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Trudeau's 'Orwellian online harms bill': Canada PM backs imprisoning people for LIFE over speech crimes in social media 'safety' crackdownThe Online Harms Act, designed to make social media platforms safer, is being slammed as 'Orwellian' and an 'overreach' by votersThe Handmaid's Tale author Margaret Atwood said the bill was 'Orwellian' and like the 'Lettres de Cachet all over again' The proposed law gives judges the power to imprison adults for life if they advocate for genocide online
Ojito a esto https://www.dailymail.co.uk/news/article-13196875/justin-trudeau-canada-orwellian-imprison-life-crime-bill.htmlCitarTrudeau's 'Orwellian online harms bill': Canada PM backs imprisoning people for LIFE over speech crimes in social media 'safety' crackdownThe Online Harms Act, designed to make social media platforms safer, is being slammed as 'Orwellian' and an 'overreach' by votersThe Handmaid's Tale author Margaret Atwood said the bill was 'Orwellian' and like the 'Lettres de Cachet all over again' The proposed law gives judges the power to imprison adults for life if they advocate for genocide online Cadena perpetua por comentarios en redes sociales Pero un juez se carga a su mujer y va a la cárcel UN díahttps://www.dailymail.co.uk/news/article-13198185/Canadian-judge-delisle-sentenced-ONE-DAY-manslaughter.htmlTodo bien en Canadá
Para quienes usen Google Chrome y en general el navegador v/EShttps://contrachrome.com/comic/946/
Ya pareces una tamara cualquiera... Hay una versión muuuuuucho más recomendable, libre. Ojo, que este es el au-tén-ti-co. [ Mi hotro navegador. ]Chromiumhttps://www.chromium.org/getting-involved/download-chromium/
This is the second of three pieces on gender, politics, and young people. Part 1 is here.—There is some unfinished business from the previous piece on the gendered of young people. ‘Young’ is 18-29.So let’s start, briefly, with the politics of young women, radicalised in the last decade (in the UK, Germany, and the US), and the last half decade in South Korea.In his FT piece and associated ex-Twitter thread, John Burn-Murdoch notes that this radicalisation isn’t just about gender issues. He uses attitudes to immigration as a measures for this: CitarYoung German women have become markedly more progressive on attitudes to immigrants, while young German men are more conservative on this than their elders.Here’s the chart:He sees a similar trend in Britain: well, sort of. This is what he writes:Citar All groups of people, young and old, men and women, have become more liberal on race and immigration except young men.He calls this ‘remarkable’, although I think that British young men are getting a bit of a hard time here. Yes, young women have become almost completely progressive on immigration—the line goes almost to zero—and other cohorts have made similar progress, whereas the views of young men are much as they were six years ago. But they are still more progressive on the issue than any other cohort, except for young women.It’s worth going back to the summary chart that I shared in Part 1:(FT graphic: John Burn-Murdoch / @jburnmurdoch. (C) FT)Looking at young men in Germany and the USA, they are around the average for the country as a whole, between being conservative and progressive, while in the UK there has been only been a divergence in political views between young men and young women. I’ll come back to this, because I think there’s something salient here.But the most detailed exploration of these attitudes is in the piece by Alice Evans that I referenced in Part 1—I didn’t have space to get to her discussion of young men then.In the section on the less progressive views on young men, she proposes four hypotheses, and then tries to test each of these: Feminised public culture Economic resentment Social media filter bubbles Cultural entrepreneurs, like Andrew Tate?(sigue)
Young German women have become markedly more progressive on attitudes to immigrants, while young German men are more conservative on this than their elders.
All groups of people, young and old, men and women, have become more liberal on race and immigration except young men.
