www.transicionestructural.NET es un nuevo foro, que a partir del 25/06/2012 se ha separado de su homónimo .COM. No se compartirán nuevos mensajes o usuarios a partir de dicho día.
0 Usuarios y 11 Visitantes están viendo este tema.
Vuelvo con mi idea acerca de las migraciones (a ver si salen criticas también).Digo que la solución es:1) Que las cotizaciones sociales de los migrantes se paguen a sus Estados de origen. 2) Que los los gastos sociales de los migrantes sean abonados por sus Estados de origen.e indirectamente:3) En ausencia de convenio fiscal con un Estado origen : reforzar visados; restringir derechos de estancia ; condicionar las propiedades de los migrantes como aval del Estado de origen. Pues son ciudadanos de dicho Estado, no nuestros.Tan sólo podemos garantizar que el tratamiento laboral (=nivel de cotizacion obligatoria) y demás derechos economicos sean los mismos que para los ciudadanos europeos.
Acuerdo en Dinamarca para confiscar bienes a los inmigrantes para financiar su acogidaEl gobierno conservador y los socialdemócratas garantizan una mayoría parlamentaria para el polémico proyecto de ley
Alguien tendría que explicarle a Angela Merkel estas incómodas realidades de las asimetrías europeas.
¿Qué se ha hecho mal en la República Alemana?No ha tenido lugar una superación, no se ha acabado con los crímenes del nacionalsocialismo. Después de 1945 se calló, no hubo desnazificación, y solo unos pocos culpables fueron condenados. Muchos pudieron escapar, incluso se les ayudó a ello. De ese modo acabaron muchos nazis en América, donde pudieron seguir propagando su ideología y donde se usó de sus servicios con gusto. Pero no hace falta que miremos al exterior. Adenauer restauró a Hans Globke y a toda la alta sociedad nazi de nuevo: en el gobierno, en la justicia y en los servicios secretos. Todo siguió de forma ininterrumpida. No hemos de sorprendernos si uno de estos días estamos otra vez igual.¿Qué quiere decir con "otra vez"? ¿Ve usted en Europa un desarrollo similar al que existió tras la crisis mundial de 1929 y cree que el fascismo puede llegar al poder?Sí. Si seguimos así, si no hay un movimiento fuerte antifascista que se le oponga y el gobierno sigue sin hacer nada. Y hay paralelos históricos. Cuando veo las campañas en Francia hoy con las caricaturas de musulmanes, a raíz de las cuales aflora todo el odio al extranjero, me recuerdan al periódico Stürmer, que durante el periodo nazi incendió a la población contra los judíos. Es horrible.La diferencia: entonces fue ordenado desde arriba, hoy el gobierno no toma parte... Pero el presidente de Hungría, Víctor Orbán, anunció que no quiere dejar entrar a musulmanes en su país cuando se debatió sobre la acogida de muchas personas que buscan protección en Europa. ¿Por qué ese alboroto por los refugiados? ¿Quién es el responsable? Somos nosotros, Occidente, que hemos destruido la base de la vida de esas personas. Esto me saca de quicio. No puedo soportarlo.En su libro Recuerdos describe usted en una parte del mismo con insistencia su sentimiento vital en 1945. Usted simplemente "ya no quería ser alemana nunca más". ¿Todavía se siente así hoy?Siempre me hacen la misma pregunta: ¿es usted judía alemana o alemana judía? Y siempre contesto: soy una persona. Y soy antifascista. Y además lo soy porque he sentido el fascismo en mis propias carnes. A mí la nacionalidad alemana me da igual. La tengo, pero no puedo decir que me sienta ligada al pueblo alemán. Tengo mucho que criticar a este Estado. Aparte de que no se hace nada en contra de los nazis: el anticomunismo es en Alemania una catástrofe. Y de ese modo se habla solamente de la resistencia de los oficiales del 20 de julio, pero nunca de la de los comunistas. En mis charlas cuento también de qué forma se silencia eso. Y que los comunistas, así como los Sinti y Roma, a diferencia de nosotros los judíos, nunca recibieron compensaciones pagadas por los horrores que sufrieron. Eso no es aceptable. Pero en Alemania me siento en casa, porque aquí puedo influir en algo con mi trabajo de enseñanza.
