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Sobre la ausencia de privacidad online:
Internet lo sabe (casi) todo de ustedLas redes sociales arrastran a los internautas a dibujar sus perfiles a golpe de clicLos expertos coinciden: la privacidad no existe en el ciberespacio y es clave gestionar la imagen y elegir qué enseñarEl 42,5% de los internautas que usan redes sociales en España ha encontrado difícil gestionar la privacidad de su perfil. / Cordon PressCuánto se gasta en ropa, qué juegos prefiere, sus creencias religiosas, tendencia política, dónde pasó sus últimas vacaciones, su color favorito, o si es de tomar cerveza, vino o agua en las comidas. Muchos de estos detalles sobre usted están en Internet. Algunos los habrá publicado usted mismo, otros se pueden inferir de su actividad en la Red, qué páginas visita, qué aplicaciones se descarga en el móvil o simplemente de lo que otros dicen de su persona. La información está ahí y no hace falta ser malintencionado para encontrarla, aunque puede ser usada con malas intenciones.Lo habitual, sin embargo, es que las empresas recaben y crucen datos personales para ofrecer publicidad muy individualizada en función de los gustos de cada uno, incrementando con ello sus posibilidades de venta. Así, la privacidad se ha convertido en la moneda con la que pagamos muchos de los servicios online aparentemente gratuitos. Otras veces, compartimos intimidades simplemente para satisfacer la necesidad humana de comunicarnos, según los sociólogos. Sea de manera intencionada o inconsciente, cada clic de ratón o palabra que escribimos en la blogosfera revela quiénes y cómo somos. Los expertos coinciden: la privacidad en Internet no existe, pero se puede gestionar cuánto enseñamos y qué imagen damos.Las autoridades de protección de datos del Estado de Schleswig-Holstein (Alemania) prohibieron en agosto de 2011 el uso del botón Me gusta de Facebook porque entendían que violaba la privacidad de los usuarios. Sus sospechas de que esa información podía servir para crear perfiles con hábitos y preferencias de los internautas se han confirmado. Un grupo de investigadores del Centro de Psicometría de la Universidad de Cambridge ha desarrollado un modelo matemático que permite deducir con alto grado de acierto la etnia, la orientación sexual, las tendencias políticas y las creencias religiosas de cualquier persona a partir de los Me gusta que ha pinchado en la red social.Aquella no era la primera vez que Alemania decidía poner coto a la difusión y tratamiento de información personal en la Red. En 2010, el Gobierno de Angela Merkel aprobó una ley que impedía a los jefes husmear en los perfiles en redes de sus trabajadores en busca de datos personales. Tampoco las empresas de reclutamiento podían buscar las vergüenzas online de los candidatos. Los expertos en protección de datos señalan que, en la práctica, este tipo de medidas son muy difíciles de aplicar.“El único modo de mantener nuestra privacidad online sería no usar Internet en absoluto. Aunque, como es obvio, eso ni es conveniente, ni posible en muchos casos”, opina Ángel Gutiérrez, coautor del libro Comercio electrónico y privacidad en Internet. “Ya no hace falta que revelemos directamente quiénes somos y lo que nos interesa. Los sitios web lo averiguan por lo que hacemos en Internet”, continúa el experto. ¿Para qué? Para ganar dinero. “El negocio es la publicidad”, indica Ricard Martínez, presidente de la Asociación Profesional Española de Privacidad (Apep). Estamos en la era de la publicidad a la carta. Ya lo habrá notado, ayer entró en algunas páginas de automóviles y hoy le persigue por la World Wide Web el anuncio del coche del año. Esta práctica puede ser molesta e invasiva para algunos y una ventaja para otros, porque evita recibir información comercial que no le interesa.¿No recuerda haber dado permiso para que su actividad online sea rastreada? ¿Tampoco le suena haber autorizado a una aplicación móvil acceder a su libreta de contactos? Seguramente lo hiciera cuando aceptó los términos de uso de los servicios online que utiliza, ya sea un buscador como Google, redes sociales como Facebook o Twitter, o la mensajería instantánea de WhatsApp. Un 42% de internautas no lee la política de protección de datos, según el Eurobarómetro sobre conductas de los internautas en materia de privacidad, de junio de 2011.