* Blog


* Últimos mensajes


* Temas mas recientes

PPCC: Pisitófilos Creditófagos. Primavera 2024 por asustadísimos
[Hoy a las 09:07:28]


El fin del trabajo por Cadavre Exquis
[Ayer a las 20:48:30]


Coches electricos por saturno
[Ayer a las 10:54:15]


Geopolitica siglo XXI por saturno
[Ayer a las 01:44:28]


XTE-Central 2024 : El opio del pueblo por saturno
[Mayo 20, 2024, 16:31:59 pm]


AGI por Saturio
[Mayo 20, 2024, 01:36:57 am]


Thank You Posts

Show post that are related to the Thank-O-Matic. It will show the topics where you give a Thank You to an other users. (Related to the first post.)


Mensajes - kilovatio


Felipe González viaja a Venezuela a apoyar a la derecha


Felipe GonzáleX, el ex presidente de España, estuvo este sábado en el evento "Palabras Para Venezuela" en ciudad Banesco, en Caracas. Una charla que compartió con Ricardo Lagos y Henrique Cardoso; y en donde los organizadores - la gran banca- no han querido facilitar la cantidad de dinero que han cobrado por asistir estos tres siniestros personajes. Reducir la inversión social, aplicar la "disciplina fiscal" -en vez de redistribuir las riquezas-, darle a los más pobres sólo el "excedente" de los ingresos para los más ricos, fueron algunas de las propuestas de los ex presidentes de Brasil, Henrique Cardoso; de Chile, Ricardo Lagos y de España, Felipe González.

 Invitados por la banca privada, los ex mandatarios narraron las "experiencias" de sus respectivos gobiernos en la aplicación de políticas neoliberales diseñadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en el evento denominado "Palabras para Venezuela".

 Empresarios, representantes de las cúpulas económicas del país y voceros de la derecha venezolana pertenecientes a la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) fueron la mayor parte del aforo que se congregó en la lujosa sede de Banesco, en Caracas, para escuchar, según palabras del presidente de esa entidad bancaria, Juan Carlos Escotet, "lo que nos tienen que decir" los ex jefes de Estado.

 Escotet fue el encargado de abrir el evento que inició con un recorrido en las instalaciones del lugar en medio de un despliegue de cámaras, música, loas y aplausos, transmitidos en vivo por el canal opositor Globovisión y seguido casi en cadena por Vale TV, concesión manejada por el Arzobispado de Caracas.

 El presidente de Banesco halagó "las visiones y legados" de los tres invitados y aseguró que su propuesta como banquero es que el sector financiero "tenga un rostro más humano".

 Las palabras de Escotet fueron seguidas por las de Cardoso, quien también inició su discurso abogando por una "economía con rostro más humano" y defendió el libre mercado como parte de su experiencia en la Presidencia de Brasil.

 "El gran paso se dio cuando un Presidente tuvo la osadía de hacer algo que parecía muy difícil: Abrir la economía", sostuvo Cardoso, quien además recomendó medidas como la liberación del control de cambios y la reducción del papel del Estado. 

 
"Es mejor que se deje el cambio flotante y que se le dé mayor autonomía a los bancos centrales para que fije las tasas de interés de acuerdo al mercado. El gobierno tiene que ceñirse a ciertos límites", aseveró el ex mandatario, quien al final de su mandato dejó una deuda total neta del Estado que equivalía al 60% del Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil en 2002. 

 
Luego de Cardoso fue el turno de González, quien despertó aplausos a rabiar en el auditorio cuando habló de "la desaparición del sistema comunista" y la imposición de la economía de mercado como único modelo. 

 
"No hay modelo alternativo (al capitalismo) porque murió", afirmó Cardoso, mientras la sala estallaba en vítores. Sin embargo, minutos más tarde, el ex presidente español reconoció que ese mismo sistema es el culpable de la crisis financiera actual porque "se desbordaron las aguas y desaparecieron las reglas". 

 
No obstante, González defendió las medidas de reducción de la inversión social como "salidas" aceptables para la crisis y aseveró que lo importante no es redistribuir las riquezas sino "el excedente" de los recursos a los más pobres.

 Por último, el chileno Ricardo Lagos, dedicó su exposición a mostrar el supuesto "aislamiento" de Venezuela, en lo que se refiere al crecimiento económico, y en cambio puso como ejemplo a Chile, país considerado como el más desigual de la región por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).


Lagos alabó la economía de su país porque "el 95%" está en manos de capital extranjero y funciona bajo los parámetros del Tratado de Libre Comercio (TLC), al tiempo que aseguró que los recursos del Estado no deben ser dirigidos a la inversión social. 

 
"Hay que seguir pagando impuestos pero los recursos no pueden ser para pagar gastos corrientes", afirmó el ex mandatario, quien agregó después: "El proteccionismo no es viable". 

 
De igual forma, Lagos evitó dirigir su discurso hacia las respuestas para los más pobres y envió las palabras de su alocución "a los sectores medios empoderados y más educados".

http://www.insurgente.org/index.php?option=com_content&view=article&id=10785:felipe-gonzalez-viaja-a-venezuela-a-apoyar-a-la-derecha&catid=139:estado-espanol&Itemid=557

Como asoma la patita la derechona social patria:roto2:
En pocas cosas estoy de acuerdo con Rajoy, en algunas más con el Tito Ambrosio, pero no tanto. Sin embargo, me parece de lo más oportuno que Rajoy haga frente a Merkozy respecto al ajuste fiscal de España (en mi opinión, nunca será suficiente la oposición es más aun hay que expandir el gasto y el déficit lo que sea necesario para empezar a reducir significativamente el desempleo).

El Tito Ambrosio valora mucho todo lo que debilite a la UE, y se posiciona con Rajoy en un colorista artículo del Telegraph online que se apoya con una imagen de Charlton Heston dando vida al Cid. Estoy de acuerdo con su argumento de que lo que menos necesita España con su alta tasa de desempleo es recortar gasto público. Ambrose, refiere también opiniones de comentaristas españoles que van en un rumbo nacionalista antimerkeliano. No se lo pierdan:

Spain's sovereign thunderclap and the end of Merkel's Europe
(seguir el enlace).

