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Según este artículo, no parece que el mínimo de Maunder (hipótesis) nos pueda llevar a ello.Nos dirigimos hacia una edad de hielohttp://www.skepticalscience.com/translation.php?a=53&l=4Habría que mirar qué dicen otros.
It is common to see it asserted that the length of the current interglacial temperature peak is similar to the length of the preceding interglacial peak (Sangamon/Eem), and from this conclude that we might be nearing the end of this warm period. However, this conclusion is mistaken. Firstly, because the lengths of previous interglacials were not particularly regular;[10] see figure. Petit et al. note that interglacials 5.5 and 9.3 are different from the Holocene, but similar to each other in duration, shape and amplitude.[11] During each of these two events, there is a warm period of 4 kyr followed by a relatively rapid cooling. Secondly, future orbital variations will not closely resemble those of the past
@StarkillerEstá comparando peras con manzanas, creo que aún no ha entendido el concepto de forzamiento radiativo, explicado en este mismo hilo hasta la saciedad. Puede explicarnos por qué el hecho de que hace muchísimo tiempo hubiera muchísimo más co2 en la atmósfera terrestre contradice el calentamiento de origen antropogénico por la quema de combustibles fósiles?
La fotografía como testimonio de la gran amenaza que es el cambio climáticoEl Proyecto Presión (en inglés, Project Pressure) es una iniciativa científica y fotográfica que pretende denunciar el efecto que está teniendo el cambio climático en los glaciares de todo el planeta. Algunos de los profesionales involucrados en este proyecto son fotógrafos con muchos años de experiencia, como Klaus Thymann, cuyas instantáneas son habituales en las páginas de National Geographic y Wired.«No cabe duda: el cambio climático es el mayor problema de nuestro tiempo», aseguró Thymann, que impulsó la creación de este proyecto hace cinco años. El objetivo de esta organización es utilizar la fotografía como medio de expresión idóneo para documentar de forma gráfica y fehaciente el daño que el cambio climático está infligiendo a la naturaleza.Hasta la fecha han documentado el estado de glaciares situados en 20 países de los seis continentes (entre los que se encuentra España), y han creado un archivo fotográfico de libre uso con la intención de que sus imágenes puedan ayudar a los científicos, educadores y a los gobiernos a estudiar y dar a conocer los devastadores efectos del cambio climático.La potencia y la capacidad reveladora de las fotografías que han tomado hasta la fecha han provocado que algunas organizaciones, entre las que se encuentra la NASA, se «suban al carro» y aporten sus recursos para contribuir a esta loable iniciativa. Les deseamos toda la suerte del mundo. Por el bien de todos.Vía | British Journal of Photographyhttp://www.bjp-online.com/2013/12/project-pressure/Más información | Project Pressurehttp://www.project-pressure.org/En Xataka Foto | Un día con… Diego López, fotógrafo de naturaleza
...Acerca de la tendencia general, me encanta esta imagen; pone las cosas en perspectiva:
Pero aunque muchas regiones del mundo se enfrentarán a un panorama desolador, otras no saldrán tan perjudicadas: la subida de las temperaturas permitirá doblar la producción agrícola en Siberia en el próximo siglo; el deshielo hará que el Pasaje del Nordeste, la ruta de transporte a través del árctico, quede abierto durante el año entero, algo beneficioso para países como China, que se refiere a ello como el Arctic Golden Waterway; y los funcionarios comunitarios podrán ir a la playa de Bruselas.
Existen dos formas de cambiar la geografía económica: a través del comercio o a través de la migración. Si algunas zonas del centro de España pierden la posibilidad de cultivar uvas, quizá el sur de Suecia podrá tomar nuestro lugar. No hay nada nuevo en que el clima afecta la ventaja comparativa de los lugares. Durante el período cálido medieval, entre los siglos IX y XIV, cuando las temperaturas eran unos 2º centígrados más altas que hoy, Inglaterra exportaba vino a Francia.
