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Guindos se autodescarta para el equipo de Feijóo: "Espero cumplir el mandato del BCE"El vicepresidente del BCE, uno de los nombres que suena en las quinielas de un posible Gobierno popular, dice que espera estar otros tres años en Fráncfort
Ya ha pasado casi un mes desde la entrada en vigor de la nueva Ley de Vivienda y no cesan las críticas a la normativa. Más allá de los mensajes del sector inmobiliario y la oposición, el escepticismo también lleva al mundo académico y económico.La última voz que se ha sumado a esta tendencia es la de Josep Oliver, catedrático emérito de economía aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que ha explicado en unas jornadas sobre los impactos de la Ley de Vivienda organizadas por ESADE las razones por las que está en contra de la medida estrella del texto: el tope a las rentas en las zonas tensionadas.En su opinión, limitar los alquileres no mejorará el acceso a la vivienda, porque el problema está en los bajos salarios que perciben las familias. Con los datos del INE en la mano, referentes a 2021, el catedrático ha recordado que los hogares con ingresos de hasta 1.000 euros al mes deben destinar el 55,1% de los mismos al pago del mismo, y que aquellos que ganan entre 1.000 y 1.499 euros al mes destinan el 35,1%. En ambos casos, el esfuerzo rebasa el límite del 30% recomendado por los expertos, lo que les convierte en los hogares con problemas de accesibilidad a la vivienda. Y que, según Oliver, representan aproximadamente el 40-45% de los que residen de alquiler. A tenor de estas cifras, Oliver ha afirmado que “si no nos ponemos en la cabeza que los problemas de accesibilidad a la vivienda son un problema de pobreza, lo estamos enfocando mal. Punto”. Y ha advertido que "hemos de cambiar el chip. La accesibilidad remite un problema de más hondura y eso hay que tratarlo, pero para tratarlo primero hay que conocerlo. Hay que saber que es de bajos ingresos”. Así, añade el catedrático, “no es un problema de los niveles absolutos de los alquileres, sino de los niveles absolutos de ingresos, que son insuficientes. Si se topan las rentas, esa familia que gana menos de 1.000 euros y está destinando un 55% al alquiler estará igual. No estaremos atacando el problema de fondo, porque para eso hacen falta otras medidas más severas. ¿En qué resuelve el tope a los alquileres el problema de la accesibilidad de la vivienda?”.Falta oferta y presupuesto públicoDurante su intervención, Oliver también ha recordado que España arrastra tanto un déficit de oferta de vivienda como presupuestario en materia de vivienda desde hace años. En concreto, habla de de una “insuficiente oferta de vivienda tanto en alquiler de mercado como subvencionado” y recuerda que a ello se suma una bajo gasto público en materia de vivienda.Según los datos de Eurostat, el país destina de media el 0,2% del PIB a vivienda, en línea con Lituania y Polonia, y solo más que cuatro países: Estonia, Italia, Chipre y Eslovaquia (todos ellos con un 0,1% del PIB). En cambio, la media de la UE se sitúa en el 0,5% y alcanza el 0,6% en la eurozona. Al frente de la lista comunitaria están Francia (1,3% del PIB), Irlanda (1,1%), Dinamarca (0,8%), Países Bajos (0,7%) y Finlandia (0,7%). En los Presupuestos Generales del Estado de 2023, en concreto, la partida de 'Acceso a la vivienda y Fomento de la Edificación' alcanza los 3.472 millones de euros. Un importe que supera en un 5,4% a la presupuestada en 2022 y que se convierte en la mayor de la historia. No obstante, conviene recordar que buena parte de ese presupuesto procede de los fondos europeos Next Generation (en concreto, 2.480 millones de euros, frente a los 992 millones de euros que proceden de fondos nacionales). En cambio, entre 2006 y 2010, la vivienda se llevó más de 1.000 millones al año del presupuesto público, alcanzando el pico en 2009, cuando se presupuestaron algo más de 1.600 millones de euros. Para Oliver, el 'quid' de la cuestión es que, si no hay cambios de última hora, en 2024 Bruselas volverá a activar el Pacto de Estabilidad que congeló por la crisis sanitaria y, por tanto, España tendrá que retomar los ajustes para reducir el déficit y la deuda pública."Vamos a tener un contexto fiscalmente problemático durante la próxima década. Tenemos un déficit público muy alto y la deuda pública casi duplica la de los países nórdicos y del centro de Europa, y es la más alta tras las de Grecia e Italia, y la Comisión Europa no espera que vayamos a hacer una reducción serie del endeudamiento hasta 2031. El sector público no va a poder gastar más en vivienda, no lo va a poder hacer