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The retirees heading back to workIn need of additional income and wanting to socialise, older people are looking for jobs again — and employers are happy to offer them flexibilityNeil retired in September. Age 70 and from Norfolk, he was deputy manager of a motor factor business, supplying car parts and accessories to garages. After working since he was 17, and deferring retirement for six years, he had decided it was finally time.But barely a month had passed before Neil (who does not wish to share his last name) realised the sums did not add up. The state pension would not cover the cost of rent, energy bills, groceries and other outgoings. Before long, he was back looking for a job.Alongside his money worries, he also missed being around people. “There are serious financial concerns of course, but I mostly miss the social aspect of work. I used to work for a happy team of people with a lot of banter,” he says. Now he’s looking for a part-time job in sales, something he says he is really good at. “Exceptional customer service” is what he has always been about.(...) Recent analysis shows that workers aged 50-64 have been leaving the UK workforce because they are choosing to retire early. But according to the Office for National Statistics, the number of people over 65 in work or looking for work hit close to 1.5mn over the summer — their highest level on record — before falling slightly of late. The total number for those over 50 is now close to 10.5mn in line with pre-pandemic levels.Many more over-65s are re-entering the workforce and a growing number — anecdotally — are looking for new opportunities.Stuart Lewis, chief executive at Rest Less, a digital community and advocacy group for older people, says the official labour market data appears to be showing signs of a return to a long-term trend of more economically active older people. (...)
Cita de: sudden and sharp en Noviembre 05, 2022, 13:01:20 pmAquí no dice nada concreto... pero en otras ha hablado de SMI "a la carta". A ver si nos enteramos de qué va eso.¿Una España a varias velocidades? Yo nunca he entendido la funcionalidad del mismo SMI para toda España. Por ejemplo, ¿es normal el mismo SMI en Albacete, en Madrid, en Valencia, en Málaga o en Lugo? Con mil euros puedo malvivir en Albacete pero en Madrid no tendría ni para empezar. Es una declaración de intenciones de que "el café para todos" ya no va a ser posible.
Aquí no dice nada concreto... pero en otras ha hablado de SMI "a la carta". A ver si nos enteramos de qué va eso.
Buscador | Estos son los ingresos necesarios para cubrir las necesidades básicas dependiendo de tu comunidad y tu familiaUn estudio de Cáritas señala que seis millones de hogares en España no ingresan lo suficiente para costear vivienda, energía, educación y alimentos. Una de ellas es la de Paz: “Cobro 550 euros de pensión y pago 450 de alquiler”Emilio Sánchez Hidalgo | Madrid - 04 NOV 2022 CETCola de personas esperando para recibir ayuda alimenticia, en Madrid en septiembre.INMA FLORES (EL PAIS)Paz (54 años, Granada) se encuentra en una situación económica “terrible”, dice apenada a este periódico. “Para mí no es complicado llegar a fin de mes, es imposible. Cobro 550 euros de pensión de viudedad y el alquiler me cuesta 450. Con la luz y el agua ya me quedo sin dinero”, explica. Trabajó durante años como limpiadora y cuidando a personas mayores, pero ahora tiene “los huesos machacados”, así que no puede hacer esos movimientos. La inflación ha empeorado su día a día: “Antes también tenía la pensión de mi madre, pero falleció. Todo ha subido tanto que no como fruta ni verdura. Es que ya me cuesta pagar hasta el pollo. Voy a casa de mi hermana a por leche o a la de mi hermano a