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The rescue of Banco Popular means that attention will now turn to Italy’s financial sector.Some analysts are speculating on whether any Italian banks will fall into Europe’s resolution mechanism, as some regional lenders are struggling to raise fresh capital.Analysts at ABN Amro, though, fear that some Italian banks aren’t as attractive as Popular.The deal is facilitated by the fact that Banco Popular is actually strong enough to have buyers. Especially their loan book, and diversification to Portugal was of interest. Crucially, the deal could be performed without the need for state assistance. However, in Italy, the banks of Veneto and Vicenza are not in the equivalent balance sheet position as the Banco Popular. It would seem that the large institutions in Italy would be unwilling to take over the banks without the interaction of the Italian state, either via the Atlante fund or another mechanism.The question now is, if Banco Popular has now been stated as ‘failing or likely to fail’ by the SRB, what does this mean for the arguably weaker banks of Veneto and Vicenza banks
La reacción a la compra del Popular por parte del Santander parece positiva:The deal is facilitated by the fact that Banco Popular is actually strong enough to have buyers. Especially their loan book, and diversification to Portugal was of interest.
Cita de: muyuu en Junio 07, 2017, 13:24:04 pmLa reacción a la compra del Popular por parte del Santander parece positiva:The deal is facilitated by the fact that Banco Popular is actually strong enough to have buyers. Especially their loan book, and diversification to Portugal was of interest.¡Qué cachondos! Debe ser humor británico...El loan book tiene una mora reconocida del 15%. A saber cuál es la real.El balance tiene unos 36.000 millones de activos tóxicos. A saber cuál es el volumen real.El Popular es tan "strong enough to have buyers" que lo venden por 1 euro.El Santander, con la compra, tiene el 40% del ladrillo tóxico de la banca española más otras perlas. A saber si hay contraprestaciones ocultas y qué nos puede costar esta compra "sin dinero público" a los españoles.Todo para evitar una quiebra declarada y con MUR.
Cita de: visillófilas pepitófagas en Junio 07, 2017, 13:32:52 pmCita de: muyuu en Junio 07, 2017, 13:24:04 pmLa reacción a la compra del Popular por parte del Santander parece positiva:The deal is facilitated by the fact that Banco Popular is actually strong enough to have buyers. Especially their loan book, and diversification to Portugal was of interest.¡Qué cachondos! Debe ser humor británico...El loan book tiene una mora reconocida del 15%. A saber cuál es la real.El balance tiene unos 36.000 millones de activos tóxicos. A saber cuál es el volumen real.El Popular es tan "strong enough to have buyers" que lo venden por 1 euro.El Santander, con la compra, tiene el 40% del ladrillo tóxico de la banca española más otras perlas. A saber si hay contraprestaciones ocultas y qué nos puede costar esta compra "sin dinero público" a los españoles.Todo para evitar una quiebra declarada y con MUR.Lo compran por 1€, pero se supone que se quedan toda la deuda y sus activos tóxicos, digo yo...