El negocio del cambio climáticoEmpresas y fondos apuestan por industrias que se beneficiarán del fenómeno ambientalPara los inversores la clave estará en el aguaEl año pasado un satélite de la NASA registró en la Antártida 92,9º bajo cero. La segunda temperatura más baja de la historia. Incluso en los veranos marcianos, en sus polos, la climatología resulta más benigna. A la vez, el periodo que va de 1983 a 2012 es el más cálido en 1.400 años, según las conclusiones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. En este mundo extremo, en el que la nieve cae como estalactitas y en el que la OCDE advierte de que casi la mitad de la población mundial vivirá en 2030 en condiciones graves de estrés hídrico, algunos se preparan para hacer (mucho) dinero.El calentamiento global aumenta la posibilidad de padecer alergias, incrementa los déficits nutricionales, multiplica la exposición a catástrofes ambientales y enfrenta a millones de seres humanos al desabastecimiento de agua y alimentos. Frente a esta situación, la industria actúa de dos formas: adaptándose o innovando. Y ambas pueden ser muy lucrativas. Por eso, ante esta “nueva normalidad” algunos emprendedores han lanzado diseños innovadores, como barreras contra tormentas marinas, islas y penínsulas artificiales o plantas desalinizadoras. El negocio lo abarca casi todo. Desde energías renovables (solar, eólica, marina) hasta sistemas para manipular el clima (geoingeniería). Pero, al lado de quienes crean viven quienes, sencillamente, aprovechan las nuevas oportunidades. La previsible carestía de agua provoca que cada vez más países e inversores acaparen tierras en África y Latinoamérica para asegurarse reservas acuíferas. La plataforma Land Matrix ya contabiliza 35,64 millones de hectáreas (casi cuatro veces el tamaño de Portugal) acaparadas en el mundo. Además, como señala el periodista McKenzie Funk, quien acaba de publicar Windfall (The Booming Business of Global Warming), “el deshielo en el Ártico abre paso a la explotación de las petroleras” y a nuevas rutas de navegación y comercio, lo cual, a la vez, podría avivar la tensión geopolítica entre los países de la zona.¿La nueva hipoteca basura?“Si no se corrige el desequilibrio existente entre las inversiones en altos y bajos contenidos de carbono, los riesgos relacionados con el cambio climático podrían herir al sistema financiero mundial como lo hizo en el año 2008 la crisis de las hipotecas subprime”. Esta es la inquietante predicción que hace Julian Poulter, director del Asset Owners Disclosure Project, una organización que protege los fondos de pensiones de sus miembros de las consecuencias del calentamiento global.La declaración de Populter, hecha al periódico británico The Guardian, es un aviso a las grandes gestoras de fondos de inversión, que hasta ahora han optado sencillamente por mirar hacia otro lado e ignorar la amenaza. Porque en la traslación entre cambio climático y finanzas queda demasiado por hacer. Básicamente porque el mercado de emisiones (donde se fija el precio de referencia del carbono) no termina de funcionar y no ayuda a que el sector productivo cumpla sus objetivos climáticos. Emitir una tonelada de dióxido de carbono cuesta unos seis euros. Menos que un menú del día en una casa de comidas. Sin embargo, al menos en teoría, el sistema estaba diseñado para que los derechos de emisión oscilaran entre 25 y 30 euros por tonelada emitida.El parón registrado en la actividad económica de Europa como consecuencia de una larga recesión ha hecho que las empresas tengan un exceso de oferta (la Administración les asigna un número determinado de derechos de emisión), y eso hace que invertir en ahorro no compense, porque la tonelada de dióxido de carbono se vende muy barata.“La situación que vive el mercado del carbono [en el año 2013 cayó un 38% a nivel mundial] no permite tampoco crear productos de inversión atractivos. Y esto es un gran hándicap”, advierte José Luis Blasco, responsable de Cambio Climático y Sostenibilidad de la firma KPMG. “Porque si pienso que el precio del CO2 va a subir puedo crear un swap o un futuro [productos financieros de alto riesgo y elevada rentabilidad] y que la gente invierta”.Los expertos alertan además sobre los efectos de este fenómeno en la producción global de alimentos. “El cambio climático minará la producción mundial de alimentos, la convertirá en más imprevisible y veremos con mayor frecuencia periodos de escasez. La crisis