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Un artículo de Esteban Hernández de esos tan buenos y acertado en el diagnóstico que luego hay poco que decir.Cómo profesor puedo confirmar que lo que afirma es verdad, por la parte que le corresponde al sistema educativa y a los que trabajamos en él.Verán, las leyes educativas son reflejo de la economía y la sociedad que se quieren construir. La LGE - la Villar- Palasí que llamamos nosotros y que creo la EGB, el BUP y el COU- se hizo para generar una masa crítica de técnicos cualificados en las distintas ramas - tenía la pega de que descuidaba la FP, pero venía dado por l objetivo de que hacía falta mucha gente cualificada para industrializar definitivamente España y elevar el nivel medio de la población. Se redactó a finales de los sesenta y se público en 1970, en el contexto de un país parte de cuyas élites buscaban dar el salto adelante que faltaba para ponerse al nivel de Francia o Italia en términos de capacidad industrial. Veinte años después, la LOGSE,con su buenismo, su aplicación de las doctrinas constructivistas y comprensivistas, y procedimentales, buscaba lo contrario, una economía de servicios de bajo nivel con una población acorde a ello, dejando que la naturaleza siguiera su curso y que los que eran listos y curiosos llegasen a alcanzar los niveles de capacitación por su propia cuenta - lo iban a conseguir de todas formas porque siempre van a estar indagando y estudiando- y a los demás, al alumno medio, le quitaba la herramienta de un sistema que le forzase para llevarle lo más lejos posible en capacidades y conocimiento que le permitieran insertarse en un sistema industrial.Junten eso con la destrucción del sistema social y de valores que vertebraba a la población - drogas, fomento del libertinaje en el sentido más amplio del término, no solo el sexual, destrucción de las estructuras familiares y comunitarias que daban solidez y sentido de pertenencia a las personas y que hacían que no estuvieran tan solas y frágiles como lo están ahora, exacerbación del individualismo, movida madrileña, que fue el mayor crimen contra la juventud de este país del que hay registros, etc..., lo siento por Asustadísimos que tiene sus recuerdos felices de esos años pero es para meter en la cárcel a los que implementaron semejante herramienta de descomposición social - durante los ochenta, y exacerbándolo en los 90 y posteriores décadas hasta llegar a hoy. Volviendo a la educación, las leyes posteriores abundaron en el sentido de esa LOGSE y a día de hoy la LOMLOE es otro salto cualitativo en la dirección de perder habilidades técnicas - si es que se puede perder más aún - y conocimientos de base que te permitan perfeccionarte con los años, hasta el punto de que, en un caso extremo, te pueden dar el titulo de la ESO sin aprobar ninguna asignatura si el equipo docente considera que has alcanzado unos mínimos - no se que mínimos serán si has suspendido todo -. El nivel de procedimentalidad ha llegado a tales extremos y se ha extendido a la universidad de modo que un "ingeniero" o un "médico" recién terminados sus estudios - incluyan posgrados y MIR respectivamente - es incapaz de hacer nada que no estuviera en las "recetas" que le enseñaron: una frase muy habitual en los nuevos "ingenieros" es " es que esto no me lo enseñaron en la carrera" y se quedan bloqueados delante de la pantalla del ordenador, porque no tienen los conocimientos de base suficientes para poder aprender cosas que no habían visto en la Universidad, hoy reducida a centro de FP de los de hace 40 años, de lo que puedo dar fe por los 14 años que fui asociado en la Escuela Universitaria de Náutica de Santander, y por los estudios que he hecho últimamente.Hace un año curse un máster universitario en ingeniería computacional y matemática en una universidad de entre las diez mejores de España en términos generales y entre las cinco primeras en ingeniería, según las clasificaciones, en donde he visto como me felicitaban mis profesores porque, ante un problema que no se podía solucionar aplicando la receta, tire de geometría y del concepto de diferencial de una función para poder solucionarlo, con la consiguiente sorpresa de mi profesora diciendo que " es que está clase de soluciones no puedo pedírselas a mis alumnos, porque no llegan". Una solución que implicaba conocimientos de geometría ni siquiera del BUP, sino de la EGB, y conocimientos de análisis de 2° de BUP. Y yo era de letras, señores, que sufrí de lo lindo para hacer Física porque no era lo mío para nada - era de esos de letras que le dicen en casa que de las letras no se vive si eres de familia de clase trabajadora y que hay que estudiar una carrera de ciencia o ingeniería para poder tener opciones reales de trabajo sin enchufe-.El objetivo último de las leyes educativas desde la LOGSE ha sido evitar que la población española pudiera ser útil para trabajar en un país industrializado, siendo cada ley más dañina que la anterior en ese sentido, - con la excepción de la LOMCE, que trataba de maquillar un poco la cosa pero sin salirse del dogma constructivista y comprensivista- y han conseguido su objetivo. Ni a sueldo de los rusos o de los chinos los que hicieron esas leyes habrían conseguido mejores resultados en su tarea de inutilizar la capacidad de producción española, dejando a su población inerme e incapaz de hacer nada más que servir de criados poco cualificados - o para que ocultarlo, de putas y putos, cobrando o no, para que sus amos extranjeros satisfagan sus necesidades de esparcimiento, para lo cual también han destruido la formación moral, banalizando el sexo y creando una sociedad orientada al placer hedonista, de tal modo que mi cobre por sus servicios sino que los ofrezcan gratis -.Y me van a perdonar la filípica a primera hora de la mañana, pero me ha impresionado tanto el artículo de Hernández que no he podido evitar que me viniera todo esto a la cabeza .Les dejo sin más dilación con el artículo de marrashttps://www.elconfidencial.com/cultura/2025-04-14/elites-trump-gritos-memes_4108427/Las élites están encantadas con Trump. Por mucho que chillenLos chinos están produciendo memes para reírse de la reindustrialización de EEUU. Las élites occidentales tienen la misma visión que Pekín en este sentido. En realidad, Trump les viene muy bienLos memes y los vídeos creados por los chinos (y la IA) para burlarse de la relocalización de las fábricas en EEUU muestran a trabajadores con un evidente sobrepeso, habilidades casi nulas y una actitud patentemente pasiva. Es una manera de subrayar la imposibilidad del propósito trumpista. EEUU carece de la ética del trabajo y de la fortaleza cultural con la que cuentan los chinos y el declive en ese sentido es tan notorio que, incluso teniendo opciones comprobables para repatriar la producción, la incapacidad de sus poblaciones la haría imposible.Lo curioso es hasta qué punto, más que difundir una creencia china, estos vídeos reflejan una mentalidad occidental, en concreto la de sus élites. Trump quiere relocalizar las fábricas, pero no es posible: nadie quiere trabajar en empleos industriales. Quieren llevar zapatillas Nike, no hacerlas. Pero, si se vieran obligados, tampoco estarían preparados porque carecen de la cualificación y de la actitud necesarias. Esa mirada de las élites occidentales sobre su población es la que construye la propaganda de Pekín, que juega las cartas que le proporcionan.Los chinos no se peganUn artículo de Molson Hart, empresario que fundó la compañía tecnológica Edison y actual CEO de Viahart, una firma de juguetes, retrata esa mentalidad en términos muy expresos: “En China, nadie tiene sobrepeso para trabajar. Los trabajadores no se marchan furiosos a mitad del turno para no volver jamás a su trabajo. No hay gente que insista en que le paguen en efectivo para conservar sus prestaciones por discapacidad, mientras hacen acrobacias en la fábrica que los trabajadores sin discapacidad no pueden hacer. "Los chinos no se quedan dormidos en una caja a mitad del turno porque su paga de ayer se convirtió en pastillas" Los trabajadores chinos son mucho menos propensos a pegarse o a agredir a sus jefes. No se toman descansos de 30 minutos para ir al baño durante el horario de trabajo. No suelen renunciar porque la madre de sus hijos, que vive fuera del Estado, descubrió que su ex tiene un nuevo trabajo y exige el 60 % de su salario como manutención infantil. No desaparecen por haberse drogado con metanfetamina. Y no se quedan dormidos en una caja a mitad del turno porque su paga de ayer se convirtió en pastillas. Y conoce las tablas de multiplicar. Para fabricar, es necesario leer en inglés y poder multiplicar 7 por 9 de forma precisa, y una proporción alarmantemente grande de la fuerza laboral estadounidense no puede hacerlo”. China posee unos valores que dan forma a una sociedad más cohesiva, más ordenada y más centrada en el esfuerzo y el sacrificio, lo que le brinda una ventaja significativa en esta época. Pero si eso fuera cierto, ¿por qué reducir los efectos de tal conclusión a los trabajadores? De