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Al margen de afinidades o antipatías, quien más y quien menos ve en Alemania un país muy rico, con una economía fuerte, una ciudadanía tradicionalmente trabajadora y eficiente y una clase política que, aunque con tics muy sospechosos, parece más competente y bastante menos corrupta que la de los países del sur. Y por ello, en lo que se refiere a la “crisis del Euro” y más concretamente a nuestro calvario particular, la actitud avara –para algunos, traicionera– de Angela Merkel es difícilmente digerible. Sin embargo, la realidad es algo más compleja.Casta política, corrupción y proletarizaciónEn Alemania no es oro todo lo que reluce. Y si bien su legislación es muy severa en lo que se refiere a sobornos a parlamentarios extranjeros por parte de empresas alemanas, curiosamente no es igualmente estricta si el sobornado es un parlamentario alemán. Uno de los hitos que evidenció esta laxitud legal fue el caso del exministro de finanzas Otto Graf Lambsdorff, que fue procesado en 1984 por aceptar donaciones a su partido, el FDP, por parte de la empresa Flick. Sorprendentemente Lambsdorff resultó absuelto a pesar de que el soborno fue probado. Pues su condición de parlamentario le permitió alegar que actuó creyendo que lo que hacía era legítimo. Y puesto que “no era consciente” de cometer un delito, a juicio del tribunal no se cumplía el requisito que la ley alemana considera imprescindible: la intencionalidad. Por lo que Lambsdorff quedó en libertad.Más recientemente, el pasado mes de agosto, Angela Merkel, a instancias del parlamento alemán, se negó a ratificar el tratado mundial contra la corrupción pública aprobado por las Naciones Unidas hace casi diez años y al que ya se han sumado 160 países. Lo cual convierte a Alemania y la República Checa en los únicos países de la UE que aún no lo han suscrito. ¿A qué se debe esta negativa? Pues a que en Alemania la inmunidad parlamentaria dista mucho del sistema extremadamente garantista español (aunque visto el caso Lambsdorff, tampoco parece que sea demasiado problema). Los parlamentarios alemanes, de suscribir el tratado, temían tener que someterse a investigaciones sin juicio que pudieran arruinar su carrera. Y siendo como son políticos profesionales que aspiran a vivir de la política el mayor tiempo posible, ¿por qué habrían de arriesgarse? Y es que la casta política también es un problema en Alemania.En lo que se refiere al ciudadano alemán común, la situación es muy diferente. El pacto social entre sindicatos y empresarios, que ha logrado una mayor seguridad en el empleo a cambio de moderación salarial, ha elevado del 4.8% al 7,2% (de 2005 a 2010) el número de trabajadores que se encuentran en el límite del umbral de la pobreza. Un porcentaje que sigue aumentando año tras año, de tal suerte que, en general, la precariedad laboral se ha convertido en un fenómeno creciente que. Y si bien es cierto que Alemania ha podido superar los 41 millones de empleos en plena convulsión económica global, no menos cierto es que este logro ha sido a costa del sacrificio de sus ciudadanos, en especial de la menguante clase media alemana, la cual se está proletarizando a gran velocidad.Si unimos la corrupción política (problema ante el que los alemanes son cada vez más conscientes y críticos) a los sacrificios que el ciudadano común lleva asumidos desde que en el año 2003 el entonces canciller Gerhard Schröder se embarcara en el mayor proceso de reformas desde la IIGM, nos encontramos con una sociedad muy presionada que encaja de muy mala gana esfuerzos añadidos. Especialmente cuando estos tienen como fin salvar de la quiebra a países indisciplinados, cuya clase política, aún más corrupta que la suya, se resiste ferozmente a aplicar las mismas reformas estructurales que ellos tuvieron que digerir en su día.En resumen, pese a que la percepción exterior sea que en Alemania las cosas van sobre ruedas, nada más lejos de la realidad. Las tensiones sociales son crecientes. Y el margen de maniobra de la clase política alemana, fiada como todas al corto plazo, cada vez es más estrecho. Y Angela Merkel, que tiene la vista puesta en las elecciones federales del mes de octubre de 2013, es consciente de ello. Por eso ha pospuesto la unión bancaria justamente para finales de ese mismo año o principios 2014 (y ya veremos). Pero la cuestión de fondo es: ¿pueden nuestros políticos –o nosotros