alimenticia de 2008 es un buen ejemplo. Compañías como Cargil, que controla el negocio del grano, Monsanto [también habría que sumar a Bayer y Basf], primer fabricante de semillas genéticamente modificadas, o Yara, que domina el mercado de los fertilizantes, obtienen ya beneficios récord”, avisa Devlin Kuyek, experto de la ONG Grain. Y advierte: “El control de las multinacionales resulta cada vez más extremo”. Para lo discutible y para lo encomiable. En el sector del automóvil, los coches híbridos impulsados por General Motors, Honda, Ford y, sobre todo, Toyota sitúan a estos fabricantes como otros de los ganadores del calentamiento.La quiniela de vencedores incluye también a otras industrias. Giles Money, de la gestora Schroders, espera que “la industria de la iluminación por led [consume mucho menos] crezca significativamente este año”. Habla, incluso, de un 30% para los próximos ejercicios y cita también al sector de la construcción, sobre todo en los mercados desarrollados, y al comercio electrónico, cuya baja huella de carbono, según Money, permite a los distribuidores mejores precios. Por su parte, Luciano Diana, gestor del fondo Pictet Clean Energy, abre la conversación con un recuerdo. “El mundo gasta de media el 8% de su riqueza en energía, pero dos terceras partes se pierden antes de llegar al usuario”, sostiene. Bajo estas condiciones, el gran beneficiado del cambio climático será la eficiencia energética. Y ahí estarán las compañías de gas natural comprimido y licuado, más barato y limpio que el petróleo, o las empresas relacionadas con el ahorro de energía en la industria (Fanuc, Rockwell Automation o Delta Electronics).Son nombres que forman frases en la novela del negocio del cambio climático. Y en ella, los seguros y las empresas que manejan información meteorológica harán caja. Por eso, Monsanto adquirió el año pasado la firma Climate Corporation, que suscribe seguros meteorológicos para granjeros. La idea es vender información a los agricultores que emplean sus semillas modificadas genéticamente. Quien conozca el tiempo ganará millones. A esa carta también juegan los grandes del seguro como AON, AIG, Zurich, Swiss Re o Lloyd’s. Esta última ve la cuenta de resultados fuera. “El cambio climático tendrá más impacto en otras partes antes que en Reino Unido. Al ser Lloyd’s una aseguradora global tenemos la responsabilidad de analizar estos impactos y asegurarnos de que todo, incluyendo precios y pólizas, va en consonancia con estos cambios”, indica Trevor Maynard, alto ejecutivo de Lloyd’s.Monsanto ha adquirido una empresa de seguros meteorológicosAhora bien, una de las habilidades del capitalismo es su destreza para transformar un problema en un activo financiero con el que ganar dinero. Ya sea tangible, como el agua, o inasible como el dióxido de carbono. Aun así, para los inversores en el cambio climático la clave está en el agua. Las emisiones de carbono son invisibles. Pero los glaciares que se derriten, el agua que se evapora o las lluvias torrenciales son el auténtico rostro del calentamiento.A partir de 2006, después de que Al Gore, exvicepresidente de Estados Unidos con Bill Clinton, presentara el documental Una verdad incómoda y que el deshielo en el ártico alcanzara en aquellos días su nivel récord, la industria financiera “reaccionó” a su manera. En solo dos años se lanzaron 15 fondos que invertían en agua y sus aledaños. En un suspiro reunieron 13.000 millones de dólares (9.492 millones de euros) y los grandes de la industria Goldman Sachs, UBS o Credit Suisse ficharon a analistas hídricos. Algo insólito. El agua iba a ser el petróleo de la nueva centuria, dijeron. En verdad, “una puerta abierta al hidrocolonialismo”, ironiza Gustavo Duch, coordinador de la revista Soberanía Alimentaria. De hecho, Goldman Sachs escribió en 2008: “A riesgo de ser alarmistas, vemos paralelismo con la economía maltusiana [esa apocalíptica teoría que advierte de que no hay recursos para todos]. Globalmente, cada 20 años, el consumo de agua se duplica”. Con el paso del tiempo, los fondos han suavizado esa posición tan dramática. Y durante la crisis financiera algunos productos especializados en energías renovables y cambio climático sufrieron salida de capitales. DWS —gestora del Deutsche Bank— transformó su fondo especializado en cambio climático (DWS Climate Change Fund) por uno más genérico dirigido a las tecnologías limpias (DWS Invest Clean Tech), que gestiona algo más de nueve