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COMPRAS DE DEUDA Y LIQUIDEZEl rescate silencioso del BCE: 300.000M para evitar el colapso de la economía españolaEl banco central ha incrementado la tenencia de deuda española, pública o corporativa, en 160.000 millones, a los que se suman 138.000 millones del pasivo de la bancaAla espera de la contribución fiscal a la recuperación, el Banco Central Europeo (BCE) ya ha puesto encima de la mesa 300.000 millones de euros para luchar contra la recesión en la economía española. Y, en total en la eurozona, la cifra alcanza los 2,5 billones (millones de millones) entre compras de bonos y financiación a largo plazo (LTRO) a los bancos. Este ha sido el apoyo que ha permitido a la eurozona evitar una crisis de liquidez que, en primera instancia, podría haber provocado el surgimiento de problemas estructurales tras la parálisis de la economía por el covid. El BCE no tenía ya margen para bajar los tipos de interés, así que tras el titubeo inicial de su presidenta, Christine Lagarde, ha optado por inundar de dinero la eurozona.A España le han tocado 300.000 millones entre febrero de 2020, antes del confinamiento, y marzo de 2021, según los datos sobre financiación del eurosistema actualizados por el Banco de España esta semana. En total, el pasivo de la economía española con la autoridad monetaria alcanza ya los 761.996 millones, equivalente al 68% del PIB del año pasado, después de una caída del 11%.Por poner en contexto, España recibirá en los próximos años 140.000 millones a través de los fondos europeos para la recuperación económica, un programa denominado 'Next Generation EU'. De estos fondos, alrededor de 75.000 millones llegarán a modo de transferencias, que se cargarán al presupuesto europeo, mientras que el resto se estructurará en forma de préstamos. Este dinero, que se considera clave para la recuperación de la economía nacional, aún no ha empezado a desplegarse y no lo hará de forma completa hasta, al menos, 2023.Mientras tanto, el BCE se ha erigido en el principal soporte para la economía española, desplegando en solo un año más del doble de la cantidad que aportará el 'Next Generation'. Hay dos vías por las que ha insuflado oxígeno: compra de activos y financiación a la banca para que, a su vez, facilite crédito a hogares y empresas y adquiera deuda pública. El BCE llegó al 'shock' del covid con un ritmo de compras de activos, heredado de la era de Mario Draghi, de 20.000 millones mensuales. La primera respuesta desde Fráncfort fue añadir 120.000 millones y, como fue claramente insuficiente ante el mercado, creó el programa especial de compras contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) con 750.000 millones. Un perímetro en el que da más espacio a la deuda corporativa que en sus compras previas, y que ha ido ampliando hasta los 1,85 billones, a gastar hasta 2023. En un año ha consumido 960.000 millones.En el caso de la economía española, la compra neta de activos ha alcanzado los 159.446 millones. Estas adquisiciones han sido fundamentales para garantizar que las administraciones públicas y las empresas hayan seguido financiándose con holgura en los mercados, pese a los daños de la crisis. El caso de la deuda pública es suficientemente ilustrativo. Según los últimos datos del Tesoro Público, referidos al pasado mes de enero, el porcentaje de deuda en manos del BCE supone ya el 28,26%, casi siete puntos porcentuales más que al inicio de la pandemia. Este respaldo ha permitido rebajar los costes de financiación del Estado a un histórico 1,79%. La otra vía de apoyo del BCE ha sido la de nuevos programas de financiación a largo plazo para la banca a tipos de interés más atractivos que los anteriores, con 138.340 millones más en la deuda de las entidades españolas con el banco central.Los nuevos LTRO alcanzan hasta el -1% en función del volumen de préstamos concedidos, lo que ha incentivado que la banca acuda en masa para tener recursos con los que dar crédito, incluyendo los 116.571 millones movilizados el año pasado con aval público a través del ICO, y también para comprar deuda pública. Por otro