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Gracias por el trabajo, del siglo XIX no digo nada, pero del siglo XX me sale un pequeño ajuste, a ver qué te parece.Si restamos 2007 y 1939 son 68 años, bastante parecido a la resta de 1939 menos 68 y nos da la fecha de1871.Si luego tomamos los plazos de 15 años sería:1939 más 20 y nos vamos 1959 y el plan de estabilización.
. El concepto generación alcanzó difusión en América Latina a partir de la obra de José Ortega y Gasset, que definió una generación como el conjunto de hombres que comparten un mismo espacio y tiempo histórico, tienen (casi) la misma edad, son coetáneos y mantienen algún contacto vital. La generación es además una minoría, culta y sensible a los cambios de las circunstancias que la rodean en un momento específico. El concepto se articula con base en una teoría y un método en vistas a comprender y explicar el cambio histórico. Sin embargo, es de observarse que Ortega y Gasset no fue el primero que usó el concepto de generación, de hecho tiene una larga historia. Estaba ya presente en los filósofos presocráticos como Empédocles, Anaxágoras y Demócrito; pero fue Aristóteles el que lo desarrolló con mayor precisión. Para el estagirita la generación es el cambio del no ser al ser; el cambio absoluto implica una generación absoluta y el cambio relativo implica una generación relativa. Tal interpretación fue aceptada por los escolásticos medievales. Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles, consideraba que una generación es un “llegar a ser”. A lo largo de la historia del pensamiento occidental el concepto generación se ha ramificado y refinado adquiriendo, incluso, derivaciones lógicas y biológicas. Pero fue Ortega el que dotó al concepto de una nueva vitalidad y sentido: propone una teoría de las generaciones como instrumento dé investigación histórica, el cual permite acceder a la comprensión de la historia, a su investigación y estudio desde una perspectiva vital y dinámica. Ello bajo el supuesto de que la historia no es un “haber sido”, sino un estar “siendo”; es decir, en la historia se manifiestan hechos que el hombre realiza, a los que el hombre imprime sus ideas, pensamientos, anhelos, pasiones... La misión de la historia es, entonces, descubrir la auténtica “realidad de la vida humana” y “comprender las variaciones del espíritu humano”. En la realidad histórica los hechos y los acontecimientos se mueven en múltiples direcciones, repercuten en distinta intensidad y magnitud en ella. Estos cambios o variaciones tienen diferentes rangos y jerarquías que se manifiestan por conducto de un fenómeno primario que Ortega denomina sensibilidad vital. Por medio de la sensibilidad vital la generación mantiene una estrecha vinculación con las circunstancias, esto es, con la ideología del gusto, la moralidad, etcétera, de una época histórica. En la realidad histórica encuéntranse unidad y en permanente comunicación distintas generaciones, que entablan relaciones de coincidencia o desacuerdo en los diversos terrenos: ideológico, político, estético... Cuando la circunstancia histórica es trastocada por cambios profundos y decisivos que transforman el ámbito local o universal, son las vanguardias generacionales quienes perciben las primeras señales de cambio, estableciendo un compromiso activo entre individuos y masa. El método de las generaciones para su aplicación toma en cuenta que: 1) En períodos de quince años cambia el cariz de la vida y varía la tonalidad histórica. 2) Una generación se encuentra entre dos generaciones: cada gene-ración representa un “trozo vital”, único e intransferible del tiempo histórico, por eso el hombre es “sustancialmente histórico”. 3) La realidad histórica está constituida por la vida de los hombres entre 30 y 60 años, período de plena actividad histórica. 4) De 30 a 45 años el hombre combate a favor de ciertos ideales o, mejor dicho, a favor de su ideología. 