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Geopolítica / Re:Geopolitica siglo XXI
« Último mensaje por saturno en Hoy a las 16:07:44 »
OPINION / GUYÉNOT, Geopolitica multipolar

¿Se acabaron los estados nacionales? La nueva geopolítica multipolar
Por Laurent Guyénot − mayo de 2024

v/FR= https://lesakerfrancophone.fr/les-etats-nations-cest-fini-la-nouvelle-geopolitique-multipolaire
v/Go-ES= https://lesakerfrancophone-fr.translate.goog/les-etats-nations-cest-fini-la-nouvelle-geopolitique-multipolaire?_x_tr_sl=auto&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=en-US



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Por lo tanto, sugiero de paso que dejemos de reaccionar al estilo pavloviano ante la expresión banal y neutral "nuevo orden mundial" como si fuera la contraseña que todos los matones del planeta se habían dado a sí mismos para su proyecto común de dictadura global, en el que En este caso tendríamos que incluir a Putin y Xi Jinping en esta categoría, ya que ellos también utilizan este lenguaje.

El nuevo orden mundial que anuncia Huntington es casi el mismo que defiende Putin: multipolaridad, es decir, un mundo organizado en eras civilizatorias, cada una centrada en un “Estado central” que garantiza la seguridad regional. “El mundo”, predijo Huntington, “encontrará un orden basado en civilizaciones, o no encontrará ninguno  ”  ; “Aparece un orden mundial organizado sobre la base de civilizaciones. Las sociedades que comparten afinidades culturales cooperan entre sí; […] los países se agrupan en torno a los estados emblemáticos de su civilización. »

En esta nueva configuración, advierte Huntington,
“los occidentales deben admitir que su civilización es única pero no universal y unirse para restaurar su vigor frente a los desafíos planteados por las sociedades no occidentales. Evitaremos una guerra generalizada entre civilizaciones si los líderes políticos de todo el mundo reconocen que la política global se ha vuelto multicivilizacional y cooperan para preservar este estado de cosas . »

Ciertamente, Huntington afirma que, "para preservar la civilización occidental, a pesar de la decadencia del poder occidental, a los Estados Unidos y a los países europeos les interesa" integrar a Eslovenia y Croacia, alentar la "occidentalización" de América Latina, " impedir que Japón se aleje de Occidente y se acerque a China" , y "mantener la superioridad tecnológica y militar de Occidente sobre otras civilizaciones" . Pero también recomienda:

    “considerar a Rusia como el Estado emblemático del mundo ortodoxo y como una potencia regional clave, con intereses legítimos en la seguridad de sus fronteras meridionales; »
    “- y, por último, pero no menos importante, admitir que cualquier intervención de Occidente en los asuntos de otras civilizaciones es probablemente la causa más peligrosa de inestabilidad y conflicto generalizado en un mundo de múltiples civilizaciones. »


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¿Qué futuro para Europa?

En una entrevista concedida a la revista Éléments (abril-mayo de 2023), Christopher Coker, autor de The Rise of the Civilizational State , explica: “Los europeos no pueden convertirse en un estado civilizacional. Las fallas que atraviesan Europa […] han resuelto la cuestión. » Sin unidad e independencia políticas reales, Europa no constituye un “polo” en la multipolaridad. En La maldición papal , demuestro que el estado de desunión política y decadencia de la civilización en Europa es el resultado de un problema de crecimiento durante la infancia de Europa, es decir, la Edad Media. La Europa medieval deseaba ardientemente tener una unidad política imperial, como demostró Robert Folz en La idea de imperio en Occidente del siglo V al XIV (1953). Los soberanos, los intelectuales y el pueblo aspiraban a este ideal, que a sus ojos era sinónimo no de tiranía sino de paz y prosperidad.

El proceso orgánico de unificación política europea estaba en marcha bajo la dinastía Otton (936-1024), pero se vio frustrado bajo la dinastía Salian (1024-1125) por la ambición política contrapuesta de los papas, que se dotaron de un Estado, vasallaron otros Estados, se arrogan el derecho de movilizar a su clase militar y tratan de hacer del emperador nominal su lugarteniente. El último intento de unificar Europa en torno al Sacro Imperio Romano Germánico fracasó bajo la dinastía Hohenstaufen (1125-1250), cuya grandiosa y trágica historia terminó con el exterminio de los descendientes de Federico II por parte del hombre de confianza del Papa, Carlos de Anjou. hermano de Luis IX. A partir del siglo XIV, la situación se estropeó: Europa quedó fragmentada en un mosaico de Estados nacionales celosos de su independencia, cuyas identidades nacionales cristalizarían en repetidas guerras, que fueron otras tantas "guerras civiles" europeas . Así escribe Georges Minois en La guerra de los cien años. Nacimiento de dos naciones  :

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    La Guerra de los Cien Años es más que una guerra, es una mutación de la civilización, que marca la transición del cristianismo feudal a la Europa de las naciones, a través de la conciencia de la identidad nacional de Francia y de Inglaterra 16 .

