https://www.elconfidencial.com/economia/2025-04-25/generacion-dependiente-padres-poder-adquisitivo_4115393/PÉRDIDA DE PODER ADQUISITIVO
La generación dependiente de sus padres: "A los 43 y de jefe, el sueldo me da menos que a los 18"Hace no tanto, muchas empresas eran símbolos de prosperidad y salarios competitivos: sus trabajadores querían que sus hijos siguiesen sus pasos. Hoy, la situación ha cambiado
Iván de la Fuente empezó a trabajar en ‘la antigua Renault’ cuando tenía 18 años. Era la misma fábrica en la que curraba su padre y a este le hizo mucha ilusión. Su hijo se encontraba ante la promesa de buenas condiciones y un empleo para toda la vida. Renault, Michelín, Endesa, Renfe, Telefónica durante su etapa pública o SEAT -antes de su venta a Volkswagen- han sido símbolos de prosperidad y salarios competitivos durante muchos años. Algunas, incluso, ofrecían a sus trabajadores viviendas, becas para sus hijos o descuentos en sus servicios: el precio de los billetes de tren, la luz, la telefonía. Hoy, muchas de ellas siguen siendo empresas líderes en su sector, pero sus trabajadores actuales han perdido buena parte de la capacidad adquisitiva y beneficios salariales que gozaron generaciones anteriores en su mismo puesto.
“Hace 25 ó 30 años, la mayoría de los trabajadores de Renault querían que sus hijos entrásemos a trabajar aquí, pero si hoy preguntas a la gente que ronda los 50 y pico y que tienen hijos en edad de trabajar si quieren que entren, la respuesta es muy distinta”, expone de la Fuente para señalar que, a sus 43 años, el sueldo le da para menos que cuando empezó su vida laboral. “Ahora, que soy un mando intermedio, tengo menor capacidad adquisitiva que cuando era un oficial de tercera”, cuenta de La Fuente, quien desde 2023 trabaja en Horse. Es decir, en su mismo puesto de trabajo pero bajo las siglas de una nueva empresa conjunta creada por el Grupo Renault con la china Geely -que es la propietaria de Volvo, entre otras- y cuya sede está en Madrid.
Si nos vamos a las cifras, los trabajadores de esta filial de Renault han perdido un 8% de su poder adquisitivo en los últimos años. Según datos facilitados por el sindicato UGT-FICA HORSE a este periódico, la subida salarial firmada en el último convenio Renault 2021-2024 fue de un 10,3% en los cuatro años, mientras que la inflación en España (IPC) durante ese periodo fue del 18,1%.
“Nuestras condiciones no son malas, y si nos comparas con aquellos que tienen trabajos temporales no hay color, somos unos privilegiados, pero es que antes un sueldo te llegaba para vivir. Ahora, si en una unidad familiar no trabajan las dos personas a tiempo completo, llegas muy justito a fin de mes”, explica de La Fuente, que asegura estar cobrando la hora extra al mismo precio que hace treinta años.
"Nunca vamos a poder aspirar a los sueldos de los compañeros que se jubilan"
“En los últimos dos años, unas 50 personas se han pedido una excedencia para irse a otras fábricas o buscar otro curro en el que paguen mejor”, continúa de La Fuente que critica que, con la inflación, su empresa anuncia cada vez más beneficios mientras sus salarios valen cada vez menos. En 2024, Renault Group cerró el año con ingresos de 56,2 mil millones de euros, un aumento del 7,4% en comparación con el ejercicio de 2023.
'Millennials' y Z ganan menos que los boomersAlgo similar les ocurre a Julián y Lucía, ingenieros de profesión y compañeros de trabajo en una energética española, y que prefieren no dar sus verdaderos nombres. Él está a punto de cumplir 31 y ella tiene 29. Ambos cuentan a El Confidencial que se están jubilando jefes en su oficina y que cuando se proponen los ascensos estos van sin el correspondiente incremento salarial.
