EL ALUD PROVOCADO.—
(Este comentario es importante.)
EE. UU. está haciéndose «
un (sic)
pandemia rara», es decir un periodo corto de 'crash' que le permita dar la recesión más ligera y corta posible con una corrección valorativa suficiente y administrable en inmuebles, Bolsa y dólar. En Deuda ya está hecho casi todo el trabajo con el endurecimiento monetario por la inflación rara de 2022. Quienes, por contra, advierten de una catástrofe en Deuda (y, particularmente, en la europea) mienten. Suelen ser los mismos que habitualmente dicen esa 'cuñadez' de que «el dinero 'fiat' no vale nada» (el que emiten ellos, los cuñaos, para separarte de él sí vale, claro). Incluso hemos escuchado a un sinvergüenza a las órdenes de un chiringuito de buscadores de Pasivo vendefondos, muy proanglo y pro-Milei, él, decir que «
los mercaos están exigiendo más rentabilidad a los bonos euro que a los dólar, razón por la que «
hay una crisis de Deuda a la vuelta de la esquina». ¡Mentira! Basta con echar un vistazo a los gráficos del 'bund' y del 'treasury' para desmontar este burdo engaño: la rentabilidad exigida al 'bund' está alrededor del 2 y pico por ciento y la del 'treasury', del 4 y pico por ciento:


Precisamente, la cuestión es que
a EE. UU. le está saliendo demasiado caro endeudarse. EE. UU. quiere el 'una vez colorao'. Y huye del 'ciento amarillo'. Al menos, es lo que tiene que intentar. No le queda otra. Es lo que haría todo 'policy maker' que fuera un buen padre de familia. Lo dicta el manual de uso del capitalismo.
Sin embargo, se juega con fuego. Esta vez ya no cuela nada raro.
Todo está demasiado dislocado, sobre todo en la derecha, con tanto 'libertarianism' diciendo que se inspira en la tradición liberal-librecambista manchesteriana, justo lo contrario de la praxis de Trump, aunque no lo quieran ver los
individualistas libertarioides, los cínicos del 'yo-no-tengo-por-qué', muchos metidos a cripto-bro para forrarse a costa de los suyos o a factureros para estafar al fisco o a parásitos 'ingresopasivistas'.
Esta vez la recesión en la
coyuntura va indisolublemente unida al lanzamiento del nuevo
modelo de economía dotada de plan central y al cambio de naturaleza del
sistema capitalista.
La conciencia de las masas ha avanzado muchísimo con el Gran Desamparo. Todo el mundo ya sabe que EE. UU. se dedica a hacer '
guerras por poderes' ('proxy wars'), es decir, a intervenir de forma enmascarada en conflictos armados en territorios de terceros sustitutos, con la finalidad de mantener en pie el chollo del que vive sin dar un palo al agua: la
hegemonía dólar.
Precisamente, ahora estamos en una situación límite en la que
el mantenimiento de la hegemonía dólar requiere de una devaluación que les aumente la rentabilidad a los nuevos inversores de activos financieros denominados en dólares. Hace falta devolver lozanía al dólar. No basta con dejar que haya hipotéticas depreciaciones de mercado concatenadas a sucesivos rebotes. A las autoridades estadounidenses y a sus empresones les hace falta intervenir para provocar una genuina corrección valorativa del dólar. Los residentes, además, estarían contentos con la consiguiente desinflación, incluso deflación, particularmente buena para el Capital, tan infestado de activos ficticios y lastrado por el sobrendeudamiento. Habrá quiebras de endeudados, pero «eso es el capitalismo, amigo». La gran cuestión es cómo se hace esto contra los intereses objetivos de los grandes tenedores extranjeros de tu moneda, con quienes estás enemistado, hartos de que te entrometas en sus conflictos para que jamás sus monedas le hagan la más mínima sombra a tu dólar.
A EE. UU. le hace falta un nuevo 'nivel de equilibrio de referencia de tipos de cambio del dólar' bastante más abajo del actual. Y sueñan con el ensayado en el «o8», que para el caso del
EUR/USD, es
1.6000. EE. UU. necesita recargar las pilas del dólar, pero nos tememos que nadie —ni siquiera mucho estadounidense— está por la labor. Estaríamos, así, condenados a un cataclismo del que saldría una
nueva arquitectura financiera internacional.
Ciertamente, la crisis es también sistémica. Leña al mono del cambio de naturaleza del sistema capitalista, pues.
Todo esto —que no es de ahora— ya se planteará en toda su crudeza en el próximo futuro. Ahora mismo toca lo que toca. Estamos a setas, no a rolex.
Toca dar la recesión como Dios manda, dejar que actúen los estabilizadores automáticos y, como la crisis no es solo coyuntural, sino también estructural y sistémica, después de constatar la inoperancia del ajuste automático, habrá que intentar medidas discrecionales, cuyo fracaso abocará a cambios estructurales profundos y, con ellos, a la mutación del propio sistema.
Pero no hay tiempo ni recursos para dejar que este proceso tenga su curso natural. Hay que
acelerar el proceso. Una rechinante 'yihad' arancelaria acelera, en principio. Poco, pero acelera. Hacen falta más dispositivos detonadores, sobre todo en el interior del país. El ideal es la corrección valorativa nominal de la vivienda americana media:
–60% en el 'residential', tal y como estamos viendo en el 'commercial'. Es fácil hacerlo. Todos saben que está sobrevaloradísima y, en su fuero interno, que ese es «el» problema. Bastaría con un tuit, un tuit como con el que estafas con tu cripto-meme.
Resumiendo, estamos ante la
provocación controlada de un alud. Lo dicta la Academia. Solo que esta vez, es un alud
muy muy feo, que se convertirá en un río de escombros, descenderá a los valles y bloqueará cursos de agua creando lagos que se pudrirán. Y habrá inundaciones secundarias. Modificará el paisaje. Desnudará de vegetación áreas enteras, destruirá hábitats e interrumpirá caminos. Se llevará por delante todo lo que encuentre. Y le veremos la cara a la muerte.