por patatas”. También recibe alimentos en la parroquia de San Agustín de Granada, a la que está “agradecidísima”. Forma parte de la red de Cáritas, que el jueves presentó un informe que radiografía la severidad de la pobreza en España. Una de sus principales conclusiones es que el 31,5% de las familias tienen ingresos “muy por debajo” de los que necesitarían para vivir en condiciones de vida dignas. Además, elabora una categorización de los ingresos necesarios, dependiendo de la comunidad autónoma y las características de la familia, para cubrir las necesidades básicas.“El futuro me da mucho miedo”, finaliza Paz. A ese temor hizo referencia en rueda de prensa Thomas Ulbrich, miembro del equipo técnico de la Fundación Foessa (asociada a Cáritas), que firma el estudio: “Hay mucho miedo a gastar por la incertidumbre del mañana”.Lo más novedoso del análisis El coste de la vida y estrategias familiares para abordarlo es que propone una metodología alternativa para cuantificar la vulnerabilidad. En vez de medirla mediante los parámetros clásicos, a través de la tasa de riesgo de pobreza y exclusión social (tasa AROPE, en un 25,3% según el último dato del Instituto Nacional de Estadística, de 2019) y la tasa de riesgo de pobreza relativa (un 20,7%), propone el Presupuesto de Referencia para unas Condiciones de Vida Dignas (PRCVD), ya en uso en algunos países sudamericanos y europeos. “Los indicadores tradicionales no permiten definir con precisión a partir de qué nivel de ingresos podemos considerar que las personas no tienen los recursos necesarios para lograr un estilo de vida adecuado”, indica el informe. El PRCVD, comentó Ulbrich, sí responde a esta pregunta, cruzando ocho variables: alimentación, vestido y calzado, vivienda, transporte, educación, salud, ocio y cultura y relaciones y vida social. Esta medición advierte un mayor volumen de vulnerabilidad (casi un tercio de las familias) que los indicadores oficiales.Según los cálculos de la asociación católica, una pareja con dos hijos menores necesita al menos 2.208 euros al mes si paga alquiler o vive hipotecada. Este dato es la media nacional, pero hay mucha diferencia entre comunidades. “El precio del alquiler influye muchísimo en la capacidad para llegar a fin de mes. Es más difícil en las comunidades con precios más altos”, explicó Ulbrich. Tomando como referencia los hogares unipersonales, la Comunidad de Madrid y Euskadi son los territorios que exigen más ganancias para vivir dignamente sin una vivienda en propiedad: 1.258 euros. Extremadura está en el otro lado de la balanza, con 972 euros. Las diferencias entre territorios se diluyen si no hay que gastar en vivienda. “En ese caso son menos perceptibles”, añadió Ulbrich.En la siguiente tabla puede consultar el nivel de ingresos mínimos que indican vulnerabilidad dependiendo de la autonomía.https://datawrapper.dwcdn.net/5PCOO/2/Con estos parámetros, Cáritas calcula que seis millones de familias se encuentran en situación de vulnerabilidad. Esta estimación está basada en un trabajo de campo desarrollado entre finales de 2020 y principios de 2021, así que no recoge el impacto de la inflación y la cifra podría ser aún mayor en la actualidad. “Ahora que parece que las economías se recuperaban de la pandemia, vemos que llega una nueva crisis de tipo inflacionario que está trayendo precariedad para muchas familias. Todos nos vemos afectados, pero vemos que tiene consecuencias más graves para los más vulnerables”, comenta Natalia Peiró, secretaria general de Cáritas. Más allá de la población pobre, el estudio señala que un 23,7% de las familias (unos cuatro millones de hogares) cobra lo justo para cubrir sus necesidades básicas y un 44,8% (ocho millones de familias) las afronta sin problemas.La percepción de las familias