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Con respecto a los barrenderos de Madrid.No seré yo quién defienda a Botella, que si toma una decisión seguro que no es para el bien.Pero no podemos perder de vista que si lo que dice el Ojo Izquierdo es verdad 6.300 barrenderos a 25000 de media de coste empresa (que será más porque si no son salarios mileuristas indignos y bla, bla), la cosa sale, sólo en costes laborales por 157 millonacos de euros al año. A eso añádanse las amortizaciones de la maquinaria (barredoras, bombas, camiones), los mantenimientos, el combustible, reponer y limpiar los contenedores y millones de cosas que me olvido. Ropa de trabajo, prevención de riesgos, seguros varios de la actividad...Y me juego algo a que eso echará como minimo otros 150 millones...Así que 300 millones para la basura.Se dice pronto.Y aquí nadie se quiere deflactar y la recogida tiene que ser todos los días y tenemos que tener derecho a generar residuos sin limitación y a que nos lo dejen todo limpio como la patena.Nos hemos acostumbrado a un mundo carísimo. De ricos.
En Utrecht doy fe de que la basura pasa con frecuencias que en España consideramos imposibles (son más los días sin ninguna recogida que los que ven a algún camión pasar); y te dejan la bolsa sin recoger como vean que hay envases de plástico en la del vidrio o cosa semejante . En España es cierto que tenemos algunos vicios de ricacho y uno de ellos es el servicio de limpieza. Porque somos muy guarros y , si tenemos algunas ciudades muy limpias, es más por el gasto municipal que por el civismo de la población .
....... Y aquí nadie se quiere deflactar y la recogida tiene que ser todos los días y tenemos que tener derecho a generar residuos sin limitación y a que nos lo dejen todo limpio como la patena.Nos hemos acostumbrado a un mundo carísimo. De ricos.
En Japón, donde he estado este verano, la recogida de basura es algo que, al menos a mí me ha fascinado. En Tokyo, no sólo hay que separar la basura según el tipo, sino que además no puede sacarse cuando uno quiere, sólo ciertos días y a ciertas horas. Según me contaron las multas son de aula si no clasificas bien la basura y te ciñes a los días y los horarios. La administración local entrega unos manuales de más de 30 páginas dónde se especifica el sistema!
Lo pongo en este hilo no estando seguro de dónde ponerlo, aunque por su importancia para Alemania (y por tanto, Europa) creo que no descuadra aquí: se trata de un análisis algo más detallado de "lo de Volkswagen" a nivel de empresa (descripción de su posición financiera sobre todo):http://blogs.elconfidencial.com/mercados/perlas-de-kike/2015-10-01/volkswagen-emisiones-abs-y-amigos-intimos_1043226/
NEW YORK – As negotiators and ministers from the United States and 11 other Pacific Rim countries meet in Atlanta in an effort to finalize the details of the sweeping new Trans-Pacific Partnership (TPP), some sober analysis is warranted. The biggest regional trade and investment agreement in history is not what it seems.You will hear much about the importance of the TPP for “free trade.” The reality is that this is an agreement to manage its members’ trade and investment relations – and to do so on behalf of each country’s most powerful business lobbies. Make no mistake: It is evident from the main outstanding issues, over which negotiators are still haggling, that the TPP is not about “free” trade.New Zealand has threatened to walk away from the agreement over the way Canada and the US manage trade in dairy products. Australia is not happy with how the US and Mexico manage trade in sugar. And the US is not happy with how Japan manages trade in rice. These industries are backed by significant voting blocs in their respective countries. And they represent just the tip of the iceberg in terms of how the TPP would advance an agenda that actually runs counter to free trade.For starters, consider what the agreement would do to expand intellectual property rights for big pharmaceutical companies, as we learned from leaked versions of the negotiating text. Economic research clearly shows the argument