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James Davies: "La psiquiatría medicaliza problemas que en realidad son sociales"James Davies, profesor de Antropología y Psicoterapia en la Universidad de Roehampton (Reino Unido). En Sedados (Capitán Swing) revela qué falla para que, a pesar del enorme aumento del consumo de psicofármacos, las enfermedades mentales no dejen de subir.PREGUNTA: Las prescripciones psiquiátricas han aumentado en el Reino Unido un 500% desde 1980, en todos los países occidentales han registrado una enorme subida. Sin embargo, los problemas de salud mental no sólo no han disminuido sino que han crecido. ¿Cómo es posible? RESPUESTA: Creo que fundamentalmente se debe a que hemos adoptado un enfoque equivocado, un enfoque que medicaliza y medica en exceso reacciones humanas comprensibles a las circunstancias difíciles a las que a menudo nos enfrentamos.P: ¿Es casualidad que ese aumento del consumo de fármacos psiquiátricos comenzara en la década de los 80?R: No, no es casualidad. Desde la década de 1980 el sector de la salud mental ha evolucionado para servir a los intereses del capitalismo actual, del neoliberalismo, a expensas de las personas necesitadas. Y eso explica por qué los resultados sobre salud mental no han mejorado durante ese período de tiempo: porque no se ha tratado de ayudar a los individuos, se ha tratado de ayudar a la economía.P: ¿Puede darnos algún ejemplo de ese vínculo entre la psiquiatría y el neoliberalismo al que alude?R: Desde el punto de vista del neoliberalismo, el actual enfoque de sobre-medicalización funciona por varias razones: para empezar, porque despolitiza el sufrimiento, conceptualiza el sufrimiento de manera que protege a la economía de las críticas. Un ejemplo lo vemos en la insatisfacción de muchos trabajadores. Pero esa insatisfacción, en lugar de dar pie a un debate sobre las malas condiciones de la vida laboral moderna, se aborda como algo que va mal dentro del trabajador, algo que necesita ser afrontado y cambiado. Y podría darle muchos otros ejemplos. P:¿Se trata entonces de convertir un problema social en un problema individual?R: Sí. Se trata de reducir el sufrimiento a una disfunción interna, a algo que va mal dentro de nosotros, en lugar de verlo como una reacción de nuestro organismo antes las cosas malas que están sucediendo en el mundo y que necesitan nuestra atención y cuidado.P: Los datos muestran que las personas con peores condiciones económicas, las más afectadas por el desempleo y la pobreza, son a las que más psicofármacos se receta. ¿Tiene eso también algo que ver con la economía?R: -Absolutamente. Sólo hay que ver lo que ha ocurrido durante la pandemia. Las madres solteras que viven en grandes bloques de edificios en ciudades tenían tres veces más probabilidades de sufrir depresión y ansiedad que las personas con una casa en el campo con un gran jardín. Las circunstancias en las que uno se encuentra determinan su estado mental. Pero en lugar de centrarnos en esas circunstancias a través de reformas políticas, lo que hacemos es medicalizar el problema y pensar que podemos tratarlo en clínicas y centros de salud. Ese ha sido el principal problema durante los últimos 40 años, la arrogante idea de que a través de una píldora podemos resolver problemas que no tienen sus raíces en la neuroquímica, sino en el mundo. Y, en última instancia, es en reformas políticas en lo que tenemos que pensar si queremos resolver ese problema.P: Y ese enfoque de la psiquiatría en línea con el neoliberalismo, ¿considera que es deliberado?R: Bueno, ha habido poderosos intereses industriales que han apoyado la sobre-medicalización de la vida cotidiana. Eso ha sido muy bueno para la industria farmacéutica, porque cuantas más personas puedan ser clasificadas como enfermas mentales o con trastornos mentales, mayor será el mercado para los productos que aparentemente resuelven el problema. La industria farmacéutica ha promovido absolutamente esa idea de manera muy calculada durante los últimos 30 años. Por otro lado, en lo que respecta a los gobiernos no creo que hayan estado necesariamente conspirando junto con la industria farmacéutica. Creo que más bien ha tenido con ver con ideologías e ideas que parecen encajar con las suyas, y de ese modo han privilegiado formas de intervenir y de pensar sobre el estrés y la angustia que encajan con sus criterios. En ese sentido, la narrativa despolitizadora es buena desde el punto de vista de político. Esa alianza mutua entre industria farmacéutica y poderes políticos ha ido evolucionando lentamente durante 40 años y es la que nos ha llevado a la situación en la que ahora nos encontramos. No creo que esa alianza haya sido algo necesariamente calculado, simplemente ha sido el resultado inevitable de que ambos encuentren algún tipo de apoyo el uno en el otro.P: ¿El neoliberalismo no es entonces sólo un paradigma económico?R: No. Sabemos por la historia social que el paradigma económico dominante en una época da forma a las instituciones sociales, las moldea de manera que se adapten a ese sistema. Así que todas las instituciones sociales, en un grado u otro, cambian para servir a esa superestructura más grande. Lo hemos visto en las escuelas, en las universidades, en los hospitales... ¿Por qué no iba a suceder también en el campo de la salud mental? Por supuesto que sucede.P: Al final, ¿la psiquiatría está haciendo más daño que bien?R: Creo que si la psiquiatría no reconoce hasta qué punto es cómplice de un sistema que hace daño, ella misma está haciendo daño. La psiquiatría puede evolucionar, ver en qué medida es cómplice y puede cambiar. La psiquiatría es una institución social que por naturaleza no es dañina, todo depende de cómo opere como institución social. Y en este momento como institución social, y visto lo que privilegia, diría que en muchos casos está haciendo más daño que bien. Los datos que proporciono en mi libro sobre la prescripción a largo plazo de psicofármacos creo que lo ilustra muy bien. Esos datos muestran que esos medicamentos no sólo no están generando los resultados que esperaríamos de un servicio eficaz sino que, además, están haciendo daño a muchas personas que se ven afectadas negativamente por esos tratamientos largo plazo. Y en tercer lugar, esos fármacos están costando una enorme cantidad de dinero. Juntando todo eso, creo que efectivamente en estos momentos la psiquiatría como institución social no está actuando como debería hacerlo.P: Dice que la psiquiatría está híper-medicando a muchos pacientes... Pero supongo que hay personas que necesitan realmente medicación, ¿no?R: Sí, estoy de acuerdo. Yo no soy anti-fármacos ni anti-psiquiatría. La psiquiatría juega un papel en la sociedad, la medicación psiquiátrica juega un papel para las personas gravemente angustiadas. De hecho la investigación muestra que recetar medicamentos psicotrópicos a corto plazo puede ser muy útil y ventajoso. Lo que yo critico es la extensión excesiva de un sistema que ahora se aproxima a que a una cuarta parte de nuestra población adulta se le recete algún un tipo de medicamento psiquiátrico al año. Ese sistema está completamente fuera de control. Es esa extralimitación lo que critico, el que se medicalicen problemas que en realidad son sociales y psicológicos y por lo tanto habría que abordar con intervenciones sociales y psicológicas. Sí, hay un papel para la psiquiatría en la sociedad, pero no el que representa en la actualidad.P: Cuando habla de intervenciones psicológicas, ¿se refiere a hacer terapia?R: Creo que hay diferentes formas de proceder. Creo que la terapia juega un papel, pero me parece que también debemos reconocer que la terapia en el pasado ha sido responsable de reducir los problemas a disfunciones internas, a dinámicas familiares o a incidentes del pasado. Debemos entender que las familias se insertan en sistemas sociales más amplios. No se puede reducir el sufrimiento a la familia, porque la familia muchas veces es expresión de algo más. Un padre que llega a casa de un humor de perros puede que lo haga porque está deprimido con su trabajo, porque peligra su empleo o porque su salario no le llega. Esos son factores que pueden hacer que la vida familiar sea muy difícil y, si los terapeutas no son conscientes de ello es un gran problema. Creo que la terapia que tiene en consideración los problemas políticos y sociales puede ser de gran apoyo para crear conciencia no sólo de los problemas inmediatos, sino también de estructuras más amplias y de cómo estas afectan a la salud. Ese tipo de terapia es muy valiosa. Hay muchas intervenciones psicológicas que pueden ser muy útiles, pero no creo que debamos detenernos ahí.P: ¿Qué más habría que hacer?R: Creo que también deberíamos reconocer que hay determinantes sociales muy serios y reales de la angustia, y la única forma de encararlos es a través de políticas sociales. Necesitamos pensar más qué tipo de políticas deberían implementarse para resolver la crisis actual en la que nos encontramos. Las reformas políticas deben ser el pilar central de cualquier reforma de salud mental.P: ¿Y cree que se hará?R: Si la historia es una guía válida, sabemos que los paradigmas económicos ascienden y caen. Lo hemos visto en los últimos 200 años, y sospecho que mucha gente está pensando que el neoliberalismo como paradigma económico está llegando a su fin. En cuanto a lo que venga tras el neoliberalismo, espero que sea algo con un estilo más humanista, una especie de capitalismo de economía mixta. Creo que eso podría encajar con una visión de la salud mental que privilegie las intervenciones políticas, sociales y psicológicas sobre los psicofármacos, sabiendo por supuesto que hay un espacio para los psicofármacos, pero menor al que ocupan ahora. Es muy difícil saber con certeza dónde vamos a estar, pero considero que no habrá una reforma de la salud mental hasta que haya reformas políticas y económicas.P: ¿Cómo han reaccionado los psiquiatras ante su libro?R: Hasta ahora la reacción ha sido bastante buena. Tengo amigos que son psiquiatras, no veo de ninguna manera a los psiquiatras o a los médicos de atención primaria como enemigos. Son buenas personas que intentan hacer un buen trabajo en circunstancias muy, muy difíciles y que a menudo son víctimas de un sistema estructural más amplio, como lo son las personas que acuden a ellos en busca de ayuda. A los psiquiatras con los que he hablado les interesa el análisis que hago, un análisis en el que trato de ir más allá de culpar a un psiquiatra o un hospital y en el que examino los motivos estructurales que nos han llevado a esta situación. Y creo que eso es interesante para muchos psiquiatras. Pueden estar de acuerdo o en desacuerdo con mi argumento, pero la mayoría me parece que simpatizan con el análisis y su intención. Además, el libro no sólo critica a los psiquiatras, sino también a los terapeutas y psicólogos, quienes también son responsables de despolitizar, mercantilizar y privatizar la angustia y el estrés.P: La pandemia, ¿ha hecho más evidente que necesitamos un cambio de paradigma?R: Creo que sí. Creo que la pandemia ha demostrado la extensión en que las circunstancias, las relaciones y las situaciones afectan a la salud mental, y esa narrativa se ha reforzado porque toda la población ha tenido un cambio de circunstancias que para muchas personas ha supuesto un fuerte impacto en la forma en que se sienten y funcionan. El modelo social de la angustia y el estrés ha ganado credibilidad como consecuencia de lo que hemos visto. Y también hemos visto a más personas reconocer que medicalizar la angustia no sólo no resuelve el problema, sino que no es viable. En el Reino Unido, por ejemplo, ha habido un fuerte impulso para desmedicalizar la angustia y el estrés porque el servicio de salud no es capaz de hacerles frente. Por primera vez en 40 años, organismos importantes como el de salud pública de Inglaterra decían: "Su angustia y estrés no son problemas médicos. No acudan a nosotros, tenemos las manos atadas. Tenemos demasiada gente en este momento, es un problema social". Es justo lo contrario de lo que nos han estado diciendo durante mucho tiempo. Ahora se da más crédito a nuevas narrativas, veamos cómo evoluciona eso.
