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[...]Nunca antes en la historia del mundo el ciudadano común había tenido tanto acceso, y tan fácil, a la información; no se había lidiado en otro tiempo con un torrente similar de noticias, datos, teorías, hipótesis, opiniones, ni estas se habían difundido jamás de forma tan invasiva ni a tanta velocidad. Somos la población más informada pero también la más vulnerable, y desde luego la más crédula e ingenua que ha pisado este planeta.Pirrón prevenía a sus discípulos contra “los torbellinos de la sabiduría halagadora”. Esta sabiduría es falsa, es información que requiere de la reflexión y el análisis del que la recibe, y más cuando llega en un torbellino. En aquella época no había tanta información disponible y la credulidad tenía menos recorrido; se creía en los dioses, en las fuerzas de la naturaleza, pero al mismo tiempo la gente pensaba por sí misma, llegaba a sus propias conclusiones, solucionaba sus conflictos sentándose a pensar, o pensando mientras caminaba, o expresando esos pensamientos enfrente de alguien que sabía escuchar, o de un sabio que era capaz de ver más allá. Esa era la red que el ciudadano común tenía en tiempos de Pirrón, una red ligera y sin Google que no le escatimaba el trabajo de pensar, una red abierta hacia el horizonte que no se cerraba, como la nuestra, sobre sí misma.[...]“El fundamento del escepticismo es la esperanza de conservar la serenidad de espíritu”, una serenidad a la que el crédulo, que no piensa por sí mismo, difícilmente puede aspirar. Desde el pasado remoto Pirrón lanza un mensaje contundente: lo crédulo se quita no creyendo, pues “solo persuade aquello que cada uno encuentra por sí mismo”. Sobre todo dentro de la Red.
Siempre culpamos a los políticos del fracaso en la construcción europea, pero ¿no tenemos los ciudadanos de a pie de la UE nuestra parte de culpa? ¿De verdad creemos los europeos en la europeidad? Veamos, hasta ahora, los liderazgos políticos y los gobiernos han llevado adelante el proyecto de manera elitista, sin incluir a las poblaciones de los países en estas complejas cuestiones. Tengo la impresión de que ni siquiera han familiarizado a los partidos políticos ni a los diputados de los Parlamentos nacionales con la complicada materia de la política europea. Bajo el lema “mamá cuida de vuestro dinero”, Merkel y Schäuble han protegido durante la crisis, de manera verdaderamente ejemplar, sus medidas contra la esfera pública.
Entrevista a Habermas: desde sus 89 añoshttps://elpais.com/elpais/2018/04/25/eps/1524679056_056165.htmlCitarSiempre culpamos a los políticos del fracaso en la construcción europea, pero ¿no tenemos los ciudadanos de a pie de la UE nuestra parte de culpa? ¿De verdad creemos los europeos en la europeidad? Veamos, hasta ahora, los liderazgos políticos y los gobiernos han llevado adelante el proyecto de manera elitista, sin incluir a las poblaciones de los países en estas complejas cuestiones. Tengo la impresión de que ni siquiera han familiarizado a los partidos políticos ni a los diputados de los Parlamentos nacionales con la complicada materia de la política europea. Bajo el lema “mamá cuida de vuestro dinero”, Merkel y Schäuble han protegido durante la crisis, de manera verdaderamente ejemplar, sus medidas contra la esfera pública.