millones de euros.Aun así, los analistas del banco privado Julius Baer estiman que solo en Suiza hay bajo gestión 50.000 millones de francos (40.900 millones de euros) en fondos asociados al calentamiento. “Y han crecido”, afirman, “más de un 30% anual durante los últimos cinco años”. Es más, el fondo que gestiona las pensiones danesas acaba de anunciar que invertirá 188 millones de euros en proyectos que luchen contra el cambio climático.Goldman Sachs, UBS o Credit Suisse ficharon analistas hídricos hace añosAl fin y al cabo, los estrategas financieros del mundo piensan de forma sencilla. Casi nada es compleja econometría, sino pura lógica. “No existe ningún sustituto del agua a ningún precio. Y no se puede fabricar”, narra, en el libro Windfall, John Dickerson, un antiguo analista de la CIA y fundador del fondo especializado en agua Summit Global Management. Bajo este escenario, el agua se siente huérfana —carece de una legislación que la proteja internacionalmente— y los inversores han puesto el ojo en ella. Uno de los resultados es un boyante negocio que mueve más de 219.000 millones de euros y cuyos beneficios se reflejan en los principales índices de Wall Street. En los últimos 10 años —describe la gestora Fidelity— el S&P Global Water ha dado más dinero a los inversores que el petróleo, el gas o las materias primas.A estas alturas del problema pocos dudan del potencial económico de la unión del hidrógeno y el oxígeno. “En algunos países existe un mercado para los derechos del agua, pero vemos poco valor ahí. Sin embargo, hay mucho por invertir en compañías activas en el ciclo del agua. Infraestructuras (diseño de plantas de tratamiento, válvulas, tuberías), reciclaje así como tecnologías relacionadas con este elemento (filtración, desinfección, control de la calidad)”, desgrana Jens Peers, jefe de Inversiones de la gestora Mirova. Aquí encajarían, por ejemplo, las españolas Abengoa o Gamesa. “Todo lo relacionado con el desarrollo de nuevas tecnologías bajas en carbono tiene potencial”, resume Peter Sweatman, director ejecutivo de la consultora Climate Strategy.Lejos de España, en las gélidas tierras de Islandia, cuando sus habitantes miran a su alrededor, saben que son dueños de un tesoro. Tienen 25.000 veces más agua per capita que los Emiratos Árabes. Y el brillo de sus glaciares ha atraído a inversores daneses, kuwaitíes, ingleses, chinos. Todos con una misma idea: usar viejos buques petroleros para transportar el agua. El cambio climático les permite acceder a más líquido y a la vez el deshielo abre caminos antes bloqueados.Este fenómeno suena como una sinfonía a oídos de las grandes petroleras. “Repsol está presente en el Ártico en su estrategia de diversificación geográfica”, cuenta a través del correo electrónico la compañía. La topografía de su presencia se “limita” a Alaska. En este santuario natural cuenta con 93 bloques en el mar de Chukchi, 67 en Beaufort y 231 en la zona de North Slope. En total, 391. Aunque todavía ninguno se encuentre en producción, el año pasado la empresa añadió 46 nuevos bloques en North Slope. Una evidencia del potencial que avizoran. “Lo que hace Repsol allí, con su presencia, es garantizarse un lugar a la espera de que el cambio climático haga el negocio todavía más accesible”, señala Sara del Río, de Greenpeace.GM, Ford, Honda y Toyota están apostando por los modelos híbridosEste es el porvenir, el presente transita algo más tranquilo. “No se han identificado riesgos físicos relacionados con el cambio climático tan potentes como para provocar una modificación sustancial de nuestras operaciones”. Así lo sostiene la firma de transportes UPS, uno de los futuribles beneficiados, junto a sus competidores (TNT, DHL, FedEx), del deshielo ártico al abrirse nuevas rutas.Aunque quizá lo más preocupante sea que el calentamiento global no solo deja vencedores y vencidos en la economía, sino también en la geopolítica. “En todos los análisis Rusia es un ganador del cambio climático. Su tundra será cultivable, el deshielo permitirá acceder con mayor facilidad a los recursos naturales y facilitará las líneas de transporte”, enumera Gonzalo Escribano, director del Programa de Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano. “Por el contrario España será uno de los perdedores. Habrá más presión desde el Sahel por las hambrunas, y la subida del mar provocará que el litoral mediterráneo español se transforme en marismas y aumente el riesgo de malaria”.