5) Entre los 45 y 60 años la generación llega al pleno desarrollo de sus aspiraciones, accede al poder y posteriormente las nuevas generaciones asimilarán sus experiencias, aciertos y errores para continuar transformando la realidad histórica. 6) Cada generación posee su propia sensibilidad vital, que le permite asumir el compromiso con la circunstancia que le rodea, de no hacerlo estaría traicionando su rol histórico. La influencia cultural y filosófica de Ortega y Gasset fue grande y profunda, y por lo mismo es difícil de cuantificar. Algunas de sus propuestas fueron aceptadas, adaptadas, criticadas y otras simplemente desechadas. Pero han cobrado vigencia e intensidad en diferentes momentos. En América Latina la teoría de las generaciones fue conocida inicialmente entre los años 1921-1929 gracias a su libro El tema de nuestro tiempo; la temática de las generaciones en él esbozada fue ampliada y perfeccionada en una conferencia que dictó en Madrid en 1933, luego fue publicada en 1974 bajo el título En torno a Galileo, e inmediatamente fue estudiada en el orbe iberoamericano. La teoría de las generaciones, si bien es cierto no tuvo el mismo impacto que otros aspectos de la filosofía orteguiana, aún así influyó en varios pensadores latinoamericanos que interpretándola o adaptándola a sus propios requerimientos la emplearon para comprender el cambio histórico de sus respectivas circunstancias. Lo que a la vez les ayudaba a profundizar en la reflexión que ya de tiempo atrás venían realizando acerca del “ser latinoamericano”, del “quiénes somos y hacia dónde vamos”. Empero, pueden ubicarse los países donde la teoría de las generaciones fue mayormente desarrollada o parcialmente utilizada: Argentina, Perú y México. En Argentina el filósofo e historiador de las ideas Arturo Andrés Roig la utilizó para fundar su concepción de las etapas intelectuales de su país en sus libros Breve historia intelectual de Mendoza (1966) y La filosofía de las luces en la ciudad agrícola (1967). De forma más ceñida al espíritu orteguiano, Jaime Perrioux la implementó en su obra Las generaciones argentinas (1970). En el Perú la teoría de las generaciones fue principalmente aplicada en el terreno literario como se muestra en los libros de los siguientes destacados críticos literarios: Jorge Pucinelli, en Esquema de las generaciones literarias peruanas (1951); Augusto Tamayo, en Literatura peruana (1965); Luis Alberto Sánchez, en La literatura peruana (1966). Por su parte, en México la teoría orteguiana fue instrumentalizada por algunos historiadores para hacer luz sobre sucesivas generaciones políticas e intelectuales que configuraron al país desde la centuria pasada, como puede observarse en las obras de Luis González y González: Los artificios del cardenismo (1979) y La ronda de las generaciones (1984). Finalmente, Enrique Krause hace algo semejante en sus textos: Caudillos culturales de la Revolución mexicana (1976) y Daniel Cosío Villegas: una biografía intelectual (1980), en los cuales aplica de manera acertada y original el método de las generaciones. Al margen de los diversos grados de influencia cultural y la variación y adaptación que el concepto generacional de Ortega y Gasset fue adquiriendo en los diversos países latinoamericanos, este filósofo español quedará anclado en la historia y memoria latinoamericana, ya que su aportación intelectual en ese terreno abrió nuevos horizontes y dio importantes y decisivas banderas de lucha a nuevas generaciones de jóvenes pensadores en América Latina, lo que de una u otra forma fue un estimulo en su camino hacia la autoconciencia. Ferrater Mora, José. Ortega y Gasset: etapas de una filosofía, Seix Barral, Barcelona, 1973. Ortega y Gasset, José. El tema de nuestro tiempo, 1981, Alianza, Madrid; En torno a Galileo (Esquema de la crisis), Alianza, Madrid, 1982. Tzvi Medin. Ortega y Gasset en la cultura hispanoamericana, Fondo de Cultura Económica, México, 1984.
