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El empresario salmantino que tiene un centenar de apartamentos turísticos en A Mariña los pondrá todos a la ventaRubén Zaballos quiere desprenderse de las viviendas antes del verano y dedicarse a otro tipo de inversiones: «Prefiero anticiparme a las restricciones que parece que vienen»
Pero como ya escribió Isaiah Berlin en 1953, el determinismo es “una de las grandes coartadas esgrimidas por quienes no desean afrontar la realidad de la responsabilidad individual, la existencia de un ámbito limitado, pero real, de libertad humana”. No nos dejemos engañar. La historia, a diferencia de la física cuántica, no está predeterminada por leyes inevitables o fuerzas impersonales, que a menudo se quiere encarnar en nuevos césares, siempre hombres, nunca mujeres. No se trata de elegir entre el mundo como es o el mundo como nos gustaría que fuese. El futuro de Europa será lo que queramos los europeos.Lo contrario es aceptar que no tenemos poder de proposición, de oposición, de decisión, de inversión o de cooperación. Es decir, que no tenemos alternativas. Con el 15% de la economía global, y otro tanto del comercio internacional, la segunda moneda de reserva global, la protección de derechos y libertades y una de las mayores esperanzas de vida en el mundo, Europa las tiene. Pero nada está garantizado. En un mundo que se embrutece, el mañana europeo dependerá de cómo juguemos nuestras cartas hoy. Avanzar requiere tomar decisiones, entendiendo, como bien recordaba Isaiah Berlin, que no hay soluciones perfectas, ni valores absolutos. Pero sí opciones que conviene debatir y asumir. Sabemos hacerlo. Lo hicimos en 2020, cuando por primera vez en la historia de la Unión Europea emitimos deuda conjunta para invertir juntos en nuestro futuro. Lo hicimos en 2022, cuando decidimos colocarnos del lado de Ucrania ante la agresión rusa. Y necesitamos hacerlo ahora para profundizar el mercado único o la unión de la energía, integrar los mercados de capitales, regular las plataformas digitales, reforzar la agenda social o mejorar la capacidad de disuasión defensiva europea. Ayer avanzar fue decisivo, hoy es existencial.
Que la Unión Europea atraviesa momentos difíciles es innegable. Pero lo que no es tan obvio es la principal razón de ello: la política de la inevitabilidad. Se nos dice que es inevitable que Ucrania pierda la guerra contra Rusia, a pesar de que tres años después del inicio de la invasión por parte de Putin, y con más de un millón de soldados fallecidos o gravemente heridos, Rusia aún no haya sido capaz de conquistar el Donbás. Escuchamos que es inevitable que Europa pierda la carrera de la inteligencia artificial y, con ella, el principal factor de competitividad del futuro. Que estamos abocados a perder nuestra capacidad industrial y, por ende, nuestra principal fuente de innovación y que el crecimiento estaría en caída libre. Y a pesar de todo ello la economía europea y la estadounidense son bastante similares en términos de productividad por hora o en crecimiento en paridad de poder de compra. También se dice que es inevitable que Europa se convierta en terreno de caza de China y EE UU en un nuevo mundo de depredadores en el que Europa sería incapaz de mantenerse unida. Y, sin embargo, el Eurobarómetro de otoño del Parlamento Europeo muestra que un 89% de los ciudadanos estiman que solo la unidad permitirá a Europa enfrentarse a retos como la seguridad del continente.O más interesante aún, que la civilización occidental será enterrada en una Europa que habrá sucumbido a la censura, a la migración sin límites y a la pérdida de derechos y libertades. Nos lo dice la Administración de Trump en su nueva Estrategia de Seguridad Nacional, que más que un documento de doctrina estratégica parece una alucinación de la inteligencia artificial. Expresa su desprecio por el modelo europeo de soberanía compartida y aboga explícitamente por debilitarlo en beneficio de una Europa de naciones fuertes y soberanas. No es China, ni Rusia, ni el cambio climático, ni el terrorismo. El mayor peligro para los Estados Unidos es el “colapso civilizacional” de Europa, y el culpable es el modelo de integración europeo.El mismo mensaje llega desde Moscú. El politólogo cercano al Kremlin Sergéi Karagánov define a Europa como la expresión más alta del mal que acaece a la humanidad y, por lo tanto, el adversario que Rusia debe abatir. Nos lo dicen las redes sociales que son el ágora donde se forma y conforma la opinión pública, hoy en manos de tres tecnoligarcas estadounidenses cuyo modelo de negocios es monetizar la polarización sin frenos ni responsabilidades. Y, por supuesto, lo repiten con insistencia fuerzas políticas europeas cuyo programa pasa por desmantelar la Unión Europea y sus pesos y contrapesos para retornar a la arcadia feliz westfaliana de pequeños Estados nación.Pero como ya escribió Isaiah Berlin en 1953, el determinismo es “una de las grandes coartadas esgrimidas por quienes no desean afrontar la realidad de la responsabilidad individual, la existencia de un ámbito limitado, pero real, de libertad humana”. No nos dejemos engañar. La historia, a diferencia de la física cuántica, no está predeterminada por leyes inevitables o fuerzas impersonales, que a menudo se quiere encarnar en nuevos césares, siempre hombres, nunca mujeres. No se trata de elegir entre el mundo como es o el mundo como nos gustaría que fuese. El futuro de Europa será lo que queramos los europeos.Lo contrario es aceptar que no tenemos poder de proposición, de oposición, de decisión, de inversión o de cooperación. Es decir, que no tenemos alternativas. Con el 15% de la economía global, y otro tanto del comercio internacional, la segunda moneda de reserva global, la protección de derechos y libertades y una de las mayores esperanzas de vida en el mundo, Europa las tiene. Pero nada está garantizado. En un mundo que se embrutece, el mañana europeo dependerá de cómo