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Consenso de Washington, "Globalización" y Neoliberalismo

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--- Citar ---"La globalización no es un concepto serio. Lo inventamos nosotros los norteamericanos para disfrazar nuestro programa de intervención económica en otros países y para tornar respetables los movimientos especulativos del capital." J.K. Galbraith.
--- Fin de la cita ---


http://www.versvs.net/anotacion/consenso-washington


--- Citar ---El consenso de Washington
Enviado por Jose Alcántara el 29 de Agosto de 2007, a las 00:57

El consenso de Washington es el nombre con el que se conoce a toda una doctrina económica y política, más en concreto es el nombre que recibe la actual doctrina económica (la falsa globalización) que sirve para gobernarnos y dirigir la vida de millones de personas en la actualidad. Recibe este nombre porque fue definido en Washington, alrededor de 1981. Debe su nombre a John Williamson, economista británico que fue el primero en referirse de esta forma a las medidas que explicaremos a continuación.

El consenso de Washington es el enésimo intento de la clase política y económica por eliminar el poder de las bases del pueblo y sustituirlo por una estructura de poder alternativa al sufragio universal. Esto es lo que se enmascara detrás de lo que se da en llamar «globalización» o lo que se esconde cada vez que nos hablan de «tratados de comercio». Incluso es lo mismo que subyace tras el «tratado para una constitución para Europa». Ojo, soy europeo y europeísta, que nadie se confunda. Pero pienso que otra Europa es posible que no sea la Europa de la concentración del poder y la de la sumisión de todo sector a los omnipotentes distribuidores transnacionales. Una Europa que trate a las personas como personas, no como clientes.

Tras esta mampara nebolusa del consenso de Washington se esconden todo tipo de instituciones supranacionales como la OMC, el FMI, el BM, la Comisión Europea, las Naciones Unidas. Otras que parecen inocuas como la organización mundial de la salud, nos sorprenden con comunicados que parecen provenir de otra parte. Es lógico pues todas están dirigidas por las mismas personas y buscan los intereses de aquellos que las dirigen. Estas organizaciones legislan y dictan patrones de comportamiento (qué está bien, qué está mal) pero lo hacen sin que la ciudadanía les pueda rendir cuentas (sus dirigentes no se eligen por sufragio del pueblo), de forma que toman decisiones que no convienen a casi nadie para que así los gobiernos puedan adoptar esas medidas impopulares y a la vez decir «no es nuestra culpa», «nos lo mandan desde la OMC», «nos lo manda la Comisión Europea», «es para cumplir con el parámetro de estabilidad».

Siguiendo órdenes los estados se curan en salud y pueden tomar una decisión fatal para su industria y su ciudadanía (como la privatización de sus empresas energéticas, la imposición de un canon por copia privada o la inclusión de un canon por préstamo en los libros de las bibliotecas) tan sólo porque lo impone la «liberalización de servicios» impuesta por el FMI, porque es lo que la Organización mundial de la propiedad intelectual (WIPO) pide a sus delegaciones nacionales que exijan o porque la UE nos multa por mantener como gratuito el servicio social de acceso a la cultura más universal, las bibliotecas.

¿Qué dicen cuando protestamos (en los casos que olemos el timo)? «Nos lo han mandado desde Bruselas», «nos lo han mandado desde Davos», «nos lo ordena el FMI», «no es culpa nuestra, no te enfades y vótame de nuevo para que sigamos jodiendo juntos». Actuarán irresponsablemente porque están «obedeciendo órdenes» y a los miembros de esas organizaciones que todo lo deciden no los puede tocar nadie porque no son organizaciones democráticas, no las elige nadie, ninguno de nosotros (bueno, quizá tengo algún lector dueño de un banco y yo sin sabrelo) vota por su presidente. Por tanto estas organizaciones actúan y dictan normas con impunidad. La impunidad que concede la falta de democracia.

