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Es decir, bien entendido es como si nos dijeran a todos los que nacimos en 1978: "Señores, ustedes van a ir pagando y vamos a meter ese dinero en una caja, cuando uno tenga algún problema como invalidez iremos sacando dinero para dárselo y, cuando se jubilen, lo que haya en la caja se lo iremos dando mes a mes a los supervivientes
Más sobre las pensiones – y 2Santiago Niño Becerra - Viernes, 27 de FebreroMi respuesta al mail que ayer reproduje fue esta:“Veamos. Toca Ud. muchas teclas. Vayamos al final: pienso que tiene Ud. razón y que no la tiene. En un sistema de pensiones de reparto, el vigente en casi todos los países desarrollados, hasta las reformas del sistema introducidas en los últimos cinco años, la pensión que una persona percibía en el momento de su jubilación dependía de dos factores: 1) el importe por el que había cotizado, lo que en España se denomina base de cotización, y 2) el importe que se fuese recaudando cada mes de quienes estaban trabajando. La denominada ‘solidaridad intergeneracional’ era una mera figura retórica: la tasa de cobertura: el número de cotizantes era en cada momento más que suficiente para nutrir la ‘cajita’ de la que salía la pensión de cada jubilado medio en función de su base de cotización. Esto era así porque, efectivamente, como los salarios eran siempre crecientes, con lo en un momento recaudado podía atenderse la pensión de alguien calculada en función de unas bases de cotización correspondientes a salarios más bajos; además, durante décadas el pleno empleo estuvo garantizado, por lo que a más población ocupada más recaudación y más fondos. En parte esa fue la razón por la que en España se decidió crear la caja de reserva de las pensiones en 1997, operativa –con aportaciones– desde el 2000.¿Qué ha sucedido? Tres cosas: a) ya no hay pleno empleo, al revés, el desempleo es creciente, b) los salarios medios están cayendo, luego lo están las cotizaciones, es decir, en la caja de la que se pagan las pensiones cada vez entra menos dinero, y c) ha tenido que utilizarse el fondo de reserva a fin de seguir pagando las pensiones para las que, quienes hoy las están percibiendo, cotizaron. Maticemos más: el desempleo estructural tiende a más así como el subempleo, por lo que las cotizaciones disminuirán; en consecuencia, a la que se acabe el fondo de reserva, ya que malamente puede nutrirse si falta numerario para pagar las pensiones corrientes, tendrán que reducirse los importes que mensualmente se satisfacen en pensiones o los pensionistas tendrán que desjubilarse. El sistema de reparto es así.Lo que Ud. plantea es un sistema de pensiones de capitalización, como el vigente en Chile. En un sistema de ese tipo, una parte de lo que una persona percibe como salario es dedicada a un fondo de contingencia, es una parte muy mínima que incluso podría desaparecer, y cada persona decide que parte de su remuneración quiere dedicar a capitalizar su pensión. Si la persona cambia de lugar de trabajo no pasa nada: esa hucha: su hucha, le acompaña do quiera que vaya. Cada hucha individual es parte de un fondo de titularidad privada, cada persona decide a qué fondo realiza sus aportaciones, y cada fondo decide donde invierte la suma confiada. Ese sistema tiene tres problemas: por un lado, tiene que competir con otros fondos a fin de convencer a futuros depositantes; por otro, sus inversiones están en los mercados, y estos suben y bajan, por lo que un sistema de capitalización no puede garantizar pensiones anualmente uniformes; por otro más, una serie continuada de años de rentabilidades bajas marcará una tendencia decreciente en las pensiones: en Chile ha sucedido.El sistema de pensiones, no lo olvidemos, se instauró por dos motivos: para comprar paz social en un entorno de miseria generalizada, y para proteger de las penurias a quienes no pueden trabajar tras alcanzar una edad que se lo imposibilita: antes de que las pensiones existiesen, en la inmensa mayoría de los casos ‘vejez’ era sinónimo de ‘miseria’. Es decir, el sistema de pensiones se introdujo en un escenario de Guerra Fría y formado parte del modelo de protección social. En un entorno como ese era impensable un sistema de capitalización. Claro que se partieron de supuestos que hoy no se dan, o sí: una demanda de trabajo