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Lo que está sucediendo es que nos están sometiendo a un proceso de *saqueo* CALCADO, a los procesos neoliberales que practicaron con latinoamérica con la excusa de la "crisis de la deuda" desde los 70, 80 y 90
http://de.rian.ru/security_and_military/20130610/266276951.htmlRobots-soldados indios para la frontera con Pakistan
Un chollo. Así se puede calificar, de primeras, la propuesta de un movimiento ciudadano suizo que pretende que todos tengan de por vida una renta de casi 2.100 euros al mes (2.500 francos suizos), trabajen o no trabajen; sean ricos o pobres.A simple vista parece una locura, o un fragmento del guión de una comedia cinematográfica, pero nada más lejos de la realidad: varios artistas, cineastas y simpatizantes del socialismo suizos están a favor de esta iniciativa filantrópica, que garantizaría el bienestar de todo el país, más allá de su situación personal. "No es tan obligados (los suizos) a aceptar cualquier trabajo por razones puramente financieras", asegura Oswald Sigg, del Partido Socialista suizo.El movimiento ya se ha lanzado en la búsqueda de apoyos para instaurar este sistema que se incluiría en la Constitución. De momento, 100.000 firmas son suficientes para someter el texto a referéndum. ¿Te imaginas que te preguntaran si querrías recibir 2.100 euros al mes de por vida? ¿Quién no lo aceptaría?Evidentemente, no es oro todo lo que reluce, y los suizos lo saben: aplicar esta utópica medida conllevaría un golpe durísimo y evidente a las arcas del Gobierno suizo que, según la cabecera Le Matin, se vería obligado a compensarlo con una presumible bajada de sueldos públicos y a un moderado aumento de impuestos. Y, claro, ¿quién se atreve con algo tan radical en un país en el que todo va tan bien?
Me voy a estrenar con esta noticia que acabo de encontrar en un medio de "alto standing". http://es.finance.yahoo.com/blogs/finyahoofinanzases/aceptarias-renta-2100-mes-vida-suiza-165340157.html¿Aceptarías una renta de 2.100 euros al mes para toda la vida? En Suiza tienen este dilemaCitarUn chollo. Así se puede calificar, de primeras, la propuesta de un movimiento ciudadano suizo que pretende que todos tengan de por vida una renta de casi 2.100 euros al mes (2.500 francos suizos), trabajen o no trabajen; sean ricos o pobres.A simple vista parece una locura, o un fragmento del guión de una comedia cinematográfica, pero nada más lejos de la realidad: varios artistas, cineastas y simpatizantes del socialismo suizos están a favor de esta iniciativa filantrópica, que garantizaría el bienestar de todo el país, más allá de su situación personal. "No es tan obligados (los suizos) a aceptar cualquier trabajo por razones puramente financieras", asegura Oswald Sigg, del Partido Socialista suizo.El movimiento ya se ha lanzado en la búsqueda de apoyos para instaurar este sistema que se incluiría en la Constitución. De momento, 100.000 firmas son suficientes para someter el texto a referéndum. ¿Te imaginas que te preguntaran si querrías recibir 2.100 euros al mes de por vida? ¿Quién no lo aceptaría?Evidentemente, no es oro todo lo que reluce, y los suizos lo saben: aplicar esta utópica medida conllevaría un golpe durísimo y evidente a las arcas del Gobierno suizo que, según la cabecera Le Matin, se vería obligado a compensarlo con una presumible bajada de sueldos públicos y a un moderado aumento de impuestos. Y, claro, ¿quién se atreve con algo tan radical en un país en el que todo va tan bien?
