EN LA EUROZONA NO RECHINAN LOS TIPOS DE CAMBIO; EN EEUU, SÍ.—Qué raro es este brote de inflación que
contrarresta la presión deflacionista extraordinaria causada por la pandemia de cóvid.
Es
mundial, pero está siendo muy
dispar, incluso
asimétrico dentro de cada zona monetaria. No solo estaría velándose el
reajuste general de tipos de cambio previo al vuelo en solitario del nuevo modelo económico que sustituye al popularcapitalismo ochentero; también estaría disimulándose el
reequilibrio de precios relativos, especialmente inmobiliarios:
https://es.tradingeconomics.com/country-list/inflation-rateEn la eurozona,
sobredosis —la inflación rara no se está limitando a contrarrestar la deflación-cóvid, lo que justificaría el peligroso abaratamiento del euro—:
Dentro de cada área monetaria, las
zonas de alta o altísima inflación, especialmente inmobiliaria —p. ej., Mierdrid—, van a pasarlo mal, pero que muy mal, el día que toque rebobinar, con el permiso de EEUU:
Según los
mistificadores falsoliberales, habría dos tipos de inflación:
— o transitoria
— o
«venida para quedarse» (iVPQ)
Hablar de iVPQ es una forma cínica de instruir en el
odio al dinero —y a las autoridades financieras, ya fiscales, ya monetarias—, para que haya membrillos que yerren y tomen decisiones en su propio perjuicio o de terceros —
estafa—.
Para la academia toda inflación es
temporal —no permanente— y con
4+1 causas, de modo que solo hay dos situaciones
— o no hay inflación
— o hay inflación:
• o/y de demanda
• o/y de costes
• o/y monetaria
• o/y autoconstruida
• o/y iPLC (inflación por la cara)
Los mistificadores más cursis dicen que la inflación actual, tan destemplada y rara —la inflación más iPLC que se haya visto jamás—, es
'de oferta'. Pero, para los académicos, la llamada inflación 'de oferta', en realidad, es inflación temporal
'de demanda': demasiada demanda para tan poca oferta, dejándose en un segundo plano el porqué de la poca oferta. Recuerden que
en Contabilidad no existen los conceptos de oferta y demanda; y que, tras las teorías de Say, del Valor-Trabajo y de la Demanda Efectiva, y desde luego también por Leontief y Kuznets —que eran rusos y norteamericanos—, sabemos académicamente algo que dicta el sentido común: que
solo trabajando —Producción— se generan Renta y demanda —Gasto—. En términos del Enfoque de la Renta, que solo cazando bisontes, despiezándolos y repartiéndolos, puede comerse su carne o, si no, ahorrarla, por ejemplo, en orina —toda la vida se ha conservado la caza en pis, que es un líquido estéril... así ha habido esas gotas tan terribles, como la de Carlos V—.
Hoy tenemos inflación por
decisión arbitraria de quien tiene poder de fijación de precios (la Empresa). Las autoridades financieras han mirado un poco para otro lado, aunque con sumo cuidado. Se ha aprovechado
la resaca de la gran ola deflacionaria causada por el cóvid, amparándose en pretextos ciertamente creíbles (cadenas de suministro, Ucrania, sequía, gran renuncia), tan verosímiles que tú, pequeño fruto maduro de la cydonia oblonga, vas y te lo crees.
No hay que confundir el
'alza generalizada de precios' —verdadera definición de inflación— con lo que varía, expresado en tanto por ciento anualizado,
un número índice relativo a precios de consumo (IPC) de ciertos productos pagados por los hogares residentes, índice que estiman las autoridades financieras y que sirve para actualizar automáticamente infinidad de tipos de rentas periódicas, sobre todo las 'aproductivas', e índice del que las mismas autoridades dicen de él, sin despeinarse, que (literal):
— «es dinámico, en la medida en que anualmente revisa las ponderaciones para ciertos niveles de desagregación funcional e incluye en el plazo más breve posible cualquier cambio detectado en los componentes del mercado, ya sea la aparición de nuevos productos, cambios en la estructura de consumo o en la muestra de municipios o establecimiento» (es decir, no es de base fija: la composición de la cesta de la compra y sus ponderaciones no se mantienen inalterables a lo largo del tiempo que dura la base);
— «cambia de base cada cinco años, realizando una revisión completa de la metodología y la muestra, y la actualización de ponderaciones a todos los niveles de desagregación»; y
— «excluye el valor de los bienes recibidos en especie en concepto de autoconsumo, autosuministro, salario en especie, comidas gratuitas o bonificadas y alquiler imputado de la vivienda en la que reside el hogar, cuando es propietario de la misma o la tiene cedida gratuita o semigratuitamente por otros hogares o instituciones».
