis llegado a enseñar a niños! ¡O a fabricar coches! ¡Habéis llegado a tener trabajos auténticos! ¿Y encima tenéis el descaro de esperar también pensiones de clase media y asistencia sanitaria?”  :biggrin:

Si alguien hubiera diseñado un régimen laboral adecuado perfectamente para mantener el poder del capital financiero, es difícil imaginar cómo podrían haber hecho un trabajo mejor. Los trabajadores reales y productivos son incansablemente presionados y explotados. El resto está dividido entre un estrato aterrorizado de los, universalmente denigrados, desempleados y un estrato mayor a quienes se les paga básicamente por no hacer nada, en puestos diseñados para hacerles identificarse con las perspectivas y sensibilidades de la clase dirigente (gestores, administradores, etc) – y particularmente sus avatares financieros – pero, al mismo tiempo, fomentarles un resentimiento contra cualquiera cuyo trabajo tenga un claro e innegable valor social. Obviamente, el sistema nunca ha sido diseñado conscientemente. Surgió de casi un siglo de prueba y error. Pero es la única explicación de por qué, a pesar de nuestra capacidad tecnológica, no estamos todos trabajando 3-4 horas al día.

Lo que está sucediendo es que nos están sometiendo a un proceso de *saqueo* CALCADO, a los procesos neoliberales que practicaron con latinoamérica con la excusa de la "crisis de la deuda" desde los 70, 80 y 90

Frommer

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #683 en: Julio 21, 2014, 23:57:35 pm »
Yo añadiría que los realmente ricos SI que "trabajan" 3 o 4 horas al día...

wanderer

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #684 en: Julio 22, 2014, 00:17:46 am »
El trabajo NO dignifica al hombre (ni a la mujer...  :troll:) (en términos generalesI

Hay quién tiene ambición y quiere trabajar por ello; que lo haga. O quién tiene una vocación y posibilidad de desarrollarla; que lo haga también. El tema central de éste hilo es que la sociedad que se está desarrollando, la oferta de factor trabajo será cada vez más exigua (y tanto si vamos a una sociedad que recupere el crecimiento, como a una decrecentista o de "economía de estado estacionario", pues en uno u otro caso, la productividad del trabajo será muy superior a la actual, que a su vez es muy superior a la que había hace 20 ó 30 años), y al mismo tiempo, que es un gran desperdicio de recursos, materiales y humanos, tener a grandes masas haciendo trabajos perfectamente mecanizables, o trabajos de cuello blanco al tiempo que trabajos de mierda (como lo que nos ha traído Маркс).

Hay que plantearse como será una sociedad post-laboral. Me gustaría creer que una sociedad de pleno ocio sería factible, pero aunque creo que materialmente sí que lo sería (o al menos, funcional con un uso de factor trabajo inferior a una tercera parte de la población potencialmente activa), psicológicamente aún no estamos preparados como sociedad para enfrentarnos a ello.

Sin embargo, creo que ahí está el verdadero futuro, tanto para tener una sociedad libre y abierta, como imbricada en un econosistema realmente sostenible (y aunque esto suene un tanto flower-power, en realidad no es en absoluto así).
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muyuu

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #685 en: Julio 22, 2014, 11:22:30 am »
Yo añadiría que los realmente ricos SI que "trabajan" 3 o 4 horas al día...


Mucha gente sin ser tan rica se vive muy bien sin trabajar.

-------------

http://www.theguardian.com/technology/2014/jul/21/amazon-20-years-jeff-bezos-history-bestsellers-legal-battles

Citar
Amazon at 20: billions, bestsellers and legal battles
It's 20 years since an ambitious entrepreneur named Jeff Bezos registered the company that would become Amazon. How did it get so big so fast?