En el campo de la Historia, la aportación de Ortega se centró en la Teoría de las generaciones, según la cual los cambios de época se deben a «variaciones en la sensibilidad vital» que se traducen en el cambio de generaciones: el desplazamiento de una generación vieja por una nueva. Así, en la filosofía de Ortega, la generación pasa a ser «una categoría histórica», «el concepto fundamental de la historiología y el instrumento más eficaz del método histórico», según él mismo expuso en la presentación de los cursos del Instituto de Humanidades. Con esta teoría, inspirada en la de los ciclos histórico-culturales de Spengler –aunque siempre lo negase–, trató Ortega de explicar los cambios en la Historia prescindiendo de la teoría de la lucha de clases. Así, sin afrontar directamente una crítica del materialismo histórico, intentó Ortega desplazar al marxismo del horizonte ideológico de los españoles. Para tan ambicioso designio, Ortega no llegó a elaborar los instrumentos conceptuales adecuados. Así, sorprende la debilidad de los conceptos que constituyen su punto de partida y que, por evidenciarse en sí misma, nos limitamos a citar:«No, el cuerpo de la realidad histórica posee una anatomía perfectamente jerarquizada, un orden de subordinación de dependencia entre las diversas clases de hechos. Así, las transformaciones de orden industrial o político son poco profundas: dependen de las ideas, de las preferencias morales y estéticas que tengan los contemporáneos. Pero, a su vez, la ideología, gusto y moralidad no son más que consecuencias o especificaciones de la sensación radical ante la vida, de cómo se sienta la existencia en su integridad indiferenciada. Esta que llamamos 'sensibilidad vital' es el fenómeno primario en Historia y lo primero que habríamos de definir para comprender una época. (...) Las variaciones de la sensibilidad vital que son decisivas en historia se presentan bajo la forma de generación. Una generación no es un puñado de hombres egregios, ni simplemente una masa: es como un nuevo cuerpo social íntegro, con su minoría selecta y su muchedumbre, que ha sido lanzado sobre el ámbito de la existencia con una trayectoria vital determinada. La generación, compromiso dinámico entre masa e individuo, es el concepto más importante de la Historia y, por decirlo así, el gozne sobre el que ésta ejecuta sus movimientos. Una generación es una variedad humana, en el sentido riguroso que dan a este término los naturalistas. Los miembros de ella vienen al mundo dotados de ciertos caracteres típicos, que les prestan una fisonomía común, diferenciándolos de la generación anterior. Dentro de ese marco de identidad pueden ser los individuos del más diverso temple, hasta el punto de que, habiendo de vivir los unos junto a los otros, a fuer de contemporáneos se sienten a veces como antagonistas. Pero bajo la más violenta contraposición de los pro y los anti descubre fácilmente la mirada una común filigrana. Unos y otros son hombres de su tiempo y por mucho que se diferencien se parecen más todavía. El reaccionario y el revolucionario del siglo XIX son mucho más afines entre si que cualquiera de ellos con cualquiera de nosotros.»{12}Haciendo abstracción de la terminología organicista que utiliza, hasta el punto de producir la impresión de que los caracteres típicos de cada generación son de origen genético, en la definición orteguiana de la generación –y de su función en la Historia– aparece una inversión de la relación causa-efecto. Eso que Ortega denomina «variaciones en la sensibilidad vital» no es la causa del desarrollo histórico, sino uno de los efectos en que éste se manifiesta. Del análisis del pensamiento de Ortega se deduce que esas variaciones son la forma en que se manifiesta un cambio de las Ideas, con mayúscula. Es decir, una variación en las ideas disueltas en cada época, que están flotando, y que el individuo no las posee, sino que está en ellas... Empero, a su vez, como fue enunciado por la teoría del materialismo histórico, y la investigación histórica empírica ha confirmado, esas Ideas surgen de las condiciones humanas de existencia. Es decir, de las condiciones en que el hombre realiza su actividad productiva, en función del desarrollo técnico y social y de los sucesivos problemas que tal actividad le va suscitando. Aunque hay un fluir constante de nuevas ideas –a lo largo de la historia de las formaciones sociales–, hay etapas en que éstas eclosionan con mayor abundancia, constituyendo un salto cualitativo respecto al nivel anterior. Sólo metafóricamente se puede definir tal fenómeno como «variación de la sensibilidad vital» y, en todo caso, no se manifiesta de forma homogéneamente generacional. Como en cada época histórica las nuevas ideas coexisten y luchan con las viejas –en función de la contraposición de intereses y distintos niveles gnoseológicos de quienes las sustentan, no puede sorprender que, en una misma generación esa «variación de la sensibilidad vital» se manifieste de forma muy diferente. Sin excluir que en una nueva generación puedan ser comunes algunas ideas, hay muchas más que son contrapuestas y conducen a los miembros de esa generación a un choque frontal. En ese sentido se podrían aducir muchos ejemplos históricos, pero, por su mayor nitidez, basta señalar el de la generación juvenil que en la década del treinta se enfrentó duramente entre sí desde posiciones fascistas y marxistas.El concepto de generación es relevante en el campo biológico de la genética de poblaciones. Así, por ejemplo, la brevedad generacional de la Drosophila melanogaster permite formular leyes estadísticas sobre la transmisión de los genes y estudiar los fenómenos de mutación. En el campo de la literatura, también puede ser útil, taxonómicamente, el concepto de generación. Cuando enunciamos «generación del 98», «generación del 27», &c., todos tenemos en cuenta los rasgos comunes que caracterizaron a ciertos autores y su tendencia estética predominante. Incluso puede ser interesante –como hipótesis de trabajo aplicable a fenómenos como la veteranía de los dirigentes soviéticos y la irrupción juvenil en Occidente– la tesis orteguiana de que el espíritu de las generaciones se manifiesta en épocas cumulativas y épocas eliminatorias y polémicas. Esta utilidad relativa del concepto de generación lo sitúa en su adecuada perspectiva. Lo que ya nadie puede sostener seriamente es que el concepto de generación sea el más importante de la Historia, ni que la teoría de las generaciones sea capaz de sustituir al materialismo histórico como fundamento científico del estudio del desarrollo histórico. El escaso eco que esta teoría orteguiana tuvo internacionalmente, incluso entre los adversarios del marxismo, es bien elocuente.