lado, sirve de arbitraje respecto a la penalización de hasta el 0,5% que cobra el BCE por el exceso de liquidez. Los depósitos de la banca en el banco central por parte de las entidades españolas han subido desde 113.476 millones hasta 246.249 millones. El objetivo de estos fondos es estimular a la banca a seguir financiando la demanda crediticia solvente y evitar así un 'credit crunch' que agravaría las consecuencias de la crisis. Esta misma semana, desde BBVA Research celebraban el notable apetito mostrado en estas subastas de liquidez, con 330.000 millones pedidos por la banca europea en marzo en una nueva subasta del TLTRO III que eleva la oferta de liquidez hasta los 2 billones. "Esto es una buena señal, ya que apunta a que el sistema financiero confía en poder cumplir con los objetivos de provisión de crédito necesarios para beneficiarse de las condiciones favorables que implican estas operaciones", sugieren desde el servicio de estudios del banco, en el que pronostican que esta liquidez puede aportar hasta dos décimas al crecimiento de este año y otras cinco al de 2022. Las operaciones del BCE se formalizan, de forma contable, a través del Banco de España. Así, el rescate a la economía española se contabiliza como activo del organismo gobernado por Pablo Hernández de Cos o pasivo de la economía. La suma de tenencia de deuda de la banca y la presencia de bonos españoles en el BCE es una cara, la otra es el agregado, principalmente, entre el sistema de pagos Target (505.682 millones), depósitos de la banca en el banco central (246.249 millones), efectivo en la economía española (157.917 millones), depósitos de administraciones públicas en el Banco de España (48.252 millones) u oro y activos netos que tiene el supervisor (66.256 millones).
LOS DADOS DE HIERRO / OPINIÓNFeudalismo inmobiliarioVIVIENDAFoto: KIKE TABERNER Foto: KIKE TABERNER18/04/2021 - Mis padres siempre han querido lo mejor para mí. Me enviaron a un colegio privado, y posteriormente me pagaron la universidad. Incluyendo también el jardín de infancia, fueron casi dos décadas invertidas en mi educación y en hacer de mí un hombre de provecho. Yo se lo agradezco, pero en tiempos de zozobra inmobiliaria no puedo evitar especular con un escenario alternativo: yo me tiro esos veinte años en el sofá viendo la tele, y en vez de en mi educación (incluyendo extraescolares y viajes) hubiésemos ahorrado ese dinero para dar la entrada de sucesivas viviendas que luego pagar poniendo en alquiler. Yo ahora sería el dueño de una vivienda pagada, y además de una o dos más (o tres, o cuatro: ¡a precios de los años 80 no sería imposible!). Quizás no sabría hacer la O con un canuto, pero tendría resuelto de por vida el problema de la vivienda, y además unos ingresos equivalentes a mi sueldo actual sin necesidad de poner el despertador por las mañanas. En lugar de eso, tengo que madrugar porque vivo de alquiler, y lo mismo vale para la mayoría de mis compañeros de quinta.Obviamente, se podría decir lo mismo con casi cualquier otra inversión: si mis padres hubiesen comprado Apple/oro/bitcoins, ahora seríamos ricos. Pero jugar en Bolsa es una lotería, algunas inversiones suben y otras bajan. Los pisos, en cambio, han subido todos, y casi todos los años. Y lo han hecho en gran medida gracias a subvenciones, exenciones fiscales, rescates bancarios y otras ayudas estatales, que incentivaban la compra sobre el alquiler. Es decir, por decisiones de los sucesivos gobiernos, que al mismo tiempo se han llenado todos la boca con discursos muy convencidos sobre la importancia de la educación, y que la educación es la base del progreso, que las diferencias de renta se explican por el nivel de educación, y no sé cuántas cosas más. Cuando lo que deberían haber dicho (y de hecho han incentivado) es “comprad pisos para exprimir a los que vengan detrás, tonto el último”.Algunos lobbies liberales han creado el concepto de “Día de Liberación Fiscal”, que sería el día del año en que un asalariado medio dejaría de trabajar para Hacienda. Para 2020 habría sido el 26 de junio. A mí, en cambio, me resulta mucho más relevante el Día de la Liberación