Pero la supramonarquía papal, que entonces pareció triunfar en el siglo XIII, también fracasó con la nacionalización del papado por Felipe el Hermoso y luego con la Reforma Protestante. El fracaso de ambos proyectos (imperial y papal) deja a Europa en un estado de desunión y de guerra perpetua crónica, inmersa en una competencia frenética por la perfección de las técnicas bélicas que le permitirán conquistar el mundo, pero que en última instancia lo consumirán.

“Las naciones son guerra ”, decían los pioneros de la construcción europea en la segunda mitad del siglo XX. ¿Cómo podemos demostrar que están equivocados? Bertrand de Jouvenel analizó bien la evolución de la guerra en su memorable ensayo, Du Pouvoir , escrito después de la Segunda Guerra Mundial: mientras que en el siglo XII, la guerra era todavía "muy pequeña" , porque los Estados no tenían ni obligación militar. ni el derecho a imponer, a lo largo de los siglos se convirtió en el gran asunto de estos mismos Estados:

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    Si ordenamos en series cronológicas las guerras que desgarraron nuestro mundo occidental durante casi un milenio, resulta sorprendente que de una a otra el coeficiente de participación de la sociedad en el conflicto aumenta constantemente, y que nuestra Guerra Total es sólo la culminación. de una progresión incesante hacia este fin lógico, de un avance ininterrumpido de la guerra 17 .

Con la esperanza de pacificar esta Europa que tiene la guerra en la sangre, Emmanuel Kant publicó en 1795 el proyecto de una "liga de naciones republicanas" en un manifiesto titulado Hacia la paz perpetua , considerado el fundador de la "teoría de las relaciones internacionales" . La idea conductora es ahora la Europa republicana, basada en principios universales como los derechos humanos y el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Es esta Europa kantiana la que finalmente se logró en el siglo XX. Sabemos el resultado. Precisamente porque se basa en principios que proclama universales, esta Europa se da como identidad la ausencia de identidad. Quiere ser una Europa global, sin fronteras ideológicas, lo que inevitablemente la llevó, por la lógica interna de su idea fundacional, a negar sus propias fronteras étnicas y geográficas.

La razón profunda y orgánica por la que la Europa moderna es un fracaso es que no está arraigada en la historia de Europa. Incluso podemos decir que la construcción europea de los años cincuenta tuvo lugar sobre las ruinas de una Alemania castigada por seguir creyendo en su destino como Estado emblemático de Europa. Esta Europa es un cuerpo sin cabeza y por tanto sin alma, lo que ha vaciado a los pueblos europeos de cualquier “conciencia civilizatoria” europea .

La Europa real se siente tan poco como un organismo unificado que, cada vez que la URSS arrancó un trozo de su flanco oriental (1956 y 1968), los europeos occidentales no sintieron dolor. Tal es el drama evocado por el escritor checo Milan Kundera en su ensayo de 1983, “Un Occidente secuestrado ”, donde recuerda a los europeos occidentales la importancia cultural de Bohemia.

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    La desaparición del centro cultural centroeuropeo fue sin duda uno de los mayores acontecimientos del siglo para toda la civilización occidental. […] ¿Cómo es posible que haya pasado desapercibido y sin nombre? / Mi respuesta es sencilla: Europa no ha notado la desaparición de su gran centro cultural, porque Europa ya no siente su unidad como unidad cultural 18 .

Pero ¿qué unidad cultural podría haber salvado a Europa Central, sin unidad política? No puede haber voluntad política sin unidad política.
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Transición Estructural / Re:PPCC: Pisitófilos Creditófagos. Primavera 2024
« Último mensaje por senslev en Hoy a las 15:59:15 »
Y los atentados de primeros ministros y/o muertes en circunstancias sospechosas, también han ocurrido antes.

https://es.wikipedia.org/wiki/Atentado_de_Sarajevo
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Transición Estructural / Re:PPCC: Pisitófilos Creditófagos. Primavera 2024
« Último mensaje por senslev en Hoy a las 15:48:44 »
Pues ayer en Vistalegre hubo una reunión que indica lo contrario. Estoy de acuerdo que el auge de estos individuos es una consecuencia, pero extrema derecha (o como la quieres llamar) haberla, hayla. Ya ha pasado otras veces, sigo recomendando el libro End Times de Peter Turchin.

