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No es país para propietarios: España lo apuesta todo al alquiler social y deja las VPO en propiedad en peligro de extinciónInma Benedito | 5 jun. 2023En 2023, ya no se trata de que comprar un piso sea complicado, es que ni siquiera el alquiler es una opción para muchos. La estrategia para dar respuesta al drama habitacional ha dado un giro de 180 grados.El ambicioso objetivo de que la bolsa de alquiler social sea el 20% del parque de vivienda implicaría apostarlo todo al alquiler, lo que difícilmente dejaría hueco para la VPO en propiedad.GettyHubo un tiempo en que el 90% de los hogares que accedían a una primera vivienda en España lo hacían gracias a una Vivienda de Protección Oficial (VPO). Hoy, la vivienda es un bien de primera necesidad que cada vez menos hogares pueden permitirse, y los pisos protegidos están en peligro de extinción. El encarecimiento continuado de la vivienda en contraste con los salarios, la falta de políticas activas de vivienda y el desmantelamiento del parque público han estallado en un auténtico drama habitacional: en 2023, ya no se trata de que comprar un piso sea complicado, es que ni siquiera el alquiler es una opción para muchos.En España hay 1,3 millones de hogares que tienen que destinar más del 40% de sus ingresos a pagar el alquiler, a los que se suman 400.000 solicitantes de vivienda protegida, 1,6 millones afectados por lanzamientos o ejecuciones, 648.300 hogares sin ningún ingreso, más de 20.000 personas sin hogar, y 2,2 millones de jóvenes de entre 25 y 34 años que viven con sus padres, según el informe de la Fundación Alternativas.Con este panorama, la estrategia del Estado para dar respuesta al drama habitacional ha dado un giro de 180 grados: en 2023, España da carpetazo a las VPO en propiedad; la nueva apuesta se llama alquiler social.Durante años, el Estado lo apostó todo a la vivienda pública, pero a través de ayudas a la promoción y a la compra, dejando el alquiler en un segundo plano. "La acción pública en este campo se ha centrado en el fomento del acceso a la propiedad a través de la vivienda protegida", apunta un informe de la Fundación Alternativas firmado por Carme Trilla Bellart y Jordi Bosch.Entre 1952 y 2016 se construyeron más de 6,8 millones de pisos protegidos de alguna modalidad, según datos del Colegio de Arquitectos y el Ministerio de Fomento. La mayoría fueron VPO de compraventa, lo que explica que España siempre haya sido un país de propietarios, con un mercado del alquiler más bien raquítico."En España jamás ha estado sobre la mesa hacer un parque de vivienda social. En su lugar, se ha apostado por la propiedad de la vivienda. El alquiler se consideraba una opción temporal cuando la gente era joven", explica Gonzalo Bernardos, profesor Titular de Economía y director del Máster Inmobiliario de la Universidad de Barcelona.Mientras los países del centro y norte de Europa afrontaban la escasez de vivienda construyendo grandes parques públicos de pisos en alquiler, España optó por promover la vivienda en propiedad. Pero esa apuesta por la propiedad tenía una parte negativa, y es que las VPO tenían fecha de caducidad."En muchas comunidades, a los 10, 20 o 30 años, era posible descalificar la vivienda y venderla en el mercado libre. Esto es un despropósito absoluto. Supone tirar por la borda el enorme esfuerzo que hicieron los españoles invirtiendo recursos públicos para tener viviendas a precio asequible", lamenta arquitecto y urbanista, ex director general de urbanismo de la Generalitat Valenciana y corredactor de diversas leyes urbanísticas autonómicas y de la Ley de suelo estatal.Hoy, de la postal de un país volcado en la vivienda protegida solo quedan las ruinas. España goza del mayor parque de viviendas per cápita de toda la Unión Europea , pero de una proporción ridícula de VPO en propiedad y de alquiler social, consecuencia del gran desmantelamiento de vivienda pública que hubo durante la crisis, y de una política de vivienda inexistente.Mientras que el precio de los pisos no ha dejado de subir en los últimos 9 años, llegando a superar máximos de la burbuja inmobiliaria en algunas ciudades, el parque público de vivienda no ha dejado de menguar. En otras palabras, la red del Estado, que debería servir para sostener a millones de personas y garantizar un derecho constitucional, está desgarrada."El abandono absoluto de la política de vivienda a partir del año 2011 ha conducido a unos resultados inéditos en nuestro país que consisten en que la protección oficial ha dejado de ser un amortiguador de la crisis", avisa el informe de la Fundación Alternativas.En 2013, coincidiendo con los peores años de la crisis, el Gobierno apostó por primera vez por el alquiler