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Como resumen de este punto: en efecto, los ninis, son el futuro.
CitarComo resumen de este punto: en efecto, los ninis, son el futuro. Internet is for porn procrastination.La previsión no se basa ni en una deriva institucional, legal y administrativa, ni en una socio-económica CONCRETA, así que, cuanto menos, me parece peculiar, o más bien mágico.
Cita de: Sunami en Noviembre 21, 2012, 23:25:27 pmCitarComo resumen de este punto: en efecto, los ninis, son el futuro. Internet is for porn procrastination.La previsión no se basa ni en una deriva institucional, legal y administrativa, ni en una socio-económica CONCRETA, así que, cuanto menos, me parece peculiar, o más bien mágico.Como mínimo, se basa en las premisas del fin del trabajo (Es decir, que en la sociedad por venir no va a haber trabajo ni para la mitad), en las tendencias de la RBU, y el resto, creo que es una impresión, que no se como de subjetiva sera, de como ha evolucionado la sociedad en los últimos años (Fenómeno nini, sin ir mas lejos).Evidentemente, si se invalidan esas premisas, se invalida la idea completa. Eso por descontado. Acerca de derivas institucionales, administrativas y legales, estamos en una deriva literal, asique de ahí poco podemos sacar, al menos en este momento histórico. No obstante, como comento, en Alemania si que se observa esa tendencia con los programas Hertz, que acaban de ser protegidos por el constitucional y reforzados por el ejecutivo...Ah! Y un tanto de extrapolación histórica. Pensé en echarle hielo y limón también, pero lo mismo quedaba muy ácido.
Student expelled for refusing spychipObjects to school district's 'electronic concentration camp'A student in a Texas school district has been told she is to be expelled for refusing to wear a student ID badge that essentially places her in an “electronic concentration camp.”“Regimes in the past have always started with the schools, where they develop a compliant citizenry,” John Whitehead, president of the Rutherford Institute said. “They are getting students used to living in a total surveillance state where there will be no privacy, wherever you go and whatever you text or email will be watched by the government. This is where everything is headed.”WND previously reported on the case of Andrea Hernandez, a student at John Jay High School in the Northside Independent School District in San Antonio, Texas. This year, the school implemented a new program requiring students to wear badges containing an RFID chip, which would be used to track them anywhere they went, including the restrooms. Hernandez refused to wear the chip, citing privacy and religious issues.The RFID card is part of a pilot program called the “Student Locator Project” at John Jay and Anson Jones Middle School, which the district hopes to expand to cover all of its 112 schools, with a total student population of 100,000.The primary intent of the tracking cards is not to increase student safety but to increase state funding to the district.WOAI-TV in San Antonio reported district spokesman Pasqual Gonzalez said the two schools have a high rate of truancy, and the district could gain $2 million in state funding by improving attendance.Despite the schools having 290 surveillance cameras, officials apparently believe that is not enough to keep track of students attending the schools.After her refusal to wear the tracking chip, Hernandez was warned in a letter that there would “be consequences.” Following through on its threats, the district sent Hernandez a letter informing her she would expelled effective Nov. 26.The Rutherford Institute intends to file a request for a temporary restraining order this week that would prohibit school officials from expelling Hernandez.“She is a great achiever academically and she worked hard to get here. She should not be expelled for simply standing up for her First Amendment rights,” Whitehead said.For Hernandez, the issue is not the ID card but the RFID chip. The district subsequently offered to permit her to wear a card identical to those with the chip that did not contain the tracking device.Whitehead said that while the offer may appear to be a reasonable compromise, it misses the point.“Forcing her to wear a badge that essentially says she endorses the trackers when she doesn’t would be like requiring a Jewish student to wear a badge endorsing the Holocaust,” he said.Hernandez has drawn national attention to the district’s policy. Because of this, Whitehead said, the district is singling her out for punishment. Hernandez is not the only student who has refused to wear the chip, however, she is the only one to face expulsion.“She has become a thorn in their side and has been singled out,” Whitehead said. “The easiest way to solve the problem of a thorn is to remove it. I have been working on these types of cases for over 40 years, and the government either tries to sweep these problems under the rug or remove the person causing the problem.”He said the case is important, because the district is attempting to show students that they will be punished for exercising their constitutional rights.Prior to the expulsion letter, Hernandez faced other consequences. She was refused the right to vote for homecoming king and queen because she did not have the proper ID. Hernandez was using her old school-issued ID card at the time.Whitehead said the argument by government officials is that a person has no expectation of privacy in a public school or on the sidewalk outside the building. However, he doesn’t accept that line of thinking.“If a student is walking down the hallway and talking to his girlfriend, should the school have the ability to read their lips to see what they are talking about?” he asked. “What’s the difference between that and being an animal in a zoo?”He warned that while it may seem like an isolated incident in a single school district, the tracking chips will eventually be implemented across the country.“The forces behind this are very strong so people need to get ready for it,” Whitehead said. “We are moving into a time where we are going to be in an electronic concentration camp wherever we go.”