«Hay que destruir las raíces del islam con el arma del racionalismo»«En el planeta sólo hay un orden, el nuestro; mejor o peor, sólo existe el orden de los EE UU y sus aliados, nosotros, que está vinculado al capitalismo» Incluso en el paraíso terrenal, que tal parece la casa de Gustavo Bueno en Niembro, se ventea el clima de guerra que, como un fantasma, recorre el mundo desde el pasado martes. En la mañana de ayer, acompañando las ideas con un vino de Jerez y con queso del país, el filósofo reflexionó sobre lo que está sucediendo, los antecedentes y lo que quizá nos aguarde para desgracia de todos.—¿Qué hacer, que diría Lenin?—Hay que atacar las bases mismas del Islam. Como sucedió con la Iglesia en el siglo XVIII y la labor realizada entonces por la Ilustración. Pero mientras se ande con tolerancia no hay nada que hacer. Hay que destruir las raíces del Islam y eso sólo se puede hacer con el arma del racionalismo. La situación es gravísima, porque se descubre de repente una especie de organización terrorista que tiene unos procedimientos y raíces muy específicos. Son suicidas, ésa es la clave.—No ha habido aún declaración de guerra.—Pero todo va en esa dirección. No hay un Estado visible. Es más, como ya han declarado la guerra, al menos verbalmente, tienen que encontrar ahora un Estado para justificar esa declaración. Así se cierra el círculo. Si extraditan a Bin Laden se acaba la función. Si lo extraditan haciéndolo responsable de todo y lo meten en la silla eléctrica, entonces es terrorismo, no es guerra.—Quizá lo maten los talibán.—Claro. Por eso hace falta implicar a un Estado como sea. Todo el mundo dice que será Afganistán. Es el que plantea menos problemas, es un país subdesarrollado y es grande como para desplegar muchas tropas con comodidad.—No hay novedad, entonces.—La novedad de los atentados y de lo que está detrás de los atentados se puede medir de muchas maneras. A mi juicio, está en que se trataría de un movimiento antiglobalización, pero no de forma amorfa como lo de Gotemburgo o de Génova, a base de ONG, macarras y «okupas», de anarquistas en el fondo. Hay antiglobalización anarquista e incluso antiglobalización capitalista, como en el caso de la «tasa Tobin». Muchos antiglobalización lo que buscan es una globalización en sentido contrario. El «informe Lugano» lo dice claramente. Y también el grupo francés, con más de 200 diputados a favor de la «tasa Tobin». Quieren una globalización que sea reformista dentro del capitalismo. La otra globalización es de tipo anarquista. Estos acontecimientos de Nueva York y de Washington responden a un movimiento antiglobalización o si se quiere globalizador de la ideología islámica. Por eso aterra. Se dice que al Islam no se lo puede hacer en conjunto responsable. Son muchos países y muchos de ellos, amigos de Estados Unidos. Pero no es así. Creo que un militante antiglobalizador sólo desde el Islam puede concebir algo así, unos atentados así. Ésa es la cuestión central.—Hay clases hasta en el terrorismo.—Estamos hablando de un terrorismo que sólo sale del Islam. Es un error considerar que todos los terrorismos son iguales. Se parecen en que se oponen al diálogo. A la paz. Pero es una semejanza externa, fenoménica solamente. Cuando se dice que hay que erradicar el terrorismo se dice que hay que ir a las raíces. El que tira una bomba, el terrorista individual, mata ciertamente, pero eso sólo es obra de dementes. No tiene importancia política. Es cosa sólo de psiquiatras. Hay otro terrorismo, como el de ETA. Por cierto, que ahora a todos les interesa decir que todos los terrorismos son iguales, España por ETA, Rusia por Chechenia y a los judíos por los palestinos, para así ir en el mismo barco de los atentados de EE UU y de las consiguientes medidas represivas. Pero no hay tal. Bueno, pues el terrorismo de ETA está planificado y con un objetivo preciso. No es mágico. El terrorismo individual es mágico, es propio de quien cree que tirando una bomba en el Liceo va a conseguir destruir la burguesía internacional. El de ETA no es mágico. Día a día ven sus avances. Y ven cómo aumentan los indiferentes, que es lo más peligroso. Allí ser apolítico es ser independentista. Saben cuál es su estrategia, pero es un terrorismo estúpido, ya que los fines de ETA son insignificantes. Crear una república independiente de Euskadi es de oligofrénicos, no cambia el orden mundial y a nadie interesa. Sería sólo una reforma administrativa. En Europa no tendría importancia. Por eso es especialmente escandaloso matar por eso. El terrorismo individual es de dementes y el de ETA, de estúpidos. Sin embargo, el terrorismo de las Torres Gemelas tiene unas raíces mucho más profundas. Todos los países aliados con EE UU en estos días son cristianos. Europa, Rusia, que es la tercera Roma, y EE UU, que se ven como herederos de Roma como se aprecia en la película «Gladiador». Comparan a los emperadores con Kennedy o Nixon, y ahí están el Capitolio y tantos edificios romanos. Así que tenemos a los cristianos frente a los orientales, que son budistas o islámicos. Se puede decir que esto es metafísica, pero no. Los denominamos por etiquetas religiosas, pero las religiones tienen otras realidades.