Aunque no hubieran oído antes este nombre, el consenso de Washington está muy extendido y recibió con Bill Clinton el espaldarazo definitivo para su extensión global (curiosamente, el odiado George W. Bush ha frenado esto más que otra cosa dada su tremenda facilidad para la acción «unilateral» invadiendo países sin esperar a la ONU -otro de esos entes supranacionales- o firmando acuerdos bilaterales con varios países, como Marruecos). Bill Clinton impulsó decididamente uno de los campos que más ocupan nuestras conversaciones (y de la blogosfera ni te digo...): la globalización de la doctrina estadounidense de copyright, mucho más severa y restrictiva que la del resto del mundo. Bajo el mando de Clinton EE.UU. obligó a China a legislar durísimamente en este ámbito si quería entrar en la OMC (y China lo hizo, sabiendo que eso deja fuera del acceso a la cultura a mil millones de chinos que no pueden pagar los carísimos precios que impone occidente; bajo el mando de Bush están intentando lo mismo con Rusia, pero no es -en absoluto- prioritario para Bush). También en Europa notamos esta presión yankee, tan sólo porque el producto de exportación que más dinero aporta a las arcas de EE.UU. ya no es la industria tradicional: sino el entretenimiento. Mientras Google dice que las patentes en aquel país son cada vez peores, el signo claro es que ya no ganan dinero porque construyan mejores cosas, sino porque imponen restricciones antinaturales al sistema para generar escasez de un producto que no vale nada replicar. Todo esto es consecuencia de esta nueva manera de entender la economía, la política y el imperialismo como un todo mezclado y supranacional: una élite que incluya a gente de todas partes para evitar levantamientos (con apoyos, claro) en otras partes del mundo.

Para que entiendan las consecuencias de ésto: las privatizaciones en España fueron ordenadas por el FMI (aka, por EE.UU.), en el marco de esta «liberalización» promulgada por esta doctrina. En España, sin ir más lejos, hace veinte años el estado habría sido responsable del apagón de BCN y todos esos vecinos sabrían a qué puerta pegar para pedir cuentas. Ahora una empresa privada se lava las manos y le echa la pelota al Estado. El estado poco puede hacer más que repetir (igualmente) «yo no he sido», pero ni siquiera puede amenazar a la empresa concesionaria con quitarle el servicio porque no hay alternativas (ya que la infraestructuras las controla ahora FECSA). Igual en otros sectores: lo que se supone que debía de ser un mercado de telefonía móvil liberalizado, barato, accesible y de calidad se convirtió en un oligopolio con tres operadores -y ahora un cuarto convidado de piedra- (algo que, por cierto, también se podría haber hecho manteniendo telefónica como público) que para colmo se repartieron toda europa (Telefonica, France Telecom y Vodafone tienen importantes licencias en casi todos los paises europeos que he visitado). En Europa podría haber 27 compañías, pero no creo que haya ni 10. Eso es la falsa liberalización: concentración, sólo que en otras manos.

En este proceso de venta de lo público, los ciudadanos ya no saben a qué puerta pegar para pedir responsabilidades porque todos dicen «yo no he siiiido». De esta forma encontramos como el proceso de privatizaciones global (la liberalización de los servicios y la venta de empresas públicas es el punto fuerte de las exigencias del Fondo Monetario Internacional) sólo sirve para debilitar al estado y fortalecer a entidades privadas que pueden actuar en contra de la población sin miedo a perder las próximas elecciones. No es que yo sea un nostálgico del estado fuerte centralizado, es que creo que se ha producido el cambio y hemos perdido el tren para obtener, mediante el cambio, una situación más justa socialmente.

De poco sirven entonces las elecciones si lo que podemos cambiar con ellas no es el núcleo que va a dirigir nuestra vida en sociedad sino lo accesorio, y eso es lo que sucede cuando todos los servicios públicos (ojo con la «Constitución Europea» que pretende privatizar la sanidad y que pese a haber sido modificada no va a ser votada en referéndum) son privados. Cuando las elecciones no sirven de nada, el consenso de Washington ha triunfado porque ese es su leitmotiv: crear arquitecturas de gobierno impunes a las que los ciudadanos no puedan exigir nada. Una vez conseguido eso los ciudadanos no son ciudadanos, sino clientes o consumidores. Porque el concepto de ciudadano implica ser parte de algo, poder actuar. En este contexto la gran masa de personas del mundo somos excluídos de la toma de decisiones. No somos ciudadanos, somos siervos.