Agencia Tigris.Espacio para la reflexión sobre economía, política, ciencia y cultura.¿Por qué no repartir el trabajo?A lo largo de la historia economistas y políticos de distinto sello ideológico han contemplado el reparto del trabajo como una medida para afrontar las crisis de desempleo. En 2011, bien entrada ya la crisis en España, el presidente de la Generalitat de Catalunya Artur Mas, durante la inauguración del XXII Encuentro empresarial en el Pirineo, planteó ante el empresariado catalán la necesidad de reducir jornadas laborales y salarios para repartir el empleo en Catalunya. Según Mas, los países europeos que por entonces presentaban las mejores cifras de desempleo, como Holanda con una tasa del 4 %, ostentan economías con más trabajo disponible pero también con un sistema de reparto del mismo muy superior al español. (1)Bueno, no está mal la propuesta. Pero no es nueva ni óptima. Comparémosla con la iniciativa puesta en marcha por Kellog, sí el de los krispis, en plena Gran Depresión. Para ello nos basaremos en un capítulo del magnífico libro The End of Work de Jeremy Rifkin, (2) libro que recomiendo a los lectores y del que lo que sigue no es más que una humilde reseña.Durante los años precedentes a la Gran Depresión, debido al desempleo tecnológico ya existente, el argumento de la reducción de la jornada laboral estaba sobre la mesa, pero se apoyaba más en razones psicológicas que en económicas. En ese momento relativamente feliz de la economía, la American Federation of Labor fundamentaba la necesaria disminución de la jornada laboral en los beneficios sociales y personales del tiempo libre, tales como “el desarrollo del cuerpo, la mente y el espíritu...el disfrute y la riqueza de la vida...el progreso de la sociedad y de la civilización misma” (3)Pero la perspectiva cambió con el paso de la década. En octubre de 1929 menos de un millón de personas estaban desempledas en Estados Unidos. Dos años después, en diciembre de 1931, más de 10 millones de estadounidenses estaban sin trabajo. Pasados seis meses, el número ascendía a 13 millones y, finalmente, el pico se alcanzó en marzo de 1933 con 15 millones de desempleados. (4)Numerosos economistas de la época culparon de esta situación a las innovaciones tecnológicas introducidas en los procesos de producción durante los años precedentes, que aumentaron la productividad y el desempleo, disminuyendo con ello el poder adquisitivo de los ciudadanos y generando una crisis de sobreproducción y contracción simultánea de la demanda. Los líderes sindicales del momento defendieron la idea de compensar las gananciass en productividad con una reducción de las horas trabajadas con la finalidad de reducir el desempleo y aumentar el poder de compra. El 20 de Julio de 1932, el Comité Ejecutivo de la AFL hizo un llamamiento al presidente Hoover para iniciar una negociación colectiva entre las principales fuerzas sociales con el propósito de tratar e implementar la jornada semanal de 30 horas. Muchos líderes empresariales se mostraron en principio reticentes, pero ansiosos por estimular el poder de compra y sin ver otra solución viable, se unieron a esta propuesta. Entre ellos queremos destacar a Kellog´s of Battle Creek.La decisión de Kellog´s fue la más ambiciosa e innovadora de entre los diversos planes empresariales propuestos para reducir la jornada semanal. W.K.Kellog consideró que cuatro turnos de seis horas, en lugar de tres turnos de ocho horas, darían trabajo a 300 personas en Battle Creek. Además, para asegurarse de que disponían de un adecuado poder adquisitivo subió el salario mínimo de los trabajadores varones a 4 $ al día y aumentó el salario por hora en un 12,5 %, compensando así la pérdida de dos horas de trabajo al día. El departamento de gestión de Kellog´s sostenía que sus trabajadores debían beneficiarse de los incrementos en la productividad disfrutando de salarios más altos y menos horas de trabajo. He aquí un ejemplo de mentalidad empresarial solidaria y eficiente a la vez.La compañía recopiló datos que mostraban que sus programas de reducción laboral aumentaban el entusiasmo y la eficiencia en el trabajo. En 1935 la empresa publicó un estudio, según el cual, tras 5 años con esta dinámica el coste de producción unitario se había reducido en un 25 %, los costes laborales en un 10 %, los accidentes en un 41 %, y había un 39 % más de trabajadores en Kellog´s que en 1929. La empresa introdujo numerosas innovaciones en la planta y en la comunidad para impulsar una ética del tiempo libre, incluyendo un gimnasio, una sala de recreo, un parque deportivo al aire libre, espacios ajardinados para los empleados, suministros para el cuidado personal diario y un espacio natural para permitir a sus empleados disfrutar de la belleza del campo de Michigan. El presidente de la compañía Lewis L.Brown habló por la familia Kellog cuando afirmó que el objetivo del aumento de la productividad no debería ser únicamente el beneficio monetario, sino también más tiempo libre para millones de trabajadores estadounidenses con la finalidad de que se reencontraran con la vida familiar, renovaran sus compromisos con la comunidad y exploraran su propia libertad personal.Comparen. ¿Da qué pensar, verdad? Artículo escrito por Samuel Rat.