(Imágenes en el enlace)

Citar
1994: Make it so

American entrepreneur Jeff Bezos first registers his fledgling company under the name Cadabra Inc in July 1994. But troubles with the name (not least that people mishear it as "Cadaver") prompt a change. Bezos, a Star Trek fan, also considers calling the company MakeItSo.com, after Captain Picard's catchphrase in Star Trek: The Next Generation, and holds a party for the show's final episode in May 1994. On 1 November, however, he registers Amazon – because it begins with A, sounds exotic and, he mistakenly believes, is the longest river in the world (the Nile is actually more than 400km longer).

Key product The complete Star Trek: The Next Generation. But see next year for the company's first sale.

1995: Amazon.com goes live

On 16 July 1995, the world gets its first glimpse of Amazon.com. Early orders tend to be for esoteric titles that are hard to locate in mainstream bookstores, while overseas orders (particularly from US military personnel) make up a large proportion of sales. The year's bestseller is indicative of early customers' interests – How to Set Up and Maintain a World Wide Web Site: The Guide for Information Providers by Lincoln D Stein.

Key product Douglas Hofstadter's Fluid Concepts and Creative Analogies: Computer Models of the Fundamental Mechanisms of Thought, the first book ever sold on the site.

1996: Send us your freaks

Despite losing $52,000 in 1994, Amazon's fortunes begin to change, not least because of Bezos's bullish attitude. The new unofficial company motto becomes "Get Big Fast". Amazon introduces an 8% referral commission to sites that direct customers to Amazon to purchase a book. A front-page interview in the Wall Street Journal in May ("How Wall Street whiz finds niche selling books on the internet") proves a watershed moment. Daily orders double overnight, with revenues growing at 30-40% a month. To meet demand at the warehouse, an Amazon representative allegedly tells a temp agency to: "Send us your freaks."

Key product Amazon's bestselling book of the year was a prescient one – David Siegel's Creating Killer Web Sites: The Art of Third-Generation Site Design.

1997: Just the facts

Barnes & Noble sues Amazon on 12 May 1997, alleging that Amazon's claim to be "the world's largest bookstore" is false. Undeterred, on 15 May 1997, Amazon announces its stock market launch, offering shares at $18 and raising $54m. The company sees a 900% growth in annual revenues and Bezos officially becomes a multimillionaire. With Amazon now approaching $60m in sales annually, Bezos instigates a huge infrastructural overhaul to cope with the fact that Amazon is clearly Getting Big Fast.

Key product Into Thin Air: A Personal Account of the Mount Everest Disaster, becomes the first book that is not a web design guide to top the site's annual list of bestsellers.

1998: Expand or bust

Amazon's global ambition continues with the acquisition of Bookpages.co.uk, a UK online book retailer, which becomes Amazon UK on 15 October 1998. Exchange.com and Germany's Telebuch are also bought up and the relentless expansion continues into product areas too, with the company looking beyond books. In January, it adds digital rights management-free music to its list of offerings for the first time, as well as buying IMDB.com. The year's most significant acquisition reveals the scope of Bezos's ambitions: he hires Walmart's vice-president of distribution, Jimmy Wright. Asked what sort of products he will be charged with distributing, Wright is told by Bezos: "I don't know. Just design something that will handle everything."

Key product The bestselling album of Amazon's first year as a music retailer is U2's compilation album The Best of 1980-1990, beating Jewel, Celine Dion and Alanis Morissette.

1999: Man of the Year

Jeff Bezos, Amazon founder
Jeff Bezos, Amazon founder. Photograph: Joe Klamar/AFP/Getty Images
Another watershed moment as Jeff Bezos is named Time magazine's "person of the year" in its December issue. Announcing on its cover that "E-commerce is changing the way the world shops", Time identifies Bezos as the one person who more than any other has been responsible for – and has most taken advantage of – this phenomenon. In another bullish statement of intent, Amazon is granted the patent for "1-Click" ordering , and a month later it files a patent infringement lawsuit against Barnes & Noble for offering a 1-Click "Express Lane" service. In 2000, it licenses 1-Click ordering to Apple Computer for its online store.
Key product This is the first of five years in which Harry Potter books will top the bestseller charts. The third book in the series, Harry Potter and the Prisoner of Azkaban, takes the top spot, while the first two books round out the top three.

