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Hogares y viviendasEn una sociedad más madura y ante un parque de vivienda mucho mayor, la respuesta a la demanda se da mayoritariamente mediante la oferta existenteEduardo LeiraSorprende la mera comparación entre generación de hogares y construcción de nuevas viviendas. El desfase entre ambos parámetros puede ser un síntoma o, incluso, si se quiere, una señal de alarma. En modo alguno, la "explicación" del incesante encarecimiento de la vivienda, como pudiera parecer que se concluye en un reciente articulo periodistico firmado por Carlos Sánchez, pese al reconocimiento que de entrada se hace, de que depende de muchos factores.Esa relación, entre nuevos hogares y necesidad de nuevas viviendas, era la que se utilizaba hace décadas para dimensionar las necesidades de suelo en los planes urbanísticos. Eso sí, se hacía una estimación demográfica mucho más simple, limitada a la formación de matrimonios. Tardó en aparecer la formación, incluso masiva, de otro tipo de hogares, sobre todo unipersonales, y tardamos aún más en estimar la demanda de vivienda en función de esa mayor, y mucho más diversa, formación de hogares. Ahora bien, ese proceso de transformación se iba dando al tiempo que se iba confiando todo al mercado, dejando siquiera de considerar el propio término de necesidad (eclipsado por el de demanda) que curiosamente reaparece en este artículo. Bien merece un comentario adicional final.El panorama actual es mucho más complejo. En una sociedad más madura y ante un parque de vivienda mucho mayor, la respuesta a la demanda se da mayoritariamente mediante la oferta existente, acumulada. No por casualidad, y contrariamente de lo que fue habitual en España, las transacciones de vivienda usada superan hoy con creces las de nueva vivienda. Eso no significa necesariamente que se construya "poco". Es que somos mayores. Cuando Aznar presumía, en los primeros 2000, de que construíamos más que tantos otros países mayores de Europa, declaraba de hecho una anomalía. En las sociedades maduras, la respuesta a la demanda se da sobre todo mediante los mecanismos de filtrado, hacia arriba y hacia abajo, en un mercado en que los hogares se mueven, superado nuestro viejo sino de la vivienda para toda la vida. En este marco, fijo, era en el que correspondía responder inevitablemente con nueva vivienda ante los nuevos hogares, producto tanto de la demografía interna como de la inmigración. En 1975, los madrileños se mudaban, de media, 1,1 veces a lo largo de su ciclo vital. En USA, en aquel momento, lo hacían siete veces. Ahora, en Madrid o en España, sabemos que nos mudamos mucho más que antaño, pero no sabemos cuánto. El número de mudanzas constituye un parámetro al que no se presta atención, con la importancia que, de hecho, ha tenido que adquirir.Y, en relación con las transacciones y las mudanzas, surge una cuestión que cobra especial relieve en España, dado su mayor porcentaje de viviendas en propiedad. Este porcentaje, unido al envejecimiento de la población y el mayor número de defunciones que de nacimientos, lleva a que cada año "afloren" al mercado un cierto número (¿significativo?) de viviendas que "complementan" de hecho las nuevas. Los herederos están alojados. ¿Se mudan a la vivienda de los fallecidos?, quizá mejor que la suya. Si es así, “liberan” la suya (la venden o alquilan) o se la dejan a los hijos. En cualquier caso, también si venden la vivienda heredada (para repartir lo que obtengan entre todos los herederos, quizá lo más habitual) están aumentando la oferta. ¿Mucho o poco?, no lo sabemos, dentro del gran desconocimiento del mercado de vivienda, más allá de las grandes cifras y las declamaciones.Otra "aportación" a la oferta de vivienda "libre" es la de vivienda protegida que ha superado el periodo de vigencia de esa "protección". Al margen de su discutible legitimidad (*), surge el mismo razonamiento anterior, respecto a las viviendas propiedad de fallecidos. Inflando la presión especulativa, afloran al mercado, precisamente tratando de olvidar su pasado "protegido", para ser vendidas (o alquiladas) al máximo posible. Tampoco se conoce su alcance.Lo que muestra ese "trasvase" protegida-libre, (con una cantidad agregada de más de seis millones) es que no solo se ha disminuido la producción de nueva vivienda protegida, como se