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Cita de: AbiertoPorDemolicion en Ayer a las 12:47:13La generación actual de los que van de los 30-55 años son el núcleo duro de las Clases Medias Extractivas. Los que han metido todo su dinero en El Pisito, y tambien lo que se están hipotecando para especular. -Ningun banco da hipotecas para especular.Ninguno sin un aval que cubra el 100%. -No existen personas de 30 años que sean clase media extractiva.Si quieres exculpar a los boomer, entonces culpas a sus herederos, por puro Scoring Bancario.Con ambas premisas, la conclusión es que mueran los boomers, y entonces los millennial, que son 6 millones menos, heredan un negocio que ya no da rentas. Fin.Es se llama PIRAMIDETAÚD.
La generación actual de los que van de los 30-55 años son el núcleo duro de las Clases Medias Extractivas. Los que han metido todo su dinero en El Pisito, y tambien lo que se están hipotecando para especular.
Trump says India and Russia appear 'lost' to 'deepest, darkest China'U.S. President Donald Trump makes announcement at the White HouseU.S. President Donald Trump attends an event in the Oval Office at the White House in Washington, D.C., U.S., September 2, 2025. REUTERS/Brian Snyder/ File Photo Purchase Licensing RightsWASHINGTON, Sept 6 (Reuters) - U.S. President Donald Trump on Friday said India and Russia seem to have been "lost" to China after their leaders met with Chinese President Xi Jinping this week, expressing his annoyance at New Delhi and Moscow as Beijing pushes a new world order."Looks like we've lost India and Russia to deepest, darkest, China. May they have a long and prosperous future together!" Trump wrote in a social media post accompanying a photo of the three leaders together at Xi's summit in China.Later on Friday, however, he told reporters he didn't think the U.S. had lost India to China."I don't think we have," he said. "I've been very disappointed that India would be buying so much oil, as you know, from Russia. And I let them know that."Asked about Trump's social media post, India's foreign ministry told reporters in New Delhi that it had no comment. The Chinese foreign ministry did not immediately reply to a request for comment and representatives for the Kremlin could not be immediately reached.Xi hosted more than 20 leaders of non-Western countries for the Shanghai Cooperation Organization (SCO) summit in the Chinese port city of Tianjin, including Russian President Vladimir Putin and Indian Prime Minister Narendra Modi.Putin and Modi were seen holding hands at the summit as they walked toward Xi before all three men stood side by side."I'll always be friends with Modi," Trump told reporters on Friday. "He's a great prime minister. He's great. I'll always be friends, but I just don't like what he's doing at this particular moment. But India and the United States have a special relationship. There's nothing to worry about. We just have moments on occasion.""Deeply appreciate and fully reciprocate President Trump's sentiments and positive assessment of our ties," the Indian PM said in an X post early Saturday.India and the U.S. have a "very positive ... forward-looking Comprehensive and Global Strategic Partnership," Modi said.Trump has chilled U.S.-India ties amid trade tensions and other disputes. Trump this week said he was "very disappointed" in Putin but not worried about growing Russia-China ties.Trump has been frustrated at his inability to convince Russia and Ukraine to reach an end to their war, more than three years after Russian forces invaded Ukraine.He told reporters on Thursday night at the White House that he planned to talk to Putin soon.