2000: Diversify or die

The dotcom bubble reaches its peak on 10 March 2000, and Amazon becomes one of the most high-profile losers as its share price tumbles from a high of $106.69 on 10 December 1999 to $15.56 on 29 December 2000. However, one key factor helps it to survive where others fail: the emphasis on selling the Amazon brand over any individual product offering, with its diversification into multiple areas is cemented with the launch of Amazon Marketplace, allowing businesses and sole traders to list their products directly on Amazon.

Key product The success of Harry Potter and the Goblet of Fire confirms that Pottermania isn't going anywhere. All four of JK Rowling's books appear in Amazon's top five bestsellers for the year.

2001: After the bubble

With the first dotcom bubble bursting in 2000, the year begins on a down-note as Amazon lays off 1,500 workers in January and closes its Seattle call centre, vowing to become more profitable. Indeed, it makes its first quarterly profit: a net income of $5m on $1bn revenues in the fourth quarter. By April, the inexorable rise of the online bookselling model sees Amazon and Borders join forces to launch borders.com – using Amazon's technology.

Key product With JK Rowling taking time off before the next Potter instalment, it falls to the company's video games department – set up in 1999 – to meet customers' insatiable desire for more of the boy wizard. The PC game tie-in Harry Potter and the Sorcerer's Stone becomes Amazon's bestselling game of the year.

2002: Who blinks first

Inspired by the high-value customer schemes of airlines, Amazon launches Free Super Saver Shipping in January for orders of more than $99 (eventually dropping to $25). The potential loss-leader eventually proves another stroke of risk-taking genius. Another pitfall is skilfully evaded as Amazon negotiates an unheard-of discount rate with UPS. In typical Bezos style, the deal is struck after a 72-hour standoff, with Amazon using FedEx and the US Postal Service to deliver all its orders instead. Amazon also introduces Amabot, a recommendations algorithm that replaces editorialised content.

Key product Another apt title takes the top spot for books: Good to Great: Why Some Companies Make the Leap … and Others Don't, a business manual that sells more than three million copies.

Harry Potter
The Harry Potter film series provided a filip for Amazon’s bestselling books. Photograph: Sportsphoto Ltd/Allstar/Warner Bros
2003: Goodbye to all that

Bezos first coins the term "unstore" to spell out what makes Amazon unique – limitless shelf space, personalisation, the juxtaposition of used and new items, allowing negative comments – explaining that the normal rules of retail don't apply to Amazon. Neither, it seems, do the normal rules of meetings: Bezos orders all TVs removed from conference rooms, later giving them away as award prizes to employees identifying bureaucratic and wasteful practices. Having survived a helicopter crash in Texas in March, Bezos is once more proving bulletproof: in December, Amazon announces its first full-year profit ($35.3m).

Key product What else? The hardcover release of Harry Potter and the Order of the Phoenix re-establishes JK Rowling's dominance of the book market, while in second place Dan Brown's The Da Vinci Code marks the arrival of another publishing phenomenon.

2004: Diamonds aren't forever

Amazon's diversification spreads into an unlikely venture – selling jewellery and undercutting traditional retailers. Paris Hilton is signed up to sell her designs exclusively through Amazon. Innovations including Diamond Search and a personalised ring-designing tool prove technologically pioneering, but the appeal of buying such high-value products in person proves a rare occasion in which offline bucks the online trend. In the same year, Amazon acquires Joyo.com, the Chinese e-commerce site, opening up a lucrative new revenue stream.

Key product The Da Vinci Code keeps on selling and is the site's bestselling book in 2004, a year after it was first published, once the rush to read the latest Potter book has died down.