destaca en el artículo, sino que, por así decir, se ha "desproducido", aumentando la oferta de vivienda libre, más cara, eso sí, y que tiende siempre a considerarse insuficiente.Todo ello, que pudiera parecer un cuestionamiento del planteamiento mismo del artículo, lleva a pensar que, a pesar de los no reconocidos, y antes aludidos, "complementos" de oferta, lo que se ha venido (¿estratégicamente?) haciendo es reducir la nueva construcción, precisamente, para que no bajen los precios. Las constantes acusaciones que se formulan ante las supuestas restricciones a la promoción pueden resultar, de hecho, excusas. Han sido las siempre esgrimidas por las patronales del sector, las Asprimas de turno, que, desde la "prehistoria" franquista, vienen siempre reclamando facilidades, al margen de toda otra consideración o circunstancia, para más y más producción de nueva vivienda. Ahí pudiera parecer inscribirse el artículo. Su autoría permite, sin embargo, suponer que no es así.El "sabio" mercado, aquella "mano" que lo mecía sin aparecer, ha podido venir contribuyendo a que los precios puedan subir o al menos mantenerse. Porque ¿habría, de hecho, más demanda? No lo parece, con las restricciones bancarias para la compra y las garantistas exigencias para el alquiler. En todo caso, por si hubiera duda, los grandes fondos/promotores, con calculada cautela, nunca financian hoy día promociones de más de 300 viviendas en un determinado mercado, asumiendo la gran fragmentación de este. Aunque, cuando se habla en términos globales, solo contablemente agregados, se alardee de que se están abordando miles de viviendas. Lo es en toda España.Y, ante todo ello, surge el cambio de término/paradigma que, de pasada, aflora en el artículo: "necesidad" ¿vs. demanda? Se ha dicho que la necesidad no era un concepto económico. Dejó en todo caso de usarse cuando, durante al menos las dos últimas décadas, se consideró de forma explícita, o implícita, que el antes crónico "problema de la vivienda" iba a ser superado por el mercado, al que se confiaba la completa provisión del alojamiento en el país. De ahí que se fuera paulatinamente dejando a un lado la protección oficial, que al parecer ya no era necesaria. Se le fueron sustrayendo las ventajas para el promotor, que tan buen resultado habían dado. Ya no interesaba a estos y su aplicación tampoco daba réditos políticos. Se dejó de aplicar.El reflujo de la banca ante la gran recesión/pinchazo de la burbuja terminó con la inercia del país de propietarios. Irrumpe el alquiler como obligada opción, aunque algunos lo tilden de alternativa preferible.Ante esa nueva demanda, en alquiler, junto a la que suponía la siguiente andanada de inmigración, a la que se refiere el artículo, habría que haber contado con una mayor oferta. Ni era posible hacerlo, ni, en menor medida, deprisa. Se constata que el mercado no basta. No es porque no funcione, que lo hace y hasta puede decirse que bien. Lo que pasa, si es que ello preocupa, es que resulta claramente excluyente. Algunos o muchos quedan fuera. Sin que se diga de forma directa, ello empieza a reconocerse y a aparecer, en la opinión pública, otra vez, como "problema". No por casualidad, vuelve a aflorar el término de necesidad. Concepto que sí incluiría a los que no pueden acceder a este. Falta, y ello cada vez se reconoce en mayor medida, vivienda asequible y social, pública o no necesariamente.El último censo, de 2021, muestra que, en términos agregados, nuestra relación hogares/viviendas, respectivamente 18 y 26 millones, no choca en Europa. Habrá, no obstante, que aclarar los más de 3,4 millones de vacías (cerca de un millón más que en 2011) y el otro casi millón de extraño mínimo consumo eléctrico. Seguramente, como ocurría en el anterior censo, las vacías están sobre todo en la España vaciada y quizás estén en malas condiciones. En todo caso, lo que se pone de manifiesto son los desajustes que han producido el mercado y el insolidario trasvase protección-libres. Hay viviendas donde no se demandan y las que se ofertan no resultan asequibles para las que quisieran demandarlas (y no pueden). "Solo" las necesitan. Y, de cara a producir nuevas viviendas, supuestamente necesarias, hará falta suelo. Y, ante este, ocurre lo mismo: hay suelo donde no se demanda y falta donde se demanda. Habrá que "inventar" suelo, aprovechando usos trasnochados