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La llamada "nueva normalidad" o "the new normal", incurre en contradicciones. La primera es la semántica. Me voy al diccionario: CitarDel lat. normālis.1. adj. Dicho de una cosa: Que se halla en su estado natural.2. adj. Habitual u ordinario.3. adj. Que sirve de norma o regla.4. adj. Dicho de una cosa: Que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano.Lo normal no puede ser nuevo. Lo normal es habitual, cotidiano, ordinario, tradicional, conocido. Pero las acepciones 3 y 4 aluden más a normas, reglas, cosas con las que hay que cumplir y se cumplen. Por ahí ya vamos viendo algo. La primera contradicción pues es que nuevo y normal no pegan. El segundo problema con la "nueva normalidad" es que va unida a la llamada "recuperación". Al diccionario: CitarDel lat. recuperāre.1. tr. Volver a tomar o adquirir lo que antes se tenía.2. tr. Volver a poner en servicio lo que ya estaba inservible.3. tr. Trabajar un determinado tiempo para compensar lo que no se había hecho por algún motivo.4. tr. Aprobar una materia o parte de ella después de no haberla aprobado en una convocatoria anterior.5. prnl. Volver en sí.6. prnl. Dicho de una persona o de una cosa: Volver a un estado de normalidad después de haber pasado por una situación difícil.Si lo normal es nuevo, cómo vamos a recuperar lo que teníamos. No es nuevo lo que se recupera. La recuperación por tanto es incompatible con la nueva normalidad. La normalidad recuperada debería ser igual a la normalidad original. Ahí tenemos la segunda contradicción. La tercera cosa chirriante es que yo no he elegido la nueva normalidad. No se me ha presentado y no sé en qué consiste. Bien sea esto en ir en bicicleta y limitar la velocidad máxima de los coches, bien sea no cruzar a la provincia de al lado. No conozco esta nueva normalidad y no ha sido elegida por mí. En honor a la verdad, tampoco elegí la antigua normalidad, pero al menos la conocía. La cuarta cosa que me rechina es cómo la nueva normalidad está siendo abrazada por el común de buena gana y sin preguntas. A algunos hasta se diría que les excita. Se trata por tanto de hacernos comulgar con ruedas de molino. La "nueva normalidad" probablemente esconde agendas secretas, que para bien o para mal no se nos han presentado de forma transparente. Rechazo por tanto la nueva normalidad, y exijo una vuelta a la normalidad, la única que tenemos, hasta que los cambios sean explícitos, conocidos, y elegidos por todos, crea o no en la capacidad de la mayoría para estas cosas. Y aunque no me guste ni un pelo la normalidad preexistente.
Del lat. normālis.1. adj. Dicho de una cosa: Que se halla en su estado natural.2. adj. Habitual u ordinario.3. adj. Que sirve de norma o regla.4. adj. Dicho de una cosa: Que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano.
Del lat. recuperāre.1. tr. Volver a tomar o adquirir lo que antes se tenía.2. tr. Volver a poner en servicio lo que ya estaba inservible.3. tr. Trabajar un determinado tiempo para compensar lo que no se había hecho por algún motivo.4. tr. Aprobar una materia o parte de ella después de no haberla aprobado en una convocatoria anterior.5. prnl. Volver en sí.6. prnl. Dicho de una persona o de una cosa: Volver a un estado de normalidad después de haber pasado por una situación difícil.
No puede uno evitar sentir que buena parte de lo que se publica en torno a esta pandemia y sus consecuencias persigue convencer al lector de una verdad que se presupone obvia, y no tratar de discernir algún posible escenario futuro real teniendo como base un análisis de lo que en este momento sucede.
El oxímoron (del griego ὀξύμωρον, oxymoron, en latín contradictio in terminis), dentro de las figuras literarias en retórica, es una figura lógica que consiste en usar dos conceptos de significado opuesto en una sola expresión, que genera un tercer concepto. Dado que el sentido literal de oxímoron es opuesto, ‘absurdo’ (por ejemplo, «un instante eterno»), se fuerza al lector o al interlocutor a comprender el sentido metafórico (en este caso: un instante que, por la intensidad de lo vivido durante su transcurso, hace perder la noción del tiempo).El recurso a esta figura retórica es muy frecuente en poesía mística, amorosa y en análisis funcionales, por considerarse que la experiencia de Dios o del amor trasciende todas las antinomias mundanas. El filósofo griego Heráclito recurre a ella con frecuencia.