La economía española durante el franquismoJOSÉ LUIS GARCÍA DELGADOLa economía española durante el franquismo tiene tres etapas bien diferenciadas. La primera es la etapa de la autarquía (1939-1950), caracterizada por la depresión, la dramática escasez de todo tipo de bienes y la interrupción drástica del proceso de modernización y crecimiento iniciado por el Gobierno de la República. En la segunda etapa (1950-1960) se produce una vacilante liberación y apertura al exterior que genera un incipiente despegue económico, aunque muy alejado del ciclo de expansión que disfruta el resto de Europa debido a las políticas keynesianas. [...]
Artist generations (recessive) are born during a Crisis, a time when great dangers cut down social and political complexity in favor of public consensus, aggressive institutions, and an ethic of personal sacrifice. Artists grow up overprotected by adults preoccupied with the Crisis...
a los T les van a caer algunas deflaciones sobre la cabezahttp://www.elpais.com/vineta/?d_date=20120126&autor=El%20Roto&anchor=elpporopivin&xref=20120126elpepivin_3&type=Tes&k=Roto
Cita de: mpt en Enero 26, 2012, 13:59:00 pma los T les van a caer algunas deflaciones sobre la cabezahttp://www.elpais.com/vineta/?d_date=20120126&autor=El%20Roto&anchor=elpporopivin&xref=20120126elpepivin_3&type=Tes&k=RotoQSJ!
Y si aceptamos que los años 1959-1973+ (aprox) son una era Álgida (en España), ¿que tipo de generación se cosecha durante ese tipo de eras? Pues los Profetas que "crecen como niños durante un período de riqueza post-Crisis y se (Shevek: deberían hacer) hacen jóvenes adultos durante un período de transformación cultural"
Cita de: Shevek en Enero 26, 2012, 11:46:22 amY si aceptamos que los años 1959-1973+ (aprox) son una era Álgida (en España), ¿que tipo de generación se cosecha durante ese tipo de eras? Pues los Profetas que "crecen como niños durante un período de riqueza post-Crisis y se (Shevek: deberían hacer) hacen jóvenes adultos durante un período de transformación cultural"Creo que esto está bastante claro. La Generación-T disfrutó de los 68-80+, el periodo de la apertura del régimen. Si leemos la descripción de los periodos de Despertar vemos que en ellos se redescubre el individualismo frente a las instituciones monolíticas del periodo anterior. En este caso, más bién el "porque yo lo valgo" y el "qué hay de lo mío".Por lo demás está bastante claro que, en efecto, son las circunstancias socioeconómicas las que forman el carácter en los periodos de infancia y "coming of age".Seguro que ya conocen todos este video, pero lo voy a dejar por aquí... Creo que el mundo al que se van a tener que enfrentar los hijos de la crisis va a ser muy distinto de lo que conocemos...Did you know? 3.0 (subtitulado en Español)¡Singularidad, allá vamos!
¿Te refieres a la singularidad de la IA?Otro que ha sido engañado. Si fuese tan fácil como añadir potencia de cálculo... Lo de la inteligencia computacional es igual que en la información, se puede generar muchísima información, pero el 99,9999999% de ella es BASURA.No es una cuestión de cantidad y nunca lo ha sido.
Cita de: pollo en Febrero 04, 2012, 16:46:02 pm¿Te refieres a la singularidad de la IA?Otro que ha sido engañado. Si fuese tan fácil como añadir potencia de cálculo... Lo de la inteligencia computacional es igual que en la información, se puede generar muchísima información, pero el 99,9999999% de ella es BASURA.No es una cuestión de cantidad y nunca lo ha sido.Parece lógico lo que dices. Y sin embargo me parece un hito. Lo que creo que es innegable es que la complejidad del mundo actual, al ritmo que está creciento actualmente , empieza a escaparse de la capacidad de la mente humana.