2005: Join the club

Amazon's interest in high-value customers continues as it launches Prime, its "all you can eat" membership programme. As usual, while there are rumblings of unease within the company, Bezos shouts them down with the words: "This is a big idea." Acquisitions in 2005 once again reveal the boom areas that are catching Amazon's eye: print on demand (BookSurge), DVD on demand (CreateSpace.com) and e-book software (Mobipocket).

Key product An Amazon Prime membership, which gives customers in the United States unlimited access to free two-day delivery in exchange for tying them in to an annual fee of $79.

2006: Rocket man

Amazon relocates its headquarters to a 280,000 sq ft space in Kent, Washington. Another significant change takes place in Britain: ownership of the main Amazon.co.uk business is transferred to a Luxembourg company – Amazon EU Sarl – with the UK operation classed only as an "order fulfilment" business and all payments for books, DVDs and other goods going directly to Luxembourg. The new Washington State site is filled with memorabilia including Star Trek props and a genuine Soviet Union cosmonaut suit. On 10 November 2006, the Wall Street Journal announces that Bezos has acquired a launch site for a space flight programme entitled Blue Origin.

Key product On 25 August, Amazon announces an open beta test of Amazon EC2, which will go on to become the core component of its mammoth cloud-computing operation. In 2014, Amazon's cloud-computing operation is expected to make $5bn in revenue.

2007: Electronic ink


A video introduction to the first Amazon Kindle.
In November, Amazon introduces the first Kindle e-reader, hoping to build a market for digital books. Critics balk at the original asking price of $399, but the initial stock sells out in five hours. Showing its commitment to the old-fashioned written word as well, in December the company pays £1.95m for a handwritten copy of JK Rowling's The Tales of Beedle the Bard (Rowling donates her proceeds of the sale to charity).

Key product The Kindle e-book reader, which gets off to a flying start and continues to grow its market. Morgan Stanley Research estimates that Amazon will sell $5bn worth of Kindles in 2014.

2008: Mobile first

In another year of acquisitons and lawsuits, Amazon buys rival online books site AbeBooks.com – which specialises in collating online sales for independent bookstores and out-of-print titles. In April. Amazon launches TextBuyIt, an early phone-shopping and price-comparison service that works via text messaging. The same month, the company files a lawsuit in New York after the Legislature passes a landmark bill requiring online retailers to collect sales taxes on shipments to state residents. Other states soon follow suit.

Key product This year is less about what Amazon sells than what – or who – it bought. The headline acquisition is Audible.com, the world's largest producer of audiobooks, which it buys for an estimated $300m.

2009: Toy story

In June, Amazon finally settles a 2004 legal dispute with Toys R Us over an alleged violation of its business partnership (when Amazon allowed other toy merchants to sell their goods via the site, reportedly reneging on an exclusivity deal between the two companies). Amazon agrees to pay Toys R Us $51m. Bezos once again shows his appetite for buying up rival organisations (and thereby obtaining their expertise and skillset) when Amazon acquires Stanza, which manufactures a rival e-book reader to the Kindle.

Key product After moving into the manufacture of its own electronic products with the Kindle, Amazon launches AmazonBasics, a low-cost hardware brand offering AV cables, blank DVDs and other consumer electronics.

2010: Trouble with The Man

With the increasing success of e-books and the Kindle's market dominance, the book industry once again starts to show its unease with Amazon. In January, Amazon stops selling books by Macmillan in a dispute over the pricing of its e-books. By December, Bezos shows a rare instance of backing down in the face of pressure, when Amazon agrees to stop hosting the WikiLeaks website after questions by congressional staff and an enquiry by the US Senate Homeland Security Committee. Meanwhile the Center on Budget and Policy Priorities (CBPP) reveals that while Amazon was operating facilities in 17 states, it was paying tax in only four.

Key product This is the year that Amazon buys Quidsi Inc, the parent company responsible for diapers.com, soap.com, wag.com and yoyo.com, sellers of nappies, soap, pet food and childrens' toys.