juguemos nuestras cartas hoy. Avanzar requiere tomar decisiones, entendiendo, como bien recordaba Isaiah Berlin, que no hay soluciones perfectas, ni valores absolutos. Pero sí opciones que conviene debatir y asumir. Sabemos hacerlo. Lo hicimos en 2020, cuando por primera vez en la historia de la Unión Europea emitimos deuda conjunta para invertir juntos en nuestro futuro. Lo hicimos en 2022, cuando decidimos colocarnos del lado de Ucrania ante la agresión rusa. Y necesitamos hacerlo ahora para profundizar el mercado único o la unión de la energía, integrar los mercados de capitales, regular las plataformas digitales, reforzar la agenda social o mejorar la capacidad de disuasión defensiva europea. Ayer avanzar fue decisivo, hoy es existencial.No actuar hoy es abdicar de nuestras responsabilidades. Es renunciar a ejercer nuestra libertad individual y colectiva. Es permitir que otros confisquen nuestro poder mientras miramos a otra parte.Hoy más que nunca debemos dejar de quejarnos, ejercer nuestro poder y comenzar a escribir nuestro futuro, el futuro que queremos.
https://www.ft.com/content/feaeec5a-787d-4b4c-a837-e5e1e1583e8cLow growth is now Europe’s biggest financial-stability riskAna BotinYou cannot keep tightening the screws on the institutions that finance the real economyEurope’s regulatory system is too heavy, too complex and too slow for the world we face© Stefan Wermuth/BloombergThe writer is executive chair of Banco Santander and chair of the Institute of International FinanceLast week, EU finance ministers unanimously urged the European Commission to simplify and streamline the bloc’s financial regulatory framework. For the first time, all 27 member states have acknowledged an uncomfortable truth too long ignored: Europe’s regulatory system is too heavy, too complex and too slow for the world we face.But a deeper truth sits beneath it: Europe’s biggest financial-stability risk is no longer banks — it is low growth itself. Stronger growth is essential to remaining secure, prosperous and strategically autonomous.Others have recognised this and are moving — fast. The US has begun scaling back major elements of its proposed “Basel III endgame”, explicitly easing capital requirements to support lending and investment. The UK has followed suit, with the Bank of England revising capital demands downward to free up lending capacity.The message from Washington and London is unmistakable: if you want growth, you cannot keep tightening the screws on those institutions that finance the real economy. Strong growth and strong stability are not opposing goals — they reinforce each other.Europe has recognised the problem but not yet acted with urgency. It is more than a year since Mario Draghi’s landmark report on European competitiveness, yet its most important recommendations — particularly those on regulatory simplification and investment capacity — remain largely unimplemented.This matters because Europe’s economy runs on bank lending, which provides around 80 per cent of debt funding for large businesses. When that lending is constrained, the impact is systemic. Supervisory discretionary buffers imposed on top of existing requirements are estimated to reduce financing capacity by between €2.7tn and €4.1tn — equivalent to 100mn SME loans, 20mn mortgages or the entire investment needed for Europe’s green, digital and defence transitions combined.This framework is not protecting Europe — it is holding it back. Low growth, if left unaddressed, becomes a source of financial instability in its own right. If the EU is serious about competitiveness — and about long-term security — Brussels must prioritise three reforms.First: stop the regulatory pile-on, especially where it drives unnecessary capital burdens. The issue is not simply the number of regulations but the proliferation of overlapping, duplicative or excessively conservative requirements at so-called levels 2 and 3, as well as supervisory expectations that introduce de facto capital add-ons outside the legislative process. Freezing this accumulation and eliminating overlaps in the capital stack is the essential first step to restoring clarity and predictability. The fact that the ECB has now acknowledged this issue is welcome.Second: modernise the rulemaking process. The EU needs independent cost-benefit analyses, periodic reviews and phased implementation windows for new rules. A shift towards more principles-based regulation would give boards and supervisors the flexibility to focus on actual risks rather than box-ticking.Third: reform the supervisory model itself. Europe needs supervisors with a clear secondary mandate for growth and competitiveness, a reform that the UK has recently introduced. Policies cannot be designed to pursue only one objective. If fiscal policy were focused exclusively on revenue collection, for instance, tax rates would quickly become economically unsustainable and socially undesirable.None of this means compromising stability. Smarter regulation is not about weakening defences. It is about ensuring that Europe’s rule book supports its wider goals: stronger growth, higher investment, greater competitiveness and genuine strategic autonomy.Europe has world-class banks and companies that have a strong capacity for innovation. It is the framework around them that is sub-optimal.Reform is not only in Europe’s interest. As JPMorgan chief executive Jamie Dimon recently noted, Europe’s weakness is a global concern. The US has a profound interest in a strong Europe; we remain each other’s largest trading partners and closest allies. A more dynamic, innovative and competitive European economy contributes directly to global stability.Europe can seize this moment to cut unnecessary complexity, address excessive capital burdens and unlock the financing needed for long-term prosperity. Or it can continue managing today’s risks with yesterday’s tools — at the cost of tomorrow’s competitiveness.