“La gente no lee ni configura la privacidad de los espacios online en los que se desenvuelve”, denuncia Martínez. “Lo ponen muy complicado. No solo es que pongan condiciones que no se entienden, sino que además las cambian continuamente. Nos hacen creer que podemos controlar la privacidad, pero no es verdad”, añade Jorge Flores, responsable de PantallasAmigas, web que promueve el uso responsable de las nuevas tecnologías.Así, el 42,5% de los internautas que utilizan redes sociales en España ha encontrado difícil gestionar la privacidad de su perfil. Un 7,2% reconoce que ha sido imposible hacerlo, según el estudio publicado en diciembre de 2012 sobre la percepción de los usuarios acerca de su privacidad en Internet elaborado por el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (Inteco).Más o menos conscientes de los pormenores del contrato, el resultado es que “pagamos los servicios” con datos personales, dice el presidente de la Apep y profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Valencia. Normalmente, esta transacción se produce en términos “acordes a la legalidad”, añade. Aunque no siempre es así. “La ley dice que un sitio web solo puede pedirle a un usuario las informaciones necesarias para poder ofrecerle sus productos. Pero en la mayoría de los casos solicitan informaciones adicionales”, explica Gutiérrez. Javier de Rivera, sociólogo especializado en redes sociales, cree además que los usuarios se sienten abocados a aceptar las condiciones. “Para tener contacto con nuestros amigos y estar socialmente integrado tenemos que renunciar a esa privacidad”, concluye.Cualquier detalle es, en última instancia, importante y valioso porque permite a las empresas elaborar ofertas a medida. Y no solo en el ámbito comercial. Lo mismo se puede personalizar un anuncio directo al consumidor potencial, que un programa electoral al gusto del elector dudoso. De Rivera recuerda en uno de sus ensayos que en la última campaña electoral en EE UU, el equipo de Obama utilizó las redes sociales, sobre todo Facebook, para identificar a los votantes indecisos, conocer sus inquietudes y así encontrar “el mejor modo de convencerles”. La victoria del reelegido presidente fue, en realidad, el triunfo del data mining (minería de datos), según reflejó la prensa mundial.Internet es, en efecto, una mina de datos. Una ventana desde la que accedemos al mundo, y por la que el mundo puede entrar en nuestra casa —con o sin invitación— y arramplar con el joyero. “Si ya hubiera existido en la época de George Orwell, no me extrañaría que hubiera incluido Internet en su 1984, como parte del aparato de vigilancia y manipulación del totalitario partido”, apostilla Gutiérrez, experto en privacidad en la Red. Esa ficción no estaría lejos de la realidad. “La información privada es utilizada en Estados totalitarios para identificar disidentes”, alerta Ricard Martínez. Por eso opina que los legisladores “deben proteger la privacidad de los ciudadanos en Internet. Es fundamental para la libertad. Para que no nos manipulen, si tengamos la sensación de que nos están fiscalizando”.El protagonista del cortometraje Remove lo tiene claro. Para evitar el control y la vigilancia, de empresas o de Gobiernos, rompe con la tecnología. Tira su móvil en un buzón de correos y desenchufa su ordenador. El resultado: desaparece del mapa. “La actitud del personaje es radical pero plantea una cuestión que siempre me ha preocupado como usuario: ¿hasta dónde habría que llegar en el supuesto de querer desconectar, de preservar la privacidad?”, pregunta el guionista y codirector Joan Llabata.Los riesgos son múltiples, pero se pueden minimizar. “No creo que tengamos que borrarnos de Internet, aunque hay gente que lo hace cuando cambian las condiciones de privacidad”, afirma Eva Sanagustín, autora de Visibilidad. Cómo gestionar la reputación online. “La gente está tomando conciencia de la relevancia de su identidad en la Red, pero todavía no sabe cómo gestionar su privacidad”, opina la escritora. “Hay personas que suben fotos de sus hijos, de menores, o indican constantemente dónde están. Si supieran lo que se hace con esa información no la darían”, señala.Un estudio de Microsoft, publicado en 2012 con datos de usuarios de EE UU, Canadá, Irlanda, Alemania y España, confirma que los internautas “podrían estar subestimando” el poder (positivo o negativo) de sus acciones online sobre su propia imagen. Por ejemplo, solo un 4% de los adultos encuestados considera que sus opiniones en Twitter son importantes en la formación de su identidad digital. La información que más influye es, de hecho, la que nosotros mismos compartimos deliberadamente, como fotos y comentarios publicados en una red social, subraya el informe. En este sentido, menos de la mitad de los entrevistados (44%) reconoció que pensaba detenidamente las consecuencias de sus actividades en Internet. Aun así, un 67% creía tener el control de sus perfiles en la Red.Un experimento de la institución belga Safeinternetbanking.be —que promueve la banca online segura—reveló que muchos internautas desconocen, pese a su sensación de control, qué información han compartido en Internet. “El mes pasado te gastaste 300 euros en ropa”. “¿Sabes el número de tu cuenta bancaria? Yo sí. Es el…”. El mentalista Dave adivina estos y otros datos de sus interlocutores, que se muestran atónitos. “Poca gente sabe eso”, responde una joven. A cada acierto, mayor es la sorpresa. El ritual adivinatorio, grabado con cámara oculta y que ahora se puede ver en YouTube, termina con la revelación del truco de Dave. Toda esa información estaba en los perfiles de las redes sociales de las víctimas. La moraleja: un desalmado podría haber limpiado la cuenta bancaria de cualquiera de ellos.Las alertas sobre las prácticas de riesgo en Internet saltan cuando los afectados por las posibles consecuencias son menores.