The Age of Megathreats NOURIEL ROUBINI For four decades after World War II, climate change and job-displacing artificial intelligence were not on anyone’s mind, and terms like "deglobalization" and "trade war" had no purchase. But now we are entering a new era that will more closely resemble the tumultuous and dark decades between 1914 and 1945.NEW YORK – Severe megathreats are imperiling our future – not just our jobs, incomes, wealth, and the global economy, but also the relative peace, prosperity, and progress achieved over the past 75 years. Many of these threats were not even on our radar during the prosperous post-World War II era. I grew up in the Middle East and Europe from the late 1950s to the early 1980s, and I never worried about climate change potentially destroying the planet. Most of us had barely even heard of the problem, and greenhouse-gas emissions were still relatively low, compared to where they would soon be.Moreover, after the US-Soviet détente and US President Richard Nixon’s visit to China in the early 1970s, I never really worried about another war among great powers, let alone a nuclear one. The term “pandemic” didn’t register in my consciousness, either, because the last major one had been in 1918. And I didn’t fathom that artificial intelligence might someday destroy most jobs and render Homo sapiens obsolete, because those were the years of the long “AI winter.”Similarly, terms like “deglobalization” and “trade war” had no purchase during this period. Trade liberalization had been in full swing since the Great Depression, and it would soon lead to the hyper-globalization that began in the 1990s. Debt crises posed no threat, because private and public debt-to-GDP ratios were low in advanced economies and emerging markets, and growth was robust. No one had to worry about the massive build-up of implicit debt, in the form of unfunded liabilities from pay-as-you-go social security and health-care systems. The supply of young workers was rising, the share of the elderly was still low, and robust, mostly unrestricted immigration from the Global South to the North would continue to prop up the labor market in advanced economies.Against this backdrop, economic cycles were contained, and recessions were short and shallow, except for during the stagflationary decade of the 1970s; but even then, there were no debt crises in advanced economies, because debt ratios were low. The kind of financial cycles that lead to crises were contained not just in advanced economies but even in emerging markets, owing to the low leverage, low risk-taking, solid financial regulation, capital controls, and various forms of financial repression that prevailed during this period. The advanced economies were strong liberal democracies that were free of extreme partisan polarization. Populism and authoritarianism were confined to a benighted cohort of poorer countries.GOODBYE TO ALL THATFast-forward from this relatively “golden” period between 1945 and 1985 to late 2022, and you will immediately notice that we are awash in new, extreme megathreats that were not previously on anyone’s mind. The world has entered what I call a geopolitical depression, with (at least) four dangerous revisionist powers – China, Russia, Iran, and North Korea – challenging the economic, financial, security, and geopolitical order that the United States and its allies created after WWII.There is a sharply rising risk not only of war among great powers but of a nuclear conflict. In the coming year, Russia’s war of aggression in Ukraine could escalate into an unconventional conflict that directly involves NATO. And Israel – and perhaps the US – may decide to launch strikes against Iran, which is on its way to building a nuclear bomb.With Chinese President Xi Jinping further consolidating his authoritarian rule, and with the US tightening its trade restrictions against China, the new Sino-American cold war is getting colder by the day. Worse, it could all too easily turn hot over the status of Taiwan, which Xi is committed to reuniting with the mainland, and which US President Joe Biden is apparently committed to defending. Meanwhile, nuclear-armed North Korea has once again been seeking attention by firing rockets over Japan and South Korea.Cyberwarfare occurs daily between these revisionist powers and the West, and many other countries have adopted a non-aligned posture toward Western-led sanctions regimes. From our contingent vantage point in the middle of all these events, we don’t yet know if World War III has already begun in Ukraine. That determination will be left to future historians – if there are any.Even discounting the threat of nuclear Armageddon, the risk of an environmental Apocalypse is becoming increasingly serious, especially given that most of the talk about net-zero and ESG (environment, social, and governance) investing is just greenwashing – or greenwishing. The new greenflation is already in full swing, because it turns out that amassing the metals needed for the energy transition requires a lot of expensive energy.There is also a growing risk of new pandemics that would be worse than biblical plagues, owing to the link between environmental destruction and zoonotic diseases. Wildlife, carrying dangerous pathogens, are coming into closer and more frequent contact with humans and livestock. That is why we have experienced more frequent and virulent pandemics and epidemics (HIV, SARS, MERS, swine flu, bird flu, Zika, Ebola, COVID-19) since the early 1980s. All the evidence suggests that this problem will become even worse in the future. Indeed, owing to the melting of Siberian permafrost, we may soon be confronting dangerous viruses and bacteria that have been locked away for millennia.Moreover, geopolitical conflicts and national-security concerns are fueling trade, financial, and technology wars, and accelerating the deglobalization process. The return of protectionism and the Sino-American decoupling will leave the global economy, supply chains, and markets more balkanized and fragmented. The buzzwords “friend-shoring” and “secure and fair trade” have replaced “offshoring” and “free trade.”But on the domestic front, advances in AI, robotics, and automation will destroy more and more jobs, even if policymakers build higher protectionist walls in an effort to fight the last war. By both restricting immigration and demanding more domestic production, aging advanced economies will create a stronger incentive for companies to adopt labor-saving technologies. While routine jobs are obviously at risk, so, too, are any cognitive jobs that can be unbundled into discrete tasks, and even many creative jobs. AI language models like GPT-3 can already write better than most humans and will almost certainly displace many jobs and sources of income. In due course, some scientists believe that Homo sapiens will be rendered entirely obsolete by the rise of artificial general intelligence or machine super-intelligence – though this is a highly contentious subject of debate.Thus, over time, economic malaise will deepen, inequality will rise even further, and more white- and blue-collar workers will be left behind.HARD CHOICES, HARD LANDINGSThe macroeconomic situation is no better. For the first time since the 1970s, we are facing high inflation and the prospect of a recession – stagflation. The increased inflation in advanced economies wasn’t “transitory.” It is persistent, driven by a combination of bad policies – excessively loose monetary, fiscal, and credit policies that were kept in place for too long – and bad luck. No one could have anticipated how much the initial COVID-19 shock would curtail the supply of goods and labor and create bottlenecks in global supply chains. The same goes for Russia’s brutal invasion of Ukraine, which caused a sharp spike in energy, food, fertilizers, industrial metals, and other commodities. Meanwhile, China has continued its “zero-COVID” policy, which is creating additional supply bottlenecks.While both demand and supply factors were in the mix, it is now widely recognized that the supply factors have played an increasingly decisive role. This matters for the economic outlook, because supply-driven inflation is stagflationary and thus increases the risk that monetary-policy tightening will produce a hard landing (increased unemployment and potentially a recession).What will follow from the US Federal Reserve and other major central banks’ current tightening? Until recently, most central banks and most of Wall Street belonged to “Team Soft Landing.” But the consensus has rapidly shifted, with even Fed Chair Jerome Powell recognizing that a recession is possible, that a soft landing will be “very challenging,” and that everyone should prepare for some “pain” ahead. The Federal Reserve Bank of New York’s model shows a high probability of a hard landing, and the Bank of England has expressed similar views about the United Kingdom. Several prominent Wall Street institutions have also now made a recession their baseline scenario (the most likely outcome if all other variables are held constant).History, too, points to deeper problems ahead. For the past 60 years in the US, whenever inflation has been above 5% (it is above 8% today), and unemployment has been below 5% (it is now 3.5%), any attempt by the Fed to bring inflation down toward its 2% target has caused a recession. Thus, a hard landing is much more likely than a soft landing, both in the US and across most other advanced economies.STICKY STAGFLATIONIn addition to the short-term factors, negative supply shocks and demand factors in the medium term will cause inflation to persist. On the supply side, I count eleven negative supply shocks that will reduce potential growth and increase the costs of production. Among these is the backlash against hyper-globalization, which has been gaining momentum and creating opportunities for populist, nativist, and protectionist politicians, and growing public anger over stark income and wealth inequalities, which is leading to more policies to support workers and the “left behind.” However well-intentioned, such measures will contribute to a dangerous wage-price spiral.Other sources of persistent inflation include rising protectionism (from both the left and the right), which has restricted trade, impeded the movement of capital, and heightened political resistance to immigration, which in turn has put additional upward pressure on wages. National-security