Chosen, no sabe lo mucho que me da igual.
Además, podría usted haber acertado, quién sabe y a quién le importa.
Lo que me lleva a otra cosa. Siempre he tenido un problema gravísimo con dos cosas:
-La metafísica. Nulo, cero, incapaz.
-Las cuestiones identitarias. Yo soy incapaz de considerarme hombre o mujer o trans o cualquiera de las otras letras a las que la gente se afilia. Pero lo mismo me pasa con nacionalidades, patrias chicas o grandes, orientaciones sexuales, clase social, alma mater... Eso incluye la empresa para la que trabajo, peña, equipo de fútbol, por supuesto partido político o incluso clasificación ideológica. Si de repente descubrimos una civilización extraterrestre no sé si sería capaz de decir -yo, como humano que soy...-
No sé si es una forma de solipsismo o qué mierdas.
Ya se que "al mundo" le da igual. Como en general, cualquier cosa que me pase.
Salgo de la cueva solo para afirmar que este post podría haberlo escrito yo exactamente de la misma forma.
No, al mundo no le da igual. Vivimos en una época de exacerbación de las "identidades", que está resultando un gran negocio de los poderes fácticos para mantener entretenido al personal y alejarlo de los enormes problemas estructurales que tenemos sobre nuestros hombros. Es completamente transversal, tanto las izquierdas como las derechas sociológicas están enzarzadas en sus guerritas culturales de pacotilla, y ninguna atina a ver ni de lejos las razones estructurales que explican sus tonterías.
Con el tema de la(s) identidad(es) suelo tener discusiones con todo tipo de personas a las que aprecio. personas con las que estoy de acuerdo en muchas cosas, pero que inevitablemente en éstos temas suelo chocar de frente. Cada vez que sale algún temita identitario -que es más o menos todos los días- ser me hincha la vena. Es la nueva religión laica al alcance de cualquiera, porque todos tenemos identidades sagradas que defender a muerte, que se estructuran de manera religiosa: lo sagrado no puede cuestionarse ni discutirse, porque la crítica a la idiotez identitaria se convierte en blasfemia.
La cuestión identitaria, en su forma actual, es el sostén ideológico de popularcapitalismo. Todo es identidad: la raza, el sexo, el género, el futbol, la política, la alimentación, la música, la nacionalidad, el país, la región, el idioma, la gastronomía, los colores, el clima y todo lo que se te ocurra.
Tanta identidad nos ha convertido en seres idiotas, sujetos a la tiranía de identidades prefabricadas de consumo exprés.
Qué epoca estúpida nos está tocando transitar, verdad?
un saludo a todos.