2011: Amazon Loves Film

Amazon announces its move into a Netflix-style online video streaming service, available to those customers paying for membership of Amazon Prime. By July, Amazon's total market capitalisation tops $100bn. In a continuing dispute, Amazon threatens to shut down its Dallas facility when the state sues for $269m in back sales taxes. The state eventually backs down. In October, Amazon announces a digital partnership with DC Comics, prompting Barnes & Noble to remove its comic books from its shelves.

Key product A LoveFilm account. Amazon buys the subscription-based DVD rental service in January for £200m.

2012: The taxman cometh

The Guardian reveals that Amazon has avoided billions in corporation tax, paying almost nothing despite recording £7bn in sales. In the face of increasing competition from Apple's iBookstore and Barnes & Noble's Nook, Amazon's ebook market share falls from a high of more than 90% in 2010 to 60%. It launches its second-generation ebook reader, the Kindle Fire HD, in September. The company also announces an out-of-print books line – plus a "free" digital book lending library, with subscribers to Amazon Prime being offered an ebook per month at no extra cost.

Key product Fifty Shades of Grey, which began life as a self-published ebook in 2011, finishes 2012 as both Amazon's most downloaded ebook, and, along with its sequels Darker and Freed, the site's first, second and third bestselling books.

2013: Control the skies


Amazon unveils its plans for unmanned drone deliveries.
In a typical moment of Bezos-style chutzpah, Amazon announces an unusual strategy in its delivery fulfilment plans: it is investigating options for same-day parcel delivery by unmanned drones. The service, entitled Amazon Prime Air, promises it will "get packages into customers' hands in 30 minutes or less". Bullish as ever, a press release reveals that the service should be available by 2015 – once the Federal Aviation Administration (FAA)'s rules on the safety of unmanned aerial vehicles are finalised. Rather more prosaically, in November it agrees a partnership with the US Postal Service to deliver orders on Sundays (initially in Los Angles and New York).

Grand Theft Auto V
Grand Theft Auto V: Grand Theft Auto V proves so popular that Amazon UK sells out five days in advance of its release.
Key product Released in September, Grand Theft Auto V becomes the fastest-selling entertainment product of all time, shifting 32.5m copies by the end of the year. The game proves so popular that Amazon UK sells out five days in advance – and is forced to deliver some pre-orders late.

2014: Living Wages for Amazon workers!

The Amazon Fire TV set-top box system is announced (Amazon's answer to Apple TV); alongside Kindle Unlimited – a subscription-based service offering access to all ebooks and audio books on the platform for a monthly fee of $9.99. A fake book briefly appears in Amazon's listings: A Living Wage for All Amazon Workers! The stunt is part of an ongoing campaign to draw attention to the company's continued use of low-paid workforce while maximising profits.

Key product The fictional paperback Living Wages for Amazon Workers! is removed from the site the morning it launches.

Marv

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #686 en: Julio 22, 2014, 11:43:11 am »
No está de más considerar volver un poco al concepto de trabajo. Porque el trabajo, tal y como la mayoría lo entiende, es aquello que haces porque no te quedan más coj... para tener un ingreso o renta.

Un amigo mío siempre me recordaba lo mismo, cosa que yo daba por una boutade; sin embargo, cada vez me parece más lúcida, por sencilla. El trabajo es aquello que te pagan por hacer, porque si no, no lo harías.

Si lo piensan, eso excluye un montón de cosas que todos hacemos en la vida porque nos da la real gana, -como escribir en un foro sin recibir nada a cambio-, y por tanto estas cosas no son trabajo. Muchas veces, en un emprendimiento se necesita cobrar, pero eso no es un trabajo, en el sentido que comento, si lo haces porque en realidad, esa cosa te llama; porque te lo pide el cuerpo.

El trabajo es otra cosa, es sacrificio. Es cuando vendes tus horas -tiempo de-tu-vi-da- al precio del salario, pero en realidad, si pudieras no lo harías.