that such intellectual property rights promote research to be weak at best. In fact, there is evidence to the contrary: When the Supreme Court invalidated Myriad’s patent on the BRCA gene, it led to a burst of innovation that resulted in better tests at lower costs. Indeed, provisions in the TPP would restrain open competition and raise prices for consumers in the US and around the world – anathema to free trade.The TPP would manage trade in pharmaceuticals through a variety of seemingly arcane rule changes on issues such as “patent linkage,” “data exclusivity,” and “biologics.” The upshot is that pharmaceutical companies would effectively be allowed to extend – sometimes almost indefinitely – their monopolies on patented medicines, keep cheaper generics off the market, and block “biosimilar” competitors from introducing new medicines for years. That is how the TPP will manage trade for the pharmaceutical industry if the US gets its way.Similarly, consider how the US hopes to use the TPP to manage trade for the tobacco industry. For decades, US-based tobacco companies have used foreign investor adjudication mechanisms created by agreements like the TPP to fight regulations intended to curb the public-health scourge of smoking. Under these investor-state dispute settlement (ISDS) systems, foreign investors gain new rights to sue national governments in binding private arbitration for regulations they see as diminishing the expected profitability of their investments.International corporate interests tout ISDS as necessary to protect property rights where the rule of law and credible courts are lacking. But that argument is nonsense. The US is seeking the same mechanism in a similar mega-deal with the European Union, the Transatlantic Trade and Investment Partnership, even though there is little question about the quality of Europe’s legal and judicial systems.To be sure, investors – wherever they call home – deserve protection from expropriation or discriminatory regulations. But ISDS goes much further: The obligation to compensate investors for losses of expected profits can and has been applied even where rules are nondiscriminatory and profits are made from causing public harm.Philip Morris International is currently prosecuting such cases against Australia and Uruguay (not a TPP partner) for requiring cigarettes to carry warning labels. Canada, under threat of a similar suit, backed down from introducing a similarly effective warning label a few years back.Given the veil of secrecy surrounding the TPP negotiations, it is not clear whether tobacco will be excluded from some aspects of ISDS. Either way, the broader issue remains: Such provisions make it hard for governments to conduct their basic functions – protecting their citizens’ health and safety, ensuring economic stability, and safeguarding the environment.Imagine what would have happened if these provisions had been in place when the lethal effects of asbestos were discovered. Rather than shutting down manufacturers and forcing them to compensate those who had been harmed, under ISDS, governments would have had to pay the manufacturers not to kill their citizens. Taxpayers would have been hit twice – first to pay for the health damage caused by asbestos, and then to compensate manufacturers for their lost profits when the government stepped in to regulate a dangerous product.It should surprise no one that America’s international agreements produce managed rather than free trade. That is what happens when the policymaking process is closed to non-business stakeholders – not to mention the people’s elected representatives in Congress.
[...] El castigo impuesto a Grecia para satisfacer la ideología de los economistas enamorados del conservadurismo económico austríaco de principios del siglo XX es vergonzoso. Sin embargo, observo que mis amigos del Pasok y Syriza no apoyan la renuncia al Euro, y mucho menos a la UE. Tampoco Podemos en España. Son siempre los trabajadores y los pobres los que sufren cuando se devalúa su moneda, y el precio de los productos y servicios esenciales aumenta. [...]