Esas élites que están nerviosas porque no hay sitio para todos, o porque algunos dentro de ellas,  pueden perder sus puestos de privilegio.
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Transición Estructural / Re:PPCC: Pisitófilos Creditófagos. Primavera 2024
« Último mensaje por el malo en Hoy a las 15:36:49 »
¿Por qué todo el mundo habla del auge de la extrema derecha (que yo no veo por ninguna parte) pero nadie dice nada de las causas?

No es que el pepito quiera crecimiento y prosperidad eterna, creo que todos sabemos que eso no existe. Ni que el pepito no quiera trabajar (al revés, Pepito Pérez quiere curro.. y a ser posible uno en el que alguien le diga exactamente qué, cúando y cómo tiene que hacer.. sin que haya que pensar mucho).

Lo que a Pepito le cabrea es ver cómo él mismo trabaja como un cabrito para que cada día le inflen más y más a impuestos y ver cómo esos impuestos van en corruptelas y hoteles pagados a inmigrantes. Además Pepito ya no puede permitirse casi ni pagar la hipoteca. Exclavitud moderna: curra mucho para que te quitemos más del 95% de tu sueldo entre impuestos y gastos fijos.

Encima Pepito tiene que oir cosas del estilo de "el dinero público no es de nadie" de nuestros gestores públicos, o ver cómo a él no le dejan llevar su coche viejo al centro de la ciudad con la excusa del CO2, pero su presidente se gasta en un fin de semana en Falcon todo el CO2 que Pepito y su familia emitirían en toda su vida.

Así que no, el auge de la extrema derecha (si es que es cierto) no viene del decrecimiento económico. Es ocasionado por unas élites parasitarias extractivas que hace tiempo que se pasaron de rosca y no tienen ninguna intención de volver atrás. El parásito está matando al huesped, y es tan inútil que no se da cuenta de que cuando el huepsed muera, él mismo va detrás.
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Transición Estructural / Re:PPCC: Pisitófilos Creditófagos. Primavera 2024
« Último mensaje por senslev en Hoy a las 15:24:21 »
Este lo leí hace bastante. Después del Imperio, Emmanuel Todd.

En cuanto pueda leeré La derrota de Occidente. Gracias por la lista Manu.


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Después del miedo, está la envidia:
       —Qué mierda de vida tengo en comparación con la de los nihilistas superfluos ('лишний человек', lishni chelovek) que han nacido de pie, derechitas cobardes.

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El hombre superfluo (del ruso: «лишний человек», lishni chelovek) es un personaje tipo de la literatura rusa del siglo xix. Su presencia en poemas, novelas y obras teatrales rusas es suficientemente recurrente para ser considerado un arquetipo nacional.1​El hombre superfluo es habitualmente un aristócrata, inteligente, sensible y también idealista, pero lo que lo define es su nihilismo.2​ Al ser melancólico y dubitativo como Hamlet2​ acaba siendo incapaz de ocuparse de cualquier acción efectiva. Aunque el personaje es consciente de la estupidez y la injusticia de la sociedad que lo rodea, se considera incapaz de cambiar las cosas y acabará siendo un simple espectador.1​
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El compañero Vípamo rechaza que  tratemos de parecernos a los EEUU o a cualquiera de sus estados --supongo que exceptuando NY y California que tienen un modelo de izquierdas o, como es el caso,  de la ciudad de Chicago que se ha apuntado a la Extrema Izquierda racista--.

Su entorno ideal, dice Vípamo, sería el de "una economía de mercado social". Que supongo lo definimos como un mercado condicionado por criterios redistributivos y, añado, sin excluir un dirigismo al estilo del que la CIA eligió para la Unión Europea tras la segunda guerra mundial. Difícil no coincidir con él a pesar de que
esta UE es una creación de los EEUU a su servicio con un papel Anti URSS y Anti Ruso predefinido por un Washington y una Inglaterra que no toleran lo que no se rinde.

La verdad es que como, estando en plena caída,  nos dediquemos a copiar modelos lo llevamos claro y si encima propugnamos lo que la CIA ha establecido para nosotros desde los años 40 pues apaga y vámonos. Lo realmente difícil es encontrar un camino viable a mejor.