¡Y aún medio mundo quiere que esto NO se acabe!

¡Y los políticos, siguen y siguen prometiendo trabajo, como si fuese el objetivo a alcanzar!
 :facepalm:

Eso no dignifica a nadie. Es el mal necesario. Y debería ser necesario sólo hasta que podamos hacer que no lo sea.

« última modificación: Julio 22, 2014, 11:48:02 am por obcad »

muyuu

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #687 en: Julio 22, 2014, 12:16:08 pm »
No está de más considerar volver un poco al concepto de trabajo. Porque el trabajo, tal y como la mayoría lo entiende, es aquello que haces porque no te quedan más coj... para tener un ingreso o renta.

Un amigo mío siempre me recordaba lo mismo, cosa que yo daba por una boutade; sin embargo, cada vez me parece más lúcida, por sencilla. El trabajo es aquello que te pagan por hacer, porque si no, no lo harías.

Si lo piensan, eso excluye un montón de cosas que todos hacemos en la vida porque nos da la real gana, -como escribir en un foro sin recibir nada a cambio-, y por tanto estas cosas no son trabajo. Muchas veces, en un emprendimiento se necesita cobrar, pero eso no es un trabajo, en el sentido que comento, si lo haces porque en realidad, esa cosa te llama; porque te lo pide el cuerpo.

El trabajo es otra cosa, es sacrificio. Es cuando vendes tus horas -tiempo de-tu-vi-da- al precio del salario, pero en realidad, si pudieras no lo harías.

¡Y aún medio mundo quiere que esto NO se acabe!

¡Y los políticos, siguen y siguen prometiendo trabajo, como si fuese el objetivo a alcanzar!
 :facepalm:

Eso no dignifica a nadie. Es el mal necesario. Y debería ser necesario sólo hasta que podamos hacer que no lo sea.

Es una reflexión importante.

Normalmente lo definimos como sinónimo de empleo: actividades por las que percibimos ingresos.

La consecución de ambas cosas se complica para mucha gente.

De todas formas, como el consumo genera servidumbre y un cierto nivel es siempre necesario en las sociedades en las que vivimos, el concepto de voluntariedad es muy subjetivo. La misma actividad hecha con la presión de necesitar los ingresos, pasa a convertirse en algo muy, muy diferente.

La labor forzosa no es el objetivo de la gente, el objetivo es tener una fuente de ingresos estable. La única alternativa que la gente ve plausible para ello, es el modelo del empleo (en el caso de España, "que me den un empleo" de forma casi exclusiva). En cierto modo, algo de razón llevan, pero esto es así por motivos socio-político-económicos, no por verdad Universal.

Como ya he comentado en otras ocasiones, los tecno-optimistas se centran en las potencialidades de los avances y no en el predecible efecto que causarán en el mundo real con el actual modelo de incentivos ("lógica del mercado").
« última modificación: Julio 22, 2014, 12:17:50 pm por muyuu »

feldberg

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #688 en: Julio 22, 2014, 12:25:50 pm »
No está de más considerar volver un poco al concepto de trabajo. Porque el trabajo, tal y como la mayoría lo entiende, es aquello que haces porque no te quedan más coj... para tener un ingreso o renta.

Un amigo mío siempre me recordaba lo mismo, cosa que yo daba por una boutade; sin embargo, cada vez me parece más lúcida, por sencilla. El trabajo es aquello que te pagan por hacer, porque si no, no lo harías.

Si lo piensan, eso excluye un montón de cosas que todos hacemos en la vida porque nos da la real gana, -como escribir en un foro sin recibir nada a cambio-, y por tanto estas cosas no son trabajo. Muchas veces, en un emprendimiento se necesita cobrar, pero eso no es un trabajo, en el sentido que comento, si lo haces porque en realidad, esa cosa te llama; porque te lo pide el cuerpo.

