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Son las expectativasLlega el verano y vuelve el nerviosismo a los mercados. Así lo atestigua el repunte generalizado de la volatilidad en los mercados financieros, desde la renta fija a la variable, pasando por crédito o divisas y aquejando a países desarrollados y, muy particularmente, a los emergentes.Hay varios elementos que siguen preocupando a nivel global. Entre otros, la falta de dinamismo económico, al que recientemente se suman señales de ralentización en el mundo emergente, o el avance a trompicones en Europa hacia la unión bancaria. No obstante, lo que realmente inquieta en el mercado es la retirada del estímulo monetario de la Reserva Federal o, más exactamente, el inicio de la moderación del estímulo. No es preciso recordar que las sucesivas rondas de expansión cuantitativa (los famosos QE), no solo de la Reserva Federal , sino de otros bancos centrales (Banco de Inglaterra o el Banco de Japón, entre otros), han propiciado una expansión monetaria sin precedentes y han sido el principal soporte de los mercados y las economías en estos años.Es más que comprensible que la retirada de estímulos genere incertidumbre y por ende una reacción de los mercados. Esto es justo lo que cabe esperar ante un punto de inflexión de cualquier política, que en este caso se amplifica dada la magnitud de la política expansiva y su potencial impacto en la estabilidad financiera. Los mercados han activado el “modo salida”, lo que lleva a revaluar su posicionamiento. Esto se traduce en que la liquidez irá perdiendo peso en la determinación del precio de los activos y los fundamentales lo irán ganando. La cuestión es: ¿a qué ritmo? La Reserva Federal estableció ya hace tiempo unos “principios” donde se recogían los elementos y pasos a dar en el proceso de salida. Más recientemente han sido perfilados, para dotarse de la máxima flexibilidad a la hora de abordar el inicio del proceso de normalización. Y además la Reserva de Estados Unidos está utilizando una pauta para guiar las expectativas de política monetaria. En fin, que hay argumentos de peso para pensar que el escenario más probable es una retirada gradual (no agresiva) y con piloto manual (no automático) para ir acomodándola a la evolución de la economía. Pero hay que convencer al mercado.La estrategia de salida plantea un gran reto y no está exenta de riesgos, lo visto recientemente en los mercados ha sido un primer test. El éxito o fracaso de dicha estrategia depende de muchos factores, pero hay uno especialmente crítico: el manejo de las expectativas. Y una de las claves en esto, sobre todo teniendo en cuenta la disparidad de visiones y la transparencia de los miembros del consejo de la Reserva Federal, es una comunicación anticipada y clara.
Otro septiembre/octubre movidito. No falla, oiga.
¿Qué quiso decir Bernanke cuando avisó el 22 de mayo de que la Fed podría empezar a reducir su plan de estímulos durante las "próximas reuniones"? Es lo que se lleva preguntando desde hace tres semanas el mercado, sumido en el temor a que el fin de las compras de 85.000 millones de dólares en deuda pública e hipotecaria al mes lastre la economía. Las bolsas saben que llegará el día en que el banco central dé marcha atrás, pero se habían acostumbrado a oír que eso solo sucedería en el larguísimo plazo. Al menos, hasta que el paro –criterio que marcará la decisión de la Fed– no llegue al entorno del 6,5%, algo no se alcanzará hasta finales de 2015. Bernanke podrá al fin explicarse mejor esta semana, pues hoy y mañana se reúne el comité de la Fed en la que podría ser una cita clave. Además, hay un extra, pues es uno de los encuentros que irán acompañados de rueda de prensa del presidente de la entidad.Dos datos importantes Para trazar su discurso, Bernanke maneja ahora mismo dos cifras que desaniman a cerrar el grifo de dinero. La primera, el paro. Cuando el banquero lanzó su aviso en mayo, tenía en su mano la cifra de desempleo de abril, que había alcanzado el 7,5%, esto es, la tasa más baja en cuatro años y medio. Un mes después, ha subido una décima, al 7,6%, mostrando que la recuperación aún no es sostenida. La segunda cifra la acaba de dar Bank of America Merrill Lynch: desde el 22 de mayo, el valor de las bolsas ha disminuido en 3 billones de dólares (de los trillion americanos). Con este escenario, la prensa de Estados Unidos asegura que Bernanke usará la reunión de esta semana para calmar los mercados y aclarar cuál será el futuro de la política de estímulos monetarios. El presidente de la Reserva Federal siempre mide mucho sus palabras, así que el hecho de que hablara de "próximas reuniones" fue totalmente deliberado. Ahora sabremos en qué sentido.