Cita de: Flipback en Ayer a las 03:47:43Piso de 300mil euros de 3 habitaciones, 500 euros de alquiler mensuales por habitación = €1500 mensuales, €18mil anuales. 300mil x 6% = 18mil. Sigue siendo una rentabilidad del 6%... En esas estamos...Se aceptó que un salario básico no alcance para pagar un alquiler si no es en pareja; después se aceptó que un salario moda tampoco y más tarde se ha aceptado también que un salario medio solo valga para alquilar una habitación. Ahora en 2025 basta un vistazo al apartado de Idealista de 'alquilar habitación' en Madrid para ver que, como sociedad, estamos tolerando ya que compartir habitación sea el nuevo estándar. Hasta han puesto una opción en 'filtrar' -> 'características de la habitación' que se llama 'admite menores de edad'. Y las descripciones en los anuncios son: "habitación para pareja con opción a un menor de edad". Así están las grandes ciudades, no solo Madrid. No soy ningún adivino. Simplemente, esto ya lo he vivido hace quince años, y la situación hoy es infinitamente peor. En 2008 o 2010 se podía alquilar una vivienda de acuerdo con el nivel de los salarios. Este "chantaje" potencia aquello de "alquilar es tirar el dinero" tirando más por el miedo del inquilino y posible comprador que por las expectativas. Pero aunque la cabeza diga que sí, el bolsillo, hace tiempo, dijo que no. Es cuestión de tiempo. Y cuanto más tiempo pase, más daño nos haremos como sociedad, porque esto sí que está afectando a la convivencia, y no la polarización ideológica, que también, pero no estos grados tan obscenos.Desgraciadamente a mi no me recuerda para nada al 2008. Ahora no hay gruas por todas partes, ahora nadie compra para revender, ahora nadie se hipoteca al 100%, ahora no para de entrar gente por las fronteras, ahora no hay apenas pisos disponibles en los portales inmobiliarios,....ahora no hay esperanza de que esto reviente, porque sobran compradores solventes
Piso de 300mil euros de 3 habitaciones, 500 euros de alquiler mensuales por habitación = €1500 mensuales, €18mil anuales. 300mil x 6% = 18mil. Sigue siendo una rentabilidad del 6%... En esas estamos...Se aceptó que un salario básico no alcance para pagar un alquiler si no es en pareja; después se aceptó que un salario moda tampoco y más tarde se ha aceptado también que un salario medio solo valga para alquilar una habitación. Ahora en 2025 basta un vistazo al apartado de Idealista de 'alquilar habitación' en Madrid para ver que, como sociedad, estamos tolerando ya que compartir habitación sea el nuevo estándar. Hasta han puesto una opción en 'filtrar' -> 'características de la habitación' que se llama 'admite menores de edad'. Y las descripciones en los anuncios son: "habitación para pareja con opción a un menor de edad". Así están las grandes ciudades, no solo Madrid. No soy ningún adivino. Simplemente, esto ya lo he vivido hace quince años, y la situación hoy es infinitamente peor. En 2008 o 2010 se podía alquilar una vivienda de acuerdo con el nivel de los salarios. Este "chantaje" potencia aquello de "alquilar es tirar el dinero" tirando más por el miedo del inquilino y posible comprador que por las expectativas. Pero aunque la cabeza diga que sí, el bolsillo, hace tiempo, dijo que no. Es cuestión de tiempo. Y cuanto más tiempo pase, más daño nos haremos como sociedad, porque esto sí que está afectando a la convivencia, y no la polarización ideológica, que también, pero no estos grados tan obscenos.