and strategic considerations have further restricted flows of technology, data, and talent, and new labor and environmental standards, as important as they may be, are hampering both trade and new construction.This balkanization of the global economy is deeply stagflationary, and it is coinciding with demographic aging, not just in developed countries but also in large emerging economies such as China. Because young people tend to produce and save more, whereas older people spend down their savings and require many more expensive services in health care and other sectors, this trend, too, will lead to higher prices and slower growth.Today’s geopolitical turmoil further complicates matters. The disruptions to trade and the spike in commodity prices following Russia’s invasion were not just a one-off phenomenon. The same threats to harvests and food shipments that arose in 2022 may well persist in 2023. Moreover, if China does finally end its zero-COVID policy and begin to restart its economy, a surge in demand for many commodities will add to the global inflationary pressures. There is also no end in sight for Sino-Western decoupling, which is accelerating across all dimensions of trade (goods, services, capital, labor, technology, data, and information). And, of course, Iran, North Korea, and other strategic rivals to the West could soon contribute in their own ways to the global havoc.Now that the US dollar has been fully weaponized for strategic and national-security purposes, its position as the main global reserve currency could eventually begin to decline, and a weaker dollar would of course add to inflationary pressures in the US. More broadly, a frictionless world trading system requires a frictionless financial system. But sweeping primary and secondary sanctions have thrown sand in what was once a well-oiled machine, massively increasing the transaction costs of trade.On top of it all, climate change, too, will create persistent stagflationary pressures. Droughts, heat waves, hurricanes, and other disasters are increasingly disrupting economic activity and threatening harvests (thus driving up food prices). At the same time, demands for decarbonization have led to underinvestment in fossil-fuel capacity before investment in renewables has reached the point where they can make up the difference. Today’s large energy-price spikes were inevitable.The increased likelihood of future pandemics also represents a persistent source of stagflation, especially considering how little has been done to prevent or prepare for the next one. The next contagious outbreak will lend further momentum to protectionist policies as countries rush to close borders and hoard critical supplies of food, medicines, and other essential goods.Finally, cyberwarfare remains an underappreciated threat to economic activity and even public safety. Firms and governments will either face more stagflationary disruptions to production, or they will have to spend a fortune on cybersecurity. Either way, costs will rise.THE WORST OF ALL POSSIBLE ECONOMIESWhen the recession comes, it will not be short and shallow but long and severe. Not only are we facing persistent short- and medium-term negative supply shocks, but we are also heading into the mother of all debt crises, owing to soaring private and public debt ratios over the last few decades. Low debt ratios spared us from that outcome in the 1970s. And though we certainly had debt crises following the 2008 crash – the result of excessive household, bank, and government debt – we also had deflation. It was a demand shock and a credit crunch that could be met with massive monetary, fiscal, and credit easing.Today, we are experiencing the worst elements of both the 1970s and 2008. Multiple, persistent negative supply shocks have coincided with debt ratios that are even higher than they were during the global financial crisis. These inflationary pressures are forcing central banks to tighten monetary policy even though we are heading into a recession. That makes the current situation fundamentally different from both the global financial crisis and the COVID-19 crisis. Everyone should be preparing for what may come to be remembered as the Great Stagflationary Debt Crisis.While central banks have been at pains to sound more hawkish, we should be skeptical of their professed willingness to fight inflation at any cost. Once they find themselves in a debt trap, they will have to blink. With debt ratios so high, fighting inflation will cause an economic and financial crash that will be deemed politically unacceptable. Major central banks will feel as though they have no choice but to backpedal, and inflation, the debasement of fiat currencies, boom-bust cycles, and financial crises will become even more severe and frequent.The inevitability of central banks wimping out was recently on display in the United Kingdom. Faced with the market reaction to the Truss government’s reckless fiscal stimulus, the BOE had to launch an emergency quantitative-easing (QE) program to buy up government bonds. That sad episode confirmed that in the UK, as in many other countries, monetary policy is increasingly subject to fiscal capture.Recall that a similar turnaround occurred in 2019, when the Fed, after previously signaling continued rate hikes and quantitative-tightening, stopped its QT program and started pursuing a mix of backdoor QE and policy-rate cuts at the first sign of mild financial pressures and a growth slowdown. Central banks will talk tough; but, in a world of excessive debt and risks of an economic and financial crash, there is good reason to doubt their willingness to do “whatever it takes” to return inflation to its target rate.With governments unable to reduce high debts and deficits by spending less or raising revenues, those that can borrow in their own currency will increasingly resort to the “inflation tax”: relying on unexpected price growth to wipe out long-term nominal liabilities at fixed interest rates.How will financial markets and prices of equities and bonds perform in the face of rising inflation and the return of stagflation? It is likely that, as in the stagflation of the 1970s, both components of any traditional asset portfolio will suffer, potentially incurring massive losses. Inflation is bad for bond portfolios, which will take losses as yields increase and prices fall, as well as for equities, whose valuations are hurt by rising interest rates.For the first time in decades, a 60/40 portfolio of equities and bonds suffered massive losses in 2022, because bond yields have surged while equities have gone into a bear market. By 1982, at the peak of the stagflation decade, the average S&P 500 firm’s price-to-earnings ratio was down to eight; today, it is closer to 20, which suggests that the bear market could end up being even more protracted and severe. Investors will need to find assets to hedge against inflation, political and geopolitical risks, and environmental damage: these include short-term government bonds and inflation-indexed bonds, gold and other precious metals, and real estate that is resilient to environmental damage.THE MOMENT OF TRUTHIn any case, these megathreats will further contribute to rising income and wealth inequality, which has already been putting severe pressure on liberal democracies (as those left behind revolt against elites), and fueling the rise of radical and aggressive populist regimes. One can find right-wing manifestations of this trend in Russia, Turkey, Hungary, Italy, Sweden, the US (under Donald Trump), post-Brexit Britain, and many other countries; and left-wing manifestations in Argentina, Venezuela, Peru, Mexico, Colombia, Chile, and now Brazil (which has just replaced a right-wing populist with a left-wing one).And, of course, Xi’s authoritarian stranglehold has given the lie to the old idea that Western engagement with a fast-growing China would ineluctably lead that country to open itself up even more to markets and, eventually, to democratic processes. Under Xi, China shows every sign of becoming more closed off, and more aggressive on geopolitical, security, and economic matters.How did it come to this? Part of the problem is that we have long had our heads stuck in the sand. Now, we need to make up for lost time. Without decisive action, we will be heading into a period that is less like the four decades after WWII than like the three decades between 1914 and 1945. That period gave us World War I; the Spanish flu pandemic; the 1929 Wall Street crash; the Great Depression; massive trade and currency wars; inflation, hyperinflation, and deflation; financial and debt crises, leading to massive meltdowns and defaults; and the rise of authoritarian militarist regimes in Italy, Germany, Japan, Spain, and elsewhere, culminating in WWII and the Holocaust.In this new world, the relative peace, prosperity, and rising global welfare that we have taken for granted will be gone; most of it already is. If we don’t stop the multi-track slow-motion train wreck that is threatening the global economy and our planet at large, we will be lucky to have only a repeat of the stagflationary 1970s. Far more likely is an echo of the 1930s and the 1940s, only now with all the massive disruptions from climate change added to the mix.Avoiding a dystopian scenario will not be easy. While there are potential solutions to each megathreat, most are costly in the short run and will deliver benefits only over the long run. Many also require technological innovations that are not yet available or in place, starting with those needed to halt or reverse climate change. Complicating matters further, today’s megathreats are interconnected, and therefore best addressed in a systematic and coherent fashion. Domestic leadership, in both the private and public sector, and international cooperation among great powers is necessary to prevent the coming Apocalypse.Yet there are many domestic and international obstacles standing in the way of policies that would allow for a less dystopian (though still contested and conflictual) future. Thus, while a less bleak scenario is obviously desirable, a clear-headed analysis indicates that dystopia is much more likely than a happier outcome. The years and decades ahead will be marked by a stagflationary debt crisis and related megathreats – war, pandemics, climate change, disruptive AI, and deglobalization – all of which will be bad for jobs, economies, markets, peace, and prosperity.