hecho, esa superioridad también podría formularse de otra manera.La otra versiónLos directivos y los expertos que tienen influencia en la dirección de empresas chinas son personas que piensan en el medio plazo de sus firmas en lugar de centrarse únicamente el bonus anual. No son personas que se reúnan en burbujas alejadas de la realidad, cuyo único objetivo es aparentar, sentirse superiores a los demás y despellejar al ausente. No privilegian el peloteo y la traición para ascender en lugar de tratar de mejorar su aptitud profesional. No son gente a la que su origen y sus apellidos les proporcionan las oportunidades para triunfar en su carrera. No son personas incapaces de ver una buena idea ni aunque se la peguen en la nariz. No privilegian sus intereses personales por encima del de la compañía ni tratan de culpar a otros de sus errores No aprendieron en un MBA recetas de gestión que aplican a toda clase de situaciones: los chinos saben que los problemas tienen diferentes vías de solución y tratan de aplicar la más provechosa para su firma y para su país. No privilegian sus intereses personales por encima del de la compañía. No tratan de evitar sistemáticamente la responsabilidad de los errores. No desaparecen del trabajo para irse a jugar al golf o a visitar a su amante. No descuidan su tarea porque su mente está ocupada con lo que su exmujer les puede sacar con el divorcio. No bajan su rendimiento porque la noche anterior estuvieron de fiesta y se les fue de las manos. No contratan a proveedores por la comisión que se van a llevar, sino que privilegian las necesidades de su compañía. Todas estas cosas ocurren en algún momento de la vida de las firmas occidentales, al igual que todas las que describía el empresario respecto de los trabajadores también suceden en algún instante. Pero inferir de esta pluralidad de situaciones las cualidades esenciales de las clases dirigentes occidentales sería utilizar la brocha gorda; la misma que emplean estas cuando hablan de su población.La decadencia de los gestores occidentalesEl desdén que las élites muestran respecto de sus conciudadanos con menos recursos no es solo clasismo; también resulta interesado. Los mismos argumentos que sirvieron para justificar la deslocalización de los trabajos industriales, relativos a una clase trabajadora poco cualificada, vaga y demasiado exigente en cuanto a sus derechos, son los que reaparecen con la negativa a reindustrializar. No se trata tanto de defender el orden internacional basado en reglas como el orden basado en el beneficio propio. Lo que ocurre es que tratar de mantener este a partir de una descripción tan poco favorecedora de su gente, esa que después introduce papeletas en las urnas, no parece buena idea. Y tampoco tiene demasiada coherencia: si se retrata de una manera tan decadente a las poblaciones occidentales, es difícil establecer un cortafuegos respecto de las clases dirigentes; la decadencia no suele tener lugar por partes. Algo de esto puede entreverse en el análisis de Simon Kuper en Financial Times: “La élite china presenta otras características inusuales. Sus miembros tienen más probabilidades que cualquier otra élite nacional de ser de origen rural, mientras que el 34 % estudió ingeniería, la proporción más alta después de Chile. Cheng Li, de la Brookings Institution, señala que muchos responsables políticos chinos estudiaron aeronáutica y astronáutica, y tienen experiencia en informática, tecnología nuclear y aeroespacial, construcción naval, 5G, robótica, ciencia de los materiales, ciencias de la vida, ciencias ambientales e inteligencia artificial. La élite estadounidense está más financiarizada”. Su conocimiento no estaba centrado en crear productos y servicios, sino en hacer malabares con cifras; no generaban valor, lo extraían Esta es una clave que no debe dejarse de lado, porque en ella residen algunas de las explicaciones más consistentes sobre los problemas occidentales. Las élites financiarizadas eligieron prioridades que no eran las mejores ni para sus países ni para las clases medias y trabajadoras de estos. Su conocimiento no estaba centrado en crear productos y servicios, sino en hacer malabares con cifras; no generaban valor, lo extraían. Eligieron las fusiones y adquisiciones como forma de crecimiento, gestionaron las empresas para que ofrecieran rentabilidad a los accionistas, incluso a costa del futuro de sus firmas, destinaron el capital a recompras de acciones antes que a la inversión, se olvidaron de inventar cosas y prefirieron asentar poderes monopolísticos u oligopolísticos para extraer rentabilidad. La forma abrumadoramente dominante para generar valor era rebajar costes, siguiendo las enseñanzas que habían adquirido en los MBA. El capital que se generaba iba a parar a las apuestas financieras o a los inmuebles. Inventaron algoritmos para extraer beneficios, no para crearlos. Los dirigentes políticos no solo no impidieron que esa mala dirección se desarrollase, sino que tomaron nota de los métodos y los fueron aplicando en la gestión de sus Estados. El caso alemán es evidente en este sentido, lo que ha provocado gran parte de las debilidades europeas en esta época.¿Quién hizo a Trump?Es curioso que, en momentos como el presente, se insista en que la reindustrialización no es el camino para que las clases trabajadoras mejoren su posición, sino la educación y la formación. Son afirmaciones que electoralmente no tienen mucho sentido, porque tanto Biden como Trump ganaron sus elecciones, prometiendo a sus ciudadanos, por caminos distintos, un impulso industrial y una mejora de sus condiciones de vida en lugar de repetir lo de “aprended a programar”. Ese Trump al que tanto critican es un producto de las élites. No viene de la nada En segunda instancia, quizá no sean las clases trabajadoras las que tengan que formarse para la nueva época, sino las élites: los directivos chinos han demostrado ser más eficientes y han llevado a su país desde un lugar muy secundario en la escena económica internacional a convertirse en la segunda potencia del mundo. Su ascenso es tal que EEUU se ha visto obligado a reaccionar para no perder su lugar dominante. Desde luego, no cabe olvidar que las sacudidas políticas en Occidente han venido causadas por un modo de gestión de la economía que ha llevado a que sus poblaciones, a través de sucesivas crisis, perdieran poder adquisitivo, estén económicamente presionadas y hayan perdido la confianza en el futuro. Además, ese Trump al que tanto critican es un producto de las élites. Forma parte de ellas, no proviene de la nada. De manera que, si no les gusta lo que han generado, no pueden culpar a los demás de ello.La inmovilidad es resistencia democráticaLo curioso es que la llegada de Trump ha perturbado tanto como ha aliviado a las élites occidentales. La incomodidad proviene de que el presidente estadounidense está intentando acabar con las clases gestoras profesionales, que conforman buena parte de las élites actuales, y amenaza con alterar profundamente las posiciones de poder contemporáneas. Pero, al mismo tiempo, la nueva administración estadounidense genera una posición discursiva muy cómoda: luchar contra Trump permite que no tengan que afrontar sus propias contradicciones. Por eso están contentas con el nuevo presidente estadounidense: les autoriza a tapar sus enormes errores. Esta es otra época, y lo es porque la anterior no funcionaba. Trump es una respuesta, buena o mala (como la considere cada cual), a un problema estadounidense de pérdida de hegemonía, pero también una contestación a un sistema en el que cada vez confían menos personas. Entender esto es crucial para abordar los desafíos que vienen, que son profundos. En lugar de prepararse para el nuevo contexto, de entender cuáles son los problemas internos y externos que Occidente afronta (en especial Europa) y qué vías de salida se pueden construir, las élites liberales “confunden el eco de una cafetería londinense con la voz del reino” y se limitan a menospreciar e insultar a Trump. Se quedan parados y llaman resistencia a la inmovilidad. Las mayores críticas que se han proferido respecto de la actuación trumpista han provenido de millonarios con activos en las bolsas y de expertos de prestigio de administraciones estadounidenses precedentes. Justo esas personas cuyas ideas nos trajeron hasta aquí.Es bastante cómodo apuntar con el dedo en lugar de reconocer que las ideas occidentales necesitan una revitalización y que nuestras élites ni están preparadas ni están preparándose para ello. Su desorientación y su ausencia de proyecto son proporcionales al volumen de sus gritos contra Trump. Todo lo que repiten, envuelto en grandes palabras, es que se debe volver al pasado, y eso ya no es posible. Los progresistas abrazan el capitalismo financiero como si fuera la máxima expresión de la democracia y los conservadores se apuntan al neoliberalismo tecnologizado. Este combate dialéctico feroz entre las élites de antaño y las trumpistas va a ayudar a las poblaciones europeas en muy poco. Y a las españolas, para qué contar.