El último cartuchoPOR QUÉ MACRON FRACASARÁ Grandes ambiciones, enérgico voluntarismo y poco apoyo popular. Son la base sobre la que el nuevo presidente de Francia quiere aplicar, con una nueva imagen, todo lo que ha fracasado en las últimas décadas. Para llegar a su engañosa victoria electoral, el joven Macron ha tenido que abolir la alternancia y casi el pluralismo institucional en Francia. Para hacer su tortilla ha incendiado la cocina. Esta victoria, que se va a defender con métodos autoritarios, será, seguramente, su mayor factor de derrota a medio y largo plazo. Kremlinología en el Elíseo Los gobiernos franceses suelen estar llenos de ministros que quieren ser presidentes. Personajes que conspiran y maniobran para ello desde sus cargos. Con François Hollande había unos cuantos cuyas ambiciones eran manifiestas; Arnaud Montebourg, Manuel Valls y el propio Emmanuel Macron, el más listo y discreto de todos ellos que acabó haciéndose con el trono. En el gobierno de Macron no hay rastro de esos “conspiradores ambiciosos”. El Presidente se ha vacunado contra el papel que él mismo jugó como ministro de Hollande. Si se exceptúa a Bruno Le Maire, un peso ligero de la derecha al frente de la economía (por si acaso, Macron le ha puesto como segundo a su más fiel colaborador Benjamin Griveaux), en el nuevo gobierno francés no hay políticos. Solo tecnócratas obedientes. En la foto de grupo que Macron se hizo el miércoles con sus ministros en el jardín del Elíseo, el Presidente rompió la tradición y se colocó no al frente, sino en medio de ellos. Parece más democrático, pero no es más que una cuestión de imagen: todo el mundo tiene claro quien es ahí “el jefe”, como se le llama en su entorno. Macron quiere ser un presidente “total”. Mandar mucho y hablar poco (“La palabra presidencial será rara”, ha dicho). Sus ministros serán disciplinados, no se admitirán filtraciones y si las hubiera serán sancionados. “Este gobierno tiene vocación de durar”, dijo después de la foto. Los medios de comunicación, en un 80% en manos de magnates que le apoyan, no han prestado gran atención al hecho de que han bastado treinta días para que el nuevo gobierno “irreprochable y ejemplar” sufriera su primera crisis: cuatro ministros salpicados por irregularidades económicas que han saltado de sus cargos. Pese a la corrupción estructural en la que están sumidos, a los medios de comunicación franceses les encanta derribar los ídolos que ellos mismos contribuyeron a crear. ¿Cuánto durará en su actual forma esta corrupta indulgencia mediática? Programa y objetivos Presentado como innovador y original, a menudo con fórmulas “nórdicas” y sofisticaciones conceptuales para camuflar simples y viejas políticas neoliberales de recorte social, el programa de Macron no tiene gran cosa de original: se trata de aplicar de una vez por todas en Francia el catálogo completo de Bruselas/Berlín. La narrativa habitual afirma que esa involución socio-laboral nunca se ha podido aplicar en Francia, país “conservador” con “exceso de Estado” y de funcionarios, y que esas reformas, “liberarán las energías del país”. En realidad se trata de imponer a la fuerza un recorte de pensiones del 20%, una bajada de salarios, un recorte de la función pública (120.000 funcionarios menos) y una “flexibilidad” que de alas a la precariedad. “Es el político anglófono y filo germano que Europa necesita”, dijo de él la revista Foreign Affairs. “Su ascenso pinta bien para los accionistas y empresarios que piden una reestructuración urgentemente necesaria del mercado laboral francés”, señala un comentarista de la agencia Bloomberg. “El salvador de Europa” delira en portada The Economist con un punto de interrogación. Y detrás de ellos, la habitual cacofonía de todo un ejército de papagayos. El objetivo es emular el “modelo alemán”, incrementando la franja de salarios bajos que en Alemania afecta al 22,5% de los asalariados (7,1 millones) y en Francia solo al 8,8% (2,1 millones). Con estas fórmulas se podrá llegar a los “satisfactorios” niveles de desempleo alemanes. El paro en Alemania es del 3,9% según Eurostat, y del 5,8% según la oficina federal de estadística alemana, que usa una contabilidad diferente a la europea. Pero desde hace años se conoce que, gracias a diversos trucos contables que barren debajo de la alfombra a sectores enteros de la población laboral, la cifra real de paro es bien superior, del 7,8% actualmente. Es decir, solo dos puntos menos que