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Cita de: saturno en Junio 17, 2017, 21:07:32 pmCita de: breades en Junio 17, 2017, 20:43:19 pmTanto el problema partidista como el problema ideológico en lo relativo a jueces se soluciona con la independencia respecto de los otros dos poderes. El primer problema porque automáticamente los jueces dejan de estar en deuda con los partidos al no ser elegidos por ellos; y el segundo problema, el ideológico, porque la judicatura estaría sometida a elecciones, y por tanto, al control de los electores que, siendo éstos miembros de la carrera judicial (abogados, magistrados, etc...), van a procurar que la magistratura esté libre de toda ideología.También ayudará el hecho de que, al ser el legislativo independiente, la calidad de las leyes, sólo por el hecho de no estar sujetas al mandato del partido ni depender de los decretos del ejecutivo, mejorará, lo que redundará en una mejor aplicación de las mismas.Miren, es más sencillo:-- vivienda de función, para funcis, obligatoria e ineludibe. Si eso, se contruye o se compra a la SAREB (costeadas por los funcis).-- régimen de incompatibilidades reforzada y extendida a la vivienda en propiedad => venta forzada de pisitos y de SOCIMIs en nombre propioEso es todo.Se acabó la dependencia de la justicia.Y de paso, la subvencion encubierta al Pisito via pagas públicas.Cuando esas medidas se restauren, sabrán que la democracia vuelve a funcionar. Y el Estado.No busquen más- El sistema funciona muy bien, sólo hay que limpiarlo de mierda, y de funcis que ya no son capaces de distinguir el interés público del de su pisito de mierda.El sistema era partidocrático ─igual de malo que ahora─ antes de 1986. No había libertad. Los partidos ocuparon el lugar que dejó el dictador y, desde entonces, el partido que llega al Gobierno tiene el control de los tres poderes del Estado. Olvídese por un momento de la burbuja e imagine, antes de que vuelvan los precios de equilibrio al inmobiliario, qué clase de Economía podemos llegar a tener ¿Qué impide al PPSOE convencer a sus feligreses y enrocarse como han hecho en el RU? (tenga presente que son los que mayoritariamente acuden a las urnas y, dado el caso, ganarían de calle). No hay mecanismos institucionales para repeler un ataque de ese tipo. Por eso se dice que no hay democracia, porque el partido que tiene bajo su poder el ejecutivo y la mayoría del legislativo (que es lo que ha venido ocurriendo hasta ahora) tiene el mismo poder ─político, se entiende─ que tenía Franco: las instituciones que ellos mismos se dieron, incluída la CE78, están a su servicio. Es una dictadura oligarquía de partidos.Para que haya democracia los distintos poderes han de estar separados y ser independientes entre si, es decir, que cada poder tenga un proceso electoral propio, para que los elegidos en cada uno de ellos deban obediendia a quienes los han elegido, en lugar del proceso actual en el que sólo votamos a diputados al congreso bajo la apariencia de que elegimos a un Presidente de Gobierno, que es el cabeza de cartel en la campaña electoral. Vd. reside en Francia. No tiene más que comparar ambos sistemas electorales. Verá la diferencia.Las soluciones que propone para reventar la burbuja son buenas, pero no impiden, en el Estado de partidos de hoy, que mañana llegue el listo de turno y revierta los incentivos para contenerla y que están costando sangre llevar a las instituciones. La democracia no es más que la garantía institucional de la libertad política de la sociedad. Si dejamos que la libertad sea atributo de los partidos ocurrirá lo que los partidos quieran que ocurra y nada más*.Yo lo tengo claro, hay que acabar con la burbuja. Pero atemos en corto a los partidos antes de que se lleven por delante a una tercera generación de españoles.*Como sabemos la burbuja inmobiliaria es generalizada en Occidente, pero nadie ha hecho de la burbuja su motor económico como nosotros. Los usanos, que son el paradigma y cuentan con democracia formal, se mantienen a la vanguardia en innovación, sin menoscabo de su declive como hegemón.