de industria y terciario, construyendo sobre lo construido, rehabilitando con densificación, etc.En todo caso, ante la construcción de nuevas viviendas hoy, además de cuantas y cómo financiarlas, habrá que preguntarse dónde y para quién. Es a lo que tendrán que responder los partidos políticos cuando, curiosamente, todos han llegado a la coincidencia (insólita) de que hay que producir vivienda "pública", sin especificar mucho qué es eso. El ganador de las elecciones, cuando confiaba en hacerlo con mayor margen, llevaba en su programa la firma de un pacto nacional por la vivienda, derogando, eso sí, la reciente ley de vivienda. El Sr. Feijó llegó a decir que haría falta, sin explicarla, una “política de vivienda”, algo de lo que ha carecido siempre el PP, relegándola al mercado.*Hay quienes afirman que la posibilidad de vender al mejor postor, en el mercado libre, una vez extinguida la "protección", es un derecho de los compradores, que caso contrario serían ciudadanos de segunda. Así lo esgrime por ej. Fernando Caballero. Parece más bien una aberración. Se trataría de un "derecho a especular", que parece que solo la Sra. Aguirre (que pretendió reducir la vigencia de la protección a siete años) podría defender. Se trató de un colectivo que tuvo opción a comprar una vivienda en condiciones favorables de precio y financiación, porque a su vez presentaba determinadas condiciones socioeconómicas que no le permitían acceder a una vivienda en el mercado libre. Cuando esa vivienda se vendiese, debería haber seguido estando regulado al menos su precio, para que pudiera comprarla otro ciudadano que estuviera en semejantes condiciones a las que tenía, en su momento, el primer comprador. La Administración debería haber tenido en todo caso el derecho de tanteo y retracto. No se ejerció, favoreciendo abierta e insolidariamente la especulación. Así fue desapareciendo un patrimonio desarrollado con apoyo e inversión públicas, que hubiera permitido mantener una cuota significativa de lo que ahora tanto se echa en falta: vivienda no pública pero sí asequible, mediante lógica regulación pública.
La bochornosa era de la estulticiaLa política de pactos entre el PP y Vox se ha vestido de nadería. Lo material se rinde ante las emociones, lo que convierte a la cosa pública en un instrumento inmaterial destinado a promocionar las guerras culturalesPor Carlos SánchezAntonio Muñoz Molina la ha calificado como la era de la vileza, pero, complementando a esta lúcida definición sobre lo que nos pasa, que decía Ortega en los momentos de mayor incertidumbre de la política española durante el periodo de entreguerras, tal vez habría que empezar también a hablar de la era de la estulticia. (...)En un mundo cada vez más complejo e interrelacionado, en el que los avances tecnológicos, las consecuencias del envejecimiento sobre la productividad global, el papel de la bioética, las nuevas formas de trabajo, el cambio climático o lo que sucede en Níger, Ucrania o Bogotá afectan al conjunto del planeta, la agenda pública se ha llenado de nimiedades. De insignificancia. Como si la política fuera un juego de pícaros y únicamente sirviera para distraer y alimentar estrafalarias guerras culturales cuyo único objetivo es convertir a la propia política, casi siempre mecida en su endogamia particular, en parte esencial de la industria del entretenimiento.Sin duda, por la eclosión de las redes sociales y por la pérdida de relevancia de los medios de comunicación tradicionales, que hoy, en muchas ocasiones, bailan al son que marca la clase política y son los primeros que alientan la polarización y el oportunismo, pero también porque la propia democracia —defendida desde la mediocridad por el alejamiento de las élites de la cosa pública— puede estar muriendo de éxito. La democracia, al generalizarse y haberse convertido en una materia prima insulsa —sin sustancia— que todo el mundo considera inalienable, como si se tratara de una bendición caída del cielo, ha perdido su prestigio social, lo que la convierte cada vez más en algo irrelevante para muchos. En particular, para los líderes demagogos, que han encontrado un extraordinario caldo de cultivo para su crecimiento explotando las emociones.No es, desde luego, un fenómeno exclusivamente español. Las peripecias de Trump con la Justicia estadounidense hace mucho tiempo que dejaron