en Francia y con más precariado entre los asalariados y más pobreza entre los jubilados, un problema apenas existente en Francia. Alemania, que tiene una demografía languideciente, no es un modelo para Francia con su dinámica tasa de natalidad y su mayor necesidad de servicios públicos. Que Francia no ha hecho reformas en esa dirección, forma parte del mito. La intentona de Macron es la radical culminación de treinta años de hegemonía neoliberal en la política y en los medios de comunicación de Francia, algo que comenzó en 1974 Valéry Giscard d´Estaing, fue proseguido por Mitterrand (traicionando su programa inicial en 1983) y continuado desde entonces por todos los presidentes de “izquierda” y de derecha que ha conocido el país. La globalización quiere destruir una tradición nacional de estado fuerte particularmente apreciada por los franceses y que económicamente funciona mucho mejor de lo que se dice. En términos generales el modelo político de Macron es la “marktkonforme Demokratie” (la democracia adecuada al mercado) de la Señora Merkel, incluida la marginalización de la oposición parlamentaria. La empresa y la meritocracia nunca habían estado tan presentes en el gobierno. Los sectores privilegiados nunca habían pesado tanto (por encima del 70%) en el cuerpo de diputados. Ideológicamente Macron es, según la definición del fundador de Attac Peter Wahl, “una mezcla programática de relato liberal de izquierda-verde-alternativo (cuestiones de género, minorías sexuales, medio ambiente, europeísmo y cosmopolitismo), modernismo start-upista digital en la línea “uber para todos”, un subidón make France great again, y un neoliberalismo casi a la Margaret Thatcher con rostro humano”. Su hoja de ruta es “gaidarista” (por Yegor Gaidar, el autor de la “terapia de choque” rusa): introducir rápidamente y por decreto una involución socio-laboral a partir del verano, y contener la contestación social que seguirá mediante la introducción en el derecho común, a partir del otoño, de los preceptos liberticidas de las medidas de excepción contenidas desde noviembre de 2015 en el “estado de urgencia” aún vigente. En Rusia, la “terapia de choque” de Gaidar (1991) precisó de un golpe de estado (1993). Francia no es Rusia, pero Macron tiene muchas posibilidades, y todas las posiciones, para ser el Presidente autoritario de Francia. También tiene muchas posibilidades de fracasar, por su política socio-laboral errada e impuesta, y porque su base social y electoral (la Francia de los de arriba y el voto del 16% del censo) es reducida. La suma de ambas cosas arroja una legitimidad débil (que contrasta mucho con su aplastante mayoría absoluta en las instituciones y medios de comunicación) y convierte en temeraria su autoritaria ambición de enderezar a Francia acabándola de destrozar. Las ambiciones y los riesgos Solo un joven de 39 años, convencido de su propia genialidad y de que no debe nada a nadie, y que desconoce el fracaso, puede aunar tal explosiva relación entre ambiciones y riesgos. La devaluación salarial y de pensiones del 20% que se busca, fracasará porque hundirá la demanda interna y aumentará el paro en Francia. Macron debería incrementar los salarios, pero incluso si quisiera no podría, porque está aprisionado por el esquema alemán que domina Europa. Su consigna europea, “La Europa que protege”, está en contradicción directa con el programa neoliberal, es decir con el proyecto europeo. La situación de las cuentas públicas francesas para cumplir con el dogma alemán del 3% de déficit y los otros requisitos, se anuncia complicada. En el remoto supuesto de que el macronismo intentara una política alternativa en Europa, debería renegar del actual proyecto europeo. Si no hace nada, continuará alimentando todo eso que hoy hace soberanistas a más de la mitad de los franceses. El ministro de Economía francés, el peso ligero Bruno Le Maire, es totalmente incapaz de enfrentarse al peso pesado alemán Wolfgang Schäuble. Macron tiene grandes ambiciones. Dice que su presidencia supondrá, “un renacimiento de Francia y espero que de Europa”. La simple realidad es que su fracaso sembrará el caos en Francia, donde la indignación tomará el relevo a la indiferencia y a la sorda decepción actuales, y por extensión agravará la situación en esa Unión Europea que busca salidas a su complicado embrollo en la militarización y el belicismo, la “Europa de la defensa”. El primer adversario de Macron será, una repetición, aumentada, de