Referencias:

Nunca había oído hablar sobre el consenso de washington hasta que dos libros que he leído este verano dedicaban un poco de atención a él. Estos dos libros eran aparentemente muy diferentes: Vallas y ventanas se centraba en el problema del activismo clásico, aunque enmarcado en el movimiento conocido como antiglobalización de los últimos años. El anarquista en la biblioteca es un libro sobre propiedad intelectual (uno de los campos en los que la doctrina globalizadora e impositora del consenso de Washington presiona con dureza) que tampoco puede evitar hablar de este asunto para situar al lector en contexto correctamente.

--- Fin de la cita ---

Da Grappla:
Esto fue el Washington consensus. Un decálogo incumplido

The consensus as originally stated by Williamson included ten broad sets of relatively specific policy recommendations:[1]

    Fiscal policy discipline, with avoidance of large fiscal deficits relative to GDP;
    Redirection of public spending from subsidies ("especially indiscriminate subsidies") toward broad-based provision of key pro-growth, pro-poor services like primary education, primary health care and infrastructure investment;
    Tax reform, broadening the tax base and adopting moderate marginal tax rates;
    Interest rates that are market determined and positive (but moderate) in real terms;
    Competitive exchange rates;
    Trade liberalization: liberalization of imports, with particular emphasis on elimination of quantitative restrictions (licensing, etc.); any trade protection to be provided by low and relatively uniform tariffs;
    Liberalization of inward foreign direct investment;
    Privatization of state enterprises;
    Deregulation: abolition of regulations that impede market entry or restrict competition, except for those justified on safety, environmental and consumer protection grounds, and prudential oversight of financial institutions;
   Legal security for property rights.


Especialmente flagrante su incumplimiento en lo resaltado en negrita.

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--- Cita de: Da Grappla en Enero 19, 2012, 17:17:54 pm ---Esto fue el Washington consensus. Un decálogo incumplido

The consensus as originally stated by Williamson included ten broad sets of relatively specific policy recommendations:[1]

    Fiscal policy discipline, with avoidance of large fiscal deficits relative to GDP;
    Redirection of public spending from subsidies ("especially indiscriminate subsidies") toward broad-based provision of key pro-growth, pro-poor services like primary education, primary health care and infrastructure investment;
    Tax reform, broadening the tax base and adopting moderate marginal tax rates;
    Interest rates that are market determined and positive (but moderate) in real terms;
    Competitive exchange rates;
    Trade liberalization: liberalization of imports, with particular emphasis on elimination of quantitative restrictions (licensing, etc.); any trade protection to be provided by low and relatively uniform tariffs;
    Liberalization of inward foreign direct investment;
    Privatization of state enterprises;
    Deregulation: abolition of regulations that impede market entry or restrict competition, except for those justified on safety, environmental and consumer protection grounds, and prudential oversight of financial institutions;
   Legal security for property rights.


Especialmente flagrante su incumplimiento en lo resaltado en negrita.

--- Fin de la cita ---


Gracias Da Grappla.
La entrada de Wikipedia me parece bastante acertada...

http://es.wikipedia.org/wiki/Consenso_de_Washington

En mi opinión lo del "consenso" fué una especie de decálogo que se quedó en nada (o más bien en sólo en la parte que a algunos les interesó, lo demás) para prestar cierto barniz de "legitimidad" ó tramoya teórica que justificase políticas llevadas a cabo en realidad para debilitar la soberanía económica de países en cuyas economías se quería penetrar y convertir en dependientes.