Cita de: breades en Junio 17, 2017, 20:43:19 pmTanto el problema partidista como el problema ideológico en lo relativo a jueces se soluciona con la independencia respecto de los otros dos poderes. El primer problema porque automáticamente los jueces dejan de estar en deuda con los partidos al no ser elegidos por ellos; y el segundo problema, el ideológico, porque la judicatura estaría sometida a elecciones, y por tanto, al control de los electores que, siendo éstos miembros de la carrera judicial (abogados, magistrados, etc...), van a procurar que la magistratura esté libre de toda ideología.También ayudará el hecho de que, al ser el legislativo independiente, la calidad de las leyes, sólo por el hecho de no estar sujetas al mandato del partido ni depender de los decretos del ejecutivo, mejorará, lo que redundará en una mejor aplicación de las mismas.Miren, es más sencillo:-- vivienda de función, para funcis, obligatoria e ineludibe. Si eso, se contruye o se compra a la SAREB (costeadas por los funcis).-- régimen de incompatibilidades reforzada y extendida a la vivienda en propiedad => venta forzada de pisitos y de SOCIMIs en nombre propioEso es todo.Se acabó la dependencia de la justicia.Y de paso, la subvencion encubierta al Pisito via pagas públicas.Cuando esas medidas se restauren, sabrán que la democracia vuelve a funcionar. Y el Estado.No busquen más- El sistema funciona muy bien, sólo hay que limpiarlo de mierda, y de funcis que ya no son capaces de distinguir el interés público del de su pisito de mierda.
Tanto el problema partidista como el problema ideológico en lo relativo a jueces se soluciona con la independencia respecto de los otros dos poderes. El primer problema porque automáticamente los jueces dejan de estar en deuda con los partidos al no ser elegidos por ellos; y el segundo problema, el ideológico, porque la judicatura estaría sometida a elecciones, y por tanto, al control de los electores que, siendo éstos miembros de la carrera judicial (abogados, magistrados, etc...), van a procurar que la magistratura esté libre de toda ideología.También ayudará el hecho de que, al ser el legislativo independiente, la calidad de las leyes, sólo por el hecho de no estar sujetas al mandato del partido ni depender de los decretos del ejecutivo, mejorará, lo que redundará en una mejor aplicación de las mismas.
En un país serio poco margen de decisión tienen los políticos, y si lo tienen, vienen muy bien aconsejados por un grupo de técnicos expertos en cada materia que se analiza en el momento.Los políticos pasionales o que "levantan pasión" son los denominados populistas porque la pasión viene de contar al pueblo lo que quiere oír aunque todo lo que les rodee sea una mierda.Cuando hablamos de esa falta de transparencia y sobretodo de separación de poderes precisamente están diciendo que se pasan por el forro esa amalgama de técnicos competentes para hacer lo que ellos digan por "cojones" el famoso "aquí mando yo".Puede parecer muy pasional la política pero en el fondo cuando se hace bien, es algo enfaragoso y técnico, al final todo es una gestión de administradores y expertos que en base a la experiencia y sobre todo a copiar de países que lo hacen mejor en el tema tratado, se va afinando la dirección " macro" de un país.Y por más que los funcionarios tengan su "placita" son subordinados de este poder, donde al fin y al cabo reciben un sueldo, en este paquete se incluyen a los Jueces, que por cierto cuando uno se desvía de las reglas no escritas lo abuchean.