Por qué los bares siguen llenos pese a la guerra y la inflaciónLa inmensa bolsa de ahorro generada en la pandemia permite aún a las rentas medias mantener el nivel de vida. Pero la escalada de los precios ha erosionado la hucha. Lo peor está por llegar.Juan T. Delgado | 06/11/2022Terrazas en el centro de Cartagena | EPLa imagen ha vuelto a repetirse en el puente de Todos de los Santos: los españoles siguen llenando bares, terrazas, restaurantes y chiringuitos playeros. En un escenario europeo de guerra, con la inflación aún desmadrada, con previsiones creíbles de recesión, la economía sigue luciendo buena salud en las calles. Una contradicción aparente que lleva a los economistas -y a los ciudadanos- a preguntarse si el Banco de España o la AIReF son excesivamente agoreros al vaticinar un bache profundo e inminente.La explicación hay que buscarla, de nuevo, en la monumental bolsa de ahorro que los hogares acumularon durante la pandemia. Es esa hucha la que está propiciando que millones de españoles mantengan sus costumbres de ocio pese a la inflación. Hasta ahí, la parte positiva. Esta tendencia, a la vez, contribuirá a la importante caída del consumo que pronostican muchos servicios de estudios. La demanda flaqueará según se agote la bolsa de ahorro, contribuyendo al retroceso del PIB esperado en el último trimestre de este año y el primero de 2023. Es entonces cuando la economía entrará en recesión técnica, y quedará demostrado que el Banco de España y la AIReF tenían motivos para ver la botella medio vacía, aunque los bares sigan llenos. Vayamos a las cifras. El Instituto Nacional de Estadística (INE) tuvo que revisar al alza recientemente el ahorro atesorado durante la pandemia. Hasta el pasado septiembre, se estimaba que los hogares habían acumulado una bolsa extra de 60.000 millones en 2020 y de 34.000 millones en 2021. Hablamos de ahorro forzoso: dinero que se guarda ante las dificultades para gastarlo, por culpa de los confinamientos y las restricciones. Tras la revisión, el INE elevó esa ‘hucha’ hasta los 81.000 millones y 53.000 millones, respectivamente. La suma da un total de 134.000 millones de euros, todo un récord. "El colchón de que disponen los hogares para afrontar la pérdida de capacidad adquisitiva derivada del aumento de la inflación es mayor de lo que se creía", admitían los economistas de Funcas tras analizar los nuevos datos.La tasa de ahorro de las familias alcanzó un pico del 33,5% de la renta disponible en el segundo trimestre de 2020, coincidiendo con la declaración del Estado de Alarma. Desde entonces se mantuvo en niveles extraordinariamente altos. En el segundo trimestre de 2021 ascendió al 21,2% y un año más tarde marcaba aún un 16,1%, muy por encima de los registros previos a la pandemia. "Pese al encarecimiento de la cesta de la compra, en la primera mitad de este año los hogares tomados en su conjunto han sido capaces de ahorrar un mayor porcentaje de su renta disponible que antes de la pandemia", recalcan desde Funcas.Ahora bien, la estadística del INE refleja una tendencia descendente. La inflación, que ha registrado picos desorbitados (10,8% en julio) y que cerrará el año con un incremento medio cercano al 8,5%, ha ido erosionando la bolsa de ahorro. Se consume lo mismo, pero se paga más caro. Y eso también se nota en la estadística. Entre enero y junio, los hogares ahorraron 33.000 millones, casi la mitad que en el mismo periodo del año anterior. "Si eliminamos los efectos estacionales y de calendario, la tasa de ahorro del sector disminuye un punto y ocho décimas respecto al trimestre anterior y se sitúa en el 8,5%", precisan desde el INE. La reducción progresiva del ‘colchón’ explica, por ejemplo, por qué las ventas de coches no acaban de remontar o por qué sigue disparada la demanda de vehículos de segunda mano (el triple que la de nuevos). En octubre, según Anfac, se matricularon casi 66.000 unidades, muy por debajo de las 90.000 habituales en los años previos a la pandemia. El sector, de hecho, sufrió dos años de caídas y viene experimentando una tímida recuperación desde el pasado agosto. Los mismos españoles que han intentado mantener el nivel de vida asumen que las cosas empeorarán en los próximos meses. Ese sentimiento lo refleja con fidelidad el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El Índice de Confianza del Consumidor de octubre se sitúa en 54,7 puntos. Un año antes, ascendía a 97,3, casi el doble. El desplome (42,6 puntos) obedece al "retroceso de la valoración de la situación actual en el último año y a un descenso de en las expectativas de futuro", según el propio CIS.La erosión de la bolsa de ahorro y las malas expectativas de los consumidores contribuirán a enfriar la economía en los próximos meses. Hasta el propio Gobierno pronostica un débil crecimiento del consumo (1,3%) en los Presupuestos Generales del Estado de 2023. De hecho, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, confía en que España esquivará la recesión gracias al tirón de la inversión empresarial, propulsada con los fondos europeos."Todo apunta a una agudización del debilitamiento que viene observándose en los últimos meses", señala el último informe de previsiones de Funcas. "El principal factor es la pérdida de poder adquisitivo de los hogares como consecuencia de la inflación, y su mayor incidencia en el consumo privado en relación a la primera parte del presente ejercicio". Los economistas de Funcas rematan con una advertencia: "la tasa de ahorro de los hogares se ha reducido ya hasta niveles próximos a la media de los últimos años, lo que significa que muchas familias ya no disponen de un colchón de liquidez para compensar la pérdida de capacidad de compra de sus ingresos".La bolsa de ahorro se agota y las revisiones salariales -con subidas del 2,6% pactadas por convenio- no servirán para alimentarla. Las rentas medias seguirán perdiendo, por tanto, alicientes para consumir. O para seguir llenando bares y restaurantes. Las rentas más bajas, directamente, llevan meses sin poder hacerlo. No ahorraron cuando otros podían y han afrontado la escalada de la inflación con la hucha totalmente vacía.
EN LA EUROZONA, TODO DESAJUSTE DE PRECIOS RELATIVOS QUE QUEDE DESPUÉS DE DAR LA RECESIÓN TENDRÁ QUE CORREGIRSE A PELO.—Aunque parezca que las Autoridades dicen lo contrario, la recesión va a acabar con la inflación a secas. Con lo que no va a acabar es con la inflación de activos, incluida la sobrevaloración del dólar. Las autoridades no van a subir tipos de intervención tras dar la recesión, por lo que cesará la causa del tramo raro de la inflación, que hoy ya es el único.Los precios relativos son la cantidad de cada bien o servicio expresada en cada uno de los demás. Tantos zapatos, tantas camisas. Es un gigantesco cuadro de doble entrada en el que la diagonal es cero, como el de distancias en kilómetros entre cada capital de provincia:El cuadro está moviéndose permanentemente. Su equilibrio es dinámico. Unos precios influyen en otros y hay precios que son funciones; y también están las rentas. Está el Dinero, en todas sus capas. Y las divisas. También, los precios sombra, los precios estimados de los bienes y servicios públicos, los precios públicos propiamente dichos y todo precio que a ustedes se les ocurra, porque los precios relativos no están formalizados estadísticamente ni nunca lo estarán —como sí pasa, p. ej., con la nomenclatura aduanera—. Solo se encontrarán con estudios muy parciales, si es que se encuentran alguna vez con algo parecido (curiosamente, en materia de precios relativos inmobiliarios, puede ser que sí). Los precios relativos solo funcionan conceptualmente. Lo importante es que, en épocas de inflación o deflación altas (alzas o bajadas generalizadas de precios), se acelera el reequilibrio de precios relativos porque se vela, minimizando el dolor; basta con dejar quieto un precio o que suba muy poco para que se ajuste. Dicho de otro modo, épocas de inflación o deflación altas son la gran oportunidad de normalización que tiene un precio en relación con los demás.¿Los tontos de los pisitos españoles están aprovechando la inflación rara que padecemos para disimular su anormalidad o están exacerbándola, los muy 'cipolla'?Dicho esto, entremos en materia.La inflación es el alza generalizada de precios. Sin embargo, nadie puede saber si hay o no inflación. A lo sumo, se tienen sensaciones o verificación solo respecto de uno, dos, tres o equis precios en ciertos lugares. Primera conclusión, por tanto: sin difusión mediática no hay inflación. Normalmente es una propaganda que hace el enemigo del sistema, por lo que este reacciona brutalmente. Para establecer que el alza o bajada, en efecto, es generalizada, solo hay estimaciones que hace el Estado, que elabora índices de periodicidad mensual, que luego corrige cuando quiere, índices cuyos métodos de cálculo, encima, cambian de vez en cuando. Y, para más inri, en los trabajos de estimación de la inflación, prima el estudio del Consumo, entendido estrechamente como cesta de la compra, lo que no quiere decir que no se observe la Producción.Hoy, las Autoridades, en todo el mundo, están dando que «hay inflación aún». Esté aún es superimportante. Lo dicen como si lo observaran desde fuera, siendo ellas quienes ostentan el poder estadístico y sabiendo que solo se trata de estimaciones. Aparte de estar siempre mirando con el rabillo del ojo las inflaciones de los demás, podrían dar más o menos o decir que está vencida, máxime ahora que empezamos a gozar del efecto base en el dato interanual —lo que va a permitir cerrar 2022 con una tasa razonable, cara a la indexación de rentas—.Esto lo decimos porque, cuando nos dan el nuevo dato de inflación, que siempre es una estimación del dato definitivo, que también será estimado, lo que hay que preguntarse es por qué nos dan el dato que nos dan en ese momento y no lo postergan o no nos dan otro arbitrario, exactamente lo mismo que cuando nos dan el dato del PIB.Concretando, primero hay que preguntarse por qué las Autoridades locales dan más o menos inflación que la que dan los países de su entorno. Esto es fácil de responder: depende de lo pobretón/ricachón que relativamente es el país y lo que a las Autoridades les viene bien que se vea en cada momento, porque hay mucho plan plurianual pactado o implícito. Si trabajas profesionalmente en estos temas te puede costar el puesto no saber tocar afinado en la orquesta de poetas de la Economía.La pregunta importante es por qué las Autoridades, especialmente las de la eurozona, no solo están dando inflación, sino que avisan de que van a seguir dándola porque «la recesión por si sola no acabará con la inflación».La respuesta es que las Autoridades están dando tiempo para que los precios relativos lleguen por sí solos a donde puedan en el proceso de nuevo equilibrio, para quitarles trabajo, porque cuando terminen de dar inflación el movimiento de reequilibrio espontáneo parará o se ralentizará mucho; y, entonces, si algún precio rechinante sigue crujiendo —es decir, se ha resistido a aceptar su ajuste relativo en el periodo voluntario, diríamos—, entonces, se actuará directa y brutalmente sobre él.Te están dando tiempo para muevas tus precios por las buenas.Si te quedas corto, no importa. Siempre podrás subirlos. Pero, si te pasas inflacionándote, puedes morir el día de la apocatástasis o puesta de contadores a cero, algo que le va a pasar a mucho usurero 'exprimeinquilinos'. En EEUU el futuro está despejado, porque tienen un as en la manga: margen para que se devalúe su moneda y, así, restaurar en su conjunto la competitividad y productividad de su economía. En la eurozona, precio que no haya querido ajustarse a su punto de equilibrio natural, precio que será bajado a ostias.Actualmente, el EUR/USD explora su valor mínimo. Se diría que lo ha hallado. En cuanto empiece a hacer daño la recesión en EEUU, qué buen activo financiero va a ser el dinero de la eurozona, gracias a su 'indevaluabilidad' relativa respecto del dólar. Pero cuánto vamos a tener que trabajar y emprender de verdad, dejándonos de montajes fáciles de dinero-sin-trabajar.Ahora mismo, que viene la oficialización de la recesión, y que con ella queda castrada toda fuerza inflacionaria canónica o no (canónicas: demanda, costes, monetaria y autoconstruida; no canónica: arbitrariedad de quien pone precios), toca decir, paradójicamente, que «la recesión por si sola no acaba con la inflación...», sin añadir «inflación... de activos»; pero ese no añadir es solo 'prima facie', porque si lo pregunta algún periodista, entonces, sí se puede hablar mal 'ad libitum' de lo inmobiliario o bursátil (cuando un servidor trabajó en sus años mozos de macroeconomista literato aprendió que había que hacer tres versiones de cada documento: la fetén, la 'para periodistas' y la que había que dar a los periodistas que pedían el documento base). Toca, pues, aprovechar que la gente confunde precios e inflación, para que se pregunte por qué suben los precios en contra de su dinero (que, en realidad no suben ni siquiera ahora, porque lo que sube es el porcentaje de variación intermensual o interanual de un índice que estima la subida, principalmente, a efectos del Consumo —tampoco vale el llamado deflactor del PIB, que pertenece a una ristra de estimaciones aún más gruesas, entre las que hay documentos que pasan por contables registrales, como la Balanza de Pagos—); y, entonces, habiéndose preguntado por qué su dinero pierde poder adquisitivo, que por fin la gente se conteste que «la culpa la tiene la 'inflación de activos'» (algo que sabe todo el mundo en su fuero interno, incluso el menos formado, como las abuelitas); y se sienta mal y, contrita, acepte la mutilación de sus hijos; y llore. Ciertamente, qué tortuosos son los caminos del Señor (desde la 'fedspeak' de Greenspan, que tanto destacó por su lenguaje cuidadoso y codificado —esta vez hay quien ha querido meter la palabra clave pivote, como si se tratara de un juego sadomasoquista, para parar de hacer pupa, pero la Fed por ahora ha pasado olímpicamente—). Este es el contenido semántico de la frase «el dinero siempre se venga»: el llanto y crujir de dientes que se les viene encima, por fin, a los jugadores popularcapitalistas. El cántaro, en el suelo. La leche derramada. Tu mirada en la calabaza que fue tu carroza de fiesta. Y los lacayos, ratones.¡Qué poco nos gusta hablar de 'inflación de activos'! No nos gusta nada porque:a) inflación no es un concepto serio:— inflación es una metáfora coja (inflar un globo soplando); metáfora-ariete de 'chorros' y maquiavelos 'amarga-estafaos', que diría Santos Discépolo; metáfora de gran éxito periodístico, más éxito aún que la metaforita de la máquina de imprimir dinero —como si el dinero fiduciario fuera papel pelota entre particulares simuladores—; pero metáfora disfuncional, que no sirve ni para referirse al 'alza generalizada de precios y rentas' ni a su bajada, porque:• cada precio o renta se comporta a su manera, incluso, los hay muy importantes que bajan cuando suben muchos o los pocos precios que componen el índice que estima la inflación (de esto se trata, precisamente, de que haya divergencias y tenga lugar el ajuste de precios relativos);• no funciona para cuando se produce el fenómeno contrario al que se refiere, lo que ha dado lugar a dos neologismos aún más difíciles de entender: desinflación (de desinflar), que no se usa para cuando se desinfla el globo, sino para cuando se infla menos deprisa; y deflación (caída generalizada de precios y rentas), que solo se usa cuando se llega al punto de desinflado en el que la gente empieza a darse cuenta que la vida es maravillosa y, entonces, los chicos de la industria del D.O.P. (Dinero de Otras Personas) se ven obligados al manido «es que retrasa las decisiones de consumo», cosa jamás probada, sino exactamente todo lo contrario (vid. Japón o la España de estos años atrás);— da pie a que la gente piense la tontería suicida de que el dinero no vale nada (pérdida de poder adquisitivo), y así tengan éxito los monetaristas en su cínico odio al dinero, que llaman 'fiat' o proveniente del 'thin air', no 'respaldado', ja, y entonces la gente se deshaga de sus ahorros a cambio de chucherías, cual algonquinos con Mahattan;— para los keynesianos de convicción es «el» (falso) indicador para evaluar la bondad de su divina gestión en materia de (sumandos de la ecuación de la 'Demanda'):• tipos de interés (Consumo privado y Ahorro=Inversión) • tipos de gravamen (Gasto Público)• tipos de cambio (Comercio Exterior), razón por la que «el» objetivo de los bancos centrales (y, por extensión de toda la política económica) se establece estatutariamente en términos de inflación, cosa que, por cierto, ningún bancocentralista se toma muy en serio, salvo para elaborar la política de comunicación (una cosa es la política monetaria y otra muy distinta la política de comunicacion de la política monetaria, algo que no pasa con la política fiscal, al ser esta el núcleo duro de la Política con mayúsculas);— finalmente, está el cinismo de que «el problema de la inflación es de niveles», frase cuya malicia se ve muy bien cuando se aplica a la sobrevaloración de la vivienda, cuando se dice que «el problema no es de precios, sino de asequibilidad»; puede haber deflación y precios extravagantemente inflados, como hemos visto estos años atrás en los que los tipos de interés de intervención han sido nominalmente negativos; y b) activos es un concepto contable sagrado:— el género es el Activo y las especies, cuatro grandes masas patrimoniales de activos: inmovilizado, existencias, tesorería y derechos de crédito; sin embargo, el concepto de inflación de activos, solo se refiere a cuatro subespecies: inmuebles-edificaciones, Deuda formalizada en títulos-valores, dólar y Bolsa; se circunscribe el concepto de activo a lo que interesa, en una burda trampa mistificadora, injertando la idea de que el Capital serían esos cuatro subtipos de activos agraciados, y no el Activo menos el Pasivo, y que capitalismo es solo la propiedad privada de los mismos, conectando subliminalmente con la idea de propiedad personal, cuando al capitalismo la única propiedad privada que le interesa es la social, es decir la propiedad del neto patrimonial logrado por la sociedad —el marxismo no está contra la propiedad personal, sino contra la social—; y— hay ciertos pasivos indisolublemente unidos a determinados activos, por lo que estos deben siempre 'netearse'; el caso más sobresaliente son los inmuebles-edificaciones; y el principio de prudencia valorativa obliga, asimétricamente, a no computar las plusvalías tácitas hasta que no se materializan, pero las minusvalías, a computarlas en cuanto se sabe que van a darse; es falso, pues, que «no tengo pérdida hasta que no venda»; lo que no vas a tener es una contabilidad que refleje prudentemente tu verdadera situación patrimonial, por lo que vas a ser un apestado; por eso, sabiendo que toca destruir valor inmobiliario —la orden viene del centro del sistema—, puede haber un gran desorden mercantil a poca rebeldía contable que haya.El capitalismo está diciendo basta porque los trabajadores han ido demasiado lejos con los montajes popularcapitalistas de dinero fácil. Para amortiguar el dolor de situaciones por las que pasamos todos —infancia, insolvencia, enfermedad, desempleo, vejez—, la derecha (Bismarck, tercer tercio del s. XIX) ideó el Estado del Bienestar (EdB) —institución ya presente en las cuevas del Paleolítico, cuando se cazaban bisontes, y cuyos pilares fundamentales fueron puestos por el cristianismo paulino, obteniendo su máxima expresión con el Concilio Vaticano II—. La izquierda socialista (2ª Internacional), ideó su propio juguete amortiguador: el popularcapitalismo (CPI) o capitalismo popular inmobiliario, artefacto mediante el que los trabajadores sellan un horrendo pacto fáustico para sobrevalorar su vivienda básica y, así, creer que se subliman en capitalistitas contra sus propios hijos, que han de trabajar o emprender el doble o el triple para poder honrar de por vida las rentas inmobiliarias que complementan o incluso sustituyen a las rentas 'bienestaristas', tachadas idiotamente de paternalistas. Nótese que derecha e izquierdas juegan la una con el juguete