La experiencia del desempleo y la ética del trabajoLa omnipotencia de los mercados no se limita a imponer reformas económico-políticas a los países en contra de los intereses del pueblo supuestamente soberano. Además el mercado invade el universo cultural pretendiendo ser el referente último para medir el valor del resto de componentes sociales y de este modo criterios-valores como eficacia, productividad o rentabilidad terminan por decidir el valor, el futuro y la forma de la educación, la sanidad, el deporte, la cultura e incluso de las personas mismas.Decía el dicho “tanto tienes tanto vales” y ciertamente se trata de una idea asumida consciente o inconscientemente por la inmensa mayoría de la población. Incluso quienes se oponen a ver las cosas de este modo han pensado así en alguna ocasión, aunque sólo haya sido un microinstante. Andrew Bard Schmookler en su libro La ilusión de la elección: cómo el mercado da forma a nuestro destino (1) nos dice que la gente ha llegado a interiorizar la idea del mercado como un adjudicador universal de valor, que evalúa incluso a los seres humanos. Así, la riqueza, el status o la entrega ciega al trabajo pasan a ser criterios para valorar a los demás y a uno mismo.Esto explica una amplia variedad de hechos cotidianos. Por ejemplo, da cuenta de la frustración y la vergüenza sentidas por los desempleados o por las personas empujadas por la crisis hasta los comedores sociales. Estas son emociones comunes cuando se está en esta situación y si bien están relacionadas con la pérdida del empleo o el status, también guardan relación con una idea, real o no, pero cuya presencia en el imaginario colectivo es sabida por todos: la idea de que se pierde el reconocimiento social, que perdemos valor ante los demás. Tanto el que aún trabaja como el parado saben que esa idea está ahí, que el éxito de un individuo en el mercado es también vara de medir el valor personal. Cuando predominan las buenas intenciones esa idea está oculta, pero latente, y resurge de pronto cuando el humor se tuerce.¿Pero por qué están ahí estas ideas? ¿De dónde surgieron? Forman parte de nuestra cultura y nuestra historia, tienen un determinado origen en el tiempo y desaparecerán algún día, quién sabe si pronto, (3) cuando la evolución social las deseche. Max Weber (2) señaló que el sistema capitalista fue unido desde sus orígenes a la ética protestante del trabajo, que animaba tanto a los capitalistas como a los trabajadores a ver en el sacrificio personal de la vida entregada al trabajo un indicio de la salvación divina. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII esta visión moral y religiosa del trabajo se difundió desde los púlpitos, las escuelas y otras instituciones, y paulatinamente fue calando y transmitiéndose de generación en generación también mediante la familia.Con la secularización de la sociedad, la visión moral del trabajo, aunque sigue siendo respaldada por las instituciones religiosas, ahora se difunde y transmite mayoritariamente desde los medios de comunicación, la publicidad, las propias empresas, el sistema educativo, sin olvidar que el sistema económico capitalista actual mantiene viva esta particular visión ética de este hecho socio-cultural que es el trabajo: el status, la riqueza, la ascensión laboral como pruebas del valor del individuo, y el sacrificio, el esfuerzo y la autoexigencia como medios para lograrlos.Ahora bien, ¿qué sucede cuando el sistema económico no puede proveer trabajo para un gran número creciente de ciudadanos? ¿Qué puede ocurrir si esta situación se prolonga demasiado? Sencillamente que la realidad terminará desmintiéndolas y paulatinamente caerán en desuso, aunque quizá sean reemplazadas por otras nuevas que cumplan una función similar. Sin embargo, por más que los medios y los políticos sigan difundiendo la cultura del esfuerzo, la obsesión por el currículum y la empleabilidad, la dura realidad cotidiana de millones de ciudadanos de todo el mundo termina por neutralizar tanta propaganda.La veracidad de los valores del sistema está en crisis para las personas que en su día creyeron firmemente que la nuestra es una sociedad abierta, que la movilidad social existe; que la entrega a los estudios y a la carrera profesional con serio compromiso sería premiada con status, bienestar material y seguridad frente a las incertidumbres del futuro.Porque cuando la economía de casino destruye millones de puestos de trabajo en todo el mundo, impone el hambre y la guerra en ciertas regiones del planeta y fuerza a la inmigración con peligro de muerte a los desafortunados del sur ¿cómo es posible seguir creyendo que vives en un mundo que no te pondrá trabas por tu origen si te esfuerzas por ser productivo?Si las innovaciones tecnológicas han ido aumentando el desempleo estructural desde que empezaron a aplicarse, ¿por qué pensar que el desempleo tiene un sentido moral? ¿Por qué sentirse culpable o desvelarse por las noches pensando que algo se hizo mal? Ahora que el nepotismo y la corrupción desvelan las cotas alarmantes que siempre han tenido en España, por qué seguir pensando que rige la meritocracia y que el status y la riqueza material son signos del mérito personal. Cuando las economías desreguladas tan sólo aumentan las posibilidades de éxito de los más poderosos (4), por qué creerse el nuevo cuento del emprendimiento como el camino hacia el cielo.Como se ha dicho, la presente es también una crisis de valores y las ideas que alimentan y sostienen la maquinaria se están desvaneciendo. Artículo escrito por Sebastián Goldsmith Notas(1) Schmookler, Andrew. B. The illusion of choice: how the market economy shapes our destiny. State University of New York Press. 