Esta primavera, desde las acciones niponas, a los bonos de los mercados emergentes, pasando por la deuda pública de EEUU, sufrieron caídas debido al temor de los inversores de una posible retirada de las políticas monetarias más flexibles de los principales bancos centrales. El euro, en cambio, consiguió evitar las operaciones más volatiles que afectaron a otras monedas, como el dólar y el yen. De hecho, en las cuatro últimas semanas, la moneda única experimentó un repunte del 4% frente al dólar. Se trata de un giro espectacular para una divisa que en los últimos años se situó en el centro de las turbulencias de los mercados. En las últimas dos semanas, los inversores que apostaron por la caída del euro ante las dudas sobre la viabilidad a largo plazo de la unión monetaria, sufrieron fuertes pérdidas. A pesar de los problemas que obstaculizan el crecimiento económico europeo, como el alto índice de desempleo y el elevado nivel de deuda de las economías del sur de Europa, muchos inversores opinan que el euro es una apuesta relativamente segura, una vez disipados los temores de una crisis inminente. Las perspectivas de un posible fin de los estímulos de la Reserva Federal llevaron a muchos operadores a retirar sus inversiones en los mercados emergentes y en activos que ofrecen una mayor rentabilidad. Esto favoreció que muchos inversores busquen cobijo en el euro, considerado un refugio igual de seguro que monedas como el dólar o el yen frente a divisas más volátiles como el dólar australiano. Aun así, la apuesta por la moneda única puede entrañar algunos riesgos, dado que la apreciación de la moneda no supone una buena noticia para las economías europeas más debilitadas como es el caso de España, Portugal e Italia. Un euro más fuerte reduce el atractivo de las exportaciones europeas y los ingresos de las empresas exportadoras cuando convierten a euros los beneficios obtenidos en el exterior. Además, el precio de los bonos españoles e italianos cayó en las últimas dos semanas, un indicio de que los inversores siguen considerando arriesgadas algunas partes de la eurozona. Por otra parte, la solidez del euro podría tambalearse si el mercado se estabiliza, lo que aumentaría las ventas de la moneda única. Pero hay inversores que ven ya el fin de la prolongada recesión de Europa. La producción industrial de la eurozona aumentó en abril por tercer mes consecutivo gracias a los beneficios de Alemania y Francia. La mejora de los datos reduce las posibilidades de que el BCE necesite relajar su política monetaria en un momento en el que la Fed advirtió de un posible cambio de rumbo. Eso sitúa al euro en una posición de ventaja con respecto al yen y al dólar. Uno de los motivos que los inversores citan para comprar euros es el hecho de que su valor consiguió mantenerse a pesar de las dificultades. Aunque la moneda se devaluó en febrero tras el rescate de Chipre y la incertidumbre política en Italia, su caída a finales de marzo, cuando se cambió algo por debajo de 1,28 dólares, fue moderada con respecto a anteriores crisis, que llevaron al euro a cambiarse incluso por debajo de 1,20 dólares.
Los USA se están financiando principalmente a base de deuda, y no a base de vender bienes de equipo con alto valor añadido y tecnología, como sucede con Europa, Japón y China.[...]En la estrategia opuesta, el euro tiene su cota FIJA de demandantes atraídos por la seguridad del 2% pagado con sangre, que en un escenario de vaivén económico es además un plus de protección para los ahorros, frente a la barra libre americana que si bien tiene una buena contrapartida (financiación gratuita) a la larga tendrá como límite la paciencia de los depositarios que ven como su depósito vale menos a un ritmo mucho mayor que en euros. [...] Los depositarios en euros, que CONFIAN en la seguridad de que su depósito solo perderá el 2% anual [...] Logicamente en el corto plazo Europa juega con un hándicap importante pues la inflación se genera en dólares y USA se financia de forma barata (con papel) mientras en la zona euro, por pura decisión política y técnica la inflación es y va a ser un 2%.Esto genera ESCASEZ de euros.No se imprime más de lo estrictamente necesario (de ahí vienen la estabilidad presupuestaria y los recortes).
Economía experimentalPublicado el 8 de junio de 2013He estado leyendo un artículo sobre los inicios de China en la economía de mercado, cuando decidió que al comunismo había que darle un lavado de cara, sin perder lo esencial.Siempre que se habla de comunismo se entiende que es una ideología equivocada, y que por lo tanto todo lo que salga de ella, es erróneo. Esa fallida forma de pensar la tenemos enraizada y nos es imposible eliminarla del todo. Y claro, cuando se ve que el país comunista progresa, la gente cada vez está mejor, y no hay verdaderos síntomas de que la cosa empeora, nos cuesta entender cómo es posible, si lo que hacen está todo mal.En 1980, China concede a la ciudad de Shenzhen el régimen de zona económica especial. Es decir, convierte a la ciudad en un sitio donde las normas son diferentes al resto del país, en cuestiones de impuestos y leyes económicas.Está claro que en su momento lo pintarían de una forma diferente, más autoritaria y aparentemente clara. Pero con el paso de los años, se entiende que lo que allí sucedió fue un experimento de nuevas formas de desarrollo económico. Se abrió la oportunidad a que empresas extranjeras (en este caso del extranjero más nacional posible, Taiwan) se instalaran en la región. Ahí surgieron las primeras fábricas, deshumanizadas pero que pagaban salarios muy superiores a la media del