—Suicidas o no suicidas.—Es clave la idea de individuo corpóreo. Es algo enteramente del cristianismo. Y creo que está ligada a la razón. No podemos razonar sin remitirnos no ya a la conciencia, a la conciencia cartesiana, sino al cuerpo. Razonar es manipular, hace relación al cuerpo. Razonar es hacer cosas con las manos. Y la manipulación es individual, aunque pueden participar otros individuos. Cualquier acción de un individuo tiene que contar con la salvaguarda de su propio cuerpo. Ésa es la exigencia ética. Un terrorista del área cristiano-romana utiliza la alevosía necesariamente. Tiene que guardar necesariamente su propio cuerpo. Los de ETA tienen buen cuidado y eso que saben que no los van a matar.—¿Qué hay funcionando en todo esto con un origen remoto en la historia del pensamiento?—En todo esto sigue funcionando la disputa entre Santo Tomás de Aquino y Averroes. El entendimiento agente contra averroístas. Santo Tomás sostiene que la razón, el entendimiento agente, es individual. Dicho de otra manera, sostiene que es corpóreo. Mientras que Averroes sostiene que es supraindividual. Que nos envuelve a todos los hombres. Que alguien piensa por nosotros. Es la revelación. Es Mahoma. Es el fanatismo. Un terrorismo como el que hemos visto estos días en EE UU es de unos individuos que ponen entre paréntesis su vida. Eso sólo sucede entre los budistas, sean los bonzos que se queman o los kamikazes, y entre los musulmanes. Nunca se da en un europeo o en un americano. Así como el terrorismo individual o el de ETA es, hablando en términos matemáticos, propio de cantidades despreciables, el terrorismo musulmán es de otro orden, no se trata de cantidades despreciables. Eso es lo que aterra. El Islam no tiene faz visible. Pero la red está extendida por todos los países islámicos. En el planeta sólo hay un orden, el nuestro. Mejor o peor, sólo hay el orden de los EE UU y sus aliados, que somos nosotros. Está vinculado al capitalismo. Este terrorismo hace veinte años sería atribuido a la Unión Soviética. Y bombardearíamos Moscú. Pero ahora ya no. Por eso los EE UU tienen la impresión de ser los dueños del mundo y los garantes de la moral y de las buenas costumbres. Y todo lo que no es eso es terrorismo. No preveían un movimiento antiglobalización con una ideología compacta. Pero no es el Islam. Insisto en que no se debe echar la culpa al Islam como tal organización. Pero este terrorismo globalizador y organizado internacionalmente sólo se concibe en el Islam.—Es que Oriente...—Los japoneses también están dispuestos a morir, que, por cierto, es algo muy distinto a ser héroe. Héroe es el que está dispuesto a morir, pero no a matarse. Está dispuesto a que lo maten, pero no a matarse. Pero un musulmán está dispuesto a matarse, a inmolarse. Para nosotros inmolarse es pecado, es absurdo. Están dispuestos a inmolarse y eso es un arma de guerra eficacísima. No está en las reglas del juego. Se supone que nadie quiere morir. Estas cosas, como lo del entendimiento agente y el cuerpo parecen abstractas, pero resulta que funcionan cuando se estrellan dos aviones contra las Torres Gemelas. No hay nada más concreto que la abstracción. Eso es lo que aterroriza.—¿Por qué ahora?—Bin Laden se distanció de EE UU en la guerra del Golfo. Es un millonario del petróleo. Ven el petróleo como algo que descubrió Alá para ellos. Es falso, lo descubrieron los franceses y los ingleses. Ven el petróleo como un don de Alá para hacerse cargo de sus responsabilidades, que consisten en islamizar el mundo. Bin Laden tiene esa revelación y prepara con mucho tiempo el golpe del martes. Van a dar más golpes. No podemos extirpar el problema. No cabe un «Ad extirpanda». Por eso se busca un chivo expiatorio. Los americanos no digieren esto, no lo saben, no lo ven. Hace falta mucha abstracción para ver esto. Por mucho que se diga, los musulmanes no se pueden disolver en agua bendita.—¿Y la tolerancia como medicina?—Si la religión cristiana deja sus dogmas y ritos deja de ser una religión. Se ve en lo que pasa ahora con los profesores de Religión: «Soy cristiana, pero no voy a misa y me divorcio». Luego no eres cristiana, eres deísta. La tolerancia es indiferencia. Si crees en una religión positiva eres intolerante. Claro que ahora la tolerancia se considera una de las virtudes clave de la democracia. Los romanos eran muy tolerantes en religión, se dice. Realmente eran indiferentes. Llegan los cristianos, no juran al emperador ni van al ejército, hacen objeción de conciencia y los machacan. No se puede dar la verdad a quien no le corresponde. La tolerancia es adulación. Es un vicio. La Iglesia al perder poder se hace tolerante. No tiene más remedio. Los musulmanes, sin embargo, son intolerantes. Pero en la Edad Media también lo eran San Raimundo de Peñafort y Raimundo Lulio y ahora están en los altares; realmente ahora no podemos rasgarnos las vestiduras. Bush citó un salmo del Antiguo Testamento. Los musulmanes hablan en nombre de Alá, y Bush les responde en nombre de Yahvé. Los dos están utilizando las religiones directamente.