“Los adolescentes y jóvenes no tienen consciencia de hasta qué punto revelan cosas sobre sí mismos ni de las consecuencias que eso puede tener”, subraya Ángel Gutiérrez, experto en privacidad. Y, según Martínez, nada impide que se registren en redes sociales aunque tengan menos de 14 años, edad mínima que exige la ley. “No existe un identificador válido para saber que un menor es menor. Es un problema que la industria se tiene que comprometer a resolver”, incide. Esta carencia de control de la edad de los usuarios supone problemas también en términos de publicidad, dice el presidente de la Apep. “Le pueden llegar anuncios a un niño que en el horario infantil estarían prohibidos en la televisión”, explica.A falta de ese identificador virtual de menores, la educación se alza como la herramienta más potente para que los jóvenes (y los mayores) sepan qué información pueden compartir y dónde es más seguro hacerlo. En este sentido, proliferan las guías, cursos y programas para que los niños 3.0 y sus padres analógicos, tengas las pautas para un uso seguro de Internet. Así, los riesgos asociados a la Red y a las nuevas tecnologías están entre los temas —junto con la violencia de género o las bandas juveniles— que la Policía Nacional imparte en los colegios en el marco del Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad Escolar.La falta de prudencia no es, sin embargo, exclusiva de los más jóvenes. En España, un 22% de los internautas adultos confiesa haber difundido por error datos privados —información personal, fotos familiares y el número de teléfono móvil (en ese orden)— , según el estudio de Microsoft. Un porcentaje muy similar al de filtraciones no intencionadas que reconocen los chavales entre 8 y 17 años (24%).Los expertos apuntan que los internautas controlarán cada vez más su actividad online. Pero la identidad y la reputación online no solo depende de lo que difundimos, sino también de lo que otros dicen de nosotros. Del mismo modo que contribuimos a crear la reputación de los demás con nuestras opiniones. En este sentido, el responsable de PantallasAmigas, Jorge Flores, reclama que los proveedores sean más transparentes y protejan la privacidad de sus usuarios. “No es admisible que Facebook siga admitiendo las etiquetas en las fotos”, se queja. “Puedes hacer daño a otros, incluso sin pretenderlo, mostrando imágenes en una situación comprometida para ellos y que deseaban mantener en privado. Muchas veces lo que se sepa de uno depende de las configuraciones de otros”, lamenta.Flores y el sociólogo de Rivera coinciden en señalar que las redes sociales están diseñadas para que compartas cuanta más información, mejor. Las describen como una suerte de laberintos de me gusta, invita a tal o cuál amigo, comenta una publicación o di lo que estás pensando, retuitea, marca una opinión como favorita o comparte este u otro artículo de la prensa. ¿Has viajado? Pues no te olvides de geolocalizarte y subir una foto. “Cuanto más tiempo pases y más te relaciones, más dices de ti y más publicidad pueden mostrarte”, apunta el responsable de PantallasAmigas.Las redes tienen también sus ventajas. Así lo cree Eva Sanagustín. La escritora ve en ellas “oportunidades para conocer gente, para encontrar trabajo, para relacionarse”. La experta en reputación online cree, sin embargo, que es necesario cuidar la imagen que se da en ellas. El perfil digital se ha convertido en la nueva tarjeta de presentación. Una primera impresión 2.0. ¿Quién no se ha buscado a sí mismo, a su jefe o hermano en Internet?
Sólo comentar que ni tengo perfil en Facebook ni la menor intención de tenerlo. Quizá sea por ello sospechoso de elemento subversivo...
«Ya no somos dueños de nuestras posesiones»En Wired, sobre el debate para despenalizar el desbloqueo de los teléfonos móviles: Forget the Cellphone Fight — We Should Be Allowed to Unlock Everything We Own Una vez que hemos comprado un objeto —cualquier objeto— debería ser nuestro. Deberíamos poder levantar el capó, desbloquearlo, modificarlo, repararlo,... sin tener que pedir permiso al fabricante. Pero en realidad ya no somos dueños de nuestras posesiones, al menos no del todo. Son de los fabricantes [...] Desde hace 20 años lo fabricantes utilizan sistemáticamente las actuales leyes de copyright —concebidas para proteger la creatividad y promover la innovación— para limitar nuestro acceso a los objetos que poseemos. Esto lo pagaremos con dinero y con puestos de trabajo. Ya lo estamos pagando con nuestra libertad.Lectura recomendada.