Por otra parte si miramos al entorno veremos que Occidente  está en claro colapso y que éste se manifiesta en una pauperización muy evidente a pesar de una deuda impagable que solo la inflación provocada deliberadamente disimula. La Unión Europa está todavía peor y en España vivimos en un proceso Bolivariano. 

Esto puede complacer a los de "Cuanto peor, Mejor" pero es un desastre para la mayoría de la población Occidental que vamos de cabeza a lo peor de nuestras pesadillas

La puntilla nos está llegando con el inevitable "aufklarung" (iluminación mental) que se va produciendo con la guerra de Occidente contra Rusia en Ucrania usando la vida y los cuerpos de varones ucranianos de todas las edades.

La izquierda de Occidente calla vergonzosamente ante el ya más de Millón y medio de bajas de varones ucranianos. De ese número unos 600,000 son  muertos. Es decir un millón y medio sacrificados a mayor gloria del Imperio  no cuentan,  pero unas dos docenas de miles --como mucho-- de palestinos sirven para exponer una inaudita hipocresía.

De este colapso hay numerosas causas y casi todas ellas están bastante bien descritas en diferentes trabajos publicados este foro hace ya más de diez años.

Adicionalmente los mejores estrategas norteamericanos --como Kissinger, Brzezinsky o Mearsheimer-- se pronunciaron en su momento en contra de cosas como la expansión de la OTAN al "Este" pero... ni caso. Por lo visto quienes nos gobiernan son unos genios narcisoides que lo saben todo y no les importa que otros mueran por ellos.

Una de las características de este colapso es que ha sido advertido por toda la academia seria de USA, Canadá y la UE pero por lo visto a nuestras élites no interesa su opinión aunque esto nos lleve al carajo. Conclusión Cartesiana: Nuestras élites nos prefieren muertos y callados. Ya nos están reemplazando por sus preferidos: los pueblos islámicos.

Durante los últimos treinta años los siguientes libros nos han avisado de lo que viene. Solo unos pocos tienen más de tres décadas pero ningún político occidental ha tomado nota. Es decir, ni leen ni entienden lo que leen. Y les seguimos votando. Como las manadas.

Le roman vrai de la crise financière.  Olivier Pastré & Jean Marc Sylvestre
La crise des années 30 est devant nous. François Lenglet
Tipping point. Malcom Gladwell
PostWar. A history of Europe since 1945. Tony Judt
What money can't buy. Moral limits of markets. Michael Sandel
España, destino Tercer mundo. Ramón Muñoz
Bancarrota del estado y Europa como concepto. Sosa Wagner y Mercedes Fuertes
Poder, los Genios invisibles de la Ciudad. Guglielmo Ferrero
Collapse. Jared Diamond
Censoring Science. Mark Bowen
This time is different. Carmen Reinhart & Kenneh Rogoff
Reich. Nation. Föderation, Deutschland und Europa.  Dieter Langewiesche
Power in the 21st Century. Michael Mann
Paradise & Power. Robert Kagan
The collapse of complex societies. Joseph Tainter
An empire wilderness. Robert D. Kaplan
The crisis of capitalist democracy. Richard A. Posner
La CIA y la guerra fría cultural. Frances Stonor Saunders
Le nouveau gouvernement du monde. Georges Corm
The rise and decline of nations. Mancur Olson
Después de La sociedad abierta. Karl Popper
The revolt of the elites & the betrayal of democracy. Christopher Lasch
A study of History. Vols I and II (Abridged Version). Arnold Toynbee.
Après la démocratie. Emmanuel Todd.
World Order. Henry Kissinger
The Grand Chessboard. Zbigniew Brzezinsk
Postcapitalism. A guide to our future. Paul Mason
La ley de hierro de la Oligarquía. Dalmacio Negro
¡Ay, Europa! Jurgen Habermas.
The Constitution of Liberty. F.A. Hayek
The strange death of Europe. Douglas Murray
The impact of Economic Freedom on Real GDP. Cebula, Clark & Mixon
The new depression. Richard Duncan
Essai sur les libertés. Raymond Aron
The end of the free Market. Ian Bremmer
The square and the tower. Niall Ferguson
La educación moral según Lawrence Kolhberg. L. Kolhberg, F.C. Power & A. Higgins
Surveillance Valley. Internet secret military History. Yasha Levine
Dossier The Crisis of Globalisation. Rodrik et al. 
Hegemony and Socialist Strategy. Ernesto Laclau & Chantal Mouffe
Why can't you afford a home Josh Ryan-Collins
La formación de los Intelectuales. Antonio Gramsci
Republicanismo. Una teoría…libertad, gob. Philip Noel Pettit
Property and Freedom. Richard Pipes
Capital in the 21st Century. Thomas Piketty
Global Warming. A case studdy of Groupthink. Christopher Booker
The War of Words. Harold James
Crimen de Estado. J. Ramón Ferrandis
Adios, Europa. Plan Kalergi. Un racismo legal. Gerd Honsik
La debacle de Occidente. Eduardo Olier
La derrota de Occidente, Emmanuel Todd.