Datación de “Eras” Españolas: por la necesidad de ponerse a la altura de su tiempo de forma acelerada, en nuestro caso parecería que estás “eras”, que en realidad son fases de lo que Howe-Strauss llaman Saeculums, tienen una duración de unos 30-33 años, al final de los cuales suele ocurrir algún acontecimiento crucial, un punto de inflexión, que trastoca el status quo impuesto al sistema y se produce una aceleración de la historia que intentó manipularse; la generación en el poder intenta “eternizarse” convirtiéndose en establishment y se le expulsa “con agua caliente”. Estas “eras” en sí mismas son una anomalía por su duración, producto de la no regeneración normal de la política. Veamos, brevísimamente, las cuatro últimas.1. Regeneracionismo Industrialista, 1898-1928/31: Olvida la regeneración y se lo juega todo a la industrialización, en lo que ésta pincha se cae el tinglado. Primer aviso al mediar esa generación: 1909, Semana Trágica de Barcelona. Recibe oxigeno económico con la neutralidad activa. Segundo aviso al terminar esa generación: Huelga General de 1917. Antes que regenerarse opta por la Dictadura en 1923 y, textualmente, desaloja por la fuerza a los profesionales de la política, tomada por los amateurs. Suicida. Engendran el Saeculum mesianismo hispánico. Punto de Inflexión: municipales de abril del 31.2. Mesianismo Dogmático 1.931-1.959/62: a pesar de las buenas intenciones iniciales, termina imponiéndose la mentira y el crimen político. Las diferencias se resuelven por las malas. Esta locura durará una generación hasta que los vencedores se regeneran por necesidad. El “punto” de inflexión es el Plan de Estabilización del 21 de Julio de 1959 y el movimiento llamado “Contubernio de Múnich” (1962) que refuerza a los tecnócratas frente al franquismo mesiánico.3. Tecnocracia Clerical, 1959/62-1978/81: el dogmatismo económico mesiánico del fascismo se enfrenta a la bancarrota y opta por regenerarse, vía cesión del poder a una generación nueva de corte tecnocrático. El éxito económico es indudable, se desarrolla la clase media, España se convierte en potencia industrial y se queda a un paso de serlo en lo nuclear. Los regeneracionistas dejan de serlo y degeneran al convertirse en establishment, pilotan la Transición hasta el punto de inflexión del 23F de 1981, en que el “suicidio” de los últimos mesiánicos dogmáticos acelera la historia.4. Mesianismo Hedonista, 1.981-2.011/12: los actores de la Transición crean escuela, olvidan la regeneración natural, se convierten en establishment y se dedican a lo que mejor saben: mesianismo transicional hedonista. De esta forma el discurso (que degenera en mentira descarada) se mantiene mientras se aprovechan las potencialidades del país, la formación de su población, su base industrial y su condición europea para traer al presente vía endeudamiento toda la riqueza posible y ponerla al servicio de la casta gobernante. Hubo un cierto amago regeneracionista, pero tras reunirse Aznar con el mesiánico Pujol, salió abducido y pasó de mesiánico-regeneracionista a tecnocrático-hedonista. Tras el 11-M vuelve el mesianismo-hedonista pero en versión incompetencia superlativa; así pues, se completa un nuevo destrozo generacional, algo que a futuro pondrá en riesgo la misma viabilidad si no prevalencia del país. Fase final del Saeculum mesiánico español. ¿Punto de inflexión el 22-M?5. ¿Tecnocracia Secular Regeneracionista 2.012-2.030 o Mesianismo Heroico Suicida 2.012-2.016? Ustedes deciden, todo dependerá de si ocurre cambio generacional (con Rajoy o con otro) y la verdadera Generación Perdida asume sus responsabilidades en el Gobierno de España. La Generación Perdida Española: nuestro país es el único caso contemporáneo en Occidente que, producto de su mesianismo incorregible, producirá un equivalente a la Generación Perdida. Corresponde a la Generación X (1.962-1981) y, como su homóloga americana, es “Nómada” según la denominación de Howe-Strauss, solo que aquí la podemos datar mejor por los puntos de inflexión de 1962 y de 1981.