Pese al toque colorista-nacionalista que Evans-Pritchard usa en su artículo como gancho, la polémica que hay detrás es mucho más profunda y toca desde el caracter antidemocrático que está tomando la UE a la estructura del poder, independientemente de la ideología.

Lo abro en tema aparte porque creo que esto dará juego.

Saludos
No he encontrado un hilo mejor en donde dejar esta entrevista a este economista y ex-mandatario Brasileño que toca algunos puntos interesantes:

http://www.euroxpress.es/index.php/noticias/2012/3/5/la-indignacion-social-puede-ser-muy-creativa/
Citar
Entrevista a RUBENS RICUPERO, experto en economía global
Por Gustavo Capdevila

GINEBRA, (IPS)  - Las manifestaciones sociales de indignación y de exigencia de cambio no son negativas en los momentos de crisis que vivimos, dice el intelectual, diplomático y político brasileño Rubens Ricupero en la entrevista. El ex secretario general (1995-2004) de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) vaticina que la recuperación de la crisis económica todavía tardará cuatro o cinco anos.

Ricupero, que ostenta una extensa carrera en la diplomacia de su país, donde también desempeñó funciones ministeriales, estima que la parálisis de numerosas negociaciones multilaterales, como la Ronda de Doha en la Organización Mundial del Comercio (OMC), se prolongará por un tiempo. La causa de esa parálisis se relaciona con un fenómeno en curso: el desplazamiento del poder mundial del Atlántico Norte al Pacífico asiático. En esas circunstancias es difícil obtener consensos sobre temas profundos en los foros multilaterales, dice Ricupero.

¿Cuál es su diagnóstico de la situación global?

Rubens Ricupero: En los países industrializados no creo que a corto plazo pueda existir mucha esperanza de recuperación. Los europeos aún no tienen siquiera una estrategia para hacer frente a los problemas de los países endeudados. Va a ser necesario bastante sufrimiento antes de llegar a eso.

El crecimiento ha desaparecido prácticamente en Alemania, el país que cuenta. En otros hay recesión, como en Italia y Holanda. Parece que este será otro año perdido para Europa.

¿Y en Estados Unidos?

RR: Mucho dependerá de la elección presidencial de noviembre. No se puede hacer una predicción, pero me arriesgaría a decir que el presidente Barack Obama va a lograr su reelección. La economía estadounidense comienza a presentar indicios de recuperación, lenta e insuficiente en creación de empleo, pero tiene condiciones de ganar algo de ritmo y de contenido en los próximos años.

Desalentador panorama, entonces.

RR: Este año y el próximo no tendremos grandes diferencias en cuanto a la dicotomía que hemos vivido en los últimos tiempos. La economía del Sur sigue creciendo, particularmente en China, India y otros países asiáticos, y en consecuencia también en  países latinoamericanos y de Oriente Medio. No veo en el horizonte ni un peligro muy grande de una catástrofe como la de 2008 con la caída de Lehman Brothers, ni una recuperación muy halagüeña.

¿Será una larga espera?

RR: Como ocurrió en los años 30, esa recuperación tardará. La plena recuperación de la economía mundial como un todo no va a verificarse antes de unos cuatro o cinco años.

¿También en América Latina?

RR: No. Eso no quiere decir que otras regiones no puedan recuperarse antes. Hay que tener presente que en los años 30, con excepción de algunos casos, como Argentina, que sufrió más por su dependencia de las exportaciones a Gran Bretaña y por su decisión de intentar pagar la deuda, los demás países latinoamericanos tuvieron una buena situación, como Colombia, Brasil, Chile, Perú y México.

¿El panorama actual es parecido?

RR: Hoy veo dos diferencias a nuestro favor. Primero, en 1930 no existía el actual fenómeno de las economías de China, India y otros países asiáticos. El mundo dependía básicamente de los países industrializados. La segunda diferencia es que en los años treinta los latinoamericanos ya empezábamos con un endeudamiento exterior muy fuerte. De esa manera, la gran mayoría de los países de la región no podían pagar sus compromisos.

Esta vez estamos comenzando la década en una situación incomparablemente mejor. Con buenas reservas, bajo nivel de deuda y una situación interna más favorable en términos de crecimiento, de empleo y de mejoras de índices sociales. Hablo de la situación en países como Brasil, Chile, Argentina y Perú, no tanto de los que dependen más directamente del mercado de Estados Unidos, los países del norte de la región.

Las negociaciones internacionales tropiezan con serias dificultades en cuestiones como desarme, comercio y ambiente. ¿Cómo ve el sistema multilateral?

RR: Muy mal porque es cierto, prácticamente en todos los grandes temas se verifica una parálisis.

¿Las razones?

RR: Existen dos fenómenos que se superponen. Uno es de coyuntura: la crisis económica que tarde o temprano habrá de desaparecer. Otro es más profundo. Hace años que estamos asistiendo a un traslado del eje de la economía mundial y de la demografía mundial, del Atlántico Norte hacia el Pacífico asiático.

Ese es un fenómeno que el gran historiador francés Fernand Braudel (1902-1985) hubiera llamado de una tendencia secular, de largo, larguísimo plazo, como fue el traslado del eje del comercio mundial desde el Mediterráneo hacia el Atlántico en el siglo XVI, en el momento de los grandes descubrimientos.

¿Es irreversible ese desplazamiento del poder?

RR: No va a detenerse. Al contrario, las crisis de coyuntura lo aceleran, lo refuerzan. En la medida en que Estados Unidos se debilita económicamente es obvio que eso favorece mucho la acumulación de reservas y de poder financiero de países como China.

Es en esos momentos de la historia, muy raros, que ocurren una vez cada dos o tres siglos, cuando hay un cambio en la distribución mundial. Y en esos momentos es difícil que haya consenso para afrontar las cuestiones más profundas en los foros multilaterales.