Cita de: tomasjos en Abril 14, 2025, 07:53:11 amUn artículo de Esteban Hernández de esos tan buenos y acertado en el diagnóstico que luego hay poco que decir.Cómo profesor puedo confirmar que lo que afirma es verdad, por la parte que le corresponde al sistema educativa y a los que trabajamos en él.Verán, las leyes educativas son reflejo de la economía y la sociedad que se quieren construir. La LGE - la Villar- Palasí que llamamos nosotros y que creo la EGB, el BUP y el COU- se hizo para generar una masa crítica de técnicos cualificados en las distintas ramas - tenía la pega de que descuidaba la FP, pero venía dado por l objetivo de que hacía falta mucha gente cualificada para industrializar definitivamente España y elevar el nivel medio de la población. Se redactó a finales de los sesenta y se público en 1970, en el contexto de un país parte de cuyas élites buscaban dar el salto adelante que faltaba para ponerse al nivel de Francia o Italia en términos de capacidad industrial. Veinte años después, la LOGSE,con su buenismo, su aplicación de las doctrinas constructivistas y comprensivistas, y procedimentales, buscaba lo contrario, una economía de servicios de bajo nivel con una población acorde a ello, dejando que la naturaleza siguiera su curso y que los que eran listos y curiosos llegasen a alcanzar los niveles de capacitación por su propia cuenta - lo iban a conseguir de todas formas porque siempre van a estar indagando y estudiando- y a los demás, al alumno medio, le quitaba la herramienta de un sistema que le forzase para llevarle lo más lejos posible en capacidades y conocimiento que le permitieran insertarse en un sistema industrial.Junten eso con la destrucción del sistema social y de valores que vertebraba a la población - drogas, fomento del libertinaje en el sentido más amplio del término, no solo el sexual, destrucción de las estructuras familiares y comunitarias que daban solidez y sentido de pertenencia a las personas y que hacían que no estuvieran tan solas y frágiles como lo están ahora, exacerbación del individualismo, movida madrileña, que fue el mayor crimen contra la juventud de este país del que hay registros, etc..., lo siento por Asustadísimos que tiene sus recuerdos felices de esos años pero es para meter en la cárcel a los que implementaron semejante herramienta de descomposición social - durante los ochenta, y exacerbándolo en los 90 y posteriores décadas hasta llegar a hoy. Volviendo a la educación, las leyes posteriores abundaron en el sentido de esa LOGSE y a día de hoy la LOMLOE es otro salto cualitativo en la dirección de perder habilidades técnicas - si es que se puede perder más aún - y conocimientos de base que te permitan perfeccionarte con los años, hasta el punto de que, en un caso extremo, te pueden dar el titulo de la ESO sin aprobar ninguna asignatura si el equipo docente considera que has alcanzado unos mínimos - no se que mínimos serán si has suspendido todo -. El nivel de procedimentalidad ha llegado a tales extremos y se ha extendido a la universidad de modo que un "ingeniero" o un "médico" recién terminados sus estudios - incluyan posgrados y MIR respectivamente - es incapaz de hacer nada que no estuviera en las "recetas" que le enseñaron: una frase muy habitual en los nuevos "ingenieros" es " es que esto no me lo enseñaron en la carrera" y se quedan bloqueados delante de la pantalla del ordenador, porque no tienen los conocimientos de base suficientes para poder aprender cosas que no habían visto en la Universidad, hoy reducida a centro de FP de los de hace 40 años, de lo que puedo dar fe por los 14 años que fui asociado en la Escuela Universitaria de Náutica de Santander, y por los estudios que he hecho últimamente.Hace un año curse un máster universitario en ingeniería computacional y matemática en una universidad de entre las diez mejores de España en términos generales y entre las cinco primeras en ingeniería, según las clasificaciones, en donde he visto como me felicitaban mis profesores porque, ante un problema que no se podía solucionar aplicando la receta, tire de geometría y del concepto de diferencial de una función para poder solucionarlo, con la consiguiente sorpresa de mi profesora diciendo que " es que está clase de soluciones no puedo pedírselas a mis alumnos, porque no llegan". Una solución que implicaba conocimientos de geometría ni siquiera del BUP, sino de la EGB, y conocimientos de análisis de 2° de BUP. Y yo era de letras, señores, que sufrí de lo lindo para hacer Física porque no era lo mío para nada - era de esos de letras que le dicen en casa que de las letras no se vive si eres de familia de clase trabajadora y que hay que estudiar una carrera de ciencia o ingeniería para poder tener opciones reales de trabajo sin enchufe-.El objetivo último de las leyes educativas desde la LOGSE ha sido evitar que la población española pudiera ser útil para trabajar en un país industrializado, siendo cada ley más dañina que la anterior en ese sentido, - con la excepción de la LOMCE, que trataba de maquillar un poco la cosa pero sin salirse del dogma constructivista y comprensivista- y han conseguido su objetivo. Ni a sueldo de los rusos o de los chinos los que hicieron esas leyes habrían conseguido mejores resultados en su tarea de inutilizar la capacidad de producción española, dejando a su población inerme e incapaz de hacer nada más que servir de criados poco cualificados - o para que ocultarlo, de putas y putos, cobrando o no, para que sus amos extranjeros satisfagan sus necesidades de esparcimiento, para lo cual también han destruido la formación moral, banalizando el sexo y creando una sociedad orientada al placer hedonista, de tal modo que mi cobre por sus servicios sino que los ofrezcan gratis -.Y me van a perdonar la filípica a primera hora de la mañana, pero me ha impresionado tanto el artículo de Hernández que no he podido evitar que me viniera todo esto a la cabeza .Les dejo sin más dilación con el artículo de marrashttps://www.elconfidencial.com/cultura/2025-04-14/elites-trump-gritos-memes_4108427/Las élites están encantadas con Trump. Por mucho que chillenLos chinos están produciendo memes para reírse de la reindustrialización de EEUU. Las élites occidentales tienen la misma visión que Pekín en este sentido. En realidad, Trump les viene muy bienLos memes y los vídeos creados por los chinos (y la IA) para burlarse de la relocalización de las fábricas en EEUU muestran a trabajadores con un evidente sobrepeso, habilidades casi nulas y una actitud patentemente pasiva. Es una manera de subrayar la imposibilidad del propósito trumpista. EEUU carece de la ética del trabajo y de la fortaleza cultural con la que cuentan los chinos y el declive en ese sentido es tan notorio que, incluso teniendo opciones comprobables para repatriar la producción, la incapacidad de sus poblaciones la haría imposible.Lo curioso es hasta qué punto, más que difundir una creencia china, estos vídeos reflejan una mentalidad occidental, en concreto la de sus élites. Trump quiere relocalizar las fábricas, pero no es posible: nadie quiere trabajar en empleos industriales. Quieren llevar zapatillas Nike, no hacerlas. Pero, si se vieran obligados, tampoco estarían preparados porque carecen de la cualificación y de la actitud necesarias. Esa mirada de las élites occidentales sobre su población es la que construye la propaganda de Pekín, que juega las cartas que le proporcionan.Los chinos no se peganUn artículo de Molson Hart, empresario que fundó la compañía tecnológica Edison y actual CEO de Viahart, una firma de juguetes, retrata esa mentalidad en términos muy expresos: “En China, nadie tiene sobrepeso para trabajar. Los trabajadores no se marchan furiosos a mitad del turno para no volver jamás a su trabajo. No hay gente que insista en que le paguen en efectivo para conservar sus prestaciones por discapacidad, mientras hacen acrobacias en la fábrica que los trabajadores sin discapacidad no pueden hacer. "Los chinos no se quedan dormidos en una caja a mitad del turno porque su paga de ayer se convirtió en pastillas" Los trabajadores chinos son mucho menos propensos a pegarse o a agredir a sus jefes. No se toman descansos de 30 minutos para ir al baño durante el horario de trabajo. No suelen renunciar porque la madre de sus hijos, que vive fuera del Estado, descubrió que su ex tiene un nuevo trabajo y exige el 60 % de su salario como manutención infantil. No desaparecen por haberse drogado con metanfetamina. Y no se quedan dormidos en una caja a mitad del turno porque su paga de ayer se convirtió en pastillas. Y conoce las tablas de multiplicar. Para fabricar, es necesario leer en inglés y poder multiplicar 7 por 9 de forma precisa, y una proporción alarmantemente grande de la fuerza laboral estadounidense no puede hacerlo”. China posee unos valores que dan forma a una sociedad más cohesiva, más ordenada y más centrada en el esfuerzo y el sacrificio, lo que le brinda una ventaja significativa en esta época. Pero si eso fuera cierto, ¿por qué reducir los efectos de tal conclusión a los trabajadores? De hecho, esa superioridad también podría formularse de otra manera.La otra versiónLos directivos y los expertos que tienen