España pierde población tras 72 años y vuelve a ser país de emigrantes

[visillófilas pepitófagas]

Turning point inmigratorio.

España pierde población tras 72 años y vuelve a ser país de emigrantes

Raquel Benito  /  Alberto G. Luna  30/10/2011  (06:00h)

Morcat en Huesca, Cubillos en Soria, La Junquera en Murcia. Son muchos los municipios que se han visto afectados por la emigración en España. Sin embargo, paradojas de la vida, la población mundial alcanzará un nivel récord de 7.000 millones de personas en los próximos días.

"Se nota que faltan alumnos en los colegios. Hay menos gente sobre todo en las calles. También ha bajado la inmigración y los más jóvenes se están marchando a otros lugares", asegura Jesús García, trabajador del Ayuntamiento de Segovia. "Aprovechan que no hay trabajo para probar suerte en el extranjero y aprender idiomas", añade.

"Mi hija estudia biología en la Universidad de León y se ha ido a Inglaterra. Según están las cosas aquí es lo mejor que pueden hacer", concluye el funcionario.

Esta es una más de las consecuencias de la crisis económica en España, donde por primera vez desde 1939 se pierde población. Las estimaciones indican que nuestro país recibirá 450.000 inmigrantes frente a los casi 600.000 españoles que a lo largo del año habrían salido del territorio nacional en busca de mejores oportunidades.

Así, a lo largo de este año el número de habitantes se redujo en el primer trimestre del año en 4.300 y en 23.400 personas en el segundo. Por comunidades autónomas ya son ocho las que han visto disminuir su población: Cataluña, País Vasco, Castilla y León, Comunitat Valenciana, Galicia, Principado de Asturias, La Rioja y Extremadura. Destacan los casos de Cataluña, que ha pasado de sumar 32.399 habitantes en 2010 a perder casi 60.000 en 2011 y, Comunitat Valenciana, donde han perdido 8.871 vecinos cuando hace un año estaban en cifras positivas. La situación es más alarmante en Asturias y Castilla y León, comunidades que ya en 2010 sufrían la losa de la despoblación.

En caso de mantenerse las tendencias demográficas actuales, España perdería más de medio millón de habitantes en los próximos 10 años, después de un periodo de intenso crecimiento poblacional. De esta forma, la población se reduciría hasta los 45,6 millones en 2021.

Por último, se debería tener muy en cuenta la tasa de dependencia (cociente entre la población menor de 16 años o mayor de 64 y la población de 16 a 64 años), que continúa su tendencia creciente de los últimos años, elevándose en casi ocho puntos, desde el 49,4 actual hasta el 57,3% en 2021.

7.000 millones, éxito y desafío a partes iguales

El 31 de octubre habrá 7.000 millones de personas sobre la Tierra, según el informe sobre el Estado de la Población Mundial presentado por el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA).

El informe de la ONU, plantea algunas incógnitas ya que, a pesar de que se ha producido una caída drástica de las tasas de natalidad (descenso de una media mundial de seis hijos por mujer en 1950 a sólo 2,5 en 201) debido a los esfuerzos de planificación familiar, la población mundial sigue creciendo. Un hecho que hace saltar las alarmas tanto de países ricos como pobres  debido a que, el crecimiento de la población frena el desarrollo económico y perpetúa la pobreza, mientras en los ricos, las bajas tasas de crecimiento demográfico suponen menos población activa que contribuya a las arcas públicas, mientras cada vez son más los jubilados.

En este sentido, "las vidas de los ciudadanos de mayor edad, por ejemplo, están universalmente unidas a las tendencias entre la juventud", afirma el informe. Los jóvenes que buscan trabajo en los países en desarrollo migran desde las áreas rurales a ciudades en busca de mejores empleos, dejando atrás a sus familiares sin el apoyo que necesitan. En los países ricos, la población más envejecida enfrenta también la incertidumbre de un menor cuidado sanitario y menos beneficios sociales porque hay menos jóvenes para apoyarlos.