más que de forma parcial, porque va a tener que empezar a ajustar. Por eso mi propuesta es un acuerdo con el sector privado para poner en marcha lo que el país necesita”, ha explicado.El catedrático de la UAB también recomienda poner en marcha incentivos fiscales para impulsar la oferta de viviendas en alquiler a través de incentivos a la inversión y a la movilización de los inmuebles sin uso, como han hecho otros países europeos.Un ejemplo que ha relatado Oliver es el de Francia, que en 2009 activó deducciones fiscales en el IRPF para aquellos contribuyentes que compraran una vivienda para destinarla al alquiler y que permitió incorporar al mercado más de 400.000 pisos de alquiler en un año. Otro caso es el de Dublín, cuya apuesta fue bonificar el IBI y el IRPF para movilizar viviendas vacías. Una demanda y unas rentas al alza Otro de los retos del mercado de la vivienda doméstico es el fuerte incremento de la creación de hogares que se avecina en los próximos años. Según los cálculos del INE, España sumará de media más 200.000 nuevos hogares al año hasta 2025, frente a los 70.000 que se crearon entre 2014 y 2017, impulsados sobre todo por la inmigración neta. Y es aquí donde entra en juego otro dato que destaca Oliver: el 44% de las familias que vive de alquiler están lideradas por inmigrantes. En el caso de hogares de bajos ingresos, su peso alcanza el 51%.Ante la actual falta de oferta y la elevada demanda que se abrirá paso, el catedrático cree que las rentas de las viviendas en arrendamientos seguirán subiendo, aunque con menos intensidad que en los últimos años.En Barcelona, por ejemplo, estima que los alquileres podrían encarecerse más de un 3% este año y más de un 4% en 2024, tras haber experimentado aumentos de dos dígitos en los últimos cuatro trimestres. En el caso de Madrid, su pronóstico apunta a subidas anuales de algo más del 4% en el bienio.Oliver también adelanta alquileres más caros en las ciudades dormitorio de ambos mercados, donde se podrían registrar incrementos mayores. En el municipio madrileño de Alcobendas, espera una subida de los alquileres de más del 4% este año y de hasta el 7% en el siguiente ejercicio, mientras que en Hospitalet de Llobregat podrían producirse aumentos de más del 5% en ambos años.
Homes for sale hit record low as rate hikes walloped marketThe number of homes for sale posted an annual decline for the first time in more than a year while falling to the lowest level on record, according to a new report. Homes listed on the market dropped by 7.1 percent from a year ago in May to 1.4 million units on a seasonally adjusted basis, the report from real estate brokerage Redfin shows. This is 38.6 percent lower than pre-pandemic figures. The Federal Reserve’s aggressive effort to bring down inflation by increasing interest rates has drastically cooled the housing market.Mortgage rates rose as the Fed tightened lending throughout the economy. This has prompted many homeowners to stay put, with most holding on to mortgage rates well below the current 30-year average. Average mortgage rates have fallen slightly since the Fed’s announcement, dropping to 6.67 percent this week. The central bank paused its rate increases for the first time in 15 months last week, but Fed Chairman Jerome Powell indicated more could be on the way over the remainder of the year.The dearth of homes for sale have also put pressure on home prices, Redfin’s report shows. In May, the median home sale price was $419,103. This is down 3.1 percent from a year before, when prices hit a record high of $432,311. “It’s too early to say that price declines have bottomed out,” Redfin chief economist Daryl Fairweather said in a news release. “Prices may have room to fall because mortgage rates could still rise.” “The Federal Reserve just signaled that it is likely to continue raising interest rates this year. That could further hamper homebuyer demand and cause home prices to fall in the near term, though the drops would be minimal,” she added. Meanwhile, separate data shows that home builders are moving to fill the inventory gap in the resale market. New construction surged by 21.7 percent on an unadjusted basis in May, sailing past economists’ projections that there would be a small decline. Housing starts increased to an annual rate of 1.63 million units last month, up from 1.34 million in April, according to Census Bureau data released Tuesday. Single-family and multifamily construction experienced monthly increases. Single-family starts jumped by 18.5 percent over revised April figures to a rate of 997,000 units, while starts for buildings with five or more units was 624,000.