Toda esta enfarragosa administración castuza , que por cierto, al ser farragosa permite muchos coladeros, se resolvería con una informatización con total transparencia para que el ciudadano que quiera pueda ver donde van a parar los recursos. Pero ya sabemos todos que el gobierno es el principal enemigo del progreso y la destrucción creativa por su propio bien.Este status quo funcionaba porque el crédito iba fluiendo a todos los estratos de la población, desde el empresario pasando por el juez,la limpiadora o el jardinero, el problema es cuando el grifo ya no chorrea mas y los recursos se cortan de cuajo para las clases con menos poder, al final se crea una dualidad que va jodiendo cada vez a más y más porción de la población por falta de recursos debido al despilfarro. Al final , cuando una porción muy elevada de la sociedad es la perjudicada del sistema es cuando se arma la marimorena.La justicia simplemente es otra forma de distorsión de la famosa igualdad tan cacareada por nuestros políticos. Lo que yo veo triste y verdaderamente perjudicial es que no se ha empezado a cuestionar el sistema hasta que han cerrado el grifo a una proporción elevada de la población, muestra un desinteres global por la sociedad y el sistema, además ahora tenemos menos herramientas para corregir lo que se tenga que corregir.
El Gobierno no, estos partidos estatales son el principal enemigo del progreso por lo ya comentado: Hace tiempo que se montaron el 'chiringuito' para vivir como aristócratas y, naturalmente, no están dispuestos a desmontarlo. Y sí, hasta hace 10 años contaban con la mayoría de la población bajo la promesa de desclasamiento gracias a 'El Pisito', artefacto que nos haría vivir a todos como reyes, pero desde entonces la cosa ha cambiado y poco a poco la gente se va dando cuenta de la falsedad del sistema y va reaccionando.
Cita de: breades en Junio 18, 2017, 17:44:27 pmEl Gobierno no, estos partidos estatales son el principal enemigo del progreso por lo ya comentado: Hace tiempo que se montaron el 'chiringuito' para vivir como aristócratas y, naturalmente, no están dispuestos a desmontarlo. Y sí, hasta hace 10 años contaban con la mayoría de la población bajo la promesa de desclasamiento gracias a 'El Pisito', artefacto que nos haría vivir a todos como reyes, pero desde entonces la cosa ha cambiado y poco a poco la gente se va dando cuenta de la falsedad del sistema y va reaccionando.Ya hacía muchos meses que no estaba de acuerdo contigo en algo!!! Pero le echas la culpa a "estos" partidos políticos... que no son sino una asociación de personas, un cascarón. Partidos políticos hay en todos los países. Le das demasida importancia al cascarón y ninguna a lo que hay dentro, que sería lo realmente importante. Mi punto de vista es de sobra reconocido: hasta los buenos políticos son malos. Creo que un político de verdad bueno, debería pasar inadvertido. Perfil bajo, no molestar. pero esto conlleva obviamente una dosis de incoherencia con la propia práctica política.Es un dilema.
Ya hacía muchos meses que no estaba de acuerdo contigo en algo!!! Pero le echas la culpa a "estos" partidos políticos... que no son sino una asociación de personas, un cascarón. Partidos políticos hay en todos los países. Le das demasida importancia al cascarón y ninguna a lo que hay dentro, que sería lo realmente importante. Mi punto de vista es de sobra reconocido: hasta los buenos políticos son malos. Creo que un político de verdad bueno, debería pasar inadvertido. Perfil bajo, no molestar. pero esto conlleva obviamente una dosis de incoherencia con la propia práctica política.Es un dilema.
Eso es exactamente lo que ocurre en Suiza, dónde creo que ni los propios suizos saben cómo se llama su presidente (ni siquiera estoy seguro de que lo tengan... ). Y como bien sabemos, a credenciales democráticas a los suizos no les gana nadie (ni los tan traídos y llevados anglosajones).Como yo ya he defendido en ocasiones, ojalá que se robotize explícitamente la política (desde el ámbito nacional al gobierno corporativo). Y mi aprecio por la democracia "del pueblo", pues siempre ha puntuado muy bajo, por otra parte...