mismos– acusar a la señora Merkel por hacer exactamente lo mismo que ellos hacen a diario; es decir, tomar decisiones en función de sus intereses a corto plazo, mentir, engañar y si es preciso traicionar la palabra dada?La España deliranteMientras tanto, en nuestro país el delirio parece haberse apoderado de un gran número de ciudadanos. Y lejos de aceptar la realidad, han decidido amotinarse para exigir el mantenimiento de un gasto público insostenible. No quieren enterarse de que España no puede ya digerir su actual deuda (pública y privada). Y por más que nos habiliten líneas de crédito, rescates condicionales o incluso la recapitalización directa, no saldremos de esta crisis, ni aunque pasen cien años, si hemos de hacerlo por nuestros propios medios. Necesitamos imperiosamente no sólo que Europa asuma que habrá pérdidas sino que participe de ellas. Esa es la clave.Y para conseguir tan difícil objetivo, lo que hacemos los inteligentes españoles es proyectar al mundo la peor imagen posible de España. Ahí tenemos a Artur Mas, dispuesto a bolivarizar Cataluña y trasladar al exterior la imagen de una España al borde de la fractura territorial. Y en el País Vasco, ganando cada día más poder, un clan de apóstatas del marxismo salidos de la máquina del tiempo, cuya propuesta económica estrella es –¡en pleno siglo XXI!– igualar los ingresos económicos de los ciudadanos por ley. Y en la calle, estimuladas por una izquierda que ha perdido por completo los papeles, manifestaciones y algaradas de todo tipo y pelaje un día sí y otro también. Y en las alturas, las élites empresariales a lo suyo, haciendo la guerra por su cuenta. Y, para colofón, nuestro Gobierno dispuesto a sacrificarnos a todos en el altar del síndrome griego: es decir, recortar pero no reformar.Sí, es cierto, Angela Merkel nos ha traicionado. A fin de cuentas es una política profesional muy presionada por una opinión pública alemana harta de sacrificios. Pero no nos engañemos, la España delirante ha sido, es y será nuestro peor enemigo.
No lo he visto posteado. http://www.vozpopuli.com/blogs/1678-javier-benegas-de-la-traicion-de-merkel-al-delirio-espanolCitarAl margen de afinidades o antipatías, quien más y quien menos ve en Alemania un país muy rico, con una economía fuerte, una ciudadanía tradicionalmente trabajadora y eficiente y una clase política que, aunque con tics muy sospechosos, parece más competente y bastante menos corrupta que la de los países del sur. Y por ello, en lo que se refiere a la “crisis del Euro” y más concretamente a nuestro calvario particular, la actitud avara –para algunos, traicionera– de Angela Merkel es difícilmente digerible. Sin embargo, la realidad es algo más compleja.Casta política, corrupción y proletarizaciónEn Alemania no es oro todo lo que reluce. Y si bien su legislación es muy severa en lo que se refiere a sobornos a parlamentarios extranjeros por parte de empresas alemanas, curiosamente no es igualmente estricta si el sobornado es un parlamentario alemán. Uno de los hitos que evidenció esta laxitud legal fue el caso del exministro de finanzas Otto Graf Lambsdorff, que fue procesado en 1984 por aceptar donaciones a su partido, el FDP, por parte de la empresa Flick. Sorprendentemente Lambsdorff resultó absuelto a pesar de que el soborno fue probado. Pues su condición de parlamentario le permitió alegar que actuó creyendo que lo que hacía era legítimo. Y puesto que “no era consciente” de cometer un delito, a juicio del tribunal no se cumplía el requisito que la ley alemana considera imprescindible: la intencionalidad. Por lo que Lambsdorff quedó en libertad.Más recientemente, el pasado mes de agosto, Angela Merkel, a instancias del parlamento alemán, se negó a ratificar el tratado mundial contra la corrupción pública aprobado por las Naciones Unidas hace casi diez años y al que ya se han sumado 160 países. Lo cual convierte a Alemania y la República Checa en los únicos países de la UE que aún no lo han suscrito. ¿A qué se debe esta negativa? Pues a que en Alemania la inmunidad parlamentaria dista mucho del sistema extremadamente garantista español (aunque visto el caso Lambsdorff, tampoco parece que sea demasiado problema). Los parlamentarios alemanes, de suscribir el tratado, temían tener que someterse a investigaciones sin juicio que pudieran arruinar su carrera. Y siendo como son políticos profesionales que aspiran a vivir de la política el mayor tiempo