El nuevo trastorno laboral se llama sisifemia: ambición obsesiva, estrés crónico y cansancio patológicoUn médico acuña el término para definir y advertir de las consecuencias físicas y psicológicas de una mala relación con el entorno laboralAndrea García Baroja · 2023.08.23Dos jóvenes pasean frente a la zona de las cuatro torres empresariales de Madrid.JUAN BARBOSAExisten decenas de palabras y anglicismos —freelance, engagement, networking— para reflejar las dinámicas laborales del siglo XXI. También los males asociados a ellas: alguien es workaholic cuando trabaja en exceso, alguien sufre burnout por el estrés y cansancio acumulado tras años de vida laboral. Pero no existía todavía un término que definiera la obsesión, derivada de la ambición, la autoexigencia y el perfeccionismo, de querer hacerlo todo bien en el entorno laboral. Una tendencia peligrosa que puede acarrear graves consecuencias para la salud mental, y también física. Se llama sisifemia, y acaba de ser identificada por José Manuel Vicente, director de la Cátedra de Medicina Evaluadora Pericial de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM).El término se inspira en el mito griego de Sísifo, condenado por los dioses a subir una roca a lo alto de una piedra y repetir la tarea una y otra vez, y lo acuñó Vicente por primera vez en 2022. “Es un trastorno de salud derivado del agotamiento psíquico y físico de un empleado que se ve obligado a responder a unos objetivos inalcanzables, bien porque se los ponen desde la dirección de su empresa, bien porque se los pone a sí mismo. Tiene una excesiva carga de trabajo que se empeña y esfuerza en cumplir, pero que nunca llega a completar a pesar de estar haciendo lo máximo posible”, explica.El médico, que es también jefe de la Unidad Médica del equipo de Valoración de Incapacidades del INSS en Gipuzkoa, observaba a cada vez más pacientes, con características personales y laborales compartidas, sufrir una dolencia para la que no tenía nombre: “Veíamos a gente emocionalmente destrozada, que acababa fatal y terminaba desarrollando otros síntomas. En ocasiones se podía aludir a una situación de desánimo o de ansiedad constante, pero sin darle nombre específico”, cuenta el médico. Juntó evidencias y perfiles y se dio cuenta de que ese cansancio repentino que sus pacientes experimentaban tenía una causa común.Quien padece sisifemia no puede distanciarse del trabajo en sus días de descanso. Tampoco cuando se mete en la cama, porque su cabeza, con el paso de los días, se ha configurado para rumiar de forma automática y constante sobre las tareas pendientes, sobre lo que podría haber hecho mejor o sobre si ha respondido o no bien al jefe. Alarga las horas de trabajo y se somete a jornadas extraordinarias. No duerme bien, reduce su ocio y su círculo social únicamente al entorno laboral. En consecuencia, no rinde como quiere. “Es un bucle. Para compensar, tomamos mucha cafeína, o recurrimos a los ansiolíticos. Nos decimos: ‘Tengo que hacer lo posible, aunque haya dormido mal, por hacerlo perfecto”, dice Vicente. Esa autoexigencia, ese alto nivel de responsabilidad y perfeccionismo, esa sensación de tener una sola oportunidad, es lo que diferencia a la sisifemia de otros trastornos identificados en el entorno laboral.Si estos rasgos y comportamientos se mantienen en el tiempo pueden aparecer cuadros de ansiedad, de angustia, cuadros depresivos. También trastornos del sueño. Pero Vicente advierte de que también hay consecuencias físicas: “A la larga, hay cierta evidencia de que se pueden desarrollar cuadros cardíacos. Infartos, trastornos de ritmo cardíaco, subidas de tensión que pueden ser permanentes, con cuadros hipertensivos mantenidos. También hay una cierta constatación de que, quien mantiene un padecimiento como este, tiene mayor riesgo de tener infartos cerebrales”. Además, pueden aparecer dolores físicos derivados de la relación entre nuestro cuerpo y nuestro cerebro, que van de la mano aunque “nos parezcan cosas distantes”, dice Vicente. “Por ejemplo, lumbalgia, jaquecas u obesidad”.La sisifemia evidencia la relación insana que muchas personas mantienen con su trabajo. En parte por la necesidad de valoración externa, pero también derivada de un mercado muy competitivo. “Especialmente después del