Con este informe parece claro que lo primero que habrá que enseñarle al futuro bebé 7.000 millones será a compartir.

http://www.elconfidencial.com/sociedad/2011/10/30/espana-pierde-poblacion-tras-72-anos-y-vuelve-a-ser-pais-de-emigrantes-86788/

[tomasjos]

A eso debemos añadir el envejecimiento de nuestra población, lo cual generará muchas jubilaciones en los próximos años, lo cual sumado a que la pirámide española es un abeto, implicará sorpresas desagradables de aquí a 2020, entre ellas -y aunque ahora parezca increible- la falta de mano de obra, probablemente especializada, que será la más necesaria. Hasta cierto punto volvemos a la situación propia de la evolución demográfica española, una vez se invierte el flujo demográfico extraordinario de los últimos 15 años.

[visillófilas pepitófagas]

Cierto, aunque me temo que es mayor la hemorragia de talentos que la de chorizos.

[sincriterio]

Cierto, aunque me temo que es mayor la hemorragia de talentos que la de chorizos.

Verdad verdadera, lo que implica que entramos en zona de turbulencias.

[robergarc]

Cierto, aunque me temo que es mayor la hemorragia de talentos que la de chorizos.

La primera objeción a eso -y bien obvia- es que, dado el nivel de la universidad en España, los que se fugan son, en la mayoría de los casos, más vísceras que cerebros. En realidad, la Universidad española no produce, salvo escasísimas excepciones, cerebros, por lo que difícilmente pueden irse a ningún lado.

Por otra parte, del mismo modo que en la etapa de la burbuja llegó la emigración que llegó, esta misma emigración -no nos engañemos acerca de su capacitación académica y profesional, porque para trabajar en el tocho no hemos importado doctores en mecánica cuántica- tomará ahora las de Villadiego. Ni lo lamento ni lo celebro, pero espero que el Estado haya tomado nota y se lo piense muy mucho antes de facilitar un nuevo dumping salarial en el futuro que beneficie a los de siempre pero derive en tan nefastas consecuencias para el resto de la sociedad, favoreciendo un modelo productivo como el que todos conocemos.

Espero que la tan mentada transición estructural incorpore algo tan elemental como que los Estados han de realizar una rigurosa regulación migratoria y alejarse del tan liberal mito de que cualquiera tiene derecho a trabajar donde le plazca y que es libre para ello, como si tales derechos -naturales, según su iusnaturalista cosmovisión y subjetivista concepción- no chocaran ineluctablemente con el derecho del país de acogida de regular y ordenar del modo más adecuado y eutáxico una parte tan fundamental de su economía como es el mercado laboral.

Que tamaña majadería -la de la libertad absoluta para emigrar donde a uno le plazca y su derecho inalienable para ello- la defienda Huerta de Soto tiene un pase, pero ver a la gran parte de la izquierda presa de tan confusos mitos da bastante lástima.

[visillófilas pepitófagas]

La primera objeción a eso -y bien obvia- es que, dado el nivel de la universidad en España, los que se fugan son, en la mayoría de los casos, más vísceras que cerebros. En realidad, la Universidad española no produce, salvo escasísimas excepciones, cerebros, por lo que difícilmente pueden irse a ningún lado.

Por otra parte, del mismo modo que en la etapa de la burbuja llegó la emigración que llegó, esta misma emigración -no nos engañemos acerca de su capacitación académica y profesional, porque para trabajar en el tocho no hemos importado doctores en mecánica cuántica- tomará ahora las de Villadiego. Ni lo lamento ni lo celebro, pero espero que el Estado haya tomado nota y se lo piense muy mucho antes de facilitar un nuevo dumping salarial en el futuro que beneficie a los de siempre pero derive en tan nefastas consecuencias para el resto de la sociedad, favoreciendo un modelo productivo como el que todos conocemos.

No estoy de acuerdo.

En primer lugar, yo no hablaba de universitarios. Se va gente valiosa, con o sin estudios universitarios.

En segundo lugar, también se van universitarios valiosos. La gente que escoje fuera de España no es tonta. Y un sueldo modesto de fuera es un sueldazo de aquí.

En tercer lugar, gente con poca formación que vino a currar en el ladrillo, prefiere quedarse aquí, trampeando o con subsidios que regresar a su país a trampear más y peor. Quizá si tienen un pufazo hipotecario, prefieran irse, pero si no, mejor trampear aquí. A lo que se suma el estigma de regresar con el rabo entre las piernas y/o el hecho de haber tenido hijos ya medio criados aquí (la familia pesa) o estar casados con españoles/as, etc.