Inmobiliaria: el día en que dejas de trabajar para tu casero/tu banco. Como mi alquiler me ha supuesto siempre entre un 30% y un 40% de mi salario neto, para mi más o menos coincide con el de la Liberación Fiscal. Quitando la cuota empresarial de la Seguridad Social (que no sale de mi salario, pero sí de mi trabajo), pago más en alquiler que en impuestos directos. Los impuestos me dan un país entero, con su sanidad, educación, infraestructuras, seguridad, y una red de embajadas que me da cobertura en todo el planeta (excepto quizás Kosovo y Corea del Norte). El alquiler me da un noveno piso sin garaje ni trastero y con vistas a una autopista.Foto: EDUARDO MANZANAFoto: EDUARDO MANZANAOtras circunstancias hacen la situación más sangrante aún. Aunque los precios se han movido desde los años 80, las administraciones públicas parecen seguir ancladas ahí: mi comunidad autónoma en concreto considera que a mi edad lo de vivir de alquiler es propio de mataos que han pecado contra la Diosa Hipoteca, y no ofrece ninguna ayuda para arrendatarios mayores de 35 años. Para las desgravaciones que el gobierno del PSOE quiere ofrecer a los caseros no me constan límites de edad. Las dos últimas viviendas que he alquilado ya tenían más de 35 años y habrían sido por tanto excelentes adquisiciones en mi hipotética “Vida Alternativa de Sofá y Ladrillo”. Una de ellas fue en su día una VPO, y la otra era una herencia familiar. En otras palabras: yo estoy trabajando de enero a mayo para unos señores cuyo único mérito es haber estado ahí cuando el 50% de la vivienda construida era VPO, o haber nacido en una familia más cínica que la mía.Objetarán los liberales que los impuestos son obligados, en el alquiler me he metido libre y voluntariamente. Efectivamente, puedo elegir si mi Día de la Liberación Inmobiliaria cae en mayo o junio, pero no llamaría “libertad” a poder elegir el grado de explotación en un mercado claramente ineficiente. O a lo mejor lo dicen porque siempre tengo la opción de irme a vivir debajo de un puente. Si es así, acepto la objeción, pero entonces los impuestos también son voluntarios: váyanse a vivir debajo de un puente y a comer de la basura, y ya verán como Hacienda deja de molestarles.Afirman algunos que el problema del mercado inmobiliario es de oferta: solo hay que dejar construir y los precios bajarán. Pero cuando más subieron los precios en España es cuando se construían un millón de viviendas al año, el triple que ahora. Y los precios llevan subiendo 40 años, casi ininterrumpidamente, y muy por encima de los salarios. Estudiando cualquier periodo histórico, llama la atención que la gente antes pagaba muy poco por la vivienda. Según el portal Idealista, en 1966 la familia media solo se gastaba una cuarta parte respecto a hoy en vivienda. La mayor parte del gasto iba a la comida, ya solo en carne se pagaba más. Y no es solo que hoy la vivienda tenga otras calidades: por los mismos pisos de 1966 sin reformar se piden precios igualmente inflados. En otras palabras: desde hace medio siglo, cada vez que un avance tecnológico ha abaratado productos de consumo, el ahorro resultante se ha ido a subidas de alquiler o de compra de vivienda por la simple razón de que caseros y constructores podían pedirlo, ya que controlan un producto de primera necesidad.Esta tendencia a la inflación de los activos inmobiliarios no es solo nuestra, claro, la tenemos en común con el resto de Europa occidental y Estados Unidos. En todas partes, Desde que el boom de posguerra empezó a griparse en los años 70 y el rendimiento del capital se estancó, empezó a haber burbujas masivas. Sobre todo, en aquellos productos que no se pueden obtener más baratos por Internet o en la tienda de chinos de barrio, es decir, principalmente la vivienda (o la Sanidad y Educación en Estados Unidos, así que me temo que ahí nos aguardan subidas similares a la vivienda si alguna vez triunfan los enemigos de los sistemas públicos). Todo esto está dando lugar a una sociedad casi estamental, en la que tu posición y tus posibilidades vienen determinados desde tu nacimiento por la situación inmobiliaria de tu familia, y