desarrollo del teletrabajo en la pandemia, que facilita que nos llevemos trabajo a casa, y que emborrona los límites de los horarios. En esos casos, la empresa es de alguna forma cómplice, porque conoce que estamos dedicando más horas de nuestra jornada habitual, pero no constan como jornadas extraordinarias”, desarrolla Vicente. En noviembre, la Inspección de Trabajo inició una investigación en las principales consultoras de España, las conocidas como Big Four (Deloitte, PwC, EY y KPMG) por las jornadas maratonianas de sus trabajadores. Concluyó que estas empresas tendrían que pagar al menos 700.000 euros en liquidación voluntaria de horas extra. Las consultoras implantaron, desde ese momento, sistemas de registros de jornada.En este sentido, los expertos recomiendan prestar atención a la relación que mantiene nuestro trabajo con la salud mental. “Es imprescindible. En lo laboral, en concreto, la salud mental adquiere una importancia absoluta, porque afecta a todo nuestro proceso de desempeño como trabajadores y contribuye a evitar accidentes laborales”, explica Noelia García-Guirao, doctora en Ciencias Sociales y Jurídicas y perito judicial en Prevención de Riesgos Laborales. “Afortunadamente, sabemos cómo hacerlo gracias a la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales. Los trabajadores tenemos derecho a una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo, y esta ley nos da las claves. También en lo psicosocial. Es decir: tenemos las herramientas legales necesarias para ello. Y tenemos a los profesionales con los conocimientos en la materia. Solo hay que poner en marcha los mecanismos de prevención en materia psicosocial, que están un poco olvidados”, continúa la también psicóloga del trabajo.García-Guirao apunta que hay que ser prudentes a la hora de poner nombre a las cosas. “El peligro de sobretiquetar puede provocar que se atribuyan problemas psicológicos a rasgos normales de la personalidad y ello lleve a una patologización innecesaria. Además, el nombre que se le haya puesto no va a definir absolutamente la complejidad de la dolencia de una persona concreta”, avisa. Por otro lado, también explica que hay ventajas en especificar y llamar a las cosas de una determinada manera: “Ayuda al reconocimiento y comprensión de la dolencia y de sus síntomas, porque proporciona un marco necesario para entender lo que la persona está experimentando. También facilita los avances en investigación y tratamientos adecuados, porque los profesionales manejan una terminología común y ello redundará en el desarrollo de estrategias de tratamiento más eficaces”.Vicente precisa que, en psiquiatría, las denominaciones se hacen basándose en el DSM-5, una publicación donde se establecen los códigos diagnósticos. “Pero hay otros muchos fenómenos relevantes que no aparecen como tal, como puede ser el burnout, pero que ha sido necesario nombrarlos e identificarlos”. El médico insiste en la importancia de hacerlo: “Lo que no nombramos no lo visibilizamos. No existe”. Organizaciones como la Asociación de Especialistas de Medicina del Trabajo o la Asociación Española de Psiquiatría Legal, y también el sindicato UGT, entre otros, ya se han hecho eco del término.Profesiones vocacionalesLa sisifemia no afecta a todas las profesiones por igual, ni todas las personas tienen el mismo riesgo de caer en ese bucle. Vicente expone que afecta especialmente a profesiones vocacionales, con un alto nivel de exigencia y presión: médicos, consultores financieros, auditores, abogados de grandes despachos, servicios sociales. “Y, a nivel personal, a gente con un alto sentido de la responsabilidad, muy autoexigentes. Con mucha tendencia a la perfección”, añade Vicente. Pero se puede expandir a cualquier persona que sienta que tiene una única oportunidad de demostrar algo, que acabe de empezar a trabajar en una nueva coyuntura, como un ascenso. “Le pasa mucho a, por ejemplo, los jóvenes y becarios, que son parte de un sector al que se le machaca o explota habitualmente, y que a menudo están mal pagados”, continúa el médico.Por eso mismo no hay que confundir la sisifemia con el ampliamente extendido término del burnout. Vicente especifica que este último aparece al final de la carrera, con un periodo de latencia muy largo. “El burnout implica la desafección por el trabajo, no sentir ya a la empresa como algo propio, en gran parte por no sentirse bien valorado ni apreciado. En cambio, la sisifemia responde a la premura diaria del cumplimiento, a ponerse objetivos inalcanzables, a la entrega completa para cumplirlos. Hay mucha conexión entre la empresa y el trabajador, y las consecuencias aparecen en un periodo mucho más corto de tiempo”, explica el médico.