El déficit por encima del 10% coloca a España al borde del rescate europeoLos economistas, analistas y expertos lo tienen ya claro. La única salida a la crisis económica provocada por el coronavirus Covid-19 es el rescate de la economía española. Los especialistas consultados por elEconomista coinciden en que la escalada del déficit público lo situará por encima del 10%, por encima de las previsiones del Gobierno, lo que abocará al país a la intervención de sus cuentas públicas.A su juicio, España necesitará fondos por encima de los 100.000 millones de euros. Además, coinciden en situar el déficit estructural, que se origina independientemente de la influencia del periodo económico, por encima de la frontera del 3%, que suele marcar la entrada de un rescate económico.Los economistas concluyen que el apoyo financiero será fundamental porque a medida que la magnitud del deterioro económico se vaya poniendo de manifiesto y el déficit público sea conocido el mercado, los inversores van a reaccionar negativamente, la prima de riesgo se va a ir deslizando al alza y la demanda de deuda se resentirá.El Consejo General de Economistas, presidido por Valentín Pich, subraya que los próximos meses estarán marcados por una reducción de los ingresos públicos, fundamentalmente por la bajada de la recaudación de impuestos, y un incremento del gasto público para hacer frente a la emergencia sanitaria y social en primer lugar y también económica. Como consecuencia, el déficit se incrementará hasta situarse entre el 13% y 15% mientras que la deuda, en el escenario más optimista, podría centrarse en el 113%.María Jesús Fernández, de Funcas, estima que "si no se toman medidas correctivas, no ahora, claro está, sino a partir del año 2021 y sobre todo del próximo año 2022, el déficit estrucutral se situará cerca del 6%"."Esto en román paladino se llama Troika, hombres de negro", señala el economista Miguel Ángel Bernal, miembro del Consejo Editorial de elEconomista. Bernal explica que el Banco Central Europeo ligará las líneas de compra de deuda a que los países acudan a mecanismos de salvamento que tiene la Unión Europea. "El MEDE cuenta con 410.000 millones y recientemente ha creado una línea de crédito con condiciones reforzadas, por lo que todas las ayudas estarán condicionadas", añade.Camino equivocado"Salvo un cambio de Gobierno con una agenda de reformas y austeridad presupuestaria muy sólida, el camino que parece seguirá el actual Gobierno no hará sino empeorar las perspectivas de los analistas sobre la economía española, porque se incrementarán mucho los impuestos, pero no se actuará tan decididamente sobre el gasto, lo que puede provocar efecto bumerang y reducir finalmente la recaudación, aumentando el déficit", apunta el profesor de Finanzas Juan Fernando Robles.El experto considera que el rating de España puede degradarse en el plazo de un año o año y medio hasta el bono basura y la prima de riesgo escalar a guarismos por encima de 500 puntos básicos, lo que supone estar al borde de la quiebra del Estado. "Las necesidades de financiación en los 3 próximos años pueden llevar a tener que emitir entre renovación de deuda y nuevas colocaciones, aproximadamente unos 900.000 millones de euros, cantidad que desbordará las posibilidades de absorción por el mercado, aunque el BCE tenga una actuación decidida", añade.Por su parte, el economista Javier Santacruz destaca que "no es asumible un incremento súbito de 20 o 25 puntos de PIB de deuda ni tampoco hay capacidad real de una mutualización de tales cantidades de nueva deuda por parte de la Unión Europa, y con una capacidad limitada por parte del BCE para realizar compras que cubran al menos el 70% o el 80% de las nuevas emisiones".El economista Daniel Lacalle considera que España no tendría por qué estar abocada a una crisis si tuviera un Presupuesto que mandar a Bruselas. El Gobierno ha rechazado elaborarlo este año. "No se puede estar con el Presupuesto de bonanza de Montoro en esta situación", subraya. A su jucio, "si no cambia la política fiscal, te acabas viendo en el rescate".En esta línea, el socio fundador de Nextep Finance, Víctor Alvargonzález, recomienda prestar atención a las alzas de la prima de riesgo porque existen altas probabilidades de necesitar un rescate. "Después de esto nos va a venir un alza impositivo muy grande", añade.Sin embargo, Maria Jesús Fernández Sánchez, de Funcas, considera que es poco probable en el corto plazo "siempre que el BCE siga apoyando nuestra deuda y la deuda italiana con compras masivas". La especialista apunta sin embargo que "si las tensiones aumentan puede llegar un momento en que por diversas circunstancias no pueda seguir comprando".En cuanto al importe del rescate, las cifras varían pero los expertos lo sitúan por encima de los 100.000 millones de euros. Miguel Ángel Bernal reconoce que "aún es difícil de calcular" pero sostiene que "no me extrañaría nada que fuera de unos 200.000 euros entre todas las ayudas a los sectores". Bernal recuerda que la ayuda que recibió España por la crisis de 2008 fue de unos 65.000 millones. "En esa crisis no se alcanzó en ningún momento los niveles de caída del PIB que se prevén para este año. Javier Santacruz también opina que superaría los 200.000 millones de euros.La economista Almudena Semur señala que "caída de PIB, cifra de paro y nivel de endeudamiento son elementos clave para ser rescatados". La experta apunta que Pasando la frontera del 3%Uno de los aspectos clave para valorar si la economía entra en una fase de peligro que termine por ser intervenida es el déficit estructural, que se origina independientemente de la influencia del periodo económico. Por encima del 3% suele ser una situación comprometida. Los especialistas consideran que esta barrera se rebosará."El déficit rebasara el 3% con toda seguridad por tres motivos: Caída de al recaudación, aumento del gasto estructural del Estado y desplome de la demanda interna", explica Almudena Semur. En la misma línea, Javier Santacruz recuerda que el déficit estructural está ya en el 2,7% del PIB y es muy probable que rebase el 3%, incluso llegando al 7,4% del año 2011 previo al rescate de 2012.
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por cierto, me he "escapado" de burbuja porque está ocurriendo algo "curioso" (no lo es tanto desde que el foro es una cueva de fachorros sin freno)nadie o casi nadie habla del ladrillotodo lo que tenga que ver sobre lo inmobiliario ha sido barrido del principal y de los subforos, es marginaly mira que hay noticiones sobre las desinversiones ladrilleras, las bajadas esperadas de ventas y de precios, lloricas de la hotelización que no tienen bicho que exprimir ni lo tendrán por meses... es todo un apocalipsis ladrillero y pasa desapercibido en el foro que tiene el nombre y fue bandera de la burbujaesto ya se predijo, lo recuerdo, cuando llegase este momento el menor de nuestros problemas iba a ser la quiebra del sector y a nadie le iba a importar que bajen los pisos ni si van a poder o no comprar nada con la bajadayo estoy convencido de que será en octubre (por fin) cuando nos demos cuenta de que la "nueva normalidad" no es como la vieja ni mucho menos "normal", en definitiva, empezaremos a ver que somos pobres y que ser propietario nunca te hizo rico ni creaba riquezabuena suerte a todos
Cita de: elarquitecto en Mayo 02, 2020, 11:03:12 ampor cierto, me he "escapado" de burbuja porque está ocurriendo algo "curioso" (no lo es tanto desde que el foro es una cueva de fachorros sin freno)nadie o casi nadie habla del ladrillotodo lo que tenga que ver sobre lo inmobiliario ha sido barrido del principal y de los subforos, es marginaly mira que hay noticiones sobre las desinversiones ladrilleras, las bajadas esperadas de ventas y de precios, lloricas de la hotelización que no tienen bicho que exprimir ni lo tendrán por meses... es todo un apocalipsis ladrillero y pasa desapercibido en el foro que tiene el nombre y fue bandera de la burbujaesto ya se predijo, lo recuerdo, cuando llegase este momento el menor de nuestros problemas iba a ser la quiebra del sector y a nadie le iba a importar que bajen los pisos ni si van a poder o no comprar nada con la bajadayo estoy convencido de que será en octubre (por fin) cuando nos demos cuenta de que la "nueva normalidad" no es como la vieja ni mucho menos "normal", en definitiva, empezaremos a ver que somos pobres y que ser propietario nunca te hizo rico ni creaba riquezabuena suerte a todosSerá en octubre porque con muy alta probabilidad, volverá el bicho en todo su esplendor después de habernos relajado en verano. Además, será el bicho chivo expiatorio perfecto, que como ya sabemos, es el mejor amigo del hombre.Pero bueno, no me sorprende que lo de los pisos ya no interese, aunque entiendo que éso ya pasaba antes de que viniera el virus.¿Qué es un fachorro, por cierto? Yo siempre había creído saberlo, pero ya no.