es más pesimista: casi un 50% asegura que asume los gastos mensuales con dificultad. En el peor escenario, de mucha dificultad, dice encontrarse el 15% del total de encuestados (2.500 personas). “Los precios están por encima de un nivel óptimo. La población está sometida a dedicar cada vez más recursos para atender sus necesidades vitales”, añadió Peiró. La inflación marcó en octubre el 7,3%. Y esta crisis alcanza a las familias después de una crisis sanitaria que ha golpeado severamente a muchas familias. Por ello, el 36,4% de los entrevistados declara que su situación económica es peor ahora que antes de la pandemia.https://datawrapper.dwcdn.net/VACgn/1/Para afrontar este panorama, las renuncias más comunes de las familias vulnerables se dan en alimentación, ropa y calzado (75,9%), la contracción del ahorro (73,6%) y los suministros de la vivienda (73,5%). “Antes de la crisis de la inflación, los hogares con ingresos inferiores a 1.500 euros mensuales destinaban 61 euros de cada 100 a vivienda, alimentación y transportes, al terminar el año estarán dedicando 80″, dijo Peiró.Las familias con graves dificultades para satisfacer sus necesidades básicas se encuentran especialmente, según el análisis de Cáritas, entre los hogares que viven en alquiler, con presencia de niños en el hogar, personas con discapacidad o situación de dependencia, la existencia de deudas, la ausencia de ingresos estables y el desempleo de alguno o todos los miembros activos del hogar. “Es crucial, además, considerar la brecha de género y el conjunto de dificultades añadidas que soportan los hogares encabezados por una sola persona adulta y con la responsabilidad exclusiva de los niños y niñas. Además de darse mayores dificultades cuando se dan algunas de estas circunstancias concretas, si se combinan algunas de ellas, aumenta aún más la intensidad de las dificultades”, añade el estudio.Soluciones‾‾‾‾‾‾‾‾‾‾Ante esta situación, Cáritas reclama varias medidas a los poderes públicos:“Un sistema de garantía de ingresos mínimos desde los criterios de suficiencia para garantizar un nivel adecuado de modo que la alimentación, el vestido y otros elementos básicos tengan una cobertura asegurada, en condiciones de dignidad y de libertad de elección. Este sistema debe reunir las condiciones mínimas de cobertura alcanzando a toda la población en situación de pobreza extrema sin excepciones, de accesibilidad y de no condicionalidad”. Es este sentido, Peiró ha reclamado que el Ingreso Mínimo Vital llegue a más familias (actualmente alcanza a medio millón de hogares).“Garantizar un parque suficiente de vivienda social en alquiler y de viviendas de emergencia”.“Garantizar el acceso a la vivienda como parte de las necesidades básicas y, por tanto, condición para un nivel de vida adecuado”.“Garantizar la gratuidad real de la educación obligatoria en todos sus elementos (material, comedor, actividades extraescolares…) y la existencia de becas suficientes para la educación no obligatoria de modo que nadie quede discriminado por insuficiencia de rentas, incluyendo además a los jóvenes migrantes en situación irregular”.“Considerar la relevancia del derecho al agua y la energía y el acceso a Internet como un elemento imprescindible para la igualdad de oportunidades.“Asegurar los tratamientos médicos necesarios, los accesorios sociosanitarios y los cuidados imprescindibles que garanticen el derecho a la salud física y mental”.“Reforzar las inspecciones que eviten la explotación laboral de personas aprovechando su situación de precariedad y vulnerabilidad”.“Proteger a las personas y familias que, por su origen migrante, su situación de dependencia o discapacidad, su composición familiar, su género, o cualquier otra cuestión, están en una situación de desventaja”.