“Hay que tener claro”, expresa Vicente, “que el trabajo tiene su tiempo y que vivir es vivir para algo más que trabajar”. García-Guirao incide en que “las condiciones del puesto de trabajo no deben suponer riesgo alguno para el trabajador, en ninguna profesión”, y coincide con Vicente: “Es vital la cultura de seguridad y, concretamente, la cultura preventiva de cada empresa, y cómo se aborda el aspecto psicosocial. El cuidado y mantenimiento de una buena salud mental de los trabajadores está íntimamente ligado a una buena cultura preventiva por parte de la empresa en materia psicosocial. No se pueden desligar. La salud mental del trabajador debe ser, para la empresa, tan importante como la salud física. Y en esto todavía tenemos mucho trabajo por hacer”.
California Introduces 'Right To Disconnect' Bill That Would Allow Employees To Possibly RelaxPosted by msmash on Tuesday April 02, 2024 @02:46PM from the how-about-that dept.An anonymous reader shares a report:CitarBurnout, quiet quitting, strikes -- the news (and likely your schedule) is filled with markers that workers are overwhelmed and too much is expected of them. There's little regulation in the United States to prevent employers from forcing workers to be at their desks or on call at all hours, but that might soon change. California State Assemblyman Matt Haney has introduced AB 2751, a "right to disconnect" proposition, The San Francisco Standard reports. The bill is in its early stages but, if passed, would make every California employer lay out exactly what a person's hours are and ensure they aren't required to respond to work-related communications while off the clock. Time periods in which a salaried employee might have to work longer hours would need to be laid out in their contract. Exceptions would exist for emergencies.The Department of Labor would monitor adherence and fine companies a minimum of $100 for wrongdoing -- whether that's forcing employees to be on Zoom, their inbox, answering texts or monitoring Slack when they're not getting paid to do so. "I do think it's fitting that California, which has created many of these technologies, is also the state that introduces how we make it sustainable and update our protections for the times we live in and the world we've created," Haney told The Standard.
Burnout, quiet quitting, strikes -- the news (and likely your schedule) is filled with markers that workers are overwhelmed and too much is expected of them. There's little regulation in the United States to prevent employers from forcing workers to be at their desks or on call at all hours, but that might soon change. California State Assemblyman Matt Haney has introduced AB 2751, a "right to disconnect" proposition, The San Francisco Standard reports. The bill is in its early stages but, if passed, would make every California employer lay out exactly what a person's hours are and ensure they aren't required to respond to work-related communications while off the clock. Time periods in which a salaried employee might have to work longer hours would need to be laid out in their contract. Exceptions would exist for emergencies.The Department of Labor would monitor adherence and fine companies a minimum of $100 for wrongdoing -- whether that's forcing employees to be on Zoom, their inbox, answering texts or monitoring Slack when they're not getting paid to do so. "I do think it's fitting that California, which has created many of these technologies, is also the state that introduces how we make it sustainable and update our protections for the times we live in and the world we've created," Haney told The Standard.
PinnedQuick update of the birth table to get back to the update rhythm of once per month. Greece and Thailand have released data from Jan-March already, allowing for the first TFR forecasts to be made.