PROYECTO NEBULABlackstone ultima la venta de 2.000 millones en créditos del Popular y Catalunya BancEl fondo norteamericano encarga a sus 'servicers', Anticipa y Aliseda, el traspaso de la mayor cartera por volumen desde los activos tóxicos de Banco PopularBlackstone suelta lastre en España. El fondo oportunista norteamericano, uno de los mayores inversores del mundo, ultima la venta de una de las mayores carteras de los últimos años (según su valor nominal), de unos 2.000 millones de euros en colas hipotecarias, según fuentes financieras consultadas por El Confidencial. Aun así, el importe neto que recibirá el fondo por la operación será mucho menor, ya que estos créditos se traspasan con descuentos a derribo dada su difícil recuperación.La operación está saliendo al mercado de la mano de los dos servicers (gestoras inmobiliarias) de Blackstone en España, Anticipa (antigua filial de Catalunya Banc) y Aliseda (de Banco Popular). Lo hace bajo la denominación de Proyecto Nebula. Las colas hipotecarias son deudas relacionadas con antiguos créditos inmobiliarios que las entidades mantienen tras la adjudicación de un inmueble, bien porque la garantía no cubrió todo el crédito o por los intereses generados por el impago. Por ello, son complicados de recuperar.Blackstone ya ha recibido ofertas vinculantes y tomará una decisión en los próximos días, según las fuentes consultadas. La operación va con algo de retraso, ya que inicialmente se esperaba que las propuestas definitivas llegaran en mayo.Tres tipos de activosEl Proyecto Nebula abarca créditos valorados en exactamente 1.976 millones, según la información distribuida a inversores a la que ha tenido acceso a este medio. Este volumen se reparte entre 5.000 deudores y 8.300 antiguas hipotecas. La mayoría empezó a impagar en la anterior crisis, entre finales de 2012 y 2013. La mayor parte de las hipotecas son de pymes (1.575 millones), muchas procedentes de Banco Popular. Blackstone se quedó casi todo el ladrillo y créditos ligados al inmobiliario de esta entidad, tras la venta de 30.000 millones realizada por Santander en verano de 2017 dentro del Proyecto Quasar.La cartera también tiene 333 millones en colas hipotecarias de clientes particulares y 68 millones de segundas hipotecas, entre los que también hay créditos procedentes de Catalunya Banc. Blackstone compró las hipotecas problemáticas de la entidad catalana en 2014, como parte del rescate orquestado por el FROB (Fondo de Reestructuración) a este grupo y su venta a BBVA.El fondo norteamericano fue uno de los mayores compradores de activos tóxicos de la banca entre 2014 y 2017. Desde entonces, está más centrado en su digestión y en rentabilizar las inversiones, tras algún sobresalto, en especial con el Proyecto Quasar, en el que coinvierte con Banco Santander.