de tener que ver con la política en el sentido ontológico del término. Es decir, la que tiene que ver con la gestión de la cosa pública al margen de la esfera privada.Una pérdida de tiempoHoy su guerra no es más que un pulso entre el sistema y un individuo al que lo último que le preocupan son las instituciones, pero que ha logrado degradar la conversación ciudadana, que en última instancia es la mejor definición de lo que significa la democracia, a niveles insoportables. Como sucede cuando los asuntos a debatir ningunean las cuestiones más trascendentes en favor de materias que o bien afectan a pocos individuos o por su propia esencia son irrelevantes, pero que ocupan un tiempo y un espacio preciosos a menudo desperdiciados.Desde luego que no es intrascendente quién será el próximo presidente de EEUU, al contrario. Lo significativo es que el personaje Trump —no el político— ha sido capaz de despojar de contenido la acción política, lo que en última instancia ha derivado en una confrontación personalista —o el sistema o yo— carente de ideología, que es el perímetro más o menos coherente en el que se mueve la razón, que es el sostén de la democracia.El abuso en la utilización de ismos para definir la acción política en aras de simplificar el lenguaje y acrecentar su función peyorativa va en la misma dirección. ¿La consecuencia? El empobrecimiento de la política, lo que necesariamente lleva al triunfo de lo vacuo.En este sentido, uno de los experimentos sociales de mayor utilidad que se pueden hacer hoy es comprobar si los acuerdos a los que han llegado Vox y el PP en varias regiones, en particular en aquellas en las que ha entrado en el Gobierno, son los asuntos más relevantes para la población de esos territorios. En concreto, si en el centro de las preocupaciones están cuestiones como la memoria democrática, la agricultura (que ya representa el 2,5% del PIB), la ley trans, los toros o la defensa del castellano, como si se tratara de un idioma perseguido y amenazado en vías de extinción.Lo singular es que se trata, precisamente, de espacios en los que una cierta izquierda —enredada en la corrección política— ha horadado a su vez como si estuviera buscando el santo grial, lo que en última instancia refleja el triunfo de un esquema de acción-reacción que convierte a la política en un imaginario colectivo carente de sustancia.La acción materialPrecisamente, el escenario en el que mejor navega eso que se ha llamado derecha alternativa (alt-right), nacida en EEUU, pero que se ha instalado en España a través de Vox y, desgraciadamente, cada vez con más fuerza en una parte del PP, y cuya estrategia pasa por despojar a la política de su capacidad transformadora en lo material —los salarios, las pensiones, los impuestos, la distribución de la renta y de la riqueza, la vivienda o la sanidad pública— para hacerla mutar como un instrumento de dominio del cerebro a partir de las emociones. Este, de hecho, es el mayor riesgo para los conservadores, alejarse de sus ejes fundamentales.El truco es querer gobernar no para gestionar las cuestiones fundamentales, ya que eso desgasta políticamente al tener que enfrentarse con el electorado, sino para influir sobre los comportamientos sociales, un espacio que históricamente ha sido patrimonio de la religión y de los movimientos identitarios. Algo que explica la recuperación de valores ultraconservadores —por ejemplo, la Reconquista o el Imperio colonial—, que el progreso social había orillado, no porque fueran buenos o malos, sino porque pertenecían a otra época en la que las circunstancias económicas, tecnológicas o sociales eran muy distintas.Es por eso por lo que sorprende que Vox, que es ante todo un movimiento reaccionario, que no es lo mismo que conservador, no pretenda controlar las concejalías de urbanismo, como sucedió antes de la burbuja inmobiliaria en innumerables pactos municipales entre distintas fuerzas políticas, o las consejerías de Hacienda, que son el riego por el que fluyen los fondos públicos, sino algo más sutil, las emociones, que carecen de desgaste electoral. No son gestores, son oficiantes de una liturgia inane en lo material, pero fértil y útil como proyecto electoral. Y la única manera de frenar esta degradación del sistema democrático es volver hablar de política y de su acción transformadora, no de naderías o excentricidades.
