No me preocupa en absoluto la concentración en oligopolios financieros.
En Burgos, por poner un ejemplo, tenían sede dos cajas: Cajaburgos y Cajacírculo, durante décadas ambas cobraron las mismas comisiones y pagaron los mismos intereses a sus clientes, aunque nadie se molestó en investigarlo está claro que pactaron precios.
Durante la burbuja inmobiliaria, en esencia, todos se dedicaron a lo mismo, dar crédito a mansalva, las diferencias entre entidades solo eran de matices, en ningún caso se ofrecían inversiones rentables para el cliente, solo para la entidad, si el cliente obtenía alguna plusvalía esta era ridícula en comparación a la obtenida por la entidad y si se daba era porque se necesita una zanahoria al final del palo.
Esto era y es común a todas las entidades.
Como cliente me resulta indiferente que se me ofrezca lo mismo desde más de cincuenta entidades o desde siete.
Sin embargo todo lo anterior y todo lo que envuelve el actual proceso de fusiones sí me ha obligado a plantearme una nueva forma de gestionar mis finanzas en la cual no delego ninguna decisión, yo decido la moneda o monedas en la que tengo mis ahorros, decido que parte invierto en metales y cuanto guardo en efectivo, incluso decido personalmente si invierto en algún proyecto empresarial o comercial que me resulte interesante participando en cooperativas o como socio capitalista, por supuesto que tomar estas decisiónes me ha obligado a formarme e informarme muchísimo más pero ahora dispongo de medios para ello (al alcance de cualquiera como esta misma web) y el proceso de asunción del control de mis finanzas me ha resultado mucho más provechoso de lo que me resultaba delegar en una entidad financiera.
Dejando a un lado consideraciones personales, tampoco supone mucha diferencia para la sociedad en su conjunto el hecho de que decenas de entidades se concentren en siete, pues sean siete o setenta siguen necesitando dinero público para abrir las puertas cada mañana.