[Aviso de retoque del comentario
https://www.transicionestructural.net/index.php?topic=2589.msg215078#msg215078para citar a Goya, porque estamos asistiendo a un aumento insoportable de la irracionalidad en Mierdrid, donde saben positivamente que han matado a la gallina de los huevos de oro y que jamás nada volverá a ser igual. (Gracias, 'ayusers').
Aprovechamos para confirmar nuestra primera impresión sobre las reacciones, todas airadas, contra la LdV. Pero es un
frente común irracional desordenado.
Los ganchos usan dos líneas argumentales, partiendo del denominador común de
una supuesta demanda infinita, infinita no por razones reales (alojamiento), sino financieras (ahorro del pobre):
—
falta oferta (suelo finalista, mala regulación, desestímulos...) y
—
falta efectividad en la demanda (asequibilidad vía salarios, banca, parque público, estímulos...).
Los de que falta oferta lo dicen con la boca pequeña porque su afán es acaparar y racionar, creyendo que así habrá 'seguridad jurídica en los retornos' (qué asco de verborrea gastan, los cínicos).
Pero los de que falta demanda efectiva también lo dicen con la boca pequeña, porque pesa más en ellos la
libertad negativa propia («que yo no tenga nadie que me toque las narices») que la
libertad positiva del prójimo («que tú puedas hacer lo que te dé la gana»).
Este es el enfoque de la libertad que impera en este Mierdrid en cuyas calles campan a sus anchas inmigrantes en situación desesperada (v. gr., marroquíes culturales constituyendo bandas latinas, sic, porque son estas las que mandan).
Los jugadores tienen un frondoso argumentario desarrollado durante las ominosas décadas del timo. Pero todos, y digo todos,
los argumentitos son sofistas y contradictorios entre sí. Ya nos aburre debatir estos asuntos. No merece la pena. Dicen lo que sea. Les enfrentas a su contradicción y te saltan con otro lo que sea. Y muchas veces, violentamente.
TODO ES MENTIRA Y TODOS SABEN QUE LO ES. La verdad es que los trabajadores y los funcionarios-directivos ya no pueden permitirse vivir en un Madrid, por culpa única y exclusivamente de la vivienda.
Ni sobra demanda ni falta oferta ni falta efectividad en la demanda.
«La» oferta y «la» demanda no existen realmente. Existen ofertantes y demandantes, y tantos mercados como inmuebles concretos, todos indivisibles.
Estamos en el
sálvese quien pueda propio del ofertademandismo (Adam Smith, la supuesta benevolencia de la mano invisible de los no-benevolentes, como dicen ellos, «de 1.º de Económicas»). Y todo sálvese quien pueda acaba mal.
NO ES QUE AHORA NO SALGAN LOS NÚMEROS: ¡LOS NÚMEROS NO HAN SALIDO NUNCA! Todo lo que se han hinchado los monstruos ha sido mediante:
— endeudamiento y
— depleción de recursos de la economía productiva;
los dos excesos con los que los alternantes del 'pendant' juegan al pimpón.

Chihiro y Sin Cara
Ahora tienes lo que te mereces:
— inmensos lipomas de cabeza múltiple, que hacen las delicias de los fans de la Dra. Pimple Popper, y
— órganos vitales dañados, cual zombi del fentanilo.
Hablan y hablan, pero TODOS SABEN QUE ESTAMOS ABOCADOS A LA PLANIFICACIÓN CENTRAL CAPITALISTA y que estamos en la última vuelta de las trompetas al otro lado de las murallas de Jericó.
Nosotros, chitón, contemplando cómo se consumen en su propia mierda.
El eco del anuncio de la inminente vigencia de la LdV, hace que hoy sea un día grande, señoras, señores.
He mirado en mi disco duro y he visto que la primera vez que un servidor se tomó en serio una ley de vivienda que embridara el desmadre inmobiliario causado por la 1.ª Alza Explosiva —particularmente en Madrid—, fue en 1996, ¡hace 27 años! Ya había suficiente doctrina del Tribunal Constitucional al respecto. Y yo, entonces, era de los tardíos. Sépase que la LdV tiene una trastienda inmensa, una reflexión que jamás ha tenido ninguna ley española. Leer el preámbulo incluso es emocionante.
Entonces pensábamos que la alternancia del 'pendant' resolvería la cuestión. Impondría cierta racionalidad y recato, coincidiendo con la puesta en circulación del euro. Promulgaría la LdV, tomando cierto control.
La sorpresa fue mayúscula cuando comprobamos al poco tiempo que el alternante era anarquista y aún peor pisitófilo y creditófago. No dudó en devorar las Cajas de Ahorros, con horror en Cibeles. Y, desde luego, normalizó la corrupción de base inmobiliaria, tanto que suscitó la lógica reacción judicial específica a la contra, como constará para siempre en la Dirección General de la Policía y en la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Nunca olviden, por ejemplo, el 'tamayazo' madrileño, y aquel
algún millón, alguno más de dos y menos de cinco, que supimos después; o el tiro que se dio Blesa, un pisitos, con quien un servidor pudo charlar largo y tendido.
Lo de ahora es un juego de niños, comparado con los años de plomo que hemos vivido, temiendo de verdad por nuestros bancos. Hoy solo queda el residuo de aquella mierda y la peste a mercaptano.]