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http://www.project-syndicate.org/commentary/affluent-fascists-western-politics-by-joschka-fischer-2015-12/spanish
Jeje Wanderer cómo me he reído con tu crítica al ex-agitador sesentayochista
CommentedTRIQUI AHMED NOV 2, 2015Monsieur Lévy voudrait nous faire passer monsieur Poutine pour "un agitateur de brasseries" recevant d’autres agitateurs de café.Or c’est à l’amateurisme de Robert Kagan, de Victoria Nuland ou de Bernard Henri Lévy que nous devons « le retour « de la Russie en Europe, en Méditerranée et au Proche Orient. En Europe en installant les missiles « contre l’Iran » , le réveil de la Russie n’est même pas une surprise pour un enfant de 7 ans. Et au Proche Orient en réduisant à néant toutes les Institutions des pays du Tigre et de l’Euphrate, le néoconservatisme a d’abord visé à la destruction systématique d'une histoire millénaire et des Etats arabes, et musulmans avec l’aide du wahabbisme. La Russie s’estime là visée dans ses frontières du Caucase. En Méditerranée, le sort tragique des migrants n'est que la résultante des interventions insensées qui viennent par ricochet accroitre les risques de voir les extrêmes droites gagner les élections en Europe.Le néo-conservatisme de BHL n’est en rien le parti de la liberté ; il est le fossoyeur de la montée irrésistible des démocraties, le pourfendeur des régimes laïcs pluri-religieux et pluri-éthniques et des libertés fondamentales ; il est bien un totalitarisme, c’est-à-dire « un déni d’humanité » selon Hannah Arendt et une « désolation car " il prive de sol l’être humain". Hannah Arendt écrivait dans « Qu’est-ce que la politique ? » que « la pluralité est loi de la Terre ». " Il y a pluralité et action humaine parce que nous sommes tous pareils, c’est-à-dire humains, sans que jamais personne ne soit identique à aucun homme ayant vécu, vivant ou encore à naître". C’est pourquoi, ajoutait-elle, « plus il y a de peuples, plus il y a de monde et la réalité de l’existence présuppose la permanence et la durabilité du monde. »Enfin si le parti de Poutine n’est pas le notre, et BHL son meilleur soutien par son aveuglement, ses erreurs d’analyse et son parti-pris, même un enfant de 7 ans sait que Poutine n’a rien de Kadaffi car plus dangereux .Read more at https://www.project-syndicate.org/commentary/putin-apologists-across-europe-by-bernard-henri-levy-2015-10#0vtPVe2OORjjXx1H.99
Peter Schaeffer NOV 1, 2015Time for some honesty here. A civilization that seeks to replace "he" and "she" with "ze" isn't going to stop or even credibly oppose Putin. Indeed, It isn't clear if a society that can't even admit the existence of biology has any moral standing to oppose Putin.So an apologist, defender, and even advocate of the mass invasion of Europe wants to call other people a "fifth column". If Levy is really looking for the Fifth Column in Europe, he should go find a mirror.
NUEVA YORK – A las puertas de un nuevo año, enfrentamos un mundo donde se multiplican los riesgos geopolíticos y geoeconómicos. La mayor parte de Medio Oriente está en llamas, lo que hace a algunos pensar que puede comenzar en cualquier momento una larga guerra entre sunnitas y shiítas (como la Guerra de los Treinta Años en Europa, entre católicos y protestantes). El ascenso de China impulsa una amplia variedad de disputas territoriales en Asia y cuestiona el liderazgo estratégico estadounidense en la región. Y aunque la invasión rusa a Ucrania parezca haberse convertido en un conflicto semilatente, podría reactivarse en cualquier momento.También hay riesgo de más epidemias, como en años recientes nos han enseñado los brotes de SARS, MERS, ébola y otras enfermedades infecciosas. Existe además la amenaza latente de la ciberguerra, mientras actores y grupos no estatales crean conflicto y caos desde Medio Oriente hasta África septentrional y subsahariana. Y no debemos olvidar el importante daño causado por el cambio climático, con un aumento de frecuencia y poder letal de los fenómenos meteorológicos extremos.Aun así, puede que el eje geopolítico del mundo en 2016 pase por Europa. Para empezar, la salida de Grecia de la eurozona quizá esté postergada, pero no descartada, en la medida en que los cambios al sistema de pensiones y otras reformas estructurales puedan provocar un conflicto entre el país y sus acreedores europeos. La salida de Grecia tal vez fuera el inicio del fin de la unión monetaria, ya que los inversores empezarían a preguntarse cuál será el próximo estado miembro que abandone la unión (incluso podría ser uno de los países del núcleo, como