de la otra. El problema es que el ortograma del sistema capitalista, que inequívocamente ordena mantener el EdB porque, si no, está muerto, a mediados de los 2000 dictó que el Trabajo & Empresa no daban tanta Renta como para servir también al juguete socialdemócrata del 'todos capitalistitas', y se activaron los mecanismos automáticos de estrangulamiento y sofocación financiera del CPI. Lo ha hecho con toda la racionalidad moral del mundo. Lo más importante que ha pasado en este 2022 histórico es que las Autoridades han proclamado 'urbi et orbe' expresamente, sin dolerles prendas (p. ej., que haya recesión y desempleo), que la corrección valorativa de la vivienda 'it's a good thing'.Todos debieran saber esto que decimos, que, en el popularcapitalismo, derecha e izquierdas juegan cada una con el juguete-amortiguador de la otra. Las izquierdas, con el EdB. La derecha, con CPI. Y que es entre los trabajadores-directivos donde más se practica El Pisito —sin olvidar El Chaletito de ilustres individualistas caraduras de la izquierda heterodoxa—. Por eso decimos que el popularcapitalismo es un edificio capitalista de dos alas en el que se entra por detrás, de modo que los ascensores que ves a la derecha no son los que suben por los pisos de la derecha, sino a los de izquierdas, y viceversa. El popularcapitalismo es 'porculero' hasta en eso, señores, perdonen la expresión. Lo más nos jode es que, en reuniones y saraos, te manifiestas antipopularcapitalista y Pro-EdB, y el sector más resentido, normalmente de trajadores-directivos y jubilados de élite, te tacha inmediatamente de comunista, palabra que se usa como insulto desde hace nada menos que 200 años. No importa. Torres más altas han caído.Esta razón, la confusión, el barullo, el galimatías, es por la que hay tanto extraño consenso acerca de que «la causa del 'crunch' de precios inmobiliarios es la intervención de los bancos centrales contra la inflación...». ¡Bendito sea! Pero falta añadir «inflación... de activos», porque de lo que se habla es de la inflación de activos, no de la inflación a secas. Añadámoselo nosotros, que las Autoridades están deseando ponerlo en el frontispicio de su política de comunicación y nos han autorizado expresamente para ello (conferencias de prensa de Powell, Presidente de la Fed, en 2022, calificando la corrección valorativa de la vivienda):— 15-jun . . . 'reset'— 21-sep . . . 'it's a good thing'— 2-nov . . . 'get back'El trance final de la Transición Estructural, con la que el sistema capitalista está superando el modelo popularcapitalista, no tiene por qué durar mucho. Antes al contrario, estos procesos siempre son 'sudden and sharp'. Se coge el serrucho, se corta el miembro gangrenado y ¡a volar! Es consustancial al capitalismo. Ya que ha salido el marxismo, en el Manifiesto Comunista (1848), Marx escribió cosas que hoy están muy de actualidad, entre ellas: «¿Cómo vence las crisis el capitalismo? De una parte, por la destrucción obligada; de otra, por nuevas conquistas y la explotación más intensa. ¿De qué modo lo hace? Preparando crisis (cada vez) más extensas y más violentas».A su manera, el capitalismo es revolucionario cuando le pone la proa a cosas más reaccionarias que él. Leemos lo siguiente de Engels, en un prefacio al Manifiesto Comunista escrito medio siglo después: «El Manifiesto rinde plena justicia a los servicios revolucionarios prestados por el capitalismo en el pasado. La primera nación capitalista fue Italia. Marca el fin del medioevo feudal y la aurora de la era capitalista contemporánea la figura gigantesca de un italiano, el Dante, que es a la vez el último poeta de la Edad Media y el primero de los tiempos modernos».No les quepa duda del porqué del desconcierto actual de los analistas orgánicos de la industria del D.O.P. (Dinero de Otras Personas) y los especuladores individualistas, que no dejan de preguntarse cansinamente que «algo no encaja» porque no entienden a las Autoridades, a las que acusan de los siete males —lo que les acabará condenando al ostracismo—. Por decirlo en términos marxianos, no saben cómo se las gasta e el capitalismo.Estamos en una época en la que el capitalismo no es reaccionario porque está luchando contra el ultrarreaccionario modelo popularcapitalista. Para que se entienda, es como cuando el capitalismo luchó contra el bloque fascista en la Segunda Guerra Mundial. El 'revolucionarismo' capitalista se lee en el Manifiesto Comunista: «Dondequiera que ha conquistado el poder, ha destruido las relaciones idílicas... las ha desgarrado sin piedad para no dejar subsistir otro vínculo entre los hombres que el frío interés, el cruel 'pago al contado'... las aguas heladas del cálculo egoísta. Ha hecho de la dignidad personal un simple valor de cambio. Ha sustituido las numerosas libertades adquiridas por la única y desalmada libertad de comercio. Ha establecido una explotación abierta, descarada, directa y brutal. Ha despojado de su aureola a todas las profesiones que hasta entonces se tenían por venerables y dignas de piadoso respeto. Al médico, al jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al hombre de ciencia, los ha convertido en sus servidores asalariados. Ha desgarrado el velo de emocionante sentimentalismo que encubría las relaciones familiares, y las ha reducido a simples relaciones de dinero».¿Acaso actualmente, la cultura del trabajo depredadora y agresiva, exacerbada por el 'todos capitalistitas' del popularcapitalismo, no ha invadido también a la familia? Las feministas de cuarta ola dicen que es por culpa del hombre, aunque lo mistifican desfigurando el concepto de patriarcado. Llegan muy tarde, las relaciones patriarcales ya fueron derribadas por capitalismo emergente. Así, leemos en el Manifiesto Comunista que «ha destruido las relaciones patriarcales», que «ha transformado el pequeño taller del maestro patriarcal en la gran fábrica del capitalista industrial» y que «hay un socialismo pequeñoburgués, a la vez reaccionario y utópico, que tiene el anhelo de restablecer las antiguas relaciones de propiedad y toda la sociedad antigua, para la manufactura, el sistema gremial, y para la agricultura, el régimen patriarcal». No, la culpa del ambiente general de depredación y agresividad, extorsión y violencia, no la tiene que los hombres ansíen para sí ser de alto valor, especialmente los jóvenes, por lo que habría que castrar su masculinidad. Ni siquiera la tendría, en su improbable caso, que ansiaran organizar pequeñas explotaciones económicas patriarcales precapitalistas. La culpa la tiene la degeneración del modelo popularcapitalista y la crisis estructural brutal que el capitalismo está gobernando para deshacerse de él, lo que incluye la destrucción del tramo de humo que tiene la valoración económica de ese útero hiperbólico que es la vivienda de las familias trabajadoras metidas a capitalistitas de la señorita Pepis. Pero el antipatriarcalismo feminista es reaccionario, sobre todo, por la extemporaneidad de su cruzada, ya ganada por un capitalismo que ahora pide unir fuerzas contra el popularcapitalismo, base material del feminismo de cuarta ola. El feminismo de cuarta ola no solo no cuestiona el popularcapitalismo sino que es hijo de él. El popularcapitalismo ha otorgado un poder grandioso a la mujer, poder que las feministas de cuarta ola han malversado en misandria, cuando no en androfobia, algo que jamás podrán remontar. O el feminismo escinde su cuarta ola y regresa a la interseccionalidad o, en la nueva Era Cero, será minimizado todo él a residuo reaccionario propopularcapitalista, algo así como un Ku Klux Klan —metáfora muy acertada por la similitud en materia de aquelarres y de capirotes y sombreros negros de ala ancha y copa cónica—.Ya que sale, cada vez que escribimos estos comentarios, tenemos la tentación de empezar con «un fantasma recorre...».Qué ingenuo es quien piensa que el sistema capitalista va a condescender con los pobreticos 'himbersores' o, peor aún, que «a nadie interesa que caiga el precio de la vivienda», cuando su sobrevaloración es objetiva y frontalmente contraria a la acumulación de Capital. Es más, como la sobrevaloración de la vivienda básica no es consustancial al capitalismo, una vez vencida, jamás volverá a haberla, como jamás volverán las pelucas a Versalles. Yerra, y mucho, quien crea que el sistema capitalista ha sido sustituido por otro en el que «los trabajadores ya somos capitalistitas». Recordemos que, por ejemplo, el sistema feudal duró mil años o más, y el esclavista, otro tanto.Toda vez que el capitalismo se va a revestir de planificación central, le auguramos un futuro muy prometedor una vez arrinconada la heterodoxia populacapitalista, cuyos brotes serán siempre reprimidos con dureza.El compañero veterano 'sudden and sharp' (frase de mediados de los 2000, del bancocentralismo, sobre cómo podía ser —y fue— el Pinchazo de la Burbuja, verdadera ejecución de la sentencia de muerte del popularcapitalismo), podría ahora llamarse 'snap-back' (salto o latigazo hacia atrás), que es lo que el 'Bank for International Settelments', anda diciéndole a los bancos que va a suceder en cuanto demos la recesión tras la que volará en solitario el nuevo modelo económico y se den por hechas las correcciones valorativas que se pretenden, por lo que tienen la obligación de tenerlo provisionado —y lo están haciendo muy bien—. Este compañero ha posteado una viñeta magnífica, cuyo original es en alemán:La escena se refiere a la pandemia de coronavirus, pero funciona maravillosamente bien como gran metáfora o mejor aún alegoría de lo que está pasando actualmente con el lobo de la corrección valorativa inmobiliaria, ahora ya legitimada moralmente por las Autoridades, en este histórico 2022:LOBO.—'Euch ist klar, dass ich der Wolf bin? Wollt ihr... nicht weglaufen?'OVEJA 1.—'Wir setzen da auf die Herdenimmunität'.OVEJA 2.1.—'Ein gesunder Schafskörper verkraftet einen Wolfsbiss!'OVEJA 2.2.—'Es trifft ja meist eh nur die alten und kranken...'OVEJA 3.—'Es gibt gar keine Wölfe!'Traducción:LOBO.—¿Te das cuenta de que soy el lobo? ¿No quieres... huir? —alucinando con la mansedumbre.OVEJA EXPUESTA.