Central banks’ battle with inflation enters a new phase of ‘pain’Economists warn that recession will be the price of hitting 2% goalsGlobal central banks are entering a new phase in their battle with inflation as economists warn that recessions will be the price of achieving shared 2 per cent goals.Headline rates of inflation across most of the world’s economies have fallen back sharply since the autumn but core rates — which exclude volatile categories such as energy and food — remain at or close to multi-decade highs.These rates, seen as a better gauge of underlying price pressures, have sparked concern that central banks will struggle to hit their targets without wiping out growth.“The next leg of the improvement in the inflation numbers is going to be harder,” said Carl Riccadonna, chief US economist at BNP Paribas. “It requires more pain, and that pain likely involves a recession in the back half of the year.”Torsten Slok, chief economist at Apollo Global Management, added: “The only way to get inflation down to 2 per cent is to crush demand and slow down the economy in a more substantial way.”The Bank of England has a particular problem, raising rates by a substantial half percentage point on Thursday, a day after data for May showed core inflation rising to 7.1 per cent.Its peers were able to move less aggressively at their respective meetings last week. The European Central Bank raised rates by a quarter-point while the US Federal Reserve skipped a rate rise entirely, but both signalled inflation was far from vanquished and warned of further increases ahead.Joachim Nagel, head of Germany’s central bank, has warned inflation is a “very greedy beast” and it would be a “first-order error” to stop raising interest rates.The Fed’s favoured measure of core inflation, the personal consumption expenditures index, has hovered around 4.7 per cent for the past six months. The eurozone’s equivalent figure has been sticky at about 5 per cent.Fed chair Jay Powell told the US Congress this week that the “process of getting inflation back down to 2 per cent has a long way to go”.Markets are responding to central banks’ renewed hawkishness. They now expect US interest rates to peak at 5.25-5.5 per cent, up from 5-5.25 per cent at the start of the month. In the eurozone, investors are increasingly pricing in the possibility of rate rises in July and September.However, some traders question the resolve of central bankers. A Bank of America survey of 81 fixed-income fund managers found 60 per cent thought central banks would accept 2 per cent to 3 per cent inflation if it meant avoiding a recession. Just over a quarter thought rate-setters would be willing to generate a recession to lower it further.Some economists think core inflation will soon follow the headline measure down. Referring to the eurozone, Martin Wolburg, an economist at Italian insurer Generali, said: “If you look at pipeline price pressures, they have come right down — producer price inflation is almost zero — and that will feed through.”But Isabel Schnabel, a member of the ECB’s executive board, said eliminating high inflation was still “fraught with risks”, arguing rate-setters needed to “err on the side of doing too much rather than too little”.One problem in defeating inflation is that the labour market remains tight on both sides of the Atlantic.Former Fed chair Ben Bernanke and ex-IMF chief economist Olivier Blanchard have warned that wages need to rise at a similar pace to productivity growth to have any meaningful impact on inflation.Schnabel said governments were adding to inflationary pressures by failing to reverse the spending provided to offset the impact of the Covid-19 pandemic and Europe’s energy crisis. Only half of this emergency spending was expected to be reversed by 2025, she said.
Oliver (UAB): “El problema no son los alquileres, sino los insuficientes ingresos de los hogares” CitarYa ha pasado casi un mes desde la entrada en vigor de la nueva Ley de Vivienda y no cesan las críticas a la normativa. Más allá de los mensajes del sector inmobiliario y la oposición, el escepticismo también lleva al mundo académico y económico.La última voz que se ha sumado a esta tendencia es la de Josep Oliver, catedrático emérito de economía aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que ha explicado en unas jornadas sobre los impactos de la Ley de Vivienda organizadas por ESADE las razones por las que está en contra de la medida estrella del texto: el tope a las rentas en las zonas tensionadas.En su opinión, limitar los alquileres no mejorará el acceso a la vivienda, porque el problema está en los bajos salarios que perciben las familias. Con los datos del INE en la mano, referentes a 2021, el catedrático ha recordado que los hogares con ingresos de hasta 1.000 euros al mes deben destinar el 55,1% de los mismos al pago del mismo, y que aquellos que ganan entre 1.000 y 1.499 euros al mes destinan el 35,1%. En ambos casos, el esfuerzo rebasa el límite del 30% recomendado por los expertos, lo que les convierte en los hogares con problemas de accesibilidad a la vivienda. Y que, según Oliver, representan aproximadamente el 40-45% de los que residen de alquiler. A tenor de estas cifras, Oliver ha afirmado que “si no nos ponemos en la cabeza que los problemas de accesibilidad a la vivienda son un problema de pobreza, lo estamos enfocando mal. Punto”. Y ha advertido que "hemos de cambiar el chip. La accesibilidad remite un problema de más hondura y eso hay que tratarlo, pero para tratarlo primero hay que conocerlo. Hay que saber que es de bajos ingresos”. Así, añade el catedrático, “no es un problema de los niveles absolutos de los alquileres, sino de los niveles absolutos de ingresos, que son insuficientes. Si se topan las rentas, esa familia que gana menos de 1.000 euros y está destinando un 55% al alquiler estará igual. No estaremos atacando el problema de fondo, porque para eso hacen falta otras medidas más severas. ¿En qué resuelve el tope a los alquileres el problema de la accesibilidad de la vivienda?”