Finlandia).La eventual salida de Grecia puede alentar al Reino Unido a abandonar la UE, algo que es más probable que hace un año, por diversas razones. Los recientes ataques terroristas en Europa y la crisis de las migraciones acrecentaron el aislacionismo británico. El laborismo, bajo el liderazgo de Jeremy Corbyn, se ha vuelto más euroescéptico. Y el primer ministro David Cameron se metió en una trampa al demandar a la UE reformas que ni siquiera los alemanes (por más que simpaticen con el RU) pueden aceptar. Muchos en Gran Bretaña ven a la UE como un barco que se hunde.Si Gran Bretaña sale de la UE, se producirá un efecto dominó. Tal vez Escocia decida abandonar el RU, lo que provocaría la división de Gran Bretaña. Esto podría inspirar a otros movimientos separatistas (empezando tal vez por Cataluña) a insistir con sus reclamos de independencia. Y ya sin el RU, tal vez los miembros nórdicos de la UE decidan que a ellos también les conviene irse.En cuanto al terrorismo, la mera abundancia de yihadistas criados en Europa implica que la pregunta no es si habrá otro ataque, sino dónde y cuándo. Y una reiteración de atentados puede reducir abruptamente la confianza de empresas y consumidores, y frenar la frágil recuperación económica de Europa.Quienes dicen que la crisis migratoria también plantea una amenaza existencial a Europa no se equivocan. Pero el problema no son los millones de migrantes llegados en 2015, sino los otros 20 millones de desplazados y desesperados que tratan de huir de la violencia, la guerra civil, el derrumbe de los estados, la desertificación y el colapso económico en grandes áreas de Medio Oriente y África. Si Europa no logra una solución coordinada a este problema y el respeto efectivo de su frontera externa común, el Tratado de Schengen se caerá y reaparecerán las fronteras internas entre los estados miembros de la UE.En tanto, al cansancio con la austeridad y las reformas en la periferia de la eurozona (y entre miembros de la UE que no están en la eurozona, como Hungría y Polonia) se le contrapone el cansancio con los rescates en el núcleo. En toda Europa vemos un ascenso de partidos populistas de izquierda y derecha (con su hostilidad compartida al libre comercio, las migraciones, los musulmanes y la globalización).En Grecia, Syriza está en el poder; una coalición de izquierda gobierna en Portugal; y la elección española puede llevar a un alto grado de incertidumbre política y administrativa. Partidos virulentamente xenófobos y antimusulmanes ganan popularidad en el núcleo de Europa, incluidos los Países Bajos, Dinamarca, Finlandia y Suecia. En las elecciones francesas de diciembre, el ultraderechista Frente Nacional estuvo cerca de llegar al poder en varias regiones, y puede que a su líder, Marine Le Pen, le vaya bien en la elección presidencial de 2017.Además, en Italia el primer ministro Matteo Renzi sufre los embates de dos partidos populistas antieuro, que vienen creciendo en las encuestas de opinión. Y en Alemania, la valiente pero controvertida decisión de la canciller Angela Merkel de permitir el ingreso al país de casi un millón de solicitantes de asilo puso en riesgo su liderazgo.En síntesis, la distancia entre lo que Europa necesita y lo que los europeos quieren es cada vez mayor, algo que puede ser preanuncio de grandes problemas en 2016. La eurozona y la UE se enfrentan a múltiples amenazas, y todas ellas demandan una respuesta colectiva. Pero en cambio, vemos a los estados miembros cada vez más abocados a dar respuestas nacionales, lo que atenta contra la posibilidad de implementar soluciones paneuropeas (la crisis de las migraciones es un ejemplo trágicamente elocuente).Europa necesita más cooperación, integración, reparto de riesgos y solidaridad. Pero hoy parece que los europeos optan por el nacionalismo, la balcanización, la divergencia y la desintegración.Traducción: Esteban Flamini
Vuelvo con mi idea acerca de las migraciones (a ver si salen criticas también).Digo que la solución es:1) Que las cotizaciones sociales de los migrantes se paguen a sus Estados de origen. 2) Que los los gastos sociales de los migrantes sean abonados por sus Estados de origen.e indirectamente:3) En ausencia de convenio fiscal con un Estado origen : reforzar visados; restringir derechos de estancia ; condicionar las propiedades de los migrantes como aval del Estado de origen. Pues son ciudadanos de dicho Estado, no nuestros.Tan sólo podemos garantizar que el tratamiento laboral (=nivel de cotizacion obligatoria) y demás derechos economicos sean los mismos que para los ciudadanos europeos.
