Artículo de Ricardo Vergés Escuín sobre los argumentos de negociación que podría utilizar el Gobierno para conseguir una quita de la deuda.www.colectivoburbuja.org/BazasPrensa.pdfEl dudoso origen del dinero prestado para el “boom” inmobiliario, baza negociadora ante los bancos europeos Ante el hundimiento simultáneo de los mercados de producción y de liquidez en España y la imperiosa necesidad de taponar la hemorragia de liquidez para conseguir el empate entre moneda y producción, se impone avanzar por la vía de la negociación como prácticamente único recurso antes de iniciar la remontada que solucionará la crisis.
Para abordar esta vía negociadora, hoy por hoy casi ilusoria (el reino ni se rinde ni negocia…), lo que sí podemos es delimitar ciertas bazas decisivas a la hora de conseguir acuerdos, según apunta el arquitecto y economista Ricardo Vergés en un artículo publicado en el último número de la revista Observatorio Inmobiliario y de la Construcción
La primera de estas bazas negociadoras es el dudoso origen de parte del dinero prestado desde 2003 por bancos europeos a nuestros propios bancos. En este sentido, los datos del FMI y de la OCDE revelan un aumento progresivo (especialmente en Alemania, pero también en Austria y Bélgica) en la relación entre masa monetaria y PIB, que empezó con el Tratado de la Unión y terminó con la conversión de las monedas nacionales al Euro. Estos datos ponen en entredicho la tradicional explicación de que tales ingentes sumas de dinero que inundaron el mercado español con destino al sector inmobiliario, procedían del superávit de ahorro de los alemanes.
La segunda, baza negociadora reside en el valor real o de garantía de los activos -tóxicos o no- en manos de promotores, bancos e intermediarios, tasados en su origen en medio billón de euros por el FMI y el Banco de España.
Vergés plantea desintoxicar la información financiera tanto de pasivo como de activo acumulados por el sector desde 2003, “no vaya a ser que se nos haya prestado dinero malo transformado en peor por nuestra mala praxis, y que de ahora en adelante debamos devolverlo bueno; es decir, con nuestras rentas de trabajo y las de nuestros hijos”.