Mortal:Y por lo tanto, oh Dios, te ruego, si tienes un gramo de misericordia para esta criatura que te sufre, ¡líbranos de tener que tener libre albedrío!Dios:¿Rechazas el mejor regalo que te he dado?Mortal:¿Cómo puedes llamar a eso que me fue forzado a regalar? Tengo libre albedrío, pero no de mi propia elección. Nunca he elegido libremente tener libre albedrío. Tengo que tener libre albedrío, me guste o no.
Muchas teóricas españolas están influenciadas por esta corriente y hablan de “dominación sexual”, considerando la sexualidad como un constructo social exclusivo del poder masculino. Así, el sexo se convierte en el elemento imprescindible de la dominación, de la relación de poder ejercida del varón sobre la mujer y el deseo de éste es un mecanismo de objetivización. Este tipo de pensamientos confía ciegamente en las teorías postmodernas y el constructivismo social. Tiene una visión heterosexista, reduccionista y anticientífica. Es ruidoso, pero creo que está abocado a la inmovilidad y al fracaso.
No quiero decir que no existan desigualdades en razón de sexo o género, de lo que hablo es que nuestros marcos de interpretación de la realidad están obsoletos. Hablar de patriarcado o heteropatriarcado como estructura de dominación, es algo demasiado abstracto, no hay un referente ontológico. Ni siquiera existe un consenso entre las propias teóricas feministas con respecto a la definición de patriarcado, por ejemplo, mientras que para Gerda Lerner es una estructura social primitiva para Kate Mitllet es una política sexual. También recelo de las voces feministas que niegan la historia evolutiva y la validez científica de la diferencia sexual, que no respetan la presunción de inocencia o que abusan del proteccionismo de “Papi Estado”. Las feministas de la primera ola lucharon para que las mujeres no fuéramos tuteladas, ¿por qué estamos contradiciendo ahora esto? La igualdad jurídica no puede suponer la vuelta al paternalismo y al decoro burgués. Creo que educación, investigación y prevención son quehaceres sociopolíticos que hemos sustituido por maniqueísmo, dogmatismo y venganza. Tampoco soporto el pensamiento único y la demonización de la belleza: ya no puedes decir que Kim Kardashian está buena sin que te llamen machista. Me gusta el arte, me gusta el sexo y adoro la belleza femenina, ¿en serio debo sentirme culpable o una hereje?
[...] Hoy, Occidente vuelve a tener su alma escindida. De nuevo estamos bajo la misma dialéctica, aunque ahora adopte nombres más acordes a la liviandad de nuestro espacio público. Los Anywheres contra los Somewheres de los que habla David Goodhart, por ejemplo —los “de todas partes”, los cosmopolitas, frente a los “de alguna parte”, los comunitaristas/nacionalistas—. O la distinción entre defensores de la democracia liberal frente al nacional-populismo; o los de la razón y la búsqueda de la verdad frente a los de la prioridad del sentimiento, del pathos; o privilegiadas élites sonámbulas frente a masivos enjambres inquietos. De vez en cuando asoma algún Settembrini simpático, como Macron, u Obama en su día. Aunque yo, al modo de aquel niño de la película El sexto sentido, veo Naphtas. Por todas partes. Y el más siniestro de todos, su mejor encarnación contemporánea, es Steve Bannon, que se ha autoerigido en guía espiritual para llevar al nacional-populismo al triunfo en las próximas elecciones europeas. [...]