Forget the Cellphone Fight — We Should Be Allowed to Unlock Everything We OwnWhile Congress is working on legislation to re-legalize cellphone unlocking, let’s acknowledge the real issue: The copyright laws that made unlocking illegal in the first place. Who owns our stuff? The answer used to be obvious. Now, with electronics integrated into just about everything we buy, the answer has changed.We live in a digital age, and even the physical goods we buy are complex. Copyright is impacting more people than ever before because the line between hardware and software, physical and digital has blurred.The issue goes beyond cellphone unlocking, because once we buy an object — any object — we should own it. We should be able to lift the hood, unlock it, modify it, repair it … without asking for permission from the manufacturer.But we really don’t own our stuff anymore (at least not fully); the manufacturers do. Because modifying modern objects requires access to information: code, service manuals, error codes, and diagnostic tools. Modern cars are part horsepower, part high-powered computer. Microwave ovens are a combination of plastic and microcode. Silicon permeates and powers almost everything we own.This is a property rights issue, and current copyright law gets it backwards, turning regular people — like students, researchers, and small business owners — into criminals. Fortune 500 telecom manufacturer Avaya, for example, is known for suing service companies, accusing them of violating copyright for simply using a password to log in to their phone systems. That’s right: typing in a password is considered “reproducing copyrighted material.”Manufacturers have systematically used copyright in this manner over the past 20 years to limit our access to information. Technology has moved too fast for copyright laws to keep pace, so corporations have been exploiting the lag to create information monopolies at our expense and for their profit. After years of extensions and so-called improvements, copyright has turned Mickey Mouse into a monster who can never die.It hasn’t always been that way. Copyright laws were originally designed to protect creativity and promote innovation. But now, they are doing exactly the opposite: They’re being used to keep independent shops from fixing new cars. They’re making it almost impossible for farmers to maintain their equipment. And, as we’ve seen in the past few weeks, they’re preventing regular people from unlocking their own cellphones.This isn’t an issue that only affects the digerati; farmers are bearing the brunt as well. Kerry Adams, a family farmer in Santa Maria, California, recently bought two transplanter machines for north of $100,000 apiece. They broke down soon afterward, and he had to fly a factory technician out to fix them.Because manufacturers have copyrighted the service manuals, local mechanics can’t fix modern equipment. And today’s equipment — packed with sensors and electronics — is too complex to repair without them. That’s a problem for farmers, who can’t afford to pay the dealer’s high maintenance fees for fickle equipment.Adams gave up on getting his transplanters fixed; it was just too expensive to keep flying technicians out to his farm. Now, the two transplanters sit idle, and he can’t use them to support his farm and his family.This isn’t an issue that only affects the digerati.God may have made a farmer, but copyright law doesn’t let him make a living.Neighborhood car mechanics also see copyright as a noose constricting their ability to fix problems. The error codes in your car? Protected. The diagnostic tools used to access them? Proprietary software.New cars get more sophisticated every year, and mechanics need access to service information to stay in business. Under the cover of copyright law, auto companies have denied independent shops access to the diagnostic tools and service diagrams they need.Mechanics aren’t taking it lying down. In September of last year, Massachusetts passed Right to Repair legislation designed to level the playing field between dealerships and independent repair shops. Under the rallying cry of “it’s your car, you should be able to repair it where you want,” voters passed the bill by a whopping 86 percent margin. The law circumvents copyright, requiring manufacturers to release all service information to Massachusetts car owners and service technicians. The popular unrest is spreading: Legislators in Maine just introduced similar legislation.Meanwhile, progress is being made to legalize cellphone unlocking. With grassroots groups leading the charge, the Obama administration announced its support for overturning the ban last week. Since then, members of Congress have authored no fewer than four bills to legalize unlocking.This is a step in the right direction, but it’s not enough. Let’s make one thing clear: Fixing our cars, tractors, and cellphones should have nothing to do with copyright.As long as Congress focuses on just unlocking cellphones, they’re missing the larger point. Senators could pass a hundred unlocking bills; five years from now large companies will find some other copyright claim to limit consumer choice. To really solve the problem, Congress must enact meaningful copyright reform. The potential economic benefits are significant, as free information creates jobs. Service information is freely available online for many smartphones from iFixit (my organization) and other websites. Not coincidentally, thousands of cellphone repair businesses have sprung up in recent years, using the repair knowledge to keep broken cellphones out of landfills.As long as we’re limited in our ability to modify and repair things, copyright — for all objects — will discourage creativity. It will cost us money. It will cost us jobs. And it’s already costing us our freedom.