Como pueden ver por la relación de autores la bibliografía es de amplio espectro desde la izquierda a la derecha y toda ella muestra un alto grado de sintonía en los pronósticos: No se vislumbra mejoría alguna y menos con los EEUU vendiéndonos energía cara y llevándose lo mejor de nuestra industria que ya sabe que en la UE no va a sobrevivir.

 
Saludos
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PROLIFERA EL ULTRADERECHISMO PORQUE EL PROPIETARIADO Y LOS TRABAJADORES-DIRECTIVOS ESTÁN ASUSTADÍSIMOS.—

Conforme se aproxima el Hostión-2025 cunde el desconcierto. El cerebro no te permite ver que es el sistema —no el antisistema— el que está cambiando de patrón de Producción-Renta-Gasto. Te crees que todo se tambalea. Estás asustadísimo. Habría demasiado rojerío-de-mierda dando por el trasero. Y te juegas una mala pasada a ti mismo. Te crees que enfatizando tus elementos de derecha, en contra de los de izquierdas, aumentan tus oportunidades para conservar personal y familiarmente tu 'statu quo' laboral y residencial.

       —Marujita, mira qué de derechas que soy.
       —Más nos vale, con el padre que tienes.

       —Marujita, mira qué de derechas que soy.
       —Más nos vale, con lo dura que está poniéndose tu empresa.

       —Marujita, mira qué de derechas que soy.
       —Más nos vale, con lo que nos queda de hipotecón.

Después del miedo, está la envidia:
       —Qué mierda de vida tengo en comparación con la de los nihilistas superfluos ('лишний человек', lishni chelovek) que han nacido de pie, derechitas cobardes.


Eugenio Oneguin, Pushkin

Finalmente está la táctica: las izquierdas tienen que dividir a la derecha, máxime en situaciones estructurales.

Pero, si hubiera que resumir en una sola razón por qué prolifera la ultraderecha en el imperio anglo esa sería el complejo de culpa que retuerce el alma del propietariado y de los superasalariados, en cuyo fuero interno late su verdadera esencia objetiva roja-de-mierda:
• por el rentismo inmobiliario (y, en general, la extracción de Renta vía juegos de dinero-sin-trabajar), que los hace objetivamente anticapitalistas, en el sentido de que su dinámica es contraria a la acumulación capitalista auténtica; y
• por la escasísima zanahoria de los supersalarios (18.000 en España), que convierte las carreras de empleado de empresa en juegos de póquer (suma cero y todo lo gana uno —los supersalarios se financian contra el resto de bolsa salarial—).


El peronista Abascal y los tragicómicos anarcoparásitos Hermanos Milei, Madrid, 18/05/2004.

Este fin de semana en Madrid, con la guinda de una calumnia entre risotadas, al estilo 'Bürgerbräukeller' de Múnich, calumnia dirigida contra la mujer del presidente del Internacional Socialista y él mismo (a la sazón, presidente del gobierno de mi país, al que amo), hemos asistido a un aquelarre de socialistas-de-derecha heterodoxos resentidos contra el sistema. Gloria bendita para los intereses electorales inmediatos de la socialdemocracia, que no lo olvidemos, fue la que montó en los 1980 el popularcapitalismo en España (y en Alemania, Francia e Italia —no así en EEUU y RU). Faltaron Trump, Zelenski y Netanyahu, pero se notaba la «entrañable y querida presencia de su amor revolucionario, que conduce a una nueva empresa donde espera la firmeza del brazo libertario»: https://www.youtube.com/watch?v=dr_g23qi9hg.

Este fin de semana, pues, gran paso en el proceso de Hostión-2025.