“No nos podemos quejar de los sueldos y el convenio que tenemos”, admite Lucía, pero señala que el problema también viene cuando los salarios de los trabajadores jóvenes que han entrado en los últimos años son menores que los de origen. “Esa diferencia no va a disminuir por más experiencia que tengamos, nunca vamos a poder aspirar a esos sueldos y es bastante frustrante no ver recompensada, aunque sea un poco, tu fidelidad y experiencia”, suspira.
Asimismo, Lucía también critica que se hayan ido perdiendo complementos salariales -que estaban marcados en los convenios de origen- con el paso de los años. Además de medidas sociales: “Un compañero, hasta el último convenio que ya se lo quitaron, tenía casi un mes más de ‘Jornada de Verano’”, ilustra.
Para Julián, además, el gran problema es el de muchos trabajadores: la vivienda. “Me compré un piso hace tres años, no lo tenía demasiado claro, pero es que mi casero se estaba comiendo mi sueldo, así que era eso o seguir perdiendo buena parte de mi sueldo en el alquiler”, relata. Buscó por todo Madrid, ciudad en la que vive, y acabó optando por un apartamento pequeño, de dos habitaciones, que había que reformar de arriba abajo. “Mi padre me dijo que cómo iba a quedarme con eso, que ese piso era una mierda. Él no era consciente del estado de las cosas. Era lo mejor que pude encontrar”, recuerda.
"La mayoría de los trabajadores han perdido poder adquisitivo"
Julián pudo pagar con sus propios ahorros la entrada de la hipoteca, pero no la reforma que necesitaba ese lugar para convertirse en una casa habitable. Esa parte la sufragaron sus padres. “El problema viene cuando alguien con un sueldo de ingeniero va justo para poder comprarse un piso pequeño en un barrio normal, ¿qué pasa entonces con los demás?”, se pregunta Julián.
El rentismo como lastrePara Jorge Galindo, doctor en sociología y director adjunto de EsadeEcPol, el mercado laboral español está ahora más equilibrado que hace 10 ó 15 años gracias a la implementación de figuras como el Ingreso Mínimo Vital (IMV) o la reducción de la temporalidad. Sin embargo, en los últimos años, con la inflación se ha producido una situación específica que, a su juicio, no había ocurrido antes: el conjunto de los trabajadores ha perdido capacidad adquisitiva. “Son unas pérdidas que han afectado incluso a aquellos que están protegidos, incluso para aquellos que se han beneficiado de diversos incrementos salariales, ya sea por convenio por subida del SMI”, explica.
Una pérdida que, en muchos casos, a juicio de Galindo se explica por el pacto de rentas firmado por los sindicatos en 2023 para compartir pérdidas a la hora de afrontar la inflación. “Fue una moderación salarial, por debajo de inflación, para evitar una espiral del precio del salario”, añade para señalar que, en la protección de la pérdida de poder adquisitivo, el sistema funciona mejor para ciertos segmentos que para otros. “Si destino recursos para las pensiones en el año con mayor inflación de los últimos 20 años y buena parte se va a las pensiones más altas, quizá se podría haber pensado algo mejor”, critica para argumentar que el sistema de bienestar protege “poco” a los trabajadores al comienzo de su vida laboral y protege más después “si te ha ido bien”.
“Desde 2008 se ha ido normalizando una especie de cultura de la precariedad”, apunta por su parte Jon González, ingeniero industrial que en sus redes sociales se dedica a analizar con datos públicos cuestiones de economía, juventud y reto generacional. “Se suceden las crisis, no puedes adaptar los salarios a la velocidad a la que va la inflación y, además, las empresas ya no compiten con una de Soria o de Zaragoza sino con una de Vietnam o de China”, continúa para opinar que la recuperación de poder adquisitivo será lenta y que es algo que “saben tanto las empresas como los sindicatos”.
A estos últimos, además, González les atribuye una pérdida de independencia. “Están más alineados con la agenda del Gobierno que con una defensa autónoma y combativa de los intereses de los trabajadores”, explica para seguir con que “aunque hayan ganado influencia como interlocutores institucionales, han perdido arraigo social y capacidad de movilización, especialmente entre los jóvenes”.