A juicio de los mistificadores —algunos de ellos cínicamente antisistema—, las autoridades estarían siempre equivocándose. ¿Equivocándose en todo menos en la inflación? Ja, ja, ja.
El argumentito monetario es el más 'huevofritístico'. Se fundamenta en la memez de la Teoría Cuantitativa del Dinero, tanta veces denostada académicamente y contradicha por los hechos —al mismo nivel de 'boutade' que la Curva de Laffer—. Se han sacado del baúl de los recuerdos de la cursilería
la palabrita 'fiat', que es exactamente
el lazo del repollo.
¿Pero qué pasa con la
ingente masa de activos financieros emitidos y aceptados por los particulares? ¿El dinero financiero —crédito comercial, letras, pagarés, bonos, obligaciones— no son Dinero o qué? ¿Acaso no se puede pagar a un tercero endosando los títulos-valor que representan derechos de crédito? ¿Acaso quien tiene una cartera de renta fija no se refiera a ella como 'mi Dinero'? (vid. la metáfora de la cebolla de tres capas para entender qué es el Dinero en sentido amplio: dinero fiduciario, dinero bancario y dinero financiero).
El pisitófilo creditófago no tiene Dinero. Padece
atracción-repulsión morbosa por la inflación y la vive con culpa, cual vegetariano ante chuletón de buey o vaca. Como cree que su 'ahorro' está 'refugiado' en ese bien básico de consumo obligatorio que es el ladrillo, no ve el daño que hace la inflación, máxime si la inflación va más deprisa que el tipo de interés al que está endeudado (tipos de interés real negativos).
Pero, como vemos, hay quien goza de la inflación mucho más que él cuando la actividad económica está menguando:
—
los capitalistas subcapitalizados (que se financian con préstamos), que mejoran su Cifra de Negocio con menos volumen de ventas real a la par que aligeran el peso de la honra de su Pasivo Exigible; y
—
las autoridades financieras, que a corto plazo recaudan más con menos base imponible real y ganan munición para su política monetaria.
Solo hay un perdedor:
el capitalista capitalizado, cuyo valor de Inmovilizado y Existencias se infla ficticiamente —aunque sin reflejo contable— y cuya Tesorería y Derechos de Crédito se envilecen, con la consiguiente necesidad de Provisión —y mengua de beneficios—.
Ahora bien, en el proceso inflacionario, hay un 'break even point' en el que
las cañas se tornarán lanzas, un punto en el que la inflación deja de tener gracia porque la inflación es el colesterol malo del Capital: hincha de humo los activos y hace creer que los pasivos no pesan.
En este episodio transicional de inflación rara, dicho punto está
muy próximo en el tiempo, al menos en la eurozona. De ahí que los analistas monitoricen tanto los beneficios de las empresas cotizadas y el Estado controle los dividendos.
Estamos en recesión, entendida esta en sentido académico. Además, no se trata de cualquier recesión. Es la recesión del último ciclo coyuntural del ciclo estructural popularcapitalista ochentero. Incluso, en la tercera semana de julio, se ha oficializado la inflexión de la Transición Estructural (proceso de Catacrack) y estamos en una suerte de
estado de excepción por la guerra de Ucrania, lo que sujeta el descontento social, por lo menos en la eurozona (en EEUU se diría que no, viendo como Burry invierte en cárceles).
A la inflación rara le quedan dos cortes de pelo. En teoría, habría dos grandes salidas:
— o empieza a
empotrarse, contaminando las rentas salariales y las pensiones
— o empieza a
rebobinarse.
Parafraseando a nuestro buen amigo José Luis Cava, 'vamos a considerar como escenario más probable' el de rebobinado. A corto plazo, en el escenario de empotrado, los precios inmobiliarios se desmadrarían y el EUR/USD se iría a 0,9000.
En el escenario de rebobinado, los precios inmobiliarios se moderarían, y el USD se abarataría hasta EUR/USD 1,2000, con el horizonte de equilibrio a largo plazo en 1,6000, que será el tipo de cambio de referencia para la Era Cero, cuando a EEUU le dé la gana dar la recesión y aceptar a China como primera potencia económica del mundo —que conste que la Era Cero puede arrancar con el USD aún caro, pero sería la peor opción para EEUU—.
Hay que ver esta peripecia de 'inflación rara', también, como otra
'echada al monte' resentida de los perdedores, como lo han sido el 'bréxit' y Trump. Es evidente que va a acabar mal... para los que se la hayan creído y, además, hayan tomado decisiones descontando un escenario de inflación persistente con estancamiento.