Deme más detalles de ese fenómeno

RR: Hasta una fecha reciente el mundo Estados Unidos era el árbitro que decidía. Era la potencia hegemónica que garantizaba el orden económico liberal. Desempeñó ese papel desde fines de la Segunda Guerra Mundial con la reorganización del sistema económico y financiero -la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial y del antecesor de la OMC, el Acuerdo General de Comercio y Aranceles (GATT)- y del sistema político a través de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Durante el largo período de la Guerra Fría, Estados Unidos siguió siendo el país que garantizaba la producción de resultados en las grandes conferencias, de las cuales salieron los llamados regímenes internacionales. Tanto es así que cuando Estados Unidos se abstenía, como en el caso del derecho del mar, el asunto no caminaba.

¿Cuál es la nueva realidad?

RR: Hoy Estados Unidos comienza a reevaluar sus posiciones, a sentirse más llamado a los problemas internos, a cambiar su estrategia militar. Los estadounidenses están trasladando el énfasis desde Oriente Medio, de los temas islámicos, a Asia. Y comienzan a darse cuenta de que el gran adversario estratégico, a largo plazo, es China. No es Al Qaeda ni los islamistas.

Entonces, en ese proceso no aparece nadie que pueda desempeñar ese papel de árbitro. Es lo que se ve en los episodios de Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU. Y también en las otras grandes negociaciones internacionales.

¿Es un traspaso de poder inminente?

RR: No, no veo a corto plazo la posibilidad de cambio. Si Obama es reelegido estará más atento a los problemas internos, como lo viene haciendo. Y chinos e indios aún tienen desafíos muy grandes en sus países. No están listos ni quieren asumir ese peso de responsabilidad.

Es un momento muy difícil, que corresponde a la definición de crisis del gran pensador marxista italiano Antonio Gramsci (1891-1937). Decía Gramsci que la crisis es el momento intermedio en que el mundo viejo termina de morir y el mundo nuevo tiene dificultad para nacer. En esa etapa intermedia todo tipo de síntoma de morbidez sube a la superficie.

Es lo que estamos viviendo. Incluso el hecho de que aun los países industrializados empiezan a discutir la crisis del capitalismo. Pero no encuentran una salida porque son las mismas personas las que han creado la crisis y las que siguen dando las cartas.

¿Confía en que habrá alguna reacción?

RR: Vamos a tener una historia agitada en los próximos años. No en el sentido de un conflicto mundial, sino en ese tipo de cosas que estamos viendo: insatisfacción, indignación, deseo de cambio. Lo que no es negativo, porque nunca hay que perder de vista que la historia se mueve en momentos de dificultades.

No llego al punto de decir, como los marxistas, que la violencia es la que hace mover la historia. Pero la insatisfacción lo es. Es la raíz de los grandes cambios mundiales, como la Revolución Francesa, la Reforma religiosa, el Renacimiento. Había entonces una insatisfacción con la vida que se llevaba.

¿Y en la actualidad?

RR: Esa insatisfacción social puede ser altamente creativa. Es perturbadora para los que viven esos momentos pues es algo que cuestiona todos los valores, todos los hábitos, pero es creativa.

No creo que sea malo que la gente no se sienta satisfecha con un sistema tan basado en la injusticia y en la falta de igualdad. Hay que rebelarse contra lo que han hecho y siguen haciendo los banqueros.

Por eso he dicho: viva los hombres y las mujeres que luchan por una economía con más equidad, justicia y equilibrio. No hay que resignarse a eso.

¿Puede la crisis afectar la supervivencia de las organizaciones multilaterales?

RR: Particularmente la ONU ha demostrado una gran flexibilidad. Le cito dos episodios. En 1971, cuando China comunista fue admitida y pasó a ser miembro permanente del Consejo de Seguridad, se decía entonces, en la época posterior a la Revolución Cultural, que iba a producir una gran inestabilidad en el mundo. Y no fue lo que ocurrió.

El segundo: el fin del comunismo produjo un cambio total en el mapa del mundo. La Unión Soviética se deshizo en no sé cuantos pedazos. La federación yugoslava también. Y todo eso sucedió con un grado de violencia relativamente contenido, menos en el caso de los yugoslavos, por otras razones.

En ambos momentos lo que se vio es que las organizaciones, en particular las de la ONU, han sabido acomodarse a los cambios. Lo malo es cuando la organización es tan rígida que no puede amoldarse y perece. La ONU tiene esa flexibilidad, lo que a veces causa mucha perplejidad e insatisfacción.

¿Cree que las organizaciones financieras, como el FMI, el Banco Mundial y la OMC, van a sobrevivir intactas?

RR: No. Yo espero que ese movimiento de cambio modifique no solo la economía interna de los países, en un sentido que la aleje de ese fundamentalismo de mercado, sino que cambien también las instituciones que han representado ese espíritu fundamentalista.

Y para eso, el papel principal ha de corresponder a las personas en el mundo -no solamente en el Sur- que tienen conciencia de ese problema, de que no se puede continuar con una organización que conduce a un crecimiento más elevado de la desigualdad.
Interesante artículo de Rafael Poch sobre Alemania y la construcción europea 

http://blogs.lavanguardia.com/berlin/el-fraude-del-modelo-aleman-y-el-mito-de-su-%E2%80%9Cproyecto-politico%E2%80%9D/

Citar
El fraude del modelo alemán y el mito de su “proyecto político”
Rafael Poch | 03/02/2012

En la Europa de hoy, más que problemas de naciones torcidas, hay un problema internacional de estupidez

Cada día se habla de Alemania de forma más contradictoria. Por un lado se murmura contra su “proyecto europeo”, por otro se elogia su “modelo”. Está claro que ésta contradicción se resolverá en un sentido o en otro, según evolucione la eurocrisis. Es decir, probablemente no evolucionará bien para el prestigio de Alemania. Pero quedémonos en el día de hoy.