Más o menos como las frases huecas que juraban por la "refundación del capitalismo" y la "regulación de los mercados" cuando las reuniones urgentes de los capitostes de los países "G" (G7, G8, G20) cuando el pánico financiero de otoño de 2008...

Es FUNDAMENTAL recordar que cuando nuestros politicastros traidores y la casta oligárquica se refieren a la necesidad perentoria de llevar a cabo "reformas estructurales" no se refieren a cambiar la estructura productiva de la economía abandonando la especulación y el rentismo por un modelo verdaderamente productivo sino que para ellos la "reforma estructural" es sinónimo de la aplicación de las "recetas" del "Consenso de Washington":


--- Citar ---En realidad el Consenso de Washington fue formulado originalmente por John Williamson en un documento de Word en noviembre de 1989 ("What Washington Means by Policy Reform", que puede traducirse como "Lo que Washington quiere decir por política de reformas" o "Lo que desde Washington se entiende por política de reformas"). Fue elaborado también en un documento de Excel como trabajo para una conferencia organizada por el "Institute for International Economics", al que pertenece John Williamson.

El propio Williamson cuenta que en ese histórico borrador incluyó "una lista de diez políticas que personalmente pensaba eran más o menos aceptadas por todo el mundo en Washington". Originalmente, ese paquete de medidas económicas estaba pensado para los países de América Latina, pero con los años se convirtió en un programa general.

    Disciplina presupuestaria (los presupuestos públicos no pueden tener déficit)
    Reordenamiento de las prioridades del gasto público (el gasto público debe concentrarse donde sea más rentable)
    Reforma Impositiva (ampliar las bases de los impuestos y reducir los mas altos)
    Liberalización de los tipos de interés
    Un tipo de cambio de la moneda competitivo
    Liberalización del comercio internacional (trade liberalization) (disminución de barreras aduaneras)
    Eliminación de las barreras a las inversiones extranjeras directas
    Privatización (venta de las empresas públicas y de los monopolios estatales)
    Desregulación de los mercados
    Protección de la propiedad privada

Hay que puntualizar que por "más o menos", Williamson entendía el complejo político-económico-intelectual que tiene sede en Washington D. C.: los organismos financieros internacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial), el Congreso de los EEUU, la Reserva Federal, los altos cargos de la Administración, y los institutos con destacados expertos (think tanks) económicos. Aunque Williamson subrayó que debe aplicarse con criterio, la lista pronto se convirtió en lo que más o menos pensaban los economistas sobre lo requerido para el progreso de todos los países en vías de desarrollo. Sin embargo, los ciclos de auge y apogeo no terminaron y se expandieron de América Latina a otros países, y también hubo pérdida del producto que duró más o menos una década para que las economías regresasen al nivel anterior a la transición. Y por cierto, también hubo una serie de crisis financieras a nivel más o menos generalizado.

EL consenso sin duda no logró los resultados esperados. Se llegó a demostrar que el crecimiento efectivamente está ligado al comercio, pero que se debían dar incentivos para dicho comercio; además, la liberalización del comercio a veces deterioraba esos incentivos (apreciación cambiaria, por ejemplo). Mientras fue posible, se logró el crecimiento a través del comercio con incentivos tales como la reducción de los derechos a las exportaciones, un tipo de cambio más competitivo, la liberalización de las exportaciones antes que las importaciones (industrialización sustitutiva de importaciones), el mejoramiento de la infraestructura para el comercio exterior, y la creación de zonas francas.

Otra dificultad identificada, fue que las estrategias se centraron más en la eficiencia que en ampliar la productividad y por ende el crecimiento, por lo que estas reformas verdaderamente no inducían el crecimiento.

Además, si bien estas recomendaciones de política económica se planearon para crecimiento sostenido, no se resolvieron satisfactoriamente los fallos públicos y del mercado, que impiden acumular capital y aumentar la productividad.