.Falta oferta y presupuesto públicoDurante su intervención, Oliver también ha recordado que España arrastra tanto un déficit de oferta de vivienda como presupuestario en materia de vivienda desde hace años. En concreto, habla de de una “insuficiente oferta de vivienda tanto en alquiler de mercado como subvencionado” y recuerda que a ello se suma una bajo gasto público en materia de vivienda.Según los datos de Eurostat, el país destina de media el 0,2% del PIB a vivienda, en línea con Lituania y Polonia, y solo más que cuatro países: Estonia, Italia, Chipre y Eslovaquia (todos ellos con un 0,1% del PIB). En cambio, la media de la UE se sitúa en el 0,5% y alcanza el 0,6% en la eurozona. Al frente de la lista comunitaria están Francia (1,3% del PIB), Irlanda (1,1%), Dinamarca (0,8%), Países Bajos (0,7%) y Finlandia (0,7%). En los Presupuestos Generales del Estado de 2023, en concreto, la partida de 'Acceso a la vivienda y Fomento de la Edificación' alcanza los 3.472 millones de euros. Un importe que supera en un 5,4% a la presupuestada en 2022 y que se convierte en la mayor de la historia. No obstante, conviene recordar que buena parte de ese presupuesto procede de los fondos europeos Next Generation (en concreto, 2.480 millones de euros, frente a los 992 millones de euros que proceden de fondos nacionales). En cambio, entre 2006 y 2010, la vivienda se llevó más de 1.000 millones al año del presupuesto público, alcanzando el pico en 2009, cuando se presupuestaron algo más de 1.600 millones de euros. Para Oliver, el 'quid' de la cuestión es que, si no hay cambios de última hora, en 2024 Bruselas volverá a activar el Pacto de Estabilidad que congeló por la crisis sanitaria y, por tanto, España tendrá que retomar los ajustes para reducir el déficit y la deuda pública."Vamos a tener un contexto fiscalmente problemático durante la próxima década. Tenemos un déficit público muy alto y la deuda pública casi duplica la de los países nórdicos y del centro de Europa, y es la más alta tras las de Grecia e Italia, y la Comisión Europa no espera que vayamos a hacer una reducción serie del endeudamiento hasta 2031. El sector público no va a poder gastar más en vivienda, no lo va a poder hacer más que de forma parcial, porque va a tener que empezar a ajustar. Por eso mi propuesta es un acuerdo con el sector privado para poner en marcha lo que el país necesita”, ha explicado.El catedrático de la UAB también recomienda poner en marcha incentivos fiscales para impulsar la oferta de viviendas en alquiler a través de incentivos a la inversión y a la movilización de los inmuebles sin uso, como han hecho otros países europeos.Un ejemplo que ha relatado Oliver es el de Francia, que en 2009 activó deducciones fiscales en el IRPF para aquellos contribuyentes que compraran una vivienda para destinarla al alquiler y que permitió incorporar al mercado más de 400.000 pisos de alquiler en un año. Otro caso es el de Dublín, cuya apuesta fue bonificar el IBI y el IRPF para movilizar viviendas vacías. Una demanda y unas rentas al alza Otro de los retos del mercado de la vivienda doméstico es el fuerte incremento de la creación de hogares que se avecina en los próximos años. Según los cálculos del INE, España sumará de media más 200.000 nuevos hogares al año hasta 2025, frente a los 70.000 que se crearon entre 2014 y 2017, impulsados sobre todo por la inmigración neta. Y es aquí donde entra en juego otro dato que destaca Oliver: el 44% de las familias que vive de alquiler están lideradas por inmigrantes. En el caso de hogares de bajos ingresos, su peso alcanza el 51%.Ante la actual falta de oferta y la elevada demanda que se abrirá paso, el catedrático cree que las rentas de las viviendas en arrendamientos seguirán subiendo, aunque con menos intensidad que en los últimos años.En Barcelona, por ejemplo, estima que los alquileres podrían encarecerse más de un 3% este año y más de un 4% en 2024, tras haber experimentado aumentos de dos dígitos en los últimos cuatro trimestres. En el caso de Madrid, su pronóstico apunta a subidas anuales de algo más del 4% en el bienio.Oliver también adelanta alquileres más caros en las ciudades dormitorio de ambos mercados, donde se podrían registrar incrementos mayores. En el municipio madrileño de Alcobendas, espera una subida de los alquileres de más del 4% este año y de hasta el 7% en el siguiente ejercicio, mientras que en Hospitalet de Llobregat podrían producirse aumentos de más del 5% en ambos años.El precio no se toca. Punto.Si ya no podemos culpar a los pobretones curritos por no poder pagar la hipoteca, culpamos a las empresas por no pagarles mejor o al Estado por no subvencionar. Punto.Lo mío no se toca, y que me resuelva otro el marrón. Punto final.