Llama la atención que las tres grandes crisis de sobreproducción (y del capitalismo) se hayan gestado en Estados Unidos (su principal estandarte) , y habiendo seguido exactamente la misma secuencia de: Un período de bonanza, de gran confianza en los mercados y altísimas concesiones hipotecarias y crediticias. Crecimiento de precios (inflación), salarios y políticas sociales. Una fuerte contracción de la economía a raíz de la explosión de la burbuja, con el consiguiente aumento de medidas proteccionistas.Y es que posiblemente nos encontremos con un guiño histórico entre tres momentos muy diferentes, aunque presentando matices como son la desregulación de los mercados, la disociación del patrón oro, o los siempre relativos datos sobre la automatización de los procesos y la fuerza de trabajo.Pero Premios Nobel como Paul Krugman o Joseph Stiglitz siguen defendiendo las tesis Keynesianas y clamando contra las políticas económicas que se está aplicando como respuesta a la crisis actual, aunque los gobiernos prefieren ignorarlos y transformarse en entes abstractos al servicio de sus financistas.¿Y qué pasa con España?El escenario no fue muy diferente en la España de los años 30, salvando algunos matices: el llamado “retraso crónico” español tenía mucho por recuperar en materia económica y tecnológica, y debía afrontar una severa inestabilidad política caracterizada por la corrupción y el bipartidismo, y un cuerpo militar muy costoso y anticuado, además de un movimiento obrero muy fuerte.La historia de aquellos años es larga y compleja. La conflictividad no era baja, y con cada intento de renovar algunos de los pilares sociales, resurgió la sombra de las dictadura militares.Por ello, el Republicanismo pretendía reformar la obsolescencia del sistema institucional, y la República llegó con un ansia regeneracionista que planteó: Una Reforma Agraria basada en la modernización y el reparto de los grandes latifundios de la Iglesia y la aristocracia, de cara a revertir una tradición de terratenientes y caciques heredada de los tiempos feudales. Una Reforma Constitucional con la que blindar la igualdad entre las personas, la laicidad de las instituciones, y la prevalencia del interés nacional en materia económica. Una Reforma Educativa con pretensión universal, como parte de un proyecto a largo plazo que sirviera para afianzar la democracia y la conciencia política.Ahora, hay que aclarar que tanto la Primera como la Segunda República tuvieron gobiernos de izquierdas y de derechas, y que la cuestión territorial ya había terminado con la Primera República (1871-1874) cuando los acontecimientos de 1931 y 1934 amenazaban la unidad nacional. Nuevamente, aunque con matices, es inevitable caer en ciertos paralelismos.En España la bonanza previa a la crisis fue larga y la caída, rápida; como en los años 30 por el endeudamiento masivo y la ciega confianza en que los precios de la burbuja inmobiliaria nunca bajarían.El descrédito de la monarquía, la escandalosa corrupción de la clase política, la lucha por los derechos sociales y el sueño del cambio son perfectamente aplicables al contexto actual.También lo es la lucha de la Iglesia por capitanear la defensa de la educación y la moral, los discursos en favor de la libertad, o el monstruoso crecimiento de la ultraderecha en Europa, apelando a la “pureza cultural” y a la sangría económica, pasos previos a la distinción étnica y a la incitación al odio.Y todo esto invita a concluir que, si bien los actores pueden cambiar, y las situaciones darse con los factores en otro orden, nos acercamos peligrosamente a las mismas líneas rojas que llevaron a uno de los episodios más negros de nuestra historia.Aumentan las amenazas exteriores, y no de manera fortuita, aunque nos invaden los discursos extremistas entre el miedo, el victimismo y el orgullo patrio, mientras se criminaliza la oposición a una política de derechas en auge.La polarización de las posiciones deviene evidente como si los dos extremos de la historia no tuvieran nada que ver, y como si los acontecimientos actuales fueran totalmente ajenos a los de la historia reciente.Entonces, si la historia se repite pero los actores cambian y, como se dice, el capital es gregario y tiende a agruparse cuando se siente amenazado dejando de lado diferencias menos relevantes, podríamos pensar que, o sus dueños reales en realidad no cambian al mismo tiempo que su imagen, o que Thomas Piketty tiene razón cuando sugiere que la tendencia oligárquica va a alcanzar cotas jamás vistas si el capital sigue creciendo más rápido que las economías (aumentando la desigualdad, y en consecuencia la oposición), que es exactamente lo que está sucediendo.La lección que no llegaTodo esto nos demuestra que el pasado tiene que ser resuelto, que detrás del estudio histórico siempre se esconden dos o más versiones en una lucha permanente, y que los asuntos pendientes terminan reapareciendo como si nunca se hubiesen ido. Un ejemplo claro es la urgente necesidad de revisar la Guerra Civil Española y de investigar los crímenes que en ella ocurrieron.Y al mismo tiempo nos enseña que debemos cambiar nuestra manera de aprender la historia, y que en lugar de hacerlo de forma lineal y por fechas, debemos observar la manera en que los cambios llegan, si llegan, para así poder identificar a los actores y no a los personajes. “Nosotros, hombres de la cultura europea occidental, con nuestro sentido histórico, somos la excepción y no la regla. La historia universal es nuestra imagen del mundo, no la imagen de la «humanidad»” Oswald Spengler.Tal vez seamos demasiado etnocéntricos al pensar que la historia se repite, cuando en realidad es nuestra historia la que se repite. Y la hemos exportado, impuesto, y reproducido en un brillante epistemicidio, que nos arranca una sonrisa al recordar a George Santayana, quien un día de 1905 escribió: “Aquellos que no conocen su pasado están condenados a repetirlo”.
Y Putin tiene el pasado que tiene. Sospecho que no hay modo de lograr la ruptura regeneradora sin un enorme trauma social porque los cuadros son los que son, no se genera ex novo una estructura tecnocrática del enorme tamaño de las que necesitan los estados, y tampoco partidos, por algo la PSOE es la Falange y la PP el Opus y, si Podemos y Cs llegan a algo, será explotando el fondo de comercio que forman los cuadros, estructuras y redes clientelares de sus partidos "padres".La pureza cuesta y hay que sufrir mucho para alcanzarla, tal vez incluso no valga la pena, aunque nos gusta pensar que sí.
Berlin police have furiously denied this version of events, saying that while the girl did go missing briefly, any sexual contact appears to have be consensual.