https://www.elconfidencial.com/espana/2023-11-07/jovenes-no-creen-trabajo-padres-mataron-echar_3767269/?Los jóvenes ya no creen en el trabajo: "La vida no puede ser esta estafa piramidal"Héctor G. Barnés16-20 minutos"Viene un cliente y me dice 'me has cobrado de menos', me da igual. Cuando a alguien se le cae el café, 'perdón, te pago otro', me da igual. Me da igual que no hayas consumido para entrar en el baño. No me debes un café, una botella de agua, ve al baño, me da igual. No me enseñes el cupón de descuento, me da igual. Puedes venir a la cafetería, sentarte en una mesa y traerte un Happy Meal, me da igual. Yo voy a seguir cobrando cinco euros la hora".No es habitual que una estrella de TikTok trascienda a la televisión, pero el más de medio millón de reproducciones del vídeo de _rayomcqueer en el que explicaba su trabajo como camarera la llevaron a aparecen en La Sexta Xplica, donde probablemente causó algún que otro amago de infarto entre el público boomer. Cristina Merino, que así se llama la camarera viral, lo dijo claramente: le da igual el trabajo. “No significa que lo haga mal, al contrario, simplemente relativizo”, desarrolló. “Me pagan lo que me pagan, no voy a heredar la cafetería y no me van a subir ni un euro. Entonces, ¿por qué me tengo que estar matando?”."Supongo que la precariedad laboral es algo que atañe a la mayoría de gente en el mundo, porque muy pocos son los que se benefician de ella, entonces es fácil quejarte de la mierda que es tu situación laboral y que mucha gente se vea reflejada en eso", responde Merino a El Confidencial. "Además, a poco que seas una tonta del culo la gente dice same sis, y comparte".El éxito de sus vídeos es el síntoma más claro de que algo ha cambiado en la relación de la generación Z con el trabajo. El ejemplo más visible de un cambio de valores que la pandemia aceleró y que tiene como principal precepto dejar de considerar el trabajo el centro de sus vidas. De Inés Hernand (1992) gritando que “el trabajo nos toca el badajo, no nos puede dar más puto asco trabajar” hasta los foros de internet, pasando por ácidos retratos del mundo laboral como Supersaurio de Meryem El Mehdati (1991), los nacidos a partir de los noventa tienen otra percepción frente a la creencia meritocrática de sus padres y abuelos.“Os fastidia que nuestra generación se haya dado cuenta de que, efectivamente, el sistema de trabajo asalariado es abusivo y solo sois capaces de reaccionar llamándonos flojos en lugar de pararos a pensar si acaso estáis muy contentos trabajando más de ocho horas al día en trabajos de mierda”, escribía Ángela Vicario (1997), burgalesa que ha trabajado en divulgación cultural y que está cursando el Máster de Formación del Profesorado. “Al trabajo lo que le pido es que me permita vivir, pero con dignidad: trabajar ocho horas al día sin tener que desplazarme dos horas y poder pagarme un alquiler que no tenga que compartir con otras cuatro o cinco personas”, explica a El Confidencial.Es difícil medir exactamente el grado de desafección de los jóvenes con el trabajo, recuerda el sociólogo de Udima Mariano Urraco. Sin embargo, es una sensación que todos comparten: los propios jóvenes y los investigadores. Se puede recurrir a los datos que proporcionan las compañías de recursos humanos. Randstad, por ejemplo, señala en uno de sus últimos informes que un 58% de los jóvenes entre 18 y 24 años dejaría su trabajo si no le garantiza calidad de vida. El número de ocupados de 20 a 24 años que desean trabajar menos horas también ha aumentado.“Se observa un cierto descreimiento con respecto al poder socializador del trabajo”, explica Urraco, autor de Una juventud zaleada: crisis y precariedades (Tirant Lo Blanch). “Para las generaciones anteriores, que ahora tienen 60 o 70 años, el trabajo era lo que les daba identidad. Para los jóvenes, como el empleo es ahora más escaso, precario e incluso raro (como esos trabajos de un día), no genera esa vinculación social fuerte que aportaba anteriormente. Ante esa situación, lo normal es que busquen la identidad en otros sitios, como el ocio, el consumo o la sexualidad”.Pero ¿qué buscan?Tiempo. La pasada semana se viralizó un vídeo en el que la tiktoker BrielleyBelly123 aparecía llorando porque tenía que emplear alrededor de dos horas en llegar a su puesto de trabajo. Salía de casa a las siete y media de la mañana y no volvía hasta las seis y cuarto de la tarde, como pronto. “No tengo tiempo para hacer nada”. "Que me pague el tiempo que trabajo, que si hago horas nocturnas se me paguen como nocturnas y si hago horas extra, se me paguen como extras… Suena ridículo que esas sean mis exigencias, pero a día de hoy es más una utopía que una realidad", añade Merino.La necesidad de respetar el tiempo libre es esencial para los jóvenes. Víctor Terrazas (1995) trabajó en una consultoría y en una editorial después de terminar sus estudios. Ahora es mucho más feliz trabajando como portero en un edificio en el centro de Madrid. “Antes, cuando llegaba a casa, solo me apetecía comerme un kebab y ver vídeos de YouTube o meterme