Por un lado se critica la doctrina alemana de que la crisis es “crisis de deuda de algunos países” y no, “crisis de un sistema internacional en el que todas las miserias están interrelacionadas y que fue desencadenada por un sector financiero que campa a sus anchas”, por ejemplo. Se maldice también su receta, basada en la austeridad unilateral, que empeora las cosas en los países endeudados de Europa, en lugar de intentar ajustar los desequilibrios internos en la zona euro y poner al Banco Central Europeo al servicio de lo público.

 Se desconfía también de los sospechosos conceptos introducidos por la canciller alemana, como la “Marktkonforme Demokratie”, la “democracia acorde con el mercado”, una democracia adjetivada que Merkel acuñó el uno de septiembre en una entrevista radiofónica en la que dijo:  “Vivimos en una democracia parlamentaria y, por tanto la confección del presupuesto es un derecho básico del Parlamento, pese a ello vamos a encontrar vías para transformarla de tal manera que pueda concordar con el mercado”.  Esa presunta “nueva democracia” ya está implícita en la llamada “regla de oro”, porque al meter el tope de gasto y endeudamiento en la constitución, el dogma neoliberal se hace ley suprema y las políticas neokeynesianas poco menos que ilegales.

La guinda de este despropósito la ha puesto esta semana la pretensión alemana de nombrar un “comisario” europeo que gobierne económicamente a Grecia, restándole a ese país devastado su última apariencia de soberanía. Alemania “no debería ofender”, ha dicho el canciller austriaco, Wernar Faymann. “El mayor país de Europa debería ser más cuidadoso”, ha añadido el ministro de exteriores de Luxemburgo, Jean Aselborn.

Murmullo y elogio

Pero junto a este murmullo de desagrado, que evidencia el creciente aislamiento de Alemania en Europa, se sigue citando a ese país como modelo. El Presidente francés, Nicolas Sarkozy, enarbola incluso la ejemplar bandera de su vecina como recurso electoral para las presidenciales de abril. “Apoyamos y vamos a estar a la cabeza” de la doctrina anticrisis alemana, ha dicho Mariano Rajoy en su primera visita a Berlín.

Esta situación evidencia hasta qué punto es actual, y esquizofrénico, el “modelo alemán” y su “proyecto europeo”. Pero, ¿qué hay detrás de esos clichés?.

Evidentemente estaría muy bien, por ejemplo en un país como España, aprender de lo mucho virtuoso y valioso que hay en cualquier otro país. En el caso de Alemania la lista salta a la vista: no han tenido burbuja inmobiliaria interna, conservan un tejido industrial sólido, son un país europeo aún capaz de fabricar, tienen una particular propensión al ahorro, mantienen un consumo familiar que no ha estado basado en el endeudamiento, disponen de una administración federal pequeña, eficaz y bien coordinada con la de los Länder, de un empresariado más responsable y un trabajo más dignificado cuyos sindicatos tienen una considerable participación en las decisiones empresariales; practican una menor destrucción del paisaje y del entorno natural hacia el que tienen mayor sensibilidad: no se puede construir cualquier cosa en cualquier lugar para enriquecer al alcalde o al promotor ( su pariente); dedican una atención verdaderamente ejemplar, tanto a nivel federal como regional, hacia los temas de educación, que pueden decidir elecciones (las últimas de Hamburgo) y cuyo sistema –desde los colegios hasta las universidades- es público en más de un 90%. Por esa misma razón, el presupuesto educativo es el único que no ha sufrido recortes en la actual crisis…  Lamentablemente no es de esa larga y obvia lista, a la que podríamos añadir mucho más, de lo que se habla cuando hoy se menciona el “modelo alemán”. Lo que se vende como modelo es, sobre todo, el ajuste neoliberal y antisocial realizado en los últimos veinte años en Alemania, en condiciones y plazos bien diferentes a las de la Europa del sur.

Alemania no está mejor porque “hizo antes los deberes” (¿quién pone esos “deberes”?, ¿quién es el maestro?), es decir porque hizo un ajuste antisocial adverso a los intereses y las condiciones de vida y trabajo de la mayoría antes que otros. En realidad Alemania llegó mucho más tarde al ajuste neoliberal que Estados Unidos y el Reino Unido comenzaron con Reagan y Thatcher  a finales de los setenta. Fue de los últimos en “hacer los deberes” en Europa. La verdadera película es otra.

Crisis por una reunificación política

Alemania tuvo una crisis en 1990, ligada a su anexión de la RDA, cuando, por razones políticas optó por prometer prosperidad inmediata a 16 millones de alemanes del Este mediante el establecimiento de la paridad entre el Deustche Mark y el marco del Este, metiéndose con ello en un agujero económico, que otra fórmula menos abrupta y efectista habría evitado. A corto plazo fue como si a los alemanes del Este les hubiera tocado la lotería. Gracias a la expectativa de los “paisajes floridos” prometidos por el canciller Helmuth Kohl se disolvieron los programas y discursos, mayoritariamente verdes y socialistoides, que manejaban los líderes civiles de la RDA; escritores, intelectuales y disidentes. Kohl y su CDU, que estaban de capa caída en 1990, recibieron la mayoría de los nuevos votos del Este y se mantuvieron en el gobierno ocho años más, hasta 1998. En ese sentido la reunificación fue una anexión a la medida de la derecha política alemana: una nueva revolución fallida que añadir a la historia nacional.

Pero a medio y largo plazo aquella fiesta política capitalizada por los conservadores, determinó una seria crisis de digestión. El  precio fue un duro lastre para la economía alemana, con mucho paro y casi total desindustrialización del Este. Se estima que el coste de la reunificación, tal como se hizo por imperativo político, fue de un billón de euros. El euro fue la salida de la crisis: la moneda única configuró enormes ventajas para la exportación alemana en su principal mercado.