El Niño may return late this year, experts sayScientists say their observations and computer models show signs of El Niño's return, which could mean more rain for California. Or not.El Niño, nature's most powerful influence on weather around the globe, has been in a lull for two years. But indications suggest that could change as early as fall.Since spring 2012, the eastern tropical Pacific Ocean has not warmed enough to create an El Niño. Nor has it cooled to form a La Niña. Instead, it has lingered in an in-between state some experts call "La Nada."Though it is too early to predict with much certainty, scientists say their observations and computer models show increasing signs of El Niño's return, which might portend more rain for California."We're getting multiple indications, and we're kind of due for one," said Gerald Meehl, senior scientist at the National Center for Atmospheric Research in Boulder, Colo.An El Niño cycle begins every two to seven years, when weak trade winds in the Pacific allow warmer water to pile up along the west coast of South America. That generates storms in the tropical Pacific farther east than usual, changing winds and altering precipitation patterns across the globe.During El Niño conditions, the jet stream usually dips south over North America, steering storms to the California coast and across the southern U.S., while La Niña is associated with drier conditions, especially in the interior Southwest.If El Niño reemerges, experts say, it could tame the Atlantic hurricane season, bump up global temperatures in 2015 and potentially bring more rain to parched California by next winter. But such conditions are not necessarily the answer to drought, experts warned, because they don't always result in wetter weather."Only the really big ones do," said Michael Anderson, California's state climatologist.Of the six winters with strong El Niño conditions since 1950, four produced above-average rainfall in California, according to records from the National Climatic Data Center of the National Oceanic and Atmospheric Administration. However, in the winters during two strong El Niños in 1965-66 and 1991-92, rainfall was below normal.For now, the U.S. government's El Niño alert system remains inactive, but the long-term forecast has inched upward in recent months in favor of El Niño. Last month, the National Weather Service's Climate Prediction Center gave a 49% probability of El Niño returning by fall, compared with a 45% likelihood of conditions remaining neutral and a 6% chance of La Niña. An update is expected this week.One group of scientists has sounded an unusually early alarm. A study by an international group of researchers published last month gave El Niño a 75% chance of returning in late 2014, but made no predictions about its strength.The pronouncement was criticized by some climate scientists, who cautioned that El Niño forecasts before spring are not reliable. Ocean and atmospheric conditions are so unstable in the spring that they act as a barrier to accurate predictions, said Anthony Barnston, chief forecaster at the International Research Institute for Climate and Society at Columbia University."Even if things look like they're headed to El Niño before that barrier period, things can change easily," Barnston said. By June or July, "it will be more obvious whether it's accelerating quickly or kind of feeble and waffling around the borderline."The last El Niño, in 2009-10, was moderate and followed the next season by La Niña.Maury Roos, chief hydrologist for the California Department of Water Resources, rattled off a series of winters when El Niño had failed to provide relief from dry conditions. California's exceptional drought of 1976-77 occurred during weak El Niño conditions, he said. And some La Niña episodes came with heavy rains.The severe El Niño of winter 1997-98, however, stayed true to forecasts and more than doubled rainfall in Southern California. Powerful storms hammered the coast, triggering landslides and floods that caused more than $550 million in damage. And 1998 went down as one of the warmest years on record.Since then, the eastern tropical Pacific has remained in the cool phase of another climate cycle known as the Pacific Decadal Oscillation, which typically lasts for decades, said Richard Seager, a climate scientist at the Lamont-Doherty Earth Observatory at Columbia University."At some point there will be a decent El Niño again," Seager said. "But there is no reason to think that this largely cooler period will end any time soon."