que absorbiera la oferta de trabajo existente, una esperanza de vida de 65 años, un estándar de vida que no contemplaba cruceros para jubilados, ….Pienso que los importes que corresponderían a quienes cotizaron por un sistema de reparto no se van a poder pagar por falta de ingresos y porque, de momento, los perceptores viven un número de años muy superior al que en su momento se estimó (esto se corregirá cuando la esperanza de vida disminuya a medida que vaya recortándose la sanidad pública); también que un sistema de capitalización no es sostenible en el tiempo debido a que la necesidad de factor trabajo es decreciente por lo que la capacidad media de ahorro será muy reducida o nula, y quienes puedan tenerla no crearán una masa crítica suficiente para garantizar sus pensiones. Por tanto, sigo pensando, las personas que puedan deberán garantizarse unos rendimientos a través de otras vías y quienes también puedan no jubilarse jamás. ¿El resto?, por eso es imprescindible la renta básica.El debate sobre las pensiones va a continuar durante años. Le daremos muchas vueltas, pero no hay que olvidar algo: 1950 es muy, pero que muy diferente al 2020.@sninobecerraSantiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
ConciliaciónSantiago Niño Becerra - Lunes, 02 de MarzoMe lo acaban de contar. A quien me lo ha contado le llamó ayer una amiga. Reside en Paris. Es abogada. Trabaja en un bufete en el centro y vive a 20 minutos andando. Ayer le telefoneó a las 23:00 h iba hacia su casa, andando. Le comentó lo que tenía que comentarle y acabó diciéndole que hoy tenía una reunión a las 06:30 h en La Défense. Y días así no son infrecuentes.En la profesión está considerada. No se queja de sus ingresos (en Paris). Y es joven y tiene progresión, pero, ¿en qué lugar queda eso de la conciliación de la vida profesional y familiar?.La realidad, la pura, definitiva e inmutable realidad, es que siempre, pero muchísimo más hoy, hay que escoger: o la proyección profesional, o el entorno familiar, cuando se tiene la oportunidad de poder escoger, claro. Tener ambas es imposible en el 99,9999% de las ocasiones. Se sea hombre o mujer, im-po-si-ble.Conocía otros casos, pero este es de los más ‘más’.@sninobecerraSantiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
La desigualdad – 1Santiago Niño Becerra - Martes, 03 de MarzoEmpecemos por el final: la creciente desigualdad en la distribución de la renta y la riqueza ES una consecuencia. Es consecuencia de un sinfín de razones que se resumen en una sola causa: cada vez es menos necesario que no haya desigualdad.Sigamos en el final. Hace un par de días estaba hablando con un directivo de una gran compañía. Me decía: ‘Bueno, las empresas vuelven a dar beneficios’ (en la que él desempeña sus funciones da beneficios); a lo que yo le respondí ‘Pero bastantes de esos beneficios son ingeniería contable-financiera; y a la par que eso sucede más del 27% de la población española se halla en riesgo de pobreza’. Esbozando una sonrisa me miró y dijo: ‘¿Y a quién le importa la población que está en riesgo de pobreza?’.Evidentemente la precrisis que empezó en el 2007 y que a partir del 2010 se ha convertido en una crisis desbordante ha contribuido a que se dispare la pobreza y la población en riesgo de pobreza y de ahí que crezca la desigualdad, pero, por favor, no nos equivoquemos: la crisis ha sido la manifestación del agotamiento del modo como el Sistema Capitalista estuvo funcionando desde los años 50, un modelo que precisamente hizo lo posible por reducir la pobreza y la desigualdad.En otras palabras, al agotarse el modelo que hemos estado utilizando en los últimos casi 60 años se agotaron los instrumentos que habían sido implementados para reducir la pobreza y la desigualdad, características ambas que son consustanciales al Sistema Capitalista, unos instrumentos que pueden ser resumidos en dos grandes grupos: las medidas fiscales redistributivas y el proporcionar un empleo a la mayor cantidad posible de personas.Es decir, con la crisis el Sistema Capitalista está adoptando la forma y la postura que le son propias, adaptadas al momento, claro: que cada cual, en el marco legal existente, se apañe como sepa y que llegue donde pueda. (Un marco legal que es influido por el poder económico a través de los lobbies).