influencia en la dirección de empresas chinas son personas que piensan en el medio plazo de sus firmas en lugar de centrarse únicamente el bonus anual. No son personas que se reúnan en burbujas alejadas de la realidad, cuyo único objetivo es aparentar, sentirse superiores a los demás y despellejar al ausente. No privilegian el peloteo y la traición para ascender en lugar de tratar de mejorar su aptitud profesional. No son gente a la que su origen y sus apellidos les proporcionan las oportunidades para triunfar en su carrera. No son personas incapaces de ver una buena idea ni aunque se la peguen en la nariz. No privilegian sus intereses personales por encima del de la compañía ni tratan de culpar a otros de sus errores No aprendieron en un MBA recetas de gestión que aplican a toda clase de situaciones: los chinos saben que los problemas tienen diferentes vías de solución y tratan de aplicar la más provechosa para su firma y para su país. No privilegian sus intereses personales por encima del de la compañía. No tratan de evitar sistemáticamente la responsabilidad de los errores. No desaparecen del trabajo para irse a jugar al golf o a visitar a su amante. No descuidan su tarea porque su mente está ocupada con lo que su exmujer les puede sacar con el divorcio. No bajan su rendimiento porque la noche anterior estuvieron de fiesta y se les fue de las manos. No contratan a proveedores por la comisión que se van a llevar, sino que privilegian las necesidades de su compañía. Todas estas cosas ocurren en algún momento de la vida de las firmas occidentales, al igual que todas las que describía el empresario respecto de los trabajadores también suceden en algún instante. Pero inferir de esta pluralidad de situaciones las cualidades esenciales de las clases dirigentes occidentales sería utilizar la brocha gorda; la misma que emplean estas cuando hablan de su población.La decadencia de los gestores occidentalesEl desdén que las élites muestran respecto de sus conciudadanos con menos recursos no es solo clasismo; también resulta interesado. Los mismos argumentos que sirvieron para justificar la deslocalización de los trabajos industriales, relativos a una clase trabajadora poco cualificada, vaga y demasiado exigente en cuanto a sus derechos, son los que reaparecen con la negativa a reindustrializar. No se trata tanto de defender el orden internacional basado en reglas como el orden basado en el beneficio propio. Lo que ocurre es que tratar de mantener este a partir de una descripción tan poco favorecedora de su gente, esa que después introduce papeletas en las urnas, no parece buena idea. Y tampoco tiene demasiada coherencia: si se retrata de una manera tan decadente a las poblaciones occidentales, es difícil establecer un cortafuegos respecto de las clases dirigentes; la decadencia no suele tener lugar por partes. Algo de esto puede entreverse en el análisis de Simon Kuper en Financial Times: “La élite china presenta otras características inusuales. Sus miembros tienen más probabilidades que cualquier otra élite nacional de ser de origen rural, mientras que el 34 % estudió ingeniería, la proporción más alta después de Chile. Cheng Li, de la Brookings Institution, señala que muchos responsables políticos chinos estudiaron aeronáutica y astronáutica, y tienen experiencia en informática, tecnología nuclear y aeroespacial, construcción naval, 5G, robótica, ciencia de los materiales, ciencias de la vida, ciencias ambientales e inteligencia artificial. La élite estadounidense está más financiarizada”. Su conocimiento no estaba centrado en crear productos y servicios, sino en hacer malabares con cifras; no generaban valor, lo extraían Esta es una clave que no debe dejarse de lado, porque en ella residen algunas de las explicaciones más consistentes sobre los problemas occidentales. Las élites financiarizadas eligieron prioridades que no eran las mejores ni para sus países ni para las clases medias y trabajadoras de estos. Su conocimiento no estaba centrado en crear productos y servicios, sino en hacer malabares con cifras; no generaban valor, lo extraían. Eligieron las fusiones y adquisiciones como forma de crecimiento, gestionaron las empresas para que ofrecieran rentabilidad a los accionistas, incluso a costa del futuro de sus firmas, destinaron el capital a recompras de acciones antes que a la inversión, se olvidaron de inventar cosas y prefirieron asentar poderes monopolísticos u oligopolísticos para extraer rentabilidad. La forma abrumadoramente dominante para generar valor era rebajar costes, siguiendo las enseñanzas que habían adquirido en los MBA. El capital que se generaba iba a parar a las apuestas financieras o a los inmuebles. Inventaron algoritmos para extraer beneficios, no para crearlos. Los dirigentes políticos no solo no impidieron que esa mala dirección se desarrollase, sino que tomaron nota de los métodos y los fueron aplicando en la gestión de sus Estados. El caso alemán es evidente en este sentido, lo que ha provocado gran parte de las debilidades europeas en esta época.¿Quién hizo a Trump?Es curioso que, en momentos como el presente, se insista en que la reindustrialización no es el camino para que las clases trabajadoras mejoren su posición, sino la educación y la formación. Son afirmaciones que electoralmente no tienen mucho sentido, porque tanto Biden como Trump ganaron sus elecciones, prometiendo a sus ciudadanos, por caminos distintos, un impulso industrial y una mejora de sus condiciones de vida en lugar de repetir lo de “aprended a programar”. Ese Trump al que tanto critican es un producto de las élites. No viene de la nada En segunda instancia, quizá no sean las clases trabajadoras las que tengan que formarse para la nueva época, sino las élites: los directivos chinos han demostrado ser más eficientes y han llevado a su país desde un lugar muy secundario en la escena económica internacional a convertirse en la segunda potencia del mundo. Su ascenso es tal que EEUU se ha visto obligado a reaccionar para no perder su lugar dominante. Desde luego, no cabe olvidar que las sacudidas políticas en Occidente han venido causadas por un modo de gestión de la economía que ha llevado a que sus poblaciones, a través de sucesivas crisis, perdieran poder adquisitivo, estén económicamente presionadas y hayan perdido la confianza en el futuro. Además, ese Trump al que tanto critican es un producto de las élites. Forma parte de ellas, no proviene de la nada. De manera que, si no les gusta lo que han generado, no pueden culpar a los demás de ello.La inmovilidad es resistencia democráticaLo curioso es que la llegada de Trump ha perturbado tanto como ha aliviado a las élites occidentales. La incomodidad proviene de que el presidente estadounidense está intentando acabar con las clases gestoras profesionales, que conforman buena parte de las élites actuales, y amenaza con alterar profundamente las posiciones de poder contemporáneas. Pero, al mismo tiempo, la nueva administración estadounidense genera una posición discursiva muy cómoda: luchar contra Trump permite que no tengan que afrontar sus propias contradicciones. Por eso están contentas con el nuevo presidente estadounidense: les autoriza a tapar sus enormes errores. Esta es otra época, y lo es porque la anterior no funcionaba. Trump es una respuesta, buena o mala (como la considere cada cual), a un problema estadounidense de pérdida de hegemonía, pero también una contestación a un sistema en el que cada vez confían menos personas. Entender esto es crucial para abordar los desafíos que vienen, que son profundos. En lugar de prepararse para el nuevo contexto, de entender cuáles son los problemas internos y externos que Occidente afronta (en especial Europa) y qué vías de salida se pueden construir, las élites liberales “confunden el eco de una cafetería londinense con la voz del reino” y se limitan a menospreciar e insultar a Trump. Se quedan parados y llaman resistencia a la inmovilidad. Las mayores críticas que se han proferido respecto de la actuación trumpista han provenido de millonarios con activos en las bolsas y de expertos de prestigio de administraciones estadounidenses precedentes. Justo esas personas cuyas ideas nos trajeron hasta aquí.Es bastante cómodo apuntar con el dedo en lugar de reconocer que las ideas occidentales necesitan una revitalización y que nuestras élites ni están preparadas ni están preparándose para ello. Su desorientación y su ausencia de proyecto son proporcionales al volumen de sus gritos contra Trump. Todo lo que repiten, envuelto en grandes palabras, es que se debe volver al pasado, y eso ya no es posible. Los progresistas abrazan el capitalismo financiero como si fuera la máxima expresión de la democracia y los conservadores se apuntan al neoliberalismo tecnologizado. Este combate dialéctico feroz entre las élites de antaño y las trumpistas va a ayudar a las poblaciones europeas en muy poco. Y a las españolas, para qué contar.Ya somos muchos los que vamos descubriendo la jugada porque tanta estupidez junta sólo puede corresponder a UN PLAN.La Generación de la Tiranía, Francisco Gijónhttps://www.amazon.es/gp/product/B0F4KMCJLV?ref=ppx_pt2_dt_b_prod_imageSinopsis en videohttps://www.youtube.com/watch?v=zuSuwI4YFN0