en la cama directamente”, explica. “Ahora tengo tiempo, vuelvo a casa fresco y dispongo de seis o siete horas para poder hacer lo que realmente me gusta, como escribir sobre música”."Cuando llegaba a casa, solo quería ver vídeos en YouTube. Me metí a portero"El trabajo no es lo más importante. “Hemos dejado de creer en el trabajo como algo central en la vida”, explica Isabel Rodríguez (1996), científica social y doctoranda en CSIC y UNED, que pensó en centrar su tesis en la interacción de trabajo y bienestar. “Hemos vivido una ruptura en la relación entre esfuerzo y éxito y resultados. Quizá por necesidad hemos necesitado redefinir qué es éxito y vivir bien. Ya no es imprescindible trabajar mucho, ganar dinero y ascender social y económicamente, sino disfrutar del tiempo libre para desarrollar hobbies y proyectos personales y tener unos mínimos necesarios”.A medida que a los jóvenes les resulta cada vez más difícil acceder a la independencia económica, a la vivienda o a una carrera laboral, su relación con el trabajo es más instrumental: dame el dinero y corre (para casa). "El trabajo no define mi valía como persona, estoy 100% segura de que me dedicaría a ser una petarda con mis amigas y me pasaría el día meditando, tomando tila de sobre y haciéndome limpias con palo santo o cualquier pedorrería para hacerme la intensa y sentirme la más mística", opina Merino.La empresa no es tu vida. Las posibilidades de llevar a cabo una carrera profesional en la misma compañía (incluso en el mismo sector) se han reducido, por lo que el compromiso lo ha hecho de la misma manera. “Lo que le pido a mi trabajo es que no se convierta en mi personalidad”, añade Vicario. “El compromiso de los boomers con su trabajo ha muerto. He visto que por mucho que mis padres y mis tíos se comprometiesen con sus empresas, no las han heredado y a la primera de cambio los han echado”."Siento que el conformismo del que presume la generación de mis padres no es la virtud que creen que es. Te quiero decir, el hecho de trabajar ocho horas diarias (en el mejor de los casos) por un sueldo que la mayoría de las veces no es digno, no es algo lógico, por muy normalizado que esté", añade Merino. "Y que me digas 'así es la vida', bueno, amor, a lo mejor la vida no tendría que ser esta pedazo de estafa piramidal, ¿no opinas?".1. Una explicación sociológica“Como ocurre en las relaciones sociales, es difícil querer a alguien que no te aporta nada”, explica Urraco, que para su tesis doctoral profundizó en los ámbitos laborales de la generación millennial. “Puedes meterte en la dinámica laboral del esfuerzo, pero si lo que te devuelve es precariedad y dificultades biográficas, te cansas de esa lógica laboral de realizarse a través del trabajo que teníamos los que ahora rondamos los 40”."Muchos jóvenes estarían dispuestos a autoexplotarse si pudiesen ganar más"Los nacidos durante los años noventa se han criado escuchando un discurso que “hace agua”, explica el sociólogo, ya que no se concreta en la realidad diaria. Como explicaba El Confidencial, los salarios de los trabajadores de entre 26 y 35 años han descendido desde el año 2007. “Cuanto más tiempo te mantengas, más posibilidades tienes de caer en la frustración”.Para el sociólogo, el boom del discurso antitrabajo es una respuesta de protección psicológica ante una situación en la que se percibe que el esfuerzo no produce los efectos deseados. “Creo que muchos jóvenes estarían encantados de explotarse y de sostener un discurso más productivista si pudiesen tener una carrera y ganar más”, valora. “Hay un poco de postureo”.La fábula de la zorra y las uvas. “Para mí hay mucho autoengaño, en la medida en que no se ven posibilidades: si las hubiese, muchos de estos jóvenes que dicen que lo importante son otras cosas renunciarían y harían el mismo recorrido que sus padres o abuelos”, añade. “Es como con la vivienda: muchos dicen que están encantados de vivir de alquiler, pero porque no pueden comprar un piso”.2. Una visión desde los recursos humanosGuido Stein, profesor de Dirección de Personas en las Organizaciones de IESE, se encuentra en Navarra cuando atiende a El Confidencial. Le acaban de explicar que hay una empresa en Alsasua que va a ofrecer 400 nuevos puestos de trabajo con la condición de ser mayor de 31 años. Los directivos están hartos de la actitud de los jóvenes. “Dicen que tienen una relación con el trabajo que no es la que más les gusta”, explica. “Pero a veces las empresas son unas sinvergüenzas y ellos tienen más razón que un santo. Están recogiendo lo que han sembrado”.Para el autor de Líderes y millennials (Ediciones Universidad de Navarra), hay un perfil de joven muy bien formado y que tiene muchas ganas de trabajar pero ya no se casa con su empresa. “La mentalidad de compromiso es desconocida, pero no por vagancia, sino por cosmovisión: no lo entienden”, explica. Es una de las grandes diferencias con el pasado, cuando si uno era un obrero de Standard Eléctrica, lo era aunque estuviese en huelga contra su empresa.La generación Z ha visto cómo sus padres y abuelos