1993(2) Weber, M. La ética protestante y el espíritu del capitalismo.(3) Beder, S. Selling the work ethic. From Puritan Pulpit to Corporate PR. Scribe. Australia. 2000.(4) George, Susan. La globalización liberal. Anagrama. 2003
Lo de la incorporación de las máquinas al trabajo, está alcanzando en el campo español niveles que yo no imaginaba. Por razones que no vienen al caso he visto dos explotaciones agrícolas. Una superintensiva en Murcia, fruta de vanguardia, y otra en el Sur, olivos.Conclusiones. Para ser productiva la agricultura ha de ser.1.- Superintensiva. Donde antes había cien olivas ahora hay 1600.2.- Riego y abono a la israelí. Pasan tubitos de agua por el campo con agua y abono. Control por ordenador.3.- Mecanización absoluta. Máquinas que no tenía ni idea existiesen vacían en minutos árboles enteros sin dañar el árbol. Asombroso. Son máquinas alquiladas y hacen el trabajo que antes hacían los obreros agrícolas. Fincas que producen doscientas toneladas de aceituna la recogen sin gente. A condición de haber plantado las olivas como lo exige la técnica de la maquinaria (de ahí lo de la automatización). La fruta es algo más intensiva en mano de obra pero también hay máquinas si las carreras entre los árboles lo consienten. De ahí la replantación. En terrenos replantados con que tengas uno o dos eventuales durante la cosecha te basta. Suelen dormir en alguna alquería abandonada o en trailers. O bajo los árboles.4.- Administración propia. Lo tiene que llevar el amo in person. En cuanto meta a un ingeniero agrónomo y a un administrador profesional se acaba el beneficio. No es que me haya convertido en experto agrícola. Quería solo deciros que si esperáis algo del campo vais dados. No es intensivo en mano de obra para nada y cada vez menos. La PAC no tiene nada que ver.
Los patrones serán la guía. La tinta, material. Es la hora de las impresoras en tres dimensiones. Estos particulares artilugios, no exentos de polémica, han venido para quedarse entre nosotros. No son cosa solo de la NASA o de fabricantes industriales. En unos años podremos crear nuestros objetos particulares en base a unos ficheros tridimensionales. Seremos, en fin, nuestros propios diseñadores y también nuestros propios fabricantes. Así lo cree Ángel Llavero, director de la empresa de tecnología sicnova 3D. Este experto considera que, en unos años, este fenómeno de las impresoras 3D será algo más que una revolución tecnológica; será una realidad en todos los hogares como lo fue hace 20 años la llegada de los primeros PC: "Entonces nos preguntábamos para qué queríamos un ordenador en casa. Ahora hay tantas aplicaciones y programas que tenemos multitud de respuestas. Con las impresoras 3D pasa algo igual; solo falta llenarlas de contenido".Su entusiasmo ha quedado hoy jueves patente en un debate organizado en el pabellón Ifema de Madrid, en el marco del inicio del festival de tendencias del Mulafest. La charla, moderada por el periodista de Tecnología de EL PAÍS, Javier Martín, ha contado también con la presencia de otros expertos como la directora de Materia, Patricia Fernández de Lis; el sociólogo Vicente Verdú; y el consultor tecnológico, Darío Pescador. Este último ha desgranado los posibles aspectos negativos de la comercialización de este tipo de aparatos: el fin de la empresa y el despido de muchos de sus trabajadores. "Si podemos fabricar nuestras propias tazas y platos no tendrá sentido acudir a Ikea; la tecnología genera más eficiencia que permite hacer más cosas por menos dinero y pagar, de este modo, a menos personas", ha vaticinado.“Eso está por ver”, le ha replicado Llavero, “porque además de tazas, este tipo de impresoras —que trabajan con hasta tres cabezales, cada uno con un tipo de material— tienen otras aplicaciones encaminadas, por ejemplo, a la reconstrucción de tejidos humanos o la creación de moldes muy concretos como ortodoncias invisibles, u otras prótesis”."En los 90, había robots haciendo ordenadores en Japón y ahora son fabricantes chinos, en condiciones no revolucionarias, los que los producen. No se puede saber cómo será el futuro", ha templado Fernández de Lis, al final de la charla que ha sido seguida por una veintena de curiosos y especialistas.Estos artilugios abren, en cualquier caso, un mundo de posibilidades que van más allá de la fabricación de armas o de tabletas de chocolate, que, dicho sea de paso, no hacen ningún daño. De momento, su precio ronda los 1.000 euros; “500 si las fabricas tú mismo”, propone el director de sicnova3d. Aunque para eso hay que esperar, tal vez, a conocer un poco mejor el producto.