no por tus méritos o tus capacidades. Algo que recuerda precisamente a aquella sociedad contra la que surgieron los liberales: el feudalismo, pero con pisos en lugar de tierras de labranza, y el alquiler como nuevo Diezmo. Casi cualquier problema de nuestra sociedad viene de aquí, incluyendo aquellos denunciados por la derecha y los propios liberales: la baja natalidad (el retraso y coste de la emancipación hacen que los jóvenes pospongan e incluso reduzca la formación de una familia), la falta de emprendimiento (¿para qué vas a meterte en líos montando una empresa, si invirtiendo el mismo dinero en ladrillo obtienes rendimientos del 10% o superiores?), la comercialización de los barrios que acaba con el pequeño comercio (las únicas tiendas que aguantan frente a las grandes franquicias son precisamente aquellas cuyos dueños tienen el local en propiedad, generalmente desde 1991 o antes), o la falta de movilidad (la gente se queda a vivir donde tiene la hipoteca). Si alguien se animara a escribir la Gran Novela Social de nuestra época, tendría que ser como La Colmena de Camilo José Cela, presentando a cientos de personajes, pero desde la situación inmobiliaria de cada uno, y cómo afecta y condiciona a sus decisiones vitales.Una sociedad feudal es un sistema que acaba colocando en cabeza a personas cuyo único mérito es haber nacido en la familia correcta, y donde la principal virtud para mantener el puesto en la pirámide no es el trabajo o la competencia, sino la lealtad a los superiores. Es una sociedad centrada en el mantenimiento del status quo, que desincentiva las innovaciones, y que es cada vez más incapaz de reaccionar a los cambios. Quienes defienden que los sacrosantos derechos de propiedad nos impiden intervenir en el mercado inmobiliario deberían preguntarse si esa es la sociedad que quieren para el futuro. Y, tal vez, si no estamos viviendo ya en ella.
Si, todo muy negro, pero nos podemos tomar una cervecita, y encima nos quejamos. https://twitter.com/elisabeni/status/1383719544921870341?s=21
Me ha recordado a la relaxing cup of coffee in the Plaza Mayor. Lamentable.Cita de: Negrule en Abril 18, 2021, 13:07:03 pmSi, todo muy negro, pero nos podemos tomar una cervecita, y encima nos quejamos. https://twitter.com/elisabeni/status/1383719544921870341?s=21
Como he leído en un tweet en catalán: “Us en foteu de l'Ayuso però és més llesta que tots vosaltres junts, i quan no entens al teu enemic, perds.” Y así es.
SPAC Hot Streak Put on Ice by Regulatory WarningsSEC steps up scrutiny of accounting and growth projections for newly public startupsInvestors are cooling to one of the hottest bets on Wall Street as new regulatory scrutiny of special-purpose acquisition companies cuts the flood of new issues to a trickle while share prices tumble.SPACs have raised about $100 billion so far this year, more than last year’s record of $83.4 billion, which itself was more than the amount raised in the nearly 30-year history of these blank-check companies.The market notched another record on Tuesday, when Grab Holdings Inc., the Southeast Asia ride-hailing, food-delivery and digital-wallet group, said it would go public via a SPAC deal at a valuation of nearly $40 billion.Critical comments from regulators appear to be scaring off some investors and new offerings. Until last month, roughly five new SPACs hit the stock market every business day in 2021. In the past three weeks, 12 new SPACs have started trading, SPAC Research data show.The slowdown comes as other assets such as stocks and cryptocurrencies are at or near records. SPACs are among the market’s worst performers lately.(...)
Todas las muertes de la pandemiaLas cifras más importantes, actualizadas y en contexto76.759 Total de fallecidos covid confirmados89.241 INE81.437 MOMO*Número de fallecidos por todas las causas
La lección de hoy de asustadisimos es magistral. Y creo que tiene razón cuando dice que todo está MUY muy maduro.Quiero ver en que se convierte este país cuando empiecen los recortes y el motor no termine de arrancar ni con las pinzas puestas.Quiero recordaros que hasta coletas se ha olido la tostada.