Euro como solución

Gracias al euro (virtual en 1999, efectivo en 2002) Alemania “salió de la crisis” de la reunificación, una crisis creada porque el imperativo político de mantener a Kohl y su CDU ocho años más en el gobierno se puso por delante de la estricta racionalidad económica, para escándalo del Bundesbank de entonces. El ajuste antisocial aplicado en 2003 con la llamada “Agenda2010”, a cargo de los socialdemócratas, no tuvo apenas repercusión en el crecimiento. En 2007 The Economist cifró esa repercusión en un 0,2% del PIB. Fueron sobre todo el euro y el estancamiento salarial -que restó competitividad a sus competidores europeos- los que hicieron supercompetitivos los productos alemanes en Europa. Hoy se dice que fue el tardío ajuste neoliberal la clave del éxito y que con él otros saldrán del agujero en Europa. Y dicen que Alemania es modelo por que tiene “poco paro”.

No hay modelo, sino diferencia

Pero en Alemania se trabaja hoy, “con poco paro”, prácticamente el mismo tiempo que cuando había “mucho paro”: lo que ha cambiado ha sido el reparto de ese tiempo de trabajo y la contabilidad del desempleo. Mediante trucos contables se ha barrido más de un millón de parados debajo de la alfombra. Al mismo tiempo donde antes trabajaba uno en condiciones decentes, ahora trabajan más, y muchos de ellos en condiciones precarias.

En Alemania hay 8,18 millones de personas en trabajos temporales, a tiempo parcial, minijobs y “autónomos precarios”: el 75% de los nuevos empleos que se crean pertenecen a esta categoría. En Alemania hay “poco paro” porque se ha creado un “segundo mercado de trabajo” que es más pariente del desempleo, que puente hacia un trabajo decente del que poder vivir sin caer en la pobreza. En un país que era laboralmente confiado, se ha instalado la inseguridad. Y en un país que era socialmente más nivelado que la media europea, se ha disparado una desigualdad de tipo estadounidense: el 1% más rico de su población concentra el 23% de la riqueza, y el 10% más favorecido el 60% de ella, mientras la mitad de la población sólo dispone del 2% (cifras de 2007, que casi calcan las de EE.UU del mismo año).

Contabilizando todo eso, es verdad que en Alemania hay menos paro que en España (en algunas zonas de Baden-Württemberg incluso casi hay pleno empleo sin trampa), de la misma forma que hay menos paro en el País Vasco que en Extremadura o Andalucía, lo que nos lleva a la banalidad del descubrimiento de la diferencia.

Alemania tiene menos paro, por todo lo anterior, y también porque es diferente: porque tiene una estructura económica particular: industrial, exportadora, con fuertes empresas medianas y pequeñas que son líderes mundiales, con una intensa participación laboral en las empresas y también con grandes consorcios multinacionales. Es un país con una sola cosecha, con una sociedad que tiene su propia mentalidad, como cualquier otra. Lo que allí se ve como cualidad, en otros lugares es defecto, y viceversa. Transplantar mecánicamente sus recetas –y precisamente aquellas que han hecho perder a Alemania muchas de sus virtudes-  sin atender a las diferencias estructurales, es tan ridículo como pretender convertir Andalucía en un País Vasco. En el País Vasco también hay industria y menos paro que en el resto de España, y una administración eficaz y menos corrupta que en el Levante.

 No hay “proyecto alemán”

A Alemania se le pide liderazgo en la eurocrisis, y es natural porque es la primera economía de Europa y la nación más poblada. Pero Alemania no tiene “proyecto europeo”. Mientras se agitan todo tipo de fantasmas sobre su pretendido “dominio”, la simple realidad es que Alemania no sabe qué hacer con esa responsabilidad y sus políticos no parecen preparados para asumirla. Su tradición nacional hacia Europa no es precisamente ejemplar -¿que nación europea lo es, por otra parte?- y además es un país particularmente provinciano, sin experiencia colonial, con una tradicion nacionalista que tiende más al racismo que al universalismo como decía Heine, con problemas para ponerse en el lugar del otro y que durante el medio siglo de posguerra tuvo su soberanía hipotecada por los resultados de su desastrosa segunda guerra mundial, soberanía y que apenas ahora comienza a estrenar en el mundo. En esas condiciones y circunstancias, Alemania hace lo que todos en Europa: política nacional.

El “proyecto europeo” de Merkel no va mucho más allá de ganar las próximas elecciones generales en Alemania, o, como dice, “que Alemania salga fortalecida de la crisis en el G-20”. Su “visión” no alcanza mucho más allá de otoño de 2013 y en ella Europa es, ante todo, un asunto de política interna: demostrar firmeza a su electorado que cree que Alemania es el pagador de una Europa endeudada, asunto en el que su país no tiene la menor responsabilidad. El proyecto político de Merkel es poder repetir en la campaña electoral de 2013 lo mismo que dijo a los alemanes en su último mensaje de fin de año: “tenemos menos paro que hace veinte años, a Alemania le está yendo bien”. Para eso basta con mantener estable la situación actual.

Eso quiere decir; en primer lugar mantener las exportaciones alemanas, favorecidas por un euro barato, confiando en que no haya un enfriamiento global que impida seguir compensando la caída de ventas en el sur de Europa con los incrementos de la demanda en China, Estados Unidos, Rusia, etc., porque tal enfriamiento derribaría el actual “milagro” como un castillo de naipes y sumiría a Alemania en una crisis seguramente peor que las meridionales pues su potencial autárquico es menor.

En segundo lugar, mantener su coalición de gobierno, que incluye cohabitar con el FDP, un partido muy sectario, convertido en marginal y extraparlamentario por los sondeos, pero que determina mucho, y mantener a raya a los machos de la CDU-CSU que podrían soñar con arrebatarle el liderazgo. Y en tercer lugar, mantener el nacional-populismo que marcan la prensa más retrógrada y cierto discurso empresarial: el mito de la nación virtuosa que debe enseñar a vivir a los manirrotos europeos, los perezosos griegos, los sensuales franceses y los demás fantasmas del panteón de complejos nacionales.

Mantenido todo eso, que la periferia europea se desmorone y se vaya al infierno, es un dato periférico para lo principal, que es 2013. Incluso cuanto mayor sea la ruina ajena, más se incrementará la diferencia de Alemania con la periferia, lo que alimentará el temeroso consuelo de su población que hoy sostiene el consenso esencial en materia de crisis: “por lo menos a nosotros no nos va tan mal”.