El periodista Hervé Kempf señala a las oligarquías como principales responsables del desastre que le espera al planeta si no se apuesta por frenar el crecimiento insostenibleEs francés y se dedica a indignar a la gente con sus libros para que reaccionen ante las injusticias que está destruyendo nuestra sociedad. Pero no es Stéphanne Hessel, sino Hervé Kempf, un periodista que lleva abordando la actualidad medioambiental desde la catástrofe de Chernóbil y que escribe en las páginas de Le Monde desde hace casi 15 años.La tesis que defiende Kempf es fácil de resumir: por este camino el planeta está condenado y son unos pocos oligarcas quienes impiden que este sistema autodestructivo cambie. Las ideas que plasma el autor tienen sobre todo una raíz socioeconómica, y a partir de este análisis se centra en las consecuencias que la voracidad capitalista tiene en el clima y el bienestar del planeta.CitarLos ricos son los malosTítulo: Cómo los ricos destruyen el planetaAutor: Hervé KempfEditorial: Clave Intelectual172 páginasPrecio: 12 eurosEn esta suerte de Indignaos de corte ecologista, Kempf desgrana verdades científicas -como que la Tierra se despeña hacia la sexta extinción masiva de especies por culpa del hombre-, realidades humanas -como que los pobres son quienes sufren mayoritariamente el efecto de la crisis ecológica- y anécdotas repugnantes -como la competición de los más ricos por tener el yate más largo- que obligan a hacerse una pregunta: “¿Por qué el sistema es obstinadamente incapaz de cambiar?”.A partir de ahí, Kempf busca una explicación y pone su punto de mira en los megarricos y su “rivalidad ostensiva que apunta a exhibir una prosperidad superior a la de sus pares”. Y también en lo que él llama una “nueva nomenklatura“: clase superior, políticos, directivos de empresas, altos funcionarios… Todos ellos culpables de que no se dé marcha atrás a la destrucción del planeta. Según Kempf, ya no vale sólo con frenar el actual ritmo productivo y consumista: sólo el decrecimiento podrá salvarnos.Citando trabajos de Naciones Unidas, OCDE y otros organismos internacionales, Kempf explica que el círculo virtuoso “crecimiento->riqueza->empleo->consumo->producción” se ha quebrado y es ya insostenible. Las desigualdades se disparan en todos los países. Los recursos naturales se agotan. “La búsqueda del crecimiento material es, para la oligarquía, la única forma de hacer que las sociedades acepten las desigualdades extremas sin cuestionarlas. El crecimiento crea, en efecto, un excedente aparente de riquezas que permite lubricar el sistema sin modificar su estructura”, asegura el autor.Por lo tanto, “los 500 millones de personas que conforman la clase media mundial” son quienes deben encaminarse hacia un “decrecimiento material”. “La única forma de que usted y yo aceptemos consumir menos materia y energía”, explica Kempf, “es que el consumo material de la oligarquía se reduzca severamente. [...] Consumiremos menos, el planeta estará mejor y estaremos menos frustrados por la falta de lo que no tenemos”.Y se cuestiona: “El camino está trazado. Pero los megarricos, la nomenklatura, ¿nos lo permitirán?”.