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Transición Estructural / Re:PPCC: Pisitófilos Creditófagos. Primavera 2024
« Último mensaje por tomasjos en Hoy a las 14:06:24 »
https://www.elconfidencial.com/cultura/2024-05-20/ricos-elites-enfado-resentimiento-premio_3886113/


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Han creado una economía notablemente desigual que se basa en productos financieros ficticios, y que está sostenida por las deudas, en lugar de impulsar el crecimiento; es rentista, no productiva. Por si fuera poco, la guerra de Gaza ha dado la puntilla al orden basado en reglas y EEUU es acusado de hipocresía cada vez que lo menciona. De modo que hay pocos aspectos en los que las ideas de la época dorada no hayan sido un desastre. El coste lo estamos pagando ahora y sea mayor en los años venideros. En este contexto, nuestras élites se preguntan por qué crece la extrema derecha. La pregunta real es por qué no ha barrido ya en todo Europa con este historial de objetivos alcanzados. Ha ganado unas elecciones un señor con una motosierra, quizá sea el momento de reflexionar en serio.


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El proyecto de las élites nostálgicas y enfadadas

Aceptar estos efectos como parte de sus acciones tiene que resultar doloroso, y por eso resulta tan difícil de asimilar. En ese momento surge con fuerza la nostalgia de las élites: insisten en que ese mundo perdido debe conservarse, y recurren a la ira del hombre blanco rural, a los nacionalistas furibundos, a los ignorantes deplorables y a tantos otros calificativos con los que tratar de negar la realidad. Pero esa es una descripción que ahora bien pueden aplicarse a sí mismas. Lo que vivimos ahora es ese momento entre melancólico y resentido de las élites liberales frente a un mundo que se les escapa de las manos. Y eso es muy peligroso. Lo lógico sería entender el momento, reconocer la realidad, reaccionar y activar un camino de salida para Europa y Occidente. Pero el giro del establishment europeo, provocado por el malestar más que por la toma de conciencia, amenaza no con seguir anclado en el mundo que anhelan, sino con asir el volante con fuerza y apretar el acelerador. Lo previsible es que se refugien en las políticas que han llevado a cabo hasta la fecha, pero con una insistencia y una profundidad mayores. Ese es el proyecto de las élites enfadadas, y cada vez tiene más aspecto de comenzar a realizarse. Su opción preferida para el futuro no es otra que la de "seguir una política económica verdaderamente liberal no distorsionada por objetivos que limitan el crecimiento", es decir, continuar por la vieja senda que nos ha conducido a todos los problemas que afrontamos, pero caminando a más velocidad y con más ritmo. Cada vez hay más posturas entre las élites europeas favorables a esa posición, y la unión previsible entre la derecha y la extrema derechas europeas tras las elecciones del 9-J tendrá estos asuntos en su centro. Más neoliberalismo en economía, más neoconservadurismo en política nacional e internacional.

Articulazo. Después de esto poco hay que decir.
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Transición Estructural / Re:PPCC: Pisitófilos Creditófagos. Primavera 2024
« Último mensaje por senslev en Hoy a las 13:07:01 »
https://abundancia.maria-alvarez.com/p/crecimiento-cero

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Hace unos días, el ex-primer ministro británico Gordon Brown publicaba en The Guardian un artículo sobre el auge de la extrema derecha y la relación entre la insatisfacción que atenaza a la sociedad y el crecimiento cero.

"Habiendo vivido una década de crecimiento consistentemente bajo, el continente [europeo] está ahora dividido entre una minoría optimista pero en declive, que todavía se aferra a la expectativa de que una marea creciente levante todos los barcos, y la mayoría creciente y más pesimista que ahora ve la vida como un juego de suma cero."

Tengo que reconocer que tengo auténtica fascinación por el hecho de que este fenómeno, que es como un gigantesco paquidermo en la habitación de todos, recabe tan poquísima atención de los medios y de la opinión pública.


Porque a nadie, a nada que lo piense, se le escapa que lo que señala Brown es exactamente el monstruo que está a punto de comerse a la sociedad del siglo XXI. A saber: que ya nadie se cree que vaya a volver el sueño de la prosperidad del siglo XX, pero tampoco tenemos otro ideal para reemplazarlo.

Y esa minoria que espera que la marea vuelva a levantar los barcos es el status quo, que se empeña seguir hablando de reindustrialización y de trabajo garantizado y para toda la vida porque, basicamente, no se le ocurre ninguna otra cosa.

Así, Brown propone que hagamos en Europa lo mismo que está haciendo Biden en EEUU. Joe Biden vio venir al monstruo cuando las clases medias blancas del midwest americano dejaron de votar a los demócratas por falta de una propuesta de futuro frente a la decadencia de su forma de vida industrial. Su solución, la que llevamos usando 100 años y que ha funcionado en el pasado, fue echar más leña al fuego. Bajo su mandato EEUU ha vuelto a invertir en infraestructuras y en reindustrialización como si lo fueran a prohibir y ha conseguido mantener su economía a flote y el empleo en máximos históricos.