Alemania no es lo peor: lo peor es España

Se dirá que todo esto es necio, y lo es, pero no es lo más necio: lo más necio es lo nuestro.

Si en la línea alemana hay por lo menos una lógica político-exportadora, que podíamos calificar de irresponsable, temeraria y corta de miras, ¿cómo calificar el disciplinado seguidismo masoquista de los gobiernos de Francia, España y los demás, que ni siquiera defienden vanos intereses nacionales y consienten una política que incrementa su crisis?

En España ni siquiera ha habido un “mea culpa” por el ladrillo. Ningún aeropuerto inútil o destrucción del litoral ha llevado a nadie a la cárcel. Al revés, el discurso político del actual partido del gobierno reivindica aquella “etapa de crecimiento”, que el actual partido de la oposición nunca puso en cuestión.

No sabemos si hay un “plan” para esta crisis, más allá de la evidente voluntad de aprovecharla para acabar con el desmonte del Estado social y del consenso europeo de posguerra, pero hemos de ponernos de acuerdo en una cosa: en la Europa de hoy la estupidez es internacional.

Frente a la división de una Europa en países virtuosos y manirrotos, que pretende disolver problemas sociales en cuestiones nacionales, hay que constatar la absoluta unidad de la estupidez europea como primer paso del internacionalismo ciudadano.

Y una cosa más: los reyes son los padres.

Los “mercados” son los bancos

Dicen por doquier que hay que ayunar y matar a la abuela porque es improductiva, que hay que ponerse los pañales para ir al trabajo bien disciplinado e intimidado por el paro y aceptar injusticia y explotación en nombre de la “competitividad”, porque así lo exigen “los mercados”. Dicen  que “los mercados somos todos”. No, los mercados son quienes los gestionan y los manejan: son los bancos, los fondos de inversión, las agencias de calificación, etc., etc. Si los reyes son los padres, los mercados son los bancos. Así, cuando alguien le diga que hay que hacer algo, “porque lo exigen los mercados”, échese la mano a la cartera porque se la están robando.
La debacle monetaria y financiera Small | Large

en: Enero 16, 2012, 18:01:07 pm 7 General / Geopolítica / Rumanía, ¿Camino del cambio?

Algo se esta cociendo en esas latitudes, la indignación es lógica y comprensible, los jóvenes rumanos que no han emigrado o son funcionarios se encuentran en una situación económica esperpéntica que por desgracia me recuerda algo a mi querida España. En las areas metropolitanas de Rumanía el nivel de vida es bastante similar al nuestro, el sueldo medio es en torno a 400 euros, tienen motivos para la indignación.

Actualmente, el FMI ha impuesto unas condiciones bastante draconianas, parecidas a las nuestras, 25% en sueldo de funcionarios, reforma sanitaria y privatizaciones ad hoc.

¿Caera Băsescu? ¿Puede suceder un movimiento similar al acontecido en Italia con Berluscon-Dragui? Solo el tiempo lo dira.

Para amenizar la espera os dejo este artículo de Rafael Poch, como siempre, sublíme.

Citar
Europa del Este, ¿regreso a los años 30?
Estonia rehabilita a sus nazis, Lituania convierte en tabú el holocausto judío y en Budapest se sueña con la gran Hungría


El parlamento de Estonia aprobará en marzo, por amplia mayoría, conceder el título de "luchadores de la libertad" a los miembros de la "Legión SS" estonia que combatió al lado de Hitler contra los soviéticos en la segunda guerra mundial.

Los veteranos estonianos de la SS, unos 12.000 hombres en 1944, glorifican desde hace años su participación en la guerra en actos oficiales concurridos por veteranos de las SS y jóvenes neonazis de otros países, pero la de marzo será la primera ley en materia de "luchadores por la libertad".

Algo parecido ocurre en Ucrania Occidental, donde se glorifica desde hace años a los combatientes de la división "Galizia" de las SS.

En Budapest, cada 11 de febrero se reúnen ultraderechistas de Alemania, Eslovaquia, Bulgaria y Serbia para conmemorar el llamado "Día del honor". La jornada recuerda el fin de la batalla por Budapest en la que un ejército de 100.000 soldados, alemanes y húngaros, rodeados por los soviéticos mantuvieron la posición durante 52 días, en 1945.

"Occidente se defendió de las hordas rojas de las estepas de Asia con un inmenso tributo de sangre y heroísmo", señala la convocatoria de grupos neonazis alemanes para acudir este año al acto de Budapest.

El cerco de Budapest tuvo entre sus consecuencias la aniquilación de gran parte de los últimos judíos que aun quedaban en la ciudad, a manos de los fascistas húngaros.

"En muchos países del antiguo bloque oriental se está abriendo paso una unilateral versión de la historia a la medida de la ultraderecha", constata el periodista rumano-alemán William Totok.

El fenómeno supera lo meramente histórico para manifestarse en una creciente hegemonía política derechista que parece estar calcando el mapa de los años treinta, cuando la región estuvo dominada por regímenes ultraderechistas.

Regreso a un mapa conocido

Los países bálticos, Rumanía, Bulgaria, Hungría, la Ucrania occidental y la católica y conservadora Polonia, vuelven a destacar en papeles en los que ya se les vio en vísperas de la segunda guerra mundial.

En la segunda guerra mundial seis países europeos fueron aliados militares de Hitler: Finlandia, Hungría, Rumanía, Italia, Eslovaquía y Croacia. Sólo Finlandia, que no se identificó con la ideología racista que animaba la guerra, mantuvo un sistema democrático dentro de aquel bloque y contó hasta el final con soldados y oficiales judíos en su ejército.

Otro grupo de países oficialmente "neutrales" u ocupados como, España, Francia, Bélgica, Holanda, Dinamarca y Noruega, enviaron voluntarios a luchar con Hitler.