De Xoshe en el hilo de SNB:Cita de: Xoshe en Junio 27, 2013, 10:23:57 amLo de la incorporación de las máquinas al trabajo, está alcanzando en el campo español niveles que yo no imaginaba. Por razones que no vienen al caso he visto dos explotaciones agrícolas. Una superintensiva en Murcia, fruta de vanguardia, y otra en el Sur, olivos.Conclusiones. Para ser productiva la agricultura ha de ser.1.- Superintensiva. Donde antes había cien olivas ahora hay 1600.2.- Riego y abono a la israelí. Pasan tubitos de agua por el campo con agua y abono. Control por ordenador.3.- Mecanización absoluta. Máquinas que no tenía ni idea existiesen vacían en minutos árboles enteros sin dañar el árbol. Asombroso. Son máquinas alquiladas y hacen el trabajo que antes hacían los obreros agrícolas. Fincas que producen doscientas toneladas de aceituna la recogen sin gente. A condición de haber plantado las olivas como lo exige la técnica de la maquinaria (de ahí lo de la automatización). La fruta es algo más intensiva en mano de obra pero también hay máquinas si las carreras entre los árboles lo consienten. De ahí la replantación. En terrenos replantados con que tengas uno o dos eventuales durante la cosecha te basta. Suelen dormir en alguna alquería abandonada o en trailers. O bajo los árboles.4.- Administración propia. Lo tiene que llevar el amo in person. En cuanto meta a un ingeniero agrónomo y a un administrador profesional se acaba el beneficio. No es que me haya convertido en experto agrícola. Quería solo deciros que si esperáis algo del campo vais dados. No es intensivo en mano de obra para nada y cada vez menos. La PAC no tiene nada que ver.
http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2013/06/27/actualidad/1372359328_822018.htmlLas impresoras en 3D serán el molde del futuroUn grupo de expertos debaten en el recinto ferial de Ifema sobre las ventajas y desventajas de la tecnología tridimensionalCitarLos patrones serán la guía. La tinta, material. Es la hora de las impresoras en tres dimensiones. Estos particulares artilugios, no exentos de polémica, han venido para quedarse entre nosotros. No son cosa solo de la NASA o de fabricantes industriales. En unos años podremos crear nuestros objetos particulares en base a unos ficheros tridimensionales. Seremos, en fin, nuestros propios diseñadores y también nuestros propios fabricantes. Así lo cree Ángel Llavero, director de la empresa de tecnología sicnova 3D. Este experto considera que, en unos años, este fenómeno de las impresoras 3D será algo más que una revolución tecnológica; será una realidad en todos los hogares como lo fue hace 20 años la llegada de los primeros PC: "Entonces nos preguntábamos para qué queríamos un ordenador en casa. Ahora hay tantas aplicaciones y programas que tenemos multitud de respuestas. Con las impresoras 3D pasa algo igual; solo falta llenarlas de contenido".Su entusiasmo ha quedado hoy jueves patente en un debate organizado en el pabellón Ifema de Madrid, en el marco del inicio del festival de tendencias del Mulafest. La charla, moderada por el periodista de Tecnología de EL PAÍS, Javier Martín, ha contado también con la presencia de otros expertos como la directora de Materia, Patricia Fernández de Lis; el sociólogo Vicente Verdú; y el consultor tecnológico, Darío Pescador. Este último ha desgranado los posibles aspectos negativos de la comercialización de este tipo de aparatos: el fin de la empresa y el despido de muchos de sus trabajadores. "Si podemos fabricar nuestras propias tazas y platos no tendrá sentido acudir a Ikea; la tecnología genera más eficiencia que permite hacer más cosas por menos dinero y pagar, de este modo, a menos personas", ha vaticinado.