‘Degrowth’ — Marxism is back for the modern ageA Japanese philosophy professor has scored an unlikely hit with a book denouncing unbridled consumptionJudged solely by the bestseller stands of the biggest bookshop in Tokyo’s financial district, the streets of late 2022 Japan should now be licked by revolutionary flames.On one set of shelves are the titles that worship business, deify its pantheon of global leaders and promise readers supremacy with seven keys to success. Where these volumes identify crises — underfunded pensions, demographic collapse, climate implosion — they do so with the fearless faith that capitalism will present a solution.But from across the aisle comes the newly remastered snarl of Karl Marx — insistent from beyond the grave that the brakes must be slammed on the world’s economic propulsion units, this update is attractively packaged for the mass consumption of despondent modern Japan and presented as the original visionary of the philosophy of “degrowth”.The new wave of Japanese books eyeing global malaise through a Marxist prism includes a manga (comic) explainer of Das Kapital which depicts worker exploitation in a charming mountain campsite and is aimed at broadening the potential salaryman audience of degrowth converts.Foremost in Japan’s recent mainstreaming of Marx has been Kohei Saito, a thoroughly engaging philosopher who, from a book-lined study at the University of Tokyo, argues that degrowth is the only way to save society from a crisis of inequality and impending environmental doom. Growth did not make us happy. Frustration is rife. Reusable coffee flasks will not save us, he contends, sipping from one.Whether the Japanese public actually agrees with the thesis or not — and there is no reason to equate vast readership with widespread conviction — a great many are certainly curious about Saito’s framing of the issue. And that itself is intriguing in light of one of Japan’s less discussed generational divisions: the split between anyone older than about 50 and those under 35 — the latter being, arguably, the rich world’s first degrowthed cohort.Saito’s Capital in the Anthropocene, published in late 2020 and overlaying Marx’s writings on the natural world with a call to arms on sustainability and climate change, was not an especially likely hit. But the pandemic, says Saito, created a natural sympathy for the idea of degrowth, and shook Japan out of the conviction that huge, overnight alterations to ordinary life were out of the question. To even its author’s surprise, the book and its prescription for systemic upheaval has sold more than half a million copies, and is due to be published in English and other languages next year. His follow-up, Before the Great Flood: Marx and planetary metabolism, was published last month and, according to sales staff at Maruzen, is doing a roaring trade.Though Saito couches his argument in academic tones, elements of his degrowth philosophy overlap with those of the noisiest climate activists outside Japan. A big part of Saito’s mission is simply to provoke a Japanese conversation on the climate emergency where, at the moment, he sees next to none.He is brutal on Japan’s historical tendency to pack the economy with “bullshit jobs” that consume the country’s increasingly precious labour force to no useful end. Meat, SUVs and sports cars should be far more heavily taxed to offset the damage they do, he says. He also believes that, because it works so well at promoting endless unnecessary consumption, advertising should be heavily restricted — in particular the kind of giant LCD screens that loom over Tokyo, draining power Japan can ill-afford to waste. “We could eliminate advertising from society and nobody would suffer at all except the advertising industry,” he says.But the most commercially significant aspect of Saito’s new strain of Marxism, he admits, may well be that it is being articulated by a 35-year-old. Saito was born in the late 1980s, during the inflation of one of history’s biggest financial bubbles, and he entered primary school just as Japan was beginning its three decades of economic stagnation.Japan has been in deflation for most of his adult life, wages across the country have not risen and interest rates have been zero. He may see Japan still as a sprawling consumption-scape of destructive, growth-obsessed capitalism, but his is one of two generations who have reached adulthood without experiencing growth as their predecessors knew it.These are the Japanese, he suspects, who are reading his books and perhaps wondering whether the kind of full-blooded systemic shift he sets out might not actually be so far out of the question. The streets of Japan are not, of course, aflame. But some may have already quietly embraced the degrowth philosophy.
NZ’s Ardern Unveils Childcare Subsidy in Cost-of-Living Relief(...)The announcement comes as Ardern’s Labour Party faces the prospect of a by-election in coming months after rebel member of parliament Gaurav Sharma announced he is resigning. A by-election will be a test of Labour’s support ahead of the next general election, expected to be held in late 2023. “Front and center right now, we have the extraordinary challenges of a cost-of-living crisis, global in origin but affecting many Kiwis,” Ardern said . “Right now, the load for families across New Zealand is a heavy one, and while there are many pressures, we know childcare is the biggest in-work expense for families.”The policy means a family with two parents both working 40 hours per week on NZ$26 per hour with two children under five will now become eligible for NZ$252 per week from April 2023.Ardern said New Zealand women cannot afford to work if they want to because of childcare costs and they are forgoing NZ$116 million or more in wages every year. “This barrier to work exacerbates a workforce shortage, but more than that, it removes the ability for many New Zealand families to choose what’s best for them,” she added.