legal 'WSJ' DICE QUE ASUSTA MÁS QUE MARIO MONTIEl 'gran inquisidor': un español defiende a Google en Bruselas"El martillo de Welch". "El gran inquisidor". Oliver Bretz, del despacho de abogados Clifford Chance, lo describió como "el poder detrás del trono", en una clara referencia a Mario Monti. Dicen de él que es capaz de hacer insostenibles los argumentos más convincentes y las malas lenguas aseguran incluso que se lleva a su equipo de vacaciones, con su familia. Francisco Enrique González Díaz fue, hace años, el principal promotor de los vetos a fusiones gigantescas tales como la de General Electric-Honeywell o Volvo-Scania. Hasta tal punto llegó su fama que The Wall Street Journal publicó en portada un perfil suyo bajo el título "Por si Mario Monti no asustaba lo suficiente". Ahora, este abogado español licenciado en Derecho por la Universidad de Granada, es el encargado de proteger la libertad de expresión de Google en un caso que, de no ganarlo, puede poner patas arriba internet.Todo comenzó en 1998, cuando el diario La Vanguardia publicó, en su edición de papel y a instancias del Ministerio de Trabajo, una relación de subastas judiciales públicas derivadas de distintos embargos, entre las que figuraba el nombre de Mario Costeja González. Cuando el periódico digitalizó su hemeroteca, esta información apareció en Google. Costeja denunció los hechos alegando el derecho a la protección y cancelación de datos pero los de Mountain View no retiraron ningún enlace, aduciendo que el buscador tan solo es un intermediario y que, en todo caso, la responsabilidad es de los editores del medio de comunicación. El caso llegó a la Agencia de Protección de Datos, después a la Audiencia Nacional y ahora, en un proceso sin precedentes, ha aterrizado en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), en Luxemburgo. La respuestas de este órgano son vinculantes porque es la instancia última en materia de Derecho Europeo. En ocasiones, son tan precisas que prácticamente resuelven el litigio. Y hay mucho en juego.Fuentes vinculadas al caso han reconocido a Teknautas que "de dar la razón a la parte acusadora (Mario Costeja González), cabría la posibilidad de que a partir de ahora, cualquier usuario molesto con algún tipo de información tuviese la opción de que Google la retirase de los resultados de búsquedas. Es decir, que decidiese qué sale en los medios de comunicación y qué en los buscadores"."¿Se dan cuenta de lo que podría suponer?", han añadido. "Mucha información podría desaparecer de los buscadores".La pesadilla de Jack WelchEl caso tiene tanta trascendencia que Google lo ha dejado en manos de Francisco Enrique González Díaz. ¿Casualidad? No lo crean. El español era uno de los funcionarios con mejor preparación de los servicios dependientes de Mario Monti. Participó en la investigación de la fusión AOL-Time Warner, que fue admitida tras aceptar unas severas condiciones; en la de Volvo-Scania, que fue prohibida, o la de Mannesmann-Vodafone, aprobada bajo estrictas cláusulas. También echó por tierra la fusión entre General Electric y Honeywell (una operación valorada en más de 40.000 millones de euros), arruinando de esta forma el último sueño profesional del magnate Jack Welch que incluso le dedicó unas líneas en sus memorias, recordando con acritud sus duros interrogatorios."Un abogado español lleva la voz cantante en la investigación de algunas de las mayores fusiones que pasan por Bruselas", decía por aquellos días The Wall Street Journal. González Díaz también trabajó para el juez García Valdecasas, en el Tribunal Europeo. Después, fue miembro del Servicio Jurídico de la Comisión Europea en el área de lo contencioso durante seis años y, finalmente, fue contratado por el despacho de abogados Cleary Gottlieb, donde siguió desempeñando sus funciones en distintos casos. Ahora, este español que además habla inglés y francés perfectamente, tiene el futuro de Google en sus manos."Muy pocos letrados tienen tanto conocimiento del funcionamiento del Tribunal de Justicia", han asegurado a Teknautas colegas suyos de profesión. "Por lo que no es de extrañar que Google le haya contratado para este caso", han añadido. El abogado no ha podido hablar de aspectos relevantes del litigio ya que todavía está abierto, pero sí ha comentado a Teknautas el hecho de que el gigante de internet haya apostado por él. "Mi perfil le ha debido de parecer satisfactorio a Google para llevar este caso", nos ha reconocido. "Para nosotros es un cliente muy importante y esperamos que el tribunal identifique los intereses que hay en juego y lo importante que puede ser para la sociedad de la información".David contra GoliatEn frente del todopoderoso despacho internacional Cleary Gottlieb se encuentra Abanlex, un bufete pequeño ubicado en Madrid, que por hacer se ha hecho hasta su propia página web y está fundado por tan solo dos jóvenes emprendedores: Joaquín Muñoz y Pablo Fernández Burgueño.Muñoz, de tan solo 31 años, ha explicado a Teknautas cómo es enfrentarse a alguien tan importante: "Somos un despacho pequeño pero muy especializado en internet y en las nuevas tecnologías, algo que no suele ocurrir en los grandes. Por supuesto que causa respeto enfrentarte a Francisco Enrique González Díaz. Te exige ser muy riguroso y contar con una gran solidez jurídica. Fue nuestra primera vez en el Tribunal de Luxemburgo pero estuvimos muy tranquilos". Y respecto a la fama del abogado de Cleary Gottlieb en los medios de comunicación norteamericanos, lo tiene claro: "A nosotros nos ha sacado The Washington Post, aunque fue gracias a este caso".Sobre el litigio en cuestión, Muñoz ha añadido que: "En este caso, por un lado, el editor realiza el tratamiento de una información, y eso es lícito. Pero Google recoge esa información, la organiza y la muestra. Ese tratamiento es lo que está en duda. Nuestro objetivo es que la información se publique solo en La Vanguardia, pero no en otros sitios. Reclamamos un derecho de cancelación de datos, porque toda persona tiene derecho a decidir dónde aparecen sus datos”.España se desmarca de EuropaDe una forma u otra, lo cierto es que, de momento, todas las agencias europeas de protección de datos están de acuerdo con Google y la española es la única que se ha apartado de sus homólogos en este sentido. En nuestro país son ya 180 las personas que mantienen un proceso similar con el buscador, esperando que se les reconozca este derecho de cancelación. "Este es un conflicto que se está dando solo en España", han asegurado a Teknautas desde el departamento de comunicación de Google. El gigante tecnológico se muestra firme en su postura, considerando que lo único que hace el buscador es hacerse eco de la información que se publica en internet. En ese sentido, traslada la responsabilidad a los editores de los medios de comunicación y critica las decisiones de la Agencia Española de Protección de Datos, cuyas resoluciones ha recurrido."Hablamos de información lícita. Lo que ha hecho la Agencia de Protección de Datos es permitir que el periódico siga publicando ese dato, es decir, avala que es correcto; pero en cambio prohíbe a Google, como buscador, que indexe esa información, pidiéndole que retire el enlace", han argumentado."La mayoría de periódicos están implementando medidas no para retirar la información de sus páginas, sino para que no aparezca indexada en Google. El editor tiene control sobre lo que aparece en el buscador. Es él el que puede ordenar qué se rastrea y qué no", han añadido.http://www.elconfidencial.com/tecnologia/2013/03/19/el-gran-inquisidor-un-espanol-defiende-a-google-en-bruselas-4491/