El trabajo es otra cosa, es sacrificio. Es cuando vendes tus horas -tiempo de-tu-vi-da- al precio del salario, pero en realidad, si pudieras no lo harías.

¡Y aún medio mundo quiere que esto NO se acabe!

¡Y los políticos, siguen y siguen prometiendo trabajo, como si fuese el objetivo a alcanzar!
 :facepalm:

Eso no dignifica a nadie. Es el mal necesario. Y debería ser necesario sólo hasta que podamos hacer que no lo sea.

El trabajo es eso para tí y para tu amigo...pero que hay mucha gente (cada vez menos)  en el que el trabajo es imprescindible como elemento de integración, es una venta de horas, que no solo da el beneficio económico, sino un "intangible". El que no trabaja es criticado por parásito aunque no cobre renta!...y se tiene que inventar que es artista, escritor, etc

Yo también pongo esta cara  :facepalm: cuando los políticos prometen trabajo...¿por qué no hablan directamente de renta? Ciertamente, hablan implícitamente de renta.

Pero, ¿cómo desligar el trabajo de la renta? salvo incapacidades, rentas de subsistencia, paro (y limitado), etc no es entendible que se desliguen estos conceptos. Ni siquiera ahora con un paro bastante alto.
Sobre la posibilidad de una sociedad post-laboral, me recuerda cuando hablamos de la mayoría natural en otros hilos. Esa MN no quiere ni oir hablar de la TE, mucho menos del fin del trabajo.
Me temo que esto irá muy despacio, aunque hay que imaginar esa sociedad.
De hecho, apenas hay "experimentos" de reparto del trabajo. De hecho el reparto no es bien acogido por la mayoría. Por ejemplo, parece que en España mucha gente está a media jornada no porque lo quieran, sino porque no se le ofrece jornada completa. Y no es planteable que la fuerza laboral se reduzca a un tercio, si no empezamos por generalizar la reducción de jornada. Medidas que favorezcan la jornada reducida, deben darse cuanto antes.

feldberg

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Re:El fin del trabajo
« Respuesta #689 en: Julio 22, 2014, 12:43:47 pm »
Es una reflexión importante.

Normalmente lo definimos como sinónimo de empleo: actividades por las que percibimos ingresos.

La consecución de ambas cosas se complica para mucha gente.

De todas formas, como el consumo genera servidumbre y un cierto nivel es siempre necesario en las sociedades en las que vivimos, el concepto de voluntariedad es muy subjetivo. La misma actividad hecha con la presión de necesitar los ingresos, pasa a convertirse en algo muy, muy diferente.

La labor forzosa no es el objetivo de la gente, el objetivo es tener una fuente de ingresos estable. La única alternativa que la gente ve plausible para ello, es el modelo del empleo (en el caso de España, "que me den un empleo" de forma casi exclusiva). En cierto modo, algo de razón llevan, pero esto es así por motivos socio-político-económicos, no por verdad Universal.

Como ya he comentado en otras ocasiones, los tecno-optimistas se centran en las potencialidades de los avances y no en el predecible efecto que causarán en el mundo real con el actual modelo de incentivos ("lógica del mercado").

Muy interesante que menciones el consumo y su gran influencia, básico en la estructura actual del trabajo.

Respecto a lo forzoso o no del trabajo, a mi me vale una anécdota. Tengo un amigo (en realidad conozco varios casos) que estaba dudando en cambiar de trabajo, incluso se planteaba estar meses o años sin trabajar hasta "encajar" en otro trabajo. Al poco tiempo me cuenta que se ha hipotecado por una cantidad muy alta, lo que obviamente le impedía el cambio de trabajo.
Esa persona se impuso trabajar (muchas horas) por voluntad propia. El hipotecarse era una forma de masoquismo totalmente irracional.

También los incentivos juegan un papel muy importante para que lleguemos al fin del trabajo. Si no los hay, creo que variará poco la situación laboral en los próximos años: la dualidad laboral que a menudo comentamos.

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