Verónica Sanz frena a Gonzalo Bernardos en 'La Sexta Xplica' por su "peligroso" consejoLa presentadora de Atresmedia ha tenido que pararle los pies al economista por lo que parecía estar insinuando La invitada ha denunciado que el banco "no se da cuenta" de que ella, para poder pagar su casa, se está "matando en vida", con dos trabajos difíciles de compatibilizar. Además, la mujer ha expuesto que su hijo vive con ella y este está en paro. Era entonces cuando Yolanda planteaba qué pasaría si, de repente, decidiese dejar de abonar la hipoteca: "Ahora yo digo: 'Te voy a dejar de pagar, porque he decidido que no me voy a matar en vida. Cuando sea una morosa, vengo a hablar contigo'".No obstante, la afectada ha insistido en que quiere "hacer las cosas bien". En este punto del debate, Bernardos intervenía de nuevo, volviendo a esa idea de "dejar de pagar" la hipoteca: "Yolanda, tú no eres un problema para el banco porque pagas. Cuando dejes de pagar, serás un problema para ellos. Entonces el director te llamará a ti y no tú a él".A Verónica Sanz no le ha agradado lo que su compañero parecía estar insinuando: "Gonzalo, ¿le estás recomendando a Yolanda que deje de pagar? Porque me parece un consejo peligroso. Te enfrentas a una ejecución de desahucio". El economista se ha apresurado a explicarse: "Yo lo que estoy diciendo, y sé lo que digo, es que Yolanda lleva un año y tres meses intentando que le encuentren una solución".
Algunas reflexiones sobre la política española (intentando pensar al modo ajedrecístico):ESCENARIO A (no quieren gobernar en esta legislatura): - Se parece confirmar la impresión que detectábamos en el foro: no hay mucho interés por ganar. Y en caso de hacerlo es mejor tener acompañantes a los que echar las culpas. La idea que podría rondar a los estrategas sería sacrificar esta legislatura para arrasar en la siguiente. Las pruebas a favor de esta hipótesis serían, en primer lugar, la total ausencia de propuestas novedosas, ilusionantes... El tono de los dos grandes partidos es negativo (criticar al oponente más que ensalzarse a uno mismo). Dentro del PP, parece que Feijóo y su equipo gallego, no fueron informados o no quisieron entenderlo, convirtiéndose en los tontos útiles de la guerra Sánchez - Ayuso. En segundo lugar vemos el total desinterés por convencer a otros partidos de las bondades de unirse a los dos grandes. De nuevo el único que luchar por ello es el que no puede alcanzarlo...- Una vez aceptado este escenario podríamos pensar en cómo materializarlo. La Grosse Koalition la descartan de antemano porque en principio la teoría predice que el gran partido que apoya a otro gran partido con el que está enfrentado acaba empeorando sus resultados en el siguiente envite electoral. · Si fuera el PSOE el que se abstuviese para gobernar Feijóo perdería demasiado poder, al tener entonces el PP el congreso y el Senado · Que el PP se abstuviese en favor del PSOE sería una buena baza a jugar por Feijóo si lo hace en un momento preciso: cuando sólo falte un partido por convencer, lo normal sería que fuera Junts, y este pidiese un imposible (referéndum o similar) siendo rechazado este públicamente por los socialistas. En ese momento Feijóo podría vender la idea de que se abstiene para investir a Sánchez y evitar la concesión más gravosa para los españoles. Ahí Sánchez tendría que retratarse y decidir entre una investidura gracias al PP con el enfado de los catalanes o una investidura gracias a Junts pero con una concesión fuerte (referéndum pactado por ejemplo). La decisión de Sánchez no sería fácil ya que gran parte de sus votos en estas elecciones vienen de Cataluña, donde precisamente es la cercanía a ciertos ideales de catalanismo light la que les permite su éxito Este movimiento sería el natural en un Feijóo que fuera fiel a su declaración de ex-votante felipista. Pero hay un problema: Ayuso y su guerra cultural anti-izquierda. Todo el ayusismo se basa en una estrategia simple: la trumpista. La estrategia trumpista es un ataque psicológico coordinado dirigido a las emociones más primarias de amigo-enemigo. No había Pablo Iglesias sin una imaginaria casta, ni Trump sin unos imaginarios