Cita de: Elcasco en Abril 14, 2025, 09:07:57 amhttps://www.elespanol.com/madrid/sociedad/20250330/fuga-obreros-madrid-salarios-bajos-malas-condiciones-alquiler-alto-ahora-puedo-sobrevivir/932407156_0.htmlFuga de obreros en Madrid por los salarios bajos, las malas condiciones y el alquiler alto: "Ahora puedo sobrevivir"Citar"Llegó un momento que era imposible pagar un alquiler en Madrid", empieza su historia Iván. Él es un gruista de 50 años que tomó la decisión de mudarse a Tarancón, en Cuenca, con su familia hace una década, pese a seguir manteniendo el trabajo en la capital.La razón: el bajo salario en el sector de la construcción que hay en la región, que no va en correlación con su alto nivel de vida. Precisamente, ha sido Comisiones Obreras (CCOO) los que han alertado en su informe 'Comparativa salarial del sector de la construcción' de este problema.En dicho documento han expuesto que en la Comunidad de Madrid los salarios en este sector son 201 euros menos que la media nacional. En relación con las 52 provincias, la región madrileña ocupa la posición número 26 de España en sueldos, cuando es "el tercer territorio más caro para vivir"."Es una situación insostenible para los trabajadores", lo define David Juan Pérez, responsable de Construcción de CCOO del Hábitat de Madrid. Y es que, según los datos del sindicato, un técnico superior dedica el 69% al coste de vida y un administrativo -una de las categorías más comunes- supera el 100%."El salario medio anual son en torno a 24.000 euros en Madrid, en Barcelona en torno a los 30.000 y en Baleares en torno a los 28.000", dice comparando con provincias de nivel de vida similar.Éxodo fuera de MadridPérez explica que esta situación se debe a dos factores: la imposibilidad de negociar con la patronal y las empresas para cambiar el convenio y, directamente relacionada con la primera, la falta de mano de obra cualificada que hace que se recurra a personas sin experiencia ni preparación en este ámbito que no puedan exigir un aumento en sus sueldos. "Hay muy pocos trabajadores que estén por encima del convenio", afirma.De esta manera, el sindicato considera que el sector "no es atractivo", lo que está traduciéndose en un éxodo de empleados a otras regiones o provincias, como Andalucía o Badajoz. Son tanto personas que han ido a trabajar buscando mejores condiciones, como otras que han continuado con sus oficios de siempre, aunque viviendo fuera de Madrid.Iván es el segundo caso. Y es que, aunque ahora tenga que hacerse al menos una hora de trayecto cada día en coche o en transporte público, asegura que le compensa. "La calidad de vida que tengo no es comparable. Todo es mucho más barato que en Madrid: la comida, los impuestos, las extraescolares de los niños... Ya solo lo rentabilizo con lo que me ahorro de hipoteca: ahora pago 180 euros y allí serían unos 500 euros. No llegas a gastar esa diferencia en gasolina", comenta.El gruista tomó la decisión definitiva al ver que los gastos aumentaban, pero los ingresos seguían siendo los mismos. Además, quería dejar de vivir de alquiler y los precios para comprarse una vivienda no podía permitírselos. "Íbamos muy justos a final de mes. En el momento en que pasara cualquier cosa, como una avería en el coche o un imprevisto de ese tipo, ya no llegábamos".Aunque valoró la posibilidad de cambiar también su trabajo, finalmente optó por mantenerse en su puesto de siempre. "Soy operador de grúas y no sé hacer otra cosa. El 90% de mi trabajo está en Madrid, porque fuera es difícil que haya obras que requieran de estas herramientas. Y meterme en otro empleo como un almacén sería un retroceso, ya que estaría en el cargo más bajo", explica.A esta última salida ha terminado llegando Antonio, un oficial de primera en albañilería de edad similar a la de Iván -la media en este ámbito-: "Me han ofrecido un puesto como encargado en una empresa fuera de Madrid y lo estoy considerando. Creo que es una decisión que voy a acabar tomando". Y es que explica que, además de dedicarse a la construcción, también ejerce como maquinista.Esta resolución no es la primera que toma; antes ya tuvo que mudarse desde el centro de la región madrileña a los alrededores en la periferia. Concretamente a Talamanca del Jarama, un pueblo a 40 kilómetros de la capital que limita con Guadalajara. "Es imposible vivir con un salario de 1.300 euros. En Madrid el alquiler está en torno a los mil euros y aquí pago 500 euros. Ahora, al menos, puedo sobrevivir", aclara.Pérez insiste en que la precariedad del sector no solo viene dada por los sueldos, también por las condiciones laborales relativas a los horarios y las horas extra "para compensar el déficit de las tablas salariales". "Se acaba trabajando entre ocho y doce horas, además de los fines de semana y festivos, para contrarrestar la falta de mano de obra", cuenta."¿Cómo va a ser el sector atractivo si trabajando en el Mercadona ganas más? Y encima te quitas de complicaciones de horarios o de climatología, como las heladas en invierno o los 40 grados en verano", exclama Antonio en conversación con este periódico.Pérez afirma que esto está dando lugar a un incremento de la siniestralidad: "Han aumentado en torno a un 30% los accidentes laborales mortales en la construcción". Recuerda, como ejemplo, la muerte de un obrero de 73 años el pasado mes de febrero en el Barrio del Pilar. No es un hecho aislado, ya que según el sindicato en enero fallecieron ocho trabajadores y el año pasado, de los 89.233 accidentes laborales totales en la Comunidad de Madrid, 85 fueron con resultado de muerte.Ante esto, el responsable desde CCOO menciona que están negociando el convenio colectivo del año 2025. "Estamos en contacto permanente con la patronal y las empresas. Hemos solicitado que los salarios se equiparen con el coste de vida de Madrid. Además, queremos que se creen complementos específicos de cada categoría profesional: cualificados, especializados o especialistas".En este sentido, también asegura que no descartan que pueda haber movilizaciones u otro tipo de acciones si no son capaces de conseguir la subida salarial y las condiciones dignas de trabajo.Aquí se razona justo lo contrario...Un grupo de economistas catalanes desmiente que el Estado haya beneficiado más a Madridhttps://theobjective.com/espana/politica/2025-04-13/economistas-catalanes-mito-madrid/El Institut Ostrom cuestiona que el «efecto capitalidad» sea el motivo de la ventaja de la región presidida por Ayuso
https://www.elespanol.com/madrid/sociedad/20250330/fuga-obreros-madrid-salarios-bajos-malas-condiciones-alquiler-alto-ahora-puedo-sobrevivir/932407156_0.htmlFuga de obreros en Madrid por los salarios bajos, las malas condiciones y el alquiler alto: "Ahora puedo sobrevivir"Citar"Llegó un momento que era imposible pagar un alquiler en Madrid", empieza su historia Iván. Él es un gruista de 50 años que tomó la decisión de mudarse a Tarancón, en Cuenca, con su familia hace una década, pese a seguir manteniendo el trabajo en la capital.La razón: el bajo salario en el sector de la construcción que hay en la región, que no va en correlación con su alto nivel de vida. Precisamente, ha sido Comisiones Obreras (CCOO) los que han alertado en su informe 'Comparativa salarial del sector de la construcción' de este problema.En dicho documento han expuesto que en la Comunidad de Madrid los salarios en este sector son 201 euros menos que la media nacional. En relación con las 52 provincias, la región madrileña ocupa la posición número 26 de España en sueldos, cuando es "el tercer territorio más caro para vivir"."Es una situación insostenible para los trabajadores", lo define David Juan Pérez, responsable de Construcción de CCOO del Hábitat de Madrid. Y es que, según los datos del sindicato, un técnico superior dedica el 69% al coste de vida y un administrativo -una de las categorías más comunes- supera el 100%."El salario medio anual son en torno a 24.000 euros en Madrid, en Barcelona en torno a los 30.000 y en Baleares en torno a los 28.000", dice comparando con provincias de nivel de vida similar.