¿Por qué el Capitalismo ha retornado a posiciones típicas de los años 20?, pues porque ya no precisa redistribuir y necesita cada vez menos ocupar a personas para realizar tareas. Lo primero porque tras años de bienestar la capacidad reivindicativa de la población se ha hundido y porque la capacidad represiva de las fuerzas del orden se ha sofisticado enormemente; lo segundo porque la tecnología ha convertido y está convirtiendo aceleradamente en innecesaria a una creciente proporción de la población activa lo que lleva al abaratamiento progresivo del precio del trabajo no superesencial.El desempleo estructural aumenta; las condiciones de trabajo se degradan –horas trabajadas no remuneradas, salarios por hora decrecientes, tendencia hacia la generalización del contrato por obra y servicio, alimentación y alojamiento a cambio de trabajo–; los ingresos públicos de unos Estados en declive cada vez alcanzan menos para atender las necesidades crecientes de las crecientes zonas empobrecidas de la población; por lo que la pobreza aumenta.Pero a la vez cobra pujanza la característica básica del Sistema Capitalista: la tendencia hacia la concentración; lo que en los 75 primeros años del Sistema adoptó la figura de ‘acumulación’. Si cada cual ha de apañarse como sepa y cada cual ha de llegar adonde pueda, los más hábiles, listos, despiertos, arriesgados, duros y combativos llegarán más lejos imponiéndose a quienes lo sean menos y, por tanto, concentrando producción, recursos, renta y riqueza. Entre 1950 y 1980 esa característica fue frenada, en parte por el Estado, en parte por el propio Capitalismo: la población tenía que estar contenta y sentirse segura a fin de que produjese, consumiese, se reprodujese y pagase impuestos, y había que adoptar un perfil bajo a fin de no despertar tendencias opositoras a la ostentación; pero hoy nada de eso es preciso, por lo que la tendencia a la concentración explota.En ese escenario, el Estado ya no es necesario a no ser que sea para apoyar y canalizar operaciones destinadas a mejorar tal tendencia hacia la concentración, caso de los rescates a la banca y a otras compañías sistémicas y las compras de deuda por parte de los bancos centrales con el argumento –cierto– de que las quiebras de esas entidades tendría efectos de hecatombe, aunque sin mencionar que sin esos rescates, sin esas ayudas, el poder económico se resquebrajaría (y todo el entramado económico colapsaría).Y ahora, ¿qué?. La teoría oficial, la vigente en todo el planeta, pero más en países como España dice que si se vuelve a crecer con fuerza el desempleo caerá, por lo que la renta aumentará, lo que hará descender la pobreza y, por tanto, la desigualdad se reducirá. Veamos este gráfico referido a España. Fuente: El País Domingo 01.03.2015 España tiene hoy la mayor tasa de desempleo en época de paz (ya, lo de siempre: hay gente que trabaja en negro, vale, y la hay que está subempleada involuntariamente; se estima que más o menos el número de unos u otros es el mismo). En algún momento entre el 2009 y el 2010 España alcanzó una tasa de paro equivalente a la de mediados de 1993. En el instante en que eso sucedía, el Índice Gini español, el parámetro que mide la desigualdad en la distribución de ingresos, era un valor que volvió a alcanzarse … entre mediados del 2009 y el 2010. Y recordemos que la tasa de actividad en España es bastante baja, lo que implica que si fuese mayor el desempleo sería superior.España ha recorrido un camino de ida y vuelta en que tuvo un período de mejora entre el 2003 y el 2007 cuando el Índice Gini alcanzó su valor menor: 30,6 (Dinamarca 26,9) con una tasa de desempleo del 8,3% (Austria, hoy, 4,8%). Pero esa mejora tuvo un precio que ahora se está pagando: un endeudamiento de las familias de 800 mM€ que ahora deben a quienes se los prestaron, y una sombra de la que ningún político habló: desde el 2003 la tasa de riesgo de pobreza nunca ha descendido en España por debajo del 23%, en el 2007 fue la menor: el 23,3%; hoy es del 27,7%.@sninobecerraSantiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
Qué poco se fijan los listos economistas en la serie de la población activa. Francia ha tardado 40 años en llevarla de 23 a 29m de personas y España en ese plazo ha saltado de 13 a 23M. Esto es lo que nos condena a ser un país de alto desempleo y salarios bajos.