The Shady World of Repair Manuals: Copyrighting for Planned ObsolescenceTim Hicks is a 25-year-old Australian with an interesting hobby: He trawls the nooks and crannies of the internet looking for manufacturer service manuals and posts the PDFs online for free. Hicks was frustrated that there wasn’t a single website out there with every laptop service manual. He started the site – aptly named “Tim’s Laptop Service Manuals“ – because he fixes laptops himself.Tim’s site now streams over 50 gigabytes of manuals every day. Or rather … it used to. In a recent strongly worded cease-and-desist letter, Toshiba’s lawyers forced Tim to remove manuals for over 300 Toshiba laptops.Tim’s many fans have expressed surprise at Toshiba’s onslaught – check out some of the Reddit commentary — and I’m outraged, too. Not just because of this specific case, but because of what it means for the lifetime of our devices, the future of repair and e-waste, and the abuse of copyright law as a weapon for planned obsolescence.Keeping manuals off the internet ensures the only path for beleaguered customers is sending broken devices back to high-priced, only-manufacturer-authorized service centers. By making it so expensive and inconvenient to repair broken electronics, this policy amounts to planned obsolescence: many people simply throw the devices away.Toshiba has discovered a new way to enforce such planned obsolescence by cutting the repair market off from critical service information. But the cost to society is significant: The e-waste problem is growing; we’re losing thousands of domestic jobs as independent repair shops shut down; and consumers are being forced to replace their hardware much frequently than they should have to.The Shady World of Online ManualsMany manufacturers don’t publish manuals online, so they’re only available from third-party sites with suspicious names like “Givemefile.net” and “download-service-manuals.com.” These sites create networks of ad-riddled pages for each file in an elaborate dance to boost their Google juice above their competitors’.Downloading manuals in this shady world means finding the one good link in a page of misleading ads … and then praying that the file just downloaded isn’t infected with malware.Tim is one of the good guys. His site is ad-free and supported by donations. Tim’s website benefits everyone from service technicians to nonprofits like Computers for Schools. It also benefits a number of small and local businesses, since the manuals he posts fuel a number of repair shops – especially those doing service after the warranty expires. (Most neighborhood computer repair shops aren’t authorized by the manufacturer to service computers within the warranty period; these shops function independently of the big OEMs, much like local automotive repair shops.)Killing the manuals kills these businesses. Repair isn’t economically viable without manuals: To service any complex product, repair shops need the service information encapsulated in the manuals.The Copyrighting GameIn the automotive world, federal legislation requires auto manufacturers to provide manuals to independent shops. Some organizations, like AllData and Mitchell 1, collect manuals from every manufacturer, bundle them together, and sell subscriptions – creating jobs for their over 100,000 mechanics. Independent shops wouldn’t be able to repair modern cars without this information.Unfortunately, there’s no equivalent legislation for electronics. An uneasy detente exists between independent service shops and manufacturers through a “grey market” of information where service and repair information gets out through unofficial channels. Authorized technicians leak the manuals to people like Tim, who post it online; the service shops aren’t breaking any laws when they use these manuals to fix our computers.But sites like Givemefile.net, download-service-manuals.com, and Tim’s are breaking the law. It’s illegal to redistribute copyrighted service manuals without manufacturer consent. Even so, a number of websites provide these critical documents to the service techs who need them. File sharing is a grey world.The risk of being sued for copyright infringement is great enough that some organizations (like mine) don’t share OEM manuals at all for fear of reprisals; potential penalties can be as high as $150,000 per document. Yet this is a strong deterrent only theoretically, because copyright claims are only intermittently enforced. Tim hosted Toshiba’s manuals for three years before he heard from the company. (And he was fortunate: Toshiba was satisfied once Tim removed the information.)Copyright law does exist for good reasons. It’s designed to promote creativity by protecting content creators for a limited period of time. And you can copyright a poem, but you can’t copyright facts like torque specifications. So even though you can’t copyright an actual disassembly process, service manuals are a copyrightable piece of writing considered a “creative work.”I’ve seen first-hand how tight a grip manufacturers have on critical repair documentation. Major electronics manufacturers like Apple and Toshiba do copyright their service manuals; Apple has been using legal threats to keep its manuals offline for years. In fact, this information vacuum is what drove me to start iFixit. Instead of reproducing Apple’s service manuals, though, our community dismantles their products, figures out how to fix them, and writes completely original service manuals – free of Apple’s copyright claims.The Universal Right to RepairHow did Toshiba justify its decision to censor its own repair documentation? Besides the obvious – and strongest – claim of copyright, the company cites reasons such as “endangering [users’] wellbeing” and concerns about “proprietary information.”The first one is particularly ridiculous, since there are very few ways you can hurt yourself taking apart a laptop (especially when you’ve taken out the battery and you know how to discharge a capacitor). Ironically, taking away authorized repair manuals will make things even more unsafe because people won’t stop opening their electronics – they just won’t have guidance for how to do it anymore.As for proprietary information – by the time people are fixing these laptops, the information is so out of date it’s irrelevant to Toshiba’s competition. The electronics industry moves too quickly for this to be a serious concern.By using copyright law to cut off independent service shops from the information they need to function, Toshiba is essentially stifling the resale market. Its actions also hurt