Se puede además observar cómo la clasificación cuatripartita de losderechos fundamentales que aquí hemos propuesto en civiles, políti-cos, de libertad y sociales recuerda otra conocidísima tipología: la di-visión tripartita de los mismos derechos en civiles, políticos y socialesformulada por Thomas Humphrey Marshall en su clásico ensayo Citi-zenship and Social Class de 1950 19 . De ella cabe rechazar sin embargodos aspectos importantes, que merecen ser analizados: ante todo, elnexo arbitrario establecido por Marshall entre el conjunto de estos de-rechos, por él llamados indistintamente «derechos de ciudadanía», y elestatus, precisamente, de «ciudadano» que sería su común presupuesto;en segundo lugar, la extrema generalidad de la noción de «derechosciviles», en la que Marshall incluye, junto a la propiedad y a los dere-chos de autonomía, también los derechos de libertad, no configuradoscomo categoría diferente y autónoma. En mi opinión, estos dos elementos hacen de la tipología marshalliana fuente de graves confusiones eincomprensiones 20 .En el plano teórico, resulta ante todo fuente de confusión el anclajede todos estos derechos en la «ciudadanía», que según Marshall desig-na la pertenencia de un sujeto «a una determinada comunidad» 21 y que,en el léxico jurídico, ha significado siempre el estatus personal requeri-do como presupuesto sólo de algunos derechos fundamentales, por locomún los políticos, que corresponden a los ciudadanos y no tambiéna los extranjeros. Identificar en la «ciudadanía» el presupuesto de todoslos derechos fundamentales equivale en efecto a borrar la otra figura deestatus —mucho más importante— a la que la mayor parte de los de-rechos de que habla Marshall están habitualmente asociados: el statuspersonae (o personalidad) cuya diferenciación como presupuesto de de-rechos con respecto al más específico status civitatis (o ciudadanía) haestado siempre presente, desde el derecho romano, en la tradición jurí-dica. Tan presente como para haber sido solemnemente proclamada, enforma de dicotomía, en la Déclaration des droits de l’homme et du cito-yen de 1789, que suprime todas las demás diferenciaciones de estatus,manteniendo la ciudadanía y extendiendo la personalidad a todos los se-res humanos. Hombre y ciudadano, persona y ciudadano, personalidady ciudadanía forman desde entonces —en todos los ordenamientos y se-gún todas las constituciones, incluida la italiana— los dos estatus subje-tivos a los que se vinculan las dos clases de derechos fundamentales aquíenunciadas en las definiciones D11.2 y D11.3: los ‘derechos de la perso-nalidad’, que como se ha dicho corresponden a todos los seres humanosen cuanto personas, y los ‘derechos de ciudadanía’, que pertenecen sóloa los ciudadanos. En particular, es innegable que en la primera catego-ría de derechos —los derechos de la persona, no los del ciudadano— seincluye la entera categoría de los llamados por Marshall «derechos civi-les», por él asociados a la ciudadanía: las «libertades personales, de pa-labra, de pensamiento y de religión, el derecho de poseer cosas en pro-piedad y de concluir contratos válidos y el derecho a obtener justicia» 22 .Estos derechos, con independencia del nombre, no pertenecen habitual-mente a sus titulares en cuanto que ciudadanos, sino sólo en cuanto per-sonas: «l’exercice des droits civils», proclamó el artículo 7 del Code civilde Napoleón, «est indépendant de la qualité de citoyen». Pero entre losderechos de la persona se integran ahora, como se ha visto por ejemploa propósito del ordenamiento italiano, también muchos «derechos socia-les». Confundir los «derechos de la persona» bajo el único género de los«derechos del ciudadano» equivale por ello a restringir indebidamentesu extensión, en contraste con cuanto se halla establecido generalmentepor el derecho positivo.El resultado de una operación así es el desconocimiento del nexoexistente entre gran parte de los derechos fundamentales y la igualdadjurídica de todos los seres humanos, tanto más grave —como se verá enlos § 15.9, 16.3 y 16.22— en el moderno mundo globalizado, dondela divergencia entre persona y ciudadano se ha hecho todavía más es-tridente que en el pasado merced al