Europa tiene solo un charco, pero USA tiene dos:
Anti-austerity rally: Pictures of police marksmen watching march from Manchester rooftops circulate on social media
Das AutoCómo hay que leer la colleja que le han dado a Merkel desde Estados UnidosEl escándalo de Volkswagen con el fraude de las emisiones es la última chorizada de una empresa de aquel país que prodiga lecciones de moralidad en Europa. Un dato más en la larga serie de los últimos años, una especie de versión teutona en el siglo XXI de aquel cutre Celtiberia show de Luis Carandell. El “Teutonia-show”, podríamos decir; la financiación de la burbuja inmobiliaria en países como Estados Unidos, España o Irlanda; la crisis de los pepinos, el aeropuerto de Berlín, la Filarmónica de Hamburgo, el Germanwings, la eurocanallada griega… Por ahí todo claro, pero, ¿es este escándalo un asunto técnico? Cuesta creerlo.Credit Suisse estima en hasta 78.000 millones de euros el perjuicio que el dieselgate puede ocasionar a la primera empresa automovilística alemana. Una bonita suma. Por si sola ya supera en un 60% el coste del mayor vertido petrolero de la historia, la catástrofe Deepwater Horizon de la compañía BP en el Golfo de México de hace cinco años. En París, Axa Investment Managers cree que el asunto le costará a Alemania alrededor del 1,1% de su PIB.Según el economista Andrew Rose, un gurú de la ciencia de la exportación y el comercio de la Universidad de California, cada punto de caída en el índice de simpatía que un país suscita, resta un 0,5% a las compras procedentes de ese país. Sin contar siquiera el efecto que el siniestro factor Wolfgang Schäuble ha tenido sobre las maltrechas germanofilias en el Sur de Europa, es evidente que el caso VW va a tener consecuencias devastadoras, pronostica el avispado economista alemán Thomas Fricke. El sector automovilístico representa más del 17% de la exportación alemana. Pocas cosas podían hacer más daño. Con todo esto en la mollera, la pregunta que se impone es bien simple: ¿Qué ha pasado entre Estados Unidos y Alemania para que una agencia del gobierno lance tamaño torpedo contra Berlín?Ignorar esta pregunta sería mucho peor que pensar cándidamente que los parámetros de emisiones de los automóviles los deciden los burócratas de Bruselas, o que el sin límite de velocidad de las autopistas alemanas lo decide el cuerpo de diputados del Bundestag.La industria del automóvil pesa mucho en la política. Tiene centenares de lobbystas en Bruselas (oficialmente 240 declarados, 43 de ellos de VW), que son los que preparan las normas y envían los proyectos de ley a los políticos como platos precocinados. Se vio claro en 2013, cuando Merkel vetó y pospuso hasta 2022 normas en materia de emisión, de acuerdo con un guión conjunto de Daimler-Benz y BMW. La conexión entre políticos y grandes empresas es estrecha y conocida. Antaño propiedad pública, Volkswagen aún es hoy propiedad del Land de Baja Sajonia (en un 20%) y todos los políticos de ese Land (por ejemplo el ex canciller Gerhard Schröder o el actual vicecanciller Sigmar Gabriel) mantienen estrechos vínculos con la casa. El gobierno alemán conocía perfectamente el fraude que ahora ha estallado, como sabían los tecnócratas de Bruselas que los procedimientos para medir emisiones son un timo capaz de competir con el de la estampita. Lo mismo vale para la proyección mundial y mediática de estas gigantescas y poderosas empresas.Se ha hablado mucho del origen nazi de VW (Seat también fue una criatura del régimen franquista), pero mucho menos del papel que Volkswagen desempeñó, por ejemplo durante la dictadura de los generales brasileños (1964-1985) confeccionando listas negras para los militares entre sus empleados, cuando su jefe de seguridad en Sao Paolo (desde 1959 hasta 1967) era Franz Stang, ex comandante de los campos de exterminio nazis de Sobibor y Treblinka, como ha recordado oportunamente el portal German Foreign Policy.En París, Le Canard Enchaîné ha denunciado el chantaje al que la agencia encargada de comprar los espacios publicitarios de VW en la prensa francesa sometió a una veintena de diarios regionales: si querían seguir recibiendo publicidad y a fin de no perturbar la campaña de anuncios, debían renunciar a publicar informaciones sobre el dieselgate durante los días en que se publicaran los anuncios. Solo tres diarios, sobre una veintena protestaron… Por desgracia este es el mundo real, y en este mundo hay que ir con el escepticismo y las preguntas por delante.Quien crea que asuntos de tanta trascendencia como un puñetazo en el bajo vientre de Alemania las decide un fontanero de la agencia ambiental de Estados Unidos, se equivoca. Cuando se trata de lanzar un torpedo de tal calibre contra un país amigo, es que ocurre algo en la relación y se quiere lanzar una advertencia, por lo menos. Las negociaciones del TTIP, el acuerdo de “libre comercio” diseñado para ponerle la guinda a la gran involución actualmente en curso, no van bien. En el mundo en general, cada vez más cosas escapan al control de Estados Unidos, que por ejemplo en Oriente Medio parece carecer de toda estrategia coherente. Más que nunca hay que mantener bien amarrados a los vasallos europeos. No sé por donde vienen los motivos de esta fenomenal colleja que ha recibido Merkel, pero no duden que la ha recibido con toda la bendición del poder imperial.