[...] No es sólo, como indica la ciencia moderna, que posiblemente exista una infinidad de Universos dentro de un multiverso esencial dentro del cual a veces aparecen sujetos conscientes dadas las circunstancias (las leyes y constantes particulares de algunos mundos), sino que podría ser el caso de que lo que verdaderamente existiera fuese únicamente el propio multiverso (único, eterno e inmutable), apareciendo fortuitamente ciertas representaciones ilusorias en modo de Universo particular cuando las circunstancias permiten que surjan sujetos capaces de (mal)interpretar la unidad por multiplicidad, lo inmóvil por cambio, y lo homogéneo por heterogéneo. [...]
En el principio era el verbo inflatón...Ciencia y filosofía en torno a la materia o a la "ilusión" de la realidad. Buena divulgación al alcance de cualquiera:Citar[...] No es sólo, como indica la ciencia moderna, que posiblemente exista una infinidad de Universos dentro de un multiverso esencial dentro del cual a veces aparecen sujetos conscientes dadas las circunstancias (las leyes y constantes particulares de algunos mundos), sino que podría ser el caso de que lo que verdaderamente existiera fuese únicamente el propio multiverso (único, eterno e inmutable), apareciendo fortuitamente ciertas representaciones ilusorias en modo de Universo particular cuando las circunstancias permiten que surjan sujetos capaces de (mal)interpretar la unidad por multiplicidad, lo inmóvil por cambio, y lo homogéneo por heterogéneo. [...]
[...]Repárese, no obstante, en algo que seguramente afecta a la naturaleza más profunda de la verdad. La opinión popular, respaldada por algunos filósofos, según la cual la verdad es el acuerdo o correspondencia con algo que se llama “los hechos” está muy bien para tranquilizar las conciencias, pero, además de no tener demasiado que ver con hecho alguno, es un apresurado refugio de la pereza. Que la realidad se componga precisamente de “hechos”, aptos para su emparejamiento con juicios humanos verdaderos, implica una noción de lo real demasiado ordenada y limpia. Conforme a ella, los hechos fueron inventados para que nos dieran la razón y para que el mundo pudiese ser concebido como una inmensa estructura ajustable a nuestro entendimiento, aunque quizá dicho mundo no tenga nada que ver con este piadoso deseo. Lo que se llama realidad no se manifiesta dando respaldo a nuestras afirmaciones ni corrigiéndolas cortésmente, sino burlándose de nuestra confianza en ella y vapuleándonos sin ninguna clase de miramientos. Convencerse de que los hechos se han ceñido a las creencias de uno es una ilusión bien pueril: espere usted un poco más y verá cómo se portan con sus certidumbres, incluida ésa.[...]
Rizando el rizo...La estructura política de la verdadhttps://elpais.com/elpais/2019/04/05/opinion/1554478719_824306.htmlCitar[...]Repárese, no obstante, en algo que seguramente afecta a la naturaleza más profunda de la verdad. La opinión popular, respaldada por algunos filósofos, según la cual la verdad es el acuerdo o correspondencia con algo que se llama “los hechos” está muy bien para tranquilizar las conciencias, pero, además de no tener demasiado que ver con hecho alguno, es un apresurado refugio de la pereza. Que la realidad se componga precisamente de “hechos”, aptos para su emparejamiento con juicios humanos verdaderos, implica una noción de lo real demasiado ordenada y limpia. Conforme a ella, los hechos fueron inventados para que nos dieran la razón y para que el mundo pudiese ser concebido como una inmensa estructura ajustable a nuestro entendimiento, aunque quizá dicho mundo no tenga nada que ver con este piadoso deseo. Lo que se llama realidad no se manifiesta dando respaldo a nuestras afirmaciones ni corrigiéndolas cortésmente, sino burlándose de nuestra confianza en ella y vapuleándonos sin ninguna clase de miramientos. Convencerse de que los hechos se han ceñido a las creencias de uno es una ilusión bien pueril: espere usted un poco más y verá cómo se portan con sus certidumbres, incluida ésa.[...]
Pacto social, democracia, laicidad, igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, libertad de creencia y de expresión: Spinoza es el padre de nuestra modernidad política. Un siglo antes que Voltaire y Kant, e incluso algunos decenios antes que Locke, que publica su notable Carta sobre la tolerancia en 1689, es el primer teórico de la separación de los poderes político y religioso y el primer pensador moderno de nuestras democracias liberales.