crecimiento de la interdependenciaplanetaria y de los fenómenos migratorios. Aquel nexo pudo afirmarse,en los orígenes del constitucionalismo moderno, precisamente porquecasi todos los derechos fundamentales fueron instituidos no ya comoderechos del ciudadano sino como derechos de la persona. «Los hom-bres» (no los ciudadanos) dice el artículo 1 de la Declaración de 1789,«nacen libres e iguales en droits»; y el artículo 2 habla de «derechosnaturales e imprescriptibles del hombre» identificándolos con «la liber-tad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión»; mientrasque los artículos 7, 8, 9 y 10 añaden para todos la garantía del habeascorpus, las demás garantías penales y procesales y la libertad de pen-samiento. Hay una sola clase de derechos que en virtud del principiode autogobierno fue atribuida por el artículo 6 de la Declaración sóloa los citoyens, pero que bien podría ser conferida a todas las personasresidentes en el territorio del Estado: la de los derechos políticos, como«el derecho de concurrir personalmente o por medio de representan-tes a la formación» de la ley en cuanto que «expresión de la voluntadgeneral», así como de «acceder a todos los cargos y oficios públicos enrazón únicamente del mérito y la capacidad». Lo mismo se puede decir de todas las constituciones de los siglos XIX y XX . Por lo demás, es preci-samente en su connotación como derecho de la persona antes que delciudadano donde reside la concepción moderna —individualista y nocomunitaria— de la libertad; mientras que la asociación marshallianade la libertad y de muchos derechos civiles a la ciudadanía como «per-tenencia a una determinada comunidad» refleja más bien la concepciónpolítica de la libertad propia del mundo antiguo, que la entendía comolibertad no del individuo en cuanto tal, sino del ciudadano en cuantono esclavo ni extranjero sino miembro, justamente, de la comunidadpolítica formada por la polis 23 .
Si, así pues, queremos que se garantice la igualdad de los ciudadanosen los derechos políticos de voto y que para ello las elecciones políticasrealicen su función, que es esencialmente la de producir institucionesrepresentativas no sólo de mayorías más o menos ficticias sino de todoel electorado, debemos reconocer que el sistema más eficaz para tal fines el parlamentario basado en el método proporcional. Sólo un métodoproporcional puro, capaz de utilizar todos los votos válidos, garantizaen realidad la igualdad electoral de los ciudadanos, que además equivalea su igualdad política. Conforme a tal método, además —al ser elegidoslos representantes en un solo colegio electoral o bien en varios colegiossalvo el ulterior reparto de restos en sede nacional—, el número de loselegidos en cada partido resulta proporcional al número de votos obte-nido por ellos. Por esto, como escribió Kelsen, «el sistema de la repre-sentación proporcional es la aproximación más grande posible al idealde la autodeterminación dentro de una democracia representativa y, portanto, el más democrático de los sistemas electorales» 40 .Pero hay una tercera razón que hace al método proporcional másidóneo que ningún otro para asegurar la representación política. Estemétodo es el que mejor permite reflejar y reproducir el pluralismo de lasopiniones políticas, la heterogeneidad de los intereses y los conflictos declase que atraviesan al electorado: en pocas palabras, la complejidad dela sociedad, cuyo reconocimiento y cuyo respeto forman los presupues-tos elementales de la democracia política. Por eso no sólo favorece laorganización social de los electores en partidos políticos, indispensablepara el funcionamiento de la democracia representativa 41 , sino que esademás una condición necesaria para que los partidos establezcan unarelación representativa con la sociedad, convirtiéndose en intérpretes ypor así decirlo en órganos de su base social e instrumentos de partici-pación de los ciudadanos en la vida política. No hay que olvidar que elsistema mayoritario uninominal nació en Inglaterra, junto al régimenparlamentario, cuando no existían los partidos políticos y no tenía sen-tido hablar de proporcionalidad de la representación. Es claro que, enausencia de