—Confiamos en la inmunidad de manada. —Es la oveja con quien el lobo habla de tú a tú, por tanto, la que estaría más en peligro de primer bocado.OVEJA OPTIMISTA.—¡El cuerpo de una oveja sana puede resistir la mordedura de un lobo! —miedo en los ojos.OVEJA ESTÚPIDA.—Solo ataca a viejos y enfermos... —cerrando los ojos y arqueando las cejas.Una OVEJA CALLADA, asustada. Hablaría, pero no quiere o no puede hacerlo.Hay dos OVEJAS FELICES porque están distraídas. Una come hierba. La otra mira a una mariposa.Y, finalmente, la bomba.OVEJA INCRÉDULA.—No hay lobos en absoluto.¿En relación con las sobrevaloraciones popularcapitalistas, De los 6 tipos de ovejas, tú de cuál eres? ¿Y tu 'cuñao'? ¿Y tus bancos?¿Engañan quienes salen a la palestra a negar la evidencia de la corrección valorativa inmobiliaria mundial y permanente?El Presidente del Foro de Economistas Inmobiliarios (El Correo, 01/11/2022):—«Las viviendas nuevas seguirán vendiéndose porque la oferta es muy baja... Todo lo que salga al mercado se venderá, con independencia del precio».(En efecto, las viviendas nuevas se venden todas, aunque sean operaciones simuladas, pero para obtener las devoluciones de las cuotas de IVA soportado en la promoción y construcción. Y claro está, si son ventas simuladas, se 'venden' a precios tales que permitan enjugar todo el IVA soportado o más, para que la liquidación te salga a devolver, lo que explica la divergencia de precios respecto de las usadas.)Está claro que este Presidente de 'think tank' es una oveja atrapada un paso más allá del optimismo. No hay que confundir el engaño con el mal uso de los conceptos por falta de conocimiento. Sabiendo que el mundo entra en una recesión inducida por las Autoridades, ¿hasta qué punto se puede decir que engaña quien se expresa así? Se diría que sí, que engaña. Pero, en principio, esta deposición, con independencia de que esté o no en desacuerdo con su mente (es decir, que sea mentira), carecería de intención de engañar, aunque no de 'animus lucri faciendi' (intención de conseguir una ventaja propia, intención que es lícita salvo que medien conductas antijurídicas). En las circunstancias actuales, sabiendo oficialmente que está en marcha un proceso de destrucción de valor inmobiliario y, además, que este proceso se considera moralmente bueno, sin embargo, también habría que probar que concurre un 'animus nocendi' (intención de causar daño), porque, señores, la mayoría natural aún no ha destronado El Pisito y sigue creyendo que «alquilar es tirar dinero», aunque los números digan objetivamente otra cosa. Por esta razón las Autoridades se ven obligadas a seguir dándole leña al mono, recrudeciendo el hype' a su inflación rara y encadenando extrañas alzas de tipos de interés de intervención, asegurándose de que se trasladan a los nuevos préstamos hipotecarios. Pero no olviden que la inflación que dan no es canónica, ni de demanda ni de costes ni monetaria. Tampoco es autoconstruida... aún —en cuanto lo sea, dejarán de darla—. Es la que necesitan dar para no levantar susceptibilidades, dado el resentimiento que ha anegado el espíritu de los perdedores. Hay que hacerles creer que la inflación, que aligera sus deudas, sin embargo, amenaza sus ingresos. Por eso es bueno, paradójicamente, apoyar los movimientos pro-alza salarial, no por el alza en sí, que nunca viene mal, sino por la presión añadida que introduce en las ecuaciones del sistema para que, por fin, se dé el gran 'write-off' y caiga quien tenga que caer —todos los que han hecho de la usura inmobiliaria su 'modus vivendi'—.¿Pero estamos nosotros mismos, los estructuraltransicionistas, cayendo en el síndrome de la Oveja Incrédula, no respecto de la corrección valorativa, sino de la inflación? ¿Es la inflación un coronavirus o un protocolo de sabios de Sion agitado por profesores Franz de Copenhague?https://www.youtube.com/watch?v=2jzIIwhp5Q4(La guardia personal de Franco, con su contubernio judeo masónico, era mora, compuesta por violentos guerreros con turbante dando gritos a 'Allah'. Los protocolos de los sabios de Sion circulan en ambientes yihadistas. El PNV tonteó con los nazis. La ETA era una yihad con boina. Cataluña no habría sido nada sin los almogávares. Y Blas Infante habría abrazado el Islam en los años 1920: la yihad con traje de gitana.)Da igual que nos desgañitemos proclamando que, oficialmente, la vivienda ya no es el ahorro del pobre, sino la causa de su pobreza, y que la Historia tiene leyes objetivas. Los cuartelillos popularcapitalistas, en contra de los generales capitalistas, no van a parar de sacudir el espantajo de El Pisito contra el Dinero, en su mierda de Halloween (*) permanente. Sin ir más lejos, esta semana, el líder del partido del populismo español y de la derecha moderna (atea, abortista, antimatrimonialista) ha blandido el micrófono para reivindicar cínicamente la deducción-IRPF por adquisición de vivienda, para ver si su adversario electoral tropezaba. No ha sido así. El adversario resulta estar centrado en el ortograma. Es más, ha sacado al cuadrilátero a su más conspicua luchadora propopularcapitalista para guasonearse:—Pues que se sepa que quien quitó la deducción —bonificación, ha dicho— fue el partido populista-moderno.https://www.youtube.com/watch?v=AklOP-pYF24https://www.youtube.com/watch?v=hnQ3UHDlJR4Encima, le ha dado la vuelta a la propuesta hipócrita de un fondo público-privado para subvencionar intereses hipotecarios, convirtiéndola en un apoyo implícito al impuesto extraordinario sobre la banca.Ja, ja, ja. ¡La guasa es la vacuna contra el nuevo 'putsch' salvapatria (**)!La deducción la quitó el partido popularcapitalista auténtico, el socialdemócrata/socioliberal, en un destello de racionalidad —incitado por las Autoridades—, conocedor de la verdadera causa de la causa de la crisis (él mismo había puesto en marcha la Burbuja en los 1980); crisis (Pinchazo de la Burbuja) que entonces los inmobiliarios estaban velando como si solo fuera financiera —como si no fueran financieras todas las crisis económicas—. El partido populista le afeó que osara quitar la deducción y puso su resucitación como principal ariete del programa electoral del 'putsch' que emprendió para imputar la crisis a la persona del líder popularcapitalista —que solo era un tierra-viento, no un metemano-caja—. Ganó, con malas artes, pero ganó. Y después de la victoria electoral, en el primer Consejo de Ministros, resucitó la deducción. Pero las Autoridades reaccionaron con firmeza: inmediatamente le obligaron a derogarla y, además, le impusieron la intervención de la economía, obligándole a solicitar por escrito el rescate y compromoterse en un 'memorandum' de ententendimiento (que ordenó la castración de las fascistoides Cajas de Ahorros, entre las que se encontraba una gigantesca, de gran poder nacionalista étnico-cultural separatista, y otra dirigida, no por cualquier cofrade, sino por el mismísimo epónimo del supuesto milagro económico del 'todos capitalistitas', personaje patético que acabó encarcelado junto con su Tesorero). Tenemos memoria.En Economía, el engaño tiene consecuencias económicas directas y graves. En otras ciencias o artes, también, pero más indirectas y leves. Pensemos en la Economía como un parte de la Filosofía, pero con pesadas secuelas en tu vida corpórea, anímica y espiritual. En Economía hay mucho cantamañanas hablando de oferta, demanda, inflación, máquina de imprimir e 'himbersión'. Meten palabritas en inglés y dan el pego. No nos creamos ni una palabra de nadie. La desconfianza económica es buenísima, especialmente en la época que nos ha tocado vivir en la que el sistema arremete contra uno de sus modelos.___(*) Haloween está muy bien traído porque es la fiesta en la que, con caramelos, iniciamos a las niñas —Selene— en el mundo de la abuela Hécate, la diosa-bruja, reina de la noche, que no tiene el poder ejecutivo en la casa-útero hiperbólico, pero es quien manipula a quien lo tiene, la madre —Artemisa—; y, en el popularcapitalismo, mientras no muera Hécate, no hay herencia.(**) Es imposible que a Sánchez le hagan un zapatero, razón por la cual quieren que se enerven intentándolo.
October CPI may solidify case for a terminal rate above 5%: What to know this weekA fresh government inflation reading and U.S. midterm elections are the most highly anticipated events on Wall Street’s radar this week as investors continue to digest the Fed's latest interest rate decision.Thursday morning will bring traders the closely-watched Consumer Price Index (CPI) for October. Economists surveyed by Bloomberg see headline CPI at an annual 7.9% for the month, a moderation from September’s year-over-year increase of 8.2%. Core CPI, which strips out the volatile food and energy components of the measure, is projected to come in at 6.5%, little changed from 6.6% last month.(...)
Gonzalo Bernardos da esta solución para hacer frente al aumento del precio de las hipotecas"Es muy sencillo".(...) Semanas después de que el economista protagonizara un tenso debate con Yolanda, una de las mujeres que habían asistido al programa para denunciar que ahora pagaba más de 300 euros al mes, de golpe, ha hablado de ella y ha destacado algo importante.“Le dije a Yolanda que encontraría una solución y la he encontrado. Es muy sencillo. Pero esto tendría que ser el Ministerio de Economía el que se lo impusiera a los bancos, porque sino no serán muy partícipes de esto”, ha señalado.Gonzalo Bernardos ha detallado que la idea es “convertir la hipoteca que tiene Yolanda en fija” aunque “el tipo de interés sea variable”. “Entonces, usted paga lo que seguía pagando, pero lo que se ajusta es el número de años que seguirá pagando”, ha señalado a otra mujer durante el programa.“Es decir, si los tipos de interés están por encima del que usted contrató la hipoteca, el número de años le incrementará. Si el tipo de interés está por debajo, el número de años se acortará. Pero como mínimo tiene una tranquilidad, que siempre pagará lo mismo”, ha defendido.El economista ha justificado que es un modelo “muy sencillo”. “Aunque varíe el tipo de interés y la hipoteca sea variable, tu cuota no varía”, ha sentenciado.