En los países bálticos, en el Cáucaso del norte, en Polonia, Ucrania y Bielorrusia, así como en la misma Rusia, los agravios históricos del dominio imperial ruso, de la represión y deportación estalinistas, de la colectivización agraria y la cuestión nacional, o los ecos de la propia guerra civil rusa, se tradujeron en luchas activas contra la URSS de Stalin, que Hitler instrumentalizó en su favor de diversas maneras.

Nuevo "macartismo" europeo

La llamada "Declaración de Praga" de junio de 2008, iniciada por Vaclav Havel y otros disidentes anticomunistas del antiguo bloque del Este, y parcialmente bendecida por la Unión Europea, dio alas a no pocas tendencias internas en esos países al equiparar nazismo y comunismo. Con el paquete del anticomunismo regresa el antisemitismo y el maltrato al gitano.

En Lituania, por ejemplo, desapareció de la visión, la aniquilación del 95% de los 220.000 judíos locales, entre 1941 y 1944. Los alemanes daban las órdenes, pero la mayoría de los ejecutores del exterminio fueron voluntarios lituanos. La memoria de ese colaboracionismo criminal no existe.

Los lituanos, que sufrieron mucho a manos de los soviéticos, se han escudado en los 30.000 de ellos que fueron deportados a Siberia en 1941, y en las decenas de miles que volvieron a serlo o fueron ejecutados al concluir la guerra, para construir una conciencia nacional limpia y sin tacha, pese a que tiene 195.000 cadáveres judíos en el armario.

En el Museo Nacional de Vilnius la narración salta desde el periodo 1939-1941 hasta 1944, sin detenerse en los años claves del holocausto y el colaboracionismo. Desde junio de 2010 el código penal lituano criminaliza la puesta en cuestión del "doble genocidio".

En 2008 se estableció la prohibición de símbolos nazis y comunistas, pero un tribunal de Klaipeda sentenció en 2010 que la esvástica pertenece al "patrimonio cultural lituano".

Por la misma equiparación, en Rumanía una organización no puede denominarse "comunista" sin exponerse a ser considerada, "amenaza para la seguridad nacional".

El gobierno rumano prepara una ley que prohíbe actos públicos que "propaguen ideas totalitarias, es decir fascistas, comunistas, racistas o chovinistas".

En Chequia el Partido Comunista está amenazado de ilegalización por la misma idea. La situación en Polonia quedó ilustrada el pasado diciembre cuando el periodista polaco Kamil Majchrzak, redactor de Le Monde Diplomatique, una publicación de izquierdas, pidió, durante una conferencia pronunciada en Berlín, que no le hicieran fotos por estar amenazado por la extrema derecha en su país.

En Hungría, los miembros del ex partido comunista, muchos de ellos ahora en el partido socialista, podrán ser perseguidos judicialmente por "delitos comunistas" cometidos antes de 1989, de acuerdo a las nuevas normas introducidas por el gobierno de Viktor Orban.

Revanchismo nacional

El nuevo derecho electoral contemplado por Budapest para los húngaros residentes en el extranjero, es decir en primer lugar para las abultadas minorías húngaras existentes en Eslovaquia, Serbia y Rumania, es una invitación al revisionismo de las fronteras, a cuestionar el Tratado del Trianon, que, después de la Primera Guerra Mundial, restó a Hungría casi la tercera parte de su territorio.

Tal revisionismo es impensable, o muy difícil, en el cuadro de la Unión Europea, y por esa razón hay que vigilar las tendencias anti Unión Europea que comienzan a aflorar al calor de la crisis.

En Hungría, la degradación socio-económica ha liberado el sueño de la "Gran Hungría", explica el periodista y experto en cultura magiar, Bruno Ventavoli.

"Los valores de la democracia, del pluralismo, del diálogo o de la diversidad parecen superfluos, cuando en la vida cotidiana no hay dinero para hacer la compra o pagar facturas. Así nace la tentación de replegarse sobre si mismos, soñando con una Gran Hungría, aderezada con una sospecha de victimización por las heridas de la historia; desde las guerras contra los turcos a la invasión soviética, pasando por el tratado del Trianon", dice Ventavoli.

Bruselas y Budapest

En Bruselas no pasó gran cosa mientras el primer ministro húngaro, Viktor Orban, se limitaba a restringir la democracia con medidas y proyectos que atentan contra la libertad de prensa o la división de poderes, o a purgar la administración y los medios de comunicación de voces críticas y afirmar una constitución que recuerda a la época del Almirante Horthy.

El Partido Popular Europeo, al que pertenecen los partidos del gobierno de Sarkozy y Merkel, no se inmutó por ello.

El problema empezó de verdad cuando Orban apuntó medidas como: modificar el sistema fiscal, nacionalizar los fondos privados de pensiones, dar al parlamento derecho de veto sobre la legislación europea y, sobre todo, someter a su banco central al control directo del gobierno.

Fue entonces cuando Bruselas clamó que "los valores europeos" están en peligro en Hungría y comenzó a urdir, en compañía del FMI, el propósito de desplazar a Orban del gobierno.

La banca austriaca está muy expuesta en la economía húngara, que está al borde de la quiebra. Aunque Hungría no esté en el euro, esa conexión austriaca es vista con prevención.

Fraguando el tercer golpe

Pero realizar un tercer golpe de estado tecnocrático en Europa, después del griego y el italiano, es complicado, señala el diario "Népszabadság". "No es fácil destituir a un primer ministro desde el exterior cuando ha resultado electo y cuenta con dos tercios de los escaños del Parlamento, y aun lo es más si la oposición está fragilizada", observa.

Orban llegó al poder en 2010 como reacción al desencanto con una coalición de gobierno anterior encabezada por los socialistas.

Aquel desencanto también consagró al partido fascista Jobbik como tercera fuerza del país. En 2008 los socialistas y sus socios iniciaron duras medidas de ajuste y de desmonte del sector público bajo el dictado del FMI que Orban ha continuado.