Acuerdo en Dinamarca para confiscar bienes a los inmigrantes para financiar su acogidaEl gobierno conservador y los socialdemócratas garantizan una mayoría parlamentaria para el polémico proyecto de ley
Alguien tendría que explicarle a Angela Merkel estas incómodas realidades de las asimetrías europeas.
¿Qué se ha hecho mal en la República Alemana?No ha tenido lugar una superación, no se ha acabado con los crímenes del nacionalsocialismo. Después de 1945 se calló, no hubo desnazificación, y solo unos pocos culpables fueron condenados. Muchos pudieron escapar, incluso se les ayudó a ello. De ese modo acabaron muchos nazis en América, donde pudieron seguir propagando su ideología y donde se usó de sus servicios con gusto. Pero no hace falta que miremos al exterior. Adenauer restauró a Hans Globke y a toda la alta sociedad nazi de nuevo: en el gobierno, en la justicia y en los servicios secretos. Todo siguió de forma ininterrumpida. No hemos de sorprendernos si uno de estos días estamos otra vez igual.¿Qué quiere decir con "otra vez"? ¿Ve usted en Europa un desarrollo similar al que existió tras la crisis mundial de 1929 y cree que el fascismo puede llegar al poder?Sí. Si seguimos así, si no hay un movimiento fuerte antifascista que se le oponga y el gobierno sigue sin hacer nada. Y hay paralelos históricos. Cuando veo las campañas en Francia hoy con las caricaturas de musulmanes, a raíz de las cuales aflora todo el odio al extranjero, me recuerdan al periódico Stürmer, que durante el periodo nazi incendió a la población contra los judíos. Es horrible.La diferencia: entonces fue ordenado desde arriba, hoy el gobierno no toma parte... Pero el presidente de Hungría, Víctor Orbán, anunció que no quiere dejar entrar a musulmanes en su país cuando se debatió sobre la acogida de muchas personas que buscan protección en Europa. ¿Por qué ese alboroto por los refugiados? ¿Quién es el responsable? Somos nosotros, Occidente, que hemos destruido la base de la vida de esas personas. Esto me saca de quicio. No puedo soportarlo.En su libro Recuerdos describe usted en una parte del mismo con insistencia su sentimiento vital en 1945. Usted simplemente "ya no quería ser alemana nunca más". ¿Todavía se siente así hoy?Siempre me hacen la misma pregunta: ¿es usted judía alemana o alemana judía? Y siempre contesto: soy una persona. Y soy antifascista. Y además lo soy porque he sentido el fascismo en mis propias carnes. A mí la nacionalidad alemana me da igual. La tengo, pero no puedo decir que me sienta ligada al pueblo alemán. Tengo mucho que criticar a este Estado. Aparte de que no se hace nada en contra de los nazis: el anticomunismo es en Alemania una catástrofe. Y de ese modo se habla solamente de la resistencia de los oficiales del 20 de julio, pero nunca de la de los comunistas. En mis charlas cuento también de qué forma se silencia eso. Y que los comunistas, así como los Sinti y Roma, a diferencia de nosotros los judíos, nunca recibieron compensaciones pagadas por los horrores que sufrieron. Eso no es aceptable. Pero en Alemania me siento en casa, porque aquí puedo influir en algo con mi trabajo de enseñanza.