De BBVA a ING: la banca rebaja sus previsiones sobre el precio de la vivienda en EspañaLas entidades financieras coinciden en proyectar que el inmobiliario residencial se acabará devaluando en términos reales en 2023BBVA, Bankinter, ING... la gran banca empieza a rebajar sus previsiones sobre el precio de la vivienda en España. El banco vasco ha sido la última entidad financiera en revisar sus proyecciones, rebajando la previsión de crecimiento del valor de las casas para 2023 de un 5,8% nominal (y un 3,2%, descontada la inflación) a un 2,3% nominal.Su departamento de estudios estima que la vivienda se acabará devaluando en términos reales al preverse subidas nominales que caerían siempre por debajo de la inflación. El precio de la vivienda registraría así un crecimiento nominal en 2023 que "supone una corrección en términos reales (-2,4%)", según BBVA, ya que la inflación prevista por él es del 4,4% para el para el próximo año. En la misma línea, el 2022 se saldaría con un aumento nominal del 5,4% pero un retroceso real de hasta el 3,5%.La rebaja en la previsión para el precio de la vivienda sigue la del PIB, que ha pasado del 1,8% proyectado a mitad de 2022 para el próximo año al 1,0%. Lo que se suma al cóctel de una mayor inflación y una política monetaria más restrictiva por parte del Banco Central Europeo desde el mes de julio. El hecho de que la venta de vivienda se mantuviera hasta agosto un 12,9% por encima que en el mismo periodo de 2021 responde en parte a "un adelanto de operaciones ante las subidas de tipos de interés".El exceso de ahorro acumulado por los hogares españoles durante la pandemia (hasta 129.000 millones) contribuirá a que no se produzca un ajuste severo en los precios, inciden desde BBVA, pero descuentan una devaluación real para este año y el próximo.ING espera ajustes en la vivienda este semestreEn la misma línea apuntan desde ING, si bien desde la entidad de origen neerlandés dan un paso más: prevén que el precio experimente incluso ajustes nominales a la baja dentro de los próximos seis meses.Bajo su escenario previsto, el ejercicio 2023 se saldaría con una variación nominal del 0-1%, equivalente a un hipotético freno de los precios tras ocho años de subidas (al menos, nominales). Con una inflación prevista del 4,4% -al igual que BBVA-, la vivienda se devaluaría hasta un 4,4% en términos reales al cabo de 2023.Ya este 2022 se cerraría con una devaluación en términos reales del 1,7%, atendiendo a ING, ya que la vivienda terminaría el año con una suba nominal del 7% y la inflación, en el 8,7%"La incertidumbre, la subida de los tipos de interés y la posible recesión leve a la que se enfrentará España a partir del próximo trimestre -el primero de 2023- frenarán el crecimiento de unos precios que los españoles consideran desorbitados", señalan desde ING. Según su encuesta de consumo en agosto, el 75% de los españoles considera que la vivienda está sobrevalorada.Ya este 2022 se cerraría con una devaluación en términos reales del 1,7%, atendiendo a ING, ya que la vivienda terminaría el año con una suba nominal del 7% y la inflación, en el 8,7%. Con todo, los investigadores del banco inciden en que "los precios del residencial español han crecido menos rápido que en la mayoría de los países europeos, lo que hace una corrección menos probable".Bankinter, el primero en alertar de una caída de precios"La actividad inmobiliaria debería enfriarse, con un 13% menos de transacciones en 2023 y un 5% 2024, aunque desde niveles máximos de 15 años. El BCE apunta a un ajuste mayor para el conjunto de la Eurozona (-9% en precios de vivienda y -15% en transacciones en los próximos 2 años)", añaden desde Bankinter.El primer gran banco digital ha sido este año el primero en alertar de una eventual caída de los precios de la vivienda en España. Hasta octubre, el banco proyectaba ya una moderación, con alzas del 1% y el 0% en los próximos dos años. Su última previsión apunta a una caída de los precios del 3% en 2023, y del 2% en 2024 tras una disminución de las transacciones cercana al 20%."Esto sería suficiente para ajustar la sobrevaloración que apreciamos respecto a los salarios, teniendo en cuenta además que estos últimos se incrementarán a ritmos superiores a lo habitual, en un entorno de elevada inflación", esgrimen desde Bankinter.En una línea similar, Caixabank ha advertido del impacto de la subida de tipos sobre el acceso a la vivienda, con un incremento del peso de la hipoteca sobre los ingresos de hasta un 20% en España. Y ello, desde un saludable 33,4% a finales de 2021 (el umbral sostenible es del 35%) hasta cifras incluso por encima del 40% a finales de este año y principios del siguiente, para estabilizarse en torno al 40% hasta 2024, lo que, previsiblemente, forzaría una moderación de los precios. Santander, en suma, ha anticipado que el freno del mercado alcanzaría también a la obra nueva.
Es criminal...https://www.huffingtonpost.es/entry/gonzalo-bernardos-da-esta-solucion-para-hacer-frente-al-aumento-del-precio-de-las-hipotecas_es_63676de5e4b0eb51ab10e7cbCitarGonzalo Bernardos da esta solución para hacer frente al aumento del precio de las hipotecas"Es muy sencillo".(...) Semanas después de que el economista protagonizara un tenso debate con Yolanda, una de las mujeres que habían asistido al programa para denunciar que ahora pagaba más de 300 euros al mes, de golpe, ha hablado de ella y ha destacado algo importante.“Le dije a Yolanda que encontraría una solución y la he encontrado. Es muy sencillo. Pero esto tendría que ser el Ministerio de Economía el que se lo impusiera a los bancos, porque sino no serán muy partícipes de esto”, ha señalado.Gonzalo Bernardos ha detallado que la idea es “convertir la hipoteca que tiene Yolanda en fija” aunque “el tipo de interés sea variable”. “Entonces, usted paga lo que seguía pagando, pero lo que se ajusta es el número de años que seguirá pagando”, ha señalado a otra mujer durante el programa.“Es decir, si los tipos de interés están por encima del que usted contrató la hipoteca, el número de años le incrementará. Si el tipo de interés está por debajo, el número de años se acortará. Pero como mínimo tiene una tranquilidad, que siempre pagará lo mismo”, ha defendido.El economista ha justificado que es un modelo “muy sencillo”. “Aunque varíe el tipo de interés y la hipoteca sea variable, tu cuota no varía”, ha sentenciado.
Cita de: Derby en Noviembre 07, 2022, 07:57:17 amEs criminal...https://www.huffingtonpost.es/entry/gonzalo-bernardos-da-esta-solucion-para-hacer-frente-al-aumento-del-precio-de-las-hipotecas_es_63676de5e4b0eb51ab10e7cbCitarGonzalo Bernardos da esta solución para hacer frente al aumento del precio de las hipotecas"Es muy sencillo".(...) Semanas después de que el economista protagonizara un tenso debate con Yolanda, una de las mujeres que habían asistido al programa para denunciar que ahora pagaba más de 300 euros al mes, de golpe, ha hablado de ella y ha destacado algo importante.“Le dije a Yolanda que encontraría una solución y la he encontrado. Es muy sencillo. Pero esto tendría que ser el Ministerio de Economía el que se lo impusiera a los bancos, porque sino no serán muy partícipes de esto”, ha señalado.Gonzalo Bernardos ha detallado que la idea es “convertir la hipoteca que tiene Yolanda en fija” aunque “el tipo de interés sea variable”. “Entonces, usted paga lo que seguía pagando, pero lo que se ajusta es el número de años que seguirá pagando”, ha señalado a otra mujer durante el programa.“Es decir, si los tipos de interés están por encima del que usted contrató la hipoteca, el número de años le incrementará. Si el tipo de interés está por debajo, el número de años se acortará. Pero como mínimo tiene una tranquilidad, que siempre pagará lo mismo”, ha defendido.El economista ha justificado que es un modelo “muy sencillo”. “Aunque varíe el tipo de interés y la hipoteca sea variable, tu cuota no varía”, ha sentenciado.Lo estoy viendo: Leasing de vivienda... [ Es muy sencillo: me quedo con el del ayuno. ]
EN LA EUROZONA, TODO DESAJUSTE DE PRECIOS RELATIVOS QUE QUEDE DESPUÉS DE DAR LA RECESIÓN TENDRÁ QUE CORREGIRSE A PELO.—La escena se refiere a la pandemia de coronavirus, pero funciona maravillosamente bien como gran metáfora o mejor aún alegoría de lo que está pasando actualmente con el lobo de la corrección valorativa inmobiliaria, ahora ya legitimada moralmente por las Autoridades, en este histórico 2022:LOBO.—'Euch ist klar, dass ich der Wolf bin? Wollt ihr... nicht weglaufen?'OVEJA 1.—'Wir setzen da auf die Herdenimmunität'.OVEJA 2.1.—'Ein gesunder Schafskörper verkraftet einen Wolfsbiss!'OVEJA 2.2.—'Es trifft ja meist eh nur die alten und kranken...'OVEJA 3.—'Es gibt gar keine Wölfe!'Traducción:LOBO.—¿Te das cuenta de que soy el lobo? ¿No quieres... huir? —alucinando con la mansedumbre.OVEJA EXPUESTA.—Confiamos en la inmunidad de manada. —Es la oveja con quien el lobo habla de tú a tú, por tanto, la que estaría más en peligro de primer bocado.OVEJA OPTIMISTA.—¡El cuerpo de una oveja sana puede resistir la mordedura de un lobo! —miedo en los ojos.OVEJA ESTÚPIDA.—Solo ataca a viejos y enfermos... —cerrando los ojos y arqueando las cejas.Una OVEJA CALLADA, asustada. Hablaría, pero no quiere o no puede hacerlo.Hay dos OVEJAS FELICES porque están distraídas. Una come hierba. La otra mira a una mariposa.Y, finalmente, la bomba.OVEJA INCRÉDULA.—No hay lobos en absoluto.¿En relación con las sobrevaloraciones popularcapitalistas, De los 6 tipos de ovejas, tú de cuál eres? ¿Y tu 'cuñao'? ¿Y tus bancos?