posible, ¿por qué habrían de arriesgarse? Y es que la casta política también es un problema en Alemania.En lo que se refiere al ciudadano alemán común, la situación es muy diferente. El pacto social entre sindicatos y empresarios, que ha logrado una mayor seguridad en el empleo a cambio de moderación salarial, ha elevado del 4.8% al 7,2% (de 2005 a 2010) el número de trabajadores que se encuentran en el límite del umbral de la pobreza. Un porcentaje que sigue aumentando año tras año, de tal suerte que, en general, la precariedad laboral se ha convertido en un fenómeno creciente que. Y si bien es cierto que Alemania ha podido superar los 41 millones de empleos en plena convulsión económica global, no menos cierto es que este logro ha sido a costa del sacrificio de sus ciudadanos, en especial de la menguante clase media alemana, la cual se está proletarizando a gran velocidad.Si unimos la corrupción política (problema ante el que los alemanes son cada vez más conscientes y críticos) a los sacrificios que el ciudadano común lleva asumidos desde que en el año 2003 el entonces canciller Gerhard Schröder se embarcara en el mayor proceso de reformas desde la IIGM, nos encontramos con una sociedad muy presionada que encaja de muy mala gana esfuerzos añadidos. Especialmente cuando estos tienen como fin salvar de la quiebra a países indisciplinados, cuya clase política, aún más corrupta que la suya, se resiste ferozmente a aplicar las mismas reformas estructurales que ellos tuvieron que digerir en su día.En resumen, pese a que la percepción exterior sea que en Alemania las cosas van sobre ruedas, nada más lejos de la realidad. Las tensiones sociales son crecientes. Y el margen de maniobra de la clase política alemana, fiada como todas al corto plazo, cada vez es más estrecho. Y Angela Merkel, que tiene la vista puesta en las elecciones federales del mes de octubre de 2013, es consciente de ello. Por eso ha pospuesto la unión bancaria justamente para finales de ese mismo año o principios 2014 (y ya veremos). Pero la cuestión de fondo es: ¿pueden nuestros políticos –o nosotros mismos– acusar a la señora Merkel por hacer exactamente lo mismo que ellos hacen a diario; es decir, tomar decisiones en función de sus intereses a corto plazo, mentir, engañar y si es preciso traicionar la palabra dada?La España deliranteMientras tanto, en nuestro país el delirio parece haberse apoderado de un gran número de ciudadanos. Y lejos de aceptar la realidad, han decidido amotinarse para exigir el mantenimiento de un gasto público insostenible. No quieren enterarse de que España no puede ya digerir su actual deuda (pública y privada). Y por más que nos habiliten líneas de crédito, rescates condicionales o incluso la recapitalización directa, no saldremos de esta crisis, ni aunque pasen cien años, si hemos de hacerlo por nuestros propios medios. Necesitamos imperiosamente no sólo que Europa asuma que habrá pérdidas sino que participe de ellas. Esa es la clave.Y para conseguir tan difícil objetivo, lo que hacemos los inteligentes españoles es proyectar al mundo la peor imagen posible de España. Ahí tenemos a Artur Mas, dispuesto a bolivarizar Cataluña y trasladar al exterior la imagen de una España al borde de la fractura territorial. Y en el País Vasco, ganando cada día más poder, un clan de apóstatas del marxismo salidos de la máquina del tiempo, cuya propuesta económica estrella es –¡en pleno siglo XXI!– igualar los ingresos económicos de los ciudadanos por ley. Y en la calle, estimuladas por una izquierda que ha perdido por completo los papeles, manifestaciones y algaradas de todo tipo y pelaje un día sí y otro también. Y en las alturas, las élites empresariales a lo suyo, haciendo la guerra por su cuenta. Y, para colofón, nuestro Gobierno dispuesto a sacrificarnos a todos en el altar del síndrome griego: es decir, recortar pero no reformar.Sí, es cierto, Angela Merkel nos ha traicionado. A fin de cuentas es una política profesional muy presionada por una opinión pública alemana harta de sacrificios. Pero no nos engañemos, la España delirante ha sido, es y será nuestro peor enemigo. salud
Ha habido un cambio en las políticas y en la correlación de fuerzas sociales. Se han adoptado políticas que han provocado una desigualdad muy grande y, por tanto, un reforzamiento del poder de los arriba. En estos momentos el 1% más rico de los Estados Unidos se queda con el 75% de los ingresos.