partidos, el único método electoral posible es el uninominal,en razón del cual la relación de confianza y de responsabilidad que se es-tablece entre electores y elegidos es directa y no existe la posibilidad deredistribuir los restos. Pero es igualmente claro que este método pierdecualquier justificación en los sistemas políticos de base partidista, comolo son todos los actuales ordenamientos democráticos. En estos casos nosólo no garantiza la igualdad del voto y la mayor representatividad po-sible de las instituciones de gobierno, sino que produce una paradójicadistorsión de la dialéctica política.La paradoja consiste en el hecho de que precisamente este modelo,que en los orígenes del parlamentarismo servía para expresar una re-presentación no política sino territorial, constituye hoy, en un sistemabasado en los partidos, el más grave factor de radicalización política yde personalización competitiva de las campañas electorales. ¿Cuál era,en efecto, la función originaría de la elección de un solo candidato porcada colegio? La de asegurar —en los orígenes del Estado moderno, entiempos de escasa y precaria unidad nacional— un representante de cadacondado, Land o circunscripción. Lo que era tutelado y pretendido porel sistema uninominal era en suma, mucho más que la representatividadpolítica, la responsabilidad local. Bajo este aspecto debemos reconocerque el método mayoritario, en su forma uninominal clásica en vigordesde siempre en Inglaterra, es un pecio premoderno; no de otro modo,por lo demás, que la institución del presidente elegido por el pueblo, quees un residuo del principio monárquico afirmado, en los Estados Unidosy luego en las diversas repúblicas presidenciales, como un sustitutivo dela figura del rey.
44. Cf., por ejemplo, P. Ch. Witt, «Le clausole restrittive della rappresen-tanza come garanzia per la formazione di maggioranze», en AA. VV., Rappre-sentanza, legittimazione, minoranze. L’esperienza storica tedesca in un contestocomparativo, Angeli, Milano, 1987, pp. 90-128. Haciendo uso del método delas simulaciones, Witt ha mostrado la falsedad de las tesis, convertidas en lugarescomunes, según las cuales: a) la proporcionalidad de los sistemas electorales existentes, cuanto más perfecta, cerraría el paso a la formación de mayorías y de gobiernos estables; b) en la Alemania de Weimar habría favorecido la excesiva fragmentación de los partidos, responsable a su vez del derrumbe del régimen parlamentario y del ascenso del nazismo; c) la presencia de cláusulas electorales restrictivas y/o de sistemas electorales mayoritarios garantizaría, por el contrario —y habría garantizado en la Alemania de Weimar— una mayor estabilidad de los gobiernos y consiguientemente de las instituciones parlamentarias. Witt ha mostrado en particular cómo en la República de Weimar un sistema electoral do-tado de una cláusula de barrera como la del límite del 5 por ciento introducidaen la República Federal Alemana no habría aumentado apenas la posibilidad desólidas mayorías de gobierno ni, por tanto, impedido la crisis del sistema parla-mentario, debida por el contrario al poder del presidente del Reich de disolver elparlamento, además de, obviamente, a mucho más graves y decisivas causas po-líticas y sociales que no tienen nada que ver con cuestiones de técnica electoral.
La Nación es el conjunto de individuos que comparten una cultura o modo de vivir colectivo, y que acaban conformando una sociedad.
CitarLa Nación es el conjunto de individuos que comparten una cultura o modo de vivir colectivo, y que acaban conformando una sociedad.Es un argumento falaz.La representación no se hace a nivel Nación, porque los individuos -que formamos nación- no hemos de compartir ni cultura ni modo de vivir. Podemos ser cristianos, musulmanes, pasteleros o militares. Con modos de vivir totalmente distintos.Las naciones son un hecho histórico-jurídico que ya no va a suceder de nuevo, generalmente forjadas durante siglos a partir en origen de accidentes geográficos (rios, valles, mares, etc). La mentira está en hacernos creer que podríamos fabricar NUEVAS naciones si compartiéramos un "modo de vida" común. Pero no se puede fabricar un nuevo fósil de dinosaurio.