disparan los pisos de temporada y doblan los alquileresCARA Y CRUZ DEL NUEVO URBANISMOEl arrendamiento medio en la calle Consell de Cent supera los 3.000 euros, según CBRELa creación de las supermanzanas en Barcelona ha mejorado el espacio urbano, pero está empezando a tener un efecto demoledor en el mercado inmobiliario que va a cambiar el perfil de los residentes del barrio y acelerará drásticamente la gentrificación: la salida de los vecinos habituales en beneficio de personas con altos niveles de renta y que vivirán en la ciudad de manera temporal, según confirma un estudio realizado por la consultora CBRE.La firma señala que en las nuevas supermanzanas, y especialmente en la de la calle Consell de Cent, que ya está abierta, el mercado inmobiliario se ha disparado: las rentas de alquiler se han doblado en los últimos 18 meses, de manera que el alquiler medio en la calle Consell de Cent supera ya los 3.000 euros mensuales, y se ha triplicado el número de pisos que se arriendan por temporada (con contratos de menos de un año).Según Xavier Güell, director de la consultora en Barcelona, “está claro que la ciudad del futuro ha de dar más espacio al peatón, tener más zonas verdes y menos tráfico, y que esos cambios pueden generar resistencias. Pero la ejecución de esa visión, en Barcelona, se ha realizado de manera bastante mejorable, entre otras cosas porque requiere poner a disposición de los ciudadanos medios de transporte público alternativos que hoy no existen”.La consultora ha estudiado la evolución del mercado inmobiliario en las supermanzanas de las calles Consell de Cent, Borrell, Rocafort y Girona y lo ha comparado con las calles adyacentes, en el tramo comprendido en el distrito del Eixample. “Los efectos en el mercado inmobiliario los empezamos a notar a partir de agosto del 2022, cuando las obras ya estaban avanzadas y se vio que el proyecto se haría realidad”, señala Güell.En general, el estudio de CBRE muestra que las rentas de los alquileres en las zonas de las supermanzanas han crecido a un ritmo que triplica el de las calles adyacentes. Mientras los precios eran similares en febrero del 2022, el mes pasado alquilar un piso en las superilles costaba de media 2.632 euros al mes, un 65% más que 18 meses antes. La renta por metro cuadrado prácticamente se ha doblado (sube un 87%, hasta los 32,8 euros/m²/mes), de manera que los inquilinos pagan 11 euros al mes adicionales por cada metro cuadrado respecto a pisos situados en las calles cercanas.El aumento es aún mayor en la calle Consell de Cent, la más emblemática del nuevo urbanismo, donde alquilar un piso cuesta de media ahora 3.107 euros al mes, un 78% más que lo que se pagaba hace 18 meses y casi 1.100 euros más que el alquiler que se paga por un piso en la vecina calle València. En estos 18 últimos meses, los alquileres se han disparado en toda Barcelona, pero en la calle Consell de Cent especialmente, con una subida del 110% respecto a febrero del 2022.El mercado del alquiler en la zona de las supermanzanas no solo se encarece, sino que se reduce. “Hay más propietarios que optan por poner sus pisos en alquiler de temporada, quizás para evitar verse afectados por la nueva ley de Vivienda”, señala Güell. Así, en la calle Consell de Cent se comercializaban en mayo 50 viviendas en este tipo de alquiler de corta estancia, dos veces y medio más que en febrero del 2022, mientras que en la vecina calle València solo hay tres pisos más en este tipo de arrendamiento que en el periodo anterior.Güell destaca que la supermanzana ha dado también más vitalidad al mercado de compraventa, aunque por el momento no ha tenido un efecto excesivo en los precios. Así, han aumentado los pisos en venta en la calle Consell de Cent, un 26%, mientras en la calle València han caído un 26%, en línea con el enfriamiento que sufre en España el mercado inmobiliario por la subida de tipos. Los precios de venta también