sacrificaban su vida por el trabajo y, una vez llegó la crisis, perdieron sus puestos o fueron dejados de lado. “Han visto cómo sus padres vivían para trabajar y ellos no quieren repetirlo”, explica. Sin embargo, Stein también tiene críticas. La considera la generación mejor formada, “pero no la mejor socializada”, con “un punto de egoísmo que les perjudica porque les da un narcisismo difícil de digerir”.Ese subidón de expectativas “no hay realidad que lo cumpla”, y provoca que se aburran mucho más rápido con sus trabajos. “No es que no quieran trabajar, es que se aburren muy pronto: si tu padre pasaba 30 años en la empresa y tú cinco, eso es indigerible para alguien de 25 años. Todo lo que les rodea no les ayuda a entender una carrera en una compañía que no sea coyuntural u oportunista, empezando por el propio trato que la compañía les dispensa”.3. Una teoría desde la economíaJosé Ignacio Conde Ruiz es catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y publicó hace unos meses La juventud atracada: cómo un electorado envejecido cercena el futuro de los jóvenes (Península), escrito junto a su hija Carlotta, en el que explica cómo el envejecimiento demográfico de los votantes ha provocado que los políticos concentren sus esfuerzos en las generaciones de mayor edad, mientras que olvidan a los electoralmente menos atractivos jóvenes."Lo racional sería trabajar menos una vez tienes las necesidades cubiertas"Aunque es difícil saber si existe de verdad ese antitrabajismo o se trata simplemente de que sus discursos ahora son más visibles, Conde Ruiz ofrece algunas explicaciones de racionalidad económica. “Tendrías más motivación para trabajar más si los salarios fuesen más altos”, valora. “¿Para qué quieres trabajar? Para comprarte cosas. Si te pagan poco y no puedes siquiera acceder a una vivienda, es racional trabajar menos, porque valoras más destinar tu tiempo al ocio, que es otro bien. Lo racional, por lo tanto, sería trabajar menos, no más, una vez tienes cubiertas las necesidades básicas”.La mayoría de las valoraciones que escuchan sobre la generación Z por parte de sus mayores son negativas, recuerda el economista, que tiene su respuesta. “Si hablas con el jefe de relaciones laborales de una empresa, te va a decir que los jóvenes no se esfuerzan, pero yo les respondo que no se esfuerzan porque no les pagan bien y saben que no van a promocionar”. El antitrabajismo no es tanto una postura filosófica como una reacción ante las promesas rotas.El desencanto de la clase media¿Es un discurso igualmente extendido en todas las clases sociales? Vicario, por ejemplo, lo considera “algo horizontal, a no ser que sean hijos de empresarios”. Al principio lo escuchó entre académicos que tal vez conocían el trabajo de Bob Black, pero hoy lo ha oído entre compañeros que “ni se han sacado la ESO”. “Personas que nunca han leído un artículo académico me dicen que tienen su trabajo como podrían tener cualquier otro, y que en el momento en que empiecen a tratarles mal o a no pagarles las horas extra, se van”.Urraco advierte de las visiones generacionales y recuerda que es posible que el desencanto con el trabajo sea más propio de una cierta mentalidad de clase media que vio cómo las generaciones anteriores sí pudieron ascender en el ascensor social. Mientras que para la clase trabajadora el esfuerzo y la autoexplotación siguen siendo vistos como una herramienta para mejorar su situación, hay “otra clase de perdedores de la globalización, que son los que desarrollan un discurso más antilaboral, porque ven que lo que les ha funcionado a sus padres, a ellos no”."Si dejo la portería por la universidad, perdería tiempo o dinero"Vicario es un buen ejemplo. Hija de un repartidor de congelados, estudió en una universidad privada gracias a una beca, pero recuerda que “la gente confía en el sistema si el sistema le da premios: si me permitiera independizarme a los 20 años y no tener que sacar 20 másteres y una oposición para trabajar, confiaría en el sistema”. Algo semejante ocurre con Terrazas, que estudió Ciencias Políticas y recibe la incomprensión de sus padres cuando afirma que se ve trabajando como portero toda su vida en lugar de en la universidad. “Pero es que cobro más como portero que lo que puedo cobrar en la universidad hasta los 50 años. Si dejo la portería, perderé o tiempo o dinero”.La némesis de rayomcqueer es Nano, que se hizo famoso por un discurso en el que reivindicaba la importancia del esfuerzo. “Si vienes de una familia que tiene dinero, te dan tu paga, te compran tus cosas, no te falta nada, ¿por qué dejas el instituto?”, se preguntaba. “¿Por qué te dejas el dinero que te dan tus padres en porros, en beber, en fiestas...? ¿Por qué, si no te falta de nada, vas como si fueras de barrio? No vayas de lo que no eres porque no sabes lo dura que es esta vida de verdad”.