pedófilos-drogadictos-satánicos, ni Ayusismo sin unos imaginarios comunistas-bolivarianos-chequistas... (como bien resume PPCC: "rojos de mierda").Vista así la partida se entiende bien el bloqueo en el que se encuentra España.ESCENARIO B (sí quieren gobernar) Es parecido al escenario A, con la salvedad de que sólo el PSOE puede lograrlo, siendo realistas, ya que VOX es la kriptonita de cualquier partido nacionalista.En ese escenario el PSOE, con las manos atadas para hacer grandes leyes, se concentraría en combatir el ayusismo (doctrina que aboga por una especie de falsoanoarcoliberalismo, falso porque usa el dinero público para distorsionar todos los mercados en su favor (ver ayudas para hipotécas de jóvenes y demás inventos).Ese combate ya está apuntado en la nueva idea de financiación autonómica esbozada por la Montero andaluza: repartir el dinero a las comunidades en función del gasto social. Está claro que puedes disfrazar como gasto sanitario la construcción de hospitales o la compra de... camillas. Pero el gobierno central también puede dar por hecho de que las estás engañando y no darte ese dinero que necesitas. Es un paso claro hacia la planificación central (aunque también hacia la discrecionalidad y amiguismo propios de los regímenes socialistas asiáticos).----En esta partida solo veo tablas... a menos que nos obliguen a jugar partidas rápidas y unos de los dos (¿tres?) tenga un fallo estrepitoso....
Hacienda pretende redistribuir por gasto "social"... ¿Y qué? Ya se ha visto que Comunidadws han ajustado su gasto a sus ingresos, Madrid principalmente, y no con Ayuso, sino con las diferentes administraciones populares. El truco: mucha población y una sola provincia.El caso es que ni la sanidad, ni la vivienda, ni el trabajo están peor que en Barcelona, por ejemplo. Están por el estilo.El problema no es Ayuso, ni Trump... El problema son quienes no se ajustan al presupuesto. De momento, Madrid lo hace en mayor grado que las demás. (Forales aparte, que ni idea de como están.)Hay que dejar de pensar en gasto, y empezar a pensar en términos de déficit - superávit autonómico. Hay mucho gastos inesperados... pero también hay mucho fastos inútil, mucho oropel, muchas gilipolleces, muchos chiringuitos, etc.Madrid molesta porque lo está poniendo en evidencia.
“Había como demasiada euforia para el inicio del verano, se decía que iba a ser un verano de récord... Y lo que se ha percibido entre los hosteleros es que ha sido un mes raro”. El presidente de la asociación Hostelería de Jerez, Alfredo Carrasco, describe con estas palabras el flojo inicio de la temporada estival para el sector por la escasa afluencia de visitantes, situación que se extiende a los hoteles y demás establecimientos vinculados a la actividad turística....Por debajo del 80% de ocupación hoteleraEl mal inicio del verano, en este caso para los hoteles, se refleja en las estadísticas de ocupación hotelera, que en la provincia de Cádiz repite prácticamente el resultado del año pasado, con un 84%, apenas tres décimas menos que en el mismo mes de 2022, no así en Jerez, que se queda por debajo del 80%, mientras que Rota figura como el único que logra superar el 90%.
2.1.1 EXPORTACIONES. Extremadura exportó bienes y mercancías a Italia por valor de 155,1 millones de euros en 2021, un 25,5% más con respecto al año anterior. Este ascenso provoca que su participación en el total de las exportaciones extremeñas suba ocho décimas respecto al año precedente, hasta el 6,5%.
Cita de: sudden and sharp en Agosto 06, 2023, 10:52:20 amAclarados los tres puntos, entonces:Ayuso no tiene mayoría (absoluta) an la AsambleaLa refractoriedad y/o el ateísmo te incapacitaMis argumentos son ridículosAlguna tontería más. (En el tintero.)Que en la catolica España, una mujer divorciada, soltera y sin hijos llegue a presidente del gobierno, lo veo un poco complicado. Algun dia las cosas cambiaran, pero yo creo que estamos lejos. No creo que el pp cometa el error de presentarla como candidata. del a
Aclarados los tres puntos, entonces:Ayuso no tiene mayoría (absoluta) an la AsambleaLa refractoriedad y/o el ateísmo te incapacitaMis argumentos son ridículosAlguna tontería más. (En el tintero.)