Y, sin embargo, el apoyo de los votantes a los demócratas no se ha movido sustancialmente. No parece que la solución propuesta termine de convencer a las mayorías.

Porque en la historia no hay “re” que valga y esto lo sabe muy bien la gente a pie de calle. Más aún: es que la mayoría de la gente tampoco quiere volver a ese plan de trabajar 40 años de dependiente en una tienda en horario partido. No es solo que no podamos volver atrás, es que no queremos.

El error es la premisa: pensar que estamos en un escenario de crecimiento cero. Es una idea que nace de una comprensión del crecimiento que solo admite lo que la economía industrial quiere medir.

En los años de la revolución industrial, hubo una lista interminable de procesos que pasaron del ámbito privado a los mercados: La ropa dejó de hacerse en casa y nació una industria de la moda; los niños dejaron de cuidarse en la familia y se crearon guarderías y escuelas infantiles; la educación sacó la formación de los jóvenes de los gremios; el cuidado de las personas mayores pasó a realizarse en residencias; la ropa dejó de lavarse a mano y se vendieron millones de lavadoras; se instalaron sistemas de calefacción en las casas que dependían de un combustible que no se podía recoger -como la leña- y que había que comprar en el mercado; las familias dejaron de cultivar su propio huerto y de hacer su propio pan. Con cada tarea que salía del hogar, se creaba demanda de empleo en las fábricas, en las tiendas y en los servicios públicos.

Para producir todas estas cosas, se utilizaron recursos naturales que hasta el momento no estaban en los libros de contabilidad. Las minas, los yacimientos de petróleo, el suelo agrario y, sobre todo, el suelo urbano, se incorporaron a la contabilidad nacional. Hoy, dos tercios de la riqueza total del mundo está “guardada” en ese suelo. Poca broma.

¿Estaba creciendo el mundo? ¿O se estaba trasladando la satisfacción de necesidades de una esfera de la realidad que la economía no medía a otra que sí? Hubo un poco de todo. Pero el caso es que el mundo registró durante los años del periodo industrial tasas de crecimiento del 2%.

Lo que está ocurriendo ahora es el proceso inverso: la economía cada vez mide menos cosas porque las personas -sobre todo las que nos hicimos mayores con Internet y con la capacidad adquisitiva muy mermada- cada vez satisfacemos más necesidades -como el aprendizaje, el ocio, el entretenimiento, la toma de decisiones o la consecución de status social- fuera de los mercados. Y este fenómeno produce un espejismo, una ilusión óptica de falta de crecimiento, mientras la vida cambia y crece cada vez más deprisa.

Porque claro que el mundo está cambiando y está creciendo. Para empezar, estamos universalizando la educación, aprender hoy está al alcance de cualquiera, aunque no sume al PIB. Por mucho menos de lo que se pagaba hace 40 años por unos pocos CDs, tenemos acceso a toda la información, toda la música, todos los documentales y todos los libros que queramos leer. Aunque no sume al PIB.

La gente viaja y descubre y conoce muchas más cosas de las que se podía haber imaginado hace 40 años. Aunque no sume al PIB. Como consecuencia de la distribución masiva de la información, muchos procesos físicos se han abaratado hasta hacer accesible para toda la humanidad cosas que antes no estaban al alcance de casi nadie. como tener acceso a un banco. Y hasta la mal llamada “inteligencia artificial” generativa es hija de la colaboración entre departamentos científicos que se produce en el ámbito de la academia, y no en los mercados.

Solo desde el punto de vista de esos europeos de clase media que solo entienden el progreso en términos de propiedad material y que tenían la expectativa de seguir en su misma trayectoria de crecimiento indefinidamente se puede entender esa percepción de que no hay crecimiento.

En otras palabras, no es que no exista crecimiento. Es que el “crecimiento”, el progreso de la sociedad, se está produciendo fuera de lo que mide la economía. La economía industrial ya no es suficiente para explicar el mundo. Y quizás nunca lo fue, pero mientras sirvió para reflejar la medida en la que mejoraban nuestras vidas, dio el pego. Ya no nos sirve, y cada vez va a servir menos.

Hay dos gigantescos conflictos que emergen de esta transformación. Uno es que a medida que la distribución de la información saca cosas de los mercados, cada vez hay menos cosas invertibles. Cada vez hay menos empresas que requieran mucho capital y una gran inversión y que produzcan una rentabilidad garantizada. Así que el capital se ha movido en masa al único sitio de donde espera poder seguir sacando una rentabilidad sine-die: a la vivienda.