El milagro de los panes y los peces: Bruselas y los "números mágicos" del covidEn los próximos días la Comisión Europea aprobará un plan que tendrá que presentar a los líderes, seguramente el próximo 6 de mayo, y que será la base del trabajo durante las próximas semanasDurante las últimas semanas, norte y sur de la Unión Europea se han enfrentado en un pulso respecto a la respuesta europea a la crisis económica generada por el coronavirus. Madrid, París y Roma lograron que el Eurogrupo aceptara la creación de un Fondo de Reconstrucción, y aunque todos los flecos están aún sueltos, los líderes han encargado a la Comisión Europea que empiece con el diseño de una propuesta. Y es aquí donde empiezan los problemas.España propuso, en un documento muy aplaudido en Bruselas, la creación del Fondo con un tamaño de entre un billón o 1,5 billones de euros, financiado con bonos perpetuos respaldados por el presupuesto europeo. Esos fondos se repartirían en forma de transferencias o subvenciones, pero no en forma de crédito, ya que esa solución no aportaría remedios al gran problema de los altos niveles de deuda pública en los países más golpeados.Los planes de la Comisión Europea para ese fondo que han sido filtrados a la prensa muestran un diseño que sigue la larga tradición de multiplicar, como un milagro, los peces y los panes. Pretenden que el Fondo se financie con 300.000 millones provenientes de los presupuestos europeos, y 320.000 millones captados en los mercados. De esos 620.000 millones de euros, de manera poco explicable, Bruselas considera que el Fondo alcanzará los 2,2 billones de euros.Cuando la Comisión Europea utiliza el verbo "movilizará" saltan todas las alarmas en la capital comunitaria. Significa, normalmente, que el Ejecutivo comunitario pondrá un pequeño monto al que se le aplicarán cálculos y "multiplicadores", muchas veces opacos y poco explicados, que harán que la cifra final que llegue a la economía real sea supuestamente mucho mayor. No es nuevo, y Bruselas ha hecho uso de ellos en distintos momentos, siendo el proyecto más destacado el Plan Juncker.En su plan para la transición ecológica, la Comisión Europea también propuso un Mecanismo para la Transición Justa que movilizaría 100.000 millones de euros, pero a la hora de la verdad Bruselas solo pudo justificar 7.500 millones de euros del llamado "dinero nuevo", que serían la base sobre la que se irían aplicando los multiplicadores y añadiendo contribuciones de los Estados miembros y fondos provenientes de otros programas europeos en una operación poco transparente.Por eso, cuando el plan para la reconstrucción del covid-19 comenzó a circular la semana pasada empezó a extenderse una preocupación expresada esta semana en la comisión de Asuntos Económicos y Financieros a Valdis Dombrovskis, vicepresidente de la Comisión Europea, que explicó que no hay ningún plan aprobado. "No sé si es una buena noticia o no, dependerá de cuál es la propuesta final", explica Jonás Fernández, eurodiputado socialista que preguntó al vicepresidente por ese documento.Hay dos tipos de multiplicadores. Uno, transparente y que la mayoría comprende, es la cofinanciación por parte de los Estados miembros: un proyecto recibe fondos europeos a cambio de que la capital también invierta en él para "multiplicar" el dinero real que hay al final. El otro tipo de multiplicador, el aplicado a crédito, es el más opaco, y busca llevar a los inversores privados vía Banco Europeo de Inversiones (BEI) a operaciones más arriesgadas por las que normalmente no querrían apostar.Pero Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), cree que el PIB de la Eurozona puede caer un 12%. ¿se puede confiar en que se podrá movilizar la inversión privada en ese contexto? ¿Puede la Comisión Europea tener como escenario base que se podrán aplicar los mismos multiplicadores que se usaron para el Plan Juncker? Para Jonás Fernández, eurodiputado socialista, eso es "muy bienintencionado". "En la situación en la que nos vamos a encontrar va a ser difícil que veamos a inversores privados dispuestos a asumir riesgos", explica.El eurodiputado señala que el Plan Juncker comenzó a dar crédito bastantes años después del momento álgido de la recesión. "En el 2008 o el 2009 no habría