“Eso está por ver”, le ha replicado Llavero, “porque además de tazas, este tipo de impresoras —que trabajan con hasta tres cabezales, cada uno con un tipo de material— tienen otras aplicaciones encaminadas, por ejemplo, a la reconstrucción de tejidos humanos o la creación de moldes muy concretos como ortodoncias invisibles, u otras prótesis”."En los 90, había robots haciendo ordenadores en Japón y ahora son fabricantes chinos, en condiciones no revolucionarias, los que los producen. No se puede saber cómo será el futuro", ha templado Fernández de Lis, al final de la charla que ha sido seguida por una veintena de curiosos y especialistas.Estos artilugios abren, en cualquier caso, un mundo de posibilidades que van más allá de la fabricación de armas o de tabletas de chocolate, que, dicho sea de paso, no hacen ningún daño. De momento, su precio ronda los 1.000 euros; “500 si las fabricas tú mismo”, propone el director de sicnova3d. Aunque para eso hay que esperar, tal vez, a conocer un poco mejor el producto.gracias por sus posts
Cita de: NosTrasladamus en Junio 27, 2013, 14:40:24 pmDe Xoshe en el hilo de SNB:Cita de: Xoshe en Junio 27, 2013, 10:23:57 amLo de la incorporación de las máquinas al trabajo, está alcanzando en el campo español niveles que yo no imaginaba. Por razones que no vienen al caso he visto dos explotaciones agrícolas. Una superintensiva en Murcia, fruta de vanguardia, y otra en el Sur, olivos.Conclusiones. Para ser productiva la agricultura ha de ser.1.- Superintensiva. Donde antes había cien olivas ahora hay 1600.2.- Riego y abono a la israelí. Pasan tubitos de agua por el campo con agua y abono. Control por ordenador.3.- Mecanización absoluta. Máquinas que no tenía ni idea existiesen vacían en minutos árboles enteros sin dañar el árbol. Asombroso. Son máquinas alquiladas y hacen el trabajo que antes hacían los obreros agrícolas. Fincas que producen doscientas toneladas de aceituna la recogen sin gente. A condición de haber plantado las olivas como lo exige la técnica de la maquinaria (de ahí lo de la automatización). La fruta es algo más intensiva en mano de obra pero también hay máquinas si las carreras entre los árboles lo consienten. De ahí la replantación. En terrenos replantados con que tengas uno o dos eventuales durante la cosecha te basta. Suelen dormir en alguna alquería abandonada o en trailers. O bajo los árboles.4.- Administración propia. Lo tiene que llevar el amo in person. En cuanto meta a un ingeniero agrónomo y a un administrador profesional se acaba el beneficio. No es que me haya convertido en experto agrícola. Quería solo deciros que si esperáis algo del campo vais dados. No es intensivo en mano de obra para nada y cada vez menos. La PAC no tiene nada que ver.Aquí xoshe da bastante en el clavo en la descripción, pero no se si tanto en las consecuencias.Efectivamente, el campo no va a ser la solución para la mano de obra. Ojo, que sigue haciendo falta bastante mano de obra; probablemente la misma que antes... la diferencia es que ahora se produce 10 veces más, y que lo que antes era mano de obra esencialmente no cualificada, ahora es mano de obra más cualificada.Pero el campo es, precisamente, esperanza para españa, por dos motivos:1. Exportación de tecnilogía. Que no nos va mal, y nos debería ir mejor. Junto con Israel somos la potencia puntera agrícola.2. Producción pura y dura: Que nos va a hacer falta en lo que viene, para alimentar a todos.Tendemos a despreciar el campo, pero de ahí sale lo que comemos, y es la base de todo. Que sus efectos positivos no vayan a ser en mano de obra intensiva, sino en productividad y exportación no es, necesariamente, una mala noticia; más teniendo en cuenta que pocos trabajos hay tan perros como el campo a la antigua usanza.Por último, no hay que obviar las inmensas cantidades de gente que hay detrás de toda esta tecnología; que de no ser por los extractores de renta (iCEOs, subvenciones, etc...) serían mucho más rentables.