Con el pinchazo de la burbuja no se va a volver a la misma distribución demográfica anterior. No se van a ir todos y sólo aquellos que vinieron a trabajar en la construcción (y aledaños).

[robergarc]

La primera objeción a eso -y bien obvia- es que, dado el nivel de la universidad en España, los que se fugan son, en la mayoría de los casos, más vísceras que cerebros. En realidad, la Universidad española no produce, salvo escasísimas excepciones, cerebros, por lo que difícilmente pueden irse a ningún lado.

Por otra parte, del mismo modo que en la etapa de la burbuja llegó la emigración que llegó, esta misma emigración -no nos engañemos acerca de su capacitación académica y profesional, porque para trabajar en el tocho no hemos importado doctores en mecánica cuántica- tomará ahora las de Villadiego. Ni lo lamento ni lo celebro, pero espero que el Estado haya tomado nota y se lo piense muy mucho antes de facilitar un nuevo dumping salarial en el futuro que beneficie a los de siempre pero derive en tan nefastas consecuencias para el resto de la sociedad, favoreciendo un modelo productivo como el que todos conocemos.

No estoy de acuerdo.

En primer lugar, yo no hablaba de universitarios. Se va gente valiosa, con o sin estudios universitarios.

En segundo lugar, también se van universitarios valiosos. La gente que escoje fuera de España no es tonta. Y un sueldo modesto de fuera es un sueldazo de aquí.

En tercer lugar, gente con poca formación que vino a currar en el ladrillo, prefiere quedarse aquí, trampeando o con subsidios que regresar a su país a trampear más y peor. Quizá si tienen un pufazo hipotecario, prefieran irse, pero si no, mejor trampear aquí. A lo que se suma el estigma de regresar con el rabo entre las piernas y/o el hecho de haber tenido hijos ya medio criados aquí (la familia pesa) o estar casados con españoles/as, etc.

Con el pinchazo de la burbuja no se va a volver a la misma distribución demográfica anterior. No se van a ir todos y sólo aquellos que vinieron a trabajar en la construcción (y aledaños).

El mito de la sobrecualificación de los emigrantes forzosos españoles es eso, simplemente un mito. Hay de todo, y mediocre la mayoría. Gran parte de los realmente buenos ya eran expat antes y durante la burbuja, con lo que el problema, de haberlo, es estructural y no solamente circunscrito a la situación actual. Y es estructural en cuanto a que el mercado nacional no puede, por su configuración o características, absorber la enorme masa de titulados que la universidad eyecta todos los años -masa que por enorme aglutina gran cantidad de mediocridad.

Bien. O se regula la Universidad pública con vistas a adecuarla a las necesidades del mercado laboral o nos resignamos a que el excedente que aquí no se puede emplear salga fuera.

Parte de los buenos se quedan, parte se van; parte de los mediocres lo intentan aquí y parte lo intentan fuera. No hay ni correlación ni, por supuesto, causación lógica entre los que emigran y sus capacidades.

Fuga de cerebros es una película y bastante mala, por cierto.

[Anteo]

Descontando la Guerra Civil, podríamos remontarnos al siglo XVII para encontrar paralelismos:

[jespas]

Cierto, aunque me temo que es mayor la hemorragia de talentos que la de chorizos.

La primera objeción a eso -y bien obvia- es que, dado el nivel de la universidad en España, los que se fugan son, en la mayoría de los casos, más vísceras que cerebros. En realidad, la Universidad española no produce, salvo escasísimas excepciones, cerebros, por lo que difícilmente pueden irse a ningún lado.

Por otra parte, del mismo modo que en la etapa de la burbuja llegó la emigración que llegó, esta misma emigración -no nos engañemos acerca de su capacitación académica y profesional, porque para trabajar en el tocho no hemos importado doctores en mecánica cuántica- tomará ahora las de Villadiego. Ni lo lamento ni lo celebro, pero espero que el Estado haya tomado nota y se lo piense muy mucho antes de facilitar un nuevo dumping salarial en el futuro que beneficie a los de siempre pero derive en tan nefastas consecuencias para el resto de la sociedad, favoreciendo un modelo productivo como el que todos conocemos.