Éxodo fuera de MadridPérez explica que esta situación se debe a dos factores: la imposibilidad de negociar con la patronal y las empresas para cambiar el convenio y, directamente relacionada con la primera, la falta de mano de obra cualificada que hace que se recurra a personas sin experiencia ni preparación en este ámbito que no puedan exigir un aumento en sus sueldos. "Hay muy pocos trabajadores que estén por encima del convenio", afirma.De esta manera, el sindicato considera que el sector "no es atractivo", lo que está traduciéndose en un éxodo de empleados a otras regiones o provincias, como Andalucía o Badajoz. Son tanto personas que han ido a trabajar buscando mejores condiciones, como otras que han continuado con sus oficios de siempre, aunque viviendo fuera de Madrid.Iván es el segundo caso. Y es que, aunque ahora tenga que hacerse al menos una hora de trayecto cada día en coche o en transporte público, asegura que le compensa. "La calidad de vida que tengo no es comparable. Todo es mucho más barato que en Madrid: la comida, los impuestos, las extraescolares de los niños... Ya solo lo rentabilizo con lo que me ahorro de hipoteca: ahora pago 180 euros y allí serían unos 500 euros. No llegas a gastar esa diferencia en gasolina", comenta.El gruista tomó la decisión definitiva al ver que los gastos aumentaban, pero los ingresos seguían siendo los mismos. Además, quería dejar de vivir de alquiler y los precios para comprarse una vivienda no podía permitírselos. "Íbamos muy justos a final de mes. En el momento en que pasara cualquier cosa, como una avería en el coche o un imprevisto de ese tipo, ya no llegábamos".Aunque valoró la posibilidad de cambiar también su trabajo, finalmente optó por mantenerse en su puesto de siempre. "Soy operador de grúas y no sé hacer otra cosa. El 90% de mi trabajo está en Madrid, porque fuera es difícil que haya obras que requieran de estas herramientas. Y meterme en otro empleo como un almacén sería un retroceso, ya que estaría en el cargo más bajo", explica.A esta última salida ha terminado llegando Antonio, un oficial de primera en albañilería de edad similar a la de Iván -la media en este ámbito-: "Me han ofrecido un puesto como encargado en una empresa fuera de Madrid y lo estoy considerando. Creo que es una decisión que voy a acabar tomando". Y es que explica que, además de dedicarse a la construcción, también ejerce como maquinista.Esta resolución no es la primera que toma; antes ya tuvo que mudarse desde el centro de la región madrileña a los alrededores en la periferia. Concretamente a Talamanca del Jarama, un pueblo a 40 kilómetros de la capital que limita con Guadalajara. "Es imposible vivir con un salario de 1.300 euros. En Madrid el alquiler está en torno a los mil euros y aquí pago 500 euros. Ahora, al menos, puedo sobrevivir", aclara.Pérez insiste en que la precariedad del sector no solo viene dada por los sueldos, también por las condiciones laborales relativas a los horarios y las horas extra "para compensar el déficit de las tablas salariales". "Se acaba trabajando entre ocho y doce horas, además de los fines de semana y festivos, para contrarrestar la falta de mano de obra", cuenta."¿Cómo va a ser el sector atractivo si trabajando en el Mercadona ganas más? Y encima te quitas de complicaciones de horarios o de climatología, como las heladas en invierno o los 40 grados en verano", exclama Antonio en conversación con este periódico.Pérez afirma que esto está dando lugar a un incremento de la siniestralidad: "Han aumentado en torno a un 30% los accidentes laborales mortales en la construcción". Recuerda, como ejemplo, la muerte de un obrero de 73 años el pasado mes de febrero en el Barrio del Pilar. No es un hecho aislado, ya que según el sindicato en enero fallecieron ocho trabajadores y el año pasado, de los 89.233 accidentes laborales totales en la Comunidad de Madrid, 85 fueron con resultado de muerte.Ante esto, el responsable desde CCOO menciona que están negociando el convenio colectivo del año 2025. "Estamos en contacto permanente con la patronal y las empresas. Hemos solicitado que los salarios se equiparen con el coste de vida de Madrid. Además, queremos que se creen complementos específicos de cada categoría profesional: cualificados, especializados o especialistas".En este sentido, también asegura que no descartan que pueda haber movilizaciones u otro tipo de acciones si no son capaces de conseguir la subida salarial y las condiciones dignas de trabajo.
"Llegó un momento que era imposible pagar un alquiler en Madrid", empieza su historia Iván. Él es un gruista de 50 años que tomó la decisión de mudarse a Tarancón, en Cuenca, con su familia hace una década, pese a seguir manteniendo el trabajo en la capital.La razón: el bajo salario en el sector de la construcción que hay en la región, que no va en correlación con su alto nivel de vida. Precisamente, ha sido Comisiones Obreras (CCOO) los que han alertado en su informe 'Comparativa salarial del sector de la construcción' de este problema.En dicho documento han expuesto que en la Comunidad de Madrid los salarios en este sector son 201 euros menos que la media nacional. En relación con las 52 provincias, la región madrileña ocupa la posición número 26 de España en sueldos, cuando es "el tercer territorio más caro para vivir"."Es una situación insostenible para los trabajadores", lo define David Juan Pérez, responsable de Construcción de CCOO del Hábitat de Madrid. Y es que, según los datos del sindicato, un técnico superior dedica el 69% al coste de vida y un administrativo -una de las categorías más comunes- supera el 100%."El salario medio anual son en torno a 24.000 euros en Madrid, en Barcelona en torno a los 30.000 y en Baleares en torno a los 28.000", dice comparando con provincias de nivel de vida similar.Éxodo fuera de MadridPérez explica que esta situación se debe a dos factores: la imposibilidad de negociar con la patronal y las empresas para cambiar el convenio y, directamente relacionada con la primera, la falta de mano de obra cualificada que hace que se recurra a personas sin experiencia ni preparación en este ámbito que no puedan exigir un aumento en sus sueldos. "Hay muy pocos trabajadores que estén por encima del convenio", afirma.De esta manera, el sindicato considera que el sector "no es atractivo", lo que está traduciéndose en un éxodo de empleados a otras regiones o provincias, como Andalucía o Badajoz. Son tanto personas que han ido a trabajar buscando mejores condiciones, como otras que han continuado con sus oficios de siempre, aunque viviendo fuera de Madrid.Iván es el segundo caso. Y es que, aunque ahora tenga que hacerse al menos una hora de trayecto cada día en coche o en transporte público, asegura que le compensa. "La calidad de vida que tengo no es comparable. Todo es mucho más barato que en Madrid: la comida, los impuestos, las extraescolares de los niños... Ya solo lo rentabilizo con lo que me ahorro de hipoteca: ahora pago 180 euros y allí serían unos 500 euros. No llegas a gastar esa diferencia en gasolina", comenta.El gruista tomó la decisión definitiva al ver que los gastos aumentaban, pero los ingresos seguían siendo los mismos. Además, quería dejar de vivir de alquiler y los precios para comprarse una vivienda no podía permitírselos. "Íbamos muy justos a final de mes. En el momento en que pasara cualquier cosa, como una avería en el coche o un imprevisto de ese tipo, ya no llegábamos".Aunque valoró la posibilidad de cambiar también su trabajo, finalmente optó por mantenerse en su puesto de siempre. "Soy operador de grúas y no sé hacer otra cosa. El 90% de mi trabajo está en Madrid, porque fuera es difícil que haya obras que requieran de estas herramientas. Y meterme en otro empleo como un almacén sería un retroceso, ya que estaría en el cargo más bajo", explica.A esta última salida ha terminado llegando Antonio, un oficial de primera en albañilería de edad similar a la de Iván -la media en este ámbito-: "Me han ofrecido un puesto como encargado en una empresa fuera de Madrid y lo estoy considerando. Creo que es una decisión que voy a acabar tomando". Y es que explica que, además de dedicarse a la construcción, también ejerce como maquinista.Esta resolución no es la primera que toma; antes ya tuvo que mudarse desde el centro de la región madrileña a los alrededores en la periferia. Concretamente a Talamanca del Jarama, un pueblo a 40 kilómetros de la capital que limita con Guadalajara. "Es imposible vivir con un salario de 1.300 euros. En Madrid el alquiler está en torno a los mil euros y aquí pago 500 euros. Ahora, al menos, puedo sobrevivir", aclara.Pérez insiste en que la precariedad del sector no solo viene dada por los sueldos, también por las condiciones laborales relativas a los horarios y las horas extra "para compensar el déficit de las tablas salariales". "Se acaba trabajando entre ocho y doce horas, además de los fines de semana y festivos, para contrarrestar la falta de mano de obra", cuenta."¿Cómo va a ser el sector atractivo si trabajando en el Mercadona ganas más? Y encima te quitas de complicaciones de horarios o de climatología, como las heladas en invierno o los 40 grados en verano", exclama Antonio en conversación con este periódico.Pérez afirma que esto está dando lugar a un incremento de la siniestralidad: "Han aumentado en torno a un 30% los accidentes laborales mortales en la construcción". Recuerda, como ejemplo, la muerte de un obrero de 73 años el pasado mes de febrero en el Barrio del Pilar. No es un hecho aislado, ya que según el sindicato en enero fallecieron ocho trabajadores y el año pasado, de los 89.233 accidentes laborales totales en la Comunidad de Madrid, 85 fueron con resultado de muerte.Ante esto, el responsable desde CCOO menciona que están negociando el convenio colectivo del año 2025. "Estamos en contacto permanente con la patronal y las empresas. Hemos solicitado que los salarios se equiparen con el coste de vida de Madrid. Además, queremos que se creen complementos específicos de cada categoría profesional: cualificados, especializados o especialistas".En este sentido, también asegura que no descartan que pueda haber movilizaciones u otro tipo de acciones si no son capaces de conseguir la subida salarial y las condiciones dignas de trabajo.