Citar LOS DADOS DE HIERRO / OPINIÓNFeudalismo inmobiliarioVIVIENDAFoto: KIKE TABERNER Foto: KIKE TABERNER18/04/2021 - Mis padres siempre han querido lo mejor para mí. Me enviaron a un colegio privado, y posteriormente me pagaron la universidad. Incluyendo también el jardín de infancia, fueron casi dos décadas invertidas en mi educación y en hacer de mí un hombre de provecho. Yo se lo agradezco, pero en tiempos de zozobra inmobiliaria no puedo evitar especular con un escenario alternativo: yo me tiro esos veinte años en el sofá viendo la tele, y en vez de en mi educación (incluyendo extraescolares y viajes) hubiésemos ahorrado ese dinero para dar la entrada de sucesivas viviendas que luego pagar poniendo en alquiler. Yo ahora sería el dueño de una vivienda pagada, y además de una o dos más (o tres, o cuatro: ¡a precios de los años 80 no sería imposible!). Quizás no sabría hacer la O con un canuto, pero tendría resuelto de por vida el problema de la vivienda, y además unos ingresos equivalentes a mi sueldo actual sin necesidad de poner el despertador por las mañanas. En lugar de eso, tengo que madrugar porque vivo de alquiler, y lo mismo vale para la mayoría de mis compañeros de quinta.Obviamente, se podría decir lo mismo con casi cualquier otra inversión: si mis padres hubiesen comprado Apple/oro/bitcoins, ahora seríamos ricos. Pero jugar en Bolsa es una lotería, algunas inversiones suben y otras bajan. Los pisos, en cambio, han subido todos, y casi todos los años. Y lo han hecho en gran medida gracias a subvenciones, exenciones fiscales, rescates bancarios y otras ayudas estatales, que incentivaban la compra sobre el alquiler. Es decir, por decisiones de los sucesivos gobiernos, que al mismo tiempo se han llenado todos la boca con discursos muy convencidos sobre la importancia de la educación, y que la educación es la base del progreso, que las diferencias de renta se explican por el nivel de educación, y no sé cuántas cosas más. Cuando lo que deberían haber dicho (y de hecho han incentivado) es “comprad pisos para exprimir a los que vengan detrás, tonto el último”.Algunos lobbies liberales han creado el concepto de “Día de Liberación Fiscal”, que sería el día del año en que un asalariado medio dejaría de trabajar para Hacienda. Para 2020 habría sido el 26 de junio. A mí, en cambio, me resulta mucho más relevante el Día de la Liberación Inmobiliaria: el día en que dejas de trabajar para tu casero/tu banco. Como mi alquiler me ha supuesto siempre entre un 30% y un 40% de mi salario neto, para mi más o menos coincide con el de la Liberación Fiscal. Quitando la cuota empresarial de la Seguridad Social (que no sale de mi salario, pero sí de mi trabajo), pago más en alquiler que en impuestos directos. Los impuestos me dan un país entero, con su sanidad, educación, infraestructuras, seguridad, y una red de embajadas que me da cobertura en todo el planeta (excepto quizás Kosovo y Corea del Norte). El alquiler me da un noveno piso sin garaje ni trastero y con vistas a una autopista.Foto: EDUARDO MANZANAFoto: EDUARDO MANZANAOtras circunstancias hacen la situación más sangrante aún. Aunque los precios se han movido desde los años 80, las administraciones públicas parecen seguir ancladas ahí: mi comunidad autónoma en concreto considera que a mi edad lo de vivir de alquiler es propio de mataos que han pecado contra la Diosa Hipoteca, y no ofrece ninguna ayuda para arrendatarios mayores de 35 años. Para las desgravaciones que el gobierno del PSOE quiere ofrecer a los caseros no me constan límites de edad. Las dos últimas viviendas que he alquilado ya tenían más de 35 años y habrían sido por tanto excelentes adquisiciones en mi hipotética “Vida Alternativa de Sofá y Ladrillo”. Una de ellas fue en su día una VPO, y la otra era una herencia familiar. En otras palabras: yo estoy trabajando de enero a mayo para unos señores cuyo único mérito es haber estado ahí cuando el 50% de la vivienda construida era VPO, o haber nacido en una familia más cínica que la mía.Objetarán los liberales que los impuestos son obligados, en el alquiler me he metido libre y voluntariamente. Efectivamente, puedo elegir si mi Día de la Liberación Inmobiliaria cae en mayo o junio, pero no llamaría “libertad” a poder elegir el grado de explotación en un mercado claramente ineficiente. O a lo mejor lo dicen porque siempre tengo la opción de irme a vivir debajo de un puente. Si es así, acepto la objeción, pero entonces los impuestos también son voluntarios: váyanse a vivir debajo de un puente y a comer de la basura, y ya verán como Hacienda deja de molestarles.Afirman algunos que el problema del mercado inmobiliario es de oferta: solo hay que dejar construir y los precios bajarán. Pero cuando más subieron los precios en España es cuando se construían un millón de viviendas al año, el triple que ahora. Y los precios llevan subiendo 40 años, casi ininterrumpidamente, y muy por encima de los salarios. Estudiando cualquier periodo histórico, llama la atención que la gente antes pagaba muy poco por la vivienda. Según el portal Idealista, en 1966 la familia media solo se gastaba una cuarta parte respecto a hoy en vivienda. La mayor parte del gasto iba a la comida, ya solo en carne se pagaba más. Y no es solo que hoy la vivienda tenga otras calidades: por los mismos pisos de 1966 sin reformar se piden precios igualmente inflados. En otras palabras: desde hace medio siglo, cada vez que un avance tecnológico ha abaratado productos de consumo, el ahorro resultante se ha ido a subidas de alquiler o de compra de vivienda por la simple razón de que caseros y constructores podían pedirlo, ya que controlan un producto de primera necesidad.Esta tendencia a la inflación de los activos inmobiliarios no es solo nuestra, claro, la tenemos en común con el resto de Europa occidental y Estados Unidos. En todas partes, Desde que el boom de posguerra empezó a griparse en los años 70 y el rendimiento del capital se estancó, empezó a haber burbujas masivas. Sobre todo, en aquellos productos que no se pueden obtener más baratos por Internet o en la tienda de chinos de barrio, es decir, principalmente la vivienda (o la Sanidad y Educación en Estados Unidos, así que me temo que ahí nos aguardan subidas similares a la vivienda si alguna vez triunfan los enemigos de los sistemas públicos). Todo esto está dando lugar a una sociedad casi estamental, en la que tu posición y tus posibilidades vienen determinados desde tu nacimiento por la situación inmobiliaria de tu familia, y no por tus méritos o tus capacidades. Algo que recuerda precisamente a aquella sociedad contra la que surgieron los liberales: el feudalismo, pero con pisos en lugar de tierras de labranza, y el alquiler como nuevo Diezmo. Casi cualquier problema de nuestra sociedad viene de aquí, incluyendo aquellos denunciados por la derecha y los propios liberales: la baja natalidad (el retraso y coste de la emancipación hacen que los jóvenes pospongan e incluso reduzca la formación de una familia), la falta de emprendimiento (¿para qué vas a meterte en líos montando una empresa, si invirtiendo el mismo dinero en ladrillo obtienes rendimientos del 10% o superiores?), la comercialización de los barrios que acaba con el pequeño comercio (las únicas tiendas que aguantan frente a las grandes franquicias son precisamente aquellas cuyos dueños tienen el local en propiedad, generalmente desde 1991 o antes), o la falta de movilidad (la gente se queda a vivir donde tiene la hipoteca). Si alguien se animara a escribir la Gran Novela Social de nuestra época, tendría que ser como La Colmena de Camilo José Cela, presentando a cientos de personajes, pero desde la situación inmobiliaria de cada uno, y cómo afecta y condiciona a sus decisiones vitales.Una sociedad feudal es un sistema que acaba colocando en cabeza a personas cuyo único mérito es haber nacido en la familia correcta, y donde la principal virtud para mantener el puesto en la pirámide no es el trabajo o la competencia, sino la lealtad a los superiores. Es una sociedad centrada en el mantenimiento del status quo, que desincentiva las innovaciones, y que es cada vez más incapaz de reaccionar a los cambios. Quienes defienden que los sacrosantos derechos de propiedad nos impiden intervenir en el mercado inmobiliario deberían preguntarse si esa es la sociedad que quieren para el futuro. Y, tal vez, si no estamos viviendo ya en ella. https://valenciaplaza.com/feudalismo-inmobiliarioBrutal...