Toshiba customers by reducing the resale value of Toshiba products. Apparently, some IT departments are already considering shifting their budget away from Toshiba products toward more repairable computers. Procurement policies are a powerful tool for change. (EPEAT, the green federal procurement tool, was used to pressure Apple this summer. So I have high hopes for this process … even though EPEAT temporarily caved in to Apple.)If market forces are unable to persuade Toshiba to reverse course, we may need to force them to. When the auto manufacturers refused to provide independent shops with the information needed to fix cars, consumers banded together for Right to Repair legislation, which passed just last week. There’s no reason we can’t do the same.It’s time for big manufacturers to stop hiding behind copyright laws and stop keeping independent repair technicians in the dark.This information needs to be free. The world desperately needs to know how to fix these products. Electronics repair is critically needed to solve the e-waste crisis; it helps bridge the digital divide by keeping secondhand electronics and developing countries’ markets alive; and it accounts for hundreds of thousands of jobs in the United States alone.So if you’re considering buying a Toshiba laptop, don’t. And if you’re a current owner, write Toshiba and tell them their actions are reprehensible. Buy from manufacturers who do make service documentation available online, like Dell, HP, or Lenovo.This should be true for our other purchasing choices, too: Because the problem is not unique to Toshiba. No cell phone manufacturer, for example, makes its service manuals available. Outside of the heavy equipment industry (where customers demand the information) and the automotive industry (where legislation requires publication), it’s a rare manufacturer that doesn’t use copyright as a tool for controlling us consumers.But I’m not going to wait for Toshiba: We’re raising funds and hardware on Indiegogo to collaboratively write open source manuals to replace the ones Toshiba forced Tim to take down.
Pero quitando eso, sin los repuestos (Que no te los venden, ni de coña), olvídate.
UK press-regulation defines "press" so broadly as to include tweeters, Facebook users, bloggersUK regulations may soon regulate all tweeters, bloggers, and other people who post on the Internet as part of a new system of press regulation.Today in London, Parliament is the in throes of a closed-door horse-trading exercise over "Leveson" -- that is, the Leveson Inquiry in to the bad behavior of the British press, whose tabloids got caught illegally spying on people (from MPs and Lords down to grieving parents of murdered children), bribing cops high and low, and otherwise engaging in shenanigans that were pretty awful. Strangely, although all of these things were already illegal (but were not vigorously investigated by cops and politicos who were beholden to the press for lucrative "columns," gifts, and favourable coverage), the English political establishment has decided that the real problem is that the press isn't regulated enough.The Tories want the press regulated without a specific law -- they favour an obscure instrument called a Royal Charter. Labour and the LibDems want a press-regulating law. All of the coverage of this issue today is about the difference between these two options. What neither of them are talking about is Schedule 4, which establishes that the new rules will cover "a website containing news-related material (whether or not related to a newspaper or magazine)" where publication "takes place in the United Kingdom" and relates to "news or information about public affairs" or "opinion about matters relating to the news or current affairs."In a nutshell, then: if you press a button labelled "publish" or "submit" or "tweet" while in the UK, these rules as written will treat you as a newspaper proprietor, and make you vulnerable to an arbitration procedure where the complainer pays nothing, but you have to pay to defend yourself, and that will potentially have the power to fine you, force you to censor your posts, and force you to print "corrections" and "apologies" in a manner that the regulator will get to specify.As Alec Muffett writes, "anyone who says 'Yes, but this is all about 'smoke filled rooms' and controlling Murdoch, they’d never do it to bloggers' has no memory of any previous overreach of powers by the state, police or other regulators."UK Bloggers & Tweeters: Be aware that the Royal Charter re: #Leveson is also aimed at regulating *you* (Thanks, Hal!)
More on the impact of UK press regulation on blogs, websites, tweeters, and social mediaCory Doctorow at 4:48 am Tue, Mar 19Further to yesterday's post about the way that the UK's new press regulation will affect bloggers, tweeters, tumblrers, facebookers, et al., Lisa O'Carroll at the Guardian points out that anyone who doesn't sign up for the "voluntary" system of press regulation will be liable to punitive "exemplary" damages for libel, as well as being on the hook for their accusers' legal fees, even if no fault is found.Citar The exemplary damages clause was recommended in the Leveson report but has been opposed by newspapers, including the Guardian, which have been given legal advice that it could be contrary to the European convention on human rights, which enshrines the principle of free speech. Lord Lester, the campaigner for libel reform, warned during the Leveson debate in the House of Lords earlier this year that publications such as Private Eye and local newspapers could face closure as a result of the imposition of exemplary damages. On Monday night, the editor of the Guardian, Alan Rusbridger said he welcomed cross-party agreement on press regulation, but said: "We retain grave reservations about the proposed legislation on exemplary damages." Under sustained questioning on Monday night during the Commons debate about the courts bill, which includes the Leveson regulations, the culture secretary, Maria Miller, said the "publisher would have to meet the three tests of whether the publication is publishing news-related material in the course of a business, whether their material is written by a range of authors – this would exclude a one-man band or a single blogger – and whether that material is subject to editorial control". But if you and three friends edit a joint Twitter account or blog or Facebook group, you fit the bill. To those who say that a Twitter account isn't a website, I think they're erroneously assuming consensus about what is and isn't a webpage. If www.wordpress.com/doctorow is a website, then why isn't www.twitter.com/doctorow?