Yo lo que veo es que han hecho de Tomasjos un conservador, en el sentido estricto del término.Cómo estará la cosa de jodida...
https://themacropulse.substack.com/p/us-housing-2025-the-bubble-to-endCitarU.S. Housing 2025: The Bubble to End All BubblesThe U.S. housing market is in a massive, unsustainable bubble that has overshot every measure of fundamental value. Home prices have soared far beyond what wages or rents can justify, mortgage rates have rocketed, and inflation is roaring alongside Trump’s 2025 tariff policies. In this expanded breakdown, we will cover the key data points exposing this bubble — price-to-wage, price-to-rent, affordability, inflation expectations, and, now, a look at the yield curve via the 10Y–2Y spread.If you’re not paying attention now, you risk being caught off guard when a 35–40% market correction shatters your assumptions about home prices forever. Don’t be left in the dark when the bubble bursts. Subscribe for exclusive, unfiltered analysis that cuts through the fluff and prepares you for the inevitable reset. Your financial future depends on understanding these warning signs before it’s too late.Figure 1: House Price/Wage Ratio (1991–2024)This historical chart shows how many years of median income are required to purchase a median-priced U.S. home. The ratio was roughly 8 to 9 years in the early 1990s. It jumped to about 13 years at the peak of the 2000s housing bubble. Today, we see an even higher 15 years, a stark sign that housing prices have detached from the reality of American incomes.When it takes 15 years of your wage to afford a home, you have a recipe for a massive correction. History shows that once valuations drift too far from incomes, the market eventually snaps back, often violently.(...)
U.S. Housing 2025: The Bubble to End All BubblesThe U.S. housing market is in a massive, unsustainable bubble that has overshot every measure of fundamental value. Home prices have soared far beyond what wages or rents can justify, mortgage rates have rocketed, and inflation is roaring alongside Trump’s 2025 tariff policies. In this expanded breakdown, we will cover the key data points exposing this bubble — price-to-wage, price-to-rent, affordability, inflation expectations, and, now, a look at the yield curve via the 10Y–2Y spread.If you’re not paying attention now, you risk being caught off guard when a 35–40% market correction shatters your assumptions about home prices forever. Don’t be left in the dark when the bubble bursts. Subscribe for exclusive, unfiltered analysis that cuts through the fluff and prepares you for the inevitable reset. Your financial future depends on understanding these warning signs before it’s too late.Figure 1: House Price/Wage Ratio (1991–2024)This historical chart shows how many years of median income are required to purchase a median-priced U.S. home. The ratio was roughly 8 to 9 years in the early 1990s. It jumped to about 13 years at the peak of the 2000s housing bubble. Today, we see an even higher 15 years, a stark sign that housing prices have detached from the reality of American incomes.When it takes 15 years of your wage to afford a home, you have a recipe for a massive correction. History shows that once valuations drift too far from incomes, the market eventually snaps back, often violently.(...)
Prices vs. Rents: The Gap WidensFigure 2: Price-to-Rent Ratio (1970–2024)The ratio between home prices and average rents is now near 140, whereas 90 to 100 was a normal range for decades prior to the early 2000s. We saw a similar blowout leading up to 2008 speculation and cheap credit, rather than rental fundamentals, were pushing prices upward. When that speculation fades, prices can correct swiftly.Housing Affordability at Record LowsFigure 3: Housing Affordability IndexNational Association of Realtors confirms that overall housing affordability in the United States has plunged to multi-decade lows, factoring in home prices, interest rates, and household incomes. Higher index numbers mean families have more income relative to the cost of buying a median home (with standard assumptions on interest rates and down payments). After peaking above 150–200 in the post-2008 era (when rates were ultra-low and prices were depressed), the index has plunged near or below 100 in 2024-2025.A reading around 100 implies a “borderline” threshold: median income barely meets the requirements for a median-priced home. Once the index drops below 100, it signals that many median-income households cannot qualify. Today’s rocketing interest rates and record-high prices have crushed affordability. Even if home prices remain flat, the financing costs alone can push buyers out of the market, creating the conditions for a downturn.Trump’s 2025 Tariffs: The Political Wild CardIn 2025, Trump’s erratic tariff policies have exacerbated inflationary pressures. While a temporary easing of some tariffs initially calmed markets, the continued escalation of tariffs on Chinese imports soon reversed that optimism. These higher import costs feed straight into consumer prices, fueling inflation. When inflation runs hot, the Federal Reserve’s typical response is to keep rates higher for longer, driving mortgage rates up and further undermining housing affordability. In short, Trump’s tariff maneuvers are pouring gasoline on the inflation fire, which can only weaken the overvalued housing market even more.Inflation Expectations Soar to a 40-Year HighFigure 4: Americans’ Inflation Expectations (University of Michigan Survey)As shown above, inflation expectations for the coming year have hit levels not seen since the 1980s. This surge is partly attributable to ongoing supply chain issues, global conflict, and, yes, Trump’s renewed tariff agenda in 2025. Rising inflation expectations make the Federal Reserve more likely to raise or hold rates at elevated levels, translating directly into higher mortgage rates that stifle housing demand.The 10Y–2Y Yield Curve: Another SignalFigure 5: 10Y–2Y Spread (1988–2024)This chart tracks the spread between the 10-year and 2-year U.S. Treasury yields. Historically, when this spread goes negative (also known as an “inverted yield curve”), it has been a reliable predictor of looming recessions. During much of 2023, the yield curve was significantly inverted. Recently, it has climbed back into positive territory, but that does not necessarily mean the danger is gone. In fact, yield curve re-steepening can sometimes be the precursor to recession as markets anticipate Fed easing down the road.Why does this matter for housing? A recession would amplify the existing vulnerabilities: job losses translate to weaker demand, more foreclosures, and a spike in housing supply. This negative feedback loop could slash home prices as distressed sellers flood the market and buyers retreat further.2008 Revisited, But Potentially WorseIn 2008, we witnessed a massive correction of around 30% in national home prices. Today, the fundamentals including the price-to-wage ratio and price-to-rent ratio are even more stretched. Although lending standards are somewhat tighter than before 2008, that alone may not be enough to prevent a similarly severe or worse downturn.Mortgage Rates: The Price Tag KillerDuring the height of the pandemic, 30-year mortgage rates sat near 3%. Now, they hover around 6–7%. This jump can add hundreds or even thousands of dollars to a monthly mortgage payment, driving many buyers out of the market. Meanwhile, homeowners locked into super-low rates are reluctant to sell, which keeps inventory tight in the short term but cannot offset the broader economic headwinds forever. As rates remain high or climb further, prices inevitably need to realign with what buyers can afford.Millennials and Gen Z: The Lost Homeownership GenerationMillennials and Gen Z face the toughest market in decades, with heavy student loan debt, stagnant wage growth, and now prohibitively expensive housing and mortgage rates. These demographics are increasingly unable to break into ownership, forfeiting a key avenue of wealth-building that prior generations relied upon. If prices do crash, some may finally get a buying opportunity, but the broader economic fallout could also impact job security and lending availability.Why Hasn’t the Market Collapsed Yet?Despite the glaring overvaluation that every metric points to, several temporary and tenuous supports have held home prices up. But make no mistake, these props are extremely fragile. Here’s why the market appears to be holding on, and why that stability is a ticking time bomb:Record-Low Inventory:Homeowners who locked in rock-bottom 2–3% mortgage rates during the hyper-low era are practically glued to their