La productividad está a niveles más bajos que nunca (en EEUU), pero no es por el teletrabajo como creen Elon Musk o Satya Nadella https://www.genbeta.com/a-fondo/productividad-esta-a-niveles-bajos-que-nunca-no-teletrabajo-como-creen-elon-musk-satya-nadellaUn estudio publicado esta semana afirma que se ha registrado un aumento del 2,7% de las horas trabajadas en el último trimestre, mientras que la productividad se desplomó un 4,1%. Esto se traduce a la mayor caída de la productividad jamás registrada en la historia de Estados Unidos, según la Oficina de Estadísticas Laborales, que hace estos estudios desde 1947.Y, aunque empresarios como Satya Nadella, CEO de Microsoft, o Elon Musk, CEO de Tesla y recién autonombrado con este cargo en Twitter tras su compra, hablen de que el teletrabajo afecta a la productividad, no tiene nada que ver con esto, según los estudios al respecto... o no son la causa, aunque sí que pueden ser parte del proceso.Ya hemos visto que el teletrabajo ha traído la llamada paranoia de la productividad. La falta de comunicación entre equipos que colaboran de forma virtual era uno de los principales problemas al respecto. Trabajadores desmotivadosLa fundadora de Career/Life Alliance Services, Kathy Kacher, ha explicado a New York Post, respecto a esto, que sin la visibilidad de tener gente dentro de la oficina, los directivos y líderes se preguntan que "qué están haciendo realmente y la incertidumbre se apodera de ellos".Por otro lado,ya hemos visto que cada vez más se está estudiando el fenómeno del quite quitting o despido silencioso y el de la Gran Renuncia, que también crece en España. Por un lado, una reciente encuesta de Gallup reveló que el 79% de la población activa de Estados Unidos se dedica a la práctica activa de reducir el ritmo de trabajo, o "quiet quitting", de una forma u otra. Y el problema parece ser la insatisfacción que los trabajadores tienen hacia sus empresas: largos ritmos de trabajo, altos niveles de estrés, condiciones que en nada les beneficia o no tiene en cuenta las necesidades del empleado. Todo esto, para los empresarios o coordinadores supone un problema añadido: ya tienen que adaptarse al nuevo mundo de trabajo híbrido o a distancia, enfrentarse a una escasez de candidaturas de gente realmente experta y ahora también [esta desmotivación que lleva]( La gente está dejando los empleos que consiguió en pandemia: el teletrabajo nos desvincula de la empresa) al al abandono silencioso. La pandemia ha cambiado la mentalidadSteve Pemberton, director de recursos humanos de Workhuman, afirma que lo que está ocurriendo rpone al descubierto problemas más importantes que las empresas aún no han abordado a raíz del COVID. "Los trabajadores quieren que las relaciones entre empleadores y empleados cambien".Con esto quiere decir que mucha gente busca poder tener flexibilidad a la hora de elegir donde pueden trabajar, quieren formas de trabajo híbridas, quieren una mejor comprensión de lo que significa ser padre o madre para poder conciliar la vida profesional y la laboral... Una consecuencia que puede traer el trabajo en remoto y que lleva a esta desmotivación, es la falta de conexión real entre jefes y trabajadores lo que puede llevar a una falta de empatía. Muchas personas sienten que los jefes miran a otro lado y están desconectados de sus problemas. Muchos jefes han evitado preguntarles a los empleados sobre su vida doméstica, su día a día. Tiene sentido: durante mucho tiempo han sido capacitados para "ser profesionales" y mantener las emociones fuera del lugar de trabajo.Es decir, que seguir el ejemplo del magnate Elon Musk, que tan solo unos días después de llegar a Twitter ha despedido a la mitad de la plantilla de la plataforma de una forma totalmente fría (por mail e incluso muchos han visto que el acceso a su correo está bloqueado antes de recibir esta notificación) no parece ser el camino a seguir si las empresas buscan a trabajadores motivados que quieran comprometerse con sus tareas.