han evolucionado de manera dispar, y en las superillas han subido un 4%, mientras que han bajado en las calles adyacentes, hasta el 18% en algún caso. “No sabemos muy bien a qué se debe esa bajada”, reconoce Güell, que podría ser porque se venden ahora pisos peores que en el periodo anterior, o porque los problemas de tráfico hacen que esas calles, en contraste con las pacificadas , son percibidas como menos atractivas por los posibles compradores. Ahora, un piso en la calle Consell de Cent cuesta de media 3.389 euros/m², un 28% más que en la calle València.Olga Beltrán, directora asociada del departamento residencial de CBRE Barcelona, recuerda que no es la primera vez que una transformación urbanística tiene un gran impacto en el mercado inmobiliario de una zona, como sucedió con la cobertura de tramos de la ronda de Dalt o de la ronda del Mig. “La tendencia de las ciudades va hacia ahí, y la gente valora mucho que los alcaldes tomen ese tipo de iniciativas”, recuerda.Los cambios en el mercado inmobiliario en las superillas, señala Güell, no se deben a la presencia de fondos o inversores institucionales. “Algún edificio es de un solo propietario, pero no es habitual”, recuerda. Además, las incertidumbres que ha introducido la ley de vivienda han hecho que los inversores tengan menos ganas de comprar para poner en alquiler. “Solo hay interés en el alquiler de temporada, por periodos cortos, y en general los promotores vuelven al modelo que era mayoritario hasta hace pocos años de promover para vender los edificios piso a piso”.“Si tras este ciclo electoral cambia la legislación sobre vivienda sí que es posible que vuelvan los inversores extranjeros”, señala. A su juicio, fondos y compañías aseguradoras desean tener edificios de viviendas en alquiler, aunque les aporten rentabilidades bajas, del orden del 4%, “porque son inversiones muy estables: es muy difícil que el edificio se les quede vacío. Hay mucha demanda de personas que quieren alquilar un piso en Barcelona, y si cambia la ley, inversores no faltarán”.Más extranjeros, menos jóvenesEl nivel que han alcanzado los alquileres en las zonas de las supermanzanas, pero también en todo el Eixample, son inasumibles para la inmensa mayoría de los barceloneses que buscan piso, pero la fuerte demanda de ciudadanos extranjeros y la escasez de viviendas sostienen los precios. “El 45% de los alquileres que firmamos en el centro de Barcelona es con extranjeros”, asegura Guifré Homedes, director general de Amat Immobiliaris, un porcentaje que se ha triplicado desde antes de la pandemia. En cambio, señala, muy pocas viviendas en el centro de la ciudad las alquilan los jóvenes, “excepto en pisos para compartir, y solo cuando los avalan sus padres”, reconoce. Homedes señala que los extranjeros que pagan esas rentas tan altas son fundamentalmente pequeños empresarios, que se han instalado en Barcelona como nómadas digitales por las oportunidades que ofrece el teletrabajo y el clima y el ambiente de la ciudad. En Amat, explica, un gran porcentaje de ellos son franceses, pero también han detectado un aumento de la llegada de estadounidenses, favorecidos por la subida del dólar. Con la apertura después de la covid, afirma, han vuelto los chinos y “como novedad ahora nos llegan también muchos iraníes por la inestabilidad política que hay ahora en ese país”.https://www.lavanguardia.com/economia/20230618/9049576/supermanzanas-disparan-pisos-temporada-doblan-alquileres.html
Podemos doblar los sueldos de las familias, así en cuestión de unos meses los alquileres subirán al doble. Repetimos este bucle varias veces, y de esta manera en poco tiempo tendremos salarios medios de 7.000 euros y alquileres de 5.000. Con los 2.000 restantes una familia vive lo más bien, hombre.No puedo entender porqué no hacemos esto, y nuestro PBI sería el más alto del mundo en un par de años. Tenemos unos políticos con muy poca imaginación.