LADRILLOMALISMO MALO.—
He usado la expresión bancomalismo malo para hacer ver que es lo mismo que el bancomalismo bueno del Pinchazo de la Burbuja prerrestructuración financiera. Pero no es correcto. Es mejor decir ladrillomalismo malo.
Ahora,
la reestructuración que toca es inmobiliaria, no financiera. Y lo más importante, las entidades malas, en las que se aparcan las minusvalías (absorbedoras de la minusvalía), son
decenas y decenas de miles y no unos cuantos bancos sometidos a la disciplina del BdE-BCE. Son entidades inmobiliarias o cuasinmobiliarias o inversores inmobiliarios particulares, cada uno de su padre y de su madre. No van a ser rescatados por el Estado, ni siquiera si se fusionaran entre ellos conformando grupos de presión importantes.
Solo algunas de estas entidades van a conseguir colocar maulas a «
Casa 47», pero será viviendas nítidamente sociales y asequibles con gran rebaja de precio y con mil lupas puestas encima por el propio sector. Esto ya no es la Sareb. No hay FROB ni Santa ni Cristo que lo fundó. Ni siquiera si ganara el PP las próximas elecciones. Sencillamente, no hay dinero público para limpiar toda la mierda. La entidad pública encargada de la vivienda social lo que sí hará es acordar cosas con las entidades más o menos vinculadas con la banca de depósitos.
Buen trabajo de Flipback...
https://www.transicionestructural.net/index.php?topic=2630.msg253091#msg253091... pero en el ladrillomalismo malo las entidades absorbentes de la minusvalía han de ser residentes en España. Habría, pues, que ver qué residencia fiscal tienen las sociedades adquirentes. Las transmitentes sí pueden los famosos fondos oficialmente llamados buitre (oportunistas), que abandonan. Sería ideal de la muerte que hubiera en el mundo soberanos fiscales que absorbieran nuestras mierdas, je, je. ¿Se imaginan? Jeff Bezos, que es medioespañol por parte de abuelo paterno (Villafrechós —Valladolid—): «
He 'himbertido' a precios 'de mercado' en España porque quiero a mi abuelito y, si me toca perder porque los precios bajan, se joden ustedes, queridos accionistas,... y el contribuyente estadounidense». Absurdo, ¿no?
Ni la información sobre las personas físicas o jurídicas ni los datos de las transferencias patrimoniales en sí pueden conocerse en masa por el común de los mortales. Son semirreservados. Digo semi porque, en teoría puedes consultar el
Registro de Propiedad ¡inmueble por inmueble! y el
Registro Mercantil ¡entidad por entidad! Hacienda tiene la información y la capacidad para hacer la lista —incluyendo las participaciones cruzadas que pudiera haber tanto entre sociedades vinculadas, como socio-sociedad—, pero no creo que lo haga, aparte de que sería impublicable. Ni el Ministerio de la Vivienda ni ningún otro que no sea Hacienda dispondrá nunca de esta base de datos por suministro. A lo sumo, por captación y ante casos concretos, y con motivación suficiente. Todo esto que digo es opinión exclusivamente mía, que conste.
Por otra parte, la
reestructuración patrimonial inmobiliaria vinculada (forma fina y elegante de llamar al ladrillomalismo malo) es silenciosa y se hace neutral fiscalmente aposta (ni plusvalías ni minusvalías importantes), para no dar por el trasero más de lo ya se ha dado tensando tanto la sociedad con la irracionalidad absurda que hemos sufrido estos tres larguísimos años de injuria al Capital & Dinero, pero en el fondo, de desinmobiliarización profunda de los agentes con expectativas productivas.
Tampoco se pueden, luego, declarar minusvalías del –60% porque sí. Máxime teniendo en cuenta la inmensa generosidad que hay para compensarlas con plusvalías, ¡con la que está cayendo en esta materia!, materia más de moda que nunca, algo de lo que en este blog estamos sorprendidísimos, ¿o no? ¿Quién nos iba a decir que nuestras frases y metáforas de estos años estarían reproduciéndose por todas partes?
Cuando hay operaciones importantes entre partes verdaderamente independientes, hemos visto aquí que, en 2023, 2024 y 2025, se han hecho con grandes correcciones valorativas (desinmobiliarización). En su conjunto, hemos concluido que suponen 'grosso modo' un
–60%, lo que es coherente con la desviación que impone la Bolsa a las socimis respecto de los valores netos contables —vemos que el –60% está siendo bien recibido por los analistas en sus estimaciones—. En este tipo de casos —operaciones de relevancia social o económica—, sí que hay prueba de la racionalidad económica de la reestructuración empresarial y de la valoración 'de mercado', por lo que Hacienda no tiene nada que decir.
Finalmente, se ha condenado al Fiscal General del Estado con menos indicios de los que hay de que, en 2023, 2024 y 2025, se han situado las minusvalías
fuera de los perímetros de consolidación contable o fiscal de los tenedores-desaguadores cercanos a la banca de depósitos. Tengan en cuenta que desde el 1.º de enero de este año rige
Basilea III/IV y que los bancos y 'los políticos' tienen que cerrar el año 'haciéndolo bien':
https://www.youtube.com/watch?v=mXspzv6D41EHablo de 'los políticos', no en el sentido del que habló Sr. Botín en el Pinchazo de la Burbuja, sino porque la coalición de Gobierno no se puede presentar ante el electorado sin los deberes hechos en materia de Vivienda, es decir, sin el parque público de vivienda asequible encarrilado.
Quédense con lo importante: ¡
se está dando implícitamente por concluida la operación 'ladrillomalismo malo'! Y ahora viene poner los precios en su sitio en relación con salarios y rentas pequeñoempresariales: –60%.
La L después de la K. Cuanto más se tarde, peor.
Pregúntense por qué ya dejan decir que, «
en 2026, los precios solo van a crecer a un dígito». Si se pensara que 2026 tiene que ser el cuarto año de reestructuración inmobiliaria, se seguiría diecisietporculizando y no está el horno para bollos: en círculos de la derecha política nacional, se baraja la idea de que, sin
'crash' inmobiliario, va a ser prácticamente imposible impedir la tercera legislatura de la coalición de izquierdas y derechas separatistas.
Tengan en cuenta, finalmente, que
los precios de verdad, los de consumidor final, los de la vivienda-para-vivir, están ya bajando en toda España. Las estadísticas salen subiendo, pero es por el promedio con
las magníficas, espléndidas y fastuosas operaciones del ladrillomalismo malo a tocaestampiteja: «Medio pollo cada uno: yo, el pollo, tú, la polla».
Que salgan los bernadosianos a negar todo esto que digo, con dos cojones.
Es tarde. Tengo sueño. Hasta mañana.