social. "Con este nuevo enfoque, el gobierno de España suprimió las desgravaciones y las ayudas a la compra de vivienda protegida", señala el informe de la Fundación Alternativas.Pero la apuesta fue tan tímida que la bolsa de alquiler social apenas aumentó de tamaño, mientras que la de pisos protegidos en propiedad sí que iba mermando. "En los últimos años se veía un interés, pero no se han creado las condiciones para que esa apuesta sea real", lamenta Beatriz Toribio, directora general de Masteos y experta inmobiliaria.Giro en la política de vivienda: todos los ladrillos para alquiler socialEn las últimas semanas, el Gobierno ha puesto todos los ladrillos sobre la mesa, con una movilización histórica de suelo y activos de la administración para mejorar el acceso a la vivienda, amén de miles de millones de euros en ayudas y bonificaciones a la rehabilitación para sacar más oferta al mercado.Pero durante los próximos años, la mayoría de los recursos públicos destinados a vivienda estarán dirigidos a la creación de un parque público de alquiler. Ahora mismo, la bolsa de pisos públicos en alquiler apenas llega al 2,5% del parque residencial. El objetivo del Gobierno es aumentar su peso hasta alcanzar el 20% del parque residencial en España en 20 años. "Para producir toda esa vivienda, necesitaríamos producir 300.000 viviendas sociales y asequibles al año, cuando ahora mismo estamos promoviendo 150.000 como mucho a precio libre", señala Toribio.Teniendo en cuenta que, ahora mismo, se producen menos de 10.000 viviendas sociales al año, entre alquiler social, protegidas de compraventa y otras modalidades; alcanzar el objetivo del 20% "es difícil de imaginar", pronostica un informe publicado por EsadeEcPol, ya que exigiría que cada año de aquí a 2043 España sumara tantas viviendas al parque social como las que existen a día de hoy.Un esfuerzo así implicaría apostarlo todo por el alquiler social, lo que difícilmente dejaría hueco para la vivienda protegida en propiedad, que pasaría a un segundo plano. Si España fue un país de propietarios, parece que ahora no hay más remedio que conducirla hasta un territorio de inquilinos."Una parte de las viviendas sociales que se hagan también podrá ser protegida en propiedad, pero la apuesta clara es por el alquiler social", apunta Roger.La idea es responder al drama que se nos viene encima. En los próximos 5 años en España se formarán 217.000 nuevos hogares . El problema es que cada año se construye la mitad. Si el acceso a la vivienda ya es complicado, en unos años puede ser un auténtico problema de Estado."Muchas veces, cuando se habla de vivienda pública, tienden a confundirse términos. Pero no es lo mismo. Una cosa es el parque de vivienda protegida en propiedad, y otra el parque público de vivienda social de alquiler a colectivos más desfavorecidos. Tenemos carencia de ambos", aclaran fuentes jurídicas de un importante despacho de abogados.No es casualidad que España esté dejando de ser un país de propietarios. Si en 2010, el 80% de los hogares residía en una vivienda en propiedad, en 2020 había caído al 75%, según datos de Eurostat, y emanciparse se ha convertido en una utopía para colectivos como los jóvenes."La demanda potencial de vivienda social es actualmente de 1,5 millones de hogares y, de acuerdo con las proyecciones de hogares, puede ascender hasta los 2,65 millones de hogares en 2030", señala el informe de Fundación Alternativas.Y la situación solo puede empeorar, añade el informe. De mantenerse las mismas condiciones, costes e ingresos del mercado residencial, de los entre 5,7 y 6 millones de nuevos hogares previstos, "estimamos que entre 2,3 millones y 3,6 millones necesitarán alguna forma de ayuda pública, ya sea en forma de vivienda social, ayudas al pago del alquiler, o vivienda protegida de compraventa".
El Canal de Panamá, al borde del colapso: la sequía pone en jaque el comercio mundial y los precios del gas y el crudoEl cambio climático sube las temperaturas, reduce el caudal de agua del lago Gatún y, por tanto, la profundidad a la que pueden cruzar los grandes barcos.Laura Ojea | 4 junio, 2023Metanero, buque que transporta GNL (gas natural licuado), en el Canal de Panamá. InvertiaEl cambio climático está amenazando la ruta por la que cruzan miles de barcos en el Canal de Panamá, entre ellos los buques metaneros y petroleros. Cada vez que se abren las esclusas del canal se mueven millones de litros de agua dulce. Pero se está observando una disminución en las precipitaciones de América Central. Lo que significa menos agua para el canal y que los grandes barcos están teniendo cada vez más dificultades para pasar.El transporte de contenedores está sumido en el pesimismo, el de crudo y productos derivados del petróleo decepcionado