La pérdida de hielo en Groenlandia se acelera por el calentamientoEn la zona del Noreste de la gran isla del Ártico, la masa helada se reduce en 10 gigatoneladas al añoLa capa helada del noreste de Groenlandia, que había permanecido estable desde al menos el último cuarto del siglo XX, se está reduciendo a un ritmo acelerado. En la última década, y debido al calentamiento, la masa de hielo allí disminuye en unas 10.000 millones de toneladas al año, lo que tiene un impacto nada despreciable en la subida global del nivel del mar. Lo han detectado unos científicos al analizar los datos de la red de medio centenar de estaciones GPS en la región, que permite pesarel hielo que aplasta la base rocosa; cuando el hielo se funde, la roca que tiene debajo responde elevándose. Además, han combinado esta información con los registros de cuatro satélites estadounidenses y europeos.Se conocía ya la notable pérdida de hielo en casi todo el borde de Groenlandia, excepto en el Noreste, una zona especialmente fría donde el desplazamiento de los glaciares hacia el mar estaba frenado en la costa precisamente por los bloques helados del Ártico. Pero esa barrera costera se está reduciendo, con lo que se acelera el avance de los glaciares de toda la cuenca de Zachariae. Además, el calentamiento en la zona provoca el adelgazamiento de la capa helada y la misma fusión del hielo acelera su avance, señalan Shfaqat A. Khan, científico de la Universidad Técnica de Dinamarca y líder del equipo, que presenta su descubrimiento en la revista Nature Climate Change.“Este estudio demuestra que la pérdida de hielo en el Noreste se está acelerando, lo que significa que todos los márgenes de la capa helada de Groenlandia son inestables”, resume Michael Bevis, de la Universidad del Estado de Ohio (EE UU). Khan y sus colegas han utilizado los datos de la elevación del hielo de Groenlandia, desde 1978 a 2012, para estimar los cambios de grosor cerca de la costa y así han descubierto la inestabilidad del Noreste desde hace una década, cuando el incremento de las temperaturas del aire en la región dispararon la dinámica del adelgazamiento de los glaciares.Para dar una idea del alcance del fenómeno, la Universidad del Estado de Ohio señala que el hielo de Zachariae se ha retirado unos 20 kilómetros en los últimos 10 años, mientras que uno de los glaciares más dinámicos de Groenlandia, el Jakobshavn, en el Suroeste, ha retrocedido 35 kilómetros en 150 años.La cuenca del Zachariae supone el 16% del hielo de la gran isla ártica, por lo que el deshielo acelerado tendrá un impacto nada despreciable en la subida del nivel del mar a escala planetaria. Y lo modelos de proyección del clima, hasta ahora, cuentan con un deshielo apenas significativo en esa región, advierten los investigadores en su artículo. “La capa helada de Groenlandia es uno de los principales contribuyentes de la subida global del nivel del mar en los últimos 20 años, dando cuenta de 0,5 milímetros de aumento por año del total de 3,2 milímetros anuales año”, explican. Ahora, los nuevos datos sugieren que “la contribución de Groenlandia a la subida del nivel del mar puede ser incluso mayor en el futuro”, apunta Bevis. Por ello, este hallazgo es preocupante, advierte Khan.