¿Desde cuándo?La gran pregunta es en qué momento empezó a desvanecerse esta percepción central del trabajo en la vida, sobre todo si, como recuerda Urraco, los treintañeros que analizó en su investigación aún tenían “un discurso totalmente laboralista” en el que obtenían su identidad del trabajo, a pesar de haber vivido la crisis de 2008.Quizá la diferencia se encuentre en haberse criado sin conocer otra realidad que la de la crisis perpetua. Los primeros recuerdos de Vicario son los de las vacas flacas, y ni siquiera llegó a atisbar la burbuja inmobiliaria: “Yo eso de los obreros cobrando 3.500 euros no lo recuerdo”. Uno de sus primeros recuerdos laborales, a los 12 años, es oír a Zapatero hablar de brotes verdes.La última pregunta es si este antitrabajismo ha llegado para quedarse, como un cambio de paradigma en una sociedad en la que el trabajo será cada vez menos importante, o si se atenuaría en el caso de que el mercado laboral ofreciese más posibilidades económicas y de desarrollo profesional. Es decir, si se trata de un cambio de cosmovisión en una sociedad poslaboral o de la adaptación a una dura realidad."Estoy superagradecida con los mensajes que me llegan y solo quiero decirles a todas las minorías que son perfectas y que no se dejen engañar por la meritocracia", concluye Merino."Si fuese por mí, ¡¡¡¡todas mereceríais un piso en el que caeros muertas!!!!".[/b][/size]
Norway is increasingly disadvantaged outside EU, foreign minister saysEspen Barth Eide and centre-right rival say Oslo is vulnerable while it remains outside bloc but neither plan a vote on joiningA gas processing plant in Norway. Oslo is the EU’s biggest supplier of gas after replacing Russia © Naina Helén Jåma/BloombergNorway is increasingly suffering by staying out of the EU as Donald Trump’s tariff wars and Brexit make trade policy more important, the country’s foreign minister and his main rival said ahead of Monday’s parliamentary election.Norway is part of the EU’s single market through its membership of the European Economic Area (EEA) but is not part of the bloc’s trade policy or customs union after twice voting No to joining in referendums.“We are acutely aware that the delta between EU membership and EEA membership is increasing,” said Espen Barth Eide, Norway’s foreign minister. His centre-left Labour party is the slight favourite ahead of the vote but polls remain too close to call.Ine Eriksen Søreide, a former foreign minister who would likely regain her position if her centre-right opposition party wins the most seats, said: “Everyone sees that our connection with the EU gives us a lot of vulnerabilities, because we are increasingly on the outside of everything we want to be on the inside of.”Both the Labour party and Søreide’s Conservatives want Norway to join the EU but neither want to call for a new referendum imminently, as opinion polls show most voters reject membership of the bloc.She stressed that the cost of not being in the EU was increasing “by the day”, adding: “That has to do with everything from Brexit to the war [in Ukraine] to the pandemic to the refugee crisis — which changes the EU fundamentally in how they work, and how they work with third countries.”Former foreign minister Ine Eriksen Søreide: ‘We are increasingly on the outside of everything we want to be on the inside of.’ © John Minchillo/Getty ImagesNorwegian opposition politicians have criticised the government for getting worse tariff terms than the EU with the US, despite Prime Minister Jonas Gahr Støre’s friendly meeting with Trump in the White House in April.Norway is the closest non-member country to the EU and its biggest supplier of gas after replacing Russia following the latter’s full-scale invasion of Ukraine.Norway’s two-party coalition collapse in January underscored how divisive the EU remains, when the junior partner, the rural Centre party, refused to back the entry of various EU energy directives. The Labour party passed them with the help of other parties.But energy policy is likely to remain a thorn in the side of Norway’s relationship with the EU in the next parliament. Støre said this week that if he led a new government Norway would not implement the remaining five parts of the EU’s clean energy package.Barth Eide said Norway — a big electricity, oil and gas provider — wanted more input on the regulations. He added that the current government was trying to speed up implementation of other EU directives and regulations and ‘‘demonstrate our strict adherence to the principles of the EEA”.An additional complication in the Norway-EU relationship is likely to come next year and in 2027 when two old electricity interconnectors to Denmark come up for renewal.Sylvi Listhaug, leader of the rightwing populist Progress party which is currently second in the polls, said that she did not want to renew them because Denmark — an EU member state — was so reliant on renewable energy such as wind power.She added that Norway provided the EU with about 60 times more gas than electricity so she would prioritise the former for the 27-country bloc and try to keep power prices low in Norway.“If we export so much to Europe that the prices are high at home, that gives us problems,’’ she said. ‘‘We are a cold country so we need to have electricity.”