lo que se vio la pasada primavera: una alianza de la juventud y del sindicalismo radicalizado que podría empujar hacia una gran revuelta. Para valorar si eso puede dar lugar a serias convulsiones, basta comprender una cosa: que la situación actual no tiene alternativa institucional. Para llegar a donde ha llegado, Macron y las fuerzas oligárquicas que lo auparon en el último ciclo electoral han tenido que dinamitar la alternancia y casi el pluralismo institucional en el país (el incendio de la cocina). En las instituciones francesas ya no hay más que un solo partido. El conglomerado macronista, ampliado a sus satélites (socialistas y conservadores “constructivos” hacia el Presidente), tiene el 80% de los diputados cuando obtuvo el voto real del 16% de los franceses. Esta victoria, será a medio y largo plazo su mayor factor de derrota, porque esa abolición condena a la oposición a un estatuto “antisistema”: cualquier fuerza social que se oponga al macronismo tendrá que cambiar el régimen. Un escenario muy ruso, que recuerda al drama de la autocracia, pero en Francia.El autoritarismo macronista que se anuncia es el último cartucho del establishment para disolver/cambiar Francia. Su fracaso no tendrá alternativa en el actual marco institucional, la V República, y probablemente, tampoco en el actual sistema. A partir de este pronóstico, se admiten todas las apuestas
Para llegar a donde ha llegado, Macron y las fuerzas oligárquicas que lo auparon
Citar Para llegar a donde ha llegado, Macron y las fuerzas oligárquicas que lo auparonMe resulta graciosa la desfachatez con que los perdedores socialdemócratas (antiguos marxistas acomplejados) insultan al populacho al que dicen representar, tratando al votante como una oveja idiota que va a pastar a donde le dice el amo.Como si no hubiera camareros de derechas o empresarios tipo Elon Musk de izquierdas.Para ellos siempre hay un éter indefinido al que echarle la culpa, sea la oligarquía, los poderosos, o las multinacionales. La democracia siempre está secuestrada por no-se-sabe-quien y los votos Lepenistas son de los alienígenas.El chiste se torna ridículo cuando se acusa de autoritarismo a un presidente que aún ni siquiera ha dado forma al sillón. En fin. Totally Disagree.
“¡Los marxistas sueltos!” (1) Por su parte, Jeremy Corbyn fue recibido con los brazos abiertos por el público, los residentes y las familias en duelo. Su empatía es auténtica y sus antecedentes en materia de lucha por los derechos de la mayoría son inatacables. La creciente popularidad de Corbyn, a pesar de los ataques casi unánimes de los medios, reposa en el contenido de su programa político, con un plan para construir 500.000 viviendas para frenar los costos exorbitantes de los alojamientos.Si sólo una demostración pública de solidaridad y una escasa ventaja política estuvieran en juego, los propietarios ricos de todo el mundo que poseen bienes en Londres podrían dormir bien tranquilos. Pero es probable que se hayan sumergido en un miedo frío al escuchar la demanda de Corbyn: quiere que los residentes de Grenfell sean reubicados en el barrio, ¡en las propiedades de lujo vacantes! (2)De hecho, una vez que se va más allá de la defensa de la propiedad privada, que el capitalismo defiende por encima de todo, es evidente que la solución para las familias sin techo se encuentra en las casas deshabitadas. Yo iría aún más lejos al sugerir que la solución de la cesión de casas de lujo vacías se aplique más allá de los residentes de la Torre Grenfell, de modo que los problemas de los sin techo y que las malas condiciones de alojamiento sean resueltas instantáneamente. Incluso podríamos imaginar una especie de lotería inversa. En lugar de una lotería normal en la que una persona seleccionada al azar se hace rica, esta vez una persona rica elegida al azar se convertiría en un poco menos rica, mientras que una familia pobre de la clase obrera conseguiría un alojamiento en buenas condiciones con un alquiler por un período indefinido de una libra al mes.----- (1) Tras la publicación de las encuestas de las últimas elecciones generales, la miembro del UKIP (y ex aspirante al liderazgo) Suzanne Evans tuiteó: “Si esta encuesta de salida es correcta, los conservadores han tenido una de sus peores noches. El Parlamento suspendido, el Brexit amenazado y los marxistas sueltos” (“Marxists at large“).(2) ¡Corbyn insistió su idea y los medios mainstream tienen verdaderamente mucho miedo!