Como consecuencia, la vivienda ha pasado de representar en torno al 7% de los ingresos de toda la vida de una familia, a representar el 40%. Más allá del impacto en la vida de la gente, la tragedia de esta tendencia es que la vivienda no produce puestos de trabajo, solo engorda el ciclo capital-beneficios-capital, o sea, se reinvierte para seguir extrayendo rentas.

Cuanto más dinero dedicamos a la vivienda, menos buenos de trabajo, en un círculo vicioso que no acaba nunca. Es esto, y no la falta de crecimiento, lo que produce esa percepción de escasez. Es fascinante -o no- que nadie hable de ello.

Y segundo. Mientras esto ocurre, seguimos exigiendo que la gente resuelva su vida en esa economía menguante. Esta es la crisis de la generación que se hizo mayor en los 2000. Vivimos con la exigencia de conseguir lo que nuestros padres tenían -o más- en una economía cada vez más pequeña y más extractiva. Mientras tanto, la actividad que realizamos fuera de la economía, que para nosotros es la forma natural de estar en el mundo, no computa en la vara de medir de la sociedad. Como consecuencia, tenemos una percepción de acuciante de escasez y falta de futuro.

La salida de ese círculo vicioso pasa por impedir que la especulación siga extrayendo rentas que no le pertenecen. Pero la clave estará en imaginar una nueva sociedad donde el trabajo industrializado ya no sea la centralidad de la vida. Por eso hay que poner en marcha una agenda que haga que todas las cosas que pueden ser abundantes en el S XXI estén al alcance de todos.

Como decía Arthur Clarke, guionista de 2001, odisea en el espacio, “el objetivo del futuro debe ser el pleno desempleo, para que podamos jugar”.
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Transición Estructural / Re:PPCC: Pisitófilos Creditófagos. Primavera 2024
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Han creado una economía notablemente desigual que se basa en productos financieros ficticios, y que está sostenida por las deudas, en lugar de impulsar el crecimiento; es rentista, no productiva. Por si fuera poco, la guerra de Gaza ha dado la puntilla al orden basado en reglas y EEUU es acusado de hipocresía cada vez que lo menciona. De modo que hay pocos aspectos en los que las ideas de la época dorada no hayan sido un desastre. El coste lo estamos pagando ahora y sea mayor en los años venideros. En este contexto, nuestras élites se preguntan por qué crece la extrema derecha. La pregunta real es por qué no ha barrido ya en todo Europa con este historial de objetivos alcanzados. Ha ganado unas elecciones un señor con una motosierra, quizá sea el momento de reflexionar en serio.


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El proyecto de las élites nostálgicas y enfadadas

Aceptar estos efectos como parte de sus acciones tiene que resultar doloroso, y por eso resulta tan difícil de asimilar. En ese momento surge con fuerza la nostalgia de las élites: insisten en que ese mundo perdido debe conservarse, y recurren a la ira del hombre blanco rural, a los nacionalistas furibundos, a los ignorantes deplorables y a tantos otros calificativos con los que tratar de negar la realidad. Pero esa es una descripción que ahora bien pueden aplicarse a sí mismas. Lo que vivimos ahora es ese momento entre melancólico y resentido de las élites liberales frente a un mundo que se les escapa de las manos. Y eso es muy peligroso. Lo lógico sería entender el momento, reconocer la realidad, reaccionar y activar un camino de salida para Europa y Occidente. Pero el giro del establishment europeo, provocado por el malestar más que por la toma de conciencia, amenaza no con seguir anclado en el mundo que anhelan, sino con asir el volante con fuerza y apretar el acelerador. Lo previsible es que se refugien en las políticas que han llevado a cabo hasta la fecha, pero con una insistencia y una profundidad mayores. Ese es el proyecto de las élites enfadadas, y cada vez tiene más aspecto de comenzar a realizarse. Su opción preferida para el futuro no es otra que la de "seguir una política económica verdaderamente liberal no distorsionada por objetivos que limitan el crecimiento", es decir, continuar por la vieja senda que nos ha conducido a todos los problemas que afrontamos, pero caminando a más velocidad y con más ritmo. Cada vez hay más posturas entre las élites europeas favorables a esa posición, y la unión previsible entre la derecha y la extrema derechas europeas tras las elecciones del 9-J tendrá estos asuntos en su centro. Más neoliberalismo en economía, más neoconservadurismo en política nacional e internacional.
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