The exemplary damages clause was recommended in the Leveson report but has been opposed by newspapers, including the Guardian, which have been given legal advice that it could be contrary to the European convention on human rights, which enshrines the principle of free speech. Lord Lester, the campaigner for libel reform, warned during the Leveson debate in the House of Lords earlier this year that publications such as Private Eye and local newspapers could face closure as a result of the imposition of exemplary damages. On Monday night, the editor of the Guardian, Alan Rusbridger said he welcomed cross-party agreement on press regulation, but said: "We retain grave reservations about the proposed legislation on exemplary damages." Under sustained questioning on Monday night during the Commons debate about the courts bill, which includes the Leveson regulations, the culture secretary, Maria Miller, said the "publisher would have to meet the three tests of whether the publication is publishing news-related material in the course of a business, whether their material is written by a range of authors – this would exclude a one-man band or a single blogger – and whether that material is subject to editorial control".
Press regulation deal sparks fears of high libel fines for bloggersWebsites could have to pay exemplary damages if they don't sign up to new regulator, claim opponents of Leveson dealCarla Buzasi of the Huffington Post: 'Someone said this is a carrot and stick approach. There doesn’t seem to be too much of a carrot.' Photograph: Finbarr O'Reilly/ReutersBloggers could face high fines for libel under the new Leveson deal with exemplary damages imposed if they don't sign up to the new regulator, it was claimed on Tuesday.Kirsty Hughes, the chief executive of Index on Censorship, which campaigns for press freedom around the world, said it was a "sad day" for British democracy. "This will undoubtedly have a chilling effect on everyday people's web use," she said.She said she feared thousands of websites could fall under the definition of a "relevant publisher" according to the rules passed in the House of Commons on Monday night as part of the courts bill. Under the rules, sites that generate news and are written by several authors could risk exemplary damages.Hughes said: "Bloggers could find themselves subject to exemplary damages, due to the fact that they were not part of a regulator that was not intended for them in the first place."Exemplary damages and costs imposed by a court to penalise those who remained outside the regulator could run to hundreds of thousands of pounds, enough to close down smaller publishers.Harry Cole, one of the journalists involved in Guido Fawkes, said it would not be joining the regulator and believes that because its servers are based in the US it will be excluded from the exemplary damages clauses."I don't see I should join a regulator. This country has had a free press for the last 300 years, that has been irreverent and rude as my website is and holding public officials to account. We as a matter of principle will be opposing any regulator especially one set up and accountable to politicians we write about every day," he told BBC Radio 4's Today programme.Carla Buzasi, the editor-in-chief of the Huffington Post told the BBC: "I can't imagine any politician has had this discussion because they have rushed this through so quickly."It does worry me to a certain extent. Someone said this is a carrot and stick approach. There doesn't seem to be too much of a carrot here," she added.The exemplary damages clause was recommended in the Leveson report but has been opposed by newspapers, including the Guardian, which have been given legal advice that it could be contrary to the European convention on human rights, which enshrines the principle of free speech.Lord Lester, the campaigner for libel reform, warned during the Leveson debate in the House of Lords earlier this year that publications such as Private Eye and local newspapers could face closure as a result of the imposition of exemplary damages.On Monday night, the editor of the Guardian, Alan Rusbridger said he welcomed cross-party agreement on press regulation, but said: "We retain grave reservations about the proposed legislation on exemplary damages."Under sustained questioning on Monday night during the Commons debate about the courts bill, which includes the Leveson regulations, the culture secretary, Maria Miller, said the "publisher would have to meet the three tests of whether the publication is publishing news-related material in the course of a business, whether their material is written by a range of authors – this would exclude a one-man band or a single blogger – and whether that material is subject to editorial control".Miller said the new rules were designed to protect "small-scale bloggers" and to "ensure that the publishers of special interest, hobby and trade titles such as the Angling Times and the wine magazine Decanter are not caught in the regime", but Hello! magazine would be subject to regulation.She said the "one-man band or a single blogger" would not be affected by the legislation because of the definition of "relevant publisher" in relation to exemplary damages.Miller said "student and not-for-profit community newspapers" will not be caught under the new rules and that "scientific journals, periodicals and book publishers will also be left outside the definition and therefore not exposed to the exemplary damages and costs regime".There was also confusion about which magazines would come under the remit of the new regulatory body. Miller said scientific journals would fall outside its scope, but the British Medical Journal, for example, is currently regulated by the Press Complaints Commission.Sunny Hundal, editor of the Liberal Conspiracy blog, said he didn't see a cause for panic."There's a danger we miss the wood for the trees, as bloggers can already face big fines for libel. I'm fairly confident the eventual body will differentiate between Guardian.co.uk and independent bloggers. Trying to regulate the latter, even Leveson admitted in his final report, would be a step too far."The key will be to differentiate between huge operations such as Huffington Post and voluntary blogs like Liberal Conspiracy. We should be vigilant but I don't see a cause for panic yet."
Al moderador.No pensaba en el moderador como censor sino como elemento higiénico en el foro. Imagino que un moderador no toleraría expresiones racistas ni incitaciones al genocidio, por ejemplo.Lo del ABC de P. Maura entra en la categoría de lo eliminable. IMHO.