Lo que está sucediendo es que nos están sometiendo a un proceso de *saqueo* CALCADO, a los procesos neoliberales que practicaron con latinoamérica con la excusa de la "crisis de la deuda" desde los 70, 80 y 90
La crisis impulsa más de 30 formas alternativas de pago Españoles contra el euro Fecha: 19/10/2012 Texto: Soledad Juárez. Fotos: José Antonio de Lamadrid y Jordi Parra Con el euro enfermo de deuda y el grifo del crédito cerrado surgen monedas paralelas que fintan la crisis y a los mercados. En España hay 33; en el mundo, 4.000. Este dinero sin interés bancario estimula la economía local y valora el trabajo de todos. Mercapuma de Sevilla Las familias españolas vuelven a ser tan pobres como hace 27 años. Su poder adquisitivo ha caído más que en el resto de los hogares de la Unión Europea. El paro –un 25,1 por ciento de la población activa–, la recesión y la escasa liquidez del sistema económico exigen nuevas formas de subsistencia. En España existen 33 sistemas monetarios alternativos al euro. Nuestro país se ha convertido en un laboratorio de ideas.El eco y el ecosol circulan en 16 redes de Cataluña, Baleares y la Comunidad Valenciana; el puma, la pepa y la jara, en Sevilla; el zoquito, en Jerez de la Frontera (Cádiz); el choquito, en Huelva y el málaga común, el coín y el axarco, en Málaga. También se extienden el galeuro gallego, el copón de Cuenca, el vecino de Valladolid, el boniato y la mora madrileños, el espronceda de Almendralejo (Badajoz), el res de Gerona y la turuta de Vilanova i la Geltrú (Barcelona).El objetivo de estas monedas –exitosas en época de crisis y recesión porque inyectan liquidez al sistema– es dinamizar la economía local, promover un desarrollo sostenible y potenciar el sentimiento de comunidad. Miles de españoles se defienden de un euro cada vez más escaso y débil.Reportaje completo en la revista interviú y en la Edición Digital: http://pdf.interviu.es
Centeno repartiendo, como de costumbre:"Desde octubre y próximos meses la mayoría de vencimientos es de inversores extranjeros, que no van a renovar, lo que significa que en pocos meses tendrán poco más del 10%, y entonces la situación de España se hace insostenible. ¿Por qué razón iban a rescatarnos, si no es en condiciones leoninas, si los riesgos potenciales de lo que pueden perder por el rescate son mayores de lo que perderían si suspendemos pagos? El euro no se iría al garete nos iríamos nosotros, ya que estos irresponsable han colocado el grueso de la deuda a españoles, justo lo contrario de lo que ocurría con Grecia. Dicho en corto: los griegos chapó -han conseguido un 70% de quita- nosotros unos capullos, la quita la tendremos que soportar los españoles.""Y lo que parecía imposible ya no lo es. El Gobierno de España ya no puede devolver su deuda, la quita es inevitable y recaerá sobre la banca en buena parte, así que la solvencia de estos señores está mas que en el alero con recapitalización incluida, será necesario otro rescate, el quinto, pero esta vez convirtiendo el dinero que nos den en participaciones accionariales, y ya veremos con qué cara y con qué poder decimos que no al BCE y a Alemania. Claro que la banca estará mejor en manos de ellos que de los golfos apandadores que tenemos ahora, aunque eso sí, los accionistas verán diluidas sus participaciones y perderán hasta la camisa, igual que los de las preferentes. Quedan avisados, aunque sin duda algunos pensarán algo parecido a lo que me diría un lector indignado cuando les aconsejaba no comprar y vender sus pisos en 2007: “Señor Centeno, es usted un ignorante y un mentiroso, todo el mundo sabe que los pisos nunca pueden bajar de precio”.http://www.cotizalia.com/opinion/disparate-economico/2012/10/22/merkel-a-rajoy-comase-su-propio-desastre-7584/Lo que no entiendo es como la castuza todavia no ha censurado a este hombre Saludos!
Un desplome brutal de la participación (yo encantado) no anularía la formación de un gobierno.
Ecos del zapaterismo: Esa mezcla de incompetencia y alegre coaligamiento con los nacionalismos de izquierda sigue pasando factura al PSOE, en caida libre.El PP recoge los despojos: por mucho que pierda votos en términos absolutos, siempre podrá presumir de su legendario "suelo"; por cada persona de derechas que comienza a pensar en términos transicionistas aún quedan dos o tres que se resisten a dejar de votarles, espoleados por el teatrillo autonómico u otros similares. En Génova se relamen pensando en ser hegemónicos en plan PRI en una españa sin Cataluña. La alternativa ni está ni se la espera, ni por la izquierda (fragmentada) ni por la derecha. La travesía del desierto tiene color azul.
Eso seguro. Pero un gobierno formado con, pongamos, una participación en urnas del 40% en lugar del 70%, amén de como dice nora mensaje inequívoco a la castuza, sería ilegítimo moral y éticamente por muy "legal" que fuese.
Malas noticias políticas, malos resultados para los transicionistas, aire para Rajoy y a su trupe.Lo destacable? La hecatombe del PSOE . Algo es algo.Por lo demás todo sigue igual. El País Vasco a su rebelde deriva política; de tradición nacionalista y laica que junto al catalán nacieron al socaire de la crisis de fin de siglo) y Galicia a su tradición dominante; la teológico-política, de orientación hegemónica y perspectiva católica. La España Isabelina Maeztu de nuevo .Qué tozuda es la historia.Paiiisssss