Ayer comí en el Valle de los Caídos. Desde que comencé a ver a Sánchez usar el lugar como instrumento de división y enfrentamiento suelo ir una vez cada dos meses. Ayer había una niebla densa.
La primera vez que visité el Valle --hace ahora unos sesenta años--, me trajo mi padre, oficial del ejército de la República, pasado por la resistencia francesa y con regreso a España tras la guerra europea. A poco de volver pasó por la célebre cárcel del Dueso con una pena de muerte luego conmutada. Para él El Valle sí era un monumento para reflejar la tragedia y la reconciliación. Por eso siento bastante asco que niñatos pijos de la "gauche du vin rouge" persigan y degraden hoy el grandioso monumento. By the way, la mayor parte de ellos de familias franquistas; comme il faut. "Adictas" como se decía entonces. Lo digo sin el menor reproche.
Sobre la vivienda no voy a repetir lo evidente: Pasa porque quienes nos gobiernan así lo quieren y para elllo crean las condiciones de demanda importada "a la Von der Mamen" e insuficiencia de oferta.
Olvidan los 4.5 Millones de viviendas sociales que se construyeron en España desde 1961 a 1975. Europa vive el ciclo terminal de Élites Parasitarias que tan elegantemente predijo Toynbee.
Termino con una reflexión sobre nuestra responsabilidad ciudadana. Hemos sido capaces de llevar al gobierno una familia salida del hampa de los lupanares y sin que una prensa vergonzosa hiciera la más minima mención. Somos de lo que no hay.
Aquí no se salva ni la Charito.