Son, además, los trabajadores jóvenes los principales afectados por esta situación que, para ambos entrevistados, centra el gran problema en la actual crisis de vivienda. “El rentismo está erosionando enormemente la capacidad adquisitiva de nuestros trabajadores jóvenes”, sentencia Galindo para incidir en que el principal gasto de los jóvenes se divide entre educación y vivienda. “Es tan importante lo de la vivienda en las ciudades que tienen alta demanda de población que, para mí, se lleva todo lo demás por delante”, opina.
"O heredas o te tienen que pasar la herencia en vida para que puedas vivir la tuya, es muy triste"
“Si tú estás dedicando cada vez más dinero al alquiler y a una cesta de la compra que también has subido por encima del IPC, no te está permitiendo ahorrar y afrontar las vicisitudes de la vida”, ejemplifica González para insistir en lo peligroso del asunto: “Cuando nuestros mayores mantuvieron durante la última crisis financiera a sus familias fue un fracaso de la economía española. Esa no debería ser la función de las pensiones. La función de las pensiones es que cuando llegues al término de tu vida laboral puedas mantenerte a ti mismo, no que seas el único sostén de tus hijos y nietos, como ya ha pasado”, finaliza.
Sin herencia, no hay pisoCelia tiene 34 años, trabaja en el sector de la comunicación y, hasta 2023, sus padres tenían que ayudarle para llegar a fin de mes. Ella siempre ha trabajado a jornada completa, pero hasta entonces su sueldo anual no había subido de los 22.000 euros brutos. “Compartir piso con treinta años porque no te queda otra y que tus padres tengan que ayudarte con la pasta porque tu sueldo se lo come el alquiler de un piso con humedades, y que lleva sin reformarse desde 1980, es humillante”, critica para ironizar con la baja natalidad española. “¡Pero cómo vamos a tener hijos, si no podemos mantenernos a nosotros mismos!”, exclama. Ella querría haber sido madre joven.
Sin embargo, en 2023 ocurrieron dos cosas que cambiaron su suerte económica. Una oferta de empleo que considera decente -ahora cobra 35.000 euros brutos anuales- y la muerte de su madre en un accidente de tráfico. Celia heredó y, con esa herencia, se compró el apartamento de 50 metros cuadrados en el que vive. “Conozco muchos casos como el mío, se mueren tus padres y heredas. O te tienen que pasar la herencia en vida para que tú puedas empezar a vivir la tuya. Es muy triste”, concluye.
Cuando no puedes ahorrar, es la riqueza de tus padres la que avala tu presente. Y eso significa que tú no generas ninguna riqueza. Tanto los millennials como la generación Z son cohortes que, hoy y con sus diferencias, siguen recibiendo ayuda económica de sus padres aunque ya se hayan emancipado. “Y, al final, de nuevo, la generación que está a punto de jubilarse sigue manteniendo parcialmente a sus hijos”, apostilla González.
“La vivienda ha sido el vehículo de creación de patrimonio de las familias en España -hablando en términos intergeneracionales- y ese patrimonio se está perdiendo al tener que pagar alquileres tan altos que no nos permiten ahorrar para tener nuestra casa”, insiste Galindo para señalar que esto está provocando que una generación esté convirtiendo lo que debería ser patrimonio para la familia en gesto. Tendencia que, de mantenerse en el tiempo, aumentará la inequidad entre familias a largo plazo. “Por un lado estarán aquellos que podrán saltar la barrera por herencia, porque les vaya muy bien laboralmente o por ambas cosas a la vez. Los hijos de estos, entonces, contarán con más oportunidades y un mundo construido. Sin embargo, habrá otros muchos que se pasarán gastando 1500 euros al mes en alquiler hasta los 80 años”, finaliza.
Los 3 subapartados del artículo dejan claro el mensaje a transmitir:
- Milenials y Z ganan menos que los boomers.
- El rentismo como lastre.
- Sin herencia, no hay piso.
Directo al subconsciente de la gente.