Llama la atención que las tres grandes crisis de sobreproducción (y del capitalismo) se hayan gestado en Estados Unidos (su principal estandarte) , y habiendo seguido exactamente la misma secuencia de: Un período de bonanza, de gran confianza en los mercados y altísimas concesiones hipotecarias y crediticias. Crecimiento de precios (inflación), salarios y políticas sociales. Una fuerte contracción de la economía a raíz de la explosión de la burbuja, con el consiguiente aumento de medidas proteccionistas.Y es que posiblemente nos encontremos con un guiño histórico entre tres momentos muy diferentes, aunque presentando matices como son la desregulación de los mercados, la disociación del patrón oro, o los siempre relativos datos sobre la automatización de los procesos y la fuerza de trabajo.Pero Premios Nobel como Paul Krugman o Joseph Stiglitz siguen defendiendo las tesis Keynesianas y clamando contra las políticas económicas que se está aplicando como respuesta a la crisis actual, aunque los gobiernos prefieren ignorarlos y transformarse en entes abstractos al servicio de sus financistas.¿Y qué pasa con España?El escenario no fue muy diferente en la España de los años 30, salvando algunos matices: el llamado “retraso crónico” español tenía mucho por recuperar en materia económica y tecnológica, y debía afrontar una severa inestabilidad política caracterizada por la corrupción y el bipartidismo, y un cuerpo militar muy costoso y anticuado, además de un movimiento obrero muy fuerte.La historia de aquellos años es larga y compleja. La conflictividad no era baja, y con cada intento de renovar algunos de los pilares sociales, resurgió la sombra de las dictadura militares.Por ello, el Republicanismo pretendía reformar la obsolescencia del sistema institucional, y la República llegó con un ansia regeneracionista que planteó: Una Reforma Agraria basada en la modernización y el reparto de los grandes latifundios de la Iglesia y la aristocracia, de cara a revertir una tradición de terratenientes y caciques heredada de los tiempos feudales. Una Reforma Constitucional con la que blindar la igualdad entre las personas, la laicidad de las instituciones, y la prevalencia del interés nacional en materia económica. Una Reforma Educativa con pretensión universal, como parte de un proyecto a largo plazo que sirviera para afianzar la democracia y la conciencia política.Ahora, hay que aclarar que tanto la Primera como la Segunda República tuvieron gobiernos de izquierdas y de derechas, y que la cuestión territorial ya había terminado con la Primera República (1871-1874) cuando los acontecimientos de 1931 y 1934 amenazaban la unidad nacional. Nuevamente, aunque con matices, es inevitable caer en ciertos paralelismos.En España la bonanza previa a la crisis fue larga y la caída, rápida; como en los años 30 por el endeudamiento masivo y la ciega confianza en que los precios de la burbuja inmobiliaria nunca bajarían.El descrédito de la monarquía, la escandalosa corrupción de la clase política, la lucha por los derechos sociales y el sueño del cambio son perfectamente aplicables al contexto actual.También lo es la lucha de la Iglesia por capitanear la defensa de la educación y la moral, los discursos en favor de la libertad, o el monstruoso crecimiento de la ultraderecha en Europa, apelando a la “pureza cultural” y a la sangría económica, pasos previos a la distinción étnica y a la incitación al odio.Y todo esto invita a concluir que, si bien los actores pueden cambiar, y las situaciones darse con los factores en otro orden, nos acercamos peligrosamente a las mismas líneas rojas que llevaron a uno de los episodios más negros de nuestra historia.Aumentan las amenazas exteriores, y no de manera fortuita, aunque nos invaden los discursos extremistas entre el miedo, el victimismo y el orgullo patrio, mientras se criminaliza la oposición a una política de derechas en auge.La polarización de las posiciones deviene evidente como si los dos extremos de la historia no tuvieran nada que ver, y como si los acontecimientos actuales fueran totalmente ajenos a los de la historia reciente.Entonces, si la historia se repite pero los actores cambian y, como se dice, el capital es gregario y tiende a agruparse cuando se siente amenazado dejando de lado diferencias menos relevantes, podríamos pensar que, o sus dueños reales en realidad no cambian al mismo tiempo que su imagen, o que Thomas Piketty tiene razón cuando sugiere que la tendencia oligárquica va a alcanzar cotas jamás vistas si el capital sigue creciendo más rápido que las economías (aumentando la desigualdad, y en consecuencia la oposición), que es exactamente lo que está sucediendo.La lección que no llegaTodo esto nos demuestra que el pasado tiene que ser resuelto, que detrás del estudio histórico siempre se esconden dos o más versiones en una lucha permanente, y que los asuntos pendientes terminan reapareciendo como si nunca se hubiesen ido. Un ejemplo claro es la urgente necesidad de revisar la Guerra Civil Española y de investigar los crímenes que en ella ocurrieron.Y al mismo tiempo nos enseña que debemos cambiar nuestra manera de aprender la historia, y que en lugar de hacerlo de forma lineal y por fechas, debemos observar la manera en que los cambios llegan, si llegan, para así poder identificar a los actores y no a los personajes. “Nosotros, hombres de la cultura europea occidental, con nuestro sentido histórico, somos la excepción y no la regla. La historia universal es nuestra imagen del mundo, no la imagen de la «humanidad»” Oswald Spengler.Tal vez seamos demasiado etnocéntricos al pensar que la historia se repite, cuando en realidad es nuestra historia la que se repite. Y la hemos exportado, impuesto, y reproducido en un brillante epistemicidio, que nos arranca una sonrisa al recordar a George Santayana, quien un día de 1905 escribió: “Aquellos que no conocen su pasado están condenados a repetirlo”.