Lo que está sucediendo es que nos están sometiendo a un proceso de *saqueo* CALCADO, a los procesos neoliberales que practicaron con latinoamérica con la excusa de la "crisis de la deuda" desde los 70, 80 y 90
La desigualdad - 2Santiago Niño Becerra - Miércoles, 04 de MarzoLa desigualdad. Hoy nos sorprende, pero hasta la década de los 50 y después de la de los 70 era la norma. De hecho, y por lo que decíamos ayer, ahora se está volviendo a una situación normal. Veamos.Empecemos esta historia en 1810, incluso antes de que comenzase la Revolución Industrial propiamente dicha y con Europa sumida en las Guerras Napoleónicas, lo que refuerza las tendencias. (Fuente: Technical appendix of the book “Capital in the 21st century”, Thomas Piketty, Harvard University Press, March 2014)El gráfico que viene a continuación recoge, entre 1810 y el 2010, en USA y en Europa, la riqueza acumulada por el 10% y por el 1% más rico de la población. Lo primero que salta a la vista es que las sendas de Europa y de USA son muy diferentes, tanto en lo referente al 10% como al 1% más rico.La concentración de la riqueza crece, tanto en USA como en Europa hasta 1910, a partir de ahí declina hasta los años 70, y a partir de ahí vuelve a crecer. Cierto: con distintos comportamientos por rangos y por lugares.La década de 1870 supone un punto de inflexión ya que a partir de ese momento la riqueza se concentra más, sobre todo en 1% más rico de la población USA. Ello es debido a dos circunstancias. Por un lado, en dicho año puede ya darse por totalmente finiquitada la fase de acumulación originaria de capital; por otro, la Segunda Revolución Industrial ya estaba llamando a la puerta y unas mayores dosis de capital eran precisas para afrontarlas, mayores dosis que se hallaban concentradas en menos manos.La caída en la concentración de la riqueza a partir de la década de 1910 es muy acusada en Europa entre el 10% más rico, pasando del 62% al 18%, y bastante acusada entre el 1% superior: del 90% al 55%. En USA la caída es muchísimo menor: 17 puntos en el 1% más rico y 15 en el 10% superior.Las caídas en la concentración de la riqueza acaecidas desde 1910s y sobre todo desde el fin de la II GM fueron debidas, básicamente, a la introducción de políticas fiscales bastante o muy progresivas con el objetivo de que aumentase la recaudación y así poder financiar el modelo de protección social. Esa es la razón de que la caída fuese mayor en Europa que en USA al haber sido en dichos años el modelo de protección social mucho más extenso en Europa que en USA; y es esa también la razón de que a partir de los 70 la concentración vuelva a aumentar al haberse producido una caída del peso de la imposición directa y ser sustituida por la indirecta.Realizando comparaciones, hoy, en USA, la concentración de la riqueza entre el 1% más rico es equivalente a la existente en la década de los años 30 y en la de 1880. De hecho la concentración de la riqueza en USA en esa franja de población es en el 2010, mayor que la existente entre 1810 y 1860. Entre el 10% más rico, la concentración de la riqueza es también hoy semejante a la que se daba en la década de 1880En Europa, en cambio, y a pesar de que en las últimas décadas la concentración de la riqueza ha crecido se halla muy lejos de las cotas USA. Así, ni entre el 1% ni entre el 10% más rico de la población se han alcanzado hoy ni remotamente las tasas de concentración pasadas. Entre ambos 1% y 10% se estaría a niveles de mediados de los 60.Respecto a la desigualdad ya conocen lo que pienso: conceptualmente es escasamente importante que unos cuantos supermillonarios posean patrimonios y rentas descomunales, lo preocupante es que cada vez mayores tasas de población estén padeciendo falta de ingresos y carencias sociales. En USA donde la desigualdad es enorme, las fortunas de los megarricos que conocemos conviven con una masa formada por el 10% de las familias que sufren hambre física y el 17% de la población es pobre; esos son problemas. Claro, que habría que analizar si es preciso que el 10% de las familias pasen hambre y que el 17% de la población sea pobre para que existan esas megafortunas.@sninobecerraSantiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.