Uds considerarán si la noticia tiene interésCitarLa productividad está a niveles más bajos que nunca (en EEUU), pero no es por el teletrabajo como creen Elon Musk o Satya Nadella https://www.genbeta.com/a-fondo/productividad-esta-a-niveles-bajos-que-nunca-no-teletrabajo-como-creen-elon-musk-satya-nadellaUn estudio publicado esta semana afirma que se ha registrado un aumento del 2,7% de las horas trabajadas en el último trimestre, mientras que la productividad se desplomó un 4,1%. Esto se traduce a la mayor caída de la productividad jamás registrada en la historia de Estados Unidos, según la Oficina de Estadísticas Laborales, que hace estos estudios desde 1947.Y, aunque empresarios como Satya Nadella, CEO de Microsoft, o Elon Musk, CEO de Tesla y recién autonombrado con este cargo en Twitter tras su compra, hablen de que el teletrabajo afecta a la productividad, no tiene nada que ver con esto, según los estudios al respecto... o no son la causa, aunque sí que pueden ser parte del proceso.Ya hemos visto que el teletrabajo ha traído la llamada paranoia de la productividad. La falta de comunicación entre equipos que colaboran de forma virtual era uno de los principales problemas al respecto. Trabajadores desmotivadosLa fundadora de Career/Life Alliance Services, Kathy Kacher, ha explicado a New York Post, respecto a esto, que sin la visibilidad de tener gente dentro de la oficina, los directivos y líderes se preguntan que "qué están haciendo realmente y la incertidumbre se apodera de ellos".Por otro lado,ya hemos visto que cada vez más se está estudiando el fenómeno del quite quitting o despido silencioso y el de la Gran Renuncia, que también crece en España. Por un lado, una reciente encuesta de Gallup reveló que el 79% de la población activa de Estados Unidos se dedica a la práctica activa de reducir el ritmo de trabajo, o "quiet quitting", de una forma u otra. Y el problema parece ser la insatisfacción que los trabajadores tienen hacia sus empresas: largos ritmos de trabajo, altos niveles de estrés, condiciones que en nada les beneficia o no tiene en cuenta las necesidades del empleado. Todo esto, para los empresarios o coordinadores supone un problema añadido: ya tienen que adaptarse al nuevo mundo de trabajo híbrido o a distancia, enfrentarse a una escasez de candidaturas de gente realmente experta y ahora también [esta desmotivación que lleva]( La gente está dejando los empleos que consiguió en pandemia: el teletrabajo nos desvincula de la empresa) al al abandono silencioso. La pandemia ha cambiado la mentalidadSteve Pemberton, director de recursos humanos de Workhuman, afirma que lo que está ocurriendo rpone al descubierto problemas más importantes que las empresas aún no han abordado a raíz del COVID. "Los trabajadores quieren que las relaciones entre empleadores y empleados cambien".Con esto quiere decir que mucha gente busca poder tener flexibilidad a la hora de elegir donde pueden trabajar, quieren formas de trabajo híbridas, quieren una mejor comprensión de lo que significa ser padre o madre para poder conciliar la vida profesional y la laboral... Una consecuencia que puede traer el trabajo en remoto y que lleva a esta desmotivación, es la falta de conexión real entre jefes y trabajadores lo que puede llevar a una falta de empatía. Muchas personas sienten que los jefes miran a otro lado y están desconectados de sus problemas. Muchos jefes han evitado preguntarles a los empleados sobre su vida doméstica, su día a día. Tiene sentido: durante mucho tiempo han sido capacitados para "ser profesionales" y mantener las emociones fuera del lugar de trabajo.Es decir, que seguir el ejemplo del magnate Elon Musk, que tan solo unos días después de llegar a Twitter ha despedido a la mitad de la plantilla de la plataforma de una forma totalmente fría (por mail e incluso muchos han visto que el acceso a su correo está bloqueado antes de recibir esta notificación) no parece ser el camino a seguir si las empresas buscan a trabajadores motivados que quieran comprometerse con sus tareas.