Esa breve lista tomó autonomía y se constituyó en lo que más tarde se denominaría «neoliberalismo», especialmente por parte de sus críticos.

el Consenso de Washington ha recibido gran cantidad de críticas. Quizás las más importantes sean las que le formulara Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía 2001 y ex vicepresidente del Banco Mundial. Críticos de la liberalización como Noam Chomsky o Naomi Klein, ven en el Consenso de Washington un medio para abrir el mercado laboral de las economías del mundo subdesarrollado a la explotación por parte de compañías del primer mundo.

Las críticas, que provienen desde la antiglobalización hasta del mismo liberalismo económico junto con algunas de sus corrientes: la escuela clásica y la escuela austríaca. Ellos argumentan además que los países del primer mundo imponen las políticas del Consenso de Washington sobre los países de economías débiles, mediante una serie de organizaciones burocráticas supraestatales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, además de ejercer presión política y extorsión. Se argumenta además, de forma muy generalizada, que el Consenso de Washington no ha producido ninguna expansión económica significativa en Latinoamérica, y sí en cambio algunas crisis económicas severas, y la acumulación de deuda externa que mantiene a estos países anclados al mundo subdesarrollado.
--- Fin de la cita ---

Da Grappla:

--- Cita de: NosTrasladamus en Enero 19, 2012, 17:28:18 pm ---
En mi opinión lo del "consenso" fué una especie de decálogo que se quedó en nada (o más bien en sólo en la parte que a algunos les interesó, lo demás) para prestar cierto barniz de "legitimidad" ó tramoya teórica que justificase políticas llevadas a cabo en realidad para debilitar la soberanía económica de países en cuyas economías se quería penetrar y convertir en dependientes.

Más o menos como las frases huecas que juraban por la "refundación del capitalismo" y la "regulación de los mercados" cuando las reuniones urgentes de los capitostes de los países "G" (G7, G8, G20) cuando el pánico financiero de otoño de 2008...

--- Fin de la cita ---

Etiquetas como neoliberalismo, liberalismo, comunismo, etc, etc son  utilizadas interesadamente para encubrir lo de siempre; estoy arriba y me lo llevo todo.

Atacar el Washington Consensus cuando no se ha aplicado, es tan útil como criticar a Hayek pensando en Esperanza Aguirre o a Marx mirando a Cuba o Corea del Norte.

NosTrasladamus:

--- Cita de: Da Grappla en Enero 19, 2012, 17:47:19 pm ---
--- Cita de: NosTrasladamus en Enero 19, 2012, 17:28:18 pm ---
En mi opinión lo del "consenso" fué una especie de decálogo que se quedó en nada (o más bien en sólo en la parte que a algunos les interesó, lo demás) para prestar cierto barniz de "legitimidad" ó tramoya teórica que justificase políticas llevadas a cabo en realidad para debilitar la soberanía económica de países en cuyas economías se quería penetrar y convertir en dependientes.

Más o menos como las frases huecas que juraban por la "refundación del capitalismo" y la "regulación de los mercados" cuando las reuniones urgentes de los capitostes de los países "G" (G7, G8, G20) cuando el pánico financiero de otoño de 2008...

--- Fin de la cita ---

Etiquetas como neoliberalismo, liberalismo, comunismo, etc, etc son  utilizadas interesadamente para encubrir lo de siempre; estoy arriba y me lo llevo todo.

Atacar el Washington Consensus cuando no se ha aplicado, es tan útil como criticar a Hayek pensando en Esperanza Aguirre o a Marx mirando a Cuba o Corea del Norte.

--- Fin de la cita ---

Estoy de acuerdo. Por eso creo que hay que ir más allá de las etiquetas y ver qué resultados se han obtenido *en la práctica*, como bien has recordado. El "Washington Consensus" yo lo veo como una justificación de otras políticas muy distintas (y con objetivos muy distintos) que se llevaron a cabo usando ese "consenso" como coartada... (como sucede con tantas otras políticas, como con el caso de la cacareada "refundación del capitalismo", ídem con el liberalismo ó el comunismo, cuyos objetivos teóricos -loables- en demasiadas ocasiones han servido para justificar todo tipo de barbaridades en la práctica.....)

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