En suma, la 'inflación rara', tan querida por la legión de perdedores del modelo popularcapitalista, sin embargo,
a corto plazo, es funcional para el sistema capitalista en dos procesos de ajuste:
— inmobiliario
— cambiario
El
ajuste inmobiliario, va por buen camino. En EEUU, donde la autoridad monetaria ha dicho expresamente que el
'reset' inmobiliario es uno de los grandes objetivos de la política económica, ya nadie niega la caída de transacciones; la de precios pronto será indisimulable. Todos los inmobiliarios del mundo andan estos días con el rabo entre las piernas mirando lo que está pasando en EEUU:
https://www.cnbc.com/2022/08/24/home-prices-fall-for-the-first-time-in-three-years-biggest-drop-since-2011.htmlhttps://fortune.com/2022/08/24/housing-market-falling-home-prices-2023-downgraded-forecast-moodys-analytics/Pero, atención, el
ajuste cambiario del EUR/USD va en sentido contrario al que dicta el ortograma.Tenemos un problema muy serio con el dólar norteamericano.
Para conocer el
nivel general de tipos de interés nominales realmente existente en una economía, hay que empezar por ver cuánto te piden los tenderos por fiarte en el mercado de abastos y, en general, cuánto cuesta el crédito comercial ordinario a 30, 60 y 90 días; hay que seguir con toda emisión de deuda, primero privada y después pública, y terminar con los tan manidos tipos de interés de intervención que rigen entre el banco central y la banca. El bosque de los tipos de interés es frondoso y variopinto. Y cuantiosas las rentas financieras que se detraen del Trabajo & Empresa por este motivo —coste de la financiación ajena—. No es que la autoridad financiera, ya monetaria, ya fiscal, no tenga tanto poder en este sentido como le presuponen los falsoliberales-neoliberales, es que
el poder lo tienen las familias y empresas, banca incluida en sus relaciones con sus clientes.
En la eurozona, actualmente, hay
armonía entre la inflación y los tipos de cambio. Hay inflación y el euro se deprecia. Muy bien. Incluso
es conforme el nivel realmente existente de tipos de interés a medio y largo plazo —vid. mercado secundario de deuda pública—. Para más inri, la banca no 'en la sombra' tiene su escudo bien puesto, tras el Acuerdo de
Basilea III y el éxito de la
Operación Desagüe de basura inmobiliaria e hipotecaria, de modo que la crisis solo va cebarse con entidades no sistémicas y, evidentemente, con los que teniendo depósitos bancarios o activos análogos se han comprometido en operaciones inmobiliarias o hipotecarias durante el proceso de Catacrack oficializado en la histórica tercera semana de julio de este año. Ahora
solo faltaría una subida simbólica de los tipos de interés de intervención, pero solo
por razones psicoeconómicas. También se echa en falta una indicación expresa por nuestras autoridades a favor de la cordura inmobiliaria, en clave de 'forward guidance', como la que hizo Powell hace mes y medio al establecer el 'reset' inmobiliario como objetivo.
Son los precios inmobiliarios lo que está amenazando con empotrar la 'inflación rara' en las expectativas salariales, que sería lo peor de lo peor. Por cierto, damos la bienvenida a la movilización obrera en este sentido anunciada para septiembre. Nos manifestaremos por que la inflación bidigital sea considerada ya en los salarios, para así meter presión en la
necesidad 'macroprudencial' de ajuste inmobiliario, verdadera causa de la causa de todo el desbarajuste que hay, como sabemos todos en nuestro fuero interno.
El éxito de la
política de rentas —moderación salarial y de pensiones— auspiciada por el bancocentralismo en la eurozona y pieza central del escenario de rebobinado depende del éxito de la
Operación Antiusura Inmobiliaria: liberar a las rentas salariales de la losa de tener que financiar la ideíta de que la Vivienda no es un bien básico de consumo duradero, para reconciliarla con las políticas públicas al mismo nivel que las Pensiones, la Sanidad y la Educación:
— «contratar un obrero es casarte con su casero»
— «para vivir hacen falta dos sueldos»
— «la vivienda es el ahorro del pobre»
— «somos pobres porque hemos encarecido la vivienda para creernos ricos»
La evolución reciente del tipo de cambio EUR/USD da cuenta no solo de que
EEUU tiene que dar la recesión de una puñetera vez, sino también de que la
conciencia sobre la estructuralidad de la situación es mayor en la eurozona que en EEUU. En el fondo es buena noticia porque agudiza la contradicción entre la inflación norteamericana y la sobrevaloración del dólar, dibujándose un
próximo futuro de ajuste duro ineludible que será entendido por todos:
No es tan difícil saber qué va a pasar