FICHA || EL PENTÁGONO IRREGULAR DEL POPULARCAPITALISMO DE LOS 1980.—El poder cortical operativo de la manada concon (contestatario conservadora) no lo ostentan capitalistas dueños de empresas, sino sus
trabajadores-directivos.
La ideología de los trabajadores-directivos es una modalidad del falsoliberalismo (libertad negativa, desigualdad natural e indiferencia mutua) con dos pilares específicos suyos:
1.º Caudillismo.
2.º Victimismo exculpatorio.
Se trata de una vulnerabilidad anticapitalista de máximo nivel, junto con las
cuatro precariedades: laboral, residencial, bursátil y crediticia.
Las cinco vulnerabilidades están interrelacionadas. Conforman un pentágono de lados desiguales:
¿Cómo romper este pentágono?
Las cinco cosas son anticapitalistas. Estamos ante una
simbiosis parasitaria.
Pero hay un gran talón de Aquiles: la dirección popularcapitalista de empresa se ejecuta obscenamente en los mismísimos cuarteles generales del Capital.
El caudillismo determina que la manada se asemeje a una chirigota, con cada uno canturreando y gesticulando a su manera. Todos son caudillitos, pero cada uno tiene un motivo especial para sentirse desgraciado, como pasa en toda familia infeliz, según dijo Tolstói en las primeras frases de Ana Karénina.
Por su parte, el victimismo exculpatorio llueve sobre el mojado de la larga tradición anarquista y marxista de crítica al 'statu quo'.
En principio, el punto más débil del pentágono irregular es que
todo trabajador-directivo tiene algo que le desdora, además de que su verdadera esencia es anarcoide-marxistoide, solo que vuelta del revés, reidealizada.
Se trata de una lucha cuerpo a cuerpo. Y quien da primero da dos veces.
Se acabó ceder. La resiliencia (el aguante), para ellos. Nosotros, la resistencia.
En el ataque cuerpo a cuerpo hay que tener cuidado con el principio de mínimo esfuerzo del
Judo, según el cual el oponente tratará de utilizar nuestra fuerza y movimiento en su favor.