Espero que la tan mentada transición estructural incorpore algo tan elemental como que los Estados han de realizar una rigurosa regulación migratoria y alejarse del tan liberal mito de que cualquiera tiene derecho a trabajar donde le plazca y que es libre para ello, como si tales derechos -naturales, según su iusnaturalista cosmovisión y subjetivista concepción- no chocaran ineluctablemente con el derecho del país de acogida de regular y ordenar del modo más adecuado y eutáxico una parte tan fundamental de su economía como es el mercado laboral.

Que tamaña majadería -la de la libertad absoluta para emigrar donde a uno le plazca y su derecho inalienable para ello- la defienda Huerta de Soto tiene un pase, pero ver a la gran parte de la izquierda presa de tan confusos mitos da bastante lástima.

¿qué estado?, ¿¡todavía existe!?,pensaba que eso que se dedicaba a defender los intereses generales de las sociedades ya había muerto y lo único que existía, es una panda de señores trajeados defendiendo su derecho privado a quedarse con todo, especialmente todo lo público, que es más fácil, ya que como lo hicieron otros antes, lo único que tienen que hacer es robarlo.

[jespas]

La primera objeción a eso -y bien obvia- es que, dado el nivel de la universidad en España, los que se fugan son, en la mayoría de los casos, más vísceras que cerebros. En realidad, la Universidad española no produce, salvo escasísimas excepciones, cerebros, por lo que difícilmente pueden irse a ningún lado.

Por otra parte, del mismo modo que en la etapa de la burbuja llegó la emigración que llegó, esta misma emigración -no nos engañemos acerca de su capacitación académica y profesional, porque para trabajar en el tocho no hemos importado doctores en mecánica cuántica- tomará ahora las de Villadiego. Ni lo lamento ni lo celebro, pero espero que el Estado haya tomado nota y se lo piense muy mucho antes de facilitar un nuevo dumping salarial en el futuro que beneficie a los de siempre pero derive en tan nefastas consecuencias para el resto de la sociedad, favoreciendo un modelo productivo como el que todos conocemos.

 
El mito de la sobrecualificación de los emigrantes forzosos españoles es eso, simplemente un mito. Hay de todo, y mediocre la mayoría. Gran parte de los realmente buenos ya eran expat antes y durante la burbuja, con lo que el problema, de haberlo, es estructural y no solamente circunscrito a la situación actual. Y es estructural en cuanto a que el mercado nacional no puede, por su configuración o características, absorber la enorme masa de titulados que la universidad eyecta todos los años -masa que por enorme aglutina gran cantidad de mediocridad.

Bien. O se regula la Universidad pública con vistas a adecuarla a las necesidades del mercado laboral o nos resignamos a que el excedente que aquí no se puede emplear salga fuera.

Parte de los buenos se quedan, parte se van; parte de los mediocres lo intentan aquí y parte lo intentan fuera. No hay ni correlación ni, por supuesto, causación lógica entre los que emigran y sus capacidades.

Fuga de cerebros es una película y bastante mala, por cierto.

Es posible que tenga usted algo de razón, pero lo que si es cierto es que los que se marchan, igual no son Einsten, pero lo que si es seguro es que son los que más iniciativa  y capacidad de asumir retos tienen.

[Maple Leaf]

Los españoles que nos hemos ido somos los que podemos mantenernos por tener la inmensa suerte de o disponer de ahorros, o de ayuda familiar, o de ser un crack en tu area de conocimiento, o por salir de la mano de una multinacional española.

Nadie puede salir de su país a la aventura, hoy en día y salvo casos puntuales, con una mano delante y otra detrás sin darse de bruces con la realidad, los trabajos poco cualificados solo dan para malvivir, y a veces ni eso.

Por tanto si, en mi opinión, de los que se van, muchos son los mejores, los que están mejor preparados o tienen recursos económicos para emprender en España (Si hubiera perspectivas). El problema ya no es la fuga de cerebros, sino la fuga de cerebros que producen dinero, algo que va a hacer mucha falta en España durante la travesía del desierto.

Me temo que el sueño de la castuza es que aquellos "jóvenes" que huyeron del cortijo, traigan remesas, o en unos años, vuelvan para inyectar capital a la economia española.