US housing agency rehires sacked staff ahead of Fannie and Freddie IPOAlmost a third of the mortgage giants’ workforce was cut as part of Trump’s purge of the federal governmentClean-out: window washers scrub the building that houses the Fannie Mae headquarters in Washington © BloombergThe US government agency overseeing Fannie Mae and Freddie Mac is rehiring some of the employees it fired earlier this year as it prepares a $30bn listing of the state-backed mortgage giants.The Federal Housing Finance Agency has in recent weeks requested several employees it had laid off over the spring and summer to come back to work, according to three people familiar with the matter.The move comes after Trump-appointed FHFA director Bill Pulte cut about 30 per cent of the agency’s workforce, and as he presses ahead with ambitious plans to raise $30bn through an offering of Fannie and Freddie’s shares.The FHFA had about 750 employees at the start of the year but axed about 250 roles through a mix of voluntary redundancies and job cuts, the people said. This included a team of economists set up under the leadership of Mark Calabria, who headed the agency during Trump’s first term, two of them added.Pulte embarked on a major shake-up of the mortgage market after he was sworn in to the job in March and appointed himself chair of Fannie Mae and Freddie Mac. The firebrand wants to privatise Fannie and Freddie in what he has called the “largest IPO in history” and fired several of their board members, including Freddie Mac chief executive Diana Reid.“There was a Nobel Prize winner on Fannie Mae’s board that got fired,’ said one former executive, who left earlier this year.Pulte said earlier this week that the US government was looking at selling about 5 per cent worth of stock in a $30bn IPO while retaining a stake in the public company. Treasury secretary Scott Bessent has suggested that the government’s stake could help fund a US sovereign wealth fund. “Where President Trump looks, he finds money, and he’s found money at Fannie Mae and Freddie Mac, and we’re gonna keep on making money for the benefit of Americans,” Pulte told Fox Business on Tuesday.People close to the FHFA believe that the administration is looking to get an IPO done before the 2026 midterm elections. Last month, Trump met with the chief executives of the country’s largest banks to discuss plans for the listing.While Pulte and Trump have previously hinted that a public listing could take place as early as this year, they have since tempered expectations, with Pulte telling Fox Business this week that the president was in “no rush” and would do it “on his own timeframe”.One former employee who overlapped with Pulte for several months described the morale at Fannie Mae as “very low”, and said that the agenda at the FHFA seemed to be driven by the IPO process. Pulte’s impact has been felt beyond the federal agency, too. On X, he has repeatedly called for the Federal Reserve to cut interest rates, and last month alleged that Fed board member Lisa Cook had committed mortgage fraud in a criminal referral. His accusations have since escalated into an unprecedented attack on the central bank’s independence as Trump sought to oust Cook from the role last month.Privatising the two entities will be a delicate act. Fannie and Freddie are vital to the proper functioning of the US mortgage market, and help to keep mortgage rates low for regular Americans. Sceptics have warned that taking them out of government conservatorship without proper care could risk snarling the market.Some investors are poised to potentially make a fortune if Fannie and Freddie are privatised: hedge fund billionaires Bill Ackman and John Paulson are among those betting on it.The FHFA declined to comment.
El tráfico en los principales accesos a las ciudades el último fin de semana de agosto aumentó un 2%, pero no se registraron retencionesDesde la DGT destacan que los ciudadanos escalonan más los retornos y los trenes y los aviones han quitado muchos vehículos de la carretera