y los metaneros (GNL, gas natural licuado) están de capa caída.Sin embargo, el transporte de gas licuado de petróleo (GLP) está resistiendo la tendencia bajista porque sus grandes buques nunca han cruzado los dos océanos por esa ruta, según publica en varios medios BW LPG, la empresa que posee la flota más grande del mundo de buques gaseros.Aún así, la mayoría de las exportaciones del Golfo de EEUU transita por el Canal de Panamá y el 6% del comercio marítimo mundial, con lo que podría haber una presión alcista de los precios energéticos si se agrava aún más la situación con la llegada del verano septentrional.Ya se están produciendo las primeras consecuencias para el comercio mundial, aunque todavía no son realmente críticas para las cadenas de suministro. No se espera que sea tan grave como en 2021, cuando el portacontenedores Ever Given se atascó y bloqueó el Canal de Suez.China, recesión y OPEP+Por el momento, los futuros del crudo están en una banda baja si se compara con meses anteriores. El viernes cerró el WTI a 71,50 dólares por barril y el Brent en torno a los 75,65 dólares y se espera que registren una caída superior al 3% durante la semana.Hay otros factores que están desestabilizando los mercados energéticos internacionales. Por un lado, la preocupación por la demanda y las perspectivas inciertas sobre la política de producción de la OPEP+ han generado un peso en el mercado. Los inversores están divididos sobre si el grupo tomará medidas adicionales para recortar la producción o sus principales responsables darán señales contradictorias, según analiza Sergio Ávila, market analyst de IG España.La reunión de la OPEP+ de este fin de semana será crucial para determinar la dirección del mercado. El ministro de Energía de Arabia Saudí ha advertido a los especuladores que tengan cautela, mientras que el vice primer ministro ruso ha expresado que no se esperan nuevas medidas. Estas posturas divergentes han generado incertidumbre entre los inversores.Por otro lado, las pesimistas perspectivas económicas de China han impactado en los precios de las materias primas, incluyendo el petróleo. Los datos mixtos del PMI (Purchasing Manager Index) de mayo, publicados por el segundo mayor consumidor de petróleo del mundo, han ejercido presión sobre los precios, continúa el experto Sergio Ávila.Y, por último, la Agencia Internacional de la Energía ha advertido de que los inventarios de crudo de Estados Unidos aumentaron en 4,5 millones de barriles la semana pasada, desafiando las expectativas de una disminución de 1,4 millones de barriles. Esta noticia ha agravado las preocupaciones sobre el exceso de oferta en el mercado petrolero.Por eso, se espera que la OPEP y sus aliados decidan no implementar nuevos recortes en la producción de petróleo en la reunión del domingo. La decisión de la OPEP+ tiene un impacto significativo en los precios del petróleo, ya que representan alrededor del 40% del suministro mundial.En resumen, el mercado del petróleo se enfrenta a una gran incertidumbre debido a las perspectivas económicas, las señales contradictorias de los líderes de la OPEP+ y los datos mixtos sobre la demanda.El comercio internacionalEl Canal de Panamá conecta el Océano Atlántico con el Pacífico. Su creación fue una gran ayuda para el transporte marítimo mundial. Antes de que se completara el canal, un barco tenía que viajar por el extremo sur de América del Sur, una ruta mucho más larga y peligrosa.El mar que rodea al tormentoso Cabo de Hornos fue durante siglos un verdadero cementerio de barcos. Allí murieron miles de marineros y se perdieron innumerables navíos. Pero el paso por el Canal de Panamá acortó el viaje en más de 13.000 kilómetros, ahorrando dinero y tiempo.Ahora, la Autoridad del Canal de Panamá pronostica un nivel de agua de 23,86 metros para el 31 de julio, superando el mínimo histórico anterior de 23,87 metros alcanzado en mayo de 2016 y muy por debajo de la media de los últimos cinco años, que fue de 25,87 metros.Para empeorar las cosas, se está formando un nuevo fenómeno El Niño en el Océano Pacífico occidental y se espera que altere los patrones climáticos normales para finales de este año. Si bien esto puede causar fuertes lluvias en algunas regiones, en Panamá generalmente significa sequía severa y temperaturas más altas de lo normal.La Autoridad del Canal ha reducido los niveles de calado desde febrero. Para cumplir con los límites, los barcos grandes deben aligerar sus cargas tomando menos contenedores en total o dividiendo la misma cantidad de carga entre más contenedores. De cualquier manera, el resultado son precios más altos para las mercancías que se mueven a través del canal. Y esto se trasladará, sin lugar a dudas, a los precios finales de los productos.