properties. They refuse to sell because trading those rates for today’s 6–7% options is like throwing away a golden ticket. This leaves a scarcity of available homes, making it seem like supply is tight. But this scarcity isn’t based on healthy demand; it’s simply that no one wants to give up a bargain. Once economic headwinds hit, forcing homeowners to sell or if they lose confidence, the inventory will flood the market, and prices will have nowhere to hide.Institutional Buying:Deep-pocketed investors have swooped in and snapped up properties as a hedge against inflation. These institutions can afford to buy in a high-price environment because they’re not limited by local wage levels or everyday mortgage constraints. Their selective buying has temporarily masked the weak demand from regular buyers who can’t afford these elevated prices. However, if these institutional players decide to offload their holdings to lock in gains or rebalance their portfolios, the supportive demand will vanish in an instant, causing a rapid devaluation.Psychological Inertia:There is a pervasive belief among many sellers that home prices can only go up. This over-optimism means that sellers are reluctant to slash their asking prices, even when fundamentals are clearly shifting. They hold out for peak valuations, convinced that the market will eventually catch up to their expectations. This stubbornness creates an artificial high price level that delays a necessary correction. Once reality sets in whether due to mounting economic pressure or a sudden shift in buyer sentiment those long-held price expectations will shatter, leading to a swift, possibly brutal, adjustment.While these supports have given the market its current, seemingly stable appearance, they are built on a house of cards. If a recession hits, if interest rates stay high or climb even further, or if institutional investors make a sudden exit, these temporary props will collapse. When that happens, expect a rapid, dramatic fall in home pricesThe Ticking Time Bomb: Possible Crash TriggersIf you think the housing market will just keep hovering near current levels without a severe correction, think again. The bubble is propped up by flimsy supports that can vanish in an instant. Here are the key triggers that could spark a full-blown crash—each one capable of unleashing a cascade of falling prices:Recession and Job Losses:A downturn in the economy is often the final nail in the bubble's coffin. In a recession, unemployment surges and incomes plummet. When jobs are lost, households face reduced cash flow and are forced to sell often under duress. Distressed sales flood the market with inventory, overwhelming demand. The result is a dramatic and rapid decline in home prices as sellers lower their price expectations just to move. Imagine every weak link in the labor market snapping at once: foreclosures, forced sales, and the breakdown of consumer confidence. This scenario doesn’t have to be hypothetical; it’s a natural consequence when consumer spending contracts sharply.Credit Crunch:Even if the broader economy avoids a full-scale recession, the credit market itself can turn hostile. Banks, wary of rising defaults or influenced by a tightening of monetary policy, might suddenly clamp down on lending. When qualified buyers shrink in number, demand for homes evaporates. A credit crunch tightens the financial squeeze even further, as even those with steady incomes find it increasingly difficult to secure the financing necessary to buy a home. As credit becomes scarcer, the pool of available buyers narrows dramatically. Without new credit fueling purchases, the market could see an abrupt and significant drop in prices.Persistently High Mortgage Rates:Remember the days of 3% mortgage rates? Those were the magic years that helped fuel the housing boom. Today’s 6–7% rates are crushing affordability. High mortgage rates mean higher monthly payments, which disqualify many buyers from stepping into the market. When financing becomes prohibitively expensive, demand crumbles. The higher cost of borrowing sends a clear signal: if you can’t afford the payment, you have no business being in the market. As more potential buyers retreat, sellers will be forced to lower prices drastically. Persistently high rates create an environment where even slight shifts in market sentiment can trigger an avalanche of price cuts.Institutional Exit:Institutional investors have been a significant force in keeping the market “alive” by snapping up properties as a hedge against inflation or as speculative assets. However, these entities are not committed to homeownership, they’re chasing margins. If a few major investors decide to exit, whether to lock in profits or to cut their losses, the impact could be cataclysmic. A sudden sell-off by these deep-pocketed players would flood the market with supply far faster than individual sellers could, overwhelming the demand from regular buyers. The collective dumping of properties by Wall Street would likely trigger a rapid collapse in home prices, as the market would struggle to absorb the surge in supply.Mindset Shift:Finally, the psychological element cannot be underestimated. For years, the prevailing belief has been that home prices can only rise. This FOMO (fear of missing out) has driven both regular buyers and institutional investors to keep buying despite astronomical prices. However, sentiment can flip in an instant. When enough buyers begin to expect lower prices in the near future, FOMO evaporates. Suddenly, everyone is waiting for the price drop rather than chasing it. This shift in mindset accelerates the downward spiral as sellers aggressively drop their prices to lure the few remaining buyers, a self-fulfilling prophecy ensues. When the collective mood turns from optimistic to pessimistic, it only takes a spark for a full-blown correction to ignite.How Far Must Prices Fall to Reach Fair Value?History says that for the market to return to sustainable levels, home prices need to correct dramatically. The current price-to-wage ratio of 15 must drop to a more sustainable level of about 9–10. This represents roughly a 35–40% decrease in home prices on a national scale. Similarly, a 35–40% reduction would be required to realign the price-to-rent ratio with historical norms of around 100–110. In certain overheated local markets, corrections could be even more severe.This is not mere speculation; it’s a reality dictated by decades of data. If home prices remain at these inflated levels, the imbalance between what people earn and what they pay for a home will eventually force a swift, brutal market correction. Don’t be caught off guard when this long-overdue reset happens it will hit hard, and it will reshape the market.Final ForecastExpect a 35–40% drop in home prices on a national scale, with some markets potentially facing even steeper corrections.The conditions for collapse are already building: soaring mortgage rates, crushed affordability, and runaway inflation expectations will force buyers out and unleash the pent-up inventory.The Federal Reserve’s commitment to a hawkish policy stance means financing will remain expensive, accelerating the market correction.If a recession takes hold or institutional investors initiate large-scale selling, the collapse could occur rapidly and brutally.Once the collective consumer mindset shifts from expecting endless price growth to fearing further declines, the correction will accelerate without mercy.The housing market cannot sustain these inflated levels indefinitely. When the inevitable correction happens, it will reset prices to levels that truly reflect what buyers can afford. The disconnect between incomes, rents, and home prices is too vast to ignore.The storm is coming, and when the bubble bursts, the fallout will be relentless. Do not fall for the myth that housing only goes up. The data is clear, a dramatic, 35–40% correction is not only possible but necessary.Disclaimer:The analysis and opinions presented in this newsletter are solely those of the author. They are for informational purposes only and do not constitute financial or investment advice. I am not a licensed financial advisor, and you should not rely solely on this content when making any investment decisions. Past performance is not indicative of future results. Always conduct your own research and consider consulting a professional before making financial decisions. I am not liable for any loss or damage arising from any actions taken based on the information provided here.
— Nota clave: El texto enfatiza que la desconexión entre precios, salarios y alquileres es insostenible, y que una corrección violenta es inevitable».