apalancado nada porque nadie estaba dispuesto a invertir un euro ante las incertidumbres", asegura Fernández, explicando que no puede haber un paralelismo entre el contexto económico del anterior plan de la Comisión Europea y el que ahora debe constituirse."Podríamos hablar cómo de realistas son los multiplicadores en una situación normal, pero es todavía más difícil ver cómo los inversores privados participarían ahora porque no hemos visto una recesión así", señala por su parte a este diario Lucas Gutenberg, del Centro Delors en Berlín y una de las voces más críticas contra lo que califica de "hechicería financiera" y "números mágicos" de la Comisión Europea.Números mágicosEl Tribunal de Cuentas europeo, que se encarga de pasar la lupa sobre los proyectos comunitarios, ya criticó esta práctica de Bruselas en planes anteriores, como ocurrió con el llamado Plan Juncker. Lo hizo en enero de 2019, cuando explicó que estos cálculos pueden ser opacos y poco exactos, además de beneficiar más a una serie de países.Para Bruselas y para las capitales menos ambiciosas la operación es positiva: a la Comisión Europea le ayuda a salvar la cara, porque la cifra acaba colándose en los titulares aunque nadie sepa explicar del todo de dónde sale, y todas las capitales pueden defender los planes ante su opinión pública. Las que más necesitan el dinero pueden decir que se ha logrado que la UE dé una respuesta ambiciosa; las que más rechazan un aumento de los gastos pueden argumentar que, en realidad, la cifra es mucho menor.Nicolas Veron, investigador de Bruegel y del Peter Institute, escribe precisamente de que en el medio plazo esa estrategia acaba volviéndose en contra de Bruselas: "El hábito de anunciar 'grandes números' es muy perjudicial para la credibilidad de la Comisión Europea. Cuando da un número, debería significar algo. Ese no es el caso de esos fantasiosos multiplicadores de apalancamiento".Al conocerse las filtraciones de los planes del Ejecutivo comunitario, Luis Garicano, eurodiputado de Ciudadanos y uno de los más activos en este debate, lanzó un mensaje claro: "Digamos no a los esfuerzos y trucos de la Comisión y el Consejo par volver anunciar dinero existente como nuevo (en referencia a los 300.000 millones anclados a los presupuestos europeos) y vender 320.000 millones como 2 billones, vender pequeñas sumas como 'apalancadas' por 8 o 10. Honestidad en los números, al menos, para las próximas semanas, ¡por favor!".Gutenberg explica que la cifra que anuncie la Comisión Europea en los próximos días no dirá mucho sobre el impacto que pueda tener el Fondo. "Lo que necesitamos saber es: por un lado, cuánto dinero nuevo habrá, además de lo ya acordado en los presupuestos europeos; necesitas saber cómo se distribuirá este dinero nuevo; y si se utilizará como gasto de la UE o se le dará al BEI para que haga su magia", señala el experto.El plan finalEn los próximos días, la Comisión Europea aprobará un plan que tendrá que presentar a los líderes, seguramente el próximo 6 de mayo, y que será la base del trabajo durante las próximas semanas. Una propuesta similar a la que se filtró la semana pasada caldeará los ánimos en el Parlamento Europeo, Madrid, Lisboa y Roma.Habrá que buscar métodos creativos que ayuden a recortar las enormes distancias que separan al norte y el sur respecto a cómo estructurar el fondo. La propuesta que empezó a ganar fuerza tras la reunión de líderes europeos del pasado 23 de abril es que el programa consista en un 'mix' de créditos y transferencias, aunque Países Bajos insiste en que solo podrá ser crédito, y los países sureños insisten por su parte en que esa fórmula no será útil para resolver sus problemas.En la Comisión Europea y en algunos sectores de Bruselas se prefiere ver el vaso medio lleno. Las cosas están empezando a moverse y se abren ventanas de oportunidad, especialmente con una nueva actitud por parte de Berlín. Eso es algo aceptado por todos los actores, que también coinciden en que se han hecho grandes progresos en las últimas semanas. Pero lejos de suavizar las críticas por el cálculo de los "grandes números" eso solo les reafirma: es precisamente porque se están haciendo progresos por lo que piden ser lo más estrictos y rigurosos posibles con las cifras.