Los ricos son los malosTítulo: Cómo los ricos destruyen el planetaAutor: Hervé KempfEditorial: Clave Intelectual172 páginasPrecio: 12 euros
No es lo mismo derivar en un planteamiento parasitario (donde gente vive del cuento) que en otro donde se reparta el trabajo y se reduzca la jornada laboral de todo el mundo. Por poner un ejemplo.
Y conviene no perder de vista que la actual "crisis" económica y social está, como si de unas muñecas rusas se tratase, encardinada dentro de otras "crisis" de mucho mayor alcance: la "crisis" energética y, abarcando a su vez a esta, la "crisis" ecológica. Donde digo "crisis" léase en realidad: "estafa", "fraude", "saqueo" y/o "expolio". Hay que repudiar desde ya el concepto de "crecimiento" y otros mantras falaces asociados como "crecimiento económico" y "crecimiento sostenible". Somos demasiados y ADEMÁS nos estamos cargando el planeta...
Lo que está sucediendo es que nos están sometiendo a un proceso de *saqueo* CALCADO, a los procesos neoliberales que practicaron con latinoamérica con la excusa de la "crisis de la deuda" desde los 70, 80 y 90
El reparto del trabajo es una utopía sin sentido.
Así, en 1886, el presidente Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll, que estableció la jornada de ocho horas, aunque con cláusulas que permitían aumentarla a 14 y 18 horas. Aun así, debido a la falta de cumplimiento de la Ley Ingersoll, las organizaciones laborales y sindicales se movilizaron para hacerla cumplir. La prensa calificaba el movimiento como «indignante e irrespetuoso», «delirio de lunáticos poco patriotas», y manifestando que era «lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo».
Cita de: Karunel en Noviembre 22, 2012, 10:42:43 amEl reparto del trabajo es una utopía sin sentido. http://es.wikipedia.org/wiki/Jornada_de_ocho_horasCitarAsí, en 1886, el presidente Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll, que estableció la jornada de ocho horas, aunque con cláusulas que permitían aumentarla a 14 y 18 horas. Aun así, debido a la falta de cumplimiento de la Ley Ingersoll, las organizaciones laborales y sindicales se movilizaron para hacerla cumplir. La prensa calificaba el movimiento como «indignante e irrespetuoso», «delirio de lunáticos poco patriotas», y manifestando que era «lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo».La abolición de la esclavitud también era una utopía sin sentidoLa separación de la iglesia y el estado también era una utopía sin sentido (en este santo cortijo aún estamos trabajando en ellou, pero bueno..)El voto universal y el derecho a votar de las mujeres también eran una utopía sin sentidoLas jornadas laborales de 8 horas en lugar de 11, 14 ó 18 también fueron en su momento calificadas como "utopía sin sentido", "locura", "exigencia intolerable", etc, etc...La abolición de la segregación racial y el apartheid también era una utopía sin sentidoLa educación y la sanidad pública y gratuitas eran también utopías sin sentido No consintamos que nadie nos vuelva a decir (o hacer decir) que todas estas cosas son "utopías sin sentido".
los trabajos que hay cada vez exigen una mayor especialización, y por tanto, las personas que los realizan tienen que trabajar muchas horas por cuestiones de eficiencia,Los trabajos "normales" susceptibles de ser divididos hasta el infinito, cada vez están siendo desempeñados en mayor medida por máquinas o sustituidos por Internet.Por cierto buena parte de mis conocidos licenciados o no están trabajando por 1.000€ o menos, ¿en cuánto cree que se le quedarían los salarios con esa fantástica reducción de trabajo?