país. Shenzhen pasaría de tener 300.000 habitantes en 1980, la población de Vigo, a 10 millones en el 2010, la población de todo Cataluña y Galicia, juntas.Y sí, seguro que en Shenzhen se come fatal y no se puede votar libremente cada cuatro años. Pero algo debería decirte que no les ha ido nada mal.En la situación actual de crisis, me ha llamado la atención que el Estado plantea escenarios negativos con salida gradual hacia la recuperación. Tras atravesar muchos años de deterioro económico. Se han tomado muchas medidas equivocadas y acertadas. Pero no se ha realizado ni una sola medida experimental. Lo más parecido a una medida experimental son los llamados “globos sonda”, que consisten en decir que se va a tomar una determinada medida, esperar a ver la reacción de la prensa, y en función de dicha reacción, modificarla o dejarla más o menos igual.Y eso es lo que me sorprende, que el sistema en el que vivimos se ve obligado a tomar medidas que se suponga siempre que son la mejor de las medidas posibles y que tendrá un éxito garantizado. Esto lleva a regulares reformas educativas, cambios del sistema impositivo y medidas a corto plazo continuas, que son bandazos sin rumbo alguno. Es interesante el ejemplo de China, un país que toma medidas experimentales en regiones concretas. Si funcionan, el modelo se extiende. Si no, se olvida. En el peor de los casos, el daño habrá sido localizado y reducido. Se pueden realizar muchos experimentos a la vez, por el mismo precio con que se toma una medida extrema, que funcionará o no.Me imagino que esto de los experimentos no es posible debido a la propia esencia de la democracia. No la democracia de votar cada cuatro años, sino lo que nos venden que va en el kit, de que todos somos iguales en todo, para la bueno y para lo malo. Si se toma una medida que afecte sólo a la Extremadura, hay dos opciones: que se quejen los extremeños, por considerarla equivocada, o que se quejen todos los demás, por desearla para ellos.En resumen, tomar medidas empíricas suena a que no se sabe lo que se hace, mientras que enumerar el camino a seguir para salir de la crisis es lo que suena a científico, seguro de sí mismo y eficaz. Lamentablemente los resultados son claros: no salimos, no vamos camino de salir, y no sabemos si saldremos. Eso sí, votar, votaremos.
El euro se convierte en el último refugio seguroCitarEsta primavera, desde las acciones niponas, a los bonos de los mercados emergentes, pasando por la deuda pública de EEUU, sufrieron caídas debido al temor de los inversores de una posible retirada de las políticas monetarias más flexibles de los principales bancos centrales. El euro, en cambio, consiguió evitar las operaciones más volatiles que afectaron a otras monedas, como el dólar y el yen. De hecho, en las cuatro últimas semanas, la moneda única experimentó un repunte del 4% frente al dólar. Se trata de un giro espectacular para una divisa que en los últimos años se situó en el centro de las turbulencias de los mercados. En las últimas dos semanas, los inversores que apostaron por la caída del euro ante las dudas sobre la viabilidad a largo plazo de la unión monetaria, sufrieron fuertes pérdidas. A pesar de los problemas que obstaculizan el crecimiento económico europeo, como el alto índice de desempleo y el elevado nivel de deuda de las economías del sur de Europa, muchos inversores opinan que el euro es una apuesta relativamente segura, una vez disipados los temores de una crisis inminente. Las perspectivas de un posible fin de los estímulos de la Reserva Federal llevaron a muchos operadores a retirar sus inversiones en los mercados emergentes y en activos que ofrecen una mayor rentabilidad. Esto favoreció que muchos inversores busquen cobijo en el euro, considerado un refugio igual de seguro que monedas como el dólar o el yen frente a divisas más volátiles como el dólar australiano. Aun así, la apuesta por la moneda única puede entrañar algunos riesgos, dado que la apreciación de la moneda no supone una buena noticia para las economías europeas más debilitadas como es el caso de España, Portugal e Italia. Un euro más fuerte reduce el atractivo de las exportaciones europeas y los ingresos de las empresas exportadoras cuando convierten a euros los beneficios obtenidos en el exterior. Además, el precio de los bonos españoles e italianos cayó en las últimas dos semanas, un indicio de que los inversores siguen considerando arriesgadas algunas partes de la eurozona. Por otra parte, la solidez del euro podría tambalearse si el mercado se estabiliza, lo que aumentaría las ventas de la moneda única. Pero hay inversores que ven ya el fin de la prolongada recesión de Europa. La producción industrial de la eurozona aumentó en abril por tercer mes consecutivo gracias a los beneficios de Alemania y Francia. La mejora de los datos reduce las posibilidades de que el BCE necesite relajar su política monetaria en un momento en el que la Fed advirtió de un posible cambio de rumbo. Eso sitúa al euro en una posición de ventaja con respecto al yen y al dólar. Uno de los motivos que los inversores citan para comprar euros es el hecho de que su valor consiguió mantenerse a pesar de las dificultades. Aunque la moneda se devaluó en febrero tras el rescate de Chipre y la incertidumbre política en Italia, su caída a finales de marzo, cuando se cambió algo por debajo de 1,28 dólares, fue moderada con respecto a anteriores crisis, que llevaron al euro a cambiarse incluso por debajo de 1,20 dólares.http://www.expansion.com/2013/06/17/mercados/1371481699.htmlVaya, vaya. El euro una moneda fuerte (estable) ¿Quién podía imaginárselo?