El primer ministro tiene una sólida mayoría apoyando su proyecto retrógrado-populista, frente al escenario europeo, que responde a lo que la canciller alemana, Angela Merkel, define como una "democracia acorde con el mercado".

Los cien mil húngaros que salieron el 2 de enero a la calle en Budapest contra Orban, están aprisionados entre dos escenarios antidemocráticos, el nacional derechista de su gobierno y el europeo tecnocrático de Berlín y Bruselas, en muchas cosas redundantes, que disuelven ambos la democracia y la soberanía nacional.

"Además de querer conservar un régimen representativo y constitucional, las potencias occidentales y la Comisión Europea quieren que Hungría adopte una política económica que no sirve a los intereses del pueblo magiar", dice el filósofo Gáspár Miklós Tamás.

"Decepcionado en muchas ocasiones, el pueblo húngaro podría no ver en la "causa democrática" de Bruselas más que un mero adorno puesto como colofón a unas medidas de austeridad cada vez más pesadas, impuestas por las potencias occcidentales preocupadas por la estabilidad financiera", dice. Esa contradicción convierte en "muy frágil" la situación de la oposición húngara, concluye.

La extrema derecha puede liderar

"El gobierno debe repensar varias leyes, sobre todo las que conciernen a la independencia del Banco Central", señala el Financial Times Deutschland, una declaración en la que lo más significativo es ese "sobre todo".

Cuestionar la "independencia" bancaria, que no es más que servicio al sector privado y que en el caso del Banco Central Europeo condena a la eurozona a la miseria especulativa con los bonos de la deuda pública, es un peligroso precedente europeo de rebeldía y desafio a la nueva seudodemocracia europea "acorde con el mercado".

La paradoja es que ese precedente de rebeldía lo está sentando un gobierno populista con tendencia de extrema derecha, no un gobierno de izquierda. El mensaje no puede ser más claro: En Europa la crisis está creando agujeros negros.

El caso húngaro advierte, de la forma más clara, que la extrema derecha, con su desprecio al débil, su racismo, su xenofobia y su propensión al militarismo, está dispuesta a rellenar ese agujero con programas y propuestas perfectamente capaces de conquistar la calle y el liderazgo.


http://www.lavanguardia.com/internacional/20120116/54244964369/europa-del-este-regreso-a-los-anos-30.html
Los españoles sacaron más de 53.000 millones de Euros fuera de nuestras fronteras desde junio


Desde que se reactivó la crisis de deuda soberana a finales de junio de 2011 los españoles tienden a esconder parte de su riqueza en divisas, propiedades, y productos de inversión fuera de nuestro país, incluso de la zona euro.


Juan Laborda

Foto: EFE


Las familias y empresas españolas, desde que se reactivó la crisis de deuda soberana en junio de 2011, han reducido sus inversiones en instrumentos domiciliados en nuestro país por un valor superior a los 53.000 millones de euros. Temerosos de la salud de los bancos y el futuro del euro, tienden cada vez más a esconder parte de su riqueza en divisas, propiedades, y productos de inversión fuera de nuestro país, incluso de la zona euro.
 
Los ciudadanos con mayor formación financiera, según explican fuentes del mercado, “han estado pidiendo asesoramiento a sus abogados y/o banqueros de referencia sobre las distintas formas posibles de proteger su dinero en el caso de que se produzcan quiebras en bancos o, en una situación límite, se rompa el euro”.
 
Datos desde verano de 2011


Tal como adelantó ayer este medio, utilizando datos de Banco de España, se puede obtener una rápida radiografía de lo que están haciendo los españoles con su ahorro. Para ello se analiza la evolución conjunta de los medios de pago -efectivo, cuantas corrientes, cuentas de ahorro, y depósitos disponibles con preaviso hasta teres meses-, otros pasivos en entidades de crédito mantenidos por empresas no financieras y familias–depósitos con preaviso a más de tres meses, depósitos a plazo, cesiones temporales y valores en entidades de crédito en poder de empresas no financieras y familias-, y participaciones en fondos de inversión domiciliados en España.


Si bien las familias y empresas españolas han disminuido a lo largo de 2011 sus inversiones en instrumentos domiciliados en nuestro país por un valor próximo a los 45.000 millones de euros, dicho proceso se activa con la crisis de deuda soberana a partir de junio de 2011.


Desconfianza en el sistema financiero o ruptura del Euro
 
Dos son las razones que mueven a estos inversores españoles. Por un lado, la desconfianza en el sistema financiero, y, por otro lado, sobretodo, un temor a una ruptura del euro. En este último caso, si se produjera, los españoles tendríamos unos billetes en euros que probablemente habría que cambiar en los Bancos o en Banco de España al tipo de cambio oficial fijado por las autoridades, una especie de corralito.
 
Instrumentos de diversificación fuera de nuestro país
 
Para invertir en productos ubicados en el extranjero los inversores disponen de distintas alternativas. En primer lugar, pueden abrir una cuenta en el extranjero, bien sea en Alemania, o mediante la conversión de depósitos en euros hacia otras monedas como el franco suizo. En segundo lugar, la opción menos costosa, invierten el dinero en fondos de inversión que no están domiciliados en España, por ejemplo en Reino Unido, Suiza, o Estados Unidos. Si bien las autoridades europeas podrían congelar los fondos de no residentes españoles, italianos, o griegos en Alemania, es muy complicado que el Estado Español o la Unión Europea puedan inmovilizar los fondos invertidos por españoles, italianos o griegos en un fondo de inversión domiciliado en Estados Unidos.
 
Otras alternativas van desde la compra de bienes raíces o propiedades fuera de la Unión Monetaria, como en Londres, hasta la compra física de lingotes de oro, o la creación de fideicomisos para mantener la riqueza en jurisdicciones tan distantes como las Bahamas, NewJersey, o Singapur.

http://vozpopuli.com/economia/los-espanoles-han-sacado-mas